Laufeyson se levantó y se dirigió al balcón, donde se apoyó en la barandilla, meditando todo aquello que había acabado de decir cuando sintió que le abrazaban por detrás.
-¿Ocurre algo?- le dijo Thor.
-Hm. Hacía algo de calor ahí dentro.- le dijo, sonriéndole para que no se preocupara en demasía.
-Así que ahora tengo a un Dios fortachón al que le gusta lanzar rayos y a un Dios que aun no sé que hace pero que además es un gigante del hielo en mi preciosa casa.- dijo Stark levantándose del sofá y dirigiéndose a fuera también.- No me la destrocéis si os peleáis.- el tono despreocupado de Tony relajó un poco al asgardiano: no quería que su hermano perdiera a sus amigos por su culpa.
-Ahm… Loki,- la mujer peli-roja le llamó.- Tenemos que ir a comprarte ropa, si te vas a quedar por aquí, no puedes ir así por la calle. Creo que sé que tipo de ropa te quedaría bien. Después de comer iremos a comprar.
-¿Y yo qué?- dijo Thor haciéndose el molesto, mirando a su hermano, que solo rió antes de acercarse a él y de cogerse por su cuello y de besarle apasionadamente.
Y Thor no podía evitar caer una y otra vez ante los besos de su Loki, por lo que sus manos viajaron hasta las caderas del moreno, que se pegó más al fornido pecho del mayor, suspirando entre el beso con suavidad.
-¡Separaos! No quiero ver una escena incestuosa en mi casa.- Dijo Stark.
-En realidad… no son hermanos, por lo tanto no están cometiendo incesto.- acotó Clint, que se dedicaba a tirar piedrecitas en un bol que había en el otro lado del balcón.
-Bueno, el incesto también incluye el haberse criado juntos así que… en cierto modo si están cometiendo incesto.- dijo Steve, a lo que el Doctor asintió, estando de acuerdo.
-Igualmente, no quiero tener que verles en plan cariñoso.- rezongó el moreno menor.
-La señorita Foster pide permiso para entrar.- dijo Jarvis.
-¿Jane?- dijo Thor, con un entonación de voz jovial. Un tono que a Loki no le gusto nada.- Déjala pasar cosa parlante.- dijo a la maquina.
-Sí Sr. Odinson.- y la puerta se abrió, dejando entrar a una chica de pelo moreno que saltó a los brazos del rubio de pelo largo.
-¡Volviste!- chilló.
Y antes de que el rubio pudiera siquiera decir una sola y simple palabra la chica juntó sus labios con los del sorprendido hombre.
Y en ese minuto, todas las alarmas de la casa empezaron a sonar a la vez, sin razón aparente. O al menos eso pensaron hasta que vieron que en el centro de la mesa del salón una botella estaba ardiendo en llamas.
Lentamente todos los ojos se posaron sobre Loki, el cual miraba furiosamente a la chica, que no sabía ni quien era él, ni porque llevaba unas ropas similares, ni porque sus ojos estaban rojos como la sangre y su piel se estaba poniendo de un color azulado muy potente, como el de los pitufos.
Jarvis lanzó un producto que apagó la llama antes de que causara daños mayores
-¿Es-estás bien?- dijo la chica, sin imaginar que ella era la causante de todo aquel caos.
-Mejor de lo que tú vas a estar.- dijo antes de respirar hondo y entrar al interior de la casa.- Siento el desastre Anthony.- dijo.
-No pasa nada. De haber podido, yo habría reaccionado del mismo modo. O de tener la armadura a mano habría volado un par de cosas, así que ya sabes Capi-paleta, mejor no me hagas enfadar.- dijo mirando a su novio de forma burleta.
-Cállate Stark.- depositó un beso en los labios.
-Nat.- el de ojos verdes llamó a la espía, que se giró para mirarle.- Mejor nos vamos de compras ahora.- dijo cogiéndole del brazo.
-Por supuesto.- dijo empezando a caminar junto con el Dios, dejando atrás a un confundido y desorientado Thor.
Jane miró al rubio confundida por su frialdad al verla. ¡Ni siquiera le había correspondido el beso!
En cuanto la peli-roja y el peli-negro salieron por la puerta, Bruce y Clint se dirigieron al laboratorio del primero y los otros dos se fueron a su cuarto.
-¿Por qué hiciste eso Jane?- dijo Thor separándola de su lado, entrando dentro de la casa: al contrario que Loki, él si notaba los cambios de temperatura.
-¿Cómo que por qué?- dijo la muchacha, claramente ofendida.- Se supone que soy tu novia Thor.
-Yo nunca dije nada de eso.- dijo girándose.- Confundí mis sentimientos, Jane. Eras la primera humana a la que veía, supongo que eso fue lo que me atrajo en un principio. Siento si te he dado falsas esperanzas. Nunca fue mi intención.- se disculpó, moviendo la cabeza hacia un lado.
-¿Falsas esperanzas? ¿Atracción? ¿Confundiste tus sentimientos?- chilló la morena.- No Thor… ahora estás confundido. Yo sé que me volverás a amar como lo hiciste años atrás y podremos…
-No Jane. Yo siempre he amado a Loki.- la interrumpió.- Y nos vamos a casar, así que te pido que lo dejes ahora.
-¡No! Voy a hacer que cambies de parecer.- insistió.- ¿Además quien es Loki? ¿La conozco?
-Por supuesto que le conoces. Era el hombre peli-negro.- dijo como si fuera lo más obvio del mundo.- Es un asgardiano también.
-¿¡Un hombre!?- se notaba la desesperación en su agudo tono de voz.
-Sí. Un hombre. Ahora vete.- le dijo, empujándola por la espalda.
-Conseguiré que él te deje Thor. Y luego volverás a mí. Lo juro.- dijo antes de que la puerta se cerrara a lo que Thor pensó que tendría que hacerlo muy bien si pensaba engañar al dios de las mentiras.
Thor volvió atrás y se sentó en el sofá, con único pensamiento en su cabeza: “La he cagado.”
Loki debería estar deseando matarlos a ambos.
Lenta y tortuosamente.
Mientras tanto, Natasha guiaba al pobre asgardiano entre tiendas, una vez terminaron o, Loki había considerado que habían terminado, se dirigieron a un McDonald’s que encontraron y tras pedir unas hamburguesas, unas colas y unas patatas fritas, se sentaron en una de las mesas más apartadas.
-¿Por qué has querido venir a comprar conmigo?- preguntó el hombre.
-Siempre supe que algo no andaba bien contigo. Cada vez que golpeabas a Thor tus ojos brillaban de un modo extraño. Y cuando… os fuisteis con tesseracto en tus ojos había algo… como si el hecho de volver aun siendo prisionero te gustara. Así que siempre supe que algo andaba mal. Eso y que cada vez que te golpeaban en la cabeza parecía que el encantamiento de tu padre perdía potencia. Ahora me toca a mí. Eres un Dios. ¿Pero el dios de qué, exactamente?
-De las travesuras y de las mentiras. Aunque también puedo dominar el hielo y el fuego.- le dijo.- Y hacer magia.
-Un poco contradictorio, ¿no?
-El fuego es el elemento que se me dio en Asgard, a todos los príncipes se les otorga uno. El hielo es… por ser quien soy.- musitó.- Mi turno.
-Dime.- bebió un poco de refresco.
-¿Cuándo te le vas a declarar a la chica rubia esa de la foto?- sonrió pícaro.
-¿Qué? Yo no… No me gusta Pepper.- dijo con convicción.
-No le mientas al Dios de las mentiras…- dijo moviendo un dedo.- Yo te podría ayudar… si tu me ayudas a castigar a esa humana estúpida. Y sí te preguntas como lo he sabido es simplemente porque no dejabas de ver una foto en todo el rato.
Aquello sorprendió a la agente de S.H.I.E.L.D, quien pensó que el hombre se vengaría de su pareja también.
-¿Y a Thor no?- le preguntó.
-A Thor… le voy a castigar de otro modo.- la sonrisa maléfica que se instaló en sus labios, le hizo saber a Romanoff que Thor iba a sufrir tanto o más que la inconsciente chiquilla que había despertado la ira del asgardiano.
-Trato hecho…- le extendió la mano y el otro la encajó.
Cuando volvieron a la torre, Thor estaba dormido en el sofá, con los brazos sobre el pecho y tieso. Con cuidado Loki se acercó a él y le picó la mejilla, causando que el mayor de los hermanos despertara.
-¡Loki!- exclamó al reconocerle.- Yo no quería Loki… de veras, ni siquiera sabía que vendría. Te lo juro.- dijo cogiéndole por las caderas.
-Claro. Y por esto te separaste cuando ella te beso.- dijo haciéndose el ofendido y mirándole con los ojos fríos, esos mismos con los que le miraba cuando estaban en guerra y que tanto desagradaban a Thor.
-No amor… Te lo juro. No supe cómo reaccionar, pero sabes que yo nunca te haría algo como esto.- se sentó en el sofá, depositó al menor en su regazo y dejó caer su frente sobre el vientre del otro.- No quiero perderte otra vez.
Loki sonrió y le acarició el cabello con suavidad, sintiéndose culpable.
-Está bien. Vamos a dormir. Estoy agotado de tantas compras.- dijo levantándose y cogiendo la mano de Thor, que empezó a guiarle hasta el cuarto que ocupaba en la torre.- Thor…- le llamó al entrar, sonrojándose levemente.- No tengo pijama.
Thor sonrió al ver aquella hermosa carita apenada y le fue a besar cuando Loki giró el rostro, por lo que sus labios chocaron contra la piel de la mejilla.
-¿Loki?
-Límpiate la boca y dejaré que me beses.- le dijo sonriendo juguetón.- No pienso probar el sabor asqueroso de la humana esa.
Ipso facto el mayor se fue a lavarse los dientes, los labios, la lengua… todo lo que pudiese limpiar, luego volvió al cuarto, donde el menor miraba por la ventana.
-Amor…- acarició su hombro desnudo con besos cortos y le abrazó.
El otro no dijo nada, solo se giró y le besó suavemente, acariciándole la mejilla y la barbilla, sintiendo lo rasposo de la barba de Thor, luego subió sus labios hasta la mejilla y la mordió con suavidad antes de separarse y de poner su cabeza en el hombro contrario.
-Déjame una de tus blusas, anda.- sus brazos rodearon el fuerte pecho.
-Claro.- se separó suavemente y sacó una blusa de manga corta de color negro pero en lugar de dársela, se la puso él mismo, aprovechando para acariciar la suave piel de su novio-hermano.- Te amo.
-Y-yo también te amo.- sus mejillas se colorearon con fuerza, algo que al rubio siempre le parecía de lo más encantador.
Se acostaron en la cama y Loki se apresuró a recostarse en el fornido pecho de su novio-hermano, sintiendo la desnuda piel bajó su mejilla ya que Thor siempre, siempre había dormido sin camisa, solo con pantalones, detalle por el que el peli-negro daba las gracias.
-Duerme bien Loki.- acarició las hebras negras antes de besarle los labios.
-Tú también.- le respondió.
Loki siempre había sido rápido para coger el sueño mientras que Thor era más lento, usualmente porque se quedaba mirando el rostro de su hermano, siempre tan tierno.
Pero hoy había algo más: Loki le había perdonado así sin más. Y eso no era bueno, por supuesto que no. Loki era vengativo, sobretodo cuando alguien tocaba algo que él consideraba de su propiedad y Thor lo era. Y de buena gana que lo era.
Pero el menor no había hecho nada, por lo que Thor sabía que a la más mínima oportunidad en la que se distrajera, algo le pasaría a su persona, así que tendría que estar más atento a los movimiento de su hermano desde aquel momento en adelante.
Cerró los ojos para dormir y lo abrazó más contra él.
En aquellos momentos todo el mundo dormía en la Torre, pero la mente de Loki estaba maquinando un plan para escarmentar a la niñata humana que se había atrevido a besar a su hermano, a su novio, a su Thor.
Y Loki no perdonaba tan fácilmente.
O al menos no a aquellos que no eran Thor.