Amnesia
Por
Konan- chan e Iyari
Capítulo 21
Clan Inuzuka
Ayumu sonrió con emoción y con resignación, eran tan tarado, como había olvidado la transformación de su amigo. Sonrió con triunfo, se levantó algo adolorido y lo vio ahí parado, delate suyo, tan majestuosamente, su perrito, su pequeño perrito, ahora del tamaño de Akamaru, si no se podría decir un poco más grande, un lobo, si, un gran lobo negro de nueve colas y con anillos de fuego en cada una.
Se creó vapor, nunca vieron venir ese gran muros de llamas frente a Ayumu, ¿aún tenía tanta fuerza? no, no podía ser cierto estaba tan débil así que era aliados, se posicionaron el posición de batalla sin sentir ningún otro extraño chacra de nadie y solamente de Ayumu y del perrito de Eiji. Espera… ¿chacra de Kuromaru? eso era imposible, ese pequeño perrito jamás había demostrado tener chacra en su cuerpo, era extraño, no podía ser que todos los presentes se confundieran.
No podían hacer mucho, Chiharu había lanzado un ataque de agua y gracias eso al chocar con el gran muro de fuego, creo vapor que no les dejaba mirar a nadie.
-ya me cansé-susurró Misa, sacando de sus bolsillos dos pequeños abanicos a los cuales removió en el viento, haciendo que todo el vapor se esparciera completamente- soy una gran estratega como mi padre, pero también soy una shinobis de viento como mi madre-se jactó orgullosa.
-veo que eres muy buena controlando el kekegenkai de tío Shikamaru y el elemento viento de tía Temari, Misa- alabó Miku al ver la técnica de su amiga.
- creo que deberíamos preocuparnos por lo que está al frente nuestro- interrumpió Kato, con su kunai en mano mirando retadoramente al gran animal que se encontraba frente suyo.
-¿Qué diablos es esa cosa?-preguntó Haruto posicionándose alado de Kato con sus manos en posición de batalla.
-¡whaooo…esa cosa es enorme!- se sorprendió Chiharu al ver al majestuoso animal.
-no te sorprendas, baka- golpeó Misa a Chiharu.
-…-Eiji frunció el ceño extrañado al sentir el mismo olor de Kuromaru provenir de ese gran animal.
-en tu cara Eiji- pensó Akemi al reconocer al gran animal- esa es la verdadera forma de… Kuromaru- susurró ante la sorpresa de todos.
-eso es imposible- gritó eufórico Eiji. Era una locura, ese enorme lobo, de nueve colas que había anulado todos los mejores ataques de los presentes con una simple pared de fuego, no podía ser, ese pequeño y debilucho perrito negro que lo había estorbado desde estos últimos 9 años que había estado con él. Era imposible y otra pregunta le venía a la mente, bueno no era nueva, está siempre estuvo rondando en su mente, al igual que en la de los demás presentes, cómo diablos Kuromaru conocía a ese traidor de cuarta y ¿por qué lo había defendido?
Flash back
Estaban todos reunidos en la sala, ya era medio día y un Ayumu se encontraba más feliz que de costumbre con un linda motita de pelos que lo mordía, a modo de juego, y sus padres estaban frente a él, en los sillones.
-Ayumu-llamó la atención de su pequeño niño que lo miró algo curioso- respóndeme. ¿Por qué no me dijiste nada de esa mota de pelos?-miró el pequeño mohín de su hijo y la sonrisa amable de Naruto.
-no es ninguna mota negra-grito algo enojado ante el sobrenombre que le había puesto su azabache padre-
-Ayumu- dictó Sasuke con voz seria para que su hijo le respondiera la pregunta-
-bueno…-jugaba con sus dedos- yo no te lo dije- miró hacia otro lado, hasta la lámpara que tenía a lado suyo era más interesante que ver a su padre en ese momento-porque ya sabía que no te gustaban los animales y porque ya teníamos a Kurama-san- Sasuke soltó una risita y a Naruto se le cayó una gran venita-
-aun sabiendo que no me gustaban los animales y aun sabiendo cómo se sentiría kyu…-calló repentinamente al sentir un fuerte golpe en su cabeza.
Ayumu se quedó congelado ante los que había pasado ante sus ojos, su rubio oto-chan había golpeado sin aviso alguno a su oto-san en la cabeza.
Sasuke quedó noqueado unos cuantos segundos, no había notado esa aura asesina que se estaba formado a un lado de él. Pero jamás se imaginó que su lindo y tierno rubio lo golpearía sin vacilación alguna y sin ninguna amabilidad.
-dejen de tratarme como una maldita mascota- gritó Naruto, pero con la voz más ronca y con la mirada rojiza.
Y fue cuando Sasuke lo entendió, Naruto no lo había golpeado, si no había sido ese zorro apestoso al cual le encantaba fastidiar y a este también. Su odio, no odio, si no lo que sentían cada uno por el otro era tan mutuo. A Sasuke le gustaba molestarlo y a Kurama también.
Sasuke vio un gran momento de pagarle todas esas noches que tuvo que consolarse con su mano en el baño, ya que cuando estaba tan caliente y tan frenético, el estúpido zorro controlaba a Naruto. Bueno era Naruto, su cuerpo, pero su mente no, así que no, no quería ser ningún zoófilo así, que con su rabia hasta las nubes, entraba al baño con algo de crema. Maldito zorro, lo había hecho tantas noches, las cuales comenzaron de pasión con su rubio y terminaron con manuela y en el baño.
-kyubi, podrías dejar de controlar a Naruto- habló Sasuke.
-…-Kurama no respondió, sólo miró a ese pequeño perrito, que lo miraba curioso, Kurama en cambio afiló sus ojos logrando que el pequeño cachorrito chillara y se escondiera detrás del pequeño niño.
-deja de poseer a Naruto-repitió Sasuke, con una nueva idea en mente- estas asustando a la segunda mascota de esta casa- Sasuke sintió la mirada afilada y asesina de su rubio, y sonrió de un lado, estaba haciendo enojar a Kurama y eso le gustaba mucho.
-quien imaginaria que el agrio, FRIGIDO y bastardo Uchiha, tendría esa actitud- sentencio kyubi, regulando su voz como la de Naruto.
-frígido-pensó el azabache para levantar su ceja algo molesto por eso último.
-por lo menos no soy un zorro gigante al que lo consideran una mascota-
Ayumu no podía dejar de reír a sus adentros, siempre era lo mismo con Kurama y con su oto-san, siempre que hablaban siempre terminaban discutiendo.
-etto….-susurró Ayumu haciendo que los dos hombres le prestaran atención-¿y oto-chan?- preguntó ya que había pasado bastante rato en el cual el zorro había poseído al rubio.
-uff…-suspiró el zorro el cual cerro los ojos y cuando estos volvieron a abrirse el hermoso azul se hacía presente y de momento apareció un joven de cabellera rojiza y ojos rasgado cerca, en la sala y con una sonrisa la cual se borró al sentir el golpe de su contenedor al igual que la de Sasuke recibió.
Los dos miraron al rubio que tenía los dos puños bien cerrados.
-Kurama, si ofendes de nuevo a Sasuke no te lo perdonare- el azabache sonrió de medio lado- y Sasuke, si insultas de nuevo a Kurama un mes, sin ya sabes que- sentenció enojado. Mientras el perrito ladro llamando la atención de los mayores.
-ya veo, este es el cachorro- sonrió Kurama al verlo-aunque desde la última vez que lo vi, no ha crecido mucho que digamos-recordó el primer día que vio al cachorrito por primera vez.
-eso es verdad-opinó Naruto, cayendo en cuanta de ese hecho.
-yo no puedo opinar, ya que lo conocí ayer, pero respóndame hace cuanto que está en esta casa esa mota de pelos-
-bueno…esta ya casi tres meses- Naruto, Sasuke y Kurama, se sorprendieron bastante- ese no era el tamaño normal de un perrito a los tres meses, aun se veía como si tuviera un mes y medio y aunque no sabían mucho de animales y mucho menos de perros, era obvio que ese tamaño no era para nada normal.
-tal vez sea un chihuahua- opinó Naruto.
-no lo creo, se ve más… como mas ¿peludo?- dijo Kurama sin saber que palabra adecuada que usar.
-se parece bastante a Akamaru-sentencio Sasuke viendo mejor al pequeño perrito.
Ahora que lo miraba mejor Naruto, podía acreditar lo que dijo el azabache, ese perrito se veía idéntico a Akamaru, cuando este aún era pequeño. Aunque este era aún más pequeño.
-creo que mejor sería llevarlo a un veterinario- sugirió Kurama y el perrito a su vez ladro nuevamente llamando la atención de todos.
-no tienen que preocuparse-sonrió Ayumu –ya lo llevé a un veterinario en la aldea y me dijo que era normal, así que no se preocupen, ya está vacunado y todo lo demás-sonrió de nuevo, seguido por el animal.
Todos escucharon las palabras del menor, no mentía y parecía que el tamaño del perrito no le afectaba en nada.
-¿acaso no te preocupa el tamaño de tu perrito?- preguntó Naruto algo confundido.
-nop, a mí no me importa su tamaño, si se queda así es mucho mejor para mí. No ocuparía tanto espacio, como el perro de tío Kiba, y por el amaño que tiene se ve más tierno- a los tres les bajo una gotita de resignación al ver como el pequeño frotaba su mejilla donde el perrito.
-está bien, mi niño-sonrió Naruto revolviéndole los cabellos azabaches a su pequeño niño.
-ahora que lo pienso, ¿cuál es su nombre?- pregunteo desinteresado Sasuke, moviendo de un lado al otro su cuello para librarse del estrés.
-eso…-dudó en preguntar- lo que llamo nuevamente la atención de los mayores- quiero pedirle permiso a Kurama-san- tanto Naruto como Sasuke y Ayumu enviaron su mirada al hombre de cabellos fuegos.
-¿qué quieres decir con eso?- preguntó algo renuente, temiendo la respuesta de ese pequeño cachorro al que tanto apreciaba.
-no me digas que quieres ponerle… Kurama…-supusó Naruto, sacando una venita de enojo de Kurama y una sonrisa de triunfo de Sasuke para recibir una mirada de odio del hombre.
Sasuke sabía que ese apestoso zorro no le podía negar absolutamente nada a su azabache hijo, así que sería interesante llamar a esa mota negra por el nombre de ese apestoso zorro.
-…-Ayumu negó ligeramente ante la suposición de su oto-can-no, no quiero ponerle Kurama-el zorro suspiró aliviado y Sasuke chasqueo la lengua de fastidio- quiero ponerle…-se sonrojó y empezó a jugar nuevamente con sus dedos por el nerviosismo-kyubi-sentencio ante los mayores que se quedaron cursos ante tal petición.
-y ¿Por qué quieres llamarlo kyubi?-preguntó Kurama con una sonrisa tierna.
-por qué quiero que este perrito sea tan fuerte como lo es Kurama-san, quiero que este perrito sea amado como lo es Kurama-sana por oto-chan y oto-san- Sasuke, Naruto y Kurama, se sorprendieron ante las últimas palabras del niño, aunque siguieron escuchándolo- quiero que este perrito sea fuerte, que sea fiel y que este siempre a mi lado como lo es Kurama-san- sonrió ampliamente con sus mejillas sonrosadas y realmente muy feliz..
Una sonrisa amable y tierna se formó en los tres mayores, ese niño, su niño era especial, tenía una forma diferente de ver la vida a la cual ellos lo tenían, era porque él era todavía un niño, no, no era eso, era porque las personas que estaban a su alrededor hacia que el mundo del pequeño fueran tan bello.
-por mí no hay ningún problema- informó Kurama haciendo que el pequeño se abalanzara sus brazos.
-gracias Kurama-san-
-pero…-lo miró dudoso-quiero que ese perrito pase la tarde conmigo-pidió Kurama al pequeño niño.
Esa misma tarde Kurama y kyubi habían salido de la mansión Uchiha hacia el bosque ante la atenta mirada de todos. ¿Qué haría? no lo sabían, pero podrían confiar en el zorro.
La noche se hacía presente, ya no era novedad que Tsunade obachan y Shizune neechan ya no vinieran a casa, ya que según los concejeros, la Hokage tenía que dormir en la torre Hokage y no en ningún otro lugar.
Sasuke preparaba la cena y Naruto tomaba un rico baño de agua caliente. Siempre se turnaban para hacer las tareas de la casa, ese día le tocaba a Sasuke cocinar la cena y a Naruto descansar. Sasuke sabía perfectamente lo duro que trabajaba Naruto cuando él se iba de misión, el también haría las tareas de la casa, no se le caerían las manos por hacerlo, aunque Naruto, por extraño que pareciera al principio rechazo la ayuda del azabache alegando que Sasuke no podía cocinar y no quería que lo matara y que matara a su hijo de intoxicación. El azabache sintió su orgullo en el suelo y casi desaparecer a la nada para así explotar con el bin bang. Eso es lo que pensaba Naruto de él, si eso era lo que pensaba de él. La ira lo invadió y le saco en cara que había vivido solo cuando niño y que no sólo había vivido de ramen como él y que ni loca había permitido que el maldito de Kabuto lo alimentara, así que amarrándolo en una silla a Naruto y poniéndole una media en la boca al aludido para que no gritara que lo suelte, comenzó a cocinar como un profesional ante la incrédula mirada el rubio.
Había sido lo mejor que había comido en su vida, bueno no exageraría, no quería que el ego de su esposo aumentara, así que sólo dijo:
-No está nada mal- sintió la mirada de su azabache esposo y sonrió resignado.
Desde ese día todo fue repartido entre los dos. El aseo, la lavandería y la comida.
Mientras tanto Naruto se sentía algo vacío, sin su jinchuriki en su interior, no tenía con quien hablar cuando estaba solo, se acostumbró a llevar conversaciones simples pero muy afectivas con su amigo zorro, pero aun así, sabía que no tardaría mucho en llegar. Sentía como su zorruno amigo se acercaba a gran velocidad a la mansión Uchiha, en su mente se preguntaba que había ido a hacer con el perrito de su hijo, ya le preguntaría cuando este volviera a su interior.
Ayumu esperaba ansioso en el patio a Kurama-san y a su perrito, llamado kyubi, se sentía tan nerviosos, sabía que el bijju de su padre no le haría nada a su perrito pero aun así se sentía algo preocupado por este. Moviéndose de un lado al otro tratando de distraerse con algo para dejar su preocupación de lado. Miró como su oto-chan bajaba las escaleras con una toalla en sus hombros.
-relájate, mi niño- se acercó Naruto hacia su hijo que se encontraba algo nervioso.-confía en Kurama, el cuidara de kyu-chan- sonrió tiernamente, recibiendo la enorme mirada de su hijo que también había sonreído.
-es sólo que…-
-llegamos- interrumpió un mayor de cabellos rojizos con un perrito en sus brazos.
Kurama le había devuelto a su perrito a su pequeño niño. El cual lo recibió con gran cariño y el perrito lo había lamido a su pequeño dueño.
-¡kyubi! dormirás en mi habitación- levanto al perrito al aire y lo miró como si de un bebe se tratase.
-no- sentencio una voz desde la cocina- permití que se quedara, pero no dije que dormiría dentro de casa—recibió la mirada de todos los presentes.
Sasuke no podía estar hablando en serio ¿verdad? No. Su padre estaba hablando bastante enserio acerca de que el perrito no dormiría dentro de la casa.
-pero…oto-san- sollozó su pequeño hijo. Abalanzando a su pequeño perrito-
-Sasuke, no debes estar hablando enserio- habló esta vez Naruto.
-lo estoy haciendo, esa mota de pelos no se quedara dentro de casa hasta que…- Sasuke sintió como su hijo se acercó hasta el en una velocidad impresionante-ejem- se aclaró la garganta para seguir hablando, ver a su hijo con esa mirada era su debilidad- si quieres, que esa mota de pelos duerma contigo debes mejorar en tus notas, Ayumu-
-pero Sasuke… Ayumu últimamente está bien en sus notas por no decir excelentes- trató de mediar el rubio, tratando de interceder por su hijo, con su serio y puntilloso padre-+
-eso lo se bastante bien, Naruto- miró al rubio con algo de complicidad y este lo entendió, mientras tanto Kurama solo se había quedado al margen ante aquella pero cálido momento familiar-Ayumu- llamó la atención de este nuevamente, ya que, notó los ojos de ruego de su pequeño niño hacia el-
-que…pasa- sus ojos ya se encontraban llorosos-
- tus notas son muy buenas, mejores que las que espere- miró a Naruto, el cual frunció un poco el ceño. Sasuke agradecía que su hijo haya sacado su inteligencia. No quería decir que Naruto era un tonto, pero a nivel intelectual él le ganaba al rubio.- pero en la teoría. Tienes un mes para mejorar tus notas en la práctica, si no, esa mota de pelos se quedara a dormir fuera para siempre- termino de hablar, sin aceptar ninguna otra sugerencia y el pequeño lo había decidido en ese momento, él lo haría, aunque era bastante complicado para él, lo haría, daría su mejor esfuerzo para salir adelante.
Tanto Sasuke como Naruto lo sabían a la perfección del pésimo desempeño de su hijo físicamente en la academia. No supieron de quien lo había heredado, la familia del rubio siempre fue buena, la del azabache excelente, pero este niño, había salido muy temeroso hacia los entrenamientos. Sería una buena oportunidad para logar que su hijo sacara su verdadero potencial, el potencial de un Uchiha Uzumaki.
Ya había pasado un mes desde la condición de su padre y le había sido bastante difícil para Ayumu cumplirla. Sus primeros días fueron los más letales de su “vida” según el pequeño, había enfrentado sus miedos. A él no le gustaba la violencia, pero tampoco le gustaba perder, pero su deseo de no herir al otro contrincante hacia que perdiera. Cuando le preguntaban porque se dejaba dar un paliza el sólo respondía, es que es más fuerte que yo ,y así fue, en los entrenamientos físicos, antes siempre llegaba último, su condición no era muy buena que digamos, no le gustaba tanto esforzarse, pero cuando eso dependía de su perrito no se había contenido ni un segundo. Cayó en cuenta, que su condición mejoraba rápidamente y que era bastante más fuerte de lo que él creía.
Ya fin de mes, mirando a su perrito en la casita que estaba fuera de la casa frente a su habitación. Era tortuoso verlo ahí, tan solo, la primera vez trato desobedecer a su padre así que por ese chistecito suyo, había acabado castigado una semana, sin poder ver, ni jugar con su perrito. Eso era peor que el durmiera fuera.
Ayumu en la lección de aquel día, tuvo realmente buenos resultados, había ganado la batalla ante el “más fuerte” de la clase. Todos se sorprendieron, bueno no tanto, pero desde hace un mes su pequeño amigo ya no había sido el mismo, aunque aún se veía su renuencia hacia eso en sus ojos, cuando la batalla o la práctica comenzaba cambiaba su mirada, por una, la cual nunca habían visto. Una más decidida, una más confiada, una más seria. Todos notaron su progreso, fue tanto que hasta se sorprendieron verlo tan así, tan calculador, ahora si estaba sacando a relucir sus apellidos.
Todos los niños esperaban a sus padres que estaban en una reunión dentro de la academia, para recibir las notas de sus hijos, estaba algo preocupado por no llenar las expectativas de su padre y dejar a su pequeño perrito dormir fuera de casa. Ni quería pensar en eso. Esperando con sus pequeño amiguitos vio cómo su padre, su oto-san, el cual era visto lujuriosamente por las madres de su compañeros se acercó a él.
-felicitaciones, Ayumu-sonrió imperceptiblemente Sasuke mirando a su hijo.
Ayumu no pudo contener la felicidad que había dentro de su pecho, era tan feliz, su esfuerzo, sus fuerzas y su empeño habían sido en vano.
Una semana trascurrió sin novedades, aunque Ayumu se sentí algo retraído por los rumores que estaban corriendo en la academia. Los Inuzuka, bueno mejor dicho su “primo” había dicho que un perro de la camada de su clan de perros ninjas había desaparecido hace ya cuatro meses. No podía ser posible, era el mismo tiempo en el que había estado viviendo con kyubi y lo había encontrado debajo de la lluvia.
Ese fin de semana sus padres, bueno, exactamente su oto-chan había organizado una comida para todos sus conocidos, ahí estarían todos los líderes de los clanes al igual que sus tíos y los hijos de estos. No quería correr peligro, así que esa mañana dijo a su padre que saldría de caminata al bosque con kyubi.
-tus tíos están prontos a venir- negó Naruto a la salida de su hijo en ese día.
-pero…oto-chan, quiero que kyubi conozca el bosque- renegó.
-Yuu-chan, ellos llegaran pronto, quédate en casa con nosotros-habló compresivamente Naruto.
-no quiero- respondió con un puchero.
-¡Yuu-chan!- regañó algo molesto ante la respuesta de su niño, era extraño que se portara de manera tan rebelde.
-déjalo, Naruto, si quiere ir. Quiere ir. No le podemos obligar a hacer algo que no quiera- repuso Sasuke mirando a su hijo.
Estaba en total desacuerdo con Naruto, y eso era extraño, bueno para Sasuke que su hijo conviviera con sus “tíos” no le agradaba mucho. Sasuke aun desconfiaba en ellos por tantas cosas que le habían hecho. No quería que su hijo tuviera cercanía con ellos. No sabía porque, pero tenía ese leve sentimiento que en cualquier momento les clavarían una estaca en la espalda. Así que era bueno para él, que su hijo no forzara lazos tan fuertes con ellos, no le agradaban.
-pero, Sasuke-
-ya déjalo Naruto, él es un niño- sonrió de medio lado leyendo el periódico-
-pero… tus primos…-
-gracias oto-san- le dio un beso a su azabache padre-ya regreso- se despidió de su oto-chan igualmente con un beso.
Lo vieron como saltó hacia el filo de la gran pared que los separaban del bosque con su perrito en brazos.
-ellos no son mis primos- mencionó antes de desaparecer de la vista de sus padres. Dejando a un Naruto sorprendido.
-no te preocupes Naruto, Ayumu, es muy listo, aunque tenga 7 años. El de una u otra forma no trata de formar lazos tan fuertes dentro de esta aldea inconscientemente, ya que, tal vez sepa que será traicionado- opinó.
- Sasuke, Ayumu es un niño, creo que el debería convivir más con sus amigos en lugar de estar encerrado o de divertirse solo-
-no te preocupes, Ayumu aún no forja su personalidad por completo, por eso cambia de actitud constantemente y Naruto- lo miró a los ojos- no debes ser tan ingenuo-
-ya lo sé, Sasuke- mencionó algo melancólico al saber a lo que se refería.
Más tarde en ese mismo lugar.
-¿y dónde está Ayumu?- preguntó Kiba al notar que la pequeña copia de ese vengador no estaba jugando por ahí.
-fue a jugar en el bosque- informó Naruto- él es muy curioso y le gusta explorar muchos lugares-
-ya veo- respondió Kiba interesado.
-nos enteramos que Ayumu-chan ha mejorado mucho- habló esta vez Shikamaru integrándose a la conversación-
-creo que sería un muy buen maestro para nuestros hijos- desvió la mirada hacia todos los niños, de por lo menos cinco años, corriendo de un lado al otro tratando de atraparse.
-no lo creo- hablo Sasuke pro primera vez.
-no te lo tomes así, Sasuke- notó la mirada enojada del azabache mayor- sólo era una broma- trató de tranquilizar Lee.
Ya era más tarde y todos los invitados llegaron, conversaron y todo eso, fue cuando Shino, el hombre peli café de gafas cerca de una bella mujer mencionó que hace varios días había recibido varios informes de un oso salvaje en el bosque.
Naruto al igual que Sasuke abrieron sus ojos grandes.
Debían mantener la calma, su niño debía estar bien. No, como diablos debían mantener la calma en un momento asi. Sasuke ya estaba listo para salir a buscar a su primogénito. Haría todo lo posible para no perderlo. Mientras que Naruto sentía morir ante tal noticia.
Ayumu simplemente caminaba dentro del bosque con su perrito que le seguía a un lado, estaba tan feliz por estar ahí, le encantaba ese bosque, era tan tranquilo.
No sabía que había pasado antes con sus padres, pero notaba a leguas como su oto-san, desde que recordaba había dejado en claro el hecho de no estrechar los lazos con ellos, que se decían ser sus “tíos”. No lo sabía, pero le haría caso.
Al contrario, su oto-chan se oponía a aquella actitud fría que el pequeño tenía con ellos. No sabía qué hacer con esas dos ideas que trataron de meterle en su mente. Pero al final supo que no era muy buena idea ser tan cercanos a los mayores y mucho menos a esos pequeños niños, aunque algunos le caían realmente bien. Salió de sus pensamiento al darse cuenta que se encontraba en un lugar totalmente desconocido de ese bosque. Se había perdido, esto no podría ser peor, pero al seguir caminando de manera recta había encontrado una gran cueva. Su curiosidad lo venció, como tantas veces lo había hecho, camino hacia la cueva y se adentró a ella sin vacilación alguna, aunque tenía algo de miedo. Miró a kyubi, y se puso serio, no podía dejar que su lindo perrito lo viera débil igual que antes, él ya era un niño grande.
Ayumu siguió caminando seguido por su perrito que se adelantaba un poco. Notó como la oscuridad era más espesa en aquel lugar. Bueno no había nada, así que regresaría de nuevo. Algo decepcionado al no encontrar nada, trato de salir de la cueva sobre sus pasos, pero repentinamente sintió como piso algo acolchonado.
Inmediatamente cayó al suelo y seguido escuchó el rugir de un gran animal en su rostro. Dios a qué lugar había entrado. Sin pensarlo dos veces agarró a kyubi entre sus brazos apretándolo contra su pecho. Sin más y sintiendo su adrenalina a mil, salio de ese lugar siendo perseguido por el gran animal.
Salió de la cueva a gran velocidad y observó que era un gran oso. No sabía si era que el mundo empezaba a odiarlo nuevamente, pero había tropezado con algo, su perrito chilló un poco al sentir el golpe. Ayumu, asustado se había sentado rápidamente, sus piernas no podían moverse del miedo y se arrastró hacia atrás solamente con sus piernas. Miró como su perrito desesperadamente trató de zafarse de su agarre. Tal vez quería abandonarlo, bueno no le culparía, así que aflojó su agarre y lo vio, como su perrito, ese can tan pequeño quería enfrentar a ese gran oso.
Los ladridos de kyubi resonaban en todo el bosque, esos ladridos tan agudos, tan chillones que le caracterizaban a un cachorro. Ayumu sintió cada vez más miedo, el retrocedía dos pasos al ver como el oso se acercaba otras dos pasos más... vio como el gran oso se abalanzaría hacia su perrito y hacia él, así que solamente pudo cerrar sus ojos esperando el fin, pero sin antes abrazar nuevamente a su perrito.
Naruto estaba que casi moría, pero en ese momento escuchó la voz de Kurama.
-no te preocupes- trató de tranquilizar el zorro a su contenedor.
- ¡¿cómo quieres que me tranquilice mientras mi pequeño niño está en el bosque con esa bestia?!- gritó eufórico.
- no te preocupes, Ayumu estará bien ya que…-
Al último segundo sintió como su perrito se zafó nuevamente de su agarre y repentinamente sintió una gran ventisca en su rostro. Esperando el ataque del gran animal lo cual nunca llegó, abrió lentamente sus hermosos ojos, mirando con sorpresa lo que tenía frente suyo. Tenía frente a el aun enorme can negro con nueve colas y en ellas anillos de fuego como en cada una de las patas de este.
Que era esa cosa, se preguntaba interiormente, pero enseguida lo notó, había sido su pequeño perrito…kyubi.
Aun así no estaba nada relajado, tratando de disimular todo lo que ocurría en su interior, despidió a todos los invitados de la casa. Invocó a su bijju nuevamente para que explique mejor lo que pasaba y porque había detenido a Sasuke cuando este ya estaba yendo en busca de su hijo.
-recuerdan ese día que pedí prestado a kyubi-comenzó a explicar- ese mismo día le concedí mi propio chacra a ese pequeño cachorro. Él es ahora como un bijju que puede tomar dos formas, su forma normal la cual conocemos y esta forma…apareció repentinamente en el patio de la mansión un gran perro con nueve colas en llamas y su hijo sobre este más feliz que nunca.
Los dos padres suspiraron al ver a su hijo sano y salvo.
-oto-san, oto-chan, kyubi se puede transformar y puede hablar- informó a los presentes.
-así que en verdad fui capaz de transformarme- el pequeño niño escucho una voz en su mente, una voz no tan ronca ni tan fina, parecía la voz de alguien de 18 años muy amable y amistosa.
-kyu…bi-susurró sin aun creérselo, su perrito se había convertido en ese majestuoso lobo, se alegró, se levando y abrazo al enorme animal, aunque era muy grande, así que kyubi tuvo que recortarse par a poder recibir el abrazo.
El gran lobo con una simple mirada había hecho que ese gran oso regresara de nuevo a esa cueva.
-sí, soy yo- respondió en la mente del niño que aún le abrazaba.
-¡es sorprendente! ¡Quién diría que podrías ser tan grande como mi cama!-
Sacó una gotita al lobo- bueno… soy más alto que tu cama- lamió al pequeño.
-¿y porque no te transformaste antes?-
-no podía hacerlo, Kurama-san, no me dijo como hacerlo, aunque tengo una leve idea de cómo hacerlo-
-¿Kurama-san?- preguntó confundido el pequeño ¿que tenía que ver el bijju con su perrito?
- bueno ese día que me llevó, implantó chacra en mi interior, me había explicado de lo que era capaz de hacer y como veras, soy de naturaleza fuego como él lo es, pero nunca me dijo el cómo debía transformarme-
- pero dice que ya los sabes, ¿es fácil?-
-bueno no lo es, pero ya lo sé es…-
- querer proteger a alguien aunque eso signifique morir, explico Kurama a los mayores.- yo hice que el chacra que implanté dentro de kyubi, fuera solamente para cuando sienta que su verdadero dueño, este en peligro, de otra manera no podría activarlo-informó.
- eso es decir, en pocas palabras, cada vez que Yuu-chan este en problemas yo me trasformare para protegerlo- terminó la explicación kyubi.
- entonces en ese estado de trasformación es cuándo puedes hablar-
- eso es verdad, Naru-san-
-¿Naru-sana?- preguntó confundido Naruto al escuchar el nombre por como lo llamaba en gran lobo-no…no... Te preocupes puedes llamarme como quieras- sonrió amenamente y algo nervioso.
-eso quiere decir que tú eres el guardián de Ayumu- habló fríamente Sasuke.
- en simples palabras, sí, soy el guardián de Yuu-chan-y Sasu-san, podría dejar de mírame con esos ojos de desconfianza por favor, yo no hace nada que lastime a su hijo, ya que es mi amigo también-
-no es eso, kyubi, me pregunto qué pasaría si Kiba descubriera que tú eres la mascota de su hijo- sentencio Sasuke.
Sasuke lo sabía, desde el momento que había visto al pequeño perrito lo sabía, tenía ese gran parentesco, un perro ninja del clan Inuzuka…
Continuara….n.n