Habían llegado a Jötunheim la mañana anterior y, al contrario de lo que hacía Clint en Asgard, se había pasado el día yendo arriba y abajo, explorando el patio central, donde crecía un hermoso árbol blanco.
Cogió una piedra y la tiró en un cuenco que había al otro lado, luego subió de un salto a un torreta que había al lado y, de salto en salto llegó a la torre donde más alta, desde donde podía ver perfectamente casi hasta el pueblo siguiente.
Era hermoso. Y la verdad, no entendía porque Loki había sido tan reticente a llevarlo ahí con él. Definitivamente el clima no era el más confortable, pero él estaba acostumbrado a temperaturas extremas. Además, su prometido se había encargado de que no sintiera frío poniéndole algunos hechizos y dándole un gran abrigo hecho de pieles por si acaso.
En cierto modo se sentía como un hombre de las cavernas.
Después de haber echado un vistazo a su alrededor decidió bajar e ir a explorar el palacio por dentro. Enfiló por el primer pasillo hasta que llegó a una gran sala, abierta de bate a bate donde había un gran mapa en color sepia que ocupaba toda una pared tan de ancho como de altura y en donde se podían ver a nueve círculos. Sus ojos se clavaron en el que estaba justo en medio, a la parte inferior: La Tierra.
Cogió una escalera y se subió hasta que llegó a la altura de Estados Unidos.
-Fy arglwydd.- uno de los sirvientes de confianza de Loki estaba ahora al final de la escalera.- Tóquelo.- le dijo con una sonrisa.
-¡Oh!- un jadeo de sorpresa escapó de sus labios al ver como al tocarlo el mapa de La Tierra se agrandaba hasta ocupar casi todo el mapa.- Wow.- Tocó un punto de la Estados Unidos, viendo como dicho país se agrandaba, luego posó sus dedos sobre New York y lo vio, es decir, lo vio todo: los coches, las personas corriendo para resguardarse de la lluvia, los árboles danzando al son del viento. Movió las manos para mover el mapa de la ciudad hasta llegar a la Stark Tower.- ¿Cómo lo hago más grande?- cuestionó al ver que no pasaba nada si apretaba como había hecho con anterioridad.
-Oh, con las dos manos y con dos dedos en cada uno haga el gesto de agrandar.- le respondió el gigante.
Empezó a hacer lo indicado y vio a Pepper y a Happy en el balcón en una situación… comprometedora. Hizo el gesto de achicar y suspiró con alivio al ver que le imagen se había ido. Empezó a bajar las escaleras ágilmente para seguidamente andar entre los distintos estantes. Tomó uno en el cual había reconocido los caracteres que significaban Midgard. Él ya sabía que no entendería nada de nada, pero le hacía ilusión ver imágenes hechas por aquellos enormes hombres azulado. Se sentó en una de las mesas y abrió el libro.
-Fy arglwydd Clint.- el hombre le tocó un brazo y él pegó un fuerte saltó, no le había oído acercarse a él.
-¿Sí?- dijo volteándose para verle.
-¿Quiere la versión en inglés?- preguntó.
-¿Tenéis una versión en inglés de este libro? - su tono de voz era bastante escéptico.
-Su Majestad Loki llegó aquí sin entender nada de nuestra lengua, así que su padre, el rey Laufey mandó traducir todos los libros a asgardiano y a inglés.- le explicó el criado.
-Gwas.- aquella voz profundo les hizo voltear a ambos.
-Fy Brenin.- se reverenció delante de la imponente figura de Loki.
-Ewch i gymryd cinio, byddaf yn aros gydag ef yn awr.- le dijo con una sonrisa, sentándose al lado de su prometido, volviendo a su forma asgardiana.
-Do, eich Mawrhydi.- se retiró y se fue.
Clint miró la escena con una pequeña sonrisa en sus labios: era obvio que el de ojos verdes era respetado en aquel país.
-¿Qué haces?- le preguntó el rey besándole la mejilla.
-Miraba este libro, pero no puedo leerlo. Él me ha dicho que tienes una versión en inglés, puedo verla. Por favor.- le preguntó.
-Por supuesto. Vamos.- se levantó y le cogió de la mano, acercándolo a su propio cuerpo para calentarle aun más.- ¿Cómo has llegado ahí?
-Exploraba.- le contestó con una sonrisa traviesa, ingresando al cuarto que ellos dos compartían.
-Explorabas.- repitió mientras se acercaba a un gran estante y cogía un libro para luego dárselo al rubio.- Toma.
-Gracias. ¿Sabes amor?- le dijo, tumbándose sobre él.
-Sí. Sé que quiero hacerte el amor.- le cogió por el mentón y le besó con hambre, sacándole el pesado abrigo de encima. Recorrió su cuerpo con sus manos, acariciándole todo lo que podía y luego con sus labios.- ¿Quieres atarme?- le preguntó mientras le abría la camisa.
-Claro.- dijo el hombre rubio antes de sacarle el cinturón para seguidamente abrirle la camisa con fuerza, haciendo saltar todos los botones.- Enserio Loki no entiendo como es posible que sin hacer nada de ejercicio estés tan jodidamente fuerte.- se agachó y le besó unos de los pezones mientras le ataba las manos con fuerza al cabezal.
-Pero es que bebé… yo sí hago ejercicio. Normalmente contigo.- con sus largas piernas lo atrajo a él y lo besó con hambre.- Frótate.- le pidió con un gemido al notar los cortos y algo callosos dedos acariciar la piel de su estómago.
Sin rechistar el otro comenzó a frotarse contra él, afianzando sus manos en el blanco pecho del otro que empezó a moverse con él. Minutos después Clint se movía cada vez más rápido hasta el punto que se corrió dentro de sus pantalones con un fuerte gemido.
-¡Loki!- sus dedos apretaron los huesudos hombros, arqueando su cuerpo hacia atrás.
-Qui-quítate los pantalones.- le dijo, mirando con deseo aquel bronceado torso.
Hilillos Con rapidez el humano se los sacó junto con la ropa interior, bajando seguidamente los de su novio y dejándolos en las rodillas de este. Acarició los rojos labios con sus dedos y los insertó dentro de la boca para lubricarlos. Una vez húmedos los llevó a su propia entrada, preparándose rápidamente, la verdad es que estaba muy acostumbrado al tamaño de su novio.
de saliva recorrían su barbilla pues los músculos de su boca estaban inertes.
-Loki…- sacó sus dedos de su propio interior y empezó a auto-penetrarse, lanzando sonoros gemidos al aire.- Ah, ah, joder… estás más grande, mucho más.- sollozó complacido.
-Muévete.- gruñó.
Y él obedeció y cada vez más rápido, subiendo y bajando, haciendo círculos con su caderas hasta que le inminente orgasmo les alcanzó a ambos, casi a la vez. Clint se levantó para luego dejarse caer al lado del peli-negro y así quitarle las ataduras. El rey le abrazó con fuerza, besándole el pelo húmedo por el sudor para luego dejar una caricia en sus labios.
-De verdad, halconcito, debes trabajar más porque sino te me pones hiperactivo y terminamos siempre así o contigo haciendo algun que otro desastre. Hablaré con Fury para que te dé más trabajo.- dijo en tono jocoso.
-Cómo si te molestara estar conmigo en la cama.- replicó cogiendo el libro con una mano.
-No. Pero si me molesta que te tomes mi palacio como si fueran las cuerdas de un circo poniendo en risco tu más que valiosa vida.- se quejó a la vez que le cogía el libro.- ¿Quieres que te lea?- le preguntó.
-Claro.- se acomodó en su pecho antes de abrazarle.- Sabes que amo cuando lees. Por cierto, me he dado cuenta de que tu lengua se parece bastante al galés de la tierra.
-Por supuesto que se parecen. Es la misma lengua.- le confesó antes de abrir el libro, pero no empezó a leer directamente.- Eres como un niño de cinco años cuando no tienes nada que hacer.- comentó para, finalmente, ponerse a leer, ignorando el puchero que su amado hizo al escuchar aquello.
Pero realmente, cuando Clinton no tenía trabajo y estaba demasiado ansioso para moverse y no podía concentrarse en hacer trucos de magia, simplemente se dedicaba a subirse a todos los sitios, a toquetear todo lo que estaba a su alcance, a jugar con su chico.