Loki estaba tumbado en su cama, inconsciente y removiéndose entre pesadillas y fantasmas, pero sin despertar. Y Clint ya no sabía que hacer para que se recuperara. Ya iban tres semanas desde que el ataque a la nave había ocurrido y por tanto desde que le habían herido de muerte. Thor se había puesto en contacto con Frigga y él con sus cuñados y con sus suegros, comunicándoles las malas noticias así que poco después todos fueron a ver a su maltrecho familiar.
Entró al cuarto y se cambió de ropa, tumbándose a la cama que había hecho al llegar a su casa que constaba de uno de los viejos colchones puesto en el suelo y cubierto con las sábanas.
Antes de tumbarse comprobó la temperatura del de ojos verdes, interpretándola un poco a su manera ya que era difícil saber si realmente tenía fiebre o no teniendo en cuenta de que de normal estaba por lo menos diez grades por debajo de la temperatura corporal de una persona corriente. Le colocó bien el pijama y acomodó las sábanas de modo que solo su cabeza estuviera fuera de ellas.
-Por favor mi amor despierta…- le rogó, besándole la mano izquierda la cual tenía en vuelta con las suyas propias también.- Te amo…
Realmente todo aquello era un mierda. El no poder ver sus verdes ojos brillar con diversión cuando hacía algo muy infantil o cuando veía sus intentos de cocinar frustrados, el no poder apreciar aquella tierna sonrisa que tenía reservada para él, la ausencia de sus comentarios sarcásticos…
Pero para el enfermo no era mucho mejor. No siempre estaba inconsciente, a veces recuperaba su consciencia y despertaba, pero era incapaz de decir nada o de abrir los ojos y aquello le frustraba de sobremanera al oír todo el dolor que sentía su pajarito.
Pero debía hacerle saber que estaba mejor, que se estaba recuperando y todo gracias a sus cuidados.
Con toda la fuerza de voluntad que tenía abrió los labios muy lentamente, sintiéndolos secos y adoloridos, luego movió su lengua pesada dormida e hizo vibrar sus cuerdas vocales y una sola palabra salió de sus lacerados labios: -Clint.
-¡Loki!- le abrazó dejando que sus lágrimas de frustración y dolor escaparan de una vez por todas de su cuerpo, liberándole.- ¿Estás bien? ¿Quieres algo?- le preguntó separándose de él y apartándole algunos mechones de los ojos.
-A-agu…- no podía terminar la palabra, estaba demasiado cansado.
-¿Agua?- dijo al entenderle.- Ahora voy a por ella.- rápidamente se levantó y fue a por un vaso del transparente liquido. Cuando volvió, incorporó suavemente a Loki antes de llevarle el recipiente a los labios para que bebiera. Una vez se lo terminó le acostó otra vez, sentándose a su lado y acariciándole el rostro con ternura infinita.- ¿Estás mejor?
-Sí.- musitó.- ¿Thor?- no podía hacer frases aun, resultaba demasiado doloroso en aquellos momentos.
-Muy preocupado por ti.- le respondió.- Pero está bien, no le pasó nada, solo… pensó que había sido un mal hermano porque te habían herido de gravedad. Creo que deberías descansar un poco más.- le aconsejó.- Y yo también, estoy reventado.- se levantó para ir a acostarse cuando Loki le cogió de un dedo con la poca fuerza que poseía en aquellos momentos.- ¿Cariño?
-Aquí.- le dijo.- Aquí.- repitió, haciendo el gesto de moverse hacia un lado.
El menor sonrió al entenderlo y se metió a su lado dentro de las cobijas y le recostó en su pecho.
-Gracias por despertar.- murmulló a pesar de que el dios ya dormía otra vez.
Las semanas fueron pasando y el de ojos verdes cada día se recuperaba un poco más gracias a la ayuda y al cariño de su esposo hasta que finalmente, dos meses y medio después del ataque ya se podía mover con la misma fluidez de siempre: se había recuperado.
El mayor se despertó por primera vez de la cama con intención de salir de ella y sonrió al ver a su pajarito abrazado a su cuerpo como si temiera que se fuera a evaporizar o a desaparecer, con cuidado le separó de su lado. Le observó unos segundos antes de levantarse para ir a preparar el desayuno.
-¿Loki? ¿A dónde vas?- preguntó con voz ronca al notar como el colchón de movía.
-A prepararte el desayuno, sigue durmiendo.- se inclinó y le besó la frente delicadamente antes de cubrirle bien con la manta.
Bajo a la cocina y cerró los ojos con diversión al ver el desastre que había ahí. Con paciencia lo volvió a poner todo en su sitio y fregó el suelo y limpió las encimeras y los fogones. Luego, una vez todo volvió a brillar empezó a cocinar: hizo zumo de naranja, panqueques con sirope, una tortilla, bacón, tostadas y café para Clint y té para él. Lo puso todo en una bandeja y volvió a subir, abriendo la puerta de una suave patada y sentándose al lado de su novio.
-Pajarito, despierta.- le susurró al oído mordiéndoselo de forma juguetona, consiguiendo que se removiera inquieto.- Clinton…- musitó.
-¿Qué pasa?- preguntó girándose y depositando su cabeza en uno de los muslos de su esposo, que le acarició el pelo con cariño, y le abrazó por las caderas.- ¿Te encuentras mejor?
-Sí halconcito.- siguió jugando con el rubio y enredado pelo, quitándole los nudos pacientemente.- Te he hecho el desayuno.- le dijo antes de levantar la bandeja con su magia y acercarla a ellos.- Para el mejor esposo que uno puede tener.
-No tenías que hacerlo.- musitó sonrojado ante tal inesperado y dulce alago.
-Cállate.- le dijo cogiendo su rostro entre sus manos.- Te mereces esto y más, precioso, y ni se te ocurra contradecirme.- sus ojos verdes aun conservaban trazas de debilidad pero eran firmes en sus palabras.- Siéntate bien, venga.
Con una pequeña sonrisa se sentó correctamente y se recostó en su pecho, abriendo la boca cuando un trozo de tortilla con bacón fue a su boca, lo masticó con cuidado, gozando de aquel sabor que solo la comida de Loki podía conseguir y le arrebató el tenedor, y literalmente engullendo todo.
-Clint, no seas cerdo y come correctamente.- le regañó el dios después de tomar un sorbo de su caliente bebida.
Una sonrisa tímida afloró de los labios que dejaron un suave beso en la pálida y hasta cierto punto huesuda mejilla antes de seguir comiendo, más calmadamente. Una vez terminó se fue a duchar, dejando a Loki en la cama con su té y con uno de sus libros.
-¿Comiste?- le preguntó saliendo del baño con la toalla alrededor de sus caderas.
-Hn.- respondió sin dejar de leer su libro, sin prestarle mucha atención.
-¿De veras?- preguntó poniéndose unos boxers y unos pantalones de chándal.
-No tengo hambre, Clint.- le contestó cerrando el manuscrito.
-No digas nada más. Voy a por fruta, te la preparo y te la comes sin decir nada.- le dijo antes de ponerse una camiseta para salir e ir a la cocina. Al cabo de unos minutos volvió con un plato donde había manzana, mandarina y pera. Dejó el plato encima de la mesa y observó como el mayor se vestía.- Toma.
Loki gruñó algo antes de dejarse caer a una silla, medio desnudo y con el pelo goteando a comerse lo que le había sido preparado. Mientras el moreno comía el arquero fue a buscar una toalla caliente para secarle el pelo. Una vez le sacó toda la humedad posible, peinado y recogido en una coleta floja le abrazó por el cuello, respirando sobre su cuello y estrechándole contra él.
-Te amo Loki.- le susurró en el oído.- Cuando te vi ahí en la nave, sangrando y tan malherido… -empezó a decir, cerrando los ojos ante el dolor invadiendo de forma implacable su cuerpo.
-Shh… Estoy aquí, Clint. Y estoy bien, contigo.- le consoló a la vez que levantó una mano hasta la tersa mejilla para acariciarla.- Una de las cosas que recuerdo son… tus brazos rodeándome y dándome esa seguridad y calidez que hacía tanto que no sentía salvo con mi hermano. Gracias por eso.- le agradeció antes de mover su mano hasta la nuca y de presionar para poder unir sus labios.- No sé si Thor te lo dijo pero… te amo.- esta vez fue Clint quien no respondió, solo le besó otra vez, estaba demasiado conmocionado para hacerlo.