Naruto tomó otro sordo de su café, ya frío. Durante toda la noche no se había separado de Yusuke, aún no lo pasaban a otra habitación por lo que seguía en la sala de espera. Pensaba en tantas cosas, pero lo que más le inquietaba era la propuesta de matrimonio de Sasuke. Pensó que le pediría que desapareciera nuevamente, no que se casaran. Por alguna razón eso no le hacía feliz. Al regresar a esa ciudad pensó que no volvería a encontrárselo.
Sólo regresó por su amigo Kiba, ambos se habían graduado como veterinarios y juntos decidieron poner un consultorio. En Estados Unidos (donde ambos terminaron la universidad) no tenían nada, pero Kiba lo convenció de regresar a Japón, más específicos a la ciudad de Konoha en donde sus padres les prestarían un local para iniciar su negocio. Al principio estuvo dudoso en aceptar, pero Konoha era una ciudad tan grande (y habían pasado tantos años) que pensó que nunca se encontraría al Uchiha otra vez.
Además, conocía bien a Sasuke, sabía lo rencoroso y vengativo que podía llegar a ser, dudaba que lo hubiese perdonado de la noche a la mañana. No imaginaba que todo quedara en el pasado y vivieran como una "familia feliz". Tenía que ser realista, lo que pasó hace cinco años con Itachi no desaparecía así de fácil.
Y no sólo era Sasuke, sino también su familia. Sabía que su abuelo Madara había muerto (otra de las razones para haber regresado) pero también estaba su padre que desde un principio no lo quiso cerca de su hijo, y que ahora Sasuke saliera con que iban a casarse, no creía que Fugaku saltara de alegría.
¿Llamaría a Itachi? No, eso no sería nada bueno para la situación.
Apretó uno de sus puños por la frustración. No podía tomar esa decisión tan a la ligera. Aunque muy a su pesar, había dado su palabra. Yusuke estaba a salvo gracias a Sasuke.
Recordó a su pequeño hijo y sonrió ligeramente. Daría lo que fuera por él, y en el interior se alegraba que Sasuke lo conociera, Yusuke siempre quiso conocer al moreno, era muy inteligente y siempre le preguntaba.
-.-
–¿Papá es de cabellos negros?
Le preguntó una tarde cuando salían de la guardería y veía a todos los niños con sus padres.
–¿Por qué lo preguntas' ttebayo?
–Por el color de mi cabello, tú lo tienes rubio.
Naruto sonrió por la obviedad del detalle, pero para un niño de tres años era una gran sorpresa.
–Sí, te pareces mucho a él.
–¿Y por qué no vive con nosotros? ¿No nos quiere?
–No vive con nosotros porque quería estar solo –no podía decirle que Sasuke ni siquiera sabía que existía–. Y algún día viviremos los tres juntos' ttebayo.
Naruto sintió una punzada en el pecho cuando vio la sonrisa de su hijo. No podía destrozar sus sentimientos diciéndole que nunca lo conocería, y que a él lo odiaba. Tal vez cuando fuera mayor y le explicara las cosas esperaba que lo comprendiera y lo perdonara.
-.-
Inevitablemente también recordó el día que conoció al Uchiha menor.
-.-
Trabajaba de mesero en un bar llamado Rasengan. No que le agradara la idea, pero el dueño del lugar era conocido de sus padres y le dio la oportunidad de trabajar ahí. Además, era el único sitio donde podía trabajar por las noches e ir temprano a la escuela. Su situación económica no era buena, pero sabía conllevar los gastos para mantenerse. Sus padres vivían en el pueblo del Remolino y él decidió probar suerte en la ciudad para ir a una buena universidad cuando terminara la preparatoria. Le gustaba su pueblo, pero ahí no había mucho para sobresalir.
Y mientras ese día esperaba su transporte en la parada de autobuses, sintió que alguien le daba una nalgada. Eso le indignó tanto que se giró y le dio una cachetada al individuo tras él.
–¡Maldito pervertido!
El hombre de cabellos negros frunció el ceño.
–¿Qué te pasa? ¿Por qué rayos me golpeas, dobe?
–Aparte de tocarme el trasero, me insultas, ¡teme!
La gente los quedó viendo raro, tan enfrascados en su discusión ignorando al niño junto a ellos que reía por la travesura. Con la frente en alto y fulminándolo con la mirada, Naruto dio media vuelta para subir al autobús recién llegado y desaparecer entre las personas, dejando a un moreno bastante confundido, sobre todo al percatarse de esos bonitos ojos azules.
-.-
Rió al tener en su mente esas imágenes. Nunca imaginó que Itachi sería quien los presentara después.
-.-
Esa noche trabajaba en el bar. Cuando vio a Itachi, sonrió sirviendo el trago que siempre pedía y fue hasta su mesa. Ni siquiera había notado al otro sujeto que lo acompañaba.
–Hola, Naruto-kun, déjame presentarte a alguien, él es…
Y entonces sus miradas se cruzaron.
–¡El teme pervertido!
–¡El dobe loco!
Itachi parpadeó sorprendido al ver a su serio hermanito exaltarse por una persona.
–¿Ya se conocían?
Ambos se habían olvidado del mayor, y giraron a mirarlo. Naruto sintió un poco de vergüenza al hacer ese tipo de escena frente a Itachi. Pero ambos menores negaron e Itachi siguió confundido.
¿Quién pensaría que terminarían de esa forma?
-.-
Quería seguir recordando el pasado, pero sus recuerdos fueron truncados al escuchar los pasos al otro lado del pasillo. Vio al doctor dirigirse hacia él, pero no iba solo, Sasuke lo acompañaba. El moreno mantenía su semblante serio y parecía platicar con el médico. Esperaba que no fuera nada malo. Se levantó de su lugar para esperarlos.
–Señor Uzumaki, le acabo de informar a su…
El doctor dudó en completar la frase, pero Sasuke lo corrigió.
–Esposo.
–Sí, le acabo de decir a su esposo que Yusuke ha sido transferido al cuarto 128. En cuanto quiera puede pasar a verlo.
Naruto asintió agradecido, ignorando lo que anteriormente había dicho Sasuke. Con una reverencia casi salió corriendo a la habitación indicada y abrió la puerta con cuidado. Sintió que el alma le regresaba al cuerpo al ver a su hijo durmiendo sobre la cama, sin todas esas maquinas ni cables que tenía antes, sólo conservaba un suero. Caminó hasta la cama y con cuidado acarició los cabellos negros que sobresalían de las vendas. Un minuto después, aquellos pequeños ojos azules comenzaron a parpadear hasta identificar a la persona parada a su lado.
–Otou-chan. ¿En dónde estoy?
–Tuviste un accidente, pero ya estás bien. No te esfuerces mucho' ttebayo.
–¿Tú me ayudaste?
En ese instante la puerta volvió a abrirse, dejando ver al Uchiha. Naruto lo miró de reojo y negó.
–No, él te ayudó.
Yusuke asintió y le sonrió. Por un momento el corazón de Naruto se detuvo.
–El señor de la oficina –susurró el niño.
Sasuke lo observó, notando la piel más pálida, pero aquel color de ojos igual que el día que lo conoció. Sintió un calorcito bastante extraño al verlo otra vez, ya que ahora sabía que él era su hijo. Un hijo que si no fuera por el accidente no hubiese conocido jamás. Frunció el ceño ante el malestar, pero dio media vuelta antes que el niño lo notara.
–Solo vine a decirte que mañana te espero en mi oficina, Naruto.
–Nos vemos mañana, Sasuke.
Y sin otra palabra el moreno volvió a salir.
OwO
Sasuke salió de la habitación, recargó su espalda contra la pared y cerró sus ojos al verse solo. Su propuesta de matrimonio no era porque había perdonado a Naruto, al contrario, era una forma para vengarse de él. Iba a convertir la vida de Naruto en un infierno. Lo retendría junto a él, sería su esposo y tendría que cumplirle como tal, aun si seguía enamorado de Itachi, se lo arrebataría a su hermano mayor. Como una vez Itachi se lo arrebató a él. Se preguntó por el paradero de Itachi, pensó que estaría con Naruto, la última vez que lo vio fue esa noche y no supo más de él. ¿Se habrían peleado?
No importaba, mañana sería su "boda" y no había vuelta atrás. No habría invitados, ni arreglos de flores, ni trajes elegantes de color blanco, sólo la cara seria de Sasuke y la de su abogado esperando una firma.
¿Cuánto podremos soportar esto, Naruto?
Se preguntó internamente mientras caminaba por el pasillo, esperando al día de mañana.
