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..::Creciendo Juntos::.. por SeptimaKolera

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Notas del capitulo:

:) GRACIAS POR LOS REVS!!!!


Veinticuatro años: .-Prohibido-.

—No entiendo a qué te refieres —Inquirió Sasuke sentándose y tratando de alcanzar uno de sus cigarrillos en la mesa a un lado del sillón, pero Naruto le detuvo con una mano. ¿Cómo llegó así de silencioso y rápido a su lado? Bueno, o la percepción de Sasuke estaba afectada, o Naruto estaba en vías de hacerse ninja, o al menos así lo pensó Sasuke mirándole impresionado—. ¿Qué te ocurre?

—Odio que estés aquí pretendiendo que nada ocurre-dattebayo.

—Es que nada ocurre, Naruto —Sasuke se volvió a recostar y se disponía a voltearse para dar por terminada la conversación—. Todo está bien.

—¡¿Bien?! —Naruto lo tomó del hombro fuertemente para voltearlo nuevamente en su dirección y mirarlo a los ojos—. ¡¿Te parece que estoy bien-dattebayo?!

—Naruto, te lo voy a decir amablemente la primera vez: suéltame.

—¿Qué? ¿Ya no disfrutas como antes la cercanía entre nosotros?

—Te lo voy a repetir una vez más, Naruto: suéltame o no me hago responsable de mis acciones.

—¡Já! ¿Alguna vez te has hecho realmente responsable de tus acciones? ¡Mírame! ¡Soy una consecuencia de tus acciones!

—De mis acciones y de las tuyas por igual.

—¡Yo nunca hice nada!

—¡Ese es el punto! ¡Nunca hiciste nada! —Sasuke apartó de un manotazo la mano que sujetaba su hombro y se sentó nuevamente para tomar a Naruto por la camisa—. Yo soy responsable de todo porque yo opté por hacer “algo” mientras tú sólo veías pasar el mundo ante tus ojos con una sonrisa falsa en la boca. Bienvenido a la realidad, Naruto, si no te gusta vivir en ella, pues bien, no es mi problema.

—Ah, con que ahora no es tu problema, ¿no?

—Dejaste de ser mi problema hace mucho —Sasuke se calmó y lo miró serio, mientras volvía a recostarse, esta vez sí alcanzando los cigarrillos y encendiendo uno con despreocupación—. Tienes lo que querías. Eres un profesor amado y respetado tanto por alumnos, colegas  apoderados. Eres perfecto. Todo es perfecto ahora en tu vida. Pensé que esto era lo que querías.

—…Yo también lo pensé, Sasuke…

—Pues síguelo pensando porque ya no hay vuelta atrás. Buenas noches.

Al decir esto, Sasuke consumió más de la mitad de su cigarrillo de un solo respiro y luego lo dejó en el cenicero para voltearse dándole la espalda a Naruto. Este se quedó en silencio unos minutos. Tomó el cigarrillo de Sasuke que aun soltaba humo al aire y se lo llevó a la boca. Aspiró un poco y tosió ligeramente. Siguió haciéndolo aunque el humo del cigarrillo lo estuviese ahogando.

—Los deportistas no fuman, idiota. ¿Qué se supone que haces? —Preguntó Sasuke sin voltearse, mirándolo por encima del hombro.

—“Beso indirecto” —Diciendo esto Naruto lamió ligeramente el cigarrillo y luego lo apagó retorciéndolo contra el cenicero.  Se puso de pie y antes de irse habló en roncos susurros—. Mi habitación es la de la derecha… La puerta va a estar abierta, nii-chan.

Al escuchar eso, Sasuke supo enseguida todo lo que estaba pasando con Naruto “¿Así que así quiere que sean las cosas?” pensó, mientras escuchaba los pasos de Naruto alejarse, cuando notó que este ya había entrado a su habitación, Sasuke se volteó para mirar el techo, analizó toda la conversación que habían tenido “Naruto no sabe qué es lo que quiere. Sabe que siente un vacío, pero no está seguro si es porque realmente me ama y siempre me amó o… simplemente por las ganas de acostarse con un hombre”. Sasuke entonces sonrió con tristeza y una lágrima rodó por su mejilla “Lo peor es que esto me lo merezco tanto… tanto. Hiciese lo que él quisiera conmigo, por más cruel que fuese, me lo tendría tan jodidamente merecido”, pensó mientras llevaba una de sus manos al cenicero y sacaba el cigarrillo que habían fumado él y Naruto “Con que… un beso indirecto, ¿eh?” se dijo así mismo mientras se lo llevaba a la boca y cerraba los ojos “Aún sabe a tabaco… maldición”. Sin más en qué pensar y maldiciéndose a sí mismo y al maldito beso indirecto en el cigarrillo, el cual jamás sería suficiente, se puso de pie y caminó hasta la habitación de Naruto, sintiendo que cada paso era como recorrer cuatro años de dolor desde el momento en que creyó que engañar a Naruto con Gaara era una buena idea.

Cuando entró a la alcoba de Naruto, lo que esperaba estaba ahí. Puso adivinar el cuerpo desnudo del menor debajo de las sábanas con sólo verlo. Él parecía estar dormido, pero no era así, sólo tenía los ojos cerrados y Sasuke tenía eso más que claro. Sasuke entró, cerrando la puerta corrediza tras de sí. La casa entera de un estilo muy oriental, excepto la puerta de entrada, era por eso que la luz de la luna fuera, entraba a la perfección por las ventanas pequeñas y altas, y se reflejaba a la perfección en los interiores de toda la vivienda gracias al papel blanco de las puertas.

Sasuke entró lentamente, sintiéndose como un ladrón, haciendo que sus pasos tuvieran el menos ruido posible. Cuando estuvo a un lado de la cama de Naruto, empezó a desnudarse, serio, sin una pizca de ceremonia ni nada, como si fuese algo habitual, o algo que estuviera obligado a hacer sin remedio. Naruto entonces abrió uno de sus ojos y lo miró, pero no se perdió mirando aquél cuerpo desnudo que no había visto en ese estado desde hacía años, no. Contempló el serio rostro de Sasuke, viéndose a sí mismo reflejado, sabiendo que él también estaba sumido en una seriedad de muerte tan jodidamente ajena a él que asustaba.

Cuando Sasuke se hubo hallado completamente desnudo, Naruto se volteó para quedar con su cuerpo mirando hacia el techo, pero con sus ojos aún clavados en Sasuke.  El mayor se inclinó sobre la cama, lentamente, poniendo sus brazos a cada lado de la cabeza de Naruto mientras este se descubría de las sábanas para recibir en la cama al cuerpo de su hermano. ¿Por qué esto ya no les sabía a pecado sino a estupidez? Quizás ambos se preguntaban lo mismo al sentir sus cuerpos desnudos hacer contacto. Naruto cubrió el cuerpo de Sasuke con las sábanas como para sentirse más apartado del resto del mundo con él, como para sentir que el castillo de cristal que armaron durante toda su infancia aún seguía ahí, roto, pero aún seguía ahí.

Con toda calma y lentitud, no mirando nada sino los ojos azules de Naruto y a sí mismo atrapado en ellos, Sasuke terminó de recargar su pecho sobre el de Naruto, sintiendo ese calor singular que tenía el cuerpo de su hermano en toda su extensión. “¿Deberíamos besarnos?” Se preguntaron ambos, pero ninguno de los dos tuvo los huevos para tomar tal determinación. Esto era una derrota, la cual estaba lejos de merecer premio para ambos. Esto era sólo uno más de sus tantos errores.

Entre ellos el contacto, a pesar de sus caras serias, se desplegaba el inicio de algo que ambos empezaban a ver como una obligación. Sus cuerpos les traicionaban como siempre.  Sasuke se vio a sí mismo como vencido en el azul pavimento de los ojos de Naruto y sin más, desvió la mirada y bajó la cabeza para alojarse en el cuello del menor. De forma casi instantánea a eso, comenzó a moverse lentamente para restregar sus genitales contra los de Naruto. Este también acompañó el movimiento, cerrando los ojos y diciéndose a sí mismo que ya estaba bien, que no había vuelta atrás y sólo quedaba disfrutar de este gran error que ambos estaban cometiendo.

Se separaron ligeramente para que Naruto pudiese meter su mano entre ellos y tomar ambas virilidades para restregarlas entre sí. Sasuke volvió a Mirara a Naruto, levantándose, y de tanto en tanto mirar como su pene se masturbaba sobre el de Naruto. ¿Cuándo había sido la última vez que jugaron a hacer eso? Pero ahora eso distaba demasiado de ser un juego. Cerró los ojos y empezó a restregarse más rápido, Naruto hizo lo mismo, apretando más su mano, haciendo que ambos genitales se rozaran con fuerza. Naruto siempre fue mucho más empírico y básico que Sasuke, él no cerró los ojos, le gustaba mirar la acción que ocurría debajo de las sábanas, entre ellos, con un morbo poco usual en alguien con tal aura de pureza a su alrededor. “Este es el verdadero yo, ¿no? Esta persona que no sólo se acuesta con hombres, sino que se acuesta con su propio hermano. ¿Qué pensarían los profesores y los padres de los niños si supieran lo mucho que me calienta siquiera rozar mi pene con el de mi hermano?… ¿Qué pensarían los niños si supieran que a su  profesor le gustan hombres?” Eso se preguntaba una y otra vez, mientras sus ojos seguían devorando una imagen que sabía que iba a utilizar para tocarse a sí mismo por los próximos meses lejos de Sasuke.

Cuando el cuerpo empezó a pedirle ir más adelante, tocó los labios de Sasuke, como quien toca una puerta suavemente antes de entrar. Este entendió completamente el mensaje “Se está ofreciendo para pasivo”, pensó mientras abría su boca para dejar entrar los dedos del menor. Los lamió y mojó lo más que pudo, salivándolos con plena consciencia de que eso sería el único lubricante para ambos. Cuando hubo terminado, Naruto llevó su mano bajo de sí y empezó a prepararse sin dejar de moverse para seguir restregándose contra el pene del mayor. Sasuke se irguió  ligeramente para apoyarse en sus rodillas y separarse de Naruto. Tomó su pene con una mano le escupió un par de veces.

—¿Listo? —Preguntó mirándolo a los ojos.

—Entra. —Respondió secamente el menor, separando las piernas.

Sasuke se volvió entonces a inclinar sobre él y con una mano como guía inició la penetración. Naruto sintió los segundos de ansiedad antes de que Sasuke entrara completamente. Cuando logró hacerlo, ambos se miraron con una mirada que decía “Bien… ya lo hicimos, ahora ya no hay nada que podamos hacer”, con resignación, ambos cerraron los ojos y se entregaron a lo que sintieron  que era el principio de un abismo del cual nunca terminarían de caer.

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—Buenos días, señor Hatake.

—Buenos días doctor Uchiha.

—¿Cómo se ha sentido en todo este tiempo? —Preguntó Itachi sin importarle realmente la respuesta.

—Bien, bien, demasiado bien —Dijo el hombre mientras se sentaba en la camilla, desabotonando su camisa, dejando su pecho al descubierto—. ¿Y usted, doctor? ¿Cómo se ha sentido usted?

—Los doctores siempre debemos sentirnos bien —Respondió Itachi frío mientras posaba su frío estetoscopio sobre la línea que dibujaba el esternón del mayor, para luego moverlo entre pulmón y pulmón—. Sigue fumando, por lo que escucho.

—El deber y la realidad son cosas distintas, doctor. Y sí, sigo fumando. Usted no me lo prohibió.

—Los doctores no prohibimos, advertimos y sugerimos.

—Oh, veo que son dioses que apoyan el libre albedrío.

—Los doctores no somos dioses.

—Oh, pero cuidan a los demás, ¿no, doctor Uchiha?

—Sólo a quienes nos piden que los cuidemos.

—¿Mi hijo le pidió que le cuidara usted?

Itachi esperaba el momento en que aquél hombre le sacase el tema de Kakashi, era cuestión de tiempo.

—No, no lo hizo.

—¿Entonces por qué le cuida usted?

—Porque eso hace la gente con sus seres queridos.

—Oh, ya veo… —El hombre le sonrió como abogando inocencia—. Pues, muchas gracias por hacer eso por mi hijo.

—Tosa, por favor —El mayor le obedeció—. ¿Qué me agradece? ¿El hacer por su hijo lo que usted no es capaz?

—Oh, veo que el siempre sonriente y amable doctor Uchiha ha empezado a perder la paciencia.

Itachi le miró con ojos penetrantes, ese tipo de ojos que te profesan una muerte dolorosa reflejada en ellos. El mayor ya estaba habituado a las crueles miradas de sus enemigos, no por nada era un líder yakuza, un hombre que desplegaba honor y bajeza al mismo tiempo. Con un encanto único, muy parecido al de Kakashi, sólo que con un toque de peligro que lo hacía más interesante aún. Era un hombre carismático, y compartía sonrisas con cualquiera, desde la jovencita que le servía el café en su mansión hasta el pobre diablo al que sus hombres descuartizaban atándole piernas y brazos a distintos coches y luego acelerando. Él simplemente sonreía en esos momentos, calmo y feliz. Sonría. Quizás eso era lo más distinto que tenía de Kakashi, ya que su hijo sonreía muy poco y en general siempre fue del tipo serio y distraído.

Itachi estaba cabreado, durante los dos últimos años había tenido que soportar ser acosado por hombre vestidos con formales trajes negros y gafas oscuras, siguiéndolo, mirándolo desde lejos en el estacionamiento, pero nunca haciendo absolutamente nada, sólo eso: observándolo. Estaba empezando a salirse de sí mismo, y en realidad esa era la guerra que se había estado librando todo este tiempo: guerra psicológica. Lo mismo pasó con Obito desde hace un año. Antes sólo los vigilaban en su puesto de trabajo, pero desde hace un año, empezó a ver a los tipos con vestimenta formal que lo seguían desde lejos cuando iba de compras o antes de entrar a su departamento. Eso era lo que más lamentaba Itachi, ya que Obito empezó lentamente a cambiar después de eso. Desde hace un par de meses que no puede dormir bien pensando en esos tipos, e inclusive le ha planteado a Itachi, en algunas salidas a escondidas que han tenido, sobre la posibilidad de hacerle frente a esos tipos o llegar algo más extremo como inclusive raptar a alguno e interrogarlo. Para un ser dulce como Obito, eso era bastante, aunque lo que Itachi ignoraba era que lo único que estaba viendo era al viejo Obito pandillero aflorando lentamente en él, con ganas de despedazar a todos quienes se le acercasen a Kakashi.

Por otro lado, Kakashi no estaba enterado de nada, y cada día se veía más feliz al pensar que al fin su padre se había rendido y había dejado atrás la idea de hacerlo el sucesor de toda su dinastía yakuza. La sola idea de que al fin era “libre” de las pretensiones de su padre lo hacían regocijarse, llegando a ponerse más cariñoso con Obito, saliendo más seguido con Itachi y volviendo a establecer una relación de cercanía estrecha con Mikoto y Minato, visitándolos bastante seguido desde que Naruto se fuera de casa. También ha manejado hasta Shizuoka para visitar a su pequeño rubio, a quien sigue viendo como un niño y siempre lo hará. Y obviamente, se dejaba caer por el departamento de Sasuke de tanto en tanto.

—¿Cuándo se dará por vencido? —Espetó Itachi, sacándose el estetoscopio del cuello y arrojándole ligeramente  la chaqueta al mayor sobre su regazo en una clara señal de “vístase y váyase”.

—¿Por qué tendría que darme por vencido con mi hijo, doctor Uchiha?

—Porque está siendo egoísta. Porque lo que está tratando de que Kakashi haga es criminal. Lleva casi veinte años acosándolo a él y a cada una de sus parejas y amigos cercanos, no puede ni siquiera formar lazos normales laborales por causa suya, no puede estudiar, no puede hacer nada sin que usted intervenga. ¿Cuándo se dará cuenta que Kakashi no es como usted?

—Doctor Uchiha, le haré una pregunta muy simple para que usted mismo responda su propia pregunta —El mayor terminaba de vestirse—. Si usted fuera rico y tuviera un castillo, ¿se conformaría con que la persona que más ama viviera en un establo? Eso jamás. Usted no es padre, así que no sabe hasta dónde puede llegar un hombre por cuidar a su hijo de su propia estupidez. Sólo quiero que Kakashi siquiera acepte mi ayuda. Sólo eso.

—Usted quiere un sucesor.

—Es evidente que quiero que ese sucesor sea mi propio hijo. ¿Por qué le heredarías tu castillo y tu fortuna al mayordomo o al perro teniendo un hijo?

—Porque quizás ese hijo ama el establo con cada fibra de su corazón.

El mayor miró al doctor pensativo y borró su sonrisa del rostro por primera vez en el día.

—Itachi, recuerda que Kakashi ya tiene treintaicinco años, y sólo es un mesero de una cafetería que si yo decidiera hacerla quebrar el día de mañana, pues lo hago. Si no lo he hecho aún es porque, aunque te cueste asimilarlo, yo sólo quiero la felicidad de mi hijo.

—Kakashi sería más que sólo un mesero si le permitieras entrar en una universidad sin sabotearlo.

—Mi punto no es ese, mocoso. Sólo quiero que sepa que lo que él llama “vida normal” nunca será posible para gente con nuestra sangre. Ya viene siendo hora que se dé cuenta que en el mundo en el que vivimos se tiene responsabilidades desde el momento en el que decidiste sobrevivir nueve meses en el vientre de tu madre. Todos tenemos un lugar al que pertenecemos. Tú vuelve al tuyo y deja que mi hijo vuelva a donde siempre debió haber estado.

—Bien, pero no se extrañe, señor Hatake, que cuando obtenga lo que quiere… su castillo entero se llene de la paja del establo.

Itachi habló con rabia mientras escribía algo en uno de los papeles de recetas médicas y luego de firmarlo lo estampaba con fuerza con el sello del hospital y el suyo. Se lo extendió al mayor quien lo miró extrañado, lo tomó y salió de ahí. El conversar con ese niñato insolente le había descompuesto el ánimo y aún así, apenas salió de la oficina de Itachi esbozo una amable sonrisa para todos quienes esperaban en el pasillo. Se moría de ganas de salir a fumar, lejos del hospital,  aún así caminando con parsimonia y elegancia. Una vez fuera, sacó de su bolsillo su estuche de oro en el cual guardaba sus cigarrillos y notó nuevamente la receta que Itachi le había extendido, curioso del contenido.

Se le recetan parches transdérmicos de nicotina al paciente y se le PROHIBE FUMAR.
Doctor (Dios) Uchiha Itachi.

—Hijo de puta —Rió ligeramente el hombre de cabellos color plata, arrugando la receta y lanzándola a un basurero cercano—. Digno de haber sido el amor platónico de mi hijo por tantos años.


Continuará…

Notas finales:

bye bee


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