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"Rapsodia" por Yae

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Notas del capitulo:

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Una respiración profunda y por instante creyó sentirse mejor. La efímera sensación no le duró mucho, ni siquiera lo suficiente para que la quemazón en su pecho dejase de atormentarlo, el único consuelo era que ya no se sentía a punto de hiperventilar.

Kisame había dejado hace nada una taza de té a su alcance, sobre el buró de la habitación le recomendó beberlo caliente, podía ver el vapor bullendo de la bebida pero no tenía ánimos de erguirse a consumirla, prefería quedarse allí justo donde estaba… envuelto entre sábanas y sin el menor ápice de deseos de levantarse.

Los ojos le ardían demasiado, los sabía hinchados y era consciente del porqué.

Lo que no recordaba era cuando fue la última vez que lloró de aquella manera, tan desconsolado que agradeció que nadie lo estuviese mirando, aunque su amigo hubiese apreciado parte del arrebato estaba seguro que de momento no haría mención de ello. Así que Itachi se permitió cerrar los ojos intentando dormir, quizá en algunas horas su corazón dejase de dolerle tanto, había comprobado demasiadas veces y de primera mano que ese dolor era sin duda el más insoportable.

 

 

 

 

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Sasuke suspiró inquieto, podía sentir la mirada de su hermano, estaba seguro de que se podría cortar la tensión del aire si tuviese una espada en manos. No paraba de darle vistazos cortos al reloj de pared, ya pasaban de las 8 pm seguramente en cualquier momento Naruto regresaría…

— ¿Puedes esperar en otra habitación?

El hermano mayor respingó ante el repentino pedido, estaba de pie apoyado en el marco de la puerta de la cocina, con los brazos cruzados no modificó su postura pese a la sorpresa, — ¿Por qué?

— Ya te dije que quiero hablar con Naruto antes.

— No voy a interrumpir su conversación y si me incumbe no veo porque no estar presente, — suspiró algo preocupado.

— Necesito… el estúpido de Naruto no dirá nada si tú estás — Sasuke bufó casi irritado, era por completo menester sacarse a su hermano mayor de encima, no le cabía la menor duda que tan solo al verlo el dobe encontraría la manera de evadir aquel tema.

Itachi frunció levemente el entrecejo más por el tono usado que por el insulto a su pareja, — entonces dímelo ahora.

— ¿Vas a creerme acaso? —le sonrió cínico.

— Por supuesto.

— ¿Lo dices en serio? — el más joven no pudo evitar reír irónico.

— Eres mi hermano Sasuke… no comprendo porque no puedes confiar en mí, — algo más angustiado abandonó el marco de la puerta para acercarse — solo dime de que se trata.

El nombrado desdibujó su sonrisa amarga, la oportunidad era tan ideal y su hermano… al parecer Itachi aun lo quería.

— Me acosté con Naruto.

Más incertidumbre se agregó que la puerta se abriese en ese instante y que el clásico “he vuelto” fuese dicho por la dorada manzana de la discordia.

 

 

 

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Despertó abrupto al escuchar la perilla de la puerta girar, entornó su ojerosa mirada al visitante, Kisame ingresó con una bandeja en manos, el vapor caliente que el pequeño tazón de sopa que traía fue depositado en el buró, al lado de taza de té sin beber.

— Tienes que comer algo — el más alto se sentó al borde de la cama, donde su amigo se hallaba acurrucado.

— No tengo apetito.

— Aunque así sea, — suspiró consiente de que Itachi solía dejar de comer y preocuparse por sí mismo en periodos de depresión. — Apagué tu celular, así no van a molestarte — informó tirando levemente de las sábanas para tratar al menos de ver el perfil del de cabellos negros.

No le respondieron, Kisame volvió a suspirar, algo más alto en esta ocasión, no es que le molestase que su amigo se hallase sumergido en aquel manto de grima, lo desagradable era no estar por completo seguro del porqué.

Le había soltado frases inconclusas, tratando de explicarle lo necesario para que no lo incordiase con molestas preguntas y aunque el de piel azulada lo conociese de años le exasperaba el eterno hermetismo del Uchiha cuando las cosas lo sobrepasaban.

“Ese niño es un estúpido”, pensó molesto casi queriendo ir a buscarlo para exigir una explicación así sea a base de golpes. No conocía del todo bien a Naruto, pero según Konan, Nagato y Yahiko era una excelente opción para Itachi.

Aparentemente se habían equivocado.

— Itachi — carraspeó tratando inútilmente de que su amigo voltease a verlo con atención, se inclinó sobre el otro, sin aplastarlo con su peso pero con toda intención de imponerse para que le regalasen si quiera un poco de interés.

Sus filosos dientes mordieron su lengua con fuerza al apreciarle de nuevo a punto de sollozar, cerrando los ojos con fuerza para que las lágrimas no se precipitasen… era detestable…

— ¡Itachi, por todos los cielos! — le tomó de un hombro para voltearlo del todo o al menos intentarlo, los negros ojos entonces le miraron agotados y enfadados en la misma medida. — Dime que necesitas… seré lo que necesites, lo sabes… siempre lo has sabido, puedes vengarte y con gusto me convertiré en tu amante… — se aproximó más queriendo besarle, sujetarle por los cabellos queriendo alcanzarle.

— Kisame no lo hagas… — el tono neutro de Itachi bastó para detenerlo.

Con el orgullo herido el más alto se apartó, — trata de comer — susurró de último saliendo de la habitación reprendiéndose por el impulso.

Quizá no lo amaba, pero Itachi era realmente importante para él, como el eterno enamoramiento platónico de un chiquillo por una celebridad, desde que conoció al pelinegro y este pudo ver a través de su máscara de autosuficiencia aprendió a quererlo y respetarlo.

La primera vez que lo vio fue en la universidad, pese a ser de mayor grado tuvo que trabajar con el Uchiha debido al brillante desempeño del otro, no fue difícil sentirse atraído por los ojos negros cautivadores y el cabello liso. Kisame siempre se supo bisexual pero Itachi no lo era o al menos eso creyó, fue por eso que jamás se atrevió a llevar sus intenciones más allá del plano amistoso, ese en el que ambos podían confiar el uno en el otro.

Le conoció varias novias, mujeres adorables y otras realmente hermosas. Jamás se imaginó que las cambiaria tan abruptamente para que un chico menor seis años le hiciese abrir las piernas, Kisame no era estúpido y conocía bastante bien a su amigo.

De haberlo sabido habría hecho su lucha, aun sabiendo que era demasiado peculiar para el llamativo Itachi Uchiha, habría intentado gustarle, pero no lo supo a tiempo, de un día para el otro el pelinegro dejó la universidad y dejó de buscarlos. Cuando al fin volvió a su rutina ya aquel mocoso estaba detrás de él hostigándolo seguramente para que le prestase atención.

Para la desdicha de Kisame, lo consiguió.

Naruto pasó a conformar parte de aquel lugar privilegiado que Itachi solo tenía reservado para su hermanito, bastante se sorprendió cuando Sasuke se fuese a América dejando a la pareja a sus anchas.

Y aunque Itachi luego le explicó gran parte de lo sucedido y las insinuaciones del pequeño Uchiha, Kisame quiso intentarlo, intentar arrebatárselo al niño rubio pero se contuvo, ver a su amigo con el pasar de los días más renovado y feliz le hizo desistir. No lo intentó nunca, por esa razón se hallaba tan molesto con la situación actual.

Se recostó en el sofá cubriéndose con una manta, ya era bastante tarde y lo mejor era dormir, sin apagar las luces cerró los ojos, lo más probable era que en cuanto Konan y Yahiko se enterasen correrían a buscar a Itachi allí.

Soltó un suspiro profundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Era sistemático.

Cada vez que Kushina se sentía preocupada por Naruto por alguna razón; ya sean llamadas no contestadas o conversaciones ligeramente hostiles, le pedía que fuese a buscarlo, a cerciorarse de que todo estuviese en orden.

Minato prefería mantenerse al margen de los problemas de su hijo y más teniendo en cuenta que este se lo había pedido hace mucho tiempo, desde luego que siempre le brindaría ayuda si llegase a necesitarlo. Pero para tranquilizar las insistentes llamadas de su exesposa acudió nuevamente aquella mañana al departamento de Naruto.

Eran poco más de las seis de la madrugada, quería terminar antes de ir a trabajar, sería una visita rápida solo para confirmar que todo estuviese en orden. Tocó el timbre con ligera insistencia aguardando porque le abriesen, los trompicones y pasos rápidos provenientes del interior fue el indicativo de que no tardarían en salir.

Sin embargo empezó a darle la razón a Kushina cuando el rostro esperanzado de su hijo al abrirle se evaporara en menos de un segundo tan solo al verle.

— ¡Ita… — la genuina desilusión casi le hizo llorar de nuevo, — pa… papá… — musitó comiéndose sus gimoteos.

— Bueno días Naruto, ¿puedo pasar? — preguntó preocupado al notar lo moretones en la cara, el labio partido y las enormes bolsas bajo los ojos, su hijo no respondió entrando de nuevo al departamento sin cerrar la puerta, — con permiso — cauto lo siguió sin poder quitarse los zapatos al notar el desorden dentro.

Había ropa tirada por todas partes, los adornos de las estanterías y los libros se hallaban de igual modo regados en el piso. Un caos total en toda la sala le hizo imaginar una terrible pelea, pero no podía estar del todo seguro, Itachi nunca fue partidario de la violencia, no comprendía que pudo haber sucedido para que las cosas terminaran así.

— ¿Quieres que hablemos? — conciliador se acercó a su primogénito que sentado en el sofá cubría su rostro con las manos.

— Soy un estúpido… — un gimoteo ahogado soltó — lo arruiné todo papá… nunca va a perdonarme… — sumido en su miseria ni siquiera notó a su padre sentarse a su lado.

— Si…

— ¡Necesito que me ayudes a encontrarlo! — Interrumpió girándose casi zarandeándolo por los hombros —necesito que Itachi me escuche… — de nuevo quiso romper en llanto, Naruto presionó los dientes con demasiada fuerza — él no va a volver…

— Naruto, — habló un poco más alto, si su hijo no se explicaba correctamente empezaría a imaginarse lo peor, — dime exactamente qué sucedió.

Y sin duda realmente fue lo peor.

 

 

.

 

 

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Una genuina desesperación le caló entero cuando pudo ver en los ojos de Itachi que no estaba creyéndole, casi al borde de la histeria se le fue encima sin poderle importar menos que Sasuke estuviese a su lado, asiendo a su pareja por los brazos estaba rogándole que le creyese.

— Ita… por favor escúchame, lo que dijo Sasuke no es cierto, yo no me acosté con él… yo no… — sin saber cómo explicarse, era la expresión de desilusión en la persona más importante en su vida lo más angustiante de la situación.

— Entonces cuéntale que sucedió esa noche entre tú y yo a mi hermano, díselo de una vez que ya es suficiente de este maldito circo.

— ¡Quieres callarte! — lo detestó tanto como no creyó hacerlo, Naruto presionó los dientes con tanta fuerza que era doloroso, no entendía como Sasuke pudo venir con afán de destruir todo lo que tenía con Itachi.

Tendría que odiarlo demasiado para hacerle eso.

— No tenías la intención de contárselo nunca, a diferencia tuya “dobe” yo no voy a mentirle a mi hermano.

— ¡Bien, ya lo hiciste! ¡Ahora lárgate de mi casa!

Honestamente no quería irse, ínfimamente temía que su hermano terminase creyéndole a Naruto para continuar como si nada, Itachi había demostrado estar demasiado enamorado de aquel estúpido. Pero su orgullo le impedía permanecer allí, donde indudablemente de momento estaba de más.

— Sasuke, espera…

El llamado quedo de Itachi casi le hizo desistir pero se contuvo, salió a prisas cerrando tras de sí, ligera exasperación recién pareció inundarle como si el mismo se hubiese encargado de alejar a esas personas tan importantes en su vida. ¿Cómo se supone reconstruiría aquellos lazos?

 

 

 

— ¡¿Para qué lo quieres aquí?! — Naruto estalló de tristeza y desesperación cuando su pareja hizo amago de ir por su “adorado” hermanito. No se atrevió a soltarlo pese a la fuerza de Itachi para alejarse.

— ¡¿Y preguntas para qué?! — al fin elevó la voz sintiendo con cada segundo que pasaba como el nudo en su pecho amenazaba con hacerle perder toda calma.

— ¡No me acosté con Sasuke! ¡No lo hice!

— ¡Entonces dime que pasó! — el dolor en las sienes le estaba mareando, no quiso admitirlo pero estaba viendo borroso de repente. Tiró con más fuerza logrando al fin alejarse.

— Yo… — Naruto titubeó — esa noche… en la fiesta de reencuentro… bebí de mas, te juro que no me di cuenta… — sabía que era culpable, porque aunque quisiese negarlo estuvo a punto de acostarse con su cuñado consciente de ello. — Iba a tomar un taxi… entonces tu hermano apareció y se ofreció a traerme… debí quedarme dormido y para cuando me di cuenta — no pudo seguir sosteniéndole la mirada, — era Sasuke… lo besé es cierto pero no pude hacerlo… jamás podría porque yo te amo.

 

 

 

 “Pero aun estas a tiempo de remunerar en algo a tu hermano por haberlo dejado sin absolutamente nada.”

“Su padre, su madre, decidiste vender la casa ceremonial Uchiha sin consultarlo con nadie además de que le arrebataste a la persona más importante en su vida.”

Nefasto momento su cerebro escogió para recordarle las palabras mordaces de Madara, como si todo mundo supiese de ello desde mucho antes, haciéndole sentir como el estúpido que prefirió sentir demencia ante los sentimientos de su propio hermano.

Itachi se sintió más mareado, tuvo que retroceder hasta chocar contra la credenza a sus espaldas.

— Ita… por favor… te amo, en verdad te amo.

 

“— ¿pero y si Naruto ya no quisiera estar contigo?

Itachi inspiró hondo sintiéndose acorralado por su pequeño hermano, — no puedes jugar trucos para que alguien te quiera Sasuke…

— Lo sé, pero yo no estoy jugando.”

 

 

— Pero Sasuke está enamorado de ti… — dijo al fin, sintiendo a la perfección como las lágrimas se aglomeraban en sus ojos, despiadadas queriendo someterlo a la desolación.

— Aunque así fuese… sé que es mi culpa, fue hace tanto y yo era tan tonto… y a pesar de que Sasuke me gustase en ese entonces, ahora… — calló tarde, la oportunidad que tenia de enmendar su error pidiendo perdón a Itachi se evaporó en el instante que evocó aquel olvidado sentimiento que en algún momento albergó por el que fuese su mejor amigo.

Un clarísimo pavor apareció en Itachi al escucharlo, — entonces tú… también lo querías…

— ¡NO! — exclamó esta vez tan alto como pudo, todo estaba saliéndole rematadamente mal, tenía que explicarse pero tan idiota se sentía que temía seguir empeorando las cosas de continuar hablando.

— Ahora lo entiendo, — el dolor en las sienes al fin le hizo encogerse en hombros llevándose las manos a esas adoloridas zonas que amenazaban con carcomerle hasta el cerebro. — Como no pude suponerlo…

— Itachi, te pido que me escuches… no es cómo estás pensándolo…

— ¡¿Y cómo se supone que es?! — de nuevo elevó la voz, aparentemente era el único responsable de la desdicha total de su hermano, debió obedecer a su sentido común en aquel entonces, ese que le advertía no involucrarse con el rubio… y lo desobedeció. Pero como no hacerlo…

Naruto fue tan dedicado.

Tan perseverante.

Tan atento.

Le permitió sentir debilidad al saberse cobijado por alguien.

Sin embargo todo terminó en un tremendo fallo.

Ya ni se dio cuenta de estar llorando, mas aciago no pudo sentirse al ser consiente en su totalidad del desmedido rencor que Sasuke le profesaba, siempre creyó que podría sobrellevarlo todo creyendo que Naruto jamás estuvo interesado de aquel modo en su hermano. Al darse cuenta de que el rubio lo quiso… seguramente desde mucho antes, lo colocaba como el obstáculo que impidió que ambos se alcanzasen del todo.

Madara tenía razón…

 

— Si quise a tu hermano… pero estoy seguro de que no fue amor… fue mucho antes, cuando tú y yo empezamos a tratarnos yo ya no — hizo una pausa obligatoria al no saber cómo continuar, al sentirse miserable por las lágrimas que Itachi estaba derramando.

— No voy a creer que lo olvidaste cuando me ayudaste, aquel día que te pedí que vinieses por mí creyendo que eras Kisame… — habló lento como si el mismo estuviese desordenando sus ideas.

— ¿Creías que era Kisame? — algo más dolido Naruto rememoró aquella llamada que hizo hace ya tanto años, esa noche que encontró a Itachi destrozado por culpa de Jiraiya, aquel momento que desencadenó el inicio de sus perennes sentimientos.

— Por supuesto… jamás te habría pedido ayuda de lo contrario…

— ¡Y qué más da! — iba a enloquecer, Naruto ya no sabía ni cual era problema real, las cosas se habían terminado mezclando tanto que estaba perdido en eventos del pasado y culpas del presente… si tan solo jamás hubiese besado a Sasuke. — ¡¿Qué importancia tiene como me enamore te ti?! Eso nunca va a cambiar que te ame, lo que haya sentido por tu hermano ya no existe más, hace años que no existe más.

— ¿Estas convencido de eso? O solo estabas probando quien caía primero… — no estaba seguro de donde había salido aquel reclamo, quizá la tribulación que sentía era tanta que estaba hablando sin pensar en lo absoluto.

— Como puedes decirme eso — ahora también los azures ojos de Naruto se anegaron — tu que me conoces mejor que nadie…

— Sasuke es mi hermano… — fue su último argumento, sus manos se convirtieron en su único punto de apoyo al colocarlas sobre el mueble a sus espaldas, su borrosa mirada se clavó en el piso al saberse embargado por el angustioso llanto.

Debía salir de allí cuanto antes.

 

— Si… por eso tenía tanto miedo de decirte lo que pasó en esa fiesta hace unas semanas y en verdad no creí que lo que pasó hace tantos años te importase más.

— Lo lamento Naruto… — musitó de corrido yendo hacia la habitación, oyó el gritó del rubio llamándolo y los pasos siguiéndolo. A la mayor brevedad abrió el armario sacando la primera maleta que halló, abriendo el cierre se apresuró a meter toda su ropa que estuviese al alcance.

— Es- espera, ¿Qué haces? — Desconcertado el rubio quiso detenerlo, — no puedes irte… deja que te explique…

No necesitaba más explicaciones, Naruto había estado enamorado de Sasuke primero, el incidente de aquella endemoniada reunión hace días era simplemente resultado de sentimientos que al parecer no estaban extintos. Y aunque fuese dolorosamente cierto no haría nada más que pudiese lastimar a su hermano, si con ello podía dejar de apesadumbrarse por los reclamos y celos de su menor, estarían en paz finalmente.

Quizá Naruto sufriese de momento, sin embargo era joven y estaba seguro de que tendría a Sasuke a su lado, no iba a continuar siendo un estorbo para las personas que más amaba en el mundo. Y aun con el corazón doliéndole horrores se puso de pie con la maleta que el rubio sujetaba tratando de detenerlo.

— No te vayas, maldita sea… ¡No me dejes! —desesperado por detenerlo forcejeó por la maleta con tanta fuerza que el endeble cierre cedió dejando que todo el contenido se desparramara en la sala.

Itachi tragó pesado viendo toda su ropa en el piso. ¿Por qué debía hacer las cosas más difíciles? Si tan solo estaba tratando de facilitarlo para ambos.

— No me dejes hoy… no me dejes mañana… solo no me dejes… — lloró como un niño aun aferrado a la destrozada valija que terminó en el piso cuando Itachi la soltó, dejándose caer de rodillas ya no sabía cómo suplicar por una oportunidad.

¿Me creerías si te dijera que ya estoy cansado de esto?, Itachi también lloró, silenciosas sus lágrimas a la par de las de Naruto, al parecer aquello nunca terminaría, a pesar de haberse dicho hace años que sería la última vez, que estar juntos era lo mejor para ambos, seguiría pasando una y otra vez. Y no terminaría hasta que saliese de todo ello así se le rompiese el corazón.

Sus adoloridos ojos se posaron entonces en la brillante alianza que decoraba su anular, aquel anillo que simbolizaba su promesa, el anhelo de casarse y permanecer juntos lo que les restase de vida, sin importar que fuese un año o un día. Como diabólico dejavú pensó en dejarla caer mientras retiraba la argolla de su mano.

Pero no se atrevió.

Inclinándose para quedar a la altura de Naruto depositó la sortija en el piso con todo el cuidado que pudo.

Los azules ojos se abrieron más cuando el refulgente dorado captase su atención embargándolo de hermosos recuerdos, fueron segundos después en los que quedó aterrado al saber lo que significaba, cuando al fin reaccionó la puerta se acababa de cerrar.

— No, no, no — se dijo guardándose los sollozos, tomando el anillo del piso se apresuró a seguir al pelinegro, — ¡Itachi!

Gritó, le llamó bajando por las escaleras tan rápido que estuvo a punto de tropezar, llegando agotado a la salida del edifico se desesperó al no verle por ningún lugar, solo un montón de personas caminando de un lugar a otro.

— ¡Itachi! — vociferó al viento esperando inútilmente que lo escucharan, solo algunos transeúntes se detuvieron escasos segundos para verle confundidos.

Entonces corrió.

De un lugar a otro, buscándolo para que no lo abandonara, para hacerle entender que si había algo de lo que jamás dudó en su vida fue del amor que le profesaba, que aquel sentimiento jamás cambiaría.

 

 

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Minato no entendía muy bien la situación y las explicaciones confusas de Naruto no lo ayudaban. De algo estaba seguro, que su hijo al parecer estuvo a punto de liarse con Sasuke…

Sasuke.

Aunque se negara a creer que el Uchiha más joven hubiese llegado a tanto, el rostro empañado en tristeza de su unigénito no mentían. Necesitaba hablar con Itachi para que le explicase mejor las cosas y también debería hablar con el hermano menor de este.

Suspiró sintiendo a la perfección la grima de Naruto, quizá debía llamarle a Kushina para que lo acompañase de momento en tanto elaboraba una idea para resolver aquel enorme problema.

— Voy a buscarlo — el rubio más joven se puso de pie, limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano se dispuso a encontrar a su prometido.

— Espera, Naruto — Minato también se puso de pie, — creo que deberías dejar pasar algo de tiempo, Itachi no va a querer escucharte, de lo contrario no se hubiese ido así — aclaró dándole un vistazo a la ropa en el piso.

— No voy a dejar las cosas así, tengo que…

— Y no vas a dejarlas, pero tampoco tienes idea de donde pueda estar. Si quieres que te ayude a encontrarlo quiero que me expliques exactamente qué pasó con Sasuke y tu cuando aún estaban en preparatoria — pese a la tristeza del más joven le miró con reproche — y lo que pasó en ese mentado reencuentro de haces unas semanas.

— Ya te lo dije — algo más desesperado se llevó las manos a los cabellos rubios que tenía en la frente, — Sasuke y yo nos besamos… y el muy bastardo vino a contárselo a Itachi… y no tengo la menor idea de en qué pueda estar pensando solo…

— Todo, Naruto. — Interrumpió con tono de voz severo — empieza a hacer memoria, que necesito saberlo todo, palabra por palabra.

 

 

 

 

 

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Los papeles sobre su escritorio se estaban amontonando, la inútil de su secretaria estaba demorando demasiado en ir por las carpetas para separarlos y archivarlos.

Madara suspiró cansado, la noche anterior se le dificultó dormir por el mail recibido antes de salir de su oficina.

Madara-sama, espero en verdad pueda ayudarme a sacar a mi hermana de ese lugar…

 

Sabía perfectamente de quien se trataba, hace tiempo consideró deshacerse por completo de esa persona, que sufriese un repentino accidente o un asalto fatal, pero aquel hombre en particular era demasiado bueno ocultando sus pistas, no por nada fue quien lo ayudó a quitarle toda su fortuna a Jiraiya ya hace más de seis años.

Si bien fue leal en todo momento no consideró que su enloquecida hermana no pudiese salir del país en ese entonces, las cosas estaban demasiado recientes para mover sus influencias y el dinero recién adquirido tan solo para liberar a la muchachita del manicomio. (N)

No es que quisiese dejar libre a la asesina de Mikoto Uchiha pero tampoco es que le afectase mucho de suceder.

— ¡Lamento la demora! — su torpe asistente entró en la enorme oficina con un montón de carpetas amarillas en manos, tantas que fue inevitable que varias no cayesen al piso, — el deposito estaba cerrado y… — hablaba en tanto sus incompetentes manos hacían malabares con los papeles.

Se preguntaba muy a menudo porque aún no la despedía.

— ¿Qué hora es? — inquirió reclinándose en su cómoda silla.

Ella se sobresaltó girando su muñeca para ver su reloj — las 9:05 — y fue inevitables que el resto de documentos que sujetaba se precipitasen sobre la alfombra. — ¡Lo siento mucho!

— ¿Sasuke aún no llega? — preguntó otra vez sin prestarle atención al desastre.

— Aun no.

— ¿Y el Namikaze?

— ¿Namikaze? — confundida le devolvió la pregunta, no recordaba que ningún empleado llevase ese apellido.

— Hablo de Naruto Uzumaki — bufó rodando los ojos.

— Oh, tam-tampoco ha llegado, ¿quiere que le llame?

— No. Por cierto si no terminas de recoger eso cuanto antes, estas despedida — sentenció poniéndose de pie, la muchacha espantada se apresuró a levantar el desastre. Madara salió con calma, buscando su móvil entre sus bolsillos marcó el número de su sobrino cuando ya estuvo en el pasillo.

Su llamada no tardó en ser contestada.

— Habla Uchiha.

— ¿No piensas venir a trabajar? Tu proyecto ya está retrasado por más de dos semanas y el inútil de Naruto tampoco está… ¿será que están juntos? — ladino sonrió considerando que aquello sería ideal.

— No — le respondieron tosco antes de cortarle.

 

Fastidiado por el desplante guardó su celular, echándole un vistazo al costosísimo reloj de muñeca que llevaba se apresuró al estacionamiento, necesitaría hablar con el mayor de sus sobrinos cuanto antes. Minato ya había hecho claro su negativa de venderle la residencia Uchiha, tendría que recurrir a otras alternativa para conseguir su cometido.

Aquella propiedad debía regresar a sus manos.

 

 

 

 

 

 

Cuando cortó la molesta llamada Sasuke devolvió su móvil de nuevo a la mesita de noche donde reposara. Sabía que su hijo se encontraba jugando en el jardín con la nueva niñera así que se permitió quedarse en su habitación, sin estar seguro de si debía lamentarse lo que estaba sucediendo.

Una parte de su interior creía que era exagerado sentirse culpable por lo acontecido hace unas horas, que Itachi terminaría perdonando a Naruto y que todo solo resultó una pérdida de tiempo. Pero de igual manera su parte más egoísta le aseguraba un terrible rompimiento sin oportunidad de reconciliación, de todos modos su hermano hasta donde sabía se hubo marchado.

¿Qué se supone debía hacer ahora?

 

 

 

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No pudo irse de inmediato cuando fuese echado de esa manera, bajó las escaleras y se quedó a unos pasos del edificio donde su hermano vivía. Se preguntaba si estarían peleando, si Itachi le hubo creído cuando le dijo que se había acostado con Naruto.

Si bien no era cierto, estuvo a punto de suceder.

No se dio cuenta de cuánto tiempo pudo haber transcurrido pero cuando vio salir a su hermano mayor a prisas quiso seguirlo pero con tantas personas a esa hora de la noche le perdió el rastro fácilmente, no debió sorprenderse cuando Naruto salió también unos instantes después, gritando como maniático por Itachi.

Le perdió de vista de igual modo y aunque quiso irse, nuevamente aguardó a que alguno regresara, pero solo fue el rubio quien volvió al cabo de un par de horas, le apreció subir las escaleras con palpable desolación.

No estuvo seguro de porque lo hizo pero lo siguió.

Cuando el otro entró al departamento sin percatarse de su presencia y sin tomarse la molestia de siquiera cerrar pudo ver la ropa junto a la maleta en el piso.

— ¿Estas feliz?

Respingó al escuchar a Naruto, sentado en el sillón como si no le sorprendiese que siguiese ahí.

— ¿Esto era lo que querías? Tanto me odias para quererme lejos de tu hermano.

Podía distinguir en el tono del rubio el enfado y la tristeza mezclados, como si hubiese llorado.

O como si siguiese haciéndolo.

— Supongo que Itachi se fue.

— ¡¿Y qué esperabas?! — Gritó poniéndose de pie clavándole su dolida mirada, los resentidos ojos azules, — ¡todo esto es tu maldita culpa!

— No, no lo es —negó ante la acusación — no es solo culpa mía.

Naruto entonces estalló, — ¡Si, sé que también es mi culpa por haberte seguido el juego! ¡Ni por un segundo me justifico, debí golpearte en cuanto te me acercaste así!

— Pero no lo hiciste. Sea cual haya sido la razón, no lo hiciste — empezaba a sentirse molesto también al recordar lo eventos de la fiestecita de hace poco.

El rubio rió irónico, — ¿y qué quieres ahora? ¿Quieres esto? — Extendió ambos brazos refiriéndose a lo que había en el departamento quizá, — ¡puedes quedártelo todo! — desesperado empezó a tirar todo a su alcance, voltear los adornos sobre cada mueble que se estrellaron en el piso destrozándose por completo. — ¡Todo es basura! ¡No me interesa!

Un montón de piezas de decoración y un par de floreros terminaron a sus pies hechos trizas. Demasiada atención les prestó para no ver venir el golpe que Naruto le estrelló en el rostro, Sasuke se tambaleó por la fuerza aplicada, fue más por reflejo que le devolvió la agresión partiéndole de inmediato el labio al rubio.

— ¡Te detesto! — bramó sin resentir el daño golpeando de nuevo, desafortunadamente el pelinegro evadió el puño repitiendo su acción, aturdido retrocedió un par de pasos.

— ¡No más de lo que yo a ti! — Al fin le gritó — ¡estropeaste toda mi vida! Fuiste lo suficientemente hipócrita para besarme en aquel entonces y correr a conquistar a mi hermano después. — Reclamó por aquel beso de hace ya tantos años.

Naruto ahogó un gemido lastimero, — no sabes cómo me arrepiento de eso… nunca debí hacerlo pero en verdad creí que me habías perdonado.

— Quise hacerlo… no sabes cuánto lo intenté a pesar de tu cinismo, llenando de afecto a Itachi como si yo no hubiese importado en lo absoluto, — con la mandíbula adolorida por el golpe resopló agotado.

— No tienes idea de lo mal que me sentí, era un estúpido niño que lo único que quería era gustarle a tu hermano, te quise es cierto… pero solo fue eso… — derrotado se cubrió el rostro con una mano, de no hacerlo seguramente estallaría en llanto nuevamente.

Era cierto, aunque quisiese negarlo, aunque quisiera de alguna manera llegar a reemplazar a su hermano no podría, el mismo no se lo permitiría, caer tan bajo por amor… y era por eso que detestaba a Naruto, que odiaba verlo feliz junto a lo único que le quedaba de familia, disfrutando de genuina felicidad acosta de haberle quitado a Itachi.

Porque le pertenecía, de alguna manera sentía que Itachi le pertenecía, como hermano o quizá como protector y la nefasta sensación de odiarlos de igual manera al saberlos juntos al parecer nunca desaparecería. Los recuerdos y la desesperanza se rehusaban a abandonar su lastimado corazón.

 

— Sasuke… — le llamaron en medio de sollozos, — ¿en que nos hemos convertido?

 

En la sombra de lo que alguna vez fueron.

Probablemente.

 

 

 

 

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Tal vez jamás debió volver, no podían culparlo. Lo había intentado, llevó años intentando que dejaran de importarle, que dejaran de preocuparle, en verdad intentó dejar morir el sentimiento de desesperación en su interior.

Jamás se imaginó cayendo tan bajo.

Pero allí estaba.

En aquel ciclo enfermo que aparentemente se estaba repitiendo.

Y se sentía incapaz de detenerlo.

 

 

 

 

 

 

Nuevamente fue extraído de su letargo por el sonido proveniente fuera de la habitación, quizá era debido a lo poco profundo de sus sueños, en toda la noche no había podido disfrutar más que unas escasas horas de descanso corporal. Seguramente lucía fatal pero no es que aquello le importase de momento, se levantó casi a tientas, pese a poder ver aun arrastraba dificultades visuales muy a menudo.

Itachi suspiró en lugar de bostezar, la cabeza le dolía horrores y los ojos aun le picaban, al tener tan presentes los sucesos de las horas pasadas consideró mejor buscar cuanto antes un lugar donde quedarse.

No sería justo aprovecharse de Kisame y más cuando este dio a entender sus intenciones. No es como si nunca lo hubiese notado, pero su amigo de piel azulada jamás intentó nada que pudiese incomodar la amistad que compartían.

Hasta el día de ayer.

Demasiadas cosas se había arremolinado a su alrededor agotándolo muy rápido, no quería pensar en lo que debería hacer ahora.

Quisiera o no, lo pospusiese o no, tendría que hablar con Naruto, aunque dejase el departamento que estaba a nombre de ambos aun tenía demasiadas cosas que recuperar que el rubio no le permitió llevar la noche anterior. Solo esperaba que su alboroto emocional se calmase para ese momento y para cuando tuviese que toparse de nuevo con Sasuke.

No quería.

Deseaba apartarse de todos cuanto antes.

Nuevamente la muerte se dibujó como opción.

Que más daba.

 

— ¿Ya estas despierto?

Los golpes a la puerta le hicieron volver del limbo de cavilaciones.

— Ya salgo… — musitó arreglando levemente la ropa que traía puesta y que no había podido cambiar por obvias razones, necesitaría comprar un par de mudas cuanto antes. Cuando salió se topó con Kisame sirviendo un par de tazas de café y algo que le pareció un omelette por el olor.

Pese a ser apetitoso sintió nauseas.

— Puedes tomar un baño antes si quieres, tengo algo de ropa que quizá podría quedarte así lavamos la que traes puesta.

Apenas asintió para sentarse a la mesa.

— Te compré dangos.

Pusieron a su la alcance la pequeña caja donde asomaban los deliciosos dulces que le agradaban, esos que eventualmente Naruto le obsequiaba cuando no conseguía el helado que le gustaba…

Resopló suave guardándose su grima, no era momento de ponerse a llorar de nuevo.

— No voy a decirle a nadie que estas aquí, — Kisame también colocó sobre la mesa el móvil de Itachi rogando porque este dejase esa aura fantasmal, como si quisiera desaparecer. — Bebé el café al menos.

Y  aunque no quisiera tomó la taza entre sus manos para sorber la bebida caliente.

— Tengo que ir a trabajar pero volveré temprano, ¿necesitas que compre algo? Tus medicinas por ejemplo.

— No… — negó, ya se había saltados dos tomas desde el día de ayer, ya era innecesario preocuparse por la mentada medicación.

Kisame resopló ligeramente hastiado, era consciente de que el Uchiha necesitaba más tiempo para al menos retomar cuestiones vitales como lo eran comer y medicarse. Solo esperaba que no demorase mucho en ello. — Hay una copia de las llaves en la cocina, si necesitas dinero…

— No te preocupes, ya sacaré algo del banco más tarde — interrumpió bebiendo el café negro.

— En ese caso te dejo descansar, — terminando con su desayuno se levantó yendo por el elegante saco del traje que vestía — el cambio de ropa esta sobre el lavabo — encaminándose a la salida se detuvo al abrir la puerta, — puedes quedarte el tiempo que quieras, los gastos serán menos así — sonriendo con sus filosos dientes salió.

— El tiempo que quiera… — repitió en un susurró una vez solo, sus negros ojos se quedaron observando su móvil por exagerados segundos, era indudable que si llegaba a encenderlo este no pararía de sonar.

Resopló de nuevo cuando el café se terminó, llevando la vajilla al lavaplatos se tomó la libertad de volver a la habitación de Kisame donde durmiese, revisando el buró halló la cajetilla de cigarrillos en uno de los cajones.

No es que desease volver a fumar pero si no lograba calmarse le sería imposible mantenerse sin llorar lo que restase del día.

Era indudablemente patético.

Nada digno de él.

Pero sin duda inevitable.

Así que colocando el delgado habano en sus labios fue hacia la cocina para encenderlo, un par de caladas contuvo antes de expulsar el humo, repitió su acción un par de veces antes de inspirar hondo.

Sin quererlo empezó a pensar si era un error.

 

 

 

 

 

 

Estaba llegando demasiado tarde a su oficina, solo esperaba que Rin hubiese podido con todo durante su ausencia, casi no tuvo tiempo ni de hablar con Kushina para explicarle el delicado asunto.

Aunque Naruto no quisiese que nadie más se enterase de su espantosa pelea tuvo que convencerlo, asegurarle que no le diría todo a su madre. Minato tampoco quería entrar en detalles con ella pero no se atrevía a dejar su hijo solo con aquel ataque de nervios que parecía sufrir en cada ocasión que Itachi y él llegaron casi a la ruptura.

Sin embargo en este momento era distinto.

Al parecer el Uchiha había dado por zanjada toda relación.

No quería creer que Naruto reaccionaria del mismo modo a cuando tenía dieciséis años(N2), tratando de saltar desde una azotea sin medir consecuencias, se mordió el labio con ligero agotamiento, el día acababa de empezar y ya deseaba irse a casa.

Si lo pensaba fríamente no tendría por qué involucrarse en la pelea, pero habían demasiados cabos que involucraban a Sasuke que lo forzaron a inmiscuirse, no podría obligar a Itachi a reconciliarse con su hijo, no obstante si su hermano había fraguado de alguna manera este absurdo no iba a quedarse de brazos cruzados ante el sufrimiento de su hijo, aunque este tuviese el 50% de la culpa de lo sucedido.

 

— Buenos días Minato-san, Kakashi esta esperando en su oficina desde las ocho.

La dulce voz de Rin le hizo sonreír levemente cuando llegó a su trabajo, — buenos días, lamento llegar tarde — con una parca disculpa fue hacia su oficina.

— ¿El sendero de la vida sensei? — La afable expresión de Kakashi se modificó ligeramente cuando vio bien a Minato.

— No en realidad, solo algunos problemas, — resopló yendo hacia su escritorio.

— Si necesita mi ayuda ya sabe que puede contar conmigo, — ofreció — ya tengo los documentos del traspaso listo, solo resta firmarlos con el juez y todo quedará en regla.

Minato hizo una pausa en su afán de revisar los cajones de su escritorio, — ahora que lo mencionas…

— ¿Hn?

— ¿No te gustaría tomar una copa?

El de cabellos plateados le miró curioso por la propuesta, si apenas daban algo más de las 10:00 am, demasiado temprano para comenzar a beber y sin considerar que estaban a mitad de semana.

La intempestiva invitación los llevó a un lugar bastante curioso, al ver el letrero de “Akatsuki” en luminoso neón hizo considerar a Kakashi que el rubio no estaba tomando en cuenta los horarios.

— ¿Un bar? — Preguntó cuándo ambos se hallaban delante de la puerta — es curioso que no esté cerrado.

— Solo el bar está cerrado, de hecho también tiene juegos de azar donde igual sirven bebidas y esos funcionan todo el día, — Minato sonreía levemente, pese a la situación de su hijo y los hermanos Uchiha trataba de mantenerse calmo.

— ¿Ya vino antes?

— No realmente, no es muy de mis gustos pero ahora no solo vengo por el entretenimiento, — guió al más joven entre las mesas de juego cuando ingresaron al lugar, con las máquinas tragamonedas acomodadas contra la pared fue a sentarse a una, — podemos jugar un poco de póker si prefieres.

Kakashi negó aun algo confundido, — ¿buscamos a alguien?

— Se podría decir, — rebuscando en sus bolsillo por monedas tuvo que ponerse de pie para buscar a alguna llamativa mesera — estoy preocupado por Naruto, no creo que Kushina vaya a quedarse con él todo el día.

— ¿Naruto tiene problemas? — bufó algo cansado de hacer preguntas sin recibir respuestas claras.

— Tuvo una discusión con Itachi, más que una discusión creo que terminaron definitivamente.

Kakashi enarcó una ceja.

— Ya se, ya se, sé que parece sin importancia pero aun así me preocupa, Naruto es…

— Eso pasó hace años sensei, Naruto ya no tiene dieciséis.

— Es cierto, aun así tengo la sensación de que cuando se trata de Itachi como que deja de pensar con claridad — con ligera amargura rememoró nuevamente el intento de Naruto de saltar por una azotea, aquel día que Itachi curiosamente también terminó la relación furtiva que mantenían, jamás se imaginó que su hijo llegase a tomar una decisión tan disparatada que habría terminado en una tragedia de no hallarlo a tiempo.

Si bien la situación no era exactamente igual y su atarantado hijo recibió tratamiento psicológico podía sentir ligero paralelismo entre aquel rompimiento y este. Quizá se debía al haberlo encontrado tan deprimido o quizá a la manera en que Itachi parecía haber abandonado su departamento.

— ¿Y entonces a quien estamos buscando aquí?

— A Itachi, se fue anoche y tiene el móvil apagado.

Kakashi soltó un bufido casi tentando a buscar en su maletín uno de los libros que siempre traía consigo para poder leerlo y desconectarse un poco de la realidad. No entendía como Minato podía involucrarse en un asunto de pareja, si se tratase de su hijo lo dejaría para que aprendiese a resolver sus problemas por si solo.— Debe estar molesto, sería mejor dejarlo solo si eso quiere.

— Tienes razón… — suspiró casi sonriendo con ironía, — pero Naruto seguro que va a buscarlo hasta debajo de las piedras y si quiero evitar eso necesito explicarle como y donde esta Itachi.

— Naruto ya no es un niño — volvió a aclarar.

—Puede que me esté tomando esto muy en serio… — suspiró “pero Sasuke” quiso agregar sin hacerlo — pero ya estamos aquí.

Así que buscando su mejor sonrisa se acercó a una de las voluptuosas meseras.

— ¿Qué le sirvo? — la despampanante mujer de cabellos oscuros y falda cortísima sonrió ante el atractivo hombre de cabello rubio y ojos azules.

— De hecho estoy buscando a alguien — como si realmente estuviese interesado en ella se aproximó sacando un billete de cien dólares que colocó sobre la bandeja que llevaba, — a Yahiko es dueño del lugar, dile que soy el suegro de Itachi —una última sonrisa sugerente y ella se relamió los labios.

— Veré que puedo hacer — tomándose la libertad de posar su delgado dedo índice sobre la nariz de Minato se apartó con toda la calma del mundo.

— En realidad este no es un negocio unipersonal — se giró hacia Kakashi, aun sonriente le explicó antes de que el otro preguntase, — creo que tiene alrededor de diez accionistas, entre esos esta Itachi.

— ¿Es dueño de esto? — ligeramente sorprendido el más joven observó de nuevo el local, era bastante amplio y seguramente de noche estaría atestado, con juegos de azar y bebidas probablemente era muy rentable.

— En parte, de hecho les tomó años levantar el negocio, antes ellos trabajaban aquí, ahora ya no es necesario y Yahiko se encarga de administrarlo todo. Por eso estoy buscándolo, es probable que él sepa de Itachi o vaya a contactarlo en cualquier momento.

— Bueno, vamos a esperar en ese caso — Kakashi al fin sonrió dentro del cubrebocas que llevaba, sentándose de nuevo frente al tragamonedas se dispuso a jugar.

 

 

 

 

 

 

 

Estaba indignada, casi avergonzada por el comportamiento de su hijo, Kushina jamás se imaginó que Naruto fuese a montarle los cuernos a Itachi, aunque Minato no le explicase todo el simple hecho de que se besara con alguien más ya simbolizaba un ominoso engaño.

Por primera vez esta de acuerdo con su nuero.

Y aunque pudiese ver el arrepentimiento de su único hijo evidente en su tristeza era algo que el mismo había buscado, se relamió los labios recogiendo el tiradero del departamento, fue un alivio que no tuviese tanto trabajo en esos días, con cautela se inclinó para recoger lo que quedaba de un bonito florero que ahora solo eran pedazos sobre la alfombra.

— ¿Tan grave fue la pelea? — se preguntó en voz alta recogiendo de paso la ropa tirada en el piso, no podía imaginarse a Itachi gritando y tirando cosas… era demasiado surrealista considerarlo un histérico violento. Con toda la ropa en manos se devolvió a la habitación, allí al menos parecía haber menos desorden, solo algunas prendas fuera de cajones, se quedó unos instantes considerando la mejor opción.

Era probable que el Uchiha regresara por su ropa, así que quizá debería colocarla en una maleta nuevamente, ya que la que estaba en la sala tenía el cierre estropeado.

De todos modos quizá era mejor así.

Resopló recordando a Hinata y el favor pedido.

Se mordió el labio inferior al rememorar a Madara y la cita de negocios que tenía con el Uchiha que había estado posponiendo desde hace días.

¿Por qué todos la buscaban?

No era un hada ni nada parecido, ni aunque tuviese una varita mágica la agitaría para resolverle los problemas a ellos.

Unos pasos provenientes del cuarto de baño la hicieron reaccionar para continuar con su labor. — ¿Te sientes mejor ahora? — preguntó cuándo Naruto cruzó la puerta de la habitación vestido de bata, había batallado para que su consentido hijo entrase a tomar una ducha.

— No.

La respuesta lacónica le hizo torcer los labios, quería seguir reprendiéndole por sufrir a causa de una estupidez que hizo el solo, — preparé el desayuno, será mejor que comas algo.

— Voy a buscar a Itachi — sin esperar autorización se dispuso a sacar algo de ropa limpia de los cajones y entonces lo notó. Su ceño se frunció y una mueca de enfado se dibujó en su rostro, — ¿Qué haces? — cuestionó el hecho de que su madre estuviese guardando la ropa de su pareja en una maleta.

— Si está enojado y no quiere volver contigo no puedes obligarlo.

— ¡Él va a volver! — casi desesperado fue a quitarle la ropa a su progenitora, no iba a aceptar que todo lo que tenía con Itachi se evaporase con tanta sencillez.

— ¡Serás terco! — Enfadada también dejó la ropa restante sobre la cama — ¡si vas a comportarte de este modo debiste pensarlo antes de buscar a alguien más para entretenerte dattebane!

Naruto no pudo contradecirla, porque ella tenía razón, si hubiese reaccionado de otro modo cuando Sasuke se le montó encima nada de esto estaría sucediendo. — Ya lo sé… — casi gimoteó bajando la mirada, ¿cómo se supone iba a pedir perdón si no tenía idea de donde se encontraba su prometido?. Las gotas de agua escurriendo de las puntas de su cabello chocando contra la madera del piso casi le provocaron llorar.

Cierta aprensión le ocasionó el semblante de su hijo, se acercó posicionando su mano sobre el hombro del muchacho, — deja pasar algo de tiempo ya verás que…

— Solo quiero hablar con él, quiero que me escuche pero ni siquiera sé dónde está… — sollozo quedito, tan bajito que apenas si su madre lo notó.

La pelirroja se mordió la lengua antes de contestar, — ya verás que lo encontraras y podrás explicarle las cosas.

 

 

 

 

 

 

La oficina donde los guiaron indudablemente era un sitio grande, con varios sillones en color musgo era evidente como dijo Minato que varias personas se reunían ahí de vez en cuando.

Probablemente.

Kakashi no conocía del todo las amistades de sus sensei, pese a llevar una relación estrecha solo se encargaba de sus asuntos legales desde hacía años y aunque en ocasiones lo dejaba colgado con algunos problemas debido a sus otros clientes, Minato jamás pareció incómodo con ello.

Así que para no interferir en la “búsqueda” del otro prefirió mantenerse en silencio, observando los múltiples detalles en las paredes, figuras de arcillas, cuadros pintados a mano aparentemente, hasta figurillas de origami reposaban sobre los muebles dándole un aire único al lugar.

El tal Yahiko se mostró algo más curioso, con varios piercings los observaba con el mismo interés.

— ¿A qué se debe tu visita? — el de cabello anaranjados extendió su mano delante de Minato para estrecharla — cuando me dijeron que era el suegro de Itachi en verdad esperaba un viejito canoso — rió breve antes de buscar saludar también a Kakashi.

— Oh — exclamó quedo, no se sentía tan avejentado para que lo imaginasen de esa manera, si aun no tenía canas.

— ¿En qué puedo ayudarlos? ¿Quieren algo de beber?

— No, no, gracias — rechazó la invitación antes de que Kakashi pudiese aceptar la bebida, — en realidad quería preguntarte si has hablado con Itachi el día de hoy.

Yahiko enarcó una ceja cambiando su alegre expresión, — si Naruto es tu hijo… no comprendo.

— Eso… — soltó una risilla nerviosa sin poder evitarlo, no sabía cómo definirse al estar buscando resolver los problemas amorosos de su hijo — estamos algo preocupados, tuvo una discusión con Naruto anoche y se fue, tiene el móvil apagado. Supongo estas al tanto de su estado de salud, estamos preocupados, salió de una operación delicada hace un par de semanas.

— Ya sabía eso y no, no he hablado con él. Suele pasarse una o dos veces al mes — rascó su mentón sentándose en uno de los sillones extendiendo su mano hacia Minato para que también tomara asiento.

— Es una lástima, Naruto está muy preocupado y lo está buscando.

— Bueno algo grave tuvo que ser para que decidiera desaparecer, Itachi no es del tipo intransigente para exagerar una pelea.

Otra sonrisa incomoda se le escapó al rubio, era de suponerse que aquellos amigos conociesen muy bien al Uchiha. — Aun así estamos preocupados, ya resolverá sus problemas con Naruto, ese asunto solo les concierne a ambos.

— Lamento no poder ayudar pero si no tiene el móvil encendido no sabría dónde buscarlo si es que no está con tu hijo. Quizá podrías probar preguntando a Konan o Nagato.

Nagato.

Minato recién cayó en cuenta de que tenía esa opción, Nagato era familiar lejano de Kushina y hasta donde sabia también era participe de aquel negocio.

— No, la verdad no queremos divulgar este asunto en todas partes pero si hablas con Itachi te agradecería que nos lo hicieras saber — cauto sacó una tarjetita de uno de sus bolsillos para dejarla sobre la mesa de café. — Aun está bajo tratamiento médico y no es bueno que lo interrumpa de súbito.

— Entiendo — Yahiko tomó el trozo de cartulina para echarle un vistazo al nombre y número de teléfono que venían impresos.

 

 

 

 

 

 

 

 

— ¿Se puede saber que sucedió? — aunque para Madara mostrarse comprensivo y preocupado por alguien era demasiado novedoso, podría optar la imagen de tutor ligeramente responsable cuando la situación lo ameritase.

Por eso cuando volvió a su mansión se sentó al lado de Sasuke en uno de los jardines mientras este observaba a su hijo gatear sobre el verdoso césped siendo seguido por la niñera que lo tenía a su cuidado.

— Nada que te interese, pospón ese maldito proyecto por un año si quieres.

Enarcando una ceja negra no dejó de mirarle, — creí que te interesaba lo suficiente como para involucrarte en todos los aspectos, como la publicidad por ejemplo… solo por eso contraté al inútil del hijo de Minato.

Una media sonrisa amarga es lo que Sasuke dedicó, era evidente que el dobe de Naruto no regresaría a trabajar.

— ¿Pelearon?— hizo un nuevo intento para que su sobrino le contase si no es que a detalle al menos le diese una idea del porqué repentino ausentismo.

— No te interesa Madara.

— Si tu hermano está convirtiéndose en un obstáculo puedo encargarme de él.

El Uchiha más joven contuvo la respiración unos segundos.

¿No sería más sencillo de ese modo?

— Deja a Itachi en paz, — soltó casi sin meditar arrepintiéndose de inmediato por su súbita defensa, — es solo un estúpido lleno de debilidades.

Una leve risa en Madara fue casi aterradora, — por el contrario… creo que tiene muy pocas debilidades, quizá solo sean dos y puedes incluirte entre ellas.

No, desde luego que no era una debilidad de su hermano, ya le había dicho hace tiempo que no dejaría a Naruto ni aunque se lo pidiese… obviamente porque prefería al inepto del rubio.

Y Naruto prefería a Itachi.

— Mejor cállate. — sentencio poniéndose de pie, dejando a su tío solo fue a tomar a Kamina en brazos, el tibio contacto con su hijo no bastó para calmarlo del todo.

 

— Sasuke, Sasuke, me estas dejando asumir que Itachi si es un obstáculo — mentó en voz alta aunque nadie lo oyese. En realidad no le apetecía incordiar demasiado a su sobrino mayor, pero si debía escoger entre él y Sasuke, la decisión era más que obvia.

Así que con celular en manos se puso a rebuscar un número en concreto antes de pulsar el icono de llamada…

Chasqueó la lengua cuando el tono de ocupado y el mensaje automatizado de; la persona que busca se halla en otra conversación  le llegó.

 

 

 

.

 

 

 

— ¿Nagato?

— Kushina, cuanto tiempo, ¿cómo has estado?

Pese a que la otra persona no pudiese verla sonrió feliz al escuchar a su familiar, — bien en lo que cabe. ¿Y tú? Hace mucho que no hablamos.

— Bastante bien, con mucho trabajo pero no me quejo.

— Oye Nagato… mmm — no quiso interrumpir pero tampoco quería perder mucho tiempo — ¿puedo pedirte un favor?

Una breve pausa de segundos se oyó y Kushina creyó que el otro pelirrojo estaría enfadado al llamarle solo para pedir ayuda, — claro, si puedo ayudarte lo haré con gusto.

¡Si!” celebró dentro de sí, — veras… sé que formas parte del grupo de amigo de Itachi y me urge encontrarlo, tuvo una pelea con Naruto… y estamos preocupados no sabemos nada de él desde ayer.

Otra pausa esta vez más prolongada. — No hablé con Itachi desde que lo visité después de su operación.

— Bueno… quizá podrías preguntar con los demás amigos en común que tienen, ya sabes´ttebane.

— Si es demasiado urgente. No estoy a favor de entrometerme en asuntos de pareja — ligero tono de reproche pudo notar, evidentemente no estaba a favor de solucionarle los problemas a Naruto.

Pero como no intentarlo, era su único hijo de todos modos.

— Naruto está muy triste y… por eso te pido que me ayudes, Nagato. No es necesario que hagas público que están peleados solo queremos saber dónde está. — Se mordió el labio inferior unos instantes impaciente por la respuesta.

— … — un resoplido se escuchó — veré que puedo hacer.

— ¡Te lo agradezco mucho! — Emocionada elevó la voz — llámame en cuanto sepas algo — se contuvo de seguir festejando.

 

— ¿Me hablabas?

 

Se espantó cuando Naruto salió de su habitación ya cambiado y escasamente peinado.

— No, solo cosas del trabajo — mintió guardando su móvil algo extrañada al notar recién que alguien le llamó mientras hablaba con Nagato.

— Hmm — asintió parco — voy a buscar a Itachi — anunció yendo hacia la puerta.

— Espera Naruto — se apresuró queriendo detenerlo — vamos a esperar a tu padre, si Itachi está en verdad enojado vas a molestarlo más si no lo dejas tranquilo.

El rubio presionó los puños, recordaba las lágrimas de su pareja, todas derramadas por su culpa. Más que enfado sabía que había lastimado su corazón. — No voy a esperar más, — fue su única despedida, salió del departamento  rogando por encontrarlo cuanto antes.

— Que problema… — inspiro hondo una vez sola, llevándose los dedos a su sien derecha se dio un ligerísimo masaje.

¿De dónde habría heredado Naruto esa testarudez y es habilidad de meterse en líos?

Seguramente del lado de Minato.

 

 

 

 

(Parte II) 11.- It´s not okay

 

 

Notas finales:

 

 

(N) Nota: me refiero a los Oc´s de la primera parte, Santiago y su hermana.

(N2) Nota 2: hace mención al capítulo 14 si no me falla la memoria, donde después de ser encontrados por Kushina, Itachi rompe con Naruto de una manera demasiado brusca y el rubio termina en la azotea de un edifico con la intención de saltar siendo detenido por Minato.

Siempre he considerado a Itachi alguien que necesita un eje para mantenerse centrado, desde el anime y manga donde vi que había hecho por Sasuke y que se mantenía vivo por él para con su muerte darle lo necesario para seguir. Incluso en Shinden se muestra cómo iba a suicidarse hasta que se enteró que tendría un hermanito, técnicamente vivió por Sasuke así que de allí interpreto su enorme importancia. Pero aquí al ser un AU algunas cosas cambian, aunque Sasuke siga siendo despiadadamente importante también lo es Naruto, por ello se halla como en una disyuntiva sin saber qué hacer.

Sasuke sigue en su bucle, desafortunadamente no pude darle un buen cierre a ese problema en la primera parte y de allí parte todo lo que está sucediendo.

Minato y Kushina están en papel de mamá gallina.

Y no es que Naruto este confundido respecto a lo que siente, solo que metió la pata con Sasuke (y casi algo mas).

 

-

Lamento la demora, casi dos años, agradezco enormemente el apoyo a este fic lleno de pausas, los bellos comentarios que me llegaron en su momento y lo últimos que me animaron a continuar. Sé que el número de lectores ha disminuido dramáticamente por mis ausencias, aun así hare lo posible para darle un cierre a esta historia, quizá ya ni recuerdan de qué va esto, de todos modos gracias por haber llegado hasta aquí.

No daré una fecha para la siguiente actualización, son capítulos más largos que el promedio de mis otros fics, aun así espero aun quede alguien para leer.

Cuídense mucho y gracias.

 

 


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