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..::Creciendo Juntos::.. por SeptimaKolera

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Notas del capitulo:

ÚLTIMO KAP :)

KIERO AGRADECER PÚBLIKAMENTE A REYAOI RIUZAKY  POR HABER TRANSCRITO ESTE KAP :D ES LA MEJOR SEKRETARIA DEL MUNDO!!!!! <3

Veintiséis años: .-Rojo-.

Itachi y Sasuke fueron conducidos por un largo pasillo oscuro correspondiente a la residencia Hatake. No les costó mucho llegar allá, pero fue una sorpresa al fin tener la dirección exacta en donde se encontraba cautivo Kakashi.  El sirviente de la mansión los condujo hasta el sótano, donde se encontraba un ambiente lúgubre. Para su impacto se encontraba frente a ellos, sentado maniatado en una silla, Óbito y detrás de él Sakumo  y un par de guardias de la residencia. Obito tenía los ojos vendados  y no sabía que ellos estaban ahí hasta que Sakumo habló.

--Me complace contar con su distinguida presencia-- dijo Sakumo con una sonrisa llena de sorna endulzándole los labios--, pero veo que está usted acompañado doctor.

Antes de que Itachi pudiese dar cualquier explicación, Sasuke se adelantó con una especie de ira y sorpresa mezclada en su voz.

--Así que tú eres el mal nacido que apartó a Kakashi de nosotros.

--Sasuke por favor, cálmate --dijo Itachi para apaciguarlo un poco, pero aun él estaba muy fuera de sí--. Déjame resolver esto yo.

--Awww es muy tierno de tu parte que intentes proteger a tu hermano pequeño.

--Si te das cuenta, Sakumo, no es a él a quien estoy protegiendo. No entiendo qué tienes en mente pero te advierto que de esta casa hoy nos iremos cuatro personas…

--Ah no, en esto estas muy equivocado -- interrumpió Sakumo de forma asertiva--. Ni siquiera sé si alguien se irá de esta casa hoy  ¿Se dan cuenta del oprobio que ustedes han hecho para mí? Dime Itachi ¿Qué tengo que hacer para que dejen a mi familia en paz? Yo no me he metido contigo  en estos últimos dos años y sin embargo tú has mandado a Obito a entrometerse y arruinarlo todo.

Itachi se sorprendió ante esta última afirmación, ¿qué era eso de que él le había mandado a Obito? , eso carecía de todo sentido,  sin embargo aquello explicaría el por qué Obito estaba frente a ellos en ese momento en calidad de prisionero. Sasuke y su hermano compartieron miradas extrañadas  hasta que luego de un breve silencio  Itachi se decidió a hablar--. Creo que estás confundido Sakumo, hasta hoy yo no sabía de tu ubicación.

--¡No me jodas!  --exclamó Sakumo como perdiendo la paciencia--. Tú eras el único que podía tener idea de dónde estaba esta casa, o dime entonces ¿Cómo es que Obito, un chef normal y corriente, pudo haber dado con este lugar?

Tal incógnita asombró a todos, Itachi revisó en su mente cómo era aquello posible. Él tenía el recuerdo de que sólo esa tarde  Obito le calmaba y le alentaba a olvidar a Kakashi  y a no entrometerse más en su vida; pero ahora él mismo se hallaba maniatado frente a él y todo indicaba que había llegado ahí por sus propios medios. Sakumo en ese instante pareció entender todo aquello y sin esperar respuesta alguna le quitó la venda de los ojos y la mordaza, le tomó desde los cabellos de forma agresiva obligándole a verle a los ojos.

--Así que llegaste aquí por ti mismo hijo de puta. ¿Quién mierda eres y como  lograste llegar  aquí?

 En respuesta Obito sólo le lanzo un escupitajo directo a la cara. Ante esto Sakumo le soltó, se limpió al mismo tiempo que retrocedía y le hacía una señal a uno de sus guardias. Este último se acercó hasta Obito y con un teaser eléctrico afectó su cuello con 8.000 kilovolts. El prisionero sólo apretó los dientes pero no emitió sonido alguno. ¿Cómo hacerlo si su dignidad estaba en juego? Había logrado llegar hasta allá sorteando muchas dificultades todo por él, todo por Kakashi, todo por la persona que más amaba, y sin embargo lo único que había logrado, había sido verle y entregarle una pequeña nota antes de que los guardias lo redujeran y se lo llevaran al sótano. ¿Dónde estaba ahora Kakashi? Era un misterio que sólo Obito parecía saber.

Ante la barbárica escena expuesta frente a sus ojos, los dos hermanos Uchiha quedaron como hechos de piedra, era para ellos imposible imaginar hasta donde podía llegar el enojo de un hombre como Sakumo. Este último parecía estar muy habituado a este tipo de comportamientos, así  era la forma en que él trabajaba después de todo.

--No pareces querer entender tu situación, Obito. ¿Por qué mierda estas aquí?,  ¿y cómo mierda llegaste? No me hagas seguir gastando saliva porque me la pagaras con sangre.

--Jeje, parece que te estoy llevando al borde de tu paciencia, Sakumo. ¿Puedo ahora yo preguntarte algo? --habló casi en un susurro Obito.

--¿Te crees en posición de preguntar algo Obito?

--¿Tienes otra opción?

--Matarte es una buena opción para mí en este momento.

--Pero eso no te daría la respuesta que estás buscando --dijo Obito esbozando una sonrisa lastimera

Sakumo vio a su prisionero casi como no creyendo su desfachatez. Ese jovencito que no era nada más que un repostero le estaba ofreciendo combate psicológico a él, un hombre de mafia, un hombre que ha matado sin siquiera pestañar cientos de veces. Era como si no hubiese reparado en Obito hasta ese momento como un rival. Siempre pensó en Itachi como su contendiente, como el estorbo que tenía que sacar de su camino y sin embargo era ahora Obito quien, al parecer, quería darle una lección.

--Bien. En animo de hacer esto más entretenido, dime, Obito ¿Cuál es tu pregunta?  

--¿Cómo fuiste tan estúpido, Sakumo, de traer aquí mismo a la única razón por la cual Kakashi dejaría todo en este mundo?

--¿De que estas…?

Antes de terminar la frase el mafioso levantó la mirada y vio que Itachi y Sasuke ya no estaban. Les gritó a los guardias que los persiguieran, pero estos no sabían por dónde se habían escabullido; Sakumo se volvió hacia Obito con plena ira.

--¿Cuál es tu plan, desgraciado?

--¿Mi plan? Ninguno. Ya se está concretando por sí solo, Sakumo. Lo único que yo quería era que Kakashi viera a Itachi. ¿No te das cuenta? La razón porque Kakashi sigue aquí es única y exclusivamente para que tú no le hagas daño a Itachi, pero ahora él puede protegerlo.

Mientras aquello acontecía, en la planta alta de la mansión Itachi y Sasuke corrían recordando  cómo salir de ese lugar. Llegaron hasta la puerta principal donde encontraron a tres tipos desmallados en el piso, señal de que Kakashi había estado ahí. Apenas abrieron la puerta, como una especie de revelación, como un milagro, se encontraba él esperándoles.

--Kakashi --susurró Itachi al verlo mientras que Sasuke, haciendo casi una apología al niño que aun llevaba adentro, se adelantó para abrasarle sin palabras. Este le sonrió  y desordenó los cabellos.

--Es extraño, Sasuke. Me siento como en navidad --dijo Kakashi entre su sonrisa conciliadora. Luego dirigió su mirada hacia el marco de la puerta donde aún permanecía Itachi observando todo, petrificado por el impacto. Kakashi soltó a Sasuke y camino hacia él como no contemplando el tiempo, sin palabra alguna, y como habiendo esperado por ello años, le beso. Fue un ósculo que tentaba a ser profundo, pero fue corto en honor al tiempo, esos años de espera se redujeron a segundos. Separándose ligeramente y contemplándose a los ojos, Kakashi tomó de la mano a su amado y afirmó--. No sabes lo que he esperado por ver tu verdadera sonrisa.

Sí, sin darse cuenta Itachi estaba sonriendo. Una sonrisa auténtica, que era tan suya que no parecía de él. Por supuesto que no, porque esa sonrisa pertenecía a Kakashi. Era como si esa sonrisa hubiese estado ahí dormida con nombre y apellido escrita bajo sus labios esperando, sólo esperando. Sin nada por decir, siguió a Kakashi mientras este lo conducía fuera cruzando el enorme patio seguidos por Sasuke; no a mucho andar llegaron hasta una cochera donde desde luego habían guardias, pero con una habilidad marcial casi digna de bruce lee, Kakashi los venció como a muñecos de trapo. Entraron a un auto con el peliplata como piloto, y sin abrir la compuerta del estacionamiento, aceleraron hasta romperla y pasar atraves de ella para perderse en las calles.

--¡¿Abandonaremos a Obito?! --exclamó Sasuke

--No, todo lo contrario: le estamos dando una oportunidad para escapar --repuso Kakashi mientras conducía a lo loco.

Itachi ya salido de su impacto en el asiento del copiloto se tomaba los cabellos 

--Oh dios mío ¿Qué es todo esto?

--Te sientes como en una película de gangsters,  ¿verdad? --dijo Kakashi tratando de aligerarlo un poco.

--No es para reírse Kakashi, esto es serio.  Pudieron matar a Obito allá dentro

--No lo matarán si es que Sakumo no da la orden.  

--¿Y cómo sabes que no lo va a ordenar?

--Porque nos está siguiendo

--¿Estás seguro?

--Dale tiempo 

--No podemos escapar por siempre --repuso Sasuke muy atinadamente.

--No planeo hacerlo --dijo Kakashi--. Sólo lo estoy alejando para darle oportunidad  Obito. Esta tarde, poco antes de ser capturado Obito, me entregó un papel  en el cual decía su plan y todo está saliendo a pedir de boca, pero tenemos que enfrentar a Sakumo , es sólo que esta  batalla ya no es de Obito, es mía.

-- ¿Y cuál es el plan, si se puede saber? --preguntó Itachi un poco alterado

--Enfrentar a Sakumo. Como ya he dicho, sólo tenemos que llegar hasta donde él esté en desventaja

Kakashi siguió conduciendo hasta llegar al centro de la ciudad, dejando el auto estacionado a plena calle y esperó unos segundos hasta que escuchó el sonido frenético de un potente motor acercarse. Era la limosina de Sakumo, la cual venía calle abajo lo suficientemente cerca como para ver en donde ellos se encontraban.

--¡Vamos! --ordenó Kakashi tomando la mano de Itachi y guiándolos al interior de un centro comercial.

Allí, frente a muchos testigos, Sakumo no podría matarlos, si es que eso se le pasaba por la cabeza. El lugar estaba repleto de gente ya que había iniciado el nuevo periodo escolar. Se adentraron entre la multitud al hall central y ahí esperaron.

--¿Qué es lo que debemos hacer, Kakashi? --preguntó Sasuke estando bastante calmado para lo vertiginosa de esa situación. Se notaba que estaba feliz por el sólo hecho de tener a Kakashi cerca.

--Déjenme hablar a mí.  Tratare de que todo sea lo más políticamente correcto posible.

Cuando escucharon cómo los hombres de Sakumo se hacían paso entre la multitud, Kakashi dio unos pasos hacia el frente, respiró hondo, y esperó a que Sakumo llegara frente a él. Este sostenía una mirada completamente perturbada llena de un enojo capaz de cortar el aire como una katana. Sus manos se hallaban en sus bolsillos, mientras que las de sus guardias estaban todas adentro de sus chaquetas, aparentemente sosteniendo algún arma. Caminó con parsimonia hasta situarse cara a cara con su hijo.

--¿A qué juegas, muchacho? ¿Acaso te parece que todo esto es divertido?

--No me estoy riendo, padre.

--¡Oh! Ahora me dices “padre”. Debo asumir entonces que vas a apelar a mi piedad.

--No. Te seré sincero , te seré como siempre debí haber sido. Pensé que no valía la pena luchar , pensé que estaba bien por el bien de las personas que amo dejarte ganar, pero hoy Obito me demostró lo contrario.  Sin embargo no quiero luchar, quiero que esto termine padre, por favor.

Se notaba que Kakashi hablaba desde el corazón, sin embargo Sakumo no parecía conmovido ni un ápice. Sostuvo la mirada de forma tajante sin esbozar la misericordia de una sonrisa, luego de un largo silencio y en vista de que Sakumo no tenía nada por decir Kakashi, habló nuevamente, esta vez con mayor emotividad en sus palabras.

--Padre, ¿qué tengo que hacer para que esto tenga un final feliz? Por favor, estoy muriendo por dentro. Necesito volver a mi vida. Sabe que no soy un mafioso. Soy simplemente yo. Esta no es la vida que quiero.

--…Sabes que eso no está en mi decisión hijo, sabes cuál es el real problema aquí.

--¡Pero sé que puede hacer algo!

--No, si no tengo heredero para mi clan los gumi vendrán tras de mí y no tardarán en dar contigo y con Itachi. Yo no elegí esta vida, hijo, y lamentablemente tú no puedes decidir la tuya tampoco. Te di tiempo. Te dejé que disfrutaras de una vida con cierta normalidad por bastante ¿Qué más quieres de mí?

--Puedes decir que estoy muerto, no te podrán culpar si es que tu heredero ha muerto.

--¡Son los Yamaguchi Gumi, ¡la mafia más grande de Japón! Saben quiénes mueren y quienes no. Si se llegan a enterar que es una farsa, nos mataran a todos. Hijo, por favor acepta tu destino, ya fue suficiente y eres bueno en lo que haces.

Ante la impotencia de la situación, y ahora entendiendo un poco más el problema de fondo, Itachi dio un par de pasos al frente para interponerse entre Sakumo Y Kakashi.

--Así que ese es el problema. Necesitas un heredero y Kakashi no quiere serlo ¿Qué pasaría si tu heredero no fuese realmente de tu sangre?

--Itachi…  --Kakashi no daba crédito a lo que Itachi estaba sugiriendo.

--¿Qué insinúas? --habló Sakumo con curiosidad, como entendiendo la propuesta.

--Que yo podría tomar el lugar de Kakashi.

--¡Itachi no…! --trató de intervenir Kakashi, sin embargo, su amado lucía determinado.

Sasuke también se inquietaba antes esto. Apenas y entendía lo que estaba ocurriendo. Toda esta historia de gangsters le parecía inverosímil,  pero ahí estaba pasando, frente a sus ojos y dándose cuenta de lo cruda que era la realidad en esos instantes. No podía decir que él no hubiese hecho lo mismo pos Naruto, especialmente en ese momento que entendía mejor lo que es vivir por una persona y no sólo el sacrificio de ver a alguien sonreír, si no también sonreír para ese alguien.

Por su lado, Sakumo empezó a caminar de un lado para otro como un león dentro de una jaula. Era factible mientras Itachi hiciera bien su trabajo, nadie se opondría. Paseó una de sus manos por entre la palidez de sus cabellos en clara muestra  de conflicto interno. Quizás era precipitado, pero una duda aquejaba tremendamente su conciencia. Como calmado se acercó un par de pasos a Itachi y le miro a los ojos.

--Doctor, usted tiene toda una vida por delante. Una carrera, una bella familia y todo para lograr cualquier sueño que se proponga. ¿Qué gana usted con esto?

--Sakumo --habló lentamente Itachi a modo de respuesta-- ¿Nunca ha tenido la sensación de que no podría ser realmente feliz si es que la persona a quien ama no lo es?

Tal incógnita tocó las fibras de Sakumo.  Por supuesto que había tenido a alguien por quien morir para hacer feliz, y esa era la madre de Kakashi, pero la mafia se la había llevado y dado muerte de una manera cruel. Todo por no obedecer las órdenes del capo mayor. No estaba dispuesto a que Kakashi corriera con la misma suerte,  además, ¿cómo podría ser feliz su hijo si es que Itachi estaba lejos de él? Parecían acorralados y sin soluciones. El silencio se extendió. El mayor hizo un ademán a sus guardias para que estos se retirasen. Sólo el sonido de los tacones y las suelas de los compradores se escuchaban en la inmensidad de ese recinto. El aire se llenaba de ausencia y se sorprendían de lo pesado que podía ser el silencio.

Todos se miraron los unos a los otros  con resignación y derrota.  Los cuatro presentes se acercaron en ánimo de discutir un poco respecto a la situación,  sin tensión en sus palabras,  sólo restaba tristeza e impotencia. Estaban sujetos a un sistema que los oprimía  como títeres de hilo. Era como si no fuesen dueños de sus propias vidas  y por más que quisiesen salir, estaban atados. ¿Cómo lograr que el amor triunfara? Cuando todo aquello transcurría unos pasos lejanos se escucharon precipitados que terminaron con la presencia de alguien jadeando a sus espaldas, casi llegando con la torpeza de tropezones. Al voltearse se dieron cuenta que era Obito.

--Yo…yo…yo puedo hacerlo --Jadeó Obito

--¿Obito que haces aquí y cómo sabes de…? --preguntó asombrado Kakashi, sin embargo fue interrumpido por Obito nuevamente.

--¡Yo puedo hacerlo!

--¿De qué mierda hablas muchacho? --inquirió Sakumo irritado. ¿Cómo era posible que Obito estuviera en todas partes? Era como una mosca en la oreja antes de dormir. Ese chico era simplemente increíble, oculto detrás de un velo de torpeza que lo hacía más increíble aún.

--Lo que escuchó. Si el problema es que no tiene heredero, pues yo siempre he soñado con ser un Yakuza.

--Obito, tú no tienes que hacer esto --dijo Kakashi acercándosele--. ya has hecho suficiente por mí.

--No, no he hecho lo suficiente. No habré hecho lo suficiente hasta que seas feliz,  y si tu felicidad está con Itachi, pues yo seré feliz también y me alegraré por ustedes. ¿Qué no lo entiendes?

--Obito,  ¿te das cuenta que estás sacrificando tu vida entera? --Kakashi le tomó de los hombros y le miró a los ojos, pero este retrocedió para apartar las manos del peliplata de sí.

--No. Me estoy dando otra oportunidad, es otra forma de estar cerca de ti. No soy la primera persona quien se enamora de forma no correspondida y no seré la última, pero siempre he estado toda mi vida esperando mi papel, esperando mi destino y esto es lo que elijo. Vamos, Kakashi mírame. Vulneré el sistema de seguridad de tu hogar. Me escabullí dentro de los Yakuza e ideé todo un plan. ¿Acaso no soy digno de esto?  ¿O pensabas que iba a estar de repostero toda mi vida, sirviendo pasteles y accidentándome en la cocina?

Obito rio como si todo aquello fuese una gracia, pero todos le miraban incrédulos, fue entonces que Sakumo se acercó, le tocó el hombro para que éste le mirara de frente. Obito adoptó una actitud seria y enfrentó su mirada a la del mayor.  Una guerra entre sus ojos se desató. Obito quería que se le tomara en serio. Él estaba dispuesto a eso y mucho más. Sabía que su vida cambiaría, pero quizás ese era el cambio que necesitaba. Dejar el estar detrás del paso de Kakashi como un perro abandonado y escribir su propia historia, tener sus propias aventuras y realizarse por sí mismo. Tal ambición fue comprendida por Sakumo, quien leyó en los ojos de Obito la entereza de alguien que quiere redimirse en esta vida.

--¿Dígame jefe tengo el trabajo?

Sakumo revisó entre las miradas de los demás, especialmente en la de Kakashi, para luego con un poco de esperanza en su voz dictaminar su sentencia.

--Podríamos intentarlo.

--Padre eso es muy… --intentó intervenir Kakashi, pero con un ademán de mano Sakumo le detuvo.

--Ahora entiendo que todos tenemos derecho a elegir nuestro destino, deja que Obito decida el suyo.

Sin más que decir Obito y Sakumo se dieron la mano como cerrando un trato.

 

********************************************************************

Era una locura. El amanecer ya iniciaba. Él estaba muy cansado, pero nada desestimaría su esfuerzo, no después de todo lo que había visto, no después de todo lo que había vivido. La bicicleta quizás no aguantaría y pudo haber tomado el automóvil, pero esto era lo que él quería. Ya habían pasado 5 horas y aún frente a él se manifestaba una hora de viaje que faltaba para llegar a su destino. ¿Qué le diría cuando lo viera? Quizás las palabras sobraran, eso esperaba, nunca había sido bueno para decir lo que sentía. El sol salía a su costado y él seguía pedaleando, pensando todo el tiempo en la persona que amaba. Era como un periplo épico. Como Dante bajando a los infiernos. Como Jasón derrotando cíclopes. Como el Quijote contra sus molinos. Frente a él el camino se abría mientras que de su sudor rezumaba el cansancio y en su corazón la impaciencia henchía.

Cuando se acercó a Shizuoka, tomó algo de aire. Hizo una de las tantas paradas que realizó en ese viaje. Caminó a un lado de la bicicleta, por las calles costeras, hasta llegar a esa pequeña escuelita en Midori. Esperó afuera, cansado, tomando agua y apoyando su espalda en el muro que separaba los terrenos de la escuela con la calle. Sólo restaba esperar.  Cuando el cansancio pudo más durmió un poco acuclillado, apoyado en la pared. Sólo unas horas fueron suficientes,  la ansiedad embargaba su sueño.  Cuando la hora de la verdad se reveló, ya el sol caía. Comió un poco de lo que había comprado  y se puso de pie. Los niños salieron de la escuela con su común algarabía. Él parecía contarlos uno a uno, viéndose a sí mismo en aquellos rostros, a él y a su hermano. ¡Cómo les gustaba ir juntos de la escuela a su casa! Tantas rutinas vivieron juntos que eran incontables, cada uno de esos niños de distintas edades  le recordaban su pasado. El caudal de esos momentos vividos, que ahora por fin no parecían tan lejanos, se anidó en sus pensamientos. Los niños cesaron de salir y una hora larga de silencio se avecinó, hasta que llegó el turno de los profesores. Lentamente los trabajadores salieron fuera, pero él no estaba entre ellos. ¡Vamos, sal! Pero él no aparecía. El sol empezaba a caer y con ellos su corazón decaía. También observó su propia sombra alargarse  hasta que de pronto una voz hizo que su mirada se levantase.

--Sasuke… ¿Qué haces aquí?

Naruto no daba crédito a lo que sus ojos veían. Frente a él se situaba su hermano a un lado de aquella anacrónica bicicleta, todo sudado y con signos de cansancio, pero erguido al fin y al cabo. ¿Qué hacia ahí? Era impresionante. Allí los dos, afuera de la escuela,  como si el tiempo no hubiese pasado. Sin mucha ceremonia Sasuke le arrojó un bulto a Naruto, este lo agarró en el aire y abrió para ver su contenido, eran sus antiguos patines. ¿Qué era todo eso? De la nada su hermano había aparecido en bicicleta y ahora le daba sus patines. ¿Qué significaba?

--Te vine a buscar, dobe. Vamos a casa.

--No entiendo-’ttebayo

--¡Uff!, siempre has sido un imbécil. No hay nada que entender, te vine a buscar y nos vamos a casa ahora.  

--¡¿Qué?! ¡¿Pero qué mierda es esto Sasuke?! Apareces de la nada y…

Antes de cualquier réplica, Sasuke se adelantó y besó a Naruto para dejar que sus labios hablaran. El beso se esparció ahíto en redención ahí frente a la escuela, quizás frente a la vista y paciencia de  los jefes de Naruto, cualquiera pudo haber visto aquello pero por fin a Sasuke no le importaba, por fin a Sasuke le valía una mierda  lo que los demás pudiesen pensar  ¡demonios! ¡Acababa de ver como Itachi y Kakashi  habían estado dispuestos a dar su vida el uno por el otro, a dar su vida juntos por su amor! ¿Cómo él no iba a ser capaz de darlo todo por la felicidad de ambos en ese momento? Era su respuesta, aquello que ambos habían estado esperando. Todo ello decía “nos vale una mierda el mundo, queremos amarnos”. Luego de la longitud del apasionado ósculo, la noche llegó y ellos se separaron  sólo para darse cuenta que no necesitarían más espuma de café en la mejilla del otro para justificar un beso.

--Sasuke…

--¿Esto era lo que querías, no? Esto es aprender a ser egoísta y darlo todo al mismo tiempo. Ahora lo sé, Naruto. Nunca nos preocupamos por nuestra verdadera felicidad, ahora nada vale más que nosotros. No tu felicidad. No mi felicidad. “Nuestra” felicidad es la que importa.

--Oh, ya veo --dijo Naruto al fin con una sonrisa--. Creo entonces que puedo despedirme de mi sueño tonto de querer ser el mejor-dattebayo. Ahora te tengo a ti para soñar.

Sin nada más que decir, Naruto se apartó para ponerse los patines. Una cuerda lo ató hasta la bicicleta de Sasuke y ahora halado por él se dirigían al departamento de Naruto.

El camino fue tremendamente nostálgico. Era como si realmente estuvieran en plena adolescencia cuando el juego de andar en bicicleta era pan de cada día, era como si transitaran por el boulevard de los recuerdos. La noche los atrapaba y con el sol había muerto la época de desesperación.

Llegaron al departamento entre risas y bromas. ¡Todo era tan familiar que parecía siempre haber estado ahí! Subieron las escaleras a tropezones con la alegría de un par de chiquillos con su amor adolescente a flor de piel, Naruto abrió la puerta  y dejó entrar a Sasuke. De forma instantánea un pequeño gato negro salió a recibirles.

--No sabía que tenías una mascota.

--Lo tengo desde que me fui de casa de mi abuelo. Adivina cómo se llama.

--Emm… ¿”kuro segundo”? --dijo Sasuke recordando a uno de los gatos que alimentaban cuando estuvieron viviendo juntos en esa época en que decidieron escaparse por amor.

--Buen intento, pero no. Se llama Sasuke, es muy berrinchudo y frio-dattebayo. Es la perfecta compañía para alguien como yo.

--¿Ah, sí? Puedo llegar a ponerme celoso por esto ¿lo sabes? Ya no lo necesitas.

--¡Oh vamos, Sasuke, es sólo un gatito! --Naruto se hincó y tomó al gato entre sus manos y lo alzó frente a Sasuke poniendo cara de súplica--. Además te adora, míralo.

--Tiene cara de odiarme.

--Exactamente la cara que tienes tú ¿ves? Son tal para cual-dattebayo.

--Está bien, está bien.

Ambos rieron y se pusieron cómodos dentro del departamento, se sentaron juntos a tomar un par de cervezas y a conversar respecto de lo rara que había sido la vida y de cómo ahora sus problemas  y diferencias parecían simplemente ridículas. También conversaron acerca de Kakashi e Itachi y de cómo las cosas parecían por fin haber terminado. Nada más restaba si no el amor y el recuerdo de tiempos pasados se transformaron en una anécdota que naufragaba en el mar de su inconciencia.

Las horas pasaron, y ya sin ninguna tensión, ambos estaban muy cercanos. La decisión fue tomada como los adultos que eran. Se dirigieron al cuarto con la intención de amarse como si fuese la primera vez y en realidad lo era, era la primera vez que se veían de esa forma sin ningún miedo sin ningún secreto. ¡Dios, es como si hubiesen nacido de nuevo! Por fin cada uno procurando ser feliz porque sabían que su propia felicidad era la felicidad del ser amado.

Naruto se tendió en la cama, frente a él Sasuke se despojaba lentamente de sus ropas. No había pudor en sus reservas, quería que le viese tal cual era. Así simplemente se desnudó por entero con Naruto como su ansioso testigo. Ver al objeto de todo su deseo y de todo su amor  ahí parado frente a él, era como la poesía eterna de la vida, nada más bello podría antojársele. Sasuke se dirigió a gatas sobre el cuerpo de Naruto para él mismo ir despojándolo de sus ropas.

--Todo el ejercicio que haces como profesor te sienta muy bien, dobe.

--A ti la inactividad no te sienta nada mal-‘ttebayo.

Ambos rieron de forma ligera era genial compartir aquello tan puro sin ninguna presión Sasuke siguió desnudando a Naruto y a medida que iba descubriendo su piel  proporcionaba pequeños ósculos en los lugares que iba rebelando. Así, en ese proceso, el cuerpo de Naruto estuvo desnudo, ambos al fin tal y como habían llegado al mundo, sin ningún “pero” entre ellos, sólo dispuestos a amarse y a nada más.

Sasuke fue el primero. Después de una corta previa introdujo el pene de Naruto dentro de sí para dar inicio al acto principal. Técnicamente lo hizo él moviéndose sobre Naruto de una manera suave con el ritmo de sus calmas respiraciones y sus palpitaciones jugaban en tonos menores, era el revoloteo propio del amor sincero. De la pasión descendían sólo para subir de nuevo una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. El sudor de sus cuerpos se homogenizaba entre las sábanas y sin palabras el clamor de su pasión decía todo lo que había por decir.

La luz entraba ciega por una ventana grande y fría, era sólo la luna que los hacía de ellos tanto como el uno del otro eran para ellos mismos. El ambiente se hartó de los sonidos del amor cada vez más fuertes, cada vez más seguidos, sentían que podían llorar en ese momento y aun así sería una escena feliz. La máxima expresión de su pasión encontró su apogeo en el clímax de Naruto dentro de Sasuke, este último, jadeante, no paró hasta que lo tuvo todo en su interior.

Luego bajando de las piernas de Naruto  y tomando un poco del semen residual de entre sus piernas, lubricó los interiores de su amado para luego sin más hacerlo suyo. Le hizo el amor de manera descarnada, fuera de sí y muy dentro de él. Era como si hubiese estado esperando por eso la vida entera y al abrir los ojos y mirar a Naruto de frente pudo ver el reflejo de la persona que estuvo con él toda su vida, seguía ahí detrás de esos ojos azules la inocencia de su adorado hermanito. Aquel por quien habría dado su vida por defenderle y que éste le admirase, imaginar que antes simplemente se desvivía en pos de su sonrisa, lo celaba de todos y lo veía sólo como a un pequeño niño que necesitaba de su ayuda. Pero ahora todo era distinto, no era su hermanito menor, era su compañero, su amante, su todo. Esa era la respuesta, sí,  cuando eran chiquillos confundidos por qué nombre darle a su relación sin saber si llamarse a sí mismos amantes o hermanos, la respuesta era una.

--Eres mi todo Naruto

--Somos un todo Sasuke

 

**********************************************************************

 

Naruto se abrochaba las zapatillas. Tenía que ir corriendo todos los días al trabajo, era su manera de mantenerse en forma. Las cosas habían cambiado mucho para él y a pesar de que su sueño de ser profesor se había truncado, todo había salido mucho mejor de lo esperado. Poco después del primer encuentro con Sasuke en Shizuoka había sido despedido. Era obvio, los padres no querían que sus hijos tuviesen contacto tan íntimo como en gimnasia por parte de un profesor homosexual. Naruto no se esperaba más ni menos, aunque le dolió en el alma tener que despedirse de sus pupilos y estos a su vez lloraban prácticamente a mares, pero así es la vida y así es la sociedad en que vivimos, sólo hay que luchar para que un día aquello cambie y bueno, lo último que haría Uzumaki  Naruto es perder la esperanza.

Sin embargo no todo era malo. Ahora iba camino hacia esa pequeña cancha, era una especie de pequeño gimnasio en donde el enseñaba basquetbol a jóvenes en riesgo social  y con problemas de adicción. A pesar de que la paga no era muy buena ya que era una especie de funcionario público, era mucho más de lo que podía pedir y sentía que hacía lo correcto, que era lo más importante. Todo aquello no hubiese sido posible si no hubiesen puesto esa cancha ahí, lo cual fue bastante rápido, todo gracias a que alguien le hizo un préstamo al distrito para que las obras se aceleraran. Era un préstamo mal avenido ¿Qué más se puede esperar de los Yakuza después de todo? Sí, Obito había sido quien había acelerado ese proceso, le iba muy bien en su nuevo trabajo y francamente era divertido, pero por más que lo lamentase no podía sostener mucho contacto con su antiguo amigo Kakashi, sin embargo sabía que estaba bien, sabía que Kakashi ahora compartía un departamento con Itachi, que vivían una vida normal y por fin se habían entregado a sus sentimientos.

Al principio Itachi estuvo un poco confundido. Para él era bastante nuevo asumir que era homosexual, pero más que verlo como si le gustase otro hombre, lo veía como si sólo le gustara Kakashi. No era como si su sexualidad hubiese cambiado después de todo, al fin y al cabo, él no amaba el género si no a la persona y eso era lo que le importaba, lástima para Minato y Mikoto el no poder tener nietos.

Luego de todo el entrenamiento y despedirse de sus alumnos, los cuales a nivel lingüístico y emocional se entendían muy bien con Naruto, este salió del gimnasio, afuera, apoyado en un auto mientras fumaba estaba Sasuke.

--Cómo detesto que fumes.

--Cómo detesto que me digas que tengo que hacer, dobe.

--Qué sensible.

--Lo tomo como si quisieses cambiarme.

--Créeme lo último que haría es cambiarte-dattebayo --Naruto se acercó para besar a Sasuke, este correspondió el beso y luego se separaron para mirarse a los ojos--. No cambiaría esto por nada. Al fin y al cabo, te amo.

--Yo también te amo Naruto.

Al decir esto último Naruto sintió que los ojos de Sasuke adquirían un color rojo. Era extraño, cada vez que este manifestaba su amor le parecía ver esa mirada. Y ahora que lo pensaba… sí, ese era el rojo que había estado buscando toda su vida.


Fin.

Notas finales:

MUCHAS GRACIA SPOR LOS REVIEWS. FUE HERMOSO ESKRIBIR ESTE FIK, ESPERO KE LES HAYA GUSTADO :)


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