Asomé la cabeza por la puerta, mala idea. Sasuke y Sakura estaban sentados hablando sobre no seque. Vi cómo Sakura me miraba y estuve a punto de irme, pero ella me retuvo. Dijo que tenía algo que decirnos. Yo dudé un poco, pero al final pasé. Sasuke estaba sentado en el sofá, sonrojado, se veía muy tierno así. Me senté al lado suyo, también con la cabeza gacha. Parecíamos un par de niños que habían hecho una travesura y su madre les estaba regañando. No supe cuán en la razón estaba.
- Yo… estoy embarazada – habló de repente.
Ambos de nosotros nos quedamos en shock. Parecía que nuestras mandíbulas fuesen a tocar el suelo. Demasiada información que asimilar. ¿Embarazada? ¿Así? ¿De repente? ¿Y quién era el padre? Vale, sí, estaba claro que era Sasuke, pero yo no estaba preparado para ser tío, era demasiado joven, bueno, no tanto.
Los dos nos quedamos mirándola sorprendidos, con los ojos, como se suele decir, como platos. Era algo DEMASIADO repentino.
- Tres semanas – dijo ella, para colmo sonriendo -, creo que se rompió el preservativo.
- Ese último dato no era necesario – dije yo recuperando el aliento y sentándome correctamente -. Pero, entonces, ¿no te importa que Sasuke te halla engañado conmigo? – bueno, estaba claro que ya lo sabía, ¿no?
- Me molesta, estoy enfadada, me dan ganas de asesinarte lentamente mientras veo cómo sufres en el dolor, pero os lo perdono ya que Sasuke te ama y si te hago esto último me odiaría, pero también me ama a mí así que no me importa.
- Sasuke – dije yo mirándole -, ¿a quién quieres más?
- Está claro que a mí – dijo mi hermana. Tsk, presumida…
Le miramos los dos con los ojos abiertos, esperando a que nos diera una respuesta. Sasuke nos miraba dudativo. Pasaba su mirada de Sakura a mí y viceversa. Nosotros, en cuanto le vimos dudar, comenzamos a pelearnos. Ella diciendo que la quería más a ella y yo diciendo que me quería más a mí. Nos tiramos de los pelos, nos dábamos tortazos y nos pellizcamos. Creo que era incluso peor que tener un gato.
- ¿¡A quién quieres más!? – gritamos los dos a la vez, dejando un poco los daños físicos.
Sasuke, completamente asustado, se quedó callado. Sakura y yo le fulminábamos con la mirada, esperando una respuesta. Él, mirando hacia abajo, se levantó. Nosotros le mirábamos sin apenas cambiar la expresión de nuestras caras. Cuando cambió fue cuando él, tranquilamente caminado, entró en la habitación de Sakura y suya, cerró la puerta y puso el cerrojo.
- Os quiero a los dos por igual – gritó desde el otro lado de la puerta.
Sakura y yo seguíamos golpeándola para que nos abriese, pero no nos hacía ni caso. Se quedó un buen rato encerrado, y al parecer no iba a salir hasta dentro de un rato. Y para colmo es que no estaba lejos de la verdad. Mi hermana y yo nos quedamos el resto de la mañana sin verle el rostro y, cómo no, peleándonos por saber quién le quería más y a quién quería él más, aunque ya nos hubiese dicho que nos amaba igual, mitad y mitad.
Él apareció por fin a la hora de comer, supongo que por el hambre, ¿qué otra cosa si no? Yo había preparado unos deliciosos espaguetis con salsa de tomate y carne picada. De segundo teníamos filete de pollo empanado, igual que como me quedaba yo a veces al observar a Sasuke. Y de postre lo que uno quisiera, tenía frutas y yogures, y si no querías postre pues nada. Automáticamente, sin dirigirnos la palabra, nos pusimos a comer. El silencio lo dominaba todo, quizás para ellos era incómodo, pero yo ya estaba acostumbrado.
- La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar… - me puse a cantar.
Sasuke y Sakura me miraron de una manera extraña, pero yo ya estaba acostumbrado a cantar mientras comía, se me había hecho una costumbre al estar siempre solo con nada que me entretuviese, pero ahora estaban ellos, y lo peor: Sakura.
- ¿Se puede saber qué coño estás cantando? – gritó ella.
- No, no se puede – respondí con sarcasmo para reír un poco… y hacer reír a Sasuke, lo que no conseguí y me fastidió bastante…
Sakura, más allá de reírse, estaba furiosa. Sus ojos echaban chispas y parecía que fuese a explotar en cualquier momento. Yo automáticamente me callé y seguí comiendo, pero ese aburrimiento era demasiado para mí y el silencio hacía que me pusiera nervioso, lo que no ayudaba en nada.
- Un tallarín, y otro tallarín, que se mueven por aquí—
- ¡Cállate ya, coño!
Eso SÍ que daba miedo. Esta vez sus ojos no solo echaban chispas ¡salía fuego incluso, de sus ojos! Esa vez sí que me callé. Sakura ni siquiera me dejaba encender la televisión para romper el silencio, ¡no me dejaba hacer nada! Por un momento pensé que iba a morir de aburrimiento, a la hora de comer, para colmo, pero entonces acabé, no tomé postre. Pegué un grito de júbilo y me fui corriendo a mi habitación, dejando a esos dos con la mitad del segundo plato y anonadados. Solo deseaba que Sakura no le dijera eso a papá y a mamá.
[Sasuke]
Naruto se fue gritando y dejándonos a mí y a mi mujer solos en la cocina. Era cierto que Sakura a veces podía ser un poco amargada y demasiado severa, pero creo que fue culpa del embarazo, ella nunca sería así… creo.
Ella acabó de comer antes que yo y se fue a nuestra habitación. Cuando yo acabé también me dirigí allí, pero cuando intenté abrir la puerta me di cuenta de que estaba cerrada con el cerrojo por dentro. Di varios golpes pidiéndole a Sakura que me abriera, pero lo único que llegué a oír por el otro lado con una melodiosa voz: <<Dulce venganza…>>. Sí, seguramente era la venganza por haberla encerrado fuera antes. Tras muchos intentos de entrar fallidos lo único que pude hace fue sentarme en el sofá del salón y ponerme a ver la televisión. Naruto también se había encerrado en su habitación… normal, eran hermanos, sangre de sangre.
Dos horas más tarde escuché cómo la puerta de mi habitación se abría y Sakura me llamaba en un susurro. Yo, feliz porque ya me hubiera dejado entrar de nuevo, me dirigí ahí con una sonrisa. Ella cerró la puerta tras de sí después de que yo entrara, pero esta vez no puso el cerrojo, y cogió el ordenador portátil mostrándome una imagen en la pantalla… no muy agradable.
- Cuando Nii-chan y tú lo hicisteis, ¿fue algo así?
En la pantalla del ordenador se podía apreciar a dos hombres… copulando. Seguramente había estado viendo videos de porno gay mientras yo veía la tele. Sakura me miraba esperando una respuesta preferiblemente positiva mientras que yo estaba más rojo que los espaguetis que había de comer. De repente llegó mi salvación, más o menos. Naruto abrió la puerta de la habitación de golpe.
- ¡Sasuke! Estoy caliente ¡vamos a follar! – eso no era algo de lo más sutil que me podía haber dicho.
- ¡¿Qué?! ¡No! ¡Él va a follar conmigo! ¡No eres el único caliente aquí! – genial, y ahora esos dos se estaban peleando para saber quién me follaría antes.
- Tú estás embarazada, ¡las embarazadas no pueden follar! ¡para algo están embarazadas!
- ¡Sí que pueden! – gritó ella.
Y entonces llegó mi verdadera salvación: el timbre de la puerta principal sonó. No sabía quién podría estar al otro lado, pero sin duda había conseguido lo que yo no, y eso era parar la interminable pelea amorosa-fraternal que esos dos estaban teniendo.
[/Sasuke]