Todos eran más que conscientes que algo le pasaba a Loki, de acuerdo que no era la persona más habladora del mundo, pero el que no hubiese dicho nada desde que se había reunido más de tres horas atrás en la nave de la agencia y el que no se hubiese movido ni siquiera un centímetro del lado de la ventana, con la vista perdida en el mar de nubes que tenían bajo los pies, les hacía ver que algo se estaba cocinando en la brillante del dios.
Clint le miraba preocupado: desde que le había conocido casi media década atrás nunca le había visto tan ensimismado en si mismo.
Nadie decía nadie tampoco, ya que todos eran más que conscientes que el moreno les oiría y que, probablemente, reaccionaría mal a cualquier pregunta o frase formulada sobre su persona. Finalmente, y sin poderle aguantar más, el rubio de más edad se levantó bruscamente, acercándose a su hermano y poniéndole una mano en el hombro consiguió que el otro virara su rostro hasta mirarle de reojo.
-Ven.- habló el mayor. Y ante el asombro de todos el de ojos verdes le siguió sin rechistar, con el rostro frío e inquebrantable. Una vez cruzaron la puerta que daba al siguiente cuarto, todos, incluidos el Capitán y el doctor, pegaron una oreja a la puerta para escuchar que era lo que le pasaba. -¿Y bien?- la voz seria de Thor hizo sonrojar a Steve, le encantaba cuando se ponía de aquel modo, se veía tan sexy.
-Parece que alguien está acalorado.- musitó con picardía el genio.
-Sht.- le cortó Clint, antes de que el rubio contestara.
-No te importa Thor.- todos cerraron ante aquella respuesta.- Y vosotros será mejor que despeguéis vuestras orejas de la puerta.- dijo un poco más alto, con la amenaza tintando su voz.- Incluido tú, Clinton.
Con sudor frío hicieron lo mandado y se sentaron otra vez en sus sillas.
-¿Qué creéis que le pasa?- preguntó el arquero, que jugaba a envolver uno de sus dedos con su colgante, el que tenía el botón de la armadura de su esposo.
-Es tu marido, Legolas, tú deberías saberlo.- soltó Tony con una ceja arqueada ganándose una muy fiera mirada por parte de doctor.- ¿Qué?
-Podrías ser un poco más considerado, Tony.- le reprochó.
Natasha le sonrió a su mejor amigo a la vez que le dio una palmada en el hombro con una sonrisa reconfortante, una que rara vez había sido vista en sus labios.
-No te preocupes. Ya sabes como es Loki, a veces piensa demasiado y llega a conclusiones que ni siquiera el imbécil de Stark sería capaz de sacar.- dijo aprovechando para insultar al millonario.
-Pero es realmente útil cuando piensa mucho en cosas de química. Siempre llega a la conclusión correcta.- se metió el mencionado, sacándole la lengua a la pelirroja que le levantó soltó algo en ruso.
Restaron en silencio otra vez hasta que vieron como algo chocaba con uno de los motores laterales, desequilibrando la nave.
-No otra vez.- protestó Tony, levantándose rápidamente seguido del capitán.- Vayamos a poner en marcha el cacharro, Capi-paleta.
Justo cuando se iban a ir, ambos hermanos salieron con la mirada confundida.
-¿No has sido tu, verdad?- preguntó Thor, mirando a su hermano.
-Pero a ver, zopenco, ¿por qué iba a atacar la nave donde yo y Clint estamos dentro?- preguntó con tono de exasperación.
-Lo hiciste antes.- le reprochó.
-Como sea. Clinton no estaba adentro y yo podría haberme ido cuando me hubiese dado la puta gana.- le contestó antes de dirigirse a uno de los cristales y de romperlo de un codazo.- Son los Citauri mayores. Mejor si os quedais dentro.
-Pero yo quería…- empezó a decir Thor.
-Tú te vienes, imbécil. Necesito alguien que cubra las espaldas.- le dijo.
-Bien.- dijo Rogers.- Nosotros dos,- se señaló a si mismo y a Iron Man.- Iremos a poner este trasto en marcha. Otra vez. Y vosotros tres… bueno, vigilad por dentro por si algo sale mal.- les dijo antes de salir corriendo seguido de un Tony.
Loki estaba por salir cuando su esposo lo cogió del brazo y le miró: -Ten cuidado por favor.- le pidió, por lo que recibió un beso en la frente.
-Por supuesto. Vigila tú también, ¿sí?- el menor asintió.- Nos vemos.- Salió con el dios rubio por la puerta y se dirigieron a fuera, donde aquellos que dominaron al Dios de las mentiras con grandes amenazas que nunca había revelado a nadie hasta aquel mismo día estaban despedazando su nave. Por suerte no eran más de quince.
-Buenos días, Príncipes.- dijo el jefe de todos ellos.
-Buenos días.- respondió el Loki que su hermano conocía, ese que no se dejaba intimidar por nada ni por nadie, ese que había creído que había perdido tanto tiempo atrás.- ¿Se os ha perdido algo?
-Sí. Aquello que nos robaste.- contestó, irguiéndose.
-¿El Tesseracto? Oh, lo siento. Creo que ya no está aquí. Lo mandé de vuelta a donde realmente pertenece. Lo siento.- la sonrisa burlona de sus labios hizo explotar al extraterrestre de mayor tamaño que, sin que ninguno lo pudiera prever le clavó una daga en el estómago.- Agh.- cayó sobre los brazos de su hermano que horrorizado y con la ira recorriendo sus venas le depositó en el suelo antes de acariciar su pelo.- No dejes que le toquen, por favor. Por favor, Thor.- le pidió cogiéndole de la mano con fuerza.- Di-dile que… ngh.- sangre empezó a brotar de su boca.- que le amo. Por favor, díselo. Casi nunca se lo digo.- finalizó con esfuerzo.
-No te va a pasar nada, hermano. No te rindas.- le besó la frente antes de levantarse con una mirada tan fiera que alguno de los seres que segundos antes vitoreaban a su líder dieron un paso hacia atrás.- Nadie, nadie hace sufrir tanto a mi hermanito sin pagar las consecuencias.- el Mjolnir llegó cruzando el cielo hasta llegar a la mano de su amo, quien con un certero golpe derribó al líder, dejándole suficientemente aturdido como para poder invocar un rayo con el que logró que seis de las horrendas criaturas murieran chamuscadas. Pero él no había contado en que todas le saltarían encima. Suerte tuvo de la llegada de Hulk que se los sacó de encima, tirándolos al vacío o matándolos a golpes. Cuando se hubieron deshecho de todos, matando Thor a golpes al mandamás con furia, el rubio cogió a su hermano en brazos, entrando dentro.
-¡Loki!- Clint se levantó y se dejó caer al lado de la cama improvisada que había hecho Bruce para el moreno.- ¿Qué pasó?
-Le apuñalaron con una daga envenenada cuando hablaban. No pudimos adivinar que lo haría.- se disculpó el Dios del trueno, mirándo con dolor al hombre que solo negó con la cabeza.
-¿Se pondrá bien?- preguntó a la vez que cogía una de las manos del herido y se la besaba febrilmente con los ojos anegados en lágrimas.
-La daga estaba envenenada.- repitió.- Solo falta esperar a ver como reacciona.- le dijo.- No creo que se muera, te quiere demasiado para hacerte esto.- le reconfortó.- Nos podéis dejar solos, ¿por favor?- el resto salió sin decir nada, preocupados por el que una vez fue su enemigo numero uno.- ¿Quieres saber por qué Loki estaba tan raro hoy?- el rubio menor levantó la cabeza en señal de que tenía su atención, sin soltar la mano del mayor.- Él quiere que le veas como tu igual. No como un dios o como tu antiguo jefe, como tu esposo. Sé que crees que lo haces, pero… tienes que hacérselo saber a él también.- se levantó, dejando a un pensativo Clinton sentado en el suelo.- También dijo que te ama.
Se levantó y fue a buscar una manta para cubrirle: -Yo también te amo.- le besó los labios.- Yo siempre te vi como un igual, incluso cuando me tuviste bajo tu poder. Solo quiero que lo entiendas, yo también solamente quiero que me veas como tú igual.- le confesó en un susurro. El mayor tembló y él lo abrazó con cuidado, no queriendo dañarle.- No me dejes Loki, no me dejes.- le pidió con la voz rota.
Él siempre había tomado a Loki como un punto de apoyo, pero ahora que este punto se caía… él sabía que debía hacer todo lo posible para ayudarle a recuperarse y hacerle ver que él siempre le había por aquello que era y no por aquello que había sido o hecho, que le amaba y le veía como su esposo y nada más.