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..::Creciendo Juntos::.. por SeptimaKolera

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Notas del capitulo:

ÚLTIMO KAP DE LOS 24 AÑOS Y PRINCIPIO DE UN FINAL <3 

Perdón por no aktualizar ayer, pero la página tenía problemas y se repuso después d eke ya me había ido de mi kasa :B  

ENJOY IT!

Veinticuatro años: .-Prisioneros-.

 

—¡Hola, papá!

Naruto aparecía detrás de su padre dándole un sobre salto.

—¡Naru-chan! Tu bus llegó antes.

—Sí, algo así. Sólo unos minutos antes-dattebayo.

—¿Has comido algo, hijo?

—Nada desde el desayuno.

—Entonces vamos a almorzar juntos y de paso te cuento todo.

—No, viejo, gracias. Prefiero ir a casa lo antes posible para ver a mamá y a Sasuke.

—Bien, entonces vamos.

Minato ayudó a Naruto con la mochila que estaba usando para traer ropa por unos días. Apenas lo llamó Sasuke, Naruto tomó el primer bus camino a Tokyo sin pensarlo dos veces.  Se subieron al auto del mayor y emprendieron camino a casa de Minato y Mikoto, la casa donde Itachi, Sasuke y él habían crecido.

—¿Han podido contactar a Kakashi?

—No, su celular está muerto.  Hoy Sasuke irá a la cafetería a buscarlo, porque ayer fue a su departamento y no estaba. Está esperándote para luego ir.

—Voy con él.

—¿No estás cansado por el viaje?

—Para nada, para nada. Quiero encontrar a Itachi lo antes posible. Esperemos que sólo haya tenido una noche loca con Kakashi y hayan terminado incomunicados en alguna parte de Japón.

—Eso espero.

No, Minato conocía bien a Itachi, porque más que su hijo era su amigo. Siempre fueron grandes amigos, sabía que el sentido del “deber” de Itachi era algo único desde temprana edad. Sabía por todo lo que había tenido que pasar como el hermano mayor en un hogar de un padre alcohólico y una madre insegura. Siempre quiso hacer más por Itachi, pero este mismo siempre desvió la atención hacia Sasuke y Naruto. Era difícil ver a Itachi como un niño aún siéndolo. Ahora que era adulto cada día se notaba más lo disfuncional que era su vida, estando siempre solo, y nunca supieron cómo ayudarlo.

Al llegar a casa, Naruto salió como disparado en busca de Mikoto, ya que la conocía lo suficientemente bien como para saber que estaba hecha trizas. La encontró en la habitación que antes era de Itachi, mirando una foto en dónde salían él y sus dos hermanitos cuando eran pequeñitos. No estaba llorando ni nada, pero se notaba en su semblante que estaba inmensamente preocupada.

—Mamá. —La llamó Naruto desde el marco de la puerta y caminó a toda prisa hasta ella para abrazarla.

—Naru-chan —La mujer se volteó y recibió el abrazo hundiendo la cabeza en el pecho de su “pequeño” hijo—. Gracias por venir apenas te llamamos.

—No te preocupes-dattebayo. No hubiese podido dormir si es que no venía ¿Dónde está Sasu-nii?

Aún tenía la delicadeza de llamarlo como su hermano aunque ni Sasuke ni él se sintieran de tal forma. Ella le señaló la antigua habitación que ambos compartían cuando eran niños. Luego de besarle la frente y calmarla un poco, Naruto se fue al lugar indicado para encontrarse con su “hermano”. Estuvo extrañando mucho a Mikoto, y tenía unas ganas locas de estar con ella y ser mimado un par de horas como su hijo, ya que el estarse quedando en casa de Jiraiya sólo le recordaba día con día lo lejos que estaban los recuerdos de su verdadera madre, y de lo mucho que necesitaba a Mikoto. De cómo por culpa de ese recuerdo al cual se aferraba, nunca pudo valorar totalmente el esfuerzo que hacía la frágil mujer en criarlo y llenar el vacío que dejó la muerte de Kushina. Ahora él veía las cosas con mayor claridad, quizás porque estar al contacto diario de tantos niños, le hacía ver partes de su propia niñez con otros ojos.

—Hola, niii-chan.

Naruto se quedó en el marco de la puerta. Sasuke estaba sentado a la orilla de lo que alguna vez fue su cama. Al ver a Naruto le hizo el ademán de que pasara y cerrara la puerta tras de sí.

—Extrañaba que me dijeras así.

—Si quieres te lo digo durante el sexo.

—¿Cómo jugar roles? La verdad eso creo que haría de nuestra relación algo más enfermo aún.

—No creo que eso sea posible-dattebayo —Naruto se inclinó para besarle la frente y luego se sentó en la que antes era su cama para quedar frente a Sasuke—. Realmente amaba esta cama.

—Aún estás a tiempo de volver con el rabo entre las piernas y ser hijo único en esta casa.

—No, gracias.  Aunque… —Naruto desvió la mirada y acarició la frazada que cubría su antigua cama—. Debería irme de casa del viejo Jiraiya también-dattebayo.

—…¿Pasa algo? —Preguntó Sasuke poniendo atención a Naruto.

El rubio se puso de pie de forma repentina como no habiendo escuchado el cuestionamiento del mayor, esbozó una sonrisa apartando ese momento de seriedad y caminando hacia la puerta.

—Será mejor que dejemos de perder el tiempo, teme. Tenemos que ir a la cafetería y ver si podemos enterarnos de Itachi o Kakashi para tranquilizar a nuestros viejos.

—…Como digas.

A Sasuke realmente le molestaba esa asquerosa costumbre de Naruto de evitar todos los temas serios entre ellos, pero como ya no eran ni “hermanos” ni “novios”, sólo amantes casuales unidos por un pasado, no se sentía con el más mínimo derecho de reprocharle nada al nivel en que antes lo hacía.

Ambos se despidieron momentáneamente de sus padres. Salieron en el auto de Sasuke camino a la cafetería, cuando llegaron lo primero que notaron era que el mesero que estaba atendiendo no era Kakashi.

—Disculpe, somos familiares de Kakashi —Se acercó amablemente Sasuke al mesero—. ¿Hoy no viene a trabajar?

—¡Ese Kakashi…! —El hombre se sobresaltó—. Mira mocoso, yo soy el administrador de este local y el maldito de Kakashi lleva tres días sin aparecer ni un pelo por aquí. ¡Por culpa de él tengo que atender mi propio local! ¡Esto es denigrante!

A vista simple el tipo le tenía “alergia” al trabajo, así que no podían contar con que les dijera nada de provecho, sin embargo, los gritos del administrador hicieron que por la puerta que llevaba a la cocina, se asomara un joven de cabellos oscuros para ver lo que ocurría.

—Disculpe, ¿podemos entrara a hablar con el chef?

—¡Hey, Obito! —Lo llamó el hombre, con pesadez. Se notaba que no estaba realmente enojado, lo cual fue un alivio para Sasuke y Naruto, no querían que Kakashi estuviese en problemas laborales—. ¡Aquí te buscan! ¡Tómate un descanso!

A esa hora habían pocos clientes así que el repostero se pudo dar la licencia de estar un rato sentado a la mesa con Naruto y Sasuke.

—¿Ustedes son los hermanitos de Itachi-kun? —Preguntó mientras. A simple vista se notaba que era un joven distraído pero que algo lo mantenía preocupado y tenía muchas cosas que decirles—. Estuve buscando formas de contactarme con ustedes pero no soy muy listo. Gracias por venir.

—Tú debes ser Obito, ¿no? La verdad es que desde hace mucho quería conocerte de forma personal —Agregó Sasuke extendiéndole la mano para estrechar la de Obito.

—¿Por qué tú sabes de Obito y no-dattebayo?

—¿Por qué no sabría sobre el novio de Kakashi?

Al escuchar la palabra “novio” , Obito se sobresaltó. Su cara enrojeció en cuestión de segundos y automáticamente llevó una de sus manos detrás de la nuca para sobársela avergonzado.

—Jejeje, no es como si fuera algo como su “novio” je je je je.

—Kakashi me dijo que lo eras. —Repuso Sasuke tranquilamente.

—¡¿En serio?! —Una felicidad un tanto fuera de lugar para el momento delicado que estaban viviendo se manifestó en Obito. “Dijo que soy su novio… ¡Kakashi dijo que soy su novio!”.

Naruto se sonrió al ver la cara de ensoñación del mayor y entendió enseguida por qué le interesaba tanto a Kakashi. Esta persona era de esas que tienen un corazón de oro, como el que tenía él mismo antes de… Miró a Sasuke por el soslayo del ojo por instinto. “Antes de enamorarme”.

—Para Kakashi eres una persona muy importante, Obito-san. Por eso siento que tú debes saber dónde se encuentran él y mi hermano.

Obito cambió enseguida su semblante por uno de desesperanza.

—Lamento decepcionarlos, pero no tengo idea dónde se encuentra el lugar físico donde están Itachi-kun y Kakashi. Sé donde están en teoría, pero no sé la ubicación de ese lugar. Pensé que como ustedes conocían más a Kakashi, desde hace tantos años sabrían…

—Obito-nii… ¿Dónde se encuentran mis hermanos-dattebayo?

Al decir esto, Naruto tomó la mano de Obito y lo miró seriamente a los ojos, dándole a entender lo preocupado que estaba y que haría lo que sea por encontrarlos. Tanto Obito como Sasuke lo miraron sorprendido, aunque luego de un rato, Sasuke sonrió. Desde hace mucho que no veía ese lado de Naruto. Esa determinación cuando algo lo amerita y hasta producir la confianza y compromiso inmediato en Obito al llamarlo “Obito-nii” siendo que lo había conocido hace menos de cinco minutos. Esa capacidad que tenía Naruto de llegar directamente sin tapujos al corazón de las personas era algo que siempre le envidió y a la vez maravilló. Extrañaba ver  ese fuego en los ojos de Naruto y al mismo le daba miedo. Desvió la mirada del rostro de Naruto para tratar de concentrarse en lo urgente que era la situación. “No puedo permitirme enamorarme de Naruto nuevamente… no puedo”. Ese lado que Naruto no mostraba en la cama cuando se acostaban por placer, ni que mostraba frente a cualquiera sólo por simular estar bien era lo que lo enloquecía. Ese lado que era capaz de surcar tierras, cielos y mares en busca de su objetivo. “Rayos…” Sasuke necesitaba quitarse de la cabeza esa imagen de los ardientes ojos azules e Naruto. El ver que ese fuego seguía vivo en su interior sólo le hizo recordar todas las razones por las cuales ese tonto fue su amor platónico toda su vida.

—Están… —Habló lentamente Obito sin quitar los ojos de Naruto—. En la antigua casa de Kakashi, creo. No sé donde se encuentra ese lugar, pero sé que Kakashi se fue de casa de su padre hace muchos años y tenía miedo de ir ayer, pero sabía que Itachi estaba allí y debía ir a buscarlo.

—¿Por qué mi hermano estaría en la antigua casa de Kakashi? —Sasuke volvía a la tierra.

—Porque… es que…


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—Mis padres deben estar preocupados…

—Lamento haberle arrastrado a todo esto, doctor Uchiha.

—Al menos déjame hacerles una llamada, Hatake.

—No puedo, en serio no puedo. Necesito que mi hijo se tome en serio esto.

—¿Qué caso tiene? Lo mandaste a hacer uno de tus trabajos sucios a cambio de mi libertad. ¿Qué consigues de todo eso?

—Que pruebe lo que es esta vida. Que se dé cuenta que esto es lo suyo, no trabajar como un esclavo hasta sus últimos días. Por favor, doctor Uchiha, entiéndame. ¿Tan retorcida le parece mi idea de querer que mi hijo, mi único y adorado hijo tome posesión de todo cuanto tengo?

—Kakashi no lo quiere.

—Pero lo merece. A mí también me costó trabajo entenderlo en un principio, y Kakashi es más terco aún. Pero sé que tiene talento para este negocio, siempre lo ha tenido. Cualquiera que lo viese por la calle pensaría que es una persona perezosa y distraída, pero dentro de él se esconde un ser humano dotado de una agilidad mental y físicas únicas.

—No tienes por qué decirme sobre sus habilidades porque yo las conozco a la perfección. Quizás lo conozca mejor que tú y sé las razones por las cuales él no quiere hacerse cargo de esta funesta herencia. Él tiene derecho a manejar su vida dentro del marco de lo legal.

—¿Me ves como un estafador de baja categoría, mocoso? —El hombre se acercó al menor y se inclinó sobre él para mirarle bien de cerca como intimidándolo, aún sonriente—. Yo trabajo para grandes: políticos, aristocracia, famosos, la crême de la crême de esta nación. Soy sólo un engranaje más en esta maquinaria que hace andar al país. Sin el dinero que presto a mis adorados y eternos deudores, ni siquiera se habría abierto el hospitalucho público en el que trabajas. ¿Qué no te das cuenta? Alguien tiene que hacer el trabajo sucio. Lamento no heredarle a mi hijo un trabajo de cuentos de hadas, pero sin gente como yo, los proyectos y licitaciones durarían décadas antes de que alguien se atreviera a invertir en los sueños de los demás. Yo soy un mal necesario. Cuando las cosas en este país empiecen a funcionar como deben,  los fondos lleguen a tiempo y directamente a donde se necesitan, personas como yo dejarán de existir.

—No quieras parecer Robin Hood frente a mí, Hatake Sakumo. Sé muy bien nuestro contexto social, y sé que los trabajos como el tuyo hacen que las cosas vayan más rápido en este país, pero tanto Kakashi como yo creemos que el fin no justifica los medios.

—Pero mientras el fin sea lo suficientemente noble, todos los medios son necesarios.

—No intentes justificar tu forma de vida frente a mí. Prestas dinero a instituciones y luego les cobras con intereses o sino tus matones destruyen todo lo logrado. Eres un bastardo, y Kakashi lo tiene muy claro.

—Pues bienvenido a la realidad, Doctor Uchiha —El hombre borró su sonrisa de la cara y se volteó para morderse el labio. ¿Cuándo había pasado de ser un prestamista a un yakuza? No lo sabía pero esa brutal sinceridad de Itachi empezaba a encabronarle y a enrostrarle sus malas decisiones—. Eres un mocoso demasiado altanero para tu edad. Pretendes entender cómo funciona el mundo, y ni siquiera tienes idea como se siente un padre al ver como un hijo se repugna de lo que eres.

El mayor dejó la habitación cerrándola con llave. Entendió a la perfección el sentimiento de las últimas palabras de Sakumo. Él veía el rechazo de Kakashi por los Yakuzas como un rechazo para sí mismo. ¿Realmente Kakashi no quería a su padre? Nunca se lo dijo, y Kakashi es malo exteriorizando sus sentimientos. Al parecer realmente Kakashi guardaba rencor contra Sakumo, y si era de esa manera, esta era una guerra de nunca acabar, porque aún que Kakashi decidiera ser el sucesor de la herencia y nuevo jefe de este grupo de Yakuzas, seguiría repudiando a Sakumo.  Eso era, en esencia algo realmente triste.

Itachi se puso de pie y empezó a caminar por la gran habitación. Era una sala preciosa, llena de lujos y delicados detalles. Estaba aburrido ya que había pasado encerrado ahí durante un día entero desde que despertó. Ahora buscaba material de lectura en un librero de caoba que se hallaba en un rincón.  No tardó en encontrar algo que llamó su atención, pero no fue un libro, fue un álbum de fotos que se encontraba entremedio. En ellas se encontraban imágenes hermosas. Imágenes que hablaban por sí solas. La mayoría eran de Kakashi cuando era niño. Se veía siempre feliz, siempre a un lado de su padre, quien también siempre tenía una sonrisa muy distinta a la hipócrita sonrisa seductora que ahora ostentaba… podría ser que… podría ser que Kakashi también haya tenido una sonrisa rota todo este tiempo… ¿y él jamás se había dado cuenta?


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—Aquí está el pago del trabajo —Kakashi puso un maletín repleto de dinero sobre la mesa frente a su padre. Este le miraba a con una sonrisa despreocupada mientras su hijo padecía una seriedad de muerte—. Quiero que ahora mismo liberes a Itachi y lo dejes volver con su familia.

—Ya veo —Señaló el hombre inclinándose sobre el maletín para poder abrirlo. Contó a simple vista el dinero y estaba todo—. Algunos billetes tienen sangre, hijo. Tu trabajo fue bueno, pero no perfecto. Las heridas se hacen sin sangre, no queremos ADN de cualquiera sobre el dinero que manejamos, ¿cierto?

—De todos modos el dinero contiene los fluidos y huellas de media ciudad en cada billete.

—Pero no sangre, hijo. No sangre.

—¡¿Vas a liberar a Itachi o no?! —Kakashi empezó a perder la paciencia.

—Por ahora sí, hijo. Por ahora sí.

—¿A qué te refieres con por ahora?

—A que pronto necesitaré más de tu mano de obra tan fascinante. Luego secuestraré a Obito, luego a Sasuke, luego a Naruto, luego a Mikoto, luego a Minato.  Y así hasta que logres entender que conmigo no se juega y este es tu lugar, hijo mío.

—Si iba a hacer así desde el principio… ¿Por qué mierda dejaste que me fuera de esta casa y me tuviste escapando de ti y tus esbirros todo este tiempo?

—Porque necesitaba que quisieras más personas, hijo. Cada persona que uno ama, es una debilidad. Dejé que te divirtieras todo este tiempo de trabajo miserable en trabajo miserable conociendo gente y creando lazos cada año más potentes. Ahora tienes suficientes debilidades como para hacer todo lo que quiero.

—Eres un… —Kakashi dio un sordo golpe a la mesa, haciendo que esta se agrietara—… ¿Cuáles son tus términos?

—Quédate. Vuelve a casa. Si te quedas aquí conmigo… te prometo no hacerle daño a nadie.

—Entonces… ¿Tu prisionero seré yo ahora? —Kakashi sonrió con lástima y miró al hombre como si se tratase de un extraño a quien brindarle compasión. Metió las manos en los bolsillos y dio media vuelta caminando hacia la puerta de salida—. Bien, si tenerme prisionero en esta casa te hace feliz y hace que te alejes de quienes realmente amo… pues que así sea.

Cuando Kakashi cerró la puerta tras de sí, Sakumo agachó la mirada. “Así que eso es esta casa para ti, hijo… una prisión. Y yo… tu desalmado carcelero”, contuvo lo mejor que pudo las lágrimas, poniéndose de pie y mirando por el ventanal.

Esa tarde sólo una persona salió de la mansión: Itachi. Nadie más.

Continuará…




 

Notas finales:

GRACIAS POR LOS REVIEWS!!!!!!!!

Bye bee


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