Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

..::Creciendo Juntos::.. por SeptimaKolera

[Reviews - 708]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

LO SIENTO!!!! este kap es más largo para kompensar el restraso (le puse una parte ke había eliminado :3 ) 

LEO TODOS LOS REVIEWS Y LOS AMO KON MI VIDA!!!
MUCHAS GRACIAS!!! EN SERIO! MUCHAS GRACIAS! 

apenas me puedo konektar para aktualizar pero les aseguro ke aprecio los revs ke me dejan.
UN ESPECIAL SALUDO A CONAN-CHAN QUIÉN ESTUVO DESAPARECIDA DE MI VIDA POR RAZONES DE PESO Y AKIEN EXTRAÑÉ MUCHO Y KE NO SE PREOKUPE POR NO HABERME DEJADO REV, KON SABER KE ESTÁS BIEN SOY FELIZ! nos vemos!!!

komo no he respondido revs les permito presentar kejas a mi feisvuk oficial xD

http://www.facebook.com/kolera.sapiens

NOS VEMOS!  PLEASE ENJOY IT!


Diez años: .-Muñecos-.

La yukata* anaranjada le quedaba bastante grande. Decidió poner su abanico a sus espaldas y así sujetar los restantes de tela dejando ver sus piernas para poder correr libremente. “Una solución muy propia de este dobe” pensó el pequeño Sasuke mientras veía como su hermanito corría por entre los puestos de aquél festival arrastrando a Itachi con él. Era impresionante a los ojos de su familia como Naruto se las arreglaba siempre para parecer un mini-yakuza, ya fuera modificando su yukata como ahora, ponerse la visera de los gorros de playa al revés, arremangarse las mangas hasta los hombros, y las muchas curitas y raspones que proliferaban en su cara, hombros y piernas. En su totalidad, la apariencia de Naruto no pasaba desapercibida para nadie. Eso sin contar su cabello rubio, las marcas de sus mejillas y ojos azules que le hacían parecer todo un yankee, lo cual era más vistoso aún.

Aún así, por alguna razón, Itachi disfrutaba esa actitud de Naruto. Era algo natural en él. Su pequeño hermano Sasuke y él mismo siempre fueron muy apegados a todo tipo de protocolos, y ahora él era lo suficientemente maduro como para apreciar aquella identidad única en un niño tan pequeño como Naruto.

 

Sasuke por su lado, era un poco receloso en ese aspecto con el pequeño rubio, y cuando este llamaba demasiado la atención, prefería dejárselo a Itachi. Él caminaba con Minato y Mikoto muy por detrás. Su yukata era azul, su color favorito; todo parecía ir en orden, sin embargo algo estaba mal en él. Desde la tarde de ayer que estaba un poco intranquilo, y miraba a todos lados un poco decepcionado; no era para menos, él esperaba encontrarse con Kakashi “Claus” en algún momento del festival, pero este ya se estaba acabando y no le encontró por ningún lado.

 

 El día anterior, el joven de cabellos de plata les había atendido maravillosamente en aquél puesto de dangos, y hasta tuvo el exquisito detalle de notar que era Itachi quien era el aficionado a aquellos dulces entre los tres hermanos y le regaló unos para el camino. El joven quinceañero estaba un poco intimidado con la atención de Kakashi, pero como Sasuke no sabía nada de amor, no hizo nada más que echarle leña al fuego tratando de que su hermano mayor y el joven se quedaran solos.

Ahora Itachi estaba ocupado tratando de atrapar peces con Naruto en un ojal de papel de seda, sin embargo aún tenía secretamente a Kakashi en su mente; ¿no era obvio?, ¿cómo sacarlo de su cabeza si había sido él quien les habría recomendado este festival? Él también buscó al joven peliplata entre la multitud de forma disimulada, pero no sabía si lo hacía con anhelo o con reconcomio.

El joven pelinegro decidió despejar su mente. Sacudió al extraño joven de ayer de sus recuerdos y se concentró en conseguirle un pez a su querido hermanito menor, quién ya tenía sus morenitas manos un poco rojas de tanto intentar atrapar un pez. Realmente Naruto no estaba hecho para tales proezas de motricidad fina y rapidez, sin embargo era admirable como nunca se rendía.

 

Itachi pudo lograr el objetivo sin problemas. Cuando entregaron el pez dorado a Naruto este salió corriendo a decirle a Sasuke y al resto de la familia. Todos le vieron tan emocionado que sonrieron. Mikoto decidió cuidar del pez mientras Naruto saltaba de alegría y abrazaba a su querido hermano mayor para agradecerle por su nueva mascota… Algo estaba mal con eso. Minato y Sasuke se miraron el uno al otro casi al mismo tiempo mientras se desarrollaba ante ellos aquél cuadro de Naruto e Itachi abrazados. A ninguno de los dos les gustaba mucho eso. Desde hace tiempo que compartían ese sentimiento y en realidad siempre lo compartieron pero ellos no se habían dado cuenta que ambos tenían la misma cruzada: ser el centro del afecto del rubiecito menor.

Tanto Minato como Sasuke ahora sentían empatía el uno por el otro con respecto a la atención de Naruto. El mayor era, obviamente, más maduro, era por eso que veía cierto beneficio en compartir a Naruto con Sasuke, y este último se lo agradecía a diario demostrándole su afecto de hijo, el cual era invaluable para alguien como Minato. Sin embargo, ambos sentían algo de celos de Itachi y su especial comunicación con Naruto. En especial Sasuke, quién no sabía si sentir celos por el menor o por el mayor.

—Papá, a Naru-chan le gustan los sapos… ¿No es así?

—Efectivamente, Sasu-chan… ¿Tienes un plan?

—Me pareció ver un puesto de muñecos hace un rato… deberían de tener de sapos ó ranas ¿no?

—Tan brillante como siempre, querido hijo. Eres muy generoso al compartir esta información conmigo —El mayor hablaba mientras sacaba de su manga un par de billetes y se los extendía al menor— Esta es tu recompensa, ahora ve a jugar por ahí mientras yo gano un peluche de rana para mi pequeño Naru-chan

—Tan inocente como siempre, querido padre, ¿o será que la vejez le está afectando? Sueñe despierto todo lo que quiera, papá… ¡Pero ese peluche va a ser mío! —Gritó el pequeño mientras corría con el dinero del mayor empuñado en la mano.

—Ese bribón. ¡Sasuke, eres un tramposo!, ¡yo estoy viejo y me cuesta trabajo correr!

—Tienes las piernas más largas, querido —Le consoló Mikoto con una sonrisa mientras le daba un pequeño empujoncito en la espalda a su marido—. Ve tras él, pero recuerda que tu eres el mayor, ¿ok?

—Eso nunca lo olvido, mi amor. Sasuke hoy se ve distraído, competir con él hará que disfrute más del festival, ¿no?

—Tú siempre tienes un as bajo la manga

La mujer besó los labios de Minato con la pulcritud y santidad acostumbrada en ella. Luego de eso Minato echó a correr como llevado por su instinto paternal… uno que era muy fuerte y que lo hacía feliz día con día.

Al llegar al puesto donde encontró a Sasuke, ambos quedaron maravillados con una rana gigante que era el primer premio… ¡ni aunque se lo hubiesen pedido a una estrella!, eso era simplemente perfecto para el pequeño rubio, el cual, de hecho, era más bajito que la rana en cuestión.

 

Minato siguió adelante con su personaje competitivo y se adelantó al menor pagando un par de oportunidades para tirar a la rana con una escopeta de corchos. Él, a diferencia de su hijo biológico, era bastante bueno con la puntería y otras aptitudes motoras; Sasuke sabía eso muy bien, por eso temió que el mayor tuviera suerte en su primera chance. Sin embargo, el juego era bastante más difícil de lo que esperaba Minato. El pequeño pelinegro se echó a reír cuando vio que las balas de Minato terminaron en los peluches alrededor de la rana.

—Ja, ja. Papá, lo haces muy bien, lograste conseguir tres peluches pequeños. ¿Qué harás con ellos?, ¿colgarlos en tu espejo retrovisor? Ja, ja.

—“¿Colgarlos en tu espejos retrovisor?” Ja, ja, muy gracioso, sabelotodo — El mayor imitaba con infantil tono a Sasuke. Le extendió la escopeta al menor—. A ver si puedes hacerlo mejor tú, niño sabiondo.

—Tú lo pediste, papá, después no te quejes.

Advirtió divertido y con seguridad el menor. Sin embargo las cosas tampoco salieron como él esperaba. Sólo una bala dio con un premio: un peluche de cerdito.

—Ja, ja, ja, ja, ¿Dónde pondrás eso Sasu-chan?, ¿en tu escritorio al lado de tus tareas? Dicen que los cerditos dan buena suerte, ¿por qué no le pides un deseo ya?

—¡Al menos mi cerdito es más grande que tus tres tontos peluches juntos!

—¡No insultes a Aka-chan, Shirou-chan y Kuro-chan!

—¿Eh? ¿Ya les pusiste nombres a esos patéticos peluches?, eres una persona tan rara papá… De todos modos, si quieres quédate con tus tontos peluches, ¿y sabes?, te regalo al cerdito. ¡Yo voy a intentar ganar la rana hasta que se me caigan los brazos!

—¡Lo mismo digo! —Gritó Minato mientras daba un paso hacia delante y pagaba por nuevas balas—. ¡Esto es guerra Sasu-chan!

—¡Exacto!

Realmente ambos estaban causando revuelo. Lo intentaron una y otra vez, atinándole a todos los peluches menos a la rana. La gente empezó a congregarse alrededor del espectáculo que ofrecían Sasuke y Minato al atinarle a todos los peluches con una destreza que provocaba admiración en todo el mundo, pero nadie sabía que tanto el mayor como el menor estaban tratando de darle al blanco más grande, sin un remoto éxito.

Cuando ya no quedaban más peluches, la cosa iba en serio, Minato pagó por más intentos pero tanto para Sasuke como para él fueron infructuosos. Ya ambos jadeaban cansados de tanto intentarlo. Era impresionante como esa maldita rana jamás caía. El perspicaz Sasuke estaba a punto de  acusar al dueño del puesto de que la rana estuviese pegada a la tabla que la sostenía. Sin embargo, en el momento en que lo iba a decir, se oyó un disparo a un lado de él. La rana cayó al piso instantáneamente. No fue Minato quien dio ese tiro, sino…

—¡Kakashi Claus! —El joven que estaba con la escopeta de juguete en sus manos, con cara de no importarle nada, había ganado la rana de peluche. Al escuchar que era llamado nuevamente “Kakashi Claus” se le descompuso el rostro, pero, dirigió su mirada hacia Sasuke, de quién no se había percatado.

—Oh… debí haber supuesto que eras tú, pequeño bribón, quién causaba tanto alboroto en este puesto. Yo sólo vine porque pensé que era de esos puestos en que ganas dinero. ¡Qué desperdicio!... ¿qué gané? —Vio al dueño acercarse con la rana. Este la recibió y notó que era el peluche más feo que había visto en su vida—. Sasuke, no me digas que estabas tratando de atinarle a esta cosa.

—¡¿Cómo lo hiciste?!, ¡papá y yo estuvimos tratando de atinarle todo este tiempo!

—¿Mmm? Sasuke, ¿conoces a este joven? —Dijo Minato acercándose a la escena con curiosidad infantil.

—Para mi desgracia, sí. Él es un idiota al cual siempre me lo encuentro, no importa donde vaya.

—¿”Idiota”? —Dijo Kakashi mientras ponía su premio en el suelo. El puesto de peluches ya había cerrado (ya no le quedaban premios) y la gente comenzaba a disiparse—. Es usted su padrastro, ¿no? Cuénteme, ¿no se le ha pasado ya por la cabeza mandar a este niñato a que aprenda algunos modales en un internado en… China o algo así?

—Hola, soy Minato Namikaze, mucho gusto —Dijo el mayor sonriendo y extendiendo la mano.

—¡¿Papá no me vas a defender?!

—Me llamo Kakashi Hatake, el gusto es mío —Estaban pretendiendo que Sasuke no existía en esos momentos.

—He pensado lo del internado en China, pero son costosos.

—Oh, lo entiendo. Una lástima.

—No lo lamentes por favor, ya estoy acostumbrado. El secreto es ignorarle.

—¡Oh!, un hombre sabio ¡qué honor!

—Ambos son unos idiotas —Dijo Sasuke mirándolos con cansancio. El pequeño pelinegro sabía muy bien el juego que estaban jugando esos dos “intentos” de adultos.

—Hijo, no seas aguafiestas —Dijo el mayor tomando a Sasuke entre sus brazos y levantándole del piso—. Sabes que no hablo en serio.

—Oh, en los brazos de tu papá te ves por fin como el niño que eres, ¿quién lo diría? —Kakashi se acercó al menor para pellizcarle una mejilla—. Hasta ganas me dan de llamarte “Sasu-chan”

—Cállate idiota.

En eso estaban cuando llegaron Itachi, Naruto y Mikoto a escena. Al verse mutuamente, Kakashi e Itachi quedaron un poco desconcertados. De alguna manera el joven cabellos de plata tenía ciertos reparos en acercarse demasiado a Itachi, ya que no quería que lo dieran por una especie de acosador. Además, era cierto que ese chico era lindo, pero era mucho menor que él y la verdad no tenía intención alguna de conquistarlo. Sólo quería saber por qué ese jovencito tenía esa sonrisa tan extraña que hacía que su mundo se desequilibrara. Algo había en Itachi que le daban ganas de hacerle reír… sacar a flote esa sonrisa tan única.

El pequeño rubio se adelantó para abrazar a su papá, este puso a Sasuke en el suelo para poder abrazarlos a ambos.

—¡Papi!, ¡Nii-san!, ¿Dónde habían estado todo este tiempo-dattebayo?, ¡Itachi-nii ganó unas máscaras para nosotros! —Naruto le extendió una máscara*** blanca con líneas rojas de pájaro a su hermano, él por su parte ostentaba a un lado de su cabeza una de zorro. Instantáneamente Sasuke y Minato miraron en dirección del joven pelinegro con un notorio desprecio… ¡en su ausencia seguía ganándose el amor del pequeño rubio! —. ¡Hey!, ¿De dónde sacaron todos esos peluches-‘ttebayo?

Se habían olvidado de que se habían ganado el puesto de peluches completo en busca de la rana de Naruto.

—Eeh… Sasuke y yo los ganamos para ti, hijo.

—¿En serio?, ¡Waaa!, muchas gracias-‘ttebayo —El pequeño se abalanzó sobre la montaña de mini peluches frente a él.

—Mmm… Ya entiendo. Ustedes estaban tratando de ganar esta rana para él, ¿verdad?... y ninguno de los dos fue capaz de darle al objetivo—Habló el joven peliplata con tono divertido, tomó al peluche de rana y se lo puso enfrente al pequeño rubiecito—. Naruto-chan, ¿verdad? Esta rana también es tuya… la gané YO para ti.

Desde ese momento tanto Sasuke como Minato odiaron con toda su alma a Hatake Kakashi. Naruto se emocionó al ver su nueva rana y agradeció a Kakashi con vehemencia. Ahora el joven pudo ver más de cerca al menor de cabellos dorados, y pudo notar que su personalidad era muy diferente a la de todos. Tenía una identidad simplemente exquisita, aunque su manera de expresarse lo revelara como idiota, era realmente único y eso era bastante decir en un niño tan pequeño. Itachi y Mikoto, por su parte, miraban la escena desde la lejanía.

—¿Conoces a ese joven, Itachi-kun? —Preguntó la amable voz de su madre.

—Algo así…

—¿Es tu amigo?

—¡No!... quiero decir… no, la verdad es amigo de Sasuke.

—Entiendo. Se ve que es un buen muchacho.

—… Lo es.

Mikoto notó algo extraño en su hijo. Sus ojos de eclipse buscaron el azul refugio de su esposo, quién le devolvió la mirada con una sonrisa. Ambos sabían que algo muy interesante pasaba en relación con ese joven misterioso. Itachi parecía estar más relajado desde que se encontraron con él, sin embargo un aura de alerta le envolvía. Esos detalles no eran invisibles para la pareja de enamorados, pero también sabían que no podían hacer mucho al respecto más que tratar de entender lo que le pasaba a su hijo.

 

 Los dos sentían que Itachi era tan autosuficiente que alejaba a las personas de su lado de forma intencional, siempre rodeado de gente que le admira, pero a la vez solitario y cerrado. Su genialidad era una especie de muro que nadie, más que sus hermanos menores, podían cruzar. Y ahora este maravilloso extraño tenía cautiva su atención de manera impresionante… Mmm… ¿qué podían hacer ellos por su hijo, tan complejo y adulto?; quizás años más tarde se verían obligados a preguntarse lo mismo con Sasuke, pero por ahora, sólo podían esperar que Itachi siquiera se entendiera a sí mismo y apoyarlo en todo, como siempre.

—Mikoto-chan —Habló alto Minato como para que todos le escucharan pero sólo dirigiéndose a su esposa—, ¡hay una ruleta de enamorados!, ¡llévame!

—Minato… ¿no crees que estamos un poco grandes para…?—Un guiño de su esposo acabó con su sentencia, y nerviosa tuvo que corregirse al percatarse del plan del rubio—, eeh… quiero decir… ¡vamos!

—Itachi-kun, Hatake-kun, ¿nos harían el favor de cuidar a los niños en nuestra ausencia?

—Como si necesitáramos que nos cuiden…—Dijo por lo bajo Sasuke con desdén… sólo audible para Kakashi. Ambos se miraron de reojo en una pelea mental.

—Por mi parte, con gusto, Namikaze-san —Aclaró con una sonrisa el peliplateado—. Es un festival de enamorados, después de todo. Pásensela bien.

—Claro, Minato-san… —Itachi no se veía convencido, pero en su finalidad de vida está el no causarle problemas a la gente a su alrededor y siempre hacer el bien común… asique no tenía muchas alternativas.

—¡Muchas gracias niños!

Como si se hubiesen hecho humo, ambos adultos desaparecieron. Sasuke era un niño muy perspicaz, y por sus venas transitaba una poca de malicia de la cual estaba exenta la pura y casta sangre de Itachi; aquella malicia era una de las tantas cosas que los diferenciaba. Su mente ideó un plan, era cierto que la última jugada de la rana de Kakashi le había restado de su simpatía hacia él, pero si sus lucubraciones se concretaban él podría estar solo con su hermanito menor para divertirse y podría también darle la oportunidad a Kakashi para que tomara la delantera con Itachi y así hacer feliz a su hermano mayor. ¡Dos pájaros de un tiro!

—Hey, dobe —Se acercó al oído del menor mientras veía como los mayores hablaban un poco de donde llevarles a divertirse—. ¿Quieres jugar un juego?

—Siempre quiero-dattebayo —La inocentona sonrisa del menor le daba su aprobación.

—Quiero jugar a las escondidas. ¿Te parece que nos ocultemos de Onii-san y de Kakashi?

—¡Claro!, ¿es una travesura-‘ttebayo?

—Por supuesto que lo es, sólo una simple travesura. Ellos nos buscarán y nosotros les veremos escondidos.

—¡Amo las travesuras-dattebayo!

—Lo sé, lo sé. Ahora, sígueme el juego, ¿quieres? —El menor asintió divertido con su zorruna sonrisa adornándole el rostro. Por su parte Sasuke alzó la voz para dirigirse a los mayores—. ¡Nii-san!, ¡Kakashi Claus!, queremos ir a los autitos chocones.

—¿Los autitos chocones?, puede ser peligroso…

—¡Pero Itachi-nii!, es el único juego entretenido en el cual paso la estatura mínima-dattebayo. ¡El carrusel y los otros juegos en que puedo entrar son para bebés! Es muy aburrido-‘ttebayo, ¿verdad Nii-chan?

—El dobe tiene razón, además yo sobrepaso la altura de los demás juegos en que él si puede entrar. Los autitos chocones son nuestra única opción.

Los pequeños se estaban confabulando prodigiosamente y el pelinegro menor estaba muy complacido de lo bien que había entrenado a Naruto para seguirle el juego. Estos cuatro años de convivencia había surtido un positivo efecto en ellos; estaban sintonizados en la misma frecuencia, ambos sabían muy bien que los autitos chocones eran la atracción más solicitada precisamente porque no tenía muchas restricciones de altura, es por eso que perderse en la fila era fácil.

Los dos jóvenes no hallaron mayor solución que obedecer los caprichos de los menores. Con un poco de incomodidad y molestia se dirigieron a la atracción.

—Niños, denme sus manos, hay mucha gente.

—Pero Nii-san no somos bebés.

—Es cierto-‘ttebayo, Nii-chan ya tiene diez años y yo ya pronto los cumpliré. Somos muy grandes para ir tomados de las manos, ¿verdad?

—Pero si hasta ayer me habían tomado las manos para caminar por la playa.

—Pues…—Sasuke se quedó sin palabras, pero su hermanito, a pesar de que solía ser torpe y simplón, durante una travesura su sentido del engaño se agudizaba.

—¡Pero de ayer hasta hoy ya crecimos-‘ttebayo!, además quiero llevar a mi nueva rana yo mismo. Itachi-nii siempre nos regaña demasiado.

—¿Eres un regañón?, ¿a tu edad? Te saldrán arrugas —Intervino Kakashi con las manos en los bolsillos y voz desinteresada, sólo con el afán de irritar a Itachi.

Sasuke estaba más que orgulloso de Naruto, ¡esa última frase había logrado desviar la atención! Ahora sólo debían encontrar el momento preciso para escabullirse.

Al llegar a la fila de los autitos chocones, los niños tomaron la delantera. Mientras Kakashi e Itachi discutían sobre como al joven de oscuros cabellos le importaba un comino tener arrugas por preocuparse demasiado de sus hermanitos, estos simplemente desaparecieron. Naruto se vio obligado a dejar a su rana atrás para disimular su huída, haciendo que al avanzar la fila, los dos mayores se tropezaran con el muñeco para darse cuenta de la ausencia de los niños.

—¿Dónde… están? —Kakashi notó algo en la voz de su acompañante. Algo muy sorprendente se desató frente a él—.Sasuke… Sasuke… Sasuke… ¡Sasuke!

Por primera vez, en los ojos de carbón de Itachi vio el verdadero miedo. Kakashi se conmocionó al ver los ojos desesperados de Itachi, quién miraba hacia todos lados, como si hubiese perdido una parte de su alma. El mayor decidió entrar en acción: tomó la mano de Itachi con una mano y con la otra a la rana de Naruto para llevárselo de ahí y calmarlo. Por razones obvias el pelinegro protestó, pero Kakashi no planeaba soltarlo hasta que salieran de la multitud.

—Si nos subimos a un punto alto, podremos ver a Sasuke, quién aún debe tener los peluches que no se llevó Namikaze-san… además la cabellera de Naruto se hará notar desde arriba, sin duda alguna —Mientras corrían fuera del gentío, Kakashi contaba su plan al desesperado jovencito.

—Debo encontrar a Sasuke… pase lo que pase… debo encontrarlo…

Kakashi no podía ignorar como era tal la preocupación de Itachi por su hermanito biológico. Era muy notorio que casi se había olvidado de Naruto por su preocupación por Sasuke. Trató de ignorarlo mientras se subían a una de las bancas de piedra alrededor del templo donde se realizaba el festival.

—Itachi, ¿los ves?

—Por ningún lado…—El joven se veía decepcionado y aún con mucho miedo, pero por lo menos ya no estaba histérico.

—Tú que los conoces, dime, ¿Dónde crees que pueden estar?, ¿qué tipo de lugares les gustan?

—…—Luego de pensarlo unos segundos, Itachi dio con la respuesta: El bosque de bambús que rodeaba el templo. Era casi obvio para él, tanto a Sasuke como a Naruto les encanta la naturaleza y jugar a que son samuráis con las ramas de bambú—. El bosque.

—¡Vamos! —Kakashi bajó del banquito y le extendió la mano al menor para ayudarle a descender. Este le miró desconcertado unos segundos, pero no lo meditó lo suficiente antes de aceptar la ayuda y ambos salir rumbo al bosque. Una vez ahí ambos gritaron el nombre de los niños hasta que se cansaron, ahora sólo miraban para todos lados un poco expectantes—. No pude evitar notarlo…

—¿El qué?

—Sólo llamas al nombre de Sasuke.

—…—Itachi se sonrojó—. No… me había dado cuenta. No vayas a pensar que Naruto no me importa…

—Lo sé, pero me imagino que el lazo que tienes con Sasuke es superior al que tienes con tu hermanastro.

—No me gusta esa palabra… “hermanastro”, es un poco fría. Tampoco me gusta decirle “padrastro” a Minato-san, prefiero llamarle por su nombre. Y a Naruto… él es mi hermano tanto como Sasuke.

—Entonces no entiendo por qué llamas sólo a Sasuke.

—Porque Sasuke es mi responsabilidad… Sasuke es mío. Yo sé que él es de fiar y cuidará de su responsabilidad que es Naruto… y yo debería cuidar de Sasuke con mi vida… y lo perdí.

—Entiendo. Tú mantienes a Sasuke a salvo y él mantiene a salvo a Naruto.

—Algo así. Sé que mientras Naruto esté con Sasuke él va a estar bien, por eso no me preocupa… pero Sasuke puede que tenga miedo… puede que tenga ganas de llorar… y él no es de los niños que llora frente a su hermano menor, entonces se tragará toda esa angustia y… yo no podré estar ahí para decirle que tener miedo a veces está bien.

—Entonces… ya entiendo… consideras a Sasuke más débil emocionalmente que Naruto —Itachi se vio descubierto. Era cierto, él consideraba que Naruto era mucho más fuerte que Sasuke, ya que era más sincero con sus sentimientos y era leal a estos, sin embargo el pequeño de ojos azabache era mucho más reservado y a él mismo le costaba trabajo entender sus emociones. Itachi sabía muy bien lo dolorosamente solitario que puede ser guardarse todos los sentimientos y no tener a nadie a quien decírselos.

—Para mí… Sasuke es más fuerte que yo mismo en muchos aspectos. Es un muy buen hermano para Naruto, pero pienso que no crece como lo hace Naru-chan a nivel emocional. Sasuke siempre fue un niño maduro desde pequeño… pero siento que ya no crece más de lo que ya es. Llegará el punto en que todos a su alrededor, incluyendo a Naruto, sepan manejar sus sentimientos y sean adultos en ese sentido… sin embargo siento que Sasuke jamás madurará. Se estancó. Naru-chan crece y crece y Sasuke simplemente se mantiene igual.

—Quizás deba pasar algo en su vida para que pueda crecer. No crees que Naruto podrá enseñarle bien, con el tiempo, ¿a sentir como él siente?

—Es probable… pero es frustrante, ¿sabes? Siento celos de Naru-chan. Él es como un alma libre. Sasuke y yo nacimos con restricciones que son muy difíciles de superar. Ahora quedará en deber de Naruto enseñarle a Sasuke como ser fiel a sus sentimientos… y yo sólo tendré que quedarme viendo.

—Quizás… tu papel en la vida de tu hermanito menor ahora ya ha pasado a segundo plano.

—Es cierto… sé que Naruto es quién guiará el camino de mi hermano cuando este haya crecido más que él… pero… saberlo y entenderlo… no evita que me duela el no ser yo quien más enseñe a Sasuke.

—Entonces, ahora que los pasos de tu hermano sólo se alejarán de ti… ¿por qué no te concentras en ti mismo?

—¿Me crees tan egoísta como para hacer eso?

—¿Llamas a eso egoísmo?

Kakashi suspiró mientras caminaba por delante de Itachi en la oscuridad del bosque. El joven escudriñó con sus ojos carbón la espalda del mayor bañada por la luz de la luna y sus cabellos de plata brillando por los destellos que se colaban por entre los bambús. Algo había en la parsimonia de su caminar que le recordaba a la tranquilidad de Minato. Siempre se sintió seguro en compañía de gente así.

—No sé a qué te refieres —dijo al fin—. Es egoísta sólo preocuparse por uno mismo.

—Pero es humano. ¿Cuántos míseros añitos me dijiste que tenías?, ¿quince?, ¿dieciséis?

—Quince…

—Es el momento entonces —Kakashi se volteó hacia el menor de forma sorpresiva, quedando a unos centímetros de él—, la ocasión precisa, la circunstancia perfecta, algo que sólo pasa en un sólo período de tu vida y no se puede volver a repetir.

—¿A qué te refieres?

—A que es el momento… en que está bien sólo ser tu mismo y no preocuparte por los demás. Es el momento en que te es permitido ser egoísta para sólo concentrarte en aprender a amarte a ti mismo y conocerte.

—¿Con qué objeto?, ¿de qué me serviría simplemente dedicarme a aprender a amarme a mí mismo y conocerme?

—Para así… poder amar y conocer a los demás una vez que lo hayas conseguido. Nadie puede amar realmente si no se ama a sí mismo. De ahí que vienen las relaciones enfermizas. Cuando uno no se ama a sí mismo, se crean inseguridades, y estas te ciegan y te ensordecen, no dejando entrar los verdaderos sentimientos de los demás hacia tu interior… y luego nacen el rencor y la duda. Esos sentimientos negativos harán que tarde o temprano llegues a dañar a la persona que dices amar. Es por eso que es necesario amarse mucho a sí mismo antes de arriesgarse a amar a otras personas. ¿Cómo reconocerás completamente las virtudes de los demás si no eres capaz de reconocer las tuyas?

—No creo que sea necesario amarse a uno mismo para amar a los demás. Yo amo a mi hermano…

—¿Y no te amas a ti mismo?

—… No lo sé —dijo Itachi mientras desviaba la mirada. El mayor le tomó de la barbilla y guió los ojos obsidianos hacia los suyos.

—Eso hace… que te sientas así por tu hermano. Si te amaras a ti mismo, aceptarías sin dolor que este se aleje de ti de vez en cuando. No sentirías celos de Naru-chan, y la frustración y el pánico no te alcanzarían cada vez que no tienes a tu hermano frente a ti para abrazarle. Date cuenta, pequeño, que aún eres un niño. Es cierto que pareces un adulto, tu estatura, tu expresión, tu desplante… pero eres un niño aún. Y aún se te está permitido equivocarte con tus sentimientos hacia tu hermano, pero eso no podrá seguir pasando en un tiempo más, ¿entiendes?

—Entonces… ¿qué debo hacer?

—Empezar, de apoco, a dejarlo ir. No te pido que simplemente, de un día para otro, dejes de proteger a Sasuke. Pero sí sería bueno que de vez en cuando te preocupes más de lo que pasa aquí dentro —Aún sosteniendo la barbilla de Itachi, con su otra mano, Kakashi soltó a la rana que llevaba y tocó el pecho del menor, señalando su corazón—. A veces, por preocuparnos de los demás… nos olvidamos que esto está dentro de nosotros.

—… ¿cómo? —Itachi estaba impactado. Miraba a su acompañante tratando de descifrar algo que no podía entender. Era como si los ojos de Kakashi estuviesen simplemente codificados en una clave distinta a cualquiera que él conociera—… ¿cómo lo haces?...

—¿El qué?

—Esto —Itachi se apresuró a tomar la mano del mayor y ponerla de lleno sobre su pecho, para que este sintiera a través de su palma la aceleración de su pulso—. Mi corazón… ¿Cómo haces que lata tan fuerte?

—… No es ese precisamente mi objetivo, la verdad.

—¿Y cuál es?

—Este —El mayor desvió ambas manos para llevarlas a la altura de la boca de Itachi, y usando sus índices, dibujó una sonrisa artificial en la boca del menor—…sólo quiero que sonrías.

—… —El corazón de Itachi se aceleró aún más. ¿Por qué este hombre era tan inquietante?, ¿tan único? —. La sonrisa rota.

—Sí. Me gustaría saber qué hacer para arreglar esa sonrisa rota que tienes —Itachi se alejó y adelantó a Kakashi pasándole por un lado. Si seguía de frente a él, su corazón estallaría, asique trató de serenarse y simulando tranquilidad caminó con las manos en los bolsillos.

—Yo tampoco sé qué tienes qué hacer. De hecho, no sé ni siquiera por qué quieres arreglar la sonrisa de un joven que conociste hace un día atrás. Aún me das miedo porque no sé de donde sacaste lo de mi sonrisa, ¿pero sabes?

—¿Qué? —Itachi se volteó hacia Kakashi con una sonrisa preciosa bendiciendo su exquisita faz.

—Vas por buen camino.

Kakashi devolvió la sonrisa y recogió al muñeco de rana para seguir al menor. Ambos decidieron seguir buscando más tranquilamente. Itachi ya no se veía preocupado, al fin y al cabo, sabía que mientras estuviesen juntos, ambos niños estarían bien.

No muy lejos de la escena, Naruto y Sasuke estaban observando entre los matorrales. Ambos niños vieron como los jóvenes se alejaban. Sasuke sonreía, pero Naruto no entendía lo que pasaba. Ninguno de los dos pudo escuchar de qué hablaron Kakashi e Itachi, pero algo parecía que le provocaba buen humor al pequeño pelinegro.

—¿De qué hablaban ellos dos, Nii-chan?

—Quién sabe.

—¿Entonces por qué sonríes-dattebayo?

—Porque al parecer ahora nii-san estará más contento al lado de Kakashi.

—¿Al lado?, no entiendo a qué te refieres-‘ttebayo. ¿Ahora Kakashi e Itachi-nii son amigos?

—Algo así, pero creo que más fuerte —El pequeño azabache emprendió el camino, llevando los peluches de su hermanito. Planeaba ir hacia donde se encontraban sus padres y pretender que estuvieron con ellos todo el tiempo. El menor le seguía aún confundido.

—Mmm… ¿más fuerte?... ¿Como hermanos?

—Más fuerte aún.

—Mmm… ¿Como novios?

—Je, je, algo así.

—Pero nii-chan… Itachi-nii y Kakashi son ambos hombres-dattebayo, ¿eso está bien?

Sasuke paró en seco y tiró los muñecos al suelo de la impresión. Eso era algo que no se había cuestionado hasta ahora, ¿por qué no se le había ocurrido?, ¿por qué Naruto si lo pensó?... Ambos... eran hombres, ¿realmente eso estaba bien? Ninguno de los dos pudo notarlo, pero ese fue el primer ladrillo del muro inmenso que desde aquél día empezó a separarlos.


Continuará…



*Yukata: Vestimente típica japonesa, se usa en epocas cálidad porque es más ligera que el kimono.
***Máscaras: Alusión a las máscaras de Anbu.

Notas finales:

bye bee!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).