Aprovechando que Loki estaba de misión con Natasha y el Capitán en una de las bases de S.H.I.E.L.D en la Antártida Clint había quedado con Thor aquella misma tarde para averiguar porqué su novio se había vuelto de color azul.
Llegó a la cafetería donde el Dios rubio le esperaba, se sentó a su lado y le sonrió.
-¿Cómo estás? Loki me dijo que habías estado enfermo.- le preguntó Thor.
-Mejor, mejor.- contestó a la vez que tomaba la carta.- ¿Y Peggy?- dijo al no ver la rubia revoloteando por ahí.
-La dejé con Tony y Bruce.- respondió antes de tomar un sorbo de su café.- ¿De qué querías hablarme?
-De Loki.- su tono de voz, tan serio, se le hacía extraño a Thor.
-¿Le ha ocurrido algo en la misión?- preguntó inquieto el asgardiano.
-No, no. Es solo que… el otro día, cuando estaba enfermo, mientras dormía, se… se puso azul. Pero azul como el del traje de Steve.- le comentó.
Los ojos del mayor se cerraron con aplomo, dejándose caer en su silla con pesadez, no sabiendo por donde comenzar su explicación.
-Ahora… ahora mismo, estoy acojonado.- admitió.- Si Loki descubre que hemos hablado de eso, me mata. Hagámoslo así: yo te lo explico pero tu no me interrumpas, ¿ok?- el agente de S.H.I.E.L.D solamente asintió.
El mayor se pasó la gran mano por su largo pelo y suspiró con fuerza.- ¿Tú sabes que Loki es mi hermano adoptivo?- un cabeceo fue la respuesta que recibió.- Loki en realidad es… es un gigante del hielo, un Jötun. Mi padre dice que lo encontró abandonado por ser demasiado pequeño, el padre biológico de Loki, Laufey, dice que lo secuestró. Y la verdad es que ambas versiones pueden ser verdaderas. De todos modos, el caso es que mi hermano no quiere ser visto en su forma de gigante.
-¿Por qué?- se vio obligado a preguntar: simplemente no entendía porque Loki odiaba tanto su forma gigante.
-Simplemente tiene miedo.- contestó.- He intentado hacerle entender que nadie se va alejar de su lado por ser diferente, pero no me cree. Y la culpa la tiene Odín porque siempre nos dijo que los gigantes eran monstruos que solo sabían matar y que no sentían nada más que odio.- sus grandes manos se cerraron en puños, conteniendo la ira que se expandía en cada fibra de su ser.
-¡Pero esto es mentira!.- gritó el rubio menor, llamando la atención de toda la cafetería.- Lo siento.- se disculpó sintiendo como se ruborizaba.
-Bueno, pues intenta hacerle ver que eso no es cierto. Porque aunque le doliera, si Tony, Bruce o uno de ellos se apartara de su lado por eso podría seguir viviendo, si yo me hubiese apartado de él por eso, bueno, mejor no pensar en las consecuencias que eso podría haber acarreado a Midgard…- subió sus ojos hasta clavarlos con fuerza sobre los del otro, mirándole con intensidad.- Pero si tú te alejaras de él, fuera cual fuera el motivo, Loki se derrumbaría, se quedaría solo y desamparado. Se moriría. Y tú tras él pues yo mismo me encargaría.
Bien, Thor era bueno amenazando de forma encubierta.
-Pero… Yo nunca le dejaría. Después de que se fuera… sentía que me moría a cada día que pasaba. Nunca podría dejarle.- musitó.
-Y yo nunca te dejaría a ti.- dijo una voz a su lado.- Hola Thor.
Clavaron sus ojos azules a los verdes que les miraban, entre serios y divertidos antes de que Thor hablara: -Ho-hola hermano ¿cuánto llevas ahí?- preguntó sintiendo como sudor fría cubría su espalda.
-Suficiente.- dijo sonriendo maquiavélicamente, dejándoles con la duda a los otros.
-Bueno… iré a casa de Stark a recoger a Peggy. ¿Ha vuelto ya Steve?- le preguntó, nervioso por la presencia de su hermano desde quien sabía cuando y ansioso por ver a su esposo otra vez.
-Te espera fuera.- le contestó antes de sentarse en el lugar que había dejado vacío. En cuanto el Dios del trueno se fue, no sin besarle la frente al de ojos verdes como bienvenida.- ¿Y bien?- sus ojos escrutaron a su novio, que entre sorprendido, asustado y apenado no apartaba la mirada de sus manos. Con cuidado le levantó el rostro para que le mirara a los ojos.- Pajarito.- buena señal: si hubiese estado enfadado le habría llamado por su nombre entero.
-Es solo que… realmente estaba preocupado por ti. Sinceramente, el que alguien se ponga azul, asusta un poco.- dijo sonriendo levemente.- Más si eres tú.- se levantó y se fue con él, sentándose en su regazo. Gracias a Dios estaban en una de las zonas más apartadas.- Vayamos a casa.
Loki no respondió, solamente se levantó y le tomó de la mano, entrelazando sus dedos y dirigiéndose a la moto que tenía aparcada a fuera. Tras ponerse los cascos y de que Clint se hubiera pegado a él, arrancó. En cuanto llegaron a su casa, lo primer que Loki hizo fue dejarse caer en el sofá y a su lado, Clint, que se movió hasta que dejó a mayor recostado sobre él.
Con cuidado se dedicó a peinarle con los dedos, escuchando los ronroneos de placer del mayor, que se movió hasta quedar completamente recostado en el pecho y estómago del mayor.
Cada uno estaba completamente metido en sus pensamientos: Loki no podía sentirse más feliz al saber que si novio le aceptaba aun siendo un monstruo. Eso y que su hermano le quería mucho. Tanto como nunca pensó que lo haría. Y eso también se sentía bien. Y a pesar de aquel sentimiento de felicidad que le envolvía no podía evitar sentirse mal por el hecho de haber pensado que su novio podría ser tan superficial. Por su lado Clint se sentía en paz, quizás algo dolido por el hecho de saber que su novio no se lo habría contado, pero tampoco había montado en cólera al saber que Thor se lo había explicado.
-¿Sabes que es una de las cosas que más me gusta de ti?- preguntó el rubio.
-Sorpréndeme.- respondió pasivamente.
-El que seas diferente. Y no te miento ni nada.- le aseguró, aunque de haber sido una mentira, Loki ya lo sabría.- Lo que no entiendo… es porque crees que eres un monstruo.
-Clint…- no sabría decir si estaba maravillado o enfadado.
-No, es enserio Loki. El que tú seas diferente es la razón por la cual estamos juntos cariño. Si hubieses sido solamente un Dios no habría pasado nada de eso y no nos habríamos conocido.- dijo sonriéndole, a pesar de que el azabache no lo podía ver.
Loki se giró, quedando estómago con estómago, besando los labios, con besos rápidos y suaves.
-Lo sé… es solo que realmente moriría sin ti.- escondió su pálido rostro en el cuello del arquero, respirando su aroma.- Cuando estaba con Steve y Nat, me tuve que transformar para poder luchar contra unos animales de fuera de Midgard. Cuando vi sus rostros, aterrados, se me vino a la cabeza una imagen de ti con la misma mueca. Y solo pude desear no ser un gigante.- respiró profundamente.- Pero me alegra mucho oír que es algo que no te importa y que te gusta de mí.
-¿Podré verte algún día?- cuestionó.
-Algún día.- declaró el mago.- Por ahora… vayamos a tomar un baño.- ordenó a la vez que se levantaba.- Venga Clint.- le instigó tirando de su mano.- Clinton François Barton…- con una sonrisa se levantó y empezó a tirar del mayor. Una vez en el baño, abrió el grifo del agua caliente y se giró hacia su novio, levantando los brazos, a lo que el mayor se acercó y le desnudó para luego quitarse la ropa él mismo.- Ven aquí.- le dijo una vez estuvo dentro.
Y allí, cubiertos por el caliente agua, Loki se dio cuenta de que su rubio novio tenía toda la razón: de no haber sido un gigante, nada de esto habría pasado y por lo tanto no estarían en aquella situación en aquel preciso momento.
-¿Pajarito?- le llamó tranquilamente, besándole el pelo, a lo que el de ojos claros ronroneó para hacerle saber que tenía su atención.- Gracias por estar a mi lado.
-Gracias a ti por haber venido a buscarme.- le dijo sonriente antes de besarle amorosamente.- Mi gigante de hielo. De verdad que no puedo esperar para verte en tu otra forma.- musitó sobre sus labios.- Te amo.- al menos había conseguido convencerle de que el que fuera diferente no era nada malo, al contrario, que era bueno. Y sabía el porque tenía tanto miedo a que le viese.
Un gran día, definitivamente.