Se encontraba sentado en una banca del parque mientras el viento de la tarde movía sus cabellos negros, observó su reloj y se fijó que ya había pasado más de media hora desde que Naruto lo había citado. Aún le costaba creer que él estuviera ahí esperando por otra persona. Algo raro debía andar con él. Por lo regular era Sasuke quien hacía esperar, y no al revés. Pero con Naruto todo era diferente, solo le bastaba con observar esas sonrisas tontas y esos brillantes ojos azules para que cambiara de opinión. ¿Qué le estaba haciendo Naruto? Pues tenía que ser algo muy poderoso, porque el hecho de que esa no fuera una cita (como a él le hubiera gustado), sino una salida para comprar un obsequio para el próximo cumpleaños de Itachi (y aún siguiera esperándolo) debía decir mucho de lo que provocaba el Uzumaki en él. Bufó con desgano y se acomodó mejor en la banca que ocupaba. No le hacía gracia ser testigo de la emoción en el rostro del rubio por saber qué cosas le gustaban a su hermano, pero tal vez era masoquista, porque por pasar un tiempo a solas con él valía mucho la pena. Observó a su alrededor y a lo lejos distinguió una cabellera rubia que por fin hacía acto de presencia. El Uzumaki llegó corriendo hasta la banca y aún con la respiración agitada se sentó a un lado del moreno. Esperó unos minutos para recuperar el aliento y le sonrió.
–Lo siento, teme, no pensé que fuera a demorarme tanto' ttebayo.
Sasuke frunció el ceño, fingiendo fastidio.
–Ya ni me sorprende que siempre llegues tarde, dobe. Es una costumbre que nunca se te quitará.
Naruto hizo un mohín con los labios pero no dijo nada, después de todo Sasuke tenía razón. Estuvieron en silencio por un rato más para que él descansara, pero apenas recorrió el parque con la mirada sus ojos azules recayeron sobre una pequeña caseta. Sonrió al tener una idea.
–En compensación, ¿quieres un helado, Sasuke-amargado?
Sasuke no tuvo tiempo de responderle, Naruto se levantó de un brinco y corrió al puesto de helados que estaba a unos metros. Sólo pasaron unos minutos para que regresara, traía dos conos; uno de vainilla y otro de chocolate. Por un momento Sasuke estuvo tentado a decirle que no le gustaban los dulces, pero la sonrisa del rubio no le dio alternativa. Sasuke aceptó el de vainilla pero sin probarlo. El tiempo caluroso provocó que el helado comenzara a derretirse y se escurriera poco a poco por sus dedos. Chasqueó la lengua algo molesto, pero entonces, así de la nada, Naruto sujetó la mano del Uchiha y la levantó a la altura de su boca para, un segundo después, lamer la crema que escurría por los largos dedos de Sasuke. El moreno abrió bastante los ojos, sintió la cara muy caliente y soltó un ruido raro de sus labios, el cual provocó que Naruto saliera del trance, soltó rápido la mano del moreno y se levantó otra vez de un brinco, también con las mejillas rosadas.
—L-lo siento, teme, pero estaba derritiéndose y yo-
Sasuke negó ligeramente para que no le diera tanta importancia, aunque su corazón estuviera latiendo a mil por hora por una acción tan inocente.
–Es mejor que nos apuremos o se nos hará tarde. Vamos por ese regalo, dobe.
Naruto asintió y ambos comenzaron a caminar. Ninguno dijo algo otra vez. Sólo Sasuke miró de reojo al Uzumaki y esperó que su corazón no fuera el único que estuviera latiendo de esa manera, casi deseando poder salírsele por la garganta.
…
Sasuke negó (como estaba tomando por costumbre) varias veces la cabeza en un vano intento por alejar esos recuerdos de su memoria. ¿Por qué siempre su subconsciente tenía que atormentarlo con esos malditos recuerdos? ¿Acaso no le bastaba con todo el dolor que sufrió por cinco años? Suspiró de manera cansada y pasó una mano por su rostro hasta terminar en sus cabellos negros. Si aquella traición nunca hubiese sucedido estaba seguro que su actual situación sería totalmente diferente; él hubiese entrado a ese cuarto que compartiría felizmente con Naruto, lo hubiese abrazado con fuerza mientras repartiera besos sobre sus cabellos rubios y en la piel de su nuca, seguidos de caricias por todo su cuerpo. Entonces Naruto daría la media vuelta, y le hubiese sonreído y correspondido… ¡Pero con un demonio! Los "hubieses" no existían.
Y estaba cansado de todo. Desató su corbata y la tiró a un lado, abrió un par de botones de su camisa azul y a trompicones terminó de quitarse los zapatos mientras llegaba a la cama, hizo a un lado las sabanas y no dudó en meterse entre ellas en busca del calor del otro cuerpo.
Ahora ya no importaba, Naruto era su esposo. Suyo y de nadie más.
Durante toda la noche estuvo encerrado en su despacho solo para poner sus ideas en claro y pensar con mente fría su siguiente movimiento. Y entonces llegó a una conclusión; ¿No decían que atraías más moscas con miel que con hiel? Pues después de meditarlo mucho sabía que la única forma de hacer sufrir a Naruto, tanto como él lo había hecho, sería pagándole con la misma moneda.
Haría que Naruto se enamorara ciegamente de él. Dibujaría una fachada de falsa comprensión, una imagen perfecta de un hombre que ya no le importaba el odio con tal de recuperar el tiempo perdido. Y una vez que Naruto no pudiera vivir sin él, entonces todo se acabaría.
No, no se acostaría con alguien en la cama que compartirían. No caería tan bajo como Naruto, pero sí se divorciaría de la nada y se casaría con otro persona. ¿Quién? No le importaba, y ni siquiera tenía en la cabeza a alguien en especial, pero ya lo vería llegando el momento. Por Yusuke tampoco debía preocuparse, él haría lo posible para ganarse todo su cariño y hacer que lo eligiera a él en lugar de Naruto. Ése sería el golpe definitivo.
¿Y si él también terminaba nuevamente enamorado? Parecería una opción muy lógica, pero él ya no podía enamorarse porque su corazón estaba bastante roto.
Era consciente. Estaba jugando con una espada de doble filo, aunque poco le importaba terminar herido si hacía caer a su enemigo en el proceso.
…
Naruto sintió el peso extra sobre el colchón e instintivamente abrió los ojos. Su cuerpo se tensó cuando el pecho de Sasuke estuvo pegado a su espalda y éste pasó uno de sus brazos alrededor de su cintura para apretarlo contra él. La sensación del aliento (que para su malestar apestaba a alcohol) y su respiración sobre su nuca le desagradó. Su cuerpo no perdió ni un minuto la rigidez, como si estuviese en alerta para el ataque que vendría en cualquier momento… Pero eso no pasó. Sasuke solo estuvo así, abrazándolo fuertemente con el rostro hundido en su nuca, y aunque la sensación era poco cómoda, tampoco le pareció un acto aberrante. Por su cabeza pasaron mil escenarios; Sasuke forzándolo o Sasuke reclamando lo que era "suyo", podrían ser algunas.
Y aunque debía de agradecer que solo estuvieran durmiendo (al menos el Uchiha ya dormía, la respiración acompasada lo decía sin dudas) él no pudo volver a cerrar los ojos y dejarse llevar por el sueño. Al contrario, su mente se inundó de recuerdos en aquel apartamento que una vez compartió con él, e inevitablemente deseó nunca haber conocido a Sasuke. Al menos así no tendría que cargar con la culpa de haberlo traicionado y haberle causado tanto dolor.
OwO
Los primeros rayos del sol le dieron en la cara y Naruto abrió los ojos con pereza. Recordó a Sasuke y prácticamente dio un brusco giro para ver si aún estaba ahí o solo había sido parte de su imaginación. Pero su lugar estaba vacío. Sasuke ya no estaba en la cama, aunque las sabanas revueltas le demostraban que alguien sí había dormido con él. Al final, como a eso de las cinco de la mañana, también terminó rendido. Sasuke jamás demostró algún indicio de querer hacerle algo malo. ¿El Uchiha había desistido de hacerle pagar su traición? No, conocía a Sasuke y sabía que no lo perdonaría tan fácil. ¿Entonces qué tramaba? Y eso lo mortificaba más, porque esa mente de genio podía maquinar cualquier cosa.
Pero si seguía preguntándose cómo funcionaba su mente pasaría el día entero dentro de ese cuarto y no obtendría una respuesta. Dio un último suspiro y se levantó de la cama dispuesto a despejar su cabeza y sonreír como siempre, como si todo estuviera bien. Tenía que ir a levantar a su hijo para que comenzara a alistarse para ir a la escuela. Recordó que le había explicado a la directora sobre el accidente de su hijo, y ella comprensiva le había dado un permiso especial, pero ya había salido del hospital y tenía que retomar nuevamente su rutina.
Aunque apenas dio un paso fuera de la habitación (ya después de darse una ducha y vestirse con unos simples jeans azules y una playera naranja) encontró a Ino, ella llevaba un pequeño y elegante uniforme en las manos. Un uniforme que tenía el logotipo de una escuela privada. Frunció el ceño al imaginarse de qué iba el tema.
–¿Y eso?
–Venía a decirte que éste es el nuevo uniforme de Yusuke, el señor Sasuke lo mandó para que estuviera preparándose. Hoy será su primer día en su nueva escuela.
¿Nueva escuela? Eso no lo habían hablado. Aunque ciertamente no habían hablado de casi nada.
–¿En dónde está?
–¿Eh? Yusuke aún esta durmie-
–No, en dónde está Sasuke.
–En su despacho, desde muy temprano volvió a entrar ahí por su trabajo. Me dijo que podían desayunar sin él.
Ino no comprendió la actitud molesta de Naruto. Ella pensó que el buen humor de su amo se debía a su nueva familia, tenía tiempo que no lo veía así. Y aunque un día antes notó las malas miradas que le mandaba a Naruto, supuso que después de pasar la noche juntos por fin habían limado esas asperezas. ¿Estuvo equivocada? Pero ella solo era la sirvienta y no tenía ningún derecho a meterse entre ellos, así que sus opiniones solo las guardaba para sí misma.
No le sorprendió que Naruto no se despidiera de ella y casi corriera escaleras abajo. Bien, pues ella tenía órdenes y debía alistar a Yusuke para su nueva escuela. Solo esperaba que la situación con ellos mejorara.
OwO
–¡Sasuke!
–¿Por qué no tocas antes de entrar?
Naruto había entrado sin tomar en cuenta nada de modales. Y esperó encontrarse con la fría mirada de Sasuke, esa que le enviaba desde que lo volvió a ver, pero no, por un segundo quedó desconcertado cuando Sasuke lo miró de manera normal. Casi le pareció que estaba otra vez frente al mismo muchacho que conoció años atrás. ¿Qué pasaba ahí? Pero utilizó todos sus medios para salir de su asombro y concentrarse en lo que había ido a decirle, aunque su molestia inicial había desaparecido.
–Eh… ¿Por qué cambiaste a Yusuke de escuela sin consultarme? La anterior es muy buena, además a él le cuesta mucho adaptarse a nuevos entornos estudiantiles' ttebayo.
Sasuke no apartó la mirada mientras Naruto habló. Horas atrás había sentido la debilidad correr por su venas cuando despertó y se encontró a sí mismo tan cómodo envuelto en el calor del Uzumaki como hace años. Y sintió ganas de vomitar. Pero también lo tomó como una prueba, y decidió que desde ese día comenzaría a actuar.
–Tienes razón, es una escuela buena, pero ésta es aún mejor. El colegio tiene mejores maestros, más capacitados. Y sé que ésta vez no le costará adaptarse.
La respuesta volvió a desconcertarlo, esperaba algo como: "También es mi hijo, y por consiguiente no permitiré que vaya a una escuela de poca categoría."
–Pero…
–El chofer lo irá a dejar, pero puedes acompañarlo si tú quieres.
Si Sasuke deseaba confundirlo lo estaba logrando con mucho éxito. Ni siquiera sabía qué responder.
–Cambiando de tema, me llegó una invitación para la boda de los Hyuga, el próximo sábado. ¿Y sabes? Me parece el momento perfecto para presentarte, aunque claro, primero hay que hacer un par de compras. Iré a hablar con Ino para que ella te ayude.
Sasuke abandonó su lugar tras el escritorio y al pasar a su lado le dio un beso en la mejilla antes de salir.
Naruto quedó en shock.
Un segundo después llevó su mano hasta tocar el mismo lugar donde los labios de Sasuke se habían posado. Sin embargo aquel toque pasó a otro plano cuando recayó en algo más importante… ¡No podía dejar que más gente supiera que él había regresado! Debía oponerse a ir a esa fiesta. ¿Cómo lo haría? ¿Por qué no pensó que las cosas se complicarían al estar de nuevo junto a Sasuke? Cierto, el hecho de estar al borde del colapso por el accidente de su hijo no le ayudó en nada a pensar con lucidez (en ese momento sólo deseaba salvar su vida sin importarle nada), pero de nada le serviría lamentarse, ahora tenía que encontrar la manera de afrontar esas consecuencias.
Nunca debió regresar a Konoha.
OwO
La bella mujer paseó por la habitación del hotel hasta llegar al mini-bar, sacó su celular con una mano y con la otra intentó servirse un trago de whisky. Marcó un número que se sabía de memoria y esperó por una respuesta.
–¿Qué quieres?
–Esa no es la forma de saludarme ni de hablarle a una dama, y yo que tenía noticias para ti. –Del otro lado de la línea se hizo silencio, asegurándole que el hombre no estaba para bromas y ella continuó hablando–. ¿Sabes? Hace unas semanas fui a Akatsuki. Corp., y vi algo muy interesante. ¿Adivina quién regresó?
–No estoy para bromas ni adivinanzas.
–Que amargado. –Sonrió y bebió un sorbo de su bebida–. Pues alguien que es muy idiota, o tiene los suficientes pantalones para mostrarse nuevamente por aquí… y no vino solo.
–Vaya, eso sí es una sorpresa.
La mujer rió nuevamente.
–¿Quieres que le haga una visita?
–No, déjalo que piense que no sabemos nada, pero mantenlo vigilado.
–Está bien, aunque esto merece un bono extra.
Un nuevo silencio.
–De acuerdo.
–Siempre es un gusto hacer tratos contigo, cariño.
Ella cortó la llamada y observó el aparato en su mano por unos minutos. Desde aquel día que estuvo en la empresa y vio a ese niño de cabellos negros y ojos azules tan parecido a Sasuke no pudo quitárselo de la cabeza, y cuando le preguntó a Kakuzu (ofreciéndole una buena cantidad de dólares que pronto esperaba recuperar) y éste le contó sobre la boda del Uchiha, no tuvo más dudas.
Y si Naruto Namikaze pensaba que no tendría problemas al regresar después de tantos años, estaba muy equivocado.