Capitulo 4
Sasunaru amnesia
Realidad
Cap anterior
Extrañaba esos momento en el cual entraba a la oficina sin tocar la puerta y gritando esas palabras que llenaban de quicio a la rubia “Tsunade-no bachan” para enseguida recibir un grito o un golpe en la frente que lo llevaba hasta los límites de konoha. Extrañaba esa sonrisa maternal que le ofrecía la rubia y su asistente a la cual consideraba como una hermana mayor. Una sonrisa casi imperceptible surco sus labios.
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Ese silencio que ahora se había convertido en su mejor aliado, lo acompañaba al entrar a su oficina, algunas veces el dolor que sentía por la soledad a la cual estaba sumido por voluntad propia, era totalmente absoluta. Hasta hacerlo caer en grandes depresiones, las cuales desaparecían instantáneamente al recordar cada ínfimo gramo de dolor causado por el Uchiha, para enseguida convertirse odio y rabia.
Debilidad. Temor. Fracaso. Perdida. Impotencia. ¡Qué ironía! Su vida se había vuelto como la palabra misma. Irónico había sido desear con todos sus fuerzas el romper aquellos lazos que tanto le había costado crear y sobre todo mantener. Ahora solo deseaba romperlos. Los lazos que lo ataban a él con su aldea, con sus habitantes y sobre todo los que lo ataban con sus amigos ¿Qué tan difícil era eso?
Ahora era el hokage, no podía echarse para atrás. Tenía a su cargo una de de las potencias más poderosas del mundo ninja, no podía darse el lujo de retroceder. Todos tenían sus esperanzas puestas en él una falla suya y seria su perdición total.
Pero de algo no había duda en su cabeza rubia, si alguna vez tenía que dar su vida por defender su aldea y sus habitantes, lo haría sin pensarlo. Como el hokage de konohagakure no sato que era y no como… Naruto Uzumaki. Lo haría como todo hokage anterior a él, daría su vida por su aldea y nada más. Por mantener vivo el legado de sus antecesores.
La noche había caído sobre la aldea, dejando ese cielo nocturno de un color pupará bajo causado por las luces nocturnas de las calles de tan hermosa ciudad, dando a conocer a todo aldeano que se dignara a mirar aquel cielo cubierto de nubes de lluvia, que mientras avanzara la noche y cada aldeano cayera en un sueño reparador, una lluvia incesante caería sin piedad.
¿Una tormenta? ¿Una llovizna? O una ¿suave lluvia de verano? Estos eran los pensamientos tan vánales que rondaban la mente del rubio, mientras miraba ese cielo nocturno llenos de nubes que impedían el paso a aquellas estrellas tan ensoñadoras que le encantaba observar por el enorme ventanal de su oficina. ¿Qué más podía hacer? No podía ponerse a pensar en los sucesos de aquella misma tarde, no lo debía hacer, aunque esos sucesos sacaran un leve sonrisita en sus labios, pero también una leve punzada en su pecho, aunque lo ultimo le importaba tanto como le importaba la seguridad del azabache; es decir absolutamente nada.
-¿Qué le causa tanta gracia, hokage-sama?- hablo una voz que provenía de detrás suyo, una voz suave.
- Konohamaru y Neji te fueron con el chisme ¿no?... Kakashi-sensei- volvió a borrar la sonrisita sádica que había surcado sus labios minutos atrás, para volver a su seriedad tan singular y ver la figura de un peli plata a sus espaldas por el reflejo que trasmitía en vidrio del gran ventanal.
- fue muy peligroso que tu parte- recibió una mirada del rubio- digo, fue muy peligroso de su parte el ir a la cárcel de konoha y sobretodo…solo hokage-sama- dio una reverencia al rubio que seguía dándole la espalda, pero aun con esa mirada de advertencia en sus ojos azules.
-Te voy a decir lo mismo que le dije a Konohamaru y a Neji. Kakashi-sensei, no te metas en mi vida, no seas un estorbo para mi, sabes perfectamente, que mis lazos ya no pertenecen a esta aldea- las ultima palabras del rubio lo recibió con gran sorpresa ¿Cómo que ya nada lo ataba a la aldea? Él era el hokage, ese rubio escandaloso, ese niño muy travieso que había dejado un borrador en la cima de la puerta para que cayera cuando entrase, estaba frente suyo. Ya no, ya no, ya no era su alumno, era un total desconocido que producía miedo y temor a cualquiera que intentaba enfrentarse a su gran seriedad y maldad. Ese ya no era el rubio del que había estado orgulloso hace quince años, ya no lo era ahora solo era el hokage, una persona desconocida para todos en su alrededor que protegería su aldea ante todo- no me mires así, Kakashi-sensei, aunque nada me ate a seguir en esta aldea, sigo estando aquí ¿no? protegeré la aldea de mis antepasados, como el hokage que soy y no como Naruto Uchi…- se quedo mudo ante tales palabra que iba a decir, no lo entendía, como esas palabras, ese apellido que había aprendido a odiar con el tiempo, ahora salía de la nada, como lo más natural del mundo después de su nombre. Corrigió rápidamente su error ante la mirada sorpresiva del peli plata- Namikaze.
-¿Uchi?- pensaba el peli plata a sus espaldas con sorpresa contenida al igual que el rubio que se sentía más confundido que este, aunque no lo demostraran sus facciones.
-¿Cómo que ya no hay nada que te ate a esta aldea?- hablo repentinamente otra voz con rabia, ante tales palabras dichas por el rubio que se encontraba a un observando el ventanal, sin ninguna reacción ante la pregunta ni en el tono que había utilizado.
-ufff- suspiro con cansancio- son solo unos ineptos, que no entienden que quiero estar solo, Lee-llamo a la figura que había aparecido en una explosión cerca del copy nin. Naruto solo recibió una mirada de enojo de ese joven de cabellera negra en forma de hongo y cejas sumamente grandes. Naruto sintió como el pelinegro, desplegaba un aura negra y deprimente hacia el- sobre todo tú, Lee, el mejor ninja de taijutsu de su época pero sabes lo que dicen: mucha fuerza y poca inteligencia- soltó con veneno cada palabra- si fuera tú, yo me controlara, Rock Lee, aun sigo siendo el hokage, la máxima autoridad en esta aldea. Solo relájate. Y esperemos que lleguen los demás- hablo con fastidio, para darse media vuela de su lugar y ver que varias explosiones se hicieron presentes ante sus ojos azulinos.
-mendokuze- hablo una de las personas que había aparecido frente a él, un pelinegro de por lo menos unos 34 años, de mirada perdida, pero a la vez atenta, con ese peinado en forma de piña y con su tarje Jounín.
-para ti todo el problemático, Shikamaru- hablo otra mujer de cabellos cafés agarrados en dos coletas a los lados, dejando a su cabello que bajara por toda su espalda. La experta en armas, Ten Ten.
- me imagino del porque están aquí o ¿me equivoco?- hablo el rubio viendo a cada unos de sus compañeros frente suyo con superioridad-¡Konohamaru, Neji vengan!- Ordeno autoritario, mientras los dos mencionados también aparecían frente al hokage, arrodillados- ¿no tienen nada que decir?- los miro hacia abajo, mientras estos no levantaban su mirada.
-lo…lo sentimos mucho hokage-sama- pidieron con algo de temor al sentir la mirada serena pero asesina del rubio sobre ellos.
Todos los presentes no sabían que decir, Neji como Konohamaru ¿tartamudeando? Eso no era posible ¿tan amenazante era tener esa vista sobre cada uno de ellos? Ahora entendían de cómo los ojos del rubio también podían traer felicidad podían traer temor y miedo hacia todos los presentes.
-simplemente es aburrido repetir las cosa una y otra vez, pero lo hare, y esta será la última que lo haga. Todos a los que consideraba mis camaradas- si oían bien a los que consideraban sus camaradas- les voy a decir esto y espero que no lo olviden; ¡quiero que por una maldita vez dejen de joderme la vida, de estorbarme, de cuidarme! Como ya le dije a Kakashi y a Lee- los demás mandaron sus miradas interrogativas hacia esos dos- ya no tengo nada que me una a esta aldea, pero a un sigo aquí, cuidándola como lo habían hecho mis antecesores, pero nada más ¡¿entienden?! Y la otra, ya no quiero que se preocupen por mí, soy y entiendan, el líder máximo de la hoja y puedo hacer lo que quiera y protegerme de cualquiera…-
- Naruto no empieces nuevamente- hablo un peli negro con una sonrisa fingida mientras caminaba hacia este. El aludido solo enarco su vista con seriedad y confusión- sabes perfectamente que te conozco muy bien Naruto- había sorprendido al rubio que solo había sonreído con maldad y se sentaba de lleno en su cómodo asiento.
- eso ¿crees? Sai- pregunto viéndolo con frialdad que helaría el alma de cualquier persona.
- sí, lo sé, te conozco mejor que nadie “hokage-sama”- hacia el énfasis en el titulo que caracterizaba al rubio- se que te duele todo esto, se que enserio te afecto el perder a Tsunade-sama a Shizune-san y a Sakura-san. Sé que te duele, mantener a Sasuke en esa prisión y sé que realmente te duele que Kyubi nunca te volviera dirigir la pala…- fue detenido por un fuerte golpe que se había hecho presente en la madera del escritorio.
-siempre tan calculador, tan frio. Eres un gran ambu pero no trates con tanta familiaridad a tu hokage- hablo seriamente mientras que por dentro sentía que toda su confianza, o la que aún le quedaba se rompía poco a poco- y dices ¿qué me duele el ver encerrado a Sasuke? Ja. No me hagas reír- soltó una carcajada que erizaba la piel de los presentes-¿quieres ver lo que le hice esta tarde?- el rubio se sentó animadamente en su silla, para luego efectuar una secuencia de sellos-jikanton (estilo tiempo) Jikan no hikari no jutsu (técnica de luz de tiempo)- enseguida se vio como extendía al aire su palma abierta y de esta salía una pequeña bolita de luz, que se levantaba varios centímetros lejos de la palma; el rubio chasqueo sus dedos y la bolita de luz se había extendido.
-¿Qué nos va mostrar?-pregunto con algo de miedo Chougi, al ver la mirada intimidante que tenía el rubio. La mirada que había tomado de un momento al otro.
-Solo lo que Sai y todos ustedes quieren ver- sonrió sin previo aviso, una sonrisa sádica y fría. Que cortaba el alma de cada uno de aquellos que se encontraban frente a él- solo quiero que sepan lo que sucedió en mi visita y nada mas- lo decía como lo más normal del mundo- y que no se enteren por otros como lo hicieron Konohamaru y Neji- mando una mirada casi asesina a estos que ya se encontraban de pie- por eso están aquí ¿no? para saber lo que en realidad sucedió ¿verdad?- la esfera de luz que se había expandido minutos atrás, mostraba varias imágenes las cuales eran protagonizadas por un rubio fuera de la celda y un azabache dentro de esta gritando de dolor.
Los presentes veían con terror y miedo cada escena que presenciaban sus ojos casi saliendo de sus orbitas. ¿Ese era su rubio? ¿Ese era el Naruto que había crecido con ello? Si. ese era su rubio, el rubio que anteriormente se habría lanzado sobre aquel que hiciera semejante cosa; lo podían creer, cada uno con facciones casi indescifrables, casi al borde del colapso mental, por ver tal maldad.
Ino, aquella rubia tan segura de su misma, había empezado a temblar de repente al igual que lo había hecho Akamaru, el perro Kiba, y este no se quedaba atrás, tenía miedo, quería salir corriendo de aquella oficina, encerrarse en su habitación y esconderse debajo de su cama para que la maldad del rubio no llegara hasta él y lo mismo pensaban algunos de los shinobis presentes.
- divertido ¿no?- hablo nuevamente con una sonrisa, una sonrisa que no habían visto hace mucho tiempo, una sonrisa de un niño que había hecho una travesura inocente y graciosa, que no causaba disgusto a quienes lo rodeaban. Simplemente esa acción había llenado de pánico a aquellos que no había dicho nada y se habían solo dedicado a observar las acciones del ahora ese sádico rubio, pero lo que amas los llenaba de pánico, solo a algunos, había sido las últimas palabras que había dicho el rubio: es muy divertido visitarte. Lo voy hacer más seguido, Sasu-teme- a varios de los ´presentes se les helo la sangre al oír tales palabra.
-¿Cómo que visitarlo nuevamente?- pregunto sorprendido uno de sus guardaespaldas sumamente sorprendidos.
-tal y como lo oíste Neji. Fue divertido visitar a Sasuke y bueno-Sai- llamo la atención del pelinegro que se encontraba delante de él ya sin la sonrisa fingida que lo caracterizada. El aludido solo miro a los ojos a ese rubio que se encuentra frente suyo- no decías ¿qué me dolía tener a Sasuke encerrado en esa cárcel? Pues ahora ves que no es así, hasta puedo decir que no me divertía tanto en estos últimos años- se levanto de su cómoda silla deshaciendo la técnica- no debería sorprenderles en lo absoluto, como lo vieron y lo escucharon, ya no soy el Naruto que conocían. Soy el hokage el cual protegerá a esta aldea, aunque ya no sienta nada por esta- dio media vuelta vio melancólicamente al cielo que ya empezaba a soltar rayos, nuevamente desvió su mirada a los que tenía a sus espaldas, dándose media vuelta nuevamente- ¿saben? Me da realmente gracia ver sus rostros ¿acaso no se lo imaginaban? Creo que no, deberían verse a un espejo- camino hasta quedar frente a su escritorio y recargarse en este; posicionando sus manos en el filo y mirando nuevamente a los shinobis.
-no puedes visitar nuevamente a Sasuke-grito con desesperación total uno de los shinobis presentes. El rubio solo lanzo su mirada hacia la persona que había gritado, esa mujer, la experta en armas, Ten Ten, gritaba con gran miedo y temor.
-hum- sonrió de medio lado y de un segundo para el otro había desaparecido de la vista de todos-¿acaso tienen miedo de que me entere de algo que no se?- susurro lentamente en el oído de la peli café. Mientras todos llevaban sus vistas hacia esta con sorpresa. Esta en cambio su miedo se podía visualizar en cada poro de su ser, tener a ese rubio, detrás suyo susurrándole esas palabras en su oído, sintiendo ese aliento sobre su piel, le creaban un gran miedo acompañado de un escalofrió que había recorrido toda su espalda.
Todos miraban al rubio detrás de la peli café, sentían miedo, sentía ganas de salir de esa aldea, pero no, no lo podían hacer. Ya que no le podía hacer eso a las personitas que más amaban. No iban a permitir que sufrieran más de lo que habían sufrido anteriormente.
Alguien entre los presentes, aun no podía creer lo que pasaba con ese rubio. Enserio ese no era su rubio amigo, el alegre y cabeza hueca que había conocido; aunque este siguiera siendo el ninja número uno en sorprender a la gente, y si aún seguía siendo él, aunque fuera para mal. No lo podía creer estaba muriéndose de la rabia, su instinto quería golpearlo y hacerle entrar en razón, pero también sabía que este era lo bastante terco para no cambiar.
¡track! Un fuerte golpe acompañado de un leve gemido de dolor se hicieron presentes en aquella oficina.
El sonido de un cuerpo el cual era clavado sin piedad alguna, llamo la atención e todos y más cierto gemido de dolor. Llevaron su vista hacia aquella pared de la parte izquierda de la oficina y ahí se encontraba un cuerpo que sostenía con sus dos brazos de cuello del otro y lo clavaba la pared. Casi instantáneamente se hizo presente en rayo que había apagado todo rastro de luz en la oficina: dejándola en la oscuridad.
CONTINUARA
Avance capitulo 5
-bravo, bravo, bravo- aplaudía, mientras la electricidad llegaba nuevamente a la oficina y a la aldea. Todos llevaron sus vista sorprendidos hasta donde ´provenía esos aplausos tan animados y esa voz.
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Había despertado lleno de sudor y lagrimas secas en su rostro, con la respiración más agitada de lo normal por aquel sueño, pesadilla o recuerdo.
-maldición- llevo con desespero su mano derecha hacia su cabellera azulada, el cual jalo un poco de cabellos en forma de impotencia. Los segundos transcurrían y el azabache seguía en la misma posición. Habría lentamente sus ojos negruzcos dejando libre sus mechones de cabello;
Miro aquel dedo anular que tenía la señal de una argolla, la cual ya no estaba ahí. La apretó nuevamente haciéndola en un puño y clavándola fuertemente en el piso.