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..::Creciendo Juntos::.. por SeptimaKolera

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Notas del capitulo:

Lamento el retraso u.u


Naruto miraba la lluvia caer.

—El columpio se ve muy solitario sin mí afuera-dattebayo.

—Eres realmente un niño muy tierno, aunque no te expreses como uno.

—Itachi-nii… ¿A qué hora vuelve Sasu-nii?

—A las 4 y cuarto.

—Y eso es…

—Cuando el palito chico está un poco más adelante que el 4 y el palito grande está en el 3.

—¡Pero para eso falta una eternidad-dattebayo!

—Sólo faltan 15 minutos.

—¡Como dije!, ¡una eternidad-dattebayo!

—No sabes cuánto son 15 minutos ¿verdad? —El niño negó divertido con la cabeza—. ¡Uf!, mira, prende el Nintendo, cuando puedas matar 20 patos con la pistola Sasuke ya va a estar aquí.

—¡Yay! ¡Eso es poco tiempo!, ¡me esforzaré para matar a todos esos patos rápido para que Sasuke vuelva muy muy pronto-dattebayo!

 —Lo dicho: eres un niño muy tierno.

Itachi acarició los rubios cabellos del pequeño Naruto y luego dejó que este se fuera a jugar su video juego. Para el mayor no era de extrañarse que Naruto se pusiera impaciente cada vez que Sasuke iba a su práctica de Kendo. Estaba tan exageradamente acostumbrado a estar junto a Sasuke día y noche que cuando éste fue aceptado como el miembro más joven del club de Kendo, Naruto no tuvo alternativa que quedarse en casa, balanceándose tristemente en el columpio. Ahora que llovía eso no era posible, y a pesar de que trataba de no perturbar los preciados estudios de su hermano Itachi, la lluvia lo obligaba a importunarle ante su fatal aburrimiento.

—¡Itachi-nii!, ¡ya maté los 20 patos y Sasu-nii no ha vuelto!

—¿Estás seguro? —El que hablaba era Sasuke quién dejaba su bolso con su equipo deportivo y su espada de bambú en un armario del piso de arriba.

—¡Sasu-nii!, ¡¡¡Itachi-nii es un brujo-dattebayo!!!

—Lo sé. —Sasuke miraba divertido a Itachi. La verdad había llegado hace 4 patos atrás, pero se había quedado en la puerta sin hacer ruido, al tener contacto visual con Itachi quién le hizo la seña de que se quedara ahí unos segundos más—. Deberías tener más cuidado con nii-san, es un brujo muy poderoso y puede echarte una maldición. Asique no debes importunarle mientras está estudiando, ¿ok?

A Naruto se le crispó la espina dorsal en un escalofrío ante la idea de que Itachi-nii le echara una maldición. El mayor por su parte sonreía malignamente con su cuaderno en las manos tratando de verse temible. Naruto no aguantó el miedo y se escondió tras Sasuke. Ambos pelinegros rieron ante tal acción

—¡Uf Naru-chan! Eres un cobarde.

—No lo soy, es que tú eres muy malo Itachi-nii.

Los tres se llevaban muy bien, especialmente Naruto y Sasuke. Desde hace ya 2 años que vivían juntos y las cosas no podían ir mejor entre ellos. Jugaban mucho y Sasuke ahora parecía más responsable y amable desde que tomó a Naruto como a un hermano menor. Es cierto que a veces discutían, pero sus peleas no duraban mucho.

Una de las actividades favoritas de Sasuke era molestar a Naruto, diciéndole “dobe” o “usuratonkashi”. Solía regañarle siempre, pero también era muy amable con él cuando este le necesitaba. Era casi un deporte entre ellos dos pasar del amor al odio todos los días. Siempre insultándose pero siempre permaneciendo juntos.

En su escuela muchos se sorprendieron cuando se enteraron que Sasuke y Naruto eran hermanos políticos. Al principio los niños no supieron cómo actuar, lo cierto era que ya nadie molestaba a Naruto, el respeto que imponía Sasuke hacia su persona también inspiraba algo de miedo en los demás infantes, fue por eso que ya nadie se acercaba ni negativa ni positivamente a Namikaze Naruto. Al más pequeño no le importaba que nadie se le acercara y que todo el mundo prefiera evitarlo a hablarle, de todos modos no se siente solo, ahora tiene a Sasuke, quién lo cuida desde el momento en que se bajan del automóvil. Camina con él de la mano, sin importar lo que vayan a pensar las otras personas, lo va a dejar hasta su asiento para luego irse al suyo cuando empieza la clase. De tanto en tanto mira hacia atrás para ver que Naruto esté bien y no se quede dormido, o bien para señalarle el número de página que se está tratando en la clase o siquiera para regañarlo con los ojos para que ponga mayor atención al sensei.

Luego de las clases, Sasuke lleva a Naruto al patio para jugar juntos en la caja de arena o comer algo sentados en el pasto. Conversan de cosas triviales todo el tiempo; los absurdos temas que se le ocurren al menor le entretienen sobremanera. En estos dos años jamás se ha aburrido de Naruto, ya que es un verdadero loco, siempre tiene las ideas más descabelladas y nunca había tenido un amigo tan preciado, es por eso que le protege con tanta vehemencia.

A la hora de salir, ambos se van de la mano sin despedirse de nadie. Las admiradoras de Sasuke al principio estaban un poco desconcertadas, pero últimamente ven con muy buenos ojos esta especie de pseudo-paternidad que el mayor manifiesta por su pequeño hermano postizo. Sin embargo por Naruto no tienen interés alguno, prefieren no tratarlo, ya que les resulta desagradable su manera de expresarse con los demás y lo “hostigador” que puede ser con Sasuke-kun, al fin y al cabo, es como si fuese su sombra… una hastía e irritante sombra.

Cuando él y su pequeña adoración rubia entran al auto comienza para Sasuke uno de los tantos momentos molestos de día: ver a Minato acaparar toda la atención de su querido hermanito. La verdad aún no lograba llevarse bien con ese hombre, al fin y al cabo, había madurado lo suficiente como para separar las cosas y no culpar a un inocente como Naruto por la ruptura de su familia… sin embargo eso cambiaba con Minato… ¡él aún pretendía reemplazar a su padre!, eso era imperdonable. Siempre procuraba ignorar a Minato, el mayor le hablaba y Sasuke ni “pío”, era sordo a todos sus comentarios. Hace un año, cuando aún cursaba su séptima primavera, mientras jugaba softball con Naruto sufrió una caída, e Itachi no estaba ahí para ayudarle como siempre. Obviamente Minato fue corriendo a ver que nada grave le hubiese pasado, pero Sasuke se limitó a lacerarle con la mirada y se puso de pie por su propia cuenta.

En definitiva: Sasuke odiaba a Minato, y eso no iba a cambiar. Cada vez que Naruto le preguntaba “Nii-chan… tú… ¿odias a mi papi?” Sasuke evadía la pregunta con una de las  afirmaciones más extrañas en él, algo que jamás le diría a otro mortal que no fuese Itachi. “Te quiero mucho, mi dobe”... esas palabras bastaban para noquear a Naruto, jamás las decía a nadie, y a veces hasta le abrazaba ligeramente o besaba su frente. Cuando su querido hermanito mayor hacía eso por él, el pequeño rubiecito se sentía en la gloria misma.

Las cosas con Minato nunca pintaron a mejorar, ya que Sasuke no pretendía que eso pasara. Una de las tantas ideas que acariciaba su compleja mente infantil era quitarle a Naruto, sí, tal cual, simplemente quitarle el afecto de su hijo; y, modestamente, sentía que estaba teniendo éxito. Su pequeño y dulce dobe, aunque a veces a regañadientes, cumplía cada una de sus órdenes. Si bien era cierto que el 99% de las veces Sasuke sólo hacía las cosas por el sincero cariño que le profesaba a su hermanito menor, también existía ese pequeño porcentaje en donde dirigiera la vista hacia donde se encontrara Minato y le miraba con una mueca de “Observa bien, me está abrazando a mí y no a ti”. Ese en definitiva era un abrazo de autocomplacencia, una muy silenciosa autocomplacencia.

—¡Naruto! ¡Ven aquí jovencito! —La voz que más irritaba a Sasuke hablaba. Naruto, por instinto se escondió torpemente debajo de la cama; con su dedo índice hizo el ademán de silencio para su hermano mayor.

—¿Qué hiciste ahora para que tu papá esté tan histérico?

—No está histérico, nii-chan. Está enfadado-dattebayo.

—En Minato no existe mucha diferencia. Ahora dime: ¿qué hiciste?

—¿Recuerdas que Kurenai-sensei me pidió hablar unos segundos después de clases?

—¿Segundos?, dirás años. Te estuve esperando afuera todo ese tiempo.

—Da igual, nii-chan, eres un quejica-‘ttebayo. Lo importante es que mandó una nota en mi agenda para mi papá... una donde dice que está preocupada porque mis calificaciones bajaron de nuevo-dattebayo…

—¡¿De nuevo?! ¡Aah! ¡Serás dobe!, ¡a este paso reprobarás el curso!

—¡No quiero eso-dattebayo!... no quiero… separarme de Onii-chan. De todos modos las clases son aburridas y… sólo me distraje un poco-dattebayo.

—¿Aburridas?, ese no es el problema, dobe. No pongas excusas. Te obligué a estudiar bastante el mes pasado… ¿Cómo le hicieron tus calificaciones para bajar? —Naruto se escondió más debajo de la cama saliendo del campo visual de Sasuke. Este comprendió que algo le estaba siendo ocultado por su pequeño hermano. Los ébanos ojos del mayor se asomaron bajo la cama con dificultad hasta quedar de frente con los pajaritos azules tullidos en la penumbra de su hermanito—. Naru-chan…  ¿pasa algo malo contigo?... como el mes pasado subiste tus calificaciones pensé que estaba bien no regañarte tanto pero… me equivoqué. Será mejor que te enseñe más apropiadamente.

—Es injusto…

—¿El qué?

—Nada-‘ttebayo.

Antes de que Sasuke pudiera insistir en su pregunta sintió el ruido de las escaleras. Naruto se escondió aún más y Sasuke salió de debajo de la cama para volver a la suya con naturalidad.

—Disculpa Sasuke-kun, ¿has visto a Naru-chan? —Sasuke levantó la vista hasta Minato y levantó una ceja. “¿Qué te hace pensar, intento de ser humano, que te ayudaré a encontrarlo?... es triste que mi pobre Naruto tenga un padre que ni siquiera sepa que sus escondites favoritos dentro de la casa son debajo de la cama, en el armario y dentro de la lavadora.” Esa ceja en alto era tan elocuente que Minato casi pudo escuchar todo aquello. Sonriendo tontamente continuó—. Bien, si ves a Naru-chan dile que le estoy buscando, jeje. Lamento haberte molestado Sasuke-kun.

Minato desapareció vociferando el nombre de su retoño. Naruto salió un poco de su escondite. Sasuke tomó las sábanas y las abrió indicándole que se metiera en su cama. Naruto hizo caso y se acostó junto a Sasuke. Este apagó la luz y escondió la cabeza de Naruto entre las sábanas y le abrigó el rostro en su pecho.

—Sasu-niichan es taaaaaaaaaaan heladito-dattebayo.

—Es porque tú eres muy calentito… si ambos fuésemos de temperaturas altas, la cama se quemaría.

—Papá no vendrá en bastante tiempo cuando termine de buscarme en la caja de herramientas (sé que es tonto para ti que papá me busque en esos lugares extraños en vez de debajo de la cama, trata de no reírte-‘ttebayo) ¿Cuando vuelva me vas seguir ocultando?, Quizás él me lleve y…

—Estás durmiendo conmigo ¿no?, y para poder sacarte para regañarte va a tener que osar despertarme… y yo detesto que me despierten.

—Oh… ¡buena idea nii-chan!, Me gustaría ser igual de inteligente que tú Sasu-nii.

—Si lo fueras no tendrías esas calificaciones y no tendríamos este problema, dobe. —Un golpe ligero tocó la cabeza del menor.

—¿Tendríamos?... el problema es… sólo mío. Tú tienes calificaciones brillantes como siempre-dattebayo. Eres un cerebrito, después de todo. El problema soy… yo.

—Es mi problema también, por no enseñarte debidamente. Ahora duerme. Mañana estudiaremos lo suficiente para que ése histérico de Minato deje de molestarnos.

—Onii-chan… mi papá sólo quiere…

—¡Suficiente!, dije que a dormir.

Sasuke era muy tajante en sus imposiciones, era por eso que llegaba un punto en que Naruto dejaba de discutirle. En cierto modo, el pequeño rubio sólo le discutía a Sasuke de juego, pero cuando florecían temas de importancia real, jamás desobedecía a su hermano mayor.

A la mañana siguiente, Naruto estaba fuera de los brazos de Sasuke. Cuando abrió los ojos vio el mirar de su papá apuntándole con un poco de su singular azul diversión.

—Te encontré—Susurró emocionado para no despertar a Sasuke—. Ven, hijo.

Sasuke se había girado durante la noche, es por eso que ahora el rubiecito estaba a merced de su padre sin excusa alguna.

—Papá yo…

—Shhh… hablaremos abajo, ven a desayunar. Sé que a Mikoto no le gusta que lo comas muy seguido, pero te hice un poco de ramen —Ese era suficiente chantaje para Naruto como para impulsarle fuera de la cama en un santiamén. Cuando ambos se hallaron comiendo uno frente al otro, aún muy temprano para que los demás se levantaran, Minato empezó hablando —. Naru-chan, siento que nos hemos alejado mucho, ¿sabes? Eres muy pequeño pero creo que quizás entiendas… que tengo mucho miedo…

—Tú no le temes a nada papá, no seas mentiroso-dattebayo. Te crecerá la nariz.

—Oh hijo, por supuesto que tengo miedos; como todo ser humano. ¿Y sabes a qué es aquello que tu papá más teme en tooooooooooooooodo el mundo?

—No papi, no tengo idea.

—Perderte. —Naruto se sonrojó—. ¿Sabes?, Naru-chan es un buen niño, un muy buen niño. Pero yo… yo soy un mal papi.

—Papi no…

—Déjame terminar, bebé. Mira, últimamente has bajado mucho tus calificaciones y eso me sirvió para darme cuenta… que jamás me he preocupado mucho por tus notas. Siempre me dije “no importa, mientras sea feliz”, pero ayer me puse a pensar ¿sabes?, y lo que a mi cabecita vino fue algo que quizás a Naru-chan no le guste…

—¿Qué cosa papi?

—Si Naru-chan sigue teniendo esas calificaciones, él tendrá que repetir el curso. Antes no me hubiese importado Naru, lo sabes. Pero ahora es diferente.

—¿Por qué?

—Porque Naru-chan ya no será feliz si lo alejan de su hermanito mayor, ¿o me equivoco? —Dio en el clavo. Sasuke siempre podría decir que Minato era estúpido y que no sabía nada sobre su hijo, pero esto demostraba lo equivocado que estaba. Por primera vez Naruto temía por sus calificaciones, sólo por no perder a Sasuke—. Hijo, yo sé que tu quieres mucho a tu Onii-chan, es por eso que no quiero que sufras por tenerlo un poco lejos. Sé que esto es mi culpa. El año pasado tuviste un promedio bastante bueno, y sé que eso se lo debemos a Sasuke-kun. Ahora no sé qué es lo que pasa que ha bajado nuevamente, pero el error es completamente mío, estoy consciente… al fin y al cabo… dejé que él te ayudara y descuidé mi rol de  padre… lo siento mucho.

—¡Él no te necesita! —El pequeño con carbón ardiente en sus ojos se había levantado. Miraba todo desde la puerta del comedor y había estado esperando a que Minato culminara su estúpido discurso para intervenir—. ¡Naruto tendrá buenas calificaciones gracias a mí y su propio esfuerzo!, ¡no tienes por qué entrometerte!

—Sasu-nii…

—Sasuke-kun…—Minato estaba impresionado, vio la rabia consumir los ojos de su lindo hijastro, pero por más que le mirase, él no podía ver aquello que en ese momento era visible sólo para los ojos de Naruto: “¡La mirada roja!”, hace mucho tiempo que no la veía. Naruto se paró y caminó hacia su Onii-chan por instinto.

—Sasu-nii… papá sólo…

—Sube Naruto—El pequeño azabache hablaba con ponzoñosa cólera quemando sus palabras.

—Pero…

—¡He dicho que subas! —Naruto, lentamente le hizo caso. Minato quitó de su faz su expresión de asombro para dar paso a su amable sonrisa habitual, esa misma que le resultaba tan tonta a Sasuke.

—Veo que deseas hablar a solas conmigo —Minato extendió un poco la silla para indicar que se sentara frente a él.

—No tengo que sentarme para hablar contigo…

—¿Sabes Sasuke-kun?, en este momento quieres hablar, y eso me hace feliz, es por eso que te sugiero que te sientes, para sí acercar siquiera un poco la altura de nuestras miradas; así nos miraremos como iguales.

—…—Interesante sugerencia. Sasuke hizo caso.

—Y bien, Sasuke-kun, ¿Quieres explicar mayormente tu punto?—En esa ocasión, el lenguaje y el tono que empleaba Minato para expresarse hacia su hijastro era mucho más respetuoso y adulto que el que usaba con Naruto. No se dirigía a él como a un niño. Le estimaba como a un adulto—. Sé que no te gusta que me entrometa en tus asuntos. Yo trato de mantener mi distancia; pero ahora el tema nos incumbe a ambos: Naruto.

—¡Te equivocas!, hace ya dos años que Naruto ya no es de tu competencia…—Minato no podía sino sorprenderse. ¿Ese niño realmente estaba peleando por Naruto con él?—. Naru… Naru… no te necesita. ¡Ni yo ni él te necesitamos!, ¡y ojalá que mamá tampoco te necesitara!

—Veo… que la distancia entre nosotros es más grande que esta mesa… más grande que esta casa…

—Más grande que lo que tus sentidos pueden entender.

—Me asombras Sasuke-kun, ¿sabes?, eres muy inteligente, sensato y equilibrado. Te admiro, yo a tu edad me comía el pegamento en un rincón del salón. Tú me hablas con palabras y expresiones que hasta a mí, a la edad que tengo, me cuesta entender.  Te admiro… no…  creo que miento… me crecerá la nariz, no es admiración.... No te admiro… te envidio. Profundamente. —El menor se asombró. ¿Qué era esta agresiva sinceridad?, ¿envidia?... ¿Envidia de…?— .Sasuke-kun, si yo fuera como tú, tener tus fortalezas, tu inteligencia y tu conexión con Naruto… él no tendría que sollozar por las noches extrañando aquello que ni siquiera puede recordar.

Era cierto, Naruto lloraba en algunas noches. No era muy frecuente, pero cada vez que lo hacía susurraba aquello: “Mamá…tu… rojo”. Sasuke, siempre que esto pasaba iba hasta la cama de su tierno e indefenso compañerito de cuarto y le alojaba con cariño en su pecho. “Todo estará bien”… una promesa que no sabía cómo cumplir.

—Si sabes que llora por las noches… ¿por qué no vas y lo consuelas como lo haría un buen padre?

—Porque te tiene a ti. Antes iba, pero siempre dejaba de escuchar el llanto a mitad de camino desde que vive aquí. Tú lo consuelas mejor que yo. Como verás… mi envidia por ti es muy grande. Me gustaría ser un mejor papá para Naru-chan… pero aparentemente… no me necesita, ¿no Sasuke-kun?

“Si te necesita” pasaba por  la mente del menor, hiriendo su orgullo enmudecido. Sasuke sabía que Naruto extrañaba a su padre, sabía que le gustaría pasar más tiempo con él… sabía que en el fondo… Minato no era un mal padre… era sólo que estaba muy ocupado.

¿Qué era lo mejor para su dobe?, sabía que si ayudaba a Naruto, sus calificaciones subirían igual que el año pasado… pero algo estaba mal con su pequeño niño… y él era incapaz de saber qué… quizás Minato lo podría descubrir…

—Los martes y los jueves... —El menor susurraba.

—¿Perdón?

—¡Los martes y los jueves tengo práctica de kendo desde las 2 hasta las 4!... Naruto se siente solo en esas dos horas… podrías…

—¿Pedir esas horas libres en el trabajo?, claro —Minato sonrió—. Sólo tengo que hacer horas extras los viernes. Así no interfiero con tu tiempo con él.

—Me da igual lo que hagas… era solo una sugerencia.

El pequeño orgulloso inició su retirada un poco sonrojado. Minato ganaba el juego. Sasuke dejaría de monopolizar el tiempo de Naruto... ¿Eso era bueno? Hasta ahora su dobe era eso: suyo. De alguna manera, a pesar de sentirse derrotado y tener que averiguar qué le pasaba a su Naru aunando fuerzas con Minato, existía en su pecho un poco de alivio. Ya no estaría tan solo… ¿quizás?

Continuará…

Notas finales:

:)


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