Capitulo II
Tus labios
Your lips
Aquel hombre alto, fuerte y buen parecido era… ¿Yahiko? Sus cabellos y sus ojos, inconfundibles, le decían que sí. Mirándolo mejor, se notaba que en verdad no había cambiado mucho, simplemente había madurado, al igual que lo había hecho su hermano. Lo miró atentamente, en altura había crecido bastante, le llevaba una cabeza de diferencia y sus facciones eran bien marcadas y masculinas. Algo en su interior se removió inquieto, al comprobar que seguía siendo tan lindo como antes. Estaba vestido con una camisa blanca y un jean oscuro. Sencillo, pero bien vestido.
-¿Me invitaras a pasar o te quedaras viéndome como bobo todo el día? –Aquellas palabras burlonas lo sacaron de su inspección y de sus pensamientos.
-No te hagas el lindo, Yahiko. Solo miraba lo mucho que has crecido. –Respondió cruzándose de brazos e intentando esconder un pequeño hormigueo de vergüenza y un repentino calor en sus mejillas.
-Eso debería decirlo yo. Has crecido mucho desde la última vez que te vi. – El hombre se peinó los cabellos con la mano y mantuvo su mirada inexpresiva. – Eres muy parecido a tu madre y a tu hermano. –Le dijo esta vez poniendo las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.
-¿Quieres pasar? –Preguntó con algo de sarcasmo Sasuke mientras sonreía de medio lado.
-Claro, pensé que nunca lo preguntarías. –Respondió con el mismo tono sarcástico, ingresando al interior de la casa. Y siguió caminando hasta la sala, esperando a que su anfitrión cerrara la puerta y lo alcanzara. –Es una linda casa.
-Si. –Fue lo único que dijo. -¿Algo para tomar?
-Me leíste la mente. Si por favor. Un café estaría bien. –Y siguiendo al menor, se sentó en las butacas de la barra para desayunar, sin quitar la mirada de la estrecha espalda de Sasuke, quien le preparaba un café batido. –Por un momento pensé que no te acordabas de mí. –Cortó el silenció que se había formado, preguntando de forma monótona manteniendo la misma tonalidad.
-Como podría olvidarte… -Luego de decir eso, cayó en la cuenta de lo que sus palabras significaban y de lo que el otro podría interpretar. Yahiko sonrió para si, y estrechó los ojos fijando aun más su vista en el joven. Sasuke se dio vuelta repentinamente, sintiendo la penetrante mirada del mayor. –Después de todo, ibas casi todos los días a casa. –Intentó no hablar temblorosamente, y se tragó nuevamente aquella sensación. Se puso lo más serio que pudo y siguió batiendo como si no hubiese dicho nada. Jamás se ponía nervioso, pero aquel amigo de la infancia de su hermano, estaba consiguiéndolo.
-Es verdad, después de todo lo que vivimos, como podríamos olvidarnos. –Dijo, y tras un pequeño deje de burla estaba la verdad y la seriedad de lo que aquellas palabras significaban. Los labios del mayor se curvaron en una media sonrisa y sus ojos esperaron ver la reacción del menor.
Aquellas palabras dispararon sus recuerdos… aquellos en donde Yahiko estaba presente y donde él, siendo un niño inocente, deseaba pasar tiempo y jugar tanto como pudiera con el mayor. Se recordó a si mismo, recordó al pequeño que había sido tiempo atrás…y también recordó las palabras que inocentemente le había dicho una vez a aquel muchacho entrado en la pubertad que ahora era un adulto.
-¿Qué me quieres decir, Yahiko? ¿Acaso siempre me has tenido presente en tus recuerdos? –Rió con burla. El también sabia jugar muy bien ese juego, porque sabia perfectamente que aquel hombre se estaba aprovechando de lo que había echo y dicho cuando apenas tenia 9 años.
El aludido rio ante la defensiva en la que se encontraba el menor. Sasuke solo curvó sus labios y frunció el seño sintiéndose levemente humillado al no haber tenido efecto sus palabras sobre el otro. Le entregó el café en completo silencio, sin preguntar si deseaba algo más.
-Tranquilo Sasu, obvio que siempre me acordaba de vos, más aun cuando me fui a vivir a otro país y ya no podía ir a visitarte. Ni siquiera a tu hermano. –Luego de confesar sinceramente aquello, sorbió de su bebida con suma tranquilidad. Mientras que Sasuke se había quedado pasmado. Pero intentó relajarse y tranquilizarse, no podía dejar que el hombre de cabellos color bergamota lo aturdiera. -¿Cómo están tus padres? ¿Tu madre sigue tan cálida y hermosa como siempre? Hace muchísimo que no los veo, ahora tu padre ya no me intimidara con su mirada. –Dijo sin mover mas músculos de los necesarios, simplemente movió los labios.
-Están bien, igual que siempre. –Frunció el seño al escuchar aquel cumplido hacia su madre, por un momento sintió que Yahiko le parecía un pervertido, y sonrió burlón ante la idea de verlo intimidado bajo la intensa mirada de su padre. Solo recordaba que ante la presencia de Fugaku, el peli rojo se portaba demasiado bien y educado, como un robot. Ahora entendía el porque. Rió levemente y el mayor captó esa sonrisa blanca y verdadera. Era una sonrisa muy hermosa, pensó sin escrúpulos, tal cual a cuando era niño.
Se quedaron en silencio. Yahiko terminó su bebida y le entregó la taza vacía a su anfitrión.
-Gracias, estaba rico. –Su expresión aunque tranquila, era un poco seria. Sasuke extendió la mano y agarró el elemento para limpiarlo y guardarlo en su lugar. Sin decir nada, Yahiko se levantó y caminó a la sala para sentarse cómodamente en el sofá color natural. Al poco tiempo, Sasuke lo miraba desde el umbral, levantando una ceja. ¿El sujeto creía que estaba en su casa o que? No dijo nada, caminó y se sentó en un sillón individual. – Ven, porque no te sientas a mi lado. –Dijo dando dos golpecitos al almohadón junto a él.
-Así estoy bien. –No tenía pensado mover un musculo de ese lugar, y mucho menos para ir junto al más alto.
-¿Tienes miedo de que te haga algo? –Se burlo mirándolo con ojos brillosos.
-Yahiko, ya soy mas grandecito, tus juegos no sirven conmigo. ¿O acaso crees que soy idiota? –Había sarcasmo y burla en sus palabras, que fueron acompañadas de una media sonrisa de conformidad.
-Ya veo… - El mayor se quedo un momento en silencio, viendo hacia la nada. A Sasuke le pareció ido, como si se hubiese dormido con los ojos abiertos. Tan fijamente lo miraba que cuando por fin el otro reaccionó y movió los ojos para enfocarlo, se sobresaltó levemente. -¿A que hora llega tu hermano? –Preguntó de la nada. Recostándose desvergonzadamente en el amplio mueble acolchonado.
-No lo se, dijo que me avisaría, porque estaba casi seguro de que se demoraría. –Respondió a la cuestión. Ahora que lo pensaba, comenzaba a incomodarse al estar a solas con el mayor, y esperaba que su hermano no se demorara demasiado, aunque para su desgracia, aun era muy temprano.
-Sasuke…-El mayor se paró con suma lentitud y, rodean una mesita ratona que se interponía entre ellos, caminó hacia el de cabellos negros a pasos firmes. Su figura imponente se detuvo frente a Sasuke y desde arriba lo miraba con ojos filosos e insistentes. El menor se tensó en el lugar, Yahiko estaba muy cerca y la mirada que tenía lo confundía. –Párate. –Le ordenó con voz severa. O por lo menos eso le pareció al de tez blanca nívea. No sabía como reaccionar, que decir o que hacer. Pronto, ante su falta de reacción, los brazos de Yahiko se extendieron hacia él.
El menor, sin dejar de mirar hacia los ojos del mayor, tan penetrantes, se sujetó de los antebrazos extendidos del otro y fue elevado con lentitud hasta quedar de pie, ambos frente a frente. Con una notoria diferencia de alturas, Sasuke mantenía su cabeza en alto, mirando hacia arriba. Yahiko soltó los brazos del menor con un roce lánguido, tocando la piel blanca. Uno de sus brazos calló a su lado, mientras que el otro, se elevó hacia el rostro del de ojos negros casi haciendo contacto con las suaves mejillas, siguiendo para agarrar un mechón de cabello azabache.
Ambos se miraban sin mover ningún musculo, sin hacer ninguna mueca, sin hablar. Eran dos estatuas que se miraban eternamente, buscando en la mirada contrario algún indicio de calidez, buscando sentimientos y sensaciones.
Los dedos de Yahiko resbalaron de los cabellos y esta vez sí bajó hasta la tersa mejilla derecha del contrario, acariciándolo con dulzura. La nula expresión de ambos también era la confusión de Sasuke y el autocontrol de Yahiko. Se miraban intentando esconder toda emoción, esconder lo que en ese momento la situación los hacia sentir. Pero el cuerpo del menor no pudo evitar reaccionar, acelerándose el corazón de manera repentina, ocultarlo en su rostro era fácil, pero en su mirada y cuerpo, las sensaciones y la cercanía de aquel hombre tenían un efecto en él.
Mientras que el abogado, intentaba por todos los medios contenerse. Hacia demasiados años que no veía a aquel “pequeño” de brillantes y únicos ojos negros. La última vez que lo había visto, fueron años atrás cuando sus estudios secundarios habían concluido. Luego de eso se fue al exterior a formarse y recién ahora volvía. Ya habían pasado alrededor de 9 años. En todo ese tiempo jamás había podido olvidar aquellos ojos negros. En ocasiones, al acostarse por las noches divagaba pensando en como estaría y que aspecto tendría luego de tantos años, como había crecido, ¿se habría echo mas alto, mas fuerte, mas inteligente? Pero al verlo ahora solo podía pensar en que en estos años pasados Sasuke se había hecho más hermoso. Demasiado. Ante sus ojos tenia a un joven atlético, de musculatura perfecta pero no excesiva lo podía ver afinadamente en su torso desnudo, perfecto. Su piel blanca sin marcas ni cicatrices y su cabello negro. Ciertamente su cuerpo era una obra de arte. Lo único que faltaba, y que quería ver nuevamente era esa sonrisa cristalina y ese resplandor de admiración y algo mas que aparecían en sus ojos cuando lo veía llegar. Como cuando era un niño. Quería que lo mirara de la misma forma.
-Indudablemente te has convertido en un joven muy apuesto, Sasuke. –Soltó cortando el silencio el mayor. Haciendo de esta forma sobresaltar al de cabellos negros ante aquel revelador cumplido. Fue entonces que el menor no pudo contener mucho más la mirada, y por primera vez la desvió, enfocándose en el suelo, sintiendo un calor en su cuerpo, vergüenza y pena. El más alto sonrió de medio lado. -¿Yo como me veo? ¿Cómo me ves, Sasuke? –La pregunta desconcertó al aludido. ¿Acaso todo aquello era un juego? Yahiko acababa de decirle que era apuesto y ahora le preguntaba aquello. Elevó la mirada y lo vio. Tan serio, tan frio, pero a la vez tan ardiente. No era un juego… él iba en serio, lo decía en serio… Y eso de alguna forma lo asustó, lo confundió. No quería volver a ser aquel pequeño de antaño, aquel niño que miraba al joven de cabellos naranjas con admiración y algo mas.
-¿Qué clase de pregunta es esa? –Sasuke se apartó cortando el leve contacto que tenían, dio un paso al costado, ya que hacia atrás no podía y se cruzó de brazos.
-Lo siente, ¿te incomodé con la pregunta? –Burla, otra vez se notaba en su voz que se estaba divirtiendo. Poner nervioso al de tez pálida le divertía. Era su forma de esconder algo mucho mayor. Algo más peligroso. Algo que tenía prohibido.
-No me tomes el pelo Yahiko. Ya no somos los de antes, deja de comportante como si el tiempo no hubiese pasado. –Sasuke sentía que debía alejarse, porque sino algo resurgiría de lo mas profundo de su interior, y no estaba dispuesto a lidiar de nuevo con eso. No quería volver a ser apartado, rechazado y olvidado… Había sido muy ingenuo y joven, pero ahora las cosas eran diferentes.
El abogado se mantuvo en silencio mirando con seriedad el cuerpo delgado del Uchiha. Si bien no demostraba nada, dentro de él las cosas eran realmente un alboroto. Empezando por la sorpresa de haberse encontrado con Sasuke de improvisto, luego verlo físicamente tan grande y hermoso. Aun no estaba listo para lidiar con algo como eso, nunca pensó que encontrarse con el hermano de Itachi lo afectaría tanto. Siempre pensó en volverlo a ver, se lo había prometido después de todo, pero aunque también había pensado que tendría todo bajo control, que podía manejarlo, pero ahora se encontraba actuando de manera inapropiada. No podía controlarlo, ni la situación ni los sentimientos.
-Sasuke… ¿Lo recuerdas? –Preguntó suave pero firme. Inmediatamente el menor supo a que hacia referencia esa pregunta, lo sabia perfectamente. En su interior recorrió una oleada de alivió. Que Yahiko le preguntara eso significaba que él no lo había olvidado.
-No se a que te refieres. –Mintió girando su rostro hacia otro lado. ¿Por qué era tan difícil enfrentar la verdad? ¿Por qué le costaba tanto esconder o liberar sus sentimientos? La aceptación era algo que se negaba a salir de su interior.
-No te hagas el tonto. –El mayor estrechó los ojos con algo de enfado ¿De verdad no sabia? ¿Por qué le mentía? –Sabes perfectamente que me refiero a la promesa que te hice hace mucho. ¿La recuerdas? ¿Recuerdas como fue nuestra despedida? –Yahiko estiró una mano y agarró uno de los brazos de Sasuke. Éste lo miró con ojos magnos ante el veloz movimiento y el abrupto agarre. -¿O acaso eso ya no tiene importancia para ti? Dime, Sasuke, ahora que me tienes enfrente ¿Te has olvidado de lo que sentías por mi? ¿O ya no te interesa? Tal vez no soy la persona que esperabas que fuera. –Hizo una pausa, y soltó el estrecho brazo. –Tal vez dejaste de esperarme hace mucho tiempo. –Por un mínimo tiempo Yahiko evitó mirar a los ojos al menor. -Sasuke, ¿Para ti es una estupidez sentir lo mismo después de haber pasado tantos años?
Un silencio incomodo inundó el ambiente. Sasuke era incapaz de asimilar todas aquellas palabras, todas aquellas preguntas. Era incapaz de asimilar sus propios sentimientos. Desvió la mirada sin intenciones de responder, no quería decirle lo mucho que lo había extrañado, lo mucho que lo había esperado. Por un momento se obligó a olvidarlo, no valía la pena quedarse atrapado en una promesa lejana e improbable de cumplirse. Ni siquiera sabia si lo iba a volver a ver, ¿Acaso estaba mal haber dejado de lado aquel sentimiento? ¿Acaso estaba mal olvidarse de promesas infantiles? Ya era grande, ahora era capaz de comprender la situación, y su lógica le había dicho que madurara y dejara en el olvido a Yahiko. Pero ahora lo tenia frente a el.
-Dime, ¿Aun quieres que cumpla esa promesa? –Preguntó seriamente. No insistiría, si para Sasuke ya no tenia importancia, entonces él no seguiría adelante. Aunque deseaba que Sasuke lo aceptara, que lo mirara nuevamente con aquellos ojos y que le dijera nuevamente aquellas palabras. Que le pidiera que cumpliera la promesa. Pero el menor solo se giró para de esta forma darle la espalda y se mantuvo en completo silencio. -¡¿Acaso no lo quieres?! –Emitió elevando la voz. -¿Acaso ya no me quieres? –Yahiko susurró. Todo se estaba saliendo de control, ya no se conocía a si mismo. Ya era grande, un adulto completamente entonces, ¿porque se sentía tan dolido, tan rechazado? –Entonces si así lo quieres, hagamos como si esta conversación nunca pasó, olvidemos por completo ésta y la de hace 9 años atrás. Olvídame como yo hare contigo.
Sasuke se giró, no se esperaba aquellas palabras…en verdad no sabia que esperar. Yahiko le dio vuelta la cara, evitando encontrar sus miradas. No, no quería eso. Era verdad que por años había olvidado ese sentimiento que había tenido por el mayor, pero ahora que lo veía, que lo tenia nuevamente frente a sus ojos…
-Yo… -Sasuke estiró una de sus manos para intentar tocar el hombro del de cabellos claros, pero su mano fue atrapada por la grande del mayor y su barbilla fue elevada con la otra mano. Ambos se miraron con profundidad.
Yahiko acercó su rostro al del menor con lentitud, esperando ser rechazado, pero a tan solo unos segundos, pudiendo respirar el aire de Sasuke, éste no se movió. Sonriendo leve, casi imperceptiblemente, acortó la distancia. Sus labios se encontraron en un suave rose. La mano del menor que había sido aferrada, fue liberada, y su opresora bajó hasta la cintura del cuerpo más pequeño.
El beso fue largo y suave. Dulce y cálido. Por fin tenían su segundo beso, uno que Yahiko se permitió dar. Uno que Sasuke podía recibir.