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"Rapsodia" por Yae

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Abrió la puerta con cuidado dejando pasar a Sasuke primero.

— Siéntete como en casa — Itachi entró después de su hermano tirando de la maleta con ruedecillas que contenía lo poco que Sasuke había traído de América.

— Que acogedor — el menor sonreía tan disimuladamente que de no ser porque eran hermanos Itachi no podría percatarse de ese hecho.

— Puedes quedarte en mi habitación — guio a Sasuke al lugar mencionado dejando la maleta a un lado una vez que entraron en la recamara. Pudo distinguir como su pequeño hermano depositaba en la cama con extremo cuidado el moisés donde dormía el bebé.

— De seguro no tarda en despertar. Así que puedes empezar con tu interrogatorio Itachi — le sonrió de lado sentándose en la orilla de la cama.

— ¿Y la madre?

— Creo que en California, tal vez en las Vegas — Sasuke lucía divertido ante el pequeñísimo cejo fruncido de su mayor — eso es lo de menos, solo déjame quedarme aquí un par de días, buscare un departamento o algo. Iría a un hotel pero… — un fugaz vistazo al infante terminó la frase.

— No me molesta que se queden aquí todo el tiempo que necesiten — suspirando levemente Itachi se sentó a su lado — pero me inquieta que no me digas quien es la madre, nunca mencionaste que estuvieses con alguien.

— No necesitas establecer demasiados lazos afectivos para que una mujer quede embarazada — contestó con indiferencia notando como su respuesta parecía decepcionar a su hermano. — No es como lo estas imaginando, — bufó cerrando los ojos un par de segundos — es curioso como una mujer puede decirte que te ama basándose en tu apariencia sin conocerte realmente.

— Pero eso no significa que no pueda amarte — Itachi trataba de hacerse una idea sobre la posible candidata y las circunstancias de esa “furtiva” relación.

— Pero tampoco significa que tenga que amarla — le devolvió las palabras algo fastidiado, Itachi era tan irritantemente correcto en algunas cosas y al parecer no había cambiado mucho. — Ella dijo que tenía “cosas” que resolver, no te preocupes sabe dónde hallarme.

Una ligera punzada de culpa asaltó a Itachi, dadas las circunstancias no pudo estar cerca de su hermanito por bastante tiempo. — ¿Su nombre? — pero no pudo evitar sonreír al ver al bebe revolverse entre pequeños quejidos, su escaso cabello se pintaba negro como el de Sasuke y la piel igual de blanca.

— Kamina(*)— respondió con simpleza, entre pequeños llantos el nombrado anunciaba su hambre, o tal vez la necesidad de un cambio de pañales. Con rapidez se levantó para deshacer su maleta buscando la leche y el biberón — cuídalo un par minutos. — Salió a prisas sin siquiera preguntar dónde quedaba la cocina, ya se hacía una idea al notar lo limitado del lugar.

Itachi se sobresaltó al quedarse a solas con el bebé, quien se revolvía entre llantos buscando incorporarse o ser acogido por alguien, con cuidado levantó al pequeño tratando de arrullarlo y calmar su llanto. Acción que pareció de inmediato efectiva, el bebé dejo de llorar, acomodándose en los brazos de su cuidador, breve sensación de familiaridad pareció instalarse en ambos.

— Kamina. ¿Eh? — salió de la habitación con el pequeño en brazos, no podía evitar sentirse feliz al saber que un nuevo Uchiha ya había nacido, alguien que podría crecer feliz y en paz. Sin ser perseguido, ni odiado, sin tener que acomodarse a un molde… libre, estaba seguro de que Sasuke le permitiría esa libertad a su hijo.

— Te ves bien así — Sasuke sonrió saliendo de la cocina con el biberón lleno de leche — como una verdadera madre — bromeó siendo ignorado por su hermano. Pero la imagen de Itachi con ese cabello largo que siempre se permitía pese a estar amarrado y la silueta ligeramente más delgada que la de sus recuerdos de algún modo le proporcionaba un cuadro maternal, con la dramática diferencia de que Itachi era un hombre. — Tengo que comprar muchas cosas, pero lo hare mañana, estoy demasiado cansado, — con delicadeza tomó al bebé para ofrecerle el biberón que empezó a succionar con entusiasmo.

— Sera mejor que empiece a preparar la comida.

— Itachi. — El llamado de Sasuke evitó que el mayor fuese hacia la cocina — ¿Y Naruto? — Esa era una pregunta que hubiese preferido obviarse pero era evidente que se toparía con aquel dobe rubio.

— Llegara tarde, no te preocupes. Además se pondrá muy feliz de verte.

— ¿Cómo vas con él?

— Bien.

La pequeña sonrisa de Itachi se percibía sincera, pero había algo que a Sasuke no le convencía del todo, algo en medio de todo ese perfecto repertorio de mentiras que el mayor podía utilizar con maestría. A pasos lentos se acortó la distancia. — ¿Y tú enfermedad?

— Como siempre.

— ¿No estas mintiendo?

— No — Itachi volvía a sonreír — deja de preocuparte por mí, Sasuke.

Y Sasuke pudo sentir aquel gesto, ese que hace años, desde niños tenía Itachi para con él, el dedo índice y medio del mayor chocaron contra su frente en un leve golpecito.

 

 

 

 

 

 

— Tenemos que revisar la nueva campaña, Naruto no puedes irte temprano hoy — una malhumorada mujer de cabello rosado  vestida de traje dejaba caer sobre la mesa circular de esa oficina varias carpetas amarillas.

— ¡Pero Sakura-chan, llevo desde la semana pasada adelantando trabajo´ttebayo! — Naruto quiso levantarse de la silla pero Sakura lo sujetó del hombro obligándolo a sentarse de nuevo.

— Naruto-kun, si nos damos prisa lo terminaremos en unas horas — la otra mujer en la habitación con un sencillo vestido azul le sonreía con cierta timidez jugando un poco con su largo cabello negro.

El rubio se mordió el labio inferior, Hinata era muy responsable y amable, pero Naruto no podía evitar sentirse incómodo con ambas chicas, en especial porque cada que podía Sakura los dejaba solos con evidentes intenciones.

— Voy por café — y Sakura salió de la oficina.

Suspiró ruidosamente viendo de reojo como Hinata levantaba algunas carpetas para empezar a revisarlas. En otras circunstancias no le molestaría quedarse, pero había hecho todo lo posible para poder salir temprano y pasar toda la tarde con Itachi.

— No te desanimes Naruto-kun, cuando terminemos podremos ir a comer algo con Sakura-san — volvía a sonreírle, luego de tantos años la chica había aprendido a controlar moderadamente su extrema timidez.

Era bonita, no iba a negarlo, tal vez demasiado dulce e ingenua, pero a Naruto solo le despertaba el sentimiento de amistad, ya lo había meditado antes, tal vez de haber sido rechazado por quien amaba hubiese terminado con una chica así, alguien que te quiere… pero a quien no quieres. Podía oírse terriblemente cruel pero era cierto y siendo la situación actual otra, jamás se permitiría ilusionarla.

— En verdad tengo que irme — sonriendo bobamente se puso de pie — ¡discúlpame con Sakura-chan!

— Na… Naruto-kun — y antes de que pudiese detenerlo, el rubio había salido corriendo como si la vida se le fuese en ello. Solo pudo suspirar decepcionada.

 

Como criminal se escabulló por las escaleras evitando a toda costa toparse con Sakura, que de hallarlo lo llevaría a rastras de vuelta a esa oficina, con suerte salió del edificio donde trabajaba solo siendo visto por la recepcionista y el guardia de seguridad. Pero ya era tarde para que alertasen a su compañera de trabajo, con una amplia sonrisa empezó a caminar, pasaría por algún supermercado de paso para comprar algo de ramen, estaba decidido a pasar todo lo que quedase de la tarde oyendo gemir a Itachi, se emocionó al tan solo pensar en aquello, debido a que con las medicinas que el pelinegro tomaba en la noche y en las madrugadas no podían intimar tanto como Naruto quisiera, debía hallar días como este en los cuales se conseguía tiempo libre durante las tardes.

 

Con prisa hizo sus compras, también llevaba un bote de helado, era un postre que Itachi disfrutaba demasiado, tal vez por la temperatura del mismo. Con grandes zancadas se apresuró al pequeño departamento donde vivían.

 

 

 

 

Luego de un rápido y caótico almuerzo, acomodaron al pequeño Kamina sentándolo en la gruesa alfombra de la sala rodeándolo de mullidos cojines dejando a su alcance uno que otro juguete que Sasuke había traído y los pocos adornos inofensivos que Itachi pudo conseguir para entretener al infante.

— ¿Y esto haces todo el día? — el menor de los hermanos se acomodó en un sofá cerca de su hijo. — ¿Nada?

— Voy a trabajar de nuevo.

— Es buena idea, debe ser muy aburrido estar todo el tiempo encerrado esperando a que Naruto regrese.

— No me la paso encerrado Sasuke, no te hagas ideas equivocadas — con tono condescendiente Itachi se acercó sentándose frente a su hermano. — ¿Cómo esta Madara?

— Demasiado bien, — se cruzó de brazos — sin saber cómo gastar todo el dinero que está ganando, vendrá a Japón en unos días.

Itachi no se sorprendió, si Sasuke había decidió regresar era obvio que Madara también vendría a cerciorarse de que todo entre ambos estuviesen bien, hace un par de años que ya no aceptaba que su tío pagase su tratamiento médico, tenía bastantes motivos, pero ahora que ya no trabajaba hace algunos meses, era Naruto el que debía pagar todo, pese a no ser buena idea, tal vez debería aceptar en caso de que Madara le volviese a proponer ayuda económica.

— Voy a quedarme a vivir en Tokio de nuevo, si necesitas… si en algún momento necesitas algo — Sasuke inspiró hondo antes de continuar — puedes pedírmelo, somos hermanos de todos modos y… yo podría hacerme cargo de lo que te haga falta.

— No estoy lisiado Sasuke — sonrió ante el ofrecimiento de su hermanito — y sé que puedo contar contigo, pero estoy bien. — Era reconfortante saber que aun tenía a su hermano menor, pero había algo en la insistencia de Sasuke por insinuar que no estaba bien junto a Naruto que le preocupaba. Y fue el timbre de la puerta el que lo distrajo de sus conjeturas — iré a ver.

Cuando abrió la puerta apenas pudo distinguir en el “he vuelto” que gritaron de quien se trataba, Itachi ya se hallaba en el piso con un efusivo Naruto abrazándolo y besándole la cara.

Naruto había tocado el timbre en lugar de abrir con sus llaves con la clara intención de sorprender a su pelinegro, era obvio que no podría distinguirlo por la diminuta mirilla de la puerta y cuando lo tuvo a su alcance no pudo evitar el brincarle encima cayendo ambos al piso, que más le daba, estaba feliz de estar en casa.

— ¡Traje ramen dattebayo! ¡Podemos comerlo en la cama! — no dejó a Itachi zafarse, en lugar de eso empezó a besarlo buscando estimular al otro.

— ¡Ejem! — Sasuke carraspeó ruidosamente llamando la atención del de ojos azules — Naruto deja de manosear a mi hermano como un pervertido — le miró con cierto reproche en tanto los ojos del rubio se abrían más debido a la sorpresa.

— Sa… Sa… ¡¿Sasuke?! — Naruto no cabía en su sorpresa, pero eso no evitó que le sonriera ampliamente, se levantó buscando abrazar a su mejor amigo siendo detenido por los llantos de un bebé que no tardó en divisar.

 

Estirando un poco los brazos, quiso desperezarse sentado en la silla del escritorio, ya casi daban las seis de la tarde, ya podría irse a casa para descansar, la apariencia de Minato había cambiado en algo en esos años pero no lo suficiente como para adivinar su verdadera edad. Desde que volvió a vivir solo y que rompió definitivamente con Kushina fue que la ausencia de su familia se hubo convertido en nostalgia, visitaba a Naruto muy a menudo pero su atolondrado hijo ya no parecía escuchar los consejos que le daba. Estaba feliz por Naruto y por Itachi, pero era inevitable no preocuparse porque todo estuviese bien entre ellos. Este era un buen día para visitarlos y de paso indagar en el estado de salud de Itachi.

Y tal vez ofrecer ayuda de nuevo, aunque siempre era rechazada, Minato sabía que no tenía el dinero que hace años pero al menos podría ayudar a su hijo con algo, pero allí Naruto se las daba de hombre responsable y orgulloso gritando que era capaz de encargarse de todo por su cuenta. Tamborileó sus dedos sobre el escritorio esperando a que fuesen las seis empunto, compraría una tarta y se presentaría en casa de su hijo para cenar.

Cuando el tiempo se cumplió, recogiendo algunos papeles para guardarlos en el escritorio fue que dio por terminado su día de trabajo.

— Ya es hora de salir. — Le anunció a su secretaria quien le sonrió asintiendo.

— Señor Namikaze, le llamó Kakashi Hatake.

— ¿Por qué no me pasaste la llamada?

— Bueno, solo dejó un recado, que mañana vendría y que necesitaba hablar con usted.

Minato suspiró asintiendo. — Esta bien, gracias.

Conduciendo su automóvil se dirigió al departamento de Naruto e Itachi, se preguntaba de que podría querer hablar Kakashi, pero siempre que lo citaba de aquel modo, no era para darle buenas noticias.

 

 

 

 

 

 

 

 

Naruto parecía hipnotizado por el pequeño Kamina, desde que se lo presentaron como hijo de Sasuke el rubio se había convertido en una mecedora automática, llevando de un lado al otro al bebé concediéndole cada pequeño capricho que podía descifrar en los balbuceos. Ni siquiera había reparado en detalles como; ¿Dónde está la madre? ¿Por qué Sasuke no se los dijo antes?

El azul cielo en los ojos de Naruto se había iluminado inmediatamente al poder sujetar al infante entre sus brazos, al menos fue así como Itachi lo percibió, nunca creyó que el rubio pudiese reaccionar de aquel modo al tener tan cerca a un bebé.

No seas paranoico.

Se reprochó a sí mismo, mientras cortaba una col para la cena, aunque no pudiese ver bien ya estaba acostumbrado a la posición de los objetos en la cocina y el resto del departamento, por lo regular no tenía accidentes a excepción en los días que Naruto dejaba algo olvidado por algún lugar e Itachi terminaba tropezando o golpeándose con zapatos desperdigados por la sala y puertas de closet dejadas abiertas de par en par. Ver a través de sus ojos sería algo parecido a ver por una ventana empañada hacia un paisaje lleno de neblina, la mayoría de las formas resultaban borrosas en extremo desde el atardecer, se guiaba por lo brillante de las cosas en su entorno, de la ropa y algún accesorio llamativo en las personas.

— Ese teme sigue siendo igual de amargado, ya no me dejó jugar con Kamina-chan porque dice que es su hora de dormir — Naruto entró protestando a la cocina buscando en el refrigerador algo de comer, — si apenas son las siete. ¿Qué estás haciendo? — se acercó indagando en la verduras que Itachi cortaba. — Traje ramen para la cena.

— No creo que Sasuke quiera ramen, por eso estoy preparando algo de arroz y verduras. — Respondió sin dejar de lado la col.

— Humm, ¿Sasuke va a quedarse, verdad?

— Unos días.

— Hoy te llame varias veces — el rubio se apoyó a un lado del mesón cruzándose de brazos.

Esa afirmación hizo que Itachi se detuviera. —No recuerdo donde deje el celular.

— Te llamaría de nuevo, pero de seguro que ni siquiera el vibrador esta encendido´ttebayo — suspiró tratando de sonreír, había cosas en la actitud de Itachi que le desagradaban, pero Naruto bien sabía que el mismo era el más descuidado de ambos.

— Voy a buscarlo después — cuando Itachi quiso retomar su labor se hizo un diminuto corte con el cuchillo al respingar ante el timbre de la puerta que sonó en ese preciso instante.

— ¿Estas bien? — Naruto reaccionó alarmado sujetando la mano del mayor viendo el pequeño corte del cual unas cuantas gotas de sangre brotaban. Y cuando quiso meterse el dedo herido a la boca notó la rigidez del otro impidiéndoselo.

— Deja de ver esas películas Naruto — le advirtió sintiendo los labios del rubio sobre su dedo y el diminuto rose de su lengua.

— Si es un clásico — le sonrió divertido sin que ninguno le prestase atención al insistente timbre que sonaba repetidamente.

— Esta es su casa, ¿no van a abrir? — Sasuke apareció asomándose por la puerta de la cocina.

— Ita-chan se cortó la mano, necesitamos una ambulancia, ¿puedes ver quien está afuera? — dijo el rubio mirando de lado a Sasuke con una expresión más que seria.

El menor de los Uchiha abrió más los ojos, buscando con la mirada un enorme charco de sangre y una mano amputada tirada por ahí después de lo dicho por Naruto.

— No pasa nada Sasuke — Itachi sonrió enseñándole la diminuta cortada en su dedo índice.

De manera casi robótica Sasuke salió de la cocina, Naruto podía ser todo un bastardo cuando se lo proponía, estaba más que seguro de que Itachi no podría estar bien al lado de una persona tan… tan dobe. Mascullando en sus adentros abrió la puerta.

Un par de ojos azules muy parecidos a los de Naruto le miraron estupefactos por unos segundos, como si fuese alguna especie de fenómeno en exhibición.

— ¿Sasuke?

— Minato — el Uchiha menor respondió de mismo modo, tan solo diciendo el nombre de la persona que tenía en frente.

En recién nombrado sonrió al ver nuevamente a Sasuke después de tantos años. — Que grata sorpresa.

— Entra — ignoró el ultimo comentario dando espacio para que el rubio entrase — Naruto está cortándole las manos a Itachi en la cocina — agregó con agrio sentido del humor.

— ¿Qué?

— ¡Papá! — Naruto apareció en escena feliz de ver a su padre — no sabía que vendrías. Sasuke llegó hoy y no sabes acompañado por quien… — cuando quiso seguir hablando y caminando en dirección a la sala una inadvertida zancadilla cortesía de Sasuke lo mando de bruces al piso. — ¡Argh! — se quejó  sobándose la nariz culpando a alguno de los juguetes tirados en el piso.

— Dobe.

— ¡No empieces a insultarme teme! — se irguió como resorte desafiándolo con la mirada.

Pero Minato siendo tan empático como era no tardo en descifrar la razón de los pequeños juguetes y un biberón reposando sobre uno de los muebles, siguió sonriendo en silencio, de alguna manera sus platónicas ilusiones se habían desvanecido muy rápido.

De seguro no tardaría en ver salir de alguna habitación a una hermosa mujer con un bebé en brazos presentándose como la esposa de Sasuke.

Y en ese momento sabría a perfección que sonido produce la esperanza al morir, como hace mucho se sintió cual adolescente fuera de lugar, era inadmisible, impronunciable… pero había pasado bastante tiempo pensando en Sasuke, extrañando de algún modo a ese adolescente que se marchó sintiéndose abandonado por todos y como deseó poder confortarlo.

Pero aunque lo intentó mientras lo tuvo cerca… siempre fue consciente de que Sasuke apenas si reparaba en su presencia. Que a quien necesitaba al parecer nunca seria a él.

Kushina había tenido razón al decírselo tantas veces, que le dio más importancia a esos hermanos que a su propia familia, lo hizo y cuando quiso reparar su error tenía el corazón vacilante, entonces supo que no podía regresar con la que hubo sido su esposa. Pero era mejor de este modo, sería demasiado extraño y complicado el aspirar a Sasuke siendo este el hermano menor de Itachi, sin siquiera tomar en cuenta su edad y que ambos eran hombres.

Jugar con las reglas establecidas por la sociedad nunca le pareció tan injusto y por aquel sentimiento fue por fin capaz de entender a Naruto y toda la aflicción que su hijo tuvo que afrontar al estar enamorado de Itachi.

Se mordió la lengua.

Era mejor de aquel modo se repitió una y otra vez en sus adentros, inspirando con fuerza recompuso la sonrisa que abandonó sus labios un par de segundos, ver a Naruto y a Sasuke evocó una imagen tan natural que por una milésima de segundo, tal vez menos que eso… le pareció que algo allí estaba mal, desviando su mirada a su lado vio a Itachi de pie observando a los muchachos con una nimia sonrisa en sus labios, como si pudiese verlos claramente… tal vez si podía.

Solo a ellos.

 

 

 

Parte II .- (Arrival)

 

 

Notas finales:

Kamina(*): Exactamente tomado del personaje Kamina del anime/manga “Tengen Toppa Gurren-Lagann”, siempre me ha gustado el nombre y el personaje, así que una manera de hacerle tributo. Como el hijo de Sasuke aquí es un niño debía pensar en un buen nombre.

 

 

 

 

Iba a ser más largo, pero mejor lo publico antes de que mi laptop se quede sin batería (D:) la compañía eléctrica está jugando con los cables.

Muchísimas gracias por el apoyo para este proyecto, espero les agrade, dije que no iba a ser muy largo (en número de capítulos) así que tratare de aprovechar cada línea que escriba, en definitiva los capítulos serán más largos.

De nuevo muchas gracias por el apoyo, a quienes se toman su tiempo para leer y más para comentar.

Como puse antes esto incluye; NaruIta y MinaSasu. Quejas, dudas y sugerencias son bienvenidas.

Yae.

 

 


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