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De todo corazón por Tavita

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Notas del capitulo:

ok, me ha costado terminar este capítulo

pero acá EStá!

muchos cariños a quienes se pasen... dejen sus comentarios!!

Rukawa se removió en la cama intentando quedarse dormido. Aun así, cada vez que cerraba los ojos estaba el sentimiento extraño de ver nuevamente a su padre y la rabia por la partida de Hajime, era como la vez que se los llevaron de la Parcela familiar, cuando Omma Sakura muriera.

El verano había comenzado y los primos menores del clan Rukawa volvían a la parcela. Ellos, tan pequeños, no sabían efectivamente lo que sucedìa en las empresas. Lo cierto era que muchas de las sucursales que se encontraban en el resto del país estaban quebradas, el hermano mayor de los Rukawa había saldado parte de la deuda rematando las industrias y dejando otras en manos de los proveedores, Omma Sakura, con la muerte del patriarca familiar, era la representante legal de la empresa, pero eso no impedía que los dos hermanos mayores quisieran mantener su posición dentro del directorio a pesar de que hubiesen dilapidado la mayor parte de la herencia del patriarca.

En otras palabras, y a pesar de todo lo que tanto el padre de Hajime y Touya y el padre de Kaede habían hecho, las industrias Rukawa estaban a punto de quebrar. El problema los mantenía alejados de los muchachos y en constantes viajes entre Tokio, Kanagawa y Kyoto.

-Te ves cansada, Omma- escuchó la cantarina voz de Hajime a los pies de la escalera. Aquel saludo matutino se transformaba en la alarma despertadora de los días de verano. Kaede abrió los ojos al notar que comenzaba la mañana del primer día en la parcela y su prima menor estaba dispuesta a iniciarlo tan temprano como pudiera.

-no dormí muy bien- contestó la anciana levantando la voz. El aroma del desayuno hecho lo despertó por completo, en el pasillo se escucharon los pasos de Touya quien ya se iba a comer.

Lo que pasó luego nunca lo pudo recordar del todo, entre el grito agudo de Hajime que venía de la cocina y los pasos de Touya que se aceleraban bajando la escalera en tono dramático, él se levantó en menos de un segundo para reunirse con sus primos, aquel grito nunca lo había escuchado antes, su prima con desesperación pedía ayuda; Omma Sakura estaba tendida en el suelo respirando con dificultad, su primo había tomado el auricular y llamaba a urgencias, miró a Hajime quien intentaba cuidar la cabeza de la anciana mientras le daba pequeños golpes en las mejillas, él tomó un cojín para que su prima lo pusiera bajo la nuca de su abuela

-Vienen en unos minutos… -escuchó que decía Touya

-¿Omma?... respira!- dijo Hajime. La anciana abrió sus ojos pardos y miró en rededor, Kaede, algo nervioso, se fue al lado de su prima para poder estar cerca de su abuela tomando su brazo, Touya miró por la ventana esperando que los minutos pasaran rápido, mientras tanto, marcaba el número de emergencia familiar, si no contestaba su padre, contestaría el padre de Kaede y podría dejarse la llamada grabada para cualquier tema importante, como éste. Miró la escena en el suelo, las tres personas más importantes en su vida y sintió cómo algo se iba desvaneciendo poco a poco, nuevamente sonó el teléfono, Kaede lo miró con miedo Touya contestó el llamado.

Con la llegada de la ambulancia llegaron sus padres. En aquellos minutos de espera, los muchachos se habían acomodado alrededor de su abuela para reconfortarla. La anciana respiraba con dificultad y no podía mantener los ojos abiertos, era obvio que cada vez empeoraba su condición. Cuando mirara a sus primos, se dio cuenta que lo más importante en su vida estaba ahí, y aquel sentimiento era compartido tanto por la muchacha como por su primo mayor y, estaba seguro, por su abuela. No había nada como estar con su familia.

Cuando llegaran a la clínica, la situación en la sala de espera no se puso más acogedora, mientras evaluaban la situación de la matriarca Rukawa, los herederos mayores habían llegado en conjunto con sus tres primos mayores, sin embargo lo que estaba  pasando en las empresas había dejado las confianzas debilitadas a tal punto que era obvio que lo que le sucedìa a la abuela era culpa de las preocupaciones a las cuales se había visto enfrentada por la mala administración de los hijos mayores. De esta manera, cuando Temaki y Ryochi Rukawa se presentaron, todo se puso más tenso. Los dos hermanos mayores de los cuatro herederos Rukawa se habían aparecido con el aspecto perfectamente cuidado, pero sabiendo que no podían exigir nada luego de todo lo que había pasado.

Apenas aparecieron, la discusión no se hizo esperar, Shinishi Rukawa era reconocido por aquel temperamento explosivo y controlador, en cambio Aoshi era el conciliador. Cuando fue el primero el que se adelantó para recibir a sus hermanos mayores, entonces dio paso a entender  qué era lo que estaba sucediendo y cómo iban a proceder; aquel no era un campo neutro en la batalla por el manejo de las empresas. Tanto Kaede como Touya y Hajime se quedaron al lado de sus madres, aun eran niños que debían ser defendidos del desprestigio familiar que significaba llevar malas finanzas, Shinishi no se dejó escarmentar prohibiendo el ingreso a la sala de su hermano mayor, a quien, por lo demás, le debía el mayor de los respetos.

Entre preocupado y asustado, Kaede miró a su alrededor y se encontró con los ojos abiertos de Hajime quien, a diferencia de él, ponía del máximo de atención a lo que se decían entre los hombres de la familia, Touya, por su parte, tomaba los hombros de su madre mientras miraba con aquella mirada taciturna que le viera a su tío, un rasgo aprendido ahora que lo pensaba, sabiendo que era adoptado y que no tenía relación genética con ninguno de los del clan. Finalmente los tíos mayores se fueron derrotados por la defensa de Shinishi y de su hermano Aoshi para que dejaran descansar a Omma Sakura, que sin duda alguna, estaba alterada por todos los errores que los hombres mayores habían cometido en las industrias. Kaede miró a su padre quien, a pesar del dolor que demostraba en su rostro, aun poseía la determinación de un toro.

-es mejor que salgan un momento, niños- escuchó la voz dulce de su madre. Kaede asintió respirando hondo, era como si recién ahora pudiera hacerlo luego de haber presenciado dicha discusión.

Touya también asintió y se despidió de su madre al tiempo que caminaba hacia la plaza que circundaba la zona de emergencias de la clínica. Tras él Hajime caminaba con la mirada fija hacia adelante, pegada a la nuca de su hermano quien se movía inquieto y asustado, había sido desagradable para todos ver el enfrentamiento de Shinishi con sus hermanos mayores. Aun así, tanto Kaede como Touya y Hajime tenían especial respeto por él, sabían que fuera lo que hubiese sucedido, el mayor del clan Rukawa se lo merecía. Al lado, Kaede no sabía bien qué pensar, principalmente porque nunca había prestado atención a las conversaciones sobre los negocios. El mayor se detuvo frente a una bella fuente donde peces Koi nadaban incesantemente, despreocupados de los dolores de los visitantes de la clínica. La brisa sopló cálida y los árboles sonaron maravillosamente, el verano había comenzado, y con ello, todo se volvía más apacible. Todo, menos las relaciones familiares.

-ha sido por esto- dijo, Touya, algo desconcertado- por las peleas entre nuestros tíos y padres.

-no entiendo a qué te refieres…- contestó Kaede, aun no podía procesar todo lo que estaba sucediendo

-Oma Sakura está enferma por culpa de nuestros padres y tíos, es obvio- dijo mirando a Kaede con sus ojos abiertos y chispeantes de rabia. Aquella mirada lo impresionó, contenía los sentimientos encontrados de algo tan terrible que era imposible de describirlo con palabras, pero Kaede no podía culparlo, para Touya, la familia siempre había sido algo intocable, sagrado y que representaba los más altos niveles de compromiso y respeto. Lo que estaba pasando era, simplemente, inaceptable.

-¿Crees que los problemas sean tan graves?- preguntó ahora, tan preocupado como sus primos. Nunca se imaginó que en realidad las cosas anduvieran realmente mal.

-Oma Sakura ha estado así desde un tiempo- habló, finalmente, Hajime-...ha estado muy cansada, agobiada por las preocupaciones de las empresas. Ayer tomaron una decisión compleja- habló Hajime con su voz menuda y llamativa

-¿Cómo lo sabes?- le preguntó su hermano mayor

-porque lo he escuchado- dijo, sin querer disculparse por su falta- al parecer han decidido hacer una empresa fantasma que se lleve todo los activos de la empresa- repitió sin saber bien qué era lo que significaba. Aun así, Touya, quien por ser el mayor ya conocía algunas cosas del trabajo familiar, abrió sus ojos, asombrado. Nunca se imaginó que las cosas fueran tan malas

-¿No escuchaste nada más?

-que el traspaso estaba hecho, los principales fondos, eran de Omma, que no le dirían a los tíos mayores, de esa manera tanto papá como tío Shinishi-san podrían quedarse al mando de las industrias.

-¿Eso es lo que han estado preparando todo este tiempo?- Kaede miró a su prima como si recién pudiera entender algo- Mi padre ha estado todo este tiempo conspirando contra sus propios hermanos…

-y no solo- aseguró la muchacha- Oma sakura tomó la decisión de llevar a cabo esto- contestó muy segura de lo que decía- se rehúsa a que todo se pierda, el trabajo de toda la vida del abuelo debe valer algo, no?- contestó algo extrañada. La verdad es que ahora que lo decía en voz alta, la frase tenía sentido, cuando la escuchara por Oma Sakura, sonaba algo cruel.

-si nuestros padres han tomado la decisión, es porque Oma Sakura debió estar de acuerdo- habló Touya y luego los miró. Era el mayor de los tres primos, sus primos mayores ni siquiera estaban al tanto de lo que estaba pasando y sus tíos habían arruinado la empresa. Su padre, muchas veces, le había dicho que llegarían tiempos en los cuales se esperaba que él mismo tomara la iniciativa para proteger a la familia. Para Touya, su familia eran Hajime y Kaede.

-no deja de ser extraño- comentó Kaede- después de todo. Son sus hermanos…

-¿Y qué harías en el caso de nuestros padres, Kaede-kun?- nuevamente las preguntas de Hajime.

-¿A qué te refieres?... si termino arruinando a la familia

-Si le hicieras daño a esta- puntualizó la muchacha…

-no lo sé… ¿Qué harías tú?

-yo jamás le haría daño a mi familia!- contestó segura. Luego miró a su hermano y nuevamente a su primo- sé que Oma Sakura está cansada. Pero ya no está preocupada como antes. Ella esperaba que las cosas se dieran así, así que debemos estar tranquilos.

La muchacha se acercó a su hermano y lo abrazó, Touya le sonrió con cariño y luego levantó la vista para mirar directo a los ojos de Kaede. El muchacho no supo cómo reaccionar

-ven – lo invitó. Hajime levantó la vista y le sonrió con las mejillas algo rosadas.

Recordaba aquel abrazo con el calor y el aroma delicioso de Hajime y de Touya entremezclado con su propio calor. Estaban juntos ante una calamidad como la separación que implicaba la enfermedad de Oma Sakura, la guardiana de su niñez.

Ahora que lo recordaba, parecía que había pasado mucho, mucho tiempo. Pero la verdad era que

 

Hajime cerró la puerta de la pequeña casa que se encontraba en el sector alto de la ciudad de Kanagawa. Aquella había sido su casa de niñez, la que compartiera con sus padres cuando estuvieran vivos, hoy, a pesar de que había sido arreglada y remodelada para darle mayor solidez, no dejaba de tener el tono nostálgico de aquellos tiempos que, si era sincera consigo misma, no eran tan lejanos

-Viviremos acá por el tiempo- dijo Shinishi Rukawa entrando en el salón mientras descargaba las últimas cosas de la muchacha- te queda cerca de la preparatoria…

-no sabía que habían conservado la casa- comentó la muchacha mirando a su alrededor, intentando visualizar los muebles y adornos de antaño sobre aquellos nuevos que habían instalado según orden expresa de su tío

-tus padres- dijo, asintiendo. La muchacha se dio cuenta que había desviado la mirada, era obvio que aun sentía la muerte de Aoshi- no quise venderla porque, después de todo, ustedes deben tomar la decisión

-¿Nosotros?

-Touya llegará al finalizar la semana- contestó y ahora él la miró para sopesarla. Hajime se paró derecha, si algo había aprendido desde pequeña era a no dejarse amedrentar por Shinishi Rukawa a pesar de que sabía que, si tomaba una decisión, entonces poco podía hacer para poder cambiarla- supongo que es momento de que la familia se reuna nuevamente y, cuando ambos estén juntos, podrán determinar qué hacer con los bienes que les dejaron…

Hajime asintió y se quedó meditando mientras se paseaba por la sala de estar que daba directamente al jardín. Aquellas eran construcciones pequeñas, pero con un gran uso del espacio. El barrio era uno de los pocos que mantenía las líneas clásicas de la construcción japonesa, por lo cual se había puesto de moda entre las parejas adineradas de Kanagawa a pesar de ser pequeña en comparación a las mansiones del sector alto de la ciudad. Shinishi estudió a su sobrina supesando lo que estaba pasando en su cabeza, luego de todos esos años, mientras luchaba diariamente por convencer a su hermano de que habían hecho lo mejor, él mismo había estado resguardando las dudas que tenía y que evitaban que preguntara acerca de aquella ocasión, cuando Omma Sakura terminó muerta.

Miró su reloj en un movimiento ensayado. En aquel momento no era la ocasión para hacer dichas preguntas, aun cuando ya el tiempo debía haber curado las heridas y los sentimientos que, sabía, la muchacha a un resguardaba ante él; tanto para Aoshi como para el propio Kaede Omma Sakura había muerto por su culpa, algo de lo que ni él mismo estaba seguro podía negar. Respiró y caminó por el lugar, también recordando aquella época de inversiones y de las cuales, si bien estaba lleno del temor de perderlo todo en las empresas, también estaba la camaradería con su hermano menor… y la presencia de Kaori entre las sombras como un fantasma que, a pesar de todo, volvía a aparecer.

-te puedo preguntar algo, Haji-chan?- dijo su tío sin esperar, realmente, una respuesta. Haría la pregunta tanto si la muchacha lo quería como si no. Aun así, Hajime asintió- ¿Desde cuándo que conoces a Kaori Sendoh?

Hajime frunció el ceño, sorprendida. De todas las preguntas que su tío podría hacerle, aquella era fuera de lo común

-desde hace algún tiempo- contestó escuetamente. No sabía qué era lo que pensaba su tío de Kaori. Por lo poco que le había hablado Sendoh de su hermana, que trabajaba en la televisora local, que debía cuidarse de ella y que era una busca talento- Akira-kun nos la presentó en alguna de las cenas familiares a las cuales nos invitó- decidió que era mejor hablar en plural para tapar sus espaldas como las de Kaede… no quería que, luego de los años pasados por el escándalo detrás de la muerte de Omma Sakura y las sospechas que siempre empañaron aquel recuerdo, su primo se viera forzado a decir algo que no estaba preparado a decir.

Shinishi asintió. Entonces su hijo era buen amigo del hermano de Kaori... algo que había hecho que conociera a los padres del muchacho y a la propia hermana ¿sería posible que la muchacha hubiese planeado aquel encuentro, a propósito?... poco tiempo le llevó conocer el verdadero carácter de la mujer que era una de los pilares fundamentales de la cadena televisiva en Kanagawa, y que además de todas las cosas que se hablaban, se negaba a utilizar el nombre de su esposo

-espero que entiendas que, por tu propia seguridad, es mejor no frecuentarla. No tiene muy buena reputación

-¿A qué te refieres, tío?- preguntó, casi instintivamente. Shinishi miró a su sobrina casi al tiempo que se volteaba quedándose quieto como estátua ante el tono insinuante de Hajime, fue entonces cuando recordó aquellos ojos azules brillando ante una pregunta que, sabía, le entregaría más información a la muchacha de la que efectivamente se quería entregar. El tono inocente y que no se daba por enterado pero que tenía bajo la capa de inocencia el tono seco de la deducción.

-es una cazadora de Idols- contestó escuetamente, como si aquello respondiera todo por sí mismo

-algo así me había ofrecido- asintió, nuevamente con el interés brillando en sus ojos- pero no tengo interés en ello…

-mejor así- asintió y se volteó, finalmente- volveré mañana con algunas cosas para terminar la mudanza. Tu habitación está arreglada para que la uses, yo mañana llego a la casa de al lado, por lo cual no estarás muy sola, cuando llegue tu tía, espero que todo esté mucho más normal

-¿No ha venido contigo?

-no en esta ocasión- contestó automáticamente. Nuevamente Shinishi pudo ver en los ojos de Hajime el brillo de deducción ante la información que no se le quería dar, sin embargo, por el momento era mejor no decir nada y, simplemente, volver al plan que había trazado- nos vemos, Haji-chan

La muchacha se despidió con una perfecta inclinación que, al volver a su posición original, le entregó la visión de la lhabitación completamente renovada, pero también vacía. Estudió las murallas, los muebles y nuevamente suspiró algo molesta, la verdad era que no quería estar ahí mientras Kaede estaba al otro lado de la ciudad, se reclinó ante el futón sobre el tatami de la sala de centro y se recostó con la cabeza inclinada mirando hacia el jardín donde la luz nocturna entraba de lleno al living y cerró sus ojos.

Aoshi era el menor del clan Rukawa. Su esposa, una joven modelo de ascendencia tailandesa, mostró gran inteligencia en los manejos comunicacionales de la empresa, algo que ayudó de sobremanera cuando Omma Sakura cayera enferma, así, mientras Shinishi y Keiko Rukawa se encargaban de la preparación de los proyectos y control de gastos dentro de la empresa, Aoshi y Shun Rukawa eran los portavoces de la industria tanto ante los proveedores como para la prensa. La enfermedad de la matriarca había sido la prueba de fuego, el último paso a saltar antes de lograr lo que querían, el control de las empresas arrebatándoselas a los hermanos mayores.

-te preocupas demasiado- escuchó la voz de su tío Shinishi al tiempo que los pasos le indicaban que se paseaba por la habitación. Aquella era la hora de visita a la abuela en la clínica Komai, por lo cual le pareció extraño que su tío, quien estaba puntualmente al inicio de la hora frente a la puerta de la habitación de la anciana, decidió, entonces, esperar a que él saliera para no interrumpir en medio de la sala de espera que había sido desocupada especialmente para que ellos esperaran. El resto de la familia estaba ya en la sala- sabes que te extraño

Hajime se acercó más, aquello la había extrañado puesto que nunca escuchó palabras de cariño por parte de su tío. Para ella, él era un excelente empresario que estaba concentrado en su objetivo, las empresas Rukawa. Ahora sonrisas arrastradas se silenciaban al tiempo que el aparato de celular se cortaba,  la muchacha se movió hacia atrás mirando por el rabillo de la puerta cómo su tío se acercaba para, finalmente, aparecer detrás de ella luego de abrirla.

-te estamos esperando en la sala, Oji-san- habló con la voz menuda y suave. Shinishi la miró encnatado por aquella muchacha y asintió

-entonces vamos, Haji-chan- contestó sin sospechar de lo que la mente de la muchacha estaba pensando. Aquella conversación quedó grabada en su memoria hasta aquel día.

A la mañana siguiente, se había levantado temprano para saliar al colegio. En aquella ocasión, el auto de su tío estaba esperándola a las afuera de aquella casa vacía en la cual la dejaran, por recado directo de él, le comentaba que se verían a la tarde puesto que la mudanza a la casa de al lado estaría terminada. Sin embargo, en su cabeza no dejaba de pensar en la conversación sobre Kaori del día anterior, y el extraño recuerdo de Shinishi conversando por celular mientras Omma Sakura esperaba en la sala de la clínica.

Cuando el auto se detuviera en el colegio, sin embargo, se dio cuenta del error que había cometido, Rukawa por supuesto que no estaría en el colegio temprano!... sin embargo, ahí estaba la figura identificable de Sendoh.

-¿Todo bien, señorita?- preguntó el chofer. Hajime se había quedado como paralizada mientras abría la puerta para salir

-¿Cómo… -la muchacha miró al chofer y luego a Sendoh quien la miraba, ahora, desde la entrada al colegio, demasiado obvio como para hacerlo pasar por alumno de aquella preparatoria, principalmente porque llevaba el uniforme de Ryonan-… digo, sí, no hay problemas. Gracias

Rápidamente se bajó y decidió no caminar sino hasta que el auto se pusiera en marcha. Faltaba casi media hora para la entrada al colegio, por lo cual pocos reconocieron quién era el misterioso muchacho que, ahora, se reunía con la recién llegada pariente de uno de las estrellas del equipo de basquetbol.

-pensé que llegarías más tarde- le habló Sendoh y Hajime se dio cuenta que no venía en son de paz. La muchacha lo miró de lado, como estudiándolo

-no sabía que me esperabas, de haberlo sabido, no se me ocurriría hacerte esperar…

Sendoh respiró hondo y miró hacia los lados. Luego se le acercó para hablarle con más privacidad.

-no sabía que no venías con Kaede. Pero supongo que así es mejor- comentó mientras la estudiaba. De cerca Hajime poseía una belleza abrumante, pero no era posible obviar aquellos rasgos que tanto la hacían parecida a Kaede… el mismo que el día anterior lo había dejado

-pensé que te lo había dicho- comentó la muchacha. Algo en la mirada de Sendoh le decía que aquello tenía relación con su primo, así que era mejor dejar las cosas en claro desde un comienzo- su padre me ha ido a buscar al departamento. No estoy viviendo con él…

-¿Ha vuelto su padre?- Sendoh la miró, realmente sorprendido. El día de ayer el muchacho había ido a decirle que debía cerrar temas con su prima, y ahora aparecía la figura paterna de Kaede a quien, sabía, le tenía una maraña de sentimientos que lo alejaban del amor filial que debiese tener- no me lo había dicho

-ahora lo sabes- comentó la muchacha levantando los hombros. La verdad era que no tenía ganas de hablar con Sendoh, principalmente porque sabía que Kaede había callado con respecto a ella, su relación y aquel secreto que los unía para el resto de nuestras vidas.

Sendoh sintió el tono amargo de la voz de Hajime y la miró con más interés. Si no se equivocaba, aquella voz tenía un tilde de celos.

-quiero saber qué es lo que quieres tú con Kaede, Haji-chan. Ayer no quedamos en buenos términos en nuestra relación… me ha pedido un tiempo

Hajime abrió sus ojos, entre estupefacta por las señales de pena del hombre en medio de su rostro y por otro lado, increíblemente asustada por cómo estaba haciendo las cosas su primo. Aun así, el calor que sintió en su corazón por los sentimientos de esperanza no pudieron ser opacados por su razón… se las permitió nuevamente, como siempre lo hacía con Kaede, la esperanza de que esta vez la quisiera sólo a ella.

Finalmente la muchacha suspiró y miró a un lado. Algunas muchachas reconocieron a endoh y los miraban algo conmovidas. Al parecer ahora no sólo sería conocida como la prima de Kaede, sino que también, como la amiga de uno de los mejores jugadores del estado.

-quiero saber qué piensas de esto, Hajime- dijo el muchacho entrecerrando los ojos. No le interesaba lo que el resto de los jóvenes de la preparatoria pensaban, necesitaba saber qué pasaba por la mente de la muchacha sabiendo aquella información. Eso era, al menos, lo que su hermana le había dicho “si ella es tu competencia, entonces debes saber qué es lo que piensa… es una chica encantadora, pero me dijo que se quiere ir. Esa es tu ventaja, Akira” resonaban aun en su mente las palabras de Kaori con aquel tono tan desafiante.

-Es complicado el tema para mí, Sendoh-kun- contestó y se mordió el labio. Quería a Sendoh como un amigo, como uno de los pocos que la recibieron en Kanagawa y que, lamentablemente, estaba enamorado de Kaede, al igual que ella. Entre que lo compadecía, porque podía saber hasta qué punto el amor a Kaede podía hacerte daño, al tiempo que lo odiaba, porque era su contrincante, aquel muchacho de mirada cálida y sonrisa hermosa era el contrincante del amor de Kaede. Y esta vez no perdería la oportunidad como lo había hecho ante Touya, su propio hermano.

-Sólo quiero que entiendas, que para Kaede, sus sentimientos están asociados a lo que pasó en el pasado. Un pasado que no volverá, Haji-chan- dijo las mismas palabras que le había dicho Kaori y, por alguna razón, éstas le supieron amargas- si realmente lo quieres- en su mente, incluso, pudo escucharse con el tono cliché con el cual las había escuchado tantas veces en películas y leído en libros- deberías dejarlo ir…

El pecho se le apretó a la muchacha y comenzó a palpitar con fuerza. En las mejillas, Sendoh pudo notar que las palabras habías surtido efecto y la cristalización de los ojos le indicaban que, en el fondo, los secretos que entre ambos tenían, eran la conexión que los mantenía, pero también aquello que los separaba. El basquetbolista asintió y sonrió con aquella sonrisa mecánica, la que, Hajime sabía, era utilizada para quienes no estaban dentro del círculo cercano del muchacho… y en cierta manera le dolió. Ni cuando estaba recién llegada, Sendoh le había sonreído de esa manera.

Hajime no contestó. Le costaba tragar por lo cual sólo miró a otro lado, hacia la entrada principal por donde el flujo de estudiantes había aumentado considerablemente. Sendoh asintió sin esperar respuestas, como bien le dijera Kaori, aquello no era más que una movida de desestabilización, ahora, sólo debía esperar que la muchacha cometiera un error y no alejarse de Kaede “si de verdad lo quieres, Akira, es mejor que te prepares porque esto no será sencillo”

Cuando caminó por la vereda, se dio cuenta efectivamente, de lo complejo que era hacer las cosas como las hacía Kaori.

 

Aunque llegó tarde a la preparatoria, las habladurías seguían comentando lo de aquella mañana. Akira Sendoh, la estrella de baloncesto de Ryonan había ido a hablar con Hajime Rukawa, la prima de Kaede Rukawa, la estrella del baloncesto en Shohoku.

El muchacho frunció el ceño esperando a entender qué significaba aquello. En la noche poco había dormido pensando y repensando la visita de su padre, sin embargo, se había dejado llevar por los recuerdos que, finalmente, habían decantado en que se despertara tarde aquel día. Además, en la tarde debería ir a los entrenamientos de la selección juvenil de básquetbol de Japón y no tendría más tiempo que aquellos escasos minutos justo antes de la salida del almuerzo. Volvió a pasear la mirada por el patio y se maldijo por no traer, nuevamente, su celular, ahora podría encontrar a Hajime mucho más rápido de sólo buscándola

-…dicen que son novios- alcanzó a escuchar a unas chicas que no supo identificar bien el curso- de otra manera no habría venido a verla hoy en la mañana…

-Llegó este año, pero conoce a los chicos más populares de la ciudad- escuchó que le respondían. Kaede respiró hondo, no tenía intensiones de ponerse a discutir sobre si aquello era verdad, siempre le habían molestado las muchachas que se dedicaban más a curosear y hablar de más que ha dedicarse a sus propias vidas, aun así, parecía que conocían a Hajime y era probable que, si sabían todo lo que sabían, también supieran dónde se encontraba su prima

-Chicas- habló con tono de interés, con aquella voz seca que les indicaba que, en realidad, no le gustaba hablar con ellas- ¿Han visto a Hajime-chan?

-¡Rukawa-san!- contestaron las dos al mismo tiempo. Casi ignorando lo que les había preguntado

-estaba en el salón hace un rato- habló una con los ojos brillantes de emoción-  no la hemos visto por el patio.

Inmediatamente salió a buscarla a su salón, esperaba que aun no se marchara puesto que, como todos los estudiantes de primero, Hajime no había tomado cursos de talleres extraprogramáticos. No fue sino hasta que lal vio aun sentada frente a su puesto mirando hacia el patio que cayó en la cuenta en lo que las muchachas habían dicho ¿Sendoh había venidoi a verla? ¿Y por qué la gente creía que eran novios?

La muchacha se levantó, finalmente, con un notorio suspiro. EN el salón no quedaba nadie más que los muchachos de artes marciales y unos cuantos más que esperaban pasar por la biblioteca, cuando llegara a la entrada, se dio cuenta de que Kaede la estaba esperando

-me ha costado encontrarte- dijo inclinando su cabeza. La muchacha sonrió algo triste y siguió su camino

-no me moví de acá

-¿Todo bien con papá?- y un nudo se le alojó en el estómago. Su padre había vuelto

-me dejó sola en la casa de mis padres- contestó y volvió a suspirar- esta semana llega Touya

-¿Touya?- Kaede se detuvo. La muchacha parecía pensativa, su padre se la había llevado para dejarla sola en la casa que fuera de sus padres y Touya llegaba al finalizar la semana.

Hajime se volteó y lo quedó mirando. Sabía que con la llegada de su hermano Kaede reaccionaría de esa manera, siempre a la espera de poder lograr una palabra con él, siempre esperando a que el mayor los tomara en cuenta… era con la llegada de Touya que todo quedaba zanjado y ni ella ni Sendoh podrían inmiscuirse ante aquel encuentro

-por eso estás triste…- dedujo y siguió caminando. La muchacha no contestó

-es raro- aseguró mientras miraba en rededor- no nos habíamos reunidos desde aquella ocasión- y volvió a suspirar.

Kaede sólo asintió y la miró de reojo, siguiendo su ritmo del paso elegante con cuidado mientras salían del edificio principal. Delante de ellos ahora se encontraba la arboleda, lo que parecía sería el único momento para poder conversar

-¿Has hablado con Shinishi-san?- preguntó, Kaede. Desde el momento que se separaran, que nunca más lo volvió a mencionar con el respeto que se merecía por ser su padre.

-cosas inconexas- contestó mientras miraba cómo algunos de sus compañeros observaban aquella escena. Sabía que habían estado comentando la visita de Sendoh de la mañana, además de su pésima respuesta del día anterior sobre su relación con él “qué estúpida” pensó mientras los miraba marcharse con la sonrisita cómplice en sus rostros- sólo que debemos estar al tanto de algunas inversiones. Mis padres murieron- comentó y asintió para algún extraño pensamiento que sólo le competía a ella- y debemos hacernos cargo… por eso adelantó la visita de Touya…

-¿Quién?

-Oji-san- contestó, dejando en claro que era el padre de Rukawa. Nuevamente algo se cruzó en su mente, en medio de los recuerdos de aquel día en la clínica Komai mientras esperaban a su abuela- nos tiene vigilados- aseveró, ahora mucho más tranquila por aquel extraño pensamiento

-¿A qué te refieres?

-no lo sé bien… I mean- rectificó- ayer, cuando llegara a la casa, comentó que no nos dejaba solos… en la casa de mis padres, me preguntó si frecuentaba a Kaori Sendoh, desde cuándo la conocía… ¿No te parece raro?

Kaede la miró y entrecerró los ojos. Por supuesto que sabía que su padre lo mantenía vigilado, no por nada sabía acerca de su vida cuando el contacto personal sólo se traducía en unas ocasionales visitas de su madre y pocas reuniones familiares, reuniones en las cuales sus dos primos nunca estaban incluidos. Lo que sí era extraño, era la mención de Kaori Sendoh

-¿Algo más?

-no mucho- dijo la muchacha sin parar de caminar. Al llegar a la salida, dos autos negros de alquiler esperaban frente a la salida de la escuela, uno lo conocía, era de la misma empresa de la televisora de Kanagawa, uno de los autos que siempre usaba Kaori. Al otro extremo estaba el chofer de la mañana y que la había traído a la escuela, miró a su primo algo confundida

-Ahora podemos elegir en qué auto irnos- mencionó mientras mostraba ambos autos. Sin embargo, no pudo decidir nada porque desde el último, bajasa Shinishi Rukawa perfectamente peinado y arreglado

-Se han demorado- habló molesto

Kaede lo miró entrecerrando los ojos y luego sonriendo con algo de desdén. No contestó

-nos quedamos conversando, eso es todo, Oji-san- contestó la muchacha, mirando al auto de la productora de televisión que, a hora, bajaba el vidrio lentamente. Aquel gesto le llamó la atención al mayor dándose vuelta para mirar qué era lo que su sobrina miraba con tanto afán, encontrándose, de esta manera, con el rostro redondo y fresco, además de perfectamente arreglado, de Kaori, la productora más codiciada de la televisora de Kanagawa.

-Rukawa-san!- habló con un tono meloso que llamó instintivamente la atención. Hajime y KAede la quedaron mirando al tiempo que estudiaban la reacción de Shinishi. En la mandíbula del último se podía visualizar que lo tensaba aquel encuentro- no pensé encontrarlo por estos lugares… lo hacía de viaje en Tokio…

-hace un tiempo que volví- asintió, sin acercársele. La mujer sonrió y luego abrió la puerta del coche para salir a saludar. Por un momento, tanto Kaede como Hajime se sintieron incómodos ante el saludo que, sólo con una venia por parte de la mujer y una inclinación de cabeza por parte del hombre significaba mucho más de lo que los muchachos podían ver.

-es bueno tenerlo de vuelta, Rukawa-san. La industria no es lo mismo sin usted- miró a los muchachos y luego a Shinishi- no tenía idea de que fuesen parientes, pero ahora que están juntos, el parecido es indudable…

 Nuevamente esa mirada que la atrapaba, acomo si la envolviera, como si, de un momento a otro, pudiese ver cómo Kaori la enredaba en una red semi-invisible sobre la cual esperaba, finalmente, atraparla. Hajime miró a su tío quien no se movía, sólo la miraba con una actitud que parecía un perro alfa defendiendo su territorio frente a una medusa que sonreía sin inquietarse.

-supe que los conocías…

-Son buenos amigos de Akira-kun… mi hermano menor

-lo sé- asintió, el hombre, como queriendo no seguir con aquella conversación, menos con los dos muchachos en frente

-bueno. Sólo venía a ver a Hajime-chan- sin embargo me doy cuenta que estás con tu familia. Espero que te encuentres bien- se inclinó en forma de despedida y se subió a su auto y partió en dirección al centro de la ciudad

-vamos a la casa- dijo sonriéndole a los muchachos- te llevo al departamento, Kaede-kun

-debo ir al entrenamiento- contestó sin moverse

-de todas maneras iremos. Debo ir a buscar unos documentos que me enviaron allá

Hajime se movió para subir al auto seguida de su primo. Luego del encuentro con Kaori no tenía intenciones de hacer que su tío se desestabilizara más, sin embargo, su bien entrenado instinto, le decía que algo escondía el hombre que se sentía tan incómodo ante la presencia de la mujer, miró a Kaede de manera significativa y luego se adentró hasta sentarse en el asiento del medio.

El trayecto al departamento lo hicieron en silencio, era claro que ninguno de los tres tenía ganas de hablar sobre lo que había sucedido, Hajime sabía los papeles que su tío estaba buscando aunque sabía de la naturaleza de la importancia de verlos nuevamente, miró a su primo preguntándose si los habría visto, y en el caso de hacerlo, si los había abierto para saber de qué se trataba. Shinishi no los miraba, después de todo, tenía muchas otras cosas que pensar.

-quédate acá, Haji-chan- habló Shinishi Rukawa mientras bajaba del auto- con KAede bajaremos en seguida

El muchacho miró a su prima y salió para guiar a su papá al departamento. Nuevamente se quedaron en silencio mientras el hombre miraba a su alrededor, el edificio había sido evaluado antes de comprar el departamento en el cual Kaede vivía, había apostado dos hombres uqe vivían en el departamento superior de manera que siempre estuviera vigilado y se controlaba la ruta que el muchacho seguía hasta el colegio. Cuando la puerta del departamento se abrió, nuevamente se vio en el paisaje que viera el día anterior, cuando fuera a buscar las cosas de su sobrina.

-No sé qué es lo que buscas

-un sobre- dijo mientras veía las revistas deportivas- bastante grande, debo decir

Kaede asintió y buscó entre las cartas y cuentas que habían llegado en el correo la semana anterior. Entonces apareció nuevamente el sobre de la Clínica Komai con el extraño logo en plateado, Shinishi se acercó con una sonrisa y lo tomó al darse cuenta que estaba aun sellado

-veo que no lo has abierto…

-no es mi correspondencia- comentó y se apoyó en la pared al lado de la puerta. Aquel tono le hizo recordar que hubo un tiempo en el cual él mismo revisaba la correspondencia que le llegaba al muchacho

-aun no lo olvidas- dedujo mostrando el sobre mientras sonreía- fueron tiempos complejo, KAede-kun- comentó mientras respiraba profundamente- ahora debemos saber comenzar nuevamente. Los padres de tus primos están muertos y ahora ustedes son la generación que recibirán los negocios familiares…

-¿Es por eso que has vuelto?- preguntó Kaede. De un momento a otro se sintió molesto por la actitud de su padre, como si nada hubiera pasado, como si el abandono fueran normales, como si el tener que aceptarlo en la vida fuera, más que nada, una obligación- ¿Por los negocios?

-no seas ridículo- dijo poniéndose serios- he tenido que enterrar a mi hermano hace poco… es natural que quiera ver todo mi esfuerzo en buenas manos. Por eso han vuelto tus primos, para hacerse cargo de lo que sus padres comenzaron,  y por eso tú, algún día, tomarás las riendas de la empresa en mi lugar- comentó de forma concisa y clara. De la misma manera que le gustaba dar órdenes- además, tu madre quiere volver a la ciudad, han sido años complejos y esta pequeña bonanza en las empresas nos permitirán descansar un tiempo… o al menos no tener el ritmo que teníamos antes.

-¿Entonces volvemos a ser la familia feliz?- dijo con tono burlón. Shinishi lo miró ahora realmente ofendido. Entonces recordó que, después de todo, habían otros temas más que sólo lo sucedido con sus primos que debían evaluar como padre e hijo.- ¿Mamá sabe lo que eso significa?

-cuidado con lo que dices, Kaede-kun- dijo levantando la mano con el sobre y apuntándolo directamente a los ojos- es mejor que nos marchemos ahora, luego podemos conversar acerca de tu permanencia en este lugar…

-no hay nada que conversar- zanjó el muchacho mientras esperaba que el hombre saliera- no de mi parte, al menos.

-no seas obstinado- el padre de Rukawa se paró derecho y lo miró mientras cerraba la puerta- en este momento la familia debe reunirse nuevamente, y tú eres parte de ella así te guste o no. Necesito contar con tu apoyo, Kaede-kun. Con tu apoyo y con tu interés en estos asuntos… comenzando con lo que sabes acerca de Akira Sendoh y la relación con tu prima

-¿Relación con Hajime?- comentó parándose en seco. La verdad era que no entendía cómo la conversación había pasado a Sendoh cuando hacía poco habían estado hablando de la familia y SEndoh se aparecía de la nada… ¿Era posible que su padre sospechara algo de la relación que sostenía con él?

-bueno, sé que se han frecuentado. Tu misma prima me ha dicho que Kaori Sendoh ha estado muy interesada en reclutarla para su productora- negó con la cabeza- no me caen bien ellos, no sé por qué- algo en el tono de su padre le dijo que no era verdad, que sabía perfectamente por qué no confiaría en la productora ejecutiva de la televisora. Sin embargo, mientras caminaba hacia el auto, prefirió no poner atención a ello ni discutir- por lo cual necesito tenerte presente para poder proteger a la familia de cualquier cosa. En este momento a los únicos que nos tenemos es a nosotros mismos- comentó con una sonrisa que intentaba dar confianza- es para eso que he vuelto y que tu mamá también volverá.

 

Omma Sakura fue dada de alta pero con muchas indicaciones. No debía pasar malos ratos, ni hacer mucho esfuerzos, tampoco debía estar presionada por nada, aquel colapso nervioso había puesto sobre aviso acerca de la malformación genética del corazón y que, en cualquier momento, podría causarle un paro cardiaco sobre todo por su edad.

Cuando llegaran a la parcela, se dieron cuenta que habían contratado a una enfermera y una cocinera, la idea era que los chicos pasaran en el campo el verano, de la misma manera que lo hacían siempre y que Omma Sakura no se sobre exigiera para atenderlos. Aquello, en primera instancia, no le gustó a la anciana, después de todo, siempre había estado al pendiente del cuidado de sus niños, aun así, se dio cuenta que el cansancio le ganaba y que, realmente, lo que importaba era poder compartir con ellos. Hajime se le acercó sonriendo, el día de verano estaba mostrando un calor por poco, soportable, aun así, esperaban llenar el tanque de agua mientras la anciana se abanicaba mirándolos desde el techo que daba al patio. La niña le pasó un ramo de flores

-son muy bellas- dijo la anciana mirándola cómo sus mejillas coloreadas sonreían- ¿Dónde están tu primo y hermano?

-salieron a pasear, dijeron que al río- dijo mientras se sentaba a su lado

-No deberías quedarte conmigo si quieres ir- dijo haciéndole cariño. Hajime le volvió a sonreír. Ahora que la miraba, la muchacha era casi una adolescente. Al terminar aquel verano, en tres meses más, cumpliría los doce años. Luego vendría Kaede con 13 y, finalmente, en nueve meses más, Touya con 14.

-no quiero dejarte sola- comentó mientras se apoyaba en sus piernas. Era obvio que la muchacha había quedado afectada por lo que había pasado

-no seas ridícula. Tengo una enfermera que me cuida. Anda a buscarlos y tráelos para tomar el té. Además, hace mucho calor para estar fuera del techo de la casa… vé, rápido

La niña, ahora más alta que al comenzar el año escolar, se levantó alegre y corrió hacia el río.

 Kaede caminaba por la orilla a la espera de su primo que parecía estar pensando más que buscando piedras para tirar al río, se dignara a hablarle. Había sido una semana bastante agotadora, luego del problema de la Abuela, ahora estaban recién volviendo a la tranquilidad de las vacaciones, aun así, los muchachos podían sentir aquel ambiente extraño que se había alojado en la familia. El menor se detuvo ante un pequeño charco de agua en donde revoloteaban mariposas y suspiró.

Touya se le quedó mirando impresionado por aquella imagen y sonrió. Era obvio que Kaede, siempre distante a los problemas de la familia, ahora se sintiera algo acomplejado por todo lo que estaba pasando, nunca le importaron los negocios, ni las decisiones que se tomaban. Para él, todo aquel embrollo debía ser nuevo.

-¿Estás bien?- preguntó al tiempo que botaba algunas piedras que, decidió, no servirían para echarlas al agua y rebotar

-sí- contestó escuetamente- supongo que cansado como todos…

-¿Tus padres siguen ocupados?- preguntó casualmente

-como desde que Omma enfermó- contestó mirándolo. Lo había sorprendido que comenzara a preguntar como- pasarán viajando durante el verano, al meno eso es lo que me dijeron- dijo, finalmente, mientras levantaba un hombro.

-los míos también- comentó y se volteó a tirar las piedras al agua, viéndolas cómo rebotaban un par de veces para luego hundirse- supongo que están arreglándolo todo…

-¿Arreglándolo todo?

-Haji-chan me dijo que los escuchó- últimamente toda la información que tenían era aquella que la muchacha podía escuchar entre las esquinas y que compartía con sus primos- las empresas son de ellos, Omma Sakura podrá descansar ahora que todo va bien, sin embargo se demorarán bastante para poder tener las cosas tranquilas

-Por eso no los veremos en el verano?

-por eso no los veremos en el verano- asintió y se le acercó hipnotizado por aquella mirada perdida de ojos profundos y azules. Aquel año había sido especialmente duro para los muchachos, aun así, el amor que sentía por su hermana y su primo no había disminuido. Desde la conversación que había tenido con su hermana frente a la ventana iluminada por la luna que había decidido no inmiscuirse en nada con respecto a ellos dos. Se había alejado para darle espacio pero no se había dado cuenta de lo complejo que había sido sino hasta que se viera frente a la posibilidad de perder, aunque mínima, a uno de sus seres querido, le había ayudado a ver todo en perspectiva. No podría alejarse de aquellos dos niños aunque quisiera- no quiero volver a alejarme de ustedes, KAede-kun- dijo, finalmente. Luego de darse todas las vueltas posibles dentro de su cabeza.

El menor no contestó. Sabía, por la forma en la cual había preguntado, que en el fondo, el muchacho quería hablar mucho más que solo la situación de su familia. Era por esa misma razón que no quería moverse de aquel lugar sin saber del todo qué era lo que Touya tenía para decirle, después de todo, la atracción no había desaparecido

-sé que luego del beso… bueno, tu sabes- habló el muchacho entrecerrando los ojos, con el ceño arrugado mostrando aquel gesto de preocupación mientras intentaba buscar bien las palabras- no fui lo suficientemente claro

-claro que no- arremetió sin anestesia- prácticamente desapareciste- lo acusó, Kaede

-es verdad- asintió, y luego sonrió triste- pero debes entender que veía, mientras nosotros nos acercábamos, cómo Haji-chan se entristecía. Y no podía vivir con eso

-decidiste entristecerme a mí- asintió mientras volvía su mirada al bosque, donde los riachuelos y las aves llenaban el lugar de ruido

-no fue eso- intentó defenderse- ella notaba que entre nosotros… bueno, pasaba algo. Pero tampoco es que lo tengamos claro entre nosotros mismos, no es así? Haji-chan es mi hermano, y tú eres como si fueras uno, Kaede-kun… para mí no hay nadie más importante que ustedes dos, y no comprendo la vida con ustedes dos separados.

-…no entiendo a qué va todo esto- comentó, ahora molesto sin saber el por qué- es mejor volver a la casa

-espera- lo detuvo, ahora acercándosele- quiero que entiendas que no puedo estar en el medio, sabiendo que tanto ella como tú esperan que me decida…

-deberías hacerlo…- Kaede se volteó y lo miró con una rabia que no supo identificar. ¿Por qué lo molestaba tanto el hecho de que Touya no quisiera hacerle daño a su hermana? ¿Acaso él no hubiera hecho lo mismo?... negó con la cabeza. ¡Claro que no! Él no le haría daño a Touya dejándolo en un segundo lugar.

Touya repiraba con dificultad y volvió a su gesto adusto… no debió haber mencionado aquello, menos en el equilibrio que por poco se rompe en el último tiempo.

-supongo que aun no estás listo para entender…

-¿Entender el qué?- se escuchó la voz cantarina de Hajime quien llegaba por el sendero. Su rostro decía claramente que no le gustaba haber llegado mientras ambos estaban tan cerca, con la mano de Touya aun tomando el brazo del menor

-no te esperábamos, Haji-chan- habló Touya parándose derecho.

-Omma me dijo que los siguiera- contestó con aquella sinceridad. Luego miró a Kaede y Touya vió aquel brillo de adoración, con la necesidad que la muchacha siempre había demostrad ante el menor… con él, entre ambos, competían por atención como dos niños que eran, pero sabía, en el fondo de su corazón, que Hajime jamás lo miraría como miraba a su primo, no con esa necesidad y amor, como si la vida dependiera de la existencia del otro- ¿Qué hacen?

-conversábamos- contestó Kaede mientras se soltaba de Touya- no te esperábamos

-…así veo- dijo, notablemente triste. Era obvio que la muchacha sabía qué era lo que estaban discutiendo

-saben, ustedes dos me volverán loco- Touya resopló, enojado. Y volteándose mientras lanzaba más piedras al agua

-¡ni siquiera sé de lo que hablas, Touya!  - reclamó, Hajime, mientras golpeaba el suelo con el pie. Touya la miró sabiendo que, en el fondo, la muchacha mentía.

-ven acá- le dijo, mientras estiraba la mano- tú también, Kaede-kun- el muchacho, que no se había movido de su lugar, lo miró con desconfianza y se le acercó- quiero que entiendan que los quiero a ambos, que no podría herir a ninguno de los dos por lo cual me niego a decidir de uno sobre otro.

En un movimiento rápido, volteó a los muchachos para que sus espaldas estuvieran apoyadas en cada uno de los hombros. A su lado izquierdo Hajime, algo más pequeña que él y Kaede, sonrió algo confundida, pero divertida, en su hombro derecho, Kaede se tensionó, pero luego se relajó al ver que la muchacha en realidad, disfrutaba de compartir con ellos de esa manera. Touya los miró a ambos y besó sus frentes con delicadeza, estrechándolos como si quisiera fundirse con ellos en uno solo, en uno solo como, estaba convencido, lo eran Hajime y Kaede.

 

-Sendoh, debes salir, si no quieres terminar más depresivo de lo que ya pareces- bromeó su hermana mientras le pasaba un pote de helado

-no puedo, debo terminar los deberes y hacer algunos ejercicios de matemáticas si quiero entrar en la universidad…

-tendrás beca deportiva, no seas aguafiestas… viste a tu amiga?

-hice lo que dijiste que hiciera- contestó el muchacho levantando la mirada de su cuaderno sobre el escritorio. Lo cierto era que hacía más de una hora que seguía en el mismo ejercicio de estadística sin poder avanzar

-lo haces sonar, terrible cuando lo dices de esa manera…

-lo fue, Kaori-san- contestó, ahora mirándola completamente- creo que debería darle el tiempo que me pidió… esto es ridículo

-¡Tú eres el ridículo, Akira-chan!- contestó la mujer con un tono agudo- ¡Por dios!... llega una muchacha que quiere robarte a tu novio y en menos de un mes se lo lleva ¿Qué pasa contigo?

-¡No hables tan fuerte!- el basquetbolista se levantó de su asiento para hacerla callar. Cuando estaban de pie, Sendoh era mucho más alto que su hermana- no quiero que nuestros padres se enteren de esta manera

-ridículo- bufó para sí-… sigue los consejos que te estoy dando, Kaede volverá- sonrió con suficiencia

Sendoh bajó la vista suspirando, aun confundido. Era probable que con todo lo que había pasado haya actuado demasiado rápido ante las sugerencias de su hermana, ahora que la veía ahí, podía darse cuenta que en el fondo, la mujer esperaba algún tipo de retribución, como solía hacerlo.

-… no estoy seguro, eso es todo- dijo el muchacho y volvió a su asiento frente al escritorio

-…debes aprender a relajarte, eso es todo- concluyó la mujer mientras se apoyaba en la puerta- las cosas son así en la adolescencia, pero pasará

-¿Pasar?- lo mismo se había dicho durante el año anterior, cuando conociera a Kaede y comenzaran las dudas que, en la medida que conocía a chicas de distintas preparatorias, se hacían más profundas. Como si un gran agujero se acrecentara en medio de su estómago-no creo que eso llegue a pasar… ¿Qué haces en casa a estas horas?

-vine a verte

-¿verme?- preguntó, incrédulo. Ahora que lo pensaba, la muchacha ocultaba algo- ¿Desde cuándo que tienes tanto interés en mí?

-desde que tienes novia, Akira-kun…- nuevamente sonrió, juguetona

-¿Novia?

-así es- asintió y luego pasó a la habitación para sentarse- los de Shohoku dicen que Hajime Rukawa es tu novia… esto va cada vez mejor…

-no quiero que crean algo que no es cierto….

-pero es parte del plan- contestó con tono elemental mientras movía su melena- te dará tiempo para negociar- ahora Sendoh podía ver las reales condiciones de su hermana… después de todo, aquello era sólo negocios, como cualquier cosa en el mundo

-con que eso es… negocio- comentó para sí mientras negaba con la cabeza. Debió haber imaginado que la fascinación de Kaori con Hajime la iba a involucrar más de lo normal, iba a decir algo, pero el celular de su hermana lo interrumpió, rápidamente la mujer lo sacó de su bolsillo para luego mirarlo enigmáticamente

-debo contestar- se disculpó. Salió de la habitación mientras buscaba un lugar donde poder conversar sin ser escuchada. Tomó el aparato y contestó luego de un buen tiempo- pensé que no llamarías a estas alturas

-¿En qué te estás metiendo, Kaori?

-nada en particular- sonrió para sí mientras veía el reflejo de sus ojos en el espejo de la habitación. Al otro lado de la línea escuchó cómo el interlocutor tragaba con dificultad- supongo que debo velar por mi hermano si se mete en problemas…

-no quiero que te acerques más a ellos, Kaori- dijo en tono seco y claro, sin amenazas pero con real autoridad. La mujer sonrió para sí y negó con la cabeza, luego de tanto tiempo, aquel hombre no cambiaba

-no lo hago, si eso es lo que intentas creer… ellos están grandes, pueden decidir lo que quieran. Yo sólo velo por los intereses de mi hermano

-espero que no te metas con mi hijo y mi sobrina, si es que entiendes lo que eso significa- Shinishi caminó por la habitación mientras miraba la hora en su reloj. Casi marcaban las diez de la noche y había sido un día agotador, al otro lado de la muralla, Hajime debía estar preparándose para el siguiente día escolar mientras el resto de la casa se mantenía sin arreglar, de a poco, esta volvería a ser habitable- Dime para qué has vuelto

-te podría preguntar lo mismo, querido- contestó con algo de burla. Le gustaba jugar al gato y al ratón- pero lo cierto es que yo nunca salí del país como otros. ¿Está tu esposa contigo?

-eso no te incumbe- contestó secamente. No dejaría que aquella mujer lo arruinara todo nuevamente- solo importa que te alejes de mi familia, eso es todo- Shinishi Rukawa no esperó respuesta y terminó la llamada al tiempo que miraba por el ventanal de la amplia habitación. Nunca había imaginado que aquel muchacho que llegaba en los informes sobre la vida de Kaede, Akira Sendoh, tuviera relación con Kaori, la muchacha que hacía cinco años se había inmiscuido en su vida… pero se había prometido no hacer caso a dichas coincidencias –aunque le costaba creer que lo eran en realidad- en momentos como esos, donde la vida de su familia dependía de él, no podía darse el lujo de recaer en una tontería como aquella. Dejó el celular en el mueble de noche que resguardaba la cama y se aflojó el nudo de la corbata poniendo su mirada sobre el gran sobre de la clínica que aun no había abierto. Luego sonrió por lo iluso que había sido, por lo miedoso que era ahora, y por todos los errores cometidos. Se levantó con determinación para tomarlo y, finalmente, abrirlo.

Sea lo que fuera el resultado. Era momento de hacerle frente


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