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..::Creciendo Juntos::.. por SeptimaKolera

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Notas del capitulo:

PERDÓN POR EL RETRASO!!!!! 

en vez de presentar mis exkusas por esta demora, decidí alargar este kapítulo fucionándolo kon el siguiente, por eso es un poko más largo ke los demás. bueno, eso es todo. 

PLEASE ENJOY IT!

Dieciséis años: .-Color-. 



—¡Corre!, ¡tú puedes! —Eran los vítores que colmaban el gimnasio de la escuela a esa hora de la mañana.

Era el primer partido que abría el semestre, y quien llevaba el balón, era precisamente Naruto Namikaze, el miembro más bajito del equipo y aún así, el más rápido y ágil. Todo en él era una sorpresa; por más que el otro equipo estuviese advertido que “El chico rubio bajito es muy veloz y talentoso”, nadie lo creía realmente, y siempre lo subestimaban hasta que la ruptura entre la expectativa y la realidad les golpeaba en la cara. ¡El chico bajito podía saltar tan alto que hacía unas clavadas sorprendentes! Con una sola mano, Naruto se alzaba por sobre los demás y se iba en picada contra la canasta. Era su técnica especial. Era su sello, con el cual sorprendía a todo quien lo viese.

—¡Rasengan! —Gritaba mientras atacaba la canasta, cosa que siempre hacía. Era como una cábala. El nombre de su súper técnica sorpresa.

¡Qué ensordecedores eran los gritos de alegría a su alrededor!, cada vez que Naruto hacía esa clavada aunque ya fuese esperada, no dejaba de ser sorprendente. Hasta para Sasuke era asombroso y no dejaba de fascinarse ante tal acto; él, que había sido testigo diario de la gestación de esa técnica que le costó horas de insomnio junto a su hermanito, contando los fallos y los aciertos durante la noche, en una cancha cercana a su casa donde Naruto practicaba día y noche, muchas veces sin parar. Definitivamente Naruto se había convertido en alguien digno de su admiración. Aunque desde cierto punto de vista, siempre lo fue, pero ahora… miraba a su alrededor… todos parecían tan felices de que Naruto fuera parte del esquipo. Ahora su hermanito estaba obteniendo un poco de lo que se merecía: el reconocimiento de los demás.

Todo parecía estar bien desde esa forma,  pero Sasuke se veía enfrentado a su dualidad. Por un lado, estaba el brillo incandescente y cerúleo de sus ojitos claros al sentirse aceptado y respetado, cosa que llenaba el corazón de Sasuke de un orgullo animoso y calma felicidad. Pero también estaban los ya ineludibles celos. Sí, Sasuke seguía teniendo celos de cualquiera que  se acercara a su hermanito. Es por eso que durante las horas de clases su malhumor acostumbrado aumentó de forma exponencial. ¡Todos eran ahora tan cercanos a Naruto! No había varón en el grado que no fuese su amigo. Todos se sentían muy cómodos con alguien tan relajado y de temperamento blando como Naruto. Aunque si bien, seguía siendo un bromista, ahora sus tretas no eran de temer, y muchas veces muy bien recibidas. Una que otra vez pintar “Namikaze rules!” * en alguna pared, circular un dibujo caricaturesco de algún maestro, decir chorradas en clases, o quedarse dormido y despertar gritando algo entre sueños como: ¡No te comas mi ramen!. Travesuras menores, pero que la mayoría de las veces, caían en gracias

Por otro lado también su popularidad femenina había ascendido. Él era amable con las mujeres. Aunque no sabía mucho de ser “caballeroso” ni de “modales”, daba igual, su encanto era inherente. Era gracioso y sincero. Un muy buen amigo para confiar y contarle problemas. Quizás no para pedirle un consejo, pero si te podría sacar más de una sonrisa al contarle alguna pena. Eran muchas las virtudes, ahora notorias en Naruto, aunque hay que recalcar que todo aquello se hizo notar por los demás, gracias a su desempeño en el equipo de basketball. Era sobrentendido que Naruto al inicio era el peor jugador de la historia, pero tantos pudieron apreciar el esfuerzo del rubio que casi se convirtió en leyenda, ya que no sólo era el más bajito, sino que a los quince años, el semestre pasado, fue el miembro más joven en participar en las regionales, y todos cuentan que gracias a él, por primera vez el equipo había logrado tercer lugar. Esta temporada competirían dentro del grupo de favoritos gracias a sus incontables esfuerzos.

Era obvio que con tales antecedentes, este año aparecieran una que otra admiradora del rubio. Al principio fue un grupo de niñas bastante reducido, y aunque sólo llevaban un mes de clase, ya para mayo, Naruto tenía todo elenco de porristas personales que clamaban por sus jugadas. En un inicio él reaccionó torpemente y se vanaglorió de tener tales admiradoras, pero al percatarse que a Sasuke no le hacía ninguna gracia como esas chillonas voces gritaban su nombre, Naruto decidió (por consejo de Itachi) no hablar mucho del tema frente a su hermano, y casi de forma natural ahora el rubio estaba empezando inclusive a tomárselo como una humorada. No creía en ninguno de los sentimientos que dichas niñas juraban profesarle, y más bien sólo se sentía halagado y reía. Para alivio de todos, ninguna se le había declarado formalmente hasta ahora, lo cual sería “problemático”, como diría Shikamaru, ya que Naruto no tiene ni una pisca de tacto y terminaría por portarse torpe y decir alguna estupidez que haría a la chica llorar.

Ahora sólo quedaban minutos para que el juego terminara. La victoria del equipo local era inminente. Naruto había sido la estrella y ahora su grupo de admiradoras se derretía al fondo del gimnasio, gritando su nombre una y otra vez hasta el final del partido. Sasuke las miraba con asco. Tanto era su desprecio hacia ella que no pudo evitar exhalar un apenas audible “Estúpidas”. Mientras se recargaba en la baranda de las gradas superiores del gimnasio.

—Te escuché, Sasuke-kun —Cantó ligeramente Sakura Haruno. Después de dejar en claro que ella no se interpondría jamás entre Naruto y Sasuke, ahora este último le tenía cierto cariño, haciendo de ella una especie de aliada y única amiga, ya que todas las demás mujeres no eran para él nada más sino posibles arpías que tratarían de alejarlo de su hermanito—. ¿Cuándo aprenderás a ser flexible y comprensivo con las hormonas de esas pobres muchachas?

—Nunca. No tengo me apetece comprender nada, gracias.

—¡Uf! Ahora entiendo por qué el número de tus admiradoras va en picada y el de Naruto asciende. De elegir entre los dos hermanos, una siempre optaría por el optimista gracioso y al amargado egoísta.

—Como si me importara lo que ellas piensen.

—¡Eres un maloso!, ¡uuuy!, ¡qué miedo! —Le molestó la pelirrosa.

—No proyecto miedo, al menos no es el suficiente. Si la gente me temiera de verdad, sabrían que no deben acercarse a mi hermanito…

Sasuke dirigió su mirada hacia abajo. Naruto y sus compañeros se estaban mostrando respetos entre sus adversarios y felicitándose. Naruto sonreía chispeante, con su fuego único y perenne. Al sentirse observado desde arriba, el rubiecito alzó la mirada hasta toparse con la lóbrega solemnidad de los ojos su hermano mayor. Ampliando más aún su sonrisa, Naruto le saludó con orgullo haciendo el signo de la paz de su hermano, como diciendo “¿Viste eso, nii-chan?, ¿lo viste? ¡tu hermanito es el mejor!, ¡siéntete orgulloso de mí!” En respuesta, Sasuke levantó ligeramente la mano a modo de saludo y le sonrió con la adoración con que miran los padres a sus hijos cuando estos dan sus primeros pasos.

—Lo idolatras, ¿verdad? —Le sacó de su transe Sakura mientras ambos contemplaban como Naruto se dirigía con el resto del equipo a las duchas.

—¿Tan raro es que mi hermanito sea lo más importante para mí?

—No es raro. Sólo es poco frecuente y difícil de entender en alguien con tu carácter.

—No me conoces tan bien como crees, Sakura.

—Nadie te conoce realmente.

—Naruto lo hace.

—Tú sabes que no. —Al decir esto último, la chica le miró con una pisca de seriedad. Luego dio media vuelta juguetonamente y se despidió con la mirada.


**********************************

—Bien jugado, Naru-chan. —El aludido levantó la mirada mientras caminaba para ir a su clase para poder ver a quien le hablaba.

—¡Iruka-sensei! ¿Me vio?

—¡Claro! Nunca me pierdo ninguno de tus juegos. ¡Cómo has mejorado! Te felicito.

—Je je, hago lo que puedo-dattebayo. —Se sonrojó el rubio mientras se sonreía y llevaba sus brazos detrás de la nuca para caminar de esa forma junto al profesor—. Pensé que a esta hora usted estaba en su oficina.

—Debía, pero me escapé para verte jugar. Aunque tengo muchas cosas ahora por hacer antes de que termine la jornada, debo irme pronto. Ahora que estoy encargado de la ayuda y orientación de los estudiantes me ha quedado muy poco tiempo para verte jugar. Tengo mucho trabajo pendiente. De hecho, ahora me están esperando.

—¿Esperando?, ¿quién?

—Un alumno nuevo de intercambio a quién debo mostrarle las instalaciones y disipar sus dudas.

—¡¿En serio?! ¡wow! ¿de dónde viene?

—Holanda, pero es japonés.

—¿Habla raro-dattebayo?

—¡Qué pregunta, Naruto!, por supuesto que no. Además, eso no debería importarte.

—Ja, ja, ja. No se altere, Iruka-sensei. Sólo lo pregunto para protegerlo en caso de que lo molesten por algo así-dattebayo. 

—Je, je. Así eres tú, Naru-chan —El mayor le acarició la cabeza—. Me gustaría poder quedarme más tiempo contigo, pero debo volar a mi oficina.

—Gracias por venir a verme, Iruka-sensei. Ahora me siento, ya sabe, algo culpable de que usted esté hasta el pescuezo con tareas mega-aburridas. ¿Lo puedo ayudar en algo-dattebayo? Ya sabe, tengo horarios protegidos por ser deportista.

—¡No deberías abusar de ese beneficio, tonto!

—¡Oh, vamos! Da igual si voy o no voy a esta clase, de todos modos estoy tan cansado que me quedaría dormido apenas mi trasero toque la silla. Será mejor que me quede al aire libre, ¿no? ¡Ah! Se me acaba de ocurrir una idea sensacional-dattebayo! ¡Yo le enseñaré la escuela al bicho nuevo, mientras usted termina su trabajo! ¿Qué opina? ¿Acaso no soy un genio?

El menor le extendió la mano, mirándole a través de las delgadas líneas de sus ojos con su característica cara de zorro. El mayor suspiró antes su incapacidad para resistirse a la sonrisa de su alumno y le estrechó la mano.

—Está bien, está bien. Acompáñame.

El jovencito dio un pequeño salto de triunfo para celebrar su pequeña victoria, pero luego recordó que “estaba muy cansado” y se arrepintió. Optó entonces por dejar de hacer tanto escándalo y seguir discretamente a su profesor.

Al llegar a la oficina de Iruka-sensei, Naruto entró casi como si viviera ahí, y con toda soltura se dejó caer sobre la silla del escritorio. “Espérame aquí, enseguida vuelvo con el chico”, fueron las palabras de Iruka antes de irse. Quizás la excusa de que estaba “cansado” no era una mentira del todo, ya que al poco rato de haberse retirado el profesor, Naruto cayó presa del sueño.  Al despertar, sintió que una voz le llamaba, pesadamente abrió los ojos, aún confundidos por el sopor. Con lentitud empezó a reconocer lo que frente a él se hallaba. Distinguió borrosamente el rostro de una persona pálida, muy carca de su rostro. Su mirada se centró en una característica de la ensoñación… “Rojo” Pensó. Aquella visión tenía el pelo rojo. “Rojo” su mente dejó retumbar nuevamente en su oído.  “Rojo”… “rojo”… “rojo”… “¡Naruto, despierta!” Fue el ruido definitivo que lo sacó de la ilusión.

—¡¿Qué?!, ¡¿qué pasa?!, ¡¿quién murió-dattebayo?! —Preguntó alterado mientras se enderezaba en el asiento.

—Idiota —Alcanzó a escuchar de la voz de Iruka-sensei mientras sentía un golpe en la nuca—. ¡Te quedaste dormido en mi silla!

—¡No es mi culpa que sea tan cómoda-dattebayo! —Replicó el rubio al tiempo que se sobaba en la zona afectada. Al darse cuenta que no estaban solos, dirigió la mirada hacia donde fijó los ojos cuando estaba recién despertando y se encontró con el rojo que estaba buscando: Frente a él estaba un muchacho serio y con cara de pocos amigos, coronado por una cabellera roja oscura y ojos de un verde claro con un toque de azul sinuoso, remarcados por una ojeras muy marcadas y oscuras que le daban un aspecto tétrico y enfermizo.

—Naruto, él es Gaara Sabaku-no. Como ya te dije, viene de intercambio desde Holanda pero es japonés. Se quedará aquí por un tiempo indefinido. Es un chico tranquilo con un brillante historial académico, por eso estamos ansiosos de tenerlo como alumno, aunque aún no sabemos a qué clase irá, pero va en tu mismo grado. Gaara, él es Namikaze Naruto, él te enseñará las instalaciones. Juega basketball y como ya habrás notado, es de tu grado. Él está desde hace varios años en esta escuela, asique no tendrá problemas para resolver todas tus dudas.

—¡Bienvenido-dattebayo!

Con una impecable sonrisa desmedida y refrescante, Naruto extendió una de sus manos como muestra de amistad, pero dicha acción no fue correspondida; muy por en cambio, el taciturno joven sólo le ignoró y caminó hacia la puerta en silencio.  Una vez allí se dispuso a hablar.

—No me interesa que alguien me muestre la escuela, gracias.

—Pero, Gaara-kun… —Tanto Naruto como su profesor estaban extrañados por la actitud tomada por este extraño alumno nuevo—. ¿De verdad no crees que sea necesario conocer el lugar? Me refiero a que debes saber muchos detalles para el desarrollo de la vida escolar en este tipo de institución. Así sabrás donde puedes encontrar cada cosa y…

—La directora me dio un plano de las instalaciones al matricularme —interrumpió el joven—. No necesito de un perro lazarillo que me haga un inútil tour por una escuela tan insignificante y mediocre. No tendría objeto.

—¡¿Insignificante y mediocre?! —Naruto se alteró al escuchar aquella frase. ¿Qué se creía ese niñato con cara de mapache enfermo? ¡Su escuela era como su segundo hogar!, y ahora aparecía este engreído a menospreciarla como si fuese cualquier cosa. Las cosas no podían quedarse de esa manera—. ¡¿Cuál es tu problema-dattebayo?!

—¿Mi problema?, ninguno. ¿Los problemas que veo a mi alrededor desde que entré a esta escuela? Demasiados. Infraestructura deficiente, alumnado plenamente inconsciente de dichas falencias, y aparentemente emocionales en demasía. Y eso sin mencionar al cuerpo docente que delega sus responsabilidades a otros y con poca noción de sus compromisos horarios. —Con esto último sus ojos aguamarina asestaron un ligero toque de desprecio hacia Iruka, quien se encogió de hombros inevitablemente en el acto.

—¡Me hartaste-dattebayo! —Naruto se adelantó hacia el inerte y impertérrito joven para tomarle desde el cuello de la camisa—. ¡Retráctate en este segundo de todo lo que has dicho!

—¿Por qué habría de hacerlo si todo es cierto? —Respondió carente de emoción alguna el joven.

—¡Naruto, basta!

El mayor les separó en ese mismo instante. Ambos jóvenes se quedaron frente a frente, mirándose casi sin pudor ni restricciones, escuchando los seguidos regaños del profesor orientados a llevarse bien. Pare ellos el mundo había desaparecido y estaban solos en ese cuarto, solos con las paredes, el piso y sus ojos. El mirar de Naruto expresaba una férrea rabia, llena de frustración pero con un toque de curiosidad. ¿Por qué este extraño se portaría tan hostil? Y por otro lado, el recién llegado aparentaba no importarle nada, pero seguía sosteniéndole la mirada a Naruto, como diciendo “No me interesa, pero acepto tu reto”.

—¡Vamos! —Habló Naruto de forma repentina y sin que el profesor hubiese terminado de dictaminar su discurso. Acto seguido tomó del brazo a Gaara y abrió la puerta con agresividad, llevándoselo a toda prisa.

—¡Naruto! ¡¿Dónde demonio…?!

El docente tuvo que callar, ambos alumnos ya habían salido fuera de su alcance en cosa de segundos, sin él poder reaccionar a tiempo. Justo cuando decidía correr detrás de ellos se detuvo. Mirando aún en la dirección en que desaparecieron ambos jovencitos, Iruka soltó una ligera sonrisa. “Esta es tu forma de ser, ¿verdad Naruto? Simplemente no podías pasarlo pro alto… siempre debes arreglarlo todo. Me alegro que sigas siendo igual de obstinado que hace años”


*****************************************


—Me duele. —Pronunciaba el joven son su voz lóbrega carente de emotividad, sintiéndose arrastrado por la mitad de la esucela.

 

—No seas quejica-dattebayo.

Naruto no estaba acostumbrado a ser así de indolente, pero ¿qué podía hacer?, ese tipo le había colmado la paciencia. Sin embargo no le arrastraba fuertemente por crueldad o por venganza, sólo que por alguna razón desconocida, no se atrevía a mirar atrás y encontrarse con su imagen. ¿Qué es? algo hay en ese chico que le resulta familiar. Hay algo… no puede mirarlo ahora directo a los ojos sin sentir una especie de angustia.

—¿Dónde me llevas?

—¿No deberías de saberlo, sabelotodo? ¡Revisa tu estúpido mapa-dattebayo!

—Lo haría si me soltaras el brazo.

Sí… la verdad la respuesta de Naruto no había sido muy inteligente, pero no estaba dispuesto a soltarle. Un poco avergonzado aceleró el paso. Cruzó el patio principal con él rastras para llevarlo hacia el edificio antiguo, hacia la azotea. Mientras cruzaban el camino, alguien los observó desde la ventana de uno de los salones del cuarto piso.

Una vez en la azotea, Naruto soltó a Gaara y cerró la puerta tras de ellos.

—¿Cerraste?... ¿estás loco?

—No. Tengo copia de la llave de seguridad-’ttebayo.

Gaara trató de no extrañarse, pero debía admitir que el joven que estaba frente a él era muy extraño. Lo vio cruzar el lugar para luego sentarse frente a la reja de protección. Se quedaron en silencio, hasta que el  pelirrojo optó por caminar hasta su lado e inquirir a su acompañante.

—¿Por qué me encerraste aquí?

—Porque te estoy secuestrando.

—¿Qué? —Naruto por fin le dirigía la mirada, ahora más calmo y sereno, sonriéndole tal y como lo hizo la primera vez que se vieron, antes de que iniciase todo aquél altercado.

—Si te soy sincero, te estoy obligando a pasar tiempo conmigo y que veas la escuela. Soy muy impulsivo, pero ya me conocerás durante el tiempo que estamos aquí-dattebayo. Siéntate un rato a mi lado a disfrutar de la vista.

—¿Crees que una vista aérea de los terrenos de la escuela harán que cambie mi opinión sobre ella?  

—No me importa tu opinión-dattebayo. Me interesa más saber el por qué de esa opinión. Sólo siéntate y háblame un poco de ti.

—¿Qué pasa si no quiero?

—Seguiré intentándolo hasta que te canses-dattebayo.

Nuevamente tuvieron un ligero encuentro entre sus miradas, pero ahora Gaara se sentía un poco nervioso. Ante tal atisbo de al menos un sentimiento, Naruto se sintió victorioso “Bueno, al menos ahora sé que no es un robot”. ¨Luego de unos minutos de calmo silencio, Gaara se sentó a un lado de Naruto.

—¿Por qué te importa tanto esta escuela?

—No lo sé. Quizás porque en mi otra escuela todo el mundo me odiaba-dattebayo. Me ha costado trabajo hacerme de amigos y de todo lo que he ganado aquí. Tanto esfuerzo… que creo que me da un poco rabia que alguien lo menos precie-dattebayo. Raro, ¿no? —Naruto sonreía bobamente y se llevaba una de las manos tras la nuca.

Gaara lo observó ahora con detalle. ¿Por qué este chico poseía una empatía y un aura tan puros? Parecía un idiota, eso estaba claro, pero nunca había visto a un idiota con tal ligereza al sonreír y esa mirada que delataba un plan dentro. ¿Será un mentiroso?, ¿un simulador? No parecía del tipo de personas que conocían lo que es el sufrimiento ni el ser rechazado.  

—¿Por qué te odiaban?

—Mmm… ¿por qué sería?... mmm… quizás porque siempre estaba triste y enfadado-dattebayo.

—¿Enfadado? ¿Con qué?

—Con la vida. Con todo lo que me rodeaba. Con la muerte por haberme quitado a mi… —Naruto se detuvo al decir lo último. ¿Qué iba a decir?, ¿qué le quitó la muerte?... su… su... — Mamá… la muerte me quitó a mi mamá… Eso es… ¡Ya sé por qué me llamas tanto la atención! —Se puso de pie casi de un salto y le apuntó —, ¡el color de tu cabello es parecido al de mi mamá! ¡Lo había olvidado!, ¡mi mamá tenía el cabello rojo!

—¿Por qué luces tan sorprendido?, ¿a qué edad perdiste a tu mamá?

—Creo que a los cinco o cuatro años… o quizás antes, no lo recuerdo, papá y yo no hablamos al respecto —Naruto se tranquilizó y volvió a sentarse—. Sé que ella estaba enferma y que luego nos mudamos.  Pero no la recuerdo y papá no guarda fotos porque le entristecen mucho-dattebayo. La verdad no hablo de esto con nadie ahora que lo pienso… ni siquiera con mis hermanos.

—¿Por qué me cuentas esto a mí? —El joven le miraba expectante. Su rostro ahora reflejaba algo de emotividad que satisfacía a Naruto y lo volvía más blando.

—Quizás porque siento que tú y yo de cierta forma nos parecemos-dattebayo. No me preguntes por qué, je je. Quizás porque siento que extrañas a tu familia en Holanda, ¿no?

—No.

—¿Por qué no los extrañarías?

—...—El joven desvió la mirada hacia el lejano piso a través de la reja—. Porque sé que ellos no me extrañarán a mí.

—¡Eso es imposible de saber, hombre! —Naruto le palmeó fuertemente la espalda como restándole gravedad al asunto—. ¡Vamos!, ¡vamos! Yo creo que lo estás malinterpretando.

—No. Mi papá me odia.

—…—Naruto detuvo su acción. Inmediatamente vino a su mente el padre de Sasuke. Algo de pronto lo hizo sentir muy mal por Gaara—. ¿No tienes a nadie más?

—Creo que es eso en lo que dices que nos parecemos. Mi madre murió cuando yo nací, pero sé que ella también me odiaba asique no me importa. Es mejor para mí.

—… Imposible… una madre… no puede odiar a un hijo-dattebayo.

—¿Por qué no? ¿Acaso es una regla especial? Hasta en el reino animal hay madres que abandonan a sus hijos —El pelirrojo hablaba con tal indiferencia que hacía que el corazón de Naruto se estrujara más fuerte—. Es la ley de la vida. A mí sólo me tocó vivir eso y da igual.

—¿Por qué hablas así?... ¡Nunca se lo preguntaste!

—Mi padre me lo dijo y mis hermanos lo confirmaron.

—… Pero no lo escuchaste de su boca.

—Claro que no. Ya estaba muerta.

—… No lo creo… yo estoy seguro que tu madre te quería-dattebayo.

—…—Gaara le miró unos segundos como sin creer la testarudez de su acompañante… pero no iba a tolerar palabras tan necias. Sin previo aviso, el pelirrojo se echó encima de Naruto y lo acorraló en el piso, con una mirada dolida llena de rabia que podría hacer estremecer a todo el mundo menos a Naruto—¡Tú no sabes nada!, ¡crees que puedes venir aquí a decirme qué debo creer sólo porque tu madre también está muerta y crees que debemos llevarnos bien sólo por ser del mismo grado? ¡¿Qué sabes tú de la vida niñato estúpido?!

—No mucho, pero sé que eres una buena persona. —Con simpleza y soltura, Naruto sonrió. ¿Por qué este tipo sonreía como si nada pasara? ¡Qué irritante!

—¡Tú no me conoces! ¡Yo soy alguien a quien odiar! ¡Tú no sabes nada sobre que todos te odien! ¡Sólo cierra la maldita boca y deja de hablar como si tuvieras siquiera la idea de cómo me siento! —Sin más Gaara le cruzó la cara con un golpe, pero Naruto no se movió ni se resistió, sólo volvió a dirigir su amable mirada añil hacia su agresor.

—No, no te conozco, pero aún así creo que debo darte una oportunidad para confiar en ti aunque todo el mundo me hubiese dicho que debo odiarte… tú tampoco conoces a tu madre. r13;Gaara cambió su expresión al escuchar las palabras de Naruto. Era cierto. Él tampoco conoció a su madre y sólo por lo que dijeron otras personas él pensaba que lo odiaba. Nunca antes se había cuestionado si eso podía ser cierto o no… ahora, gracias a un bobo… parecía estar dudando. Era obvio que él no iba a cambiar su modo de pensar sólo por un tonto con sonrisa convincente pero… ¿Qué tenía este chico que era tan diferente a los demás?... ¿De dónde había salido?... ¿qué tenía en mente?... ¿quién… quién…?

—¿Quién eres?

—Namikaze Naruto, ¡mucho gusto-dattebayo! —Naruto le extendió la mano con esa misma sonrisa transparente que hacía que el pelirrojo se tambaleara en todo lo que para él alguna vez fue cierto. Definitivamente este personaje era irreal… era…

—Interesante —Dijo al fin Gaara, levantándose y estrechándole la mano para ayudarle a ponerse de pie—. Gaara Sabaku-no. El gusto es mío.

Ambos se sonrieron. Estaba bien, Naruto se había ganado la simpatía de ese extraño. “Es tan tonto que tiene agallas” pensó el recién llegado. Creía que al menos no se aburriría en Japón, como creyó que lo haría. Eso le reconfortaba de algún modo.

Pasaron bastante tiempo en la azotea, hasta que llegó la hora de irse a sus casas. Naruto se paró y abrió la puerta. Gaara lo siguió hasta el final de las escaleras, donde se separarían.

—Debo irme volando, mi hermano va a matarme.

—¿El chico que me dijiste va en tu clase?

—Sí, ya oirás hablar de él, jeje. Es un genio, ya sabes, buenas calificaciones, como las tuyas. Es un buen chico, pero algo reservado. Ahora que lo pienso tú y él se parecen bastante; creo que se llevarán de de maravilla-dattebayo. Nos vemos mañana, ¿ok? Recuerda decirle a la directora que te asigne a mi clase como acordamos.

—Está bien, como quieras —Respondió el aludido aparentando desinterés. Naruto se sonrió al entender la simulación de Gaara, y dio media vuelta despidiéndose —. Hey, espera. Sólo quiero hacerte una adivinanza antes que te vayas.

—¡Soy malo para esas cosas-dattebayo! , pero vamos, dime.

—¿De qué color crees que tenía el pelo mi mamá?

Naruto se detuvo en el acto y sin dejar de sonreír, mirando de medio lado a Gaara, aún dándole la espalda, le respondió calmado.

—Es una pregunta fácil. Su pelo era amarillo.

Y sin más se fue, pensando en lo mucho que debía querer Gaara al recuerdo de su madre como para dejarse arrastrar por media escuela por un muchacho desconocido sólo por ser rubio.


Continuará….

Notas finales:

bye bee!!!! GRACIAS POR LOS REVS!!!!!!!


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