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De todo corazón por Tavita

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Notas del capitulo:

EStimadísim@s tod@s!!

 

lamento todos estos meses sin poder actualizar, pero por temas de salud recién ahora he podido acercarme al computador

(estuve hospitalizada y todo... sólo entraba para leer!)

 

así que les dejo acá un mega capítulo. y mis más sinceras disculpas!

 

saludos

Las clases se sucedían unas a otras sin muchos cambios para Sendoh. Luego de todo lo sucedido con Kaede, el primer mes de clases fue como una especie de limbo del cual no prestó mucha atención sino hasta el primer examen de cálculo… bajó sus notas por distracción.

Por eso estaba ahí, frente al escritorio de su padre escuchando las reprimendas por lo sucedido sin poner objeciones. Después de todo había costado mucho subir las notas del primer año de preparatoria como para permitirse bajarlas el último año. Cuando su padre terminó dándole la posibilidad de que se fuera, su hermana lo esperaba apoyada en la pared contraria a la salida del despacho, sus ojos oscuros lo miraron con curiosidad intentando saber el nivel de humor del menor para poder, finalmente, decir lo que tenía que decir.

Con la sola actitud de Akira se dio cuenta que no tenía ganas de volver a discutir con ella lo que no decía a nadie más. Un mes desde que Kaede le pidiera tiempo, un mes en los cuales se había dedicado a hostigar a Hajime sin tener mucho éxito –y cómo se odiaba tener que molestar a la muchacha cuando, en realidad, el responsable de sus pesares era Kaede- y un mes en el cual su hermana, Kaori había estado traspasando el límite con la prima de Kaede, la manipulación con él y cualquier cosa que pudiese significar “Vida privada”.

-¿No has hablado con ellos?

-no desde la última vez- contestó el muchacho sentándose en su cama. La habitación estaba deshecha, tampoco le interesaba ordenar- no ha salido muy bien aquello, no?

-la verdad es que no- contestó la productora apoyándose en la puerta cerrada, mirando a su hermano entre preocupada por su situación y por no tener noticias de los primos Rukawa- supongo que me pasa por impulsiva

-… al fin lo has captado, no?- contestó Sendoh con ironía.

Kaori no contestó, no lo culpaba, después de todo se había permitido perder el control y ahora estaban en esa situación de la cual no sabía muy bien cómo salir. Se despidió de su hermano y salió de la habitación, era obvio que Akira necesitaba un rato de descanso.

Sendoh se sentó frente a su escritorio y prendió el computador portátil. Hacía mucho tiempo que no se escribían con Kaede, y más ahora que tanto él como su prima estaban bajo un estricto régimen de vigilancia. Miró la hora y se dio cuenta lo lento que avanzaba el tiempo en los días en los cuales le hacía falta, las últimas dos semanas ni siquiera se habían visto para poder entrenar y, aunque en dos semanas más comenzaban los partidos de entrenamiento para el campeonato, debía admitir que no le quedaban muchas ganas de practicar, era como si se le hubiese acabado la vida. Con ese sentimiento, instintivamente prendió el laptop y resopló con algo de enojo, aquella situación había comenzado por la indecisión de Rukawa, siguió por la aparición de Hajime y se empeoró por la llegada de Touya.

“Me ha abandonado y me abandoné yo también” pensó mientras revisaba el mail con las tareas de la semana. Al menos tendría trabajo y estudio en qué poner cabeza para no pensar en el muchacho de Shohoku. Terminó la lista de deberes y se detuvo ante un mail enviado hacía dos semanas por Kaede, ya estaba leído, pero le gustaba releerlo como medida de recuerdo, algo patético y melancólico, pero que, por alguna extraña razón, lo hacía sentir mejor.

Sé que te he dejado de lado, pero debes saber que este tiempo, me ha servido para darme cuenta lo importante que eres para mí. Por eso te mando este mail –ya que no contestas mis llamadas- necesito ayuda para buscar a Hajime, desde la mañana que no la encontramos

De haber sabido cómo terminaría aquella búsqueda, no se hubiese esperanzado tanto como lo hizo. De la misma manera que, de haber sabido cómo terminaría la ayuda de Kaori, tampoco hubiese hecho todo lo que hizo contra Hajime, ahora estaba en ese callejón sin salida del cual no podría escapar airoso.

 

Hajime se despertó con los primeros rayos del sol del día viernes, era el último día de clases de esa semana, por lo cual esperaba descansar el fin de semana, por alguna razón se sentía muy cansada. Sin embargo, cuando su mente volvió a funcionar al cien por ciento, se dio cuenta de la razón, ese día llegaría Touya y el pensar toda la noche no le había dejado dormir.

Se escucharon golpes en la puerta de la casa resonó y rápidamente se vistió y arregló para bajar, su tío la estaría esperando sabiendo que aquel era un día especial. Había sentido el nerviosismo tanto de él como de Kaede, además de todos los preparativos que significaban que su hermano volviera, incluyendo las llamadas por teléfono a la mamá de Kaede en medio de todo. Ahora que lo pensaba era extraño que Keiko Rukawa no se apareciera antes dado que parecía que su tío buscaba volver a reunir a la familia.

Nuevamente golpes se escucharon en la puerta y la muchacha apuró el pasó

-¡Comming!- contestó en el inglés que tenía pegado como costumbre. Sin embargo, cuando abrió la puerta no encontró a su tío Shinishi, sino a Kaori Sendoh.

-Te has demorado- le habló la mujer sonriéndole

Hajime no supe qué contestar. Miró la hora y se dio cuenta que era demasiado temprano como para que fuese su tío, tampoco había visto el reloj despertador cuando comenzara a arreglarse, por lo cual estaba lista al menos una hora antes de que entrara a clases.

-¿No me dejarás pasar?- preguntó mirándola de arriba abajo. Se veía realmente adorable en uniforme de escuela

-So sorry- contestó dejándola pasar- I Have nothing to offer to you- su cerebro seguía pensando en inglés, sin embargo la mujer no la quiso corregir.

-no hay problema, Haji-chan- contestó, sabiendo que aquello tenía relación con la protocolar taza de té verde que se ofrecía a las visitas, no dejaba de notar la ironía que significaba que aquella muchacha se excusara por no tener nada, cuando a sus ojos tenía bastante que ofrecer de ella misma- sólo he venido a saber de tu respuesta.

Hajime abrió sus ojos en un gesto de preocupación, la verdad era que luego de que recibiera la invitación desde la productora y al saber que su hermano estaba a punto de llegar, no había querido molestar a su tío para pedir el permiso necesario para asistir a la fiesta de talentos a la que Kaori la había invitado. Además tenía la sensación de que aquella mujer incomodaba a Shinishi Rukawa y que, aun cuando detrás de la invitación no había nada extraño, su tío le diría que no podía ir. Aquel gesto fue lo suficientemente claro para Kaori; Shinishi Rukawa no tenía idea de que la había invitado y se dijo a sí misma si aquello no le entregaba una ventaja con respecto a la muchacha, después de todo era mejor tenerla para sí misma que bajo la custodia constante del hombre.

-si no le has dicho a tu tío, no importa. Estoy organizando la fiesta y con algunos arreglos, te dejarán entrar sin la necesidad de tener la orden firmada

-eso sería peligroso para ustedes, Kaori-san- contestó la muchacha- si alguien se entera…

-es una fiesta privada, Darling- contestó sonriéndole- no llegará la policía a menos que nosotros pidamos que lleguen. Si aun estás interesada en buscarte algo que hacer en Japón para no marcharte, puedes ir. Ya tienes mi número si quieres llamarme- dijo la empresaria despidiéndose y luego marchándose de la casa- te estaremos esperando hoy en la noche.

La muchacha respiró hondo y miró el reloj de pie que estaba al lado de la puerta de la casa, en ese preciso momento Touya debía estar llegando al aeropuerto, su tío le dijo que no era necesario que lo acompañase puesto que debía ir al colegio. Aquel día estaba lleno de actividades, partiendo por los entrenamientos de Shohoku –que debía ir a ver como había prometido a Rukawa- la inscripción de los talleres extracurriculares y la fiesta de la productora que Kaori había insistido en que aceptara ir. Aun tenía la entrada guardada en su mochila junto a un vestido corto y ajustado que la mujer le había pasado para que tuviera con qué presentarse.

Se fue a la cocina molesta sin saber bien con qué y dispuesta a prepararse el desayuno y algo de almuerzo.

 

En lo mismo estaba Kaede cuando escuchó el llamado en la puerta de su departamento. Por un momento se cuestionó si sería su primo aunque él tenía en claro que no llegaría tan rápido desde el aeropuerto de la ciudad. Cuando abrió se dio cuenta que no podría ser nadie más que Sendoh, vestido con el buzo de práctica de Ryonan había ido temprano para practicar un poco, sin embargo se detuvo al ver al muchacho con unas ojeras que le daban a entender lo poco que había dormido.

-no te ves bien- le dijo con cariño haciendo notar las ojeras que mostraba, si bien era sabido que Kaede dormía poco, nunca antes lo había visto son aquel rostro que mostraba, además de trasnoche, gran preocupación. Respiró hondo para evitar la angustia que le provocó el imaginar por qué el muchacho no había dormido

-dormí poco- contestó escuetamente- pasa

Sendoh vio encima de la mesa la leche con cereales que le viera las primeras veces que visitó el departamento y no quiso imaginar lo solitario de debía sentirse el muchacho desde que su prima lo dejara. Se sentó frente al ventanal, en el sillón donde habían compartido siestas y conversaciones y lo miró desde lejos

-si quieres no practicamos. No me gustaría que te enfermaras…

-no lo haré- le aseguró tomando su pocillo de cereales y apoyándose en la mesa para mirarlo mientras comía- después de todo, ¿Qué importancia tendría?

-que debería pelearme con Haji-chan para ver quien te cuidaría en tu agonía- contestó con los ojos brillantes. Kaede esbozó una sonrisa y negó con la cabeza

-no tienes por qué hacer eso- le dijo, finalmente- me haces sentir mal…

-es lo que intento que suceda- aseguró- aunque no funciona muy a menudo.

Kaede respiró hondo y lo miró mientras la luz pálida del día nublado le iluminaba el rostro y aquel extraño peinado. Se había vuelto muy egoísta desde que se separara de su familia, ahora, con Sendoh ahí podía sentir el daño que estaba haciendo y lo malo que era que no sintiera culpa. Después de todo lo estaba utilizando, de la misma manera que estaba utilizando a Hajime.

-hoy llega Touya- contestó para dejar en claro el por qué estaba así. Sendoh abrió sus ojos y asintió, aquel nombre lo había escuchado una y mil veces aunque nunca le dijeran nada sobre él, dedujo, por el contexto y la reacción tanto de la muchacha como de él que uando Touya aparecía implicaba una separación entre ambos primos.

-supongo que por eso estás nervioso

-mucho tiempo sin verlo- aseguró Kaede dando a entender que no quería hablar más. Tomó sus cosas e invitó al muchacho a salir del departamento. Después de todo si bien no entrenaban un one/one era posible aprovechar el tiempo haciendo canastas.

Sendoh, sin hablar, lo siguió anotando mentalmente que era una información importante a enviar a Kaori. Touya, sin conocerlo, podía ser el mejor aliado para separar a Hajime de Kaede.

 

Touya era completamente distinto a los primos. A diferencia de Kaede y Hajime, su piel era más bien mate, sus ojos eran de color miel y su cabello tenía un tono caramelo que lo asemejaba al color del sol. La abuela, cuando lo veía, le sonreía y le decía que era como una espiga de heno, con los colores oscuros de la parcela pero que era capaz de reflejar la luminosidad del sol.

También tenía otro carácter, más alegre y menos huraño al de los dos menores. Sus labios eran gruesos y sus pómulos altos con una mandíbula fuerte que acentuaba las líneas masculinas de su cuerpo. Kaede lo recordaba fuerte y enérgico, con un espíritu de hombre guía que muchas veces le envidió, ese carisma adjuntado al tono de seriedad que le entregaba a sus palabras hacían que todos se rindieran a sus pies, incluyéndolo.

Todos quedaban cautivados por Touya, salvo una persona.

El muchacho siempre estuvo preocupado de su hermana, incluso cuando sabía que los pensamientos de la muchacha se desviaban hacia su primo. Aun así escondía estoicamente el dolor punzante en el corazón por tener que competir por su afecto. La necesidad de protegerla y cuidarla hacía que se tensionara la relación con Kaede quien, al saberse fuera del interés de Touya se mantenía al pendiente para que lo tomara en cuenta.

Cuando crecieron aquellos sentimientos todo se hizo diferente y complicado. Con el ingreso a primaria y las prácticas de Básquetbol Touya se dio cuenta de lo mucho que se acercaba a Kaede, con las mismas habilidades, con la misma capacidad para sobresalir en el deporte que amaban la curiosidad sobre los sentimientos de su primo le ganaron la partida y, después de mucho pensar una y otra vez con su almohada cedió a aquel beso en el baño de hombres luego de la práctica. Después de todo le habían ganado y debía entregar lo que habían apostado.

Sin embargo jamás se imaginó que aquel simple acto lo llevara a tal nivel de locura ni que todo se volviera más peligroso entre él, Kaede y Hajime. Los nuevos sentimientos nacidos en medio de la edad de inicio de la adolescencia le nublaron la mente cuando vio cómo la pequeña Hajime, mes a mes más hermosa, fijaba su interés en KAede relegándolo a él. Ahora le tocaba salir del radar de los muchachos de la misma manera que dejara afuera a su hermana para explorar lo que sentía. Aun así poco logró controlándose hasta que se encontrara con la muchacha en posición suficiente para poder robarle un beso, el maldito beso que hizo que todo se fuera a pique sin tener vuelta atrás.

-como ves, la casa está completamente remodelada.- habló Shinishi Rukawa. Touya se volteó y sonrió como lo hacía, con cada célula de su cuerpo- es bueno tenerte de vuelta

-es bueno volver- asintió mientras tomaba sus bolsos. El resto de las cosas las iría a buscar uno de los empleados de las industrias a petición de su tío- ¿Dónde vives tú?

-al lado -contestó el hombre. Ahora que lo tenía cerca podía entender el por qué nadie se cuestionaba el que Touya fuese tan distinto a su hermano Aoshi, el muchacho tenía el mismo carácter amable e imponente, era imposible no rendirse a sus pies cuando hablaba- pero ustedes tienen la privacidad suficiente para poder hacer una vida de familia

“de familia” pensó el muchacho y luego pensó en lo raro que sonaba aquello sin Omma Sakura como la reina del clan. Luego de tantos años no se acostumbraba aun a la idea.

-¿Haji-chan y Kaede-kun están en el colegio?- preguntó de forma casual aunque para él el latido del corazón no fue imperceptible.

-hasta después de almuerzo- contestó con cuidado. Sabía que volver a reunirlos a todos sería poner en riesgo un escazo equilibrio- si quieres el chofer puede ir a dejarte, para darles una sorpresa

Touya lo miró con desconfianza. La verdad era que deseaba ir a verlos en aquel espacio natural, reencontrarlos en un escenario al cual estaban acostumbrados por los años de camaradería. Pero también sentía la desconfianza de su tío, recordaba cómo habían tomado la decisión con sus padres para separarlos y no quería averiguar cuánto sabía el jefe del clan Rukawa de la historia entre su hijo y sus sobrinos. Aquella mirada no fue indiferente para el hombre, claro que aun estaba la desconfianza luego de todo lo que pasó, sería iluso de su parte creer que no la había a pesar de los años –tal vez con mayor razón luego de todo ese tiempo- sin embargo el contexto cambiaba constantemente y necesitaba tener a todos bajo su vigilancia hasta poder tomar una decisión.

-sé que fue duro la lejanía

-no lo sabes- contestó de forma más dura de lo que quería. Se había delatado- estuviste acá todo el tiempo

-no todo- aseguró mientras se paseaba por la sala de bienvenida- recuerda que debí ir a Corea para asegurar tu herencia

-y la de tu hijo

-así es, también la de Kaede- movió su cabeza mientras miraba el suelo. Luego miró al muchacho y sonrió algo cansado

-es momento de reunir a la familia, Touya-kun- contestó el hombre mientras se le acercaba cuidadosamente, como una escena estudiada para una grabación de película- Sabes que Hajime nos necesita…

-y tú nos necesitas para poder controlar la herencia- contestó respirando hondo- de otra manera no estaría acá

-sabes que tú y tu hermana tienen el 50% de las acciones de las empresas Rukawa Inc. Luego de la muerte de  Omma Sakura y la de Aoshi y Shun…- no quiso seguir hablando. Touya lo miró intentando develar si aquel silencio era genuino o más bien el estudioso comportamiento que tenía su tío en caso de negocios. Claro que uno no quitaba lo otro, debía tener más cuidado en el caso de que le pidiera firmar una potestad para ceder la decisión hasta que cumpliera 21 años, o sea, en tres años más.

-no firmaré una cesión de derechos, tío.

-…no te traje acá por eso…

-sólo te lo dejo en claro…

-lo sé- aseguró- aunque que no quiera los derechos tuyos o de tu hermana, sí quiero algo para las empresas… y quiero saber si cuento con tu apoyo- el muchacho se petrificó, claro que no sería gratis el regreso-  no me mires así, es algo a lo que estabas predestinado… Quiero que comiences a trabajar en la empresa llevando los negocios que dejara tu papá.

 

Hajime se desperezó en su banco y abrió los ojos. No recordaba el final de la clase, sólo que repentinamente sus ojos se cerraron y cayó en un sueño profundo del cual le costaba volver a la realidad. A su lado dos amigas del salón la miraban con alegría mientras por el patio un Mitsui vestido con el buzo de la universidad de Kanagawa le hacía señas para que despertara

-Ha estado ahí hace unos diez minutos- escuchó que le decía una de las muchachas. Rápidamente se despertó y miró el reloj del salón. Se suponía que luego de almuerzo debía ir a ver a Kaede quien estaría ya preparándose para el entrenamiento de aquel día.- al parecer quiere llamar la atención Algo asustada las miró confundida, había estado soñando con los recuerdos de la niñez, con la presencia constante de su hermano y su primo.  Finalmente su mirada se detuvo en la figura alta de Mitsui quien le sonreía y agradecía con un gesto de su mano a las muchachas que la rodeaban.

-supongo que ser prima de Kaede-san es un imán de popularidad- le dijo una de sus compañeras.

Hajime la miró con sus ojos muy abiertos preguntándose si el tono de recelo era solo su imaginación.

-no lo sé- decidió contestar mientras ordenaba todo, rápidamente tomó sus cosas y salió del salón camino al gimnasio- lo que sí estoy segura, es que trae bastantes problemas, las veo el lunes, chicas-

 Aun sentía en su mente el somnoliento pesar de un sueño no concluido, aun cuando en realidad sabía que no era un sueño, sino un recuerdo de cuando de pequeña, en la parcela rodeada del calor del verano y la presencia de Kaede y Touya. Las risotadas mientras caía en la piscina, las cosquillas y los abrazos de los muchachos, y esa presencia que a veces la ahogaba…-Touya- se dijo a sí misma mientras doblaba por el pasillo. El que ahora estaría esperándolos en la casa. Respiró hondo y notó como su corazón la traicionaba. Claro, ahí estaba, en ese palpitar inquietante, en ese trote repentinamente descoordinado, la presencia de su hermano. Volvió a doblar una esquina para llegar al patio, ahí estaba Mitsui esperándola con una amplia sonrisa

-no te ves muy sorprendida por mi aparición- bromeó

-estabas frente a la ventana de mi salón- lo acusó y esbozó una sonrisa. Sin embargo las pequeñas bolsas bajo los ojos de un tono levemente violáceo acusaban una noche somnolienta y niveles de estrés más alto de lo normal. La muchacha estaba lo suficientemente preocupada como para no haber dormido.- no es que haya sido una sorpresa, no?

-es verdad. No pareces muy enérgica, Haji-chan

-estoy cansada- convino. Hajime siguió caminando hacia el gimnasio mientras Mitsui la escuchaba- hoy llega mi hermano…

-entoncecs no te irás de Kanagawa

-al parecer, no-  asintió mientras seguía el camino hacia el gimnasio.

-supongo, entonces, que no es mala idea invitarte a salir mañana en la noche…

-¿Mañana?- preguntó, recordando la fiesta de Kaori Sendoh

-Vamos… sé que tu primo no es de fiestas…

-no es eso- rehusó aquella idea- sino que me han invitado a otro lugar. Supongo que podrías acompañarme, si me decido a ir…

-¿Si te decides a ir?- preguntó el muchacho sonriendo- ¿No está decidido?

-No creo que me permitan ir… pero si digo que voy contigo…

Mitsui rió de buena gana mientras la miraba directamente a los ojos. Un pequeño dejo de malicia le llamó la atención.

-Quieres que te cubra, eso es demasiado arriesgado, Haji-chan

-no, quiero que me acompañes… entonces no tendría que decir a qué lugar voy, sino sólo con quien…

Mitsui la evaluó deteniéndose antes de llegar al tumulto de personas que ahora se agolpaban para ver la práctica del equipo de basquetball. Suspiró hondo y luego decidió que aquellos ojos azules bien valían la pena para arriesgarse. Asintió mientras negaba para sí mismo, y luego bufó incrédulo.

-supongo que si es la única manera de tenerte para mí un rato, debo aceptar…

-¡Claro que deberías!- asintió sonriendo. Por un momento la máscara de cansancio desapareció e incluso esas marcas violáceas se vieron a juego en su bello rostro.- de otra manera no saldría contigo.

-Entonces es una extorción…

-si te gusta que lo sea…- contestó la muchacha levantando un hombro, Aquellas coqueterías siempre se le daban bien.

Ambos cambiaron hacia la entrada del gimasio y Mitsui se hizo espacio entre la gente para poder entrar, Hajime, ya reconocida como prima de Kaede Rukawa, lo siguió hasta quedar en la fila de enfrente. Cuando ambos llegaron y Mitsui saludó al señor Ansai, Hajime pudo sentir la mirada insistente de Rukawa, había sido evidente que ambos habían llegado juntos. Las muchachas que eran las porristas de su primo la miraron con la misma desconfianza que la primera vez, aun así, sabían que no podían hacercársele, de otra manera su querido Kaede jamás les hablaría –aunque técnicamente incluso ahora no lo hacía- pero había sido demasiado evidente la molestia que Kaede le había indicado.

Luego de unas pocas instrucciones, cuando los balones comenzaron a botar en el piso y el director Ansai terminara de evaluar las notas de Mitsui, éste volvió al lugar donde la muchacha miraba a su primo.

-¿no me dirás qué te mantuvo toda la noche despierta?

-¿Quién dice que no dormí…

-las bolsas opacas bajo tus ojos- contestó sonriendo- ¿Pensabas en mí?

Hajime sonrió negando con la cabeza. Luego miró a su primo anotar una canasta de dos puntos quien le devolvió la mirada, haciendo notar que sabía que estaba hablando con Mitsui

-…temas familiares…- dijo y volvió a su mutismo. El tema familiar con nombre y apellido; Touya Rukawa

-siempre tan enigmática…- contestó el mayor mientras se echaba para atrás en su asiento y miraba el partido de entrenamiento

-lo dice el chico que viene a su preparatoria para escapar- comentó mirándolo de reojo. Mitsui sonrió.  A la muchacha no se le escapaba nada

-¿Escapar?... y de quién, si se puede saber?- dijo con tono inocente

-jajaja- Hajime no pudo evitar sonreír. Luego lo miró a los ojos acercándosele un poco- no quieres que diga su nombre en voz alta… ¿no?

-no- concordó. Luego la miró de frente, perdiendo un poco el hilo de lo que pasaba en la cancha -escucha- le comentó mirando que nadie los escuchara- de verdad me interesas, ya mi pasado no es tema para mí.

Hajime asintió aunque supo en su corazón que jamás sería así. Aquella frase ya la había escuchado, pero de la boca de su primo. Miró al suelo intentando calmarse y luego volvió a la cancha donde corría el equipo de Shohoku, en medio estaba su primo, dribleando con esa fiereza con la cual siempre jugaba, con la concentración al máximo en el balón, poniendo en el deporte toda la pasión que no demostraba en su vida. En ocasiones como aquella, cuando alguna frase le recordaba lo frágil de su relación con el muchacho era imposible no dejar de sentir la angustia que se le alojaba en el pecho y que se expandía por su cuerpo por cada bombeo de corazón. Hacía dos días que había visto jugar a Kaede y a Sendoh en una de las canchas que bordeaban el parque Yamashita, al otro lado de las canchas cercanas a la playa. Los movimientos de ambos, hechos con estilo y cuidadoso trabajo, eran de una sintonía que muy pocas veces había visto antes, una de las veces fue cuando jugaba él con Touya, la capacidad corporal de movilizarse por la cancha mientras dribleaban al compás del otro era una de las cosas que siempre le gustó admirar.

El entrenamiento se dio tranquilo, con la misma rutina del año pasado pero cargado de aquel nerviosismo en el cual se basaban las notas de Mitsui sobre los novatos, de la misma manera tanto Miyagi, Sakuragi como Kaede se encargaban de presionarlos para que sacaran lo mejor de sí, todos debían estar concentrados para ganar el campeonato nacional. En medio de los dribleos, los saltos y corridas, de vez en cuando Kaede la buscaba entre la gente e instintivamente la muchacha le sonreía escondiendo cada uno de sus pensamientos. Sabía que al terminar el entrenamiento debían volver a la casa de sus padres donde Touya los estaría esperando. El silbato sonó dando el entrenamiento por terminado, Sakuragi nuevamente discutía algo con su su primo mientras Mitsui iba con el profesor Ansai a verificar otro tanto de notas sobre los nuevos postulantes.

La mayoría de las personas en el lugar fueron desapareciendo, con la hora avanzada de la tarde era momento de volver a la realidad luego de ver el entusiasmo del equipo de básquetbol. Rukawa sacó una botella de agua y una pequeña toalla mientras buscaba entre la gente a Hajime quien levantó el brazo para saludar e indicarle que seguía ahí. El muchacho asintió con ese gesto tan privado que tenían entre ellos, un indicativo de que la había visto y eso, por una fracción de segundo, la tranquilizó, sin embargo pudo notar cómo el rostro de Kaede cambió drásticamente, como si de una película en cámara lenta se tratara. Sus ojos azules se agrandaron y notó que se fijaban en un punto que estaba más allá de ella, en un objetivo fijo que la asustó. Pasó una fracción de segundo al reconocer aquella mirada de admiración y el brillo cómplice que le viera de cuando pequeño. Su corazón comenzó a palpitar con aceleración y dudó en voltearse al imaginarse qué era lo que iba a encontrar. En su interior sabía a quién vería si se volteaba.

Rukawa volvió a mirarla, como queriendo decirle que se volteara, y finalmente lo hizo haciendo mover sus cabellos y ahí estaba, la sonrisa segura y diáfana de Touya en medio de su piel de color caramelo, pero no era el mismo Touya infantil que recordara ver cuando pequeña cuando se separaron en medio de la muerte de Oma Sakura, era un hombre ya maduro, con los ángulos más marcados y un poco más alto si es que eso era posible.

-Haji-chan- habló sonriéndole con una voz gruesa y profunda.

El corazón se desbocó al tiempo que su hermano la saludaba. Instintivamente se volteó completamente y se le acercó casi sin pensar, se le abrazó al cuello mientras Touya la elevaba por su cintura para estrecharla en su pecho, Mitsui se le quedó mirando algo extrañado por cómo se trataban en público aquellos dos y sin saber quién era aquel hombre que llegaba al entrenamiento, por otra parte Kaede no dejó de sentirse algo fuera de lugar, de la misma manera cuando ambos muchachos conversaban como hermanos y él quedaba fuera de la ecuación.

-¡Qué haces acá, hermano!- casi chilló la muchacha

-no podía esperar a verlos- dijo juntando su frente a la de la muchacha- pero ¡Dios!... ¡Estás hermosa, Haji-chan!- dijo sonriendo. Luego miró por sobre su hombro para ver a su primo quien lo miraba aun parado de una forma perfectamente recta, indicando que estaba totalmente alerta.

-Kaede- dijo más para sí que para llamar su atención. Al inclinar su cabeza Kaede se dio cuenta que había reparado en él. Tomó sus cosas y se acercó sin pasar a los camerinos. Cuando estuvo al frente del muchacho se dio cuenta que los años lejos le habían sentado de maravilla y en su pecho recordó cuánto le gustaba estar a su alrededor. Su aura tenía esa atracción que era inevitable dejar de lado, un líder innato.

Cuando finalmente se encontraron, el menor le extendió la mano, Touya sonrió y miró a su hermana mientras le besaba la frente. La apartó suavemente y le tomó la mano extendida con energía, luego negó con la cabeza y lo acercó para abrazarlo mientras reía para sí

-no creerás que te permitiría saludarme de esa manera tan burda ¿no es así?- Touya se apartó y lo quedó mirando cara a cara con menos de un palmo entre sus narices. Sólo ahí Kaede pudo ser conciente de que aun estaba sudado y que su cuerpo estaba tan compenetrado con el de Touya quien mantenía ese aroma a miel con el dejo de chocolate y café tan tentador.

-pensé que te veríamos en casa…

-decidí escaparme- dijo mirándolo ahora con esa forma de apresar que tenía Touya- tu padre se fue a trabajar, ¿Qué iba a hacer solo allá?

-podrías haber descansado- escuchó a su hermana que le hablaba

-y perderme el verte vestida de uniforme- le comentó mientras le guiñaba un ojo,- ¡Jamás!

Hajime se sonrojó y miró a Kaede como a la espera de que le indicara algo con su actitud, sin embargo miraba a Touya sin disimulo hasta que finalmente se dio cuenta que se estaba enfriando y era mejor ir a cambiarse. Miró a ambos y asintió, como si aquel simple gesto fuese suficiente como para que entendieran que deberían esperarlo.

-¿Tú no juegas, Haji-chan?- le preguntó su hermano ahora que estaban completamente solos, aun así, notó la presencia de Mitsui que, a una distancia prudente, miraba el desarrollo de todo lo que pasaba

-no hay equipo de mujeres, Tou!- lo llamó como lo hacía desde pequeña. Touya le sonrió y le tomó la mejilla izquierda con su mano derecha, nunca imaginó que el reencuentro fuera de esa manera, con una naturalidad que le daba a entender que ahí estaba su hogar, y no era por la ciudad, sino por la presencia de su primo y su hermana. La muchacha notó aquella sonrisa y supo perfectamente qué significaba, era como cuando los miraba de lejos en las prácticas en la primaria, como cuando caminaban en medio de la parcela, una paz profunda y una alegría que tenía relación con ser lo que era porque tanto ella como Kaede estaban cerca.

-no sabes cómo te extrañé, Haji-chan- comentó y le sonrió

 

En la casa del campo la cotidianeidad volvía lentamente, con la presencia de la enfermera y la cocinera cuidando de la abuela se dieron cuenta de lo inestable que era aquella cotidianeidad. La enfermedad les había dejado como advertencia la posibilidad a la cual jamás se habían enfrentado. ¿Qué pasaba si uno de ellos faltaba?

Fue en ese momento que Touya se puso más pesado en lo que a mantenerse en contacto entre todos se refería, dejó de lado la insistencia con Hajime y con Kaede, para dar paso a la construcción de esa seguridad que tanto recordaban; para él pasó a ser mucho más importante el estar juntos que el tener que convivir por separado y los sentimientos amorosos que pudo haber creado tanto para con su primo como para con su hermana fueron relegados. En quella ocasión, mientras caminaban por el bosque buscando piñas de árboles y frutos salvajes, Kaede se intrigó ante la total ausencia de Touya en las conversaciones con Hajime y en el notable alejamiento que había tenido luego de la enfermedad de su abuela.

-supongo que te has olvidado de nosotros- comentó mientras a lo lejos Hajime seguía buscando alguna que otra flor silvestre para practicar Ikebana con algunos de los elementos que tenían alrededor del hogar en la parcela familiar. Aun así se dio cuenta que su primo se acercaba a hablar con su hermano

-¿A qué te refieres?- preguntó Touya mirándolo con una pacífica mirada, una reacción que muchas veces Kaede le envidió

-no lo sé realmente- contestó levantando los hombros, luego se agachó para tomar una piedra oscura con un brillo inusual a la luz del sol

-¿Estás bien con Hajime?- preguntó el mayor luego de un tiempo

Kaede asintió sin mirarlo. Luego se levantó del suelo y la miró mientras la muchacha se arreglaba el cabello en medio de los árboles. Cuando miró a Touya se dio cuenta que éste la había estado vigilando hacía mucho tiempo y en su mirada tenía ese brillo de completo desconsuelo, como si la visión de la niña, que ahora se convertía lentamente en muchacha, le doliera profundamente. Primero sintió celos al notar que aquella mirada era para alguien como Hajime, “su Hajime” pensó para sí. Y luego los sintió por notar que Touya jamás lo miraría de esa manera, con la dulzura y el desamparo con que miraba a su hermana.

-sabes que no hay otra chica para mí- contestó secamente

-lo sé- asintió y volvió su mirada al menor. Touya había crecido más durante el año y Kaede pronto le había llegado a la misma altura, los meses de diferencia ya casi no se notaban.

-aun así te extraño- le dijo al notar la dureza con la cual había actuado, en el fondo no había sido su intención hacerlo

-Kaede-kun- le dijo mientras le sonreía con aquel magnetismo- jamás estarás fuera de mis pensamientos. Pero ahroa estás con HAji-chan. Que es mi hermana… una vez le hicimos mucho daño y no podría hacerlo nuevamente.

Kaede no habló al notar el punto, pero la verdad era que le molestaba que tampoco pensara en sus sentimientos, era obvia la predilección de Touya hacia Hajime. El mayor adivinó sus pensamientos y luego negó con la cabeza, finalmente le tomó el rostro y respiró hondo, un gesto que hizo que el aroma a chocolate y café se le calara por los poros, Touya se le acercó mirándolo con intensidad

-has feliz a Hajime, y así seremos felices todos, Kaede-kun

Lentamente se separó y se marchó hacia el ruido del riachuelo, Hajime, quien había visto aquella extraña escena, se le acercó con una canasta llena de flores y hojas de diversas formas, tamaños y colores. No quería preguntar qué era lo que había pasado aunque en realidad podía imaginárselo.

-supongo que no debo preguntar qué fue eso ¿no es así?- dijo, finalmente, la muchacha

-nada de qué preocuparse- contestó Kaede mientras se volteaba a su prima y le pasaba el brazo derecho sobre los hombros- todo con Touya está zanjado, es parte del pasado.

Qué irónico que Mitsui haya usado la misma frase, y ahora que lo recordaba, qué raro sonaba aquella frase en un muchacho de apenas 12 años.

Hajime miró a su hermano que aun estaba reconociendo el lugar, mientras buscaba uno de los balones que se habían quedado en medio de la cancha para ver si podía encestar.

Finalmente desde los camerinos apareció Rukawa vestido con el uniforme de Shohoku, Mitsui, quien aun miraba desde una de las esquinas del gimasio decidió que era momento de acercarse al notar como el chico nuevo boteaba uno de los balones del equipo que aun no eran guardados por los estudiantes nuevos.

-estamos guardando todo- dijo en tono amable. Touya se volteó para mirar al muchacho que tenía el buzo deportivo de la Universidad de Kanagawa que le había hablado, inmediatamente Hajime se acercó para presentarlo

-Mitsui- dijo con el tono de familiaridad con que lo trataba- él es mi hermano, Touya Rukawa

Mitsui asintió al ver a la muchacha aunque no parecía haber parecido evidente entre ambos

-¿También juegas basquetbol?- preguntó de forma directa, como lo hacían todos los jugadores. Touya, con su increíble carisma se le acercó entregándole un pase de pecho  y sonrió

-como Kaede y Haji-chan- contestó con voz ronca. Luego miró a su hermana quien le sonreía. Siempre que le preguntaban algo así, terminaba en algún tipo de desafío para demostrar su valía. Sería interesante ver si su hermano y Mitsui irían a probarse en algún tipo de partido-

-tienes la pinta de saber jugar…

-¿Quieres averiguarlo?- preguntó mientras le guiñaba un ojo a su hermana. Mitsui instintivamente la miró para luego posar su mirada en el nuevo muchacho

-mañana es día libre de escuela y universidad. Es posible que Haji-chan quiera estar en la práctica- comentó mientras le guiñaba el ojo. Para Touya aquel gesto no fue pasado por alto y sintió cómo algo se removía en su estómago.

-mañana entonces…

-en la Cancha del parque Yamashita… frente a la playa- comentó y entregó el balón al muchacho de primero que estaba ayudando a ordenar los materiales utilizados.

Kaede no dijo nada sino hasta que salieran del gimnasio. Al parecer, el encuentro entre Mitsui y su primo había estado marcado por la presencia de Hajime, la miró de reojo y se dijo a sí mismo que era obvio que todos se pelearan por la atención de la muchacha, educada y bella como era cualquiera desearía estar con ella. Él mismo no soportaría la idea de que otro la tuviera a su lado, pero se preguntaba si era bueno el que, a pesar de todo ello, no fuera capaz de entregar su corazón por completo.

-Estás pensativo, Kaede-kun- habló la voz ronca de Touya

-no tengo nada que decir- dijo mirándolo directamente a los ojos. Como cuando eran pequeños, Hajime iba al cnetro mientras tanto él como Touya la flanqueaban a cada lado

-¿conoces hace mucho a aquel muchacho, Haji-chan?- habló queriendo que no se notara todos los sentimientos que le provocaban el interés de un muchacho que estaba fuera del radal familiar. Hajime miró a su primo quien, tanto como su hermano, parecía interesado en la respuesta

-fue compañero de equipo de Kaede-kun- respondió siguiendo el ritmo de caminar de los dos. Touya miró ahora a su primo con un brillo que su hermana no pudo identificar- nos conocimos cuando llegué a Kanagawa, en el verano-completó al notar que su primo no complementaba aquella información

-¿Juega bien?- preguntó mientras volvía su mirada a su primo

-bastante- contestó escuetamente- su posición en el equipo es pivot, por si te interesa

-bueno- dijo mientras miraba a su hermana y suspirando como reconociendo el aire de la ciudad natal que debió dejar hacía tanto tiempo- mañana lo veremos…

Los tres caminaron por la alameda que iba a la salida de la preparatoria con la sensación de los viejos tiempos. Era lo mismo como cuando se iban de los entrenamientos, salvo que ahora estaban más crecidos, Touya abrazó a Hajime y luego a Kaede y reconoció aquel tono de menta que siempre había sido parte de la marca de aroma de sus parientes, sonrió con un sentimiento renacido de su corazón –aquel sentimiento que, recordó, nunca pensó que se borraría cuando los obligaron a separarse- y volvió a respirar profundamente. Cuando llegaron a la salida, el auto de Shinishi Rukawa los estaba esperando y su tío los miraba vestido perfectamente en el terno negro de los días de trabajo.

-te dije que esperaras en la casa, Touya-kun

-decidí venir antes- dijo con una sonrisa que, por un momento, Hajime vio como un desafío- después de todo, hace mucho que no los veía…

-¿Estuvo bien la escuela?- preguntó el hombre mirando a Hajime y a Kaede. Su hijo no contestó, Hajime asintió de forma educada, con el respeto que debía tenerle a un mayor pero con la desconfianza reflejada en sus ojos- suban, vamos a la casa

-yo debo ir al departamento…- alcanzó a decir Kaede, pero la mirada penetrante de su padre detuvo las palabras, primero dándole a entender que no era opción el que se fuera ahora y por otro lado, indicándole que era mejor que entrara al auto antes de que llegara algo peor. Kaede volteó su cabeza y vio a Akira Sendoh, con el buzo de práctica de Ryonan quien miraba a la curiosa familia, sus ojos, que se acercaban lentamente, se detuvieron en el miembro que no conocía y que, dedujo, era Touya Rukawa, el primo de quien Kaede nunca hablaba

-puedes hablar con tu amigo- dijo mientras miraba a Hajime. La muchacha inevitablemente se sonrojó al recordar que, para Shinishi, Akira era su novio- tú entra ahora mismo, Haji-chan.

La muchacha asintió e inmediatamente entró en el auto, Touya, al otro extremo de donde su tío se le acercaba para ir adelante, en el asiento del copiloto, miró por sobre su hombro para identificar al muchacho que llegaba. Kaede, al acercarse a hablar con el jugador de Ryonan, miró a su primo indicándole que se demoraría sólo un poco. Touya miró a Shinishi quien le indicó que se tranquilizara, que él estaría vigilando, un pensamiento que por lejos lo dejaba tranquilo, aun así entró en el auto saludando al chofer quien lo miró por el espejo retrovisor y luego sonriéndole a Hajime.

-¿Es tu amigo, también?- preguntó sin hacerse entender que hablaba de Akira. Hajime lo miró curiosa- pareces una rompecorazones, Haji-chan- sonrió para sí aunque puso notar que había un dejo de dolor en aquella sonrisa.

-es del equipo contrincante de Shohoku- contestó mientras miraba por la ventana, por el lado del chofer- amigo de Kaede también- dijo mientras se miraba las manos sobre su regazo, luego levantó la mirada y le sonrió de manera triste- quién diría que Kaede sería tan amigable ¿no lo crees?

Touya entrecerró los ojos y luego miró por el lado de su ventana, Kaede terminaba de decir algo, asentía, el muchacho nuevo miraba sobre el hombro de Kaede y luego lo miraba a los ojos, un dejo de decepción y un asentimiento poco convincente. Shinishi se dio vuelta y abrió la puerta del copiloto casi al mismo tiempo que Kaede llegaba para subir al espacio donde Touya lo esperaba, cuando abrió el mayor sonrió y negó con la cabeza

-sabes que este es mi lado- dijo como siempre lo decía, cuando salían de paseo los tres- anda al otro lado, chico

Kaede lo miró con algo de odio y gracia, no recordaba aquellas costumbres sino hasta que Touya se las recordara, cerró la puerta y se volteó hasta el otro lado, detrás del chofer y se sentó al lado de su prima. El auto salió camino a la casa familiar.

 

-entonces ya está acá- Kaori cerró la carpeta de algo que, al parecer, era muy importante. La oficina era amplia y luminosa, el crepúsculo la llenaba de una luz cobriza que le daba un ambiente de mayor energía. Afuera, algunos guionistas, productores, equipos creativos y estafetas revoloteaban por los escritorios donde muchos tecleaban computadores, revisaban papeles y hablaban por teléfono. Era como una gran colmena llena de actividad con gente que se movía entre los escritorios todos bien ordenados- ¿Es… interesante?

-no se parece a ninguno de los dos- comentó mientras la miraba, dudando de si su hermana era capaz de sentir aquella angustia que comenzó a sentir al ver a Touya. Maldición… no se parecía ni a Hajime ni a Kaede, una belleza fría e intocable, como la presencia de una estátua de mármol a punto de cobrar vida. Touya, en cambio, tenía una chispa eléctrica, atrayente, peligrosamente sensual. Cuando lo vio no le c upo dudas de lo que significaría para Kaede tenerlo cerca

-¿Eso es bueno o malo?- Kaori terminó de leer lo que estaba leyendo, firmó la última página del documento, lo dejó a un lado y llamó por medio de su intercomunicador para que retiraran el trabajo del día. Al parecer, la fiesta del día siguiente aun tenía muchos detalles que tomar en cuenta y de los cuales Kaori era la responsable.

-peligroso- se dijo para sí- supongo que hay una historia de por medio, Kaori- la secretaria golpeó la puerta de vidrio, entró saludando a Akira con una sonrisa, sacó las carpetas y luego desapareció con eficiencia sin cuestionar la presencia del muchacho- y ya se me acaba la paciencia

-pero tendrás que hacértela- le dijo ahora levantándose de su asiento. Con su traje ejecutivo la mujer parecía mucho más seria de lo que, el mismo Akira, sabía que era- mañana es mi fiesta para búsqueda de talentos. Sabes que no dejaré ir a esa muchacha, sólo debes asegurarte de que ella venga y lo demás me lo dejas a mí

-¿Así de simple?- dijo algo dudoso

-así de simple- asintió ella y le sonrió con malicia- vamos, debes confiar. Aun no pierdes el contacto con Kaede, y al parecer la presencia de ese Touya los desestabiliza. Además algunos de mis contactos me dice que un tal Mitsui, del equipo de Shohoku está detrás de la muchacha y que tampoco es que se vean mucho ella con su primo. Además, conozco lo suficientemente biein el carácter de los Rukawa como saber que su padre no los tiene estrictamente vigilados. Todo corre a nuestro favor.

-¿Los Rukawa?- preguntó extrañadp

-hice negocios con ellos cuando comencé en esto, nada importante.- dijo con una sonrisa enigmática- aunque demasiado instructiva.

 

Kaede pensó que las discusiones entre sus padres poco iban a durar hasta que se dio cuenta que, en realidad, estaban ligadas a unas insistentes llamadas al teléfono individual de su padre. No lo había notado antes principalmente por su despiste, y finalmente porque nunca le interesó la vida individual de sus padres. Con la enfermedad de Omma Sakura sí le pareció extraño que mientras Keiko Rukawa, su madre, se desvelaba en el cuidado de su suegra al igual que su tío Aoshi y su tía Shun, su padre desaparecía a ciertos intérvalos o se demoraba conversando con celular. No fue sino hasta que se dio cuenta que hblaba con una mujer que se dio cuenta que, muy probablemente, algo no estaba del todo bien.

Aquella vez su abuela había despertado, los médicos estaban esperando a todos los del clan para poder darles las indicaciones y firmar el alta. Shinishi Rukawa, sin embargo, estaba hablando por celular en algún sector del patio en el sector de espera. Su madre, con esa mirada que escondía las sospechas y el miedo a que éstas se hicieran real lo envió al patio de la fuente con peces Koi donde, sabía, Shinishi se había ido. El niño se le acercó a la espera de que su padre lo viera para indicarle que la abuela podía irse a la casa, pero lo necesitaban para las indicaciones. Lo último que escuchó fue palabras dulces, de aquellas que se entregan a un amante declarado y acordaban juntarse en la semana “porque se extrañaban”. Kaede entendió inmediatamente el mensaje, de la misma manera todos los silencios incómodos, todos los arrebatos de furia que su madre difícilmente escondía. Detrás de las llamadas que su padre recibía había otra mujer.

Cuando el hombre se volteó luego de terminar la llamada, aquella sonrisa desapareció para dar paso a la frialdad con la cual siempre había tratado a su familia, con el estricto rigor que necesitaba para demostrar que podía ser el jefe de la familia luego de todo lo que había hecho con sus hermanos mayores.

-te están esperando- fue lo único que dijo  al tiempo que se volteaba. Si no se había dicho nada, no era momento para hacerlo, sin embargo supo que, si estaba en sus manos, iba a ahorrar una pena por traición lo suficientemente grande a su madre si eso estaba en sus manos. Como bien le dijera una vez su prima, no permitiría que alguien le hiciera daño a su familia, y eso contaba si quien lo hiciera era parte de la familia.

 

-supongo que deberías tener más que sólo esto para poder manejar las transacciones- fue lo que alcanzó a escuchar a Touya mientras una sirvienta, al parecer recién contratada, terminaba de servir la cena en la casa que ahora ocuparían sus padres. En las manos del mayor de los primos estaban los papeles con las indicaciones del testamento que habían dejado los padres de Hajime y Touya sobre el manejo de los activos financieros de las industrias Rukawa. La mayoría de las inversiones estaban en Corea, aun cuando algunas pocas quedaban en Japón

-No entiendo a qué te refieres- habló Shinishi mientras comía lo que parecía ser un complejo plato de tallarines de arroz con filete de cerdo, verduras salteadas y condimentos caseros todo arreglado exquisitamente en un plato de fina porcelana. Kaede lo quedó mirando, aquellos platos eran del tipo que escogería su madre  para una gran cena.

-que falta la firma de tu esposa, Oji-san- contestó el mayor con una leve sonrisa. Kaede miró a su primo y entrecerró los ojos. En momentos durante la aburrida conversación de la cena se preguntaba qué demonios estaba haciendo ahí, pero ahora, con el tono juguetón de su primo, se pudo enterar. Estaban evaluando cómo invertir los dineros de la familia.

-tu tía llegará pronto- asintió mientras seguía comiendo. Hajime lo observó con la boca cerrada preguntándose por qué era que aun se demoraba en llegar, y si su tío ya tenía los resultados de los laboratorios ¿Había algo más en esa repentina necesidad de mantenerlos a todos juntos?- así que no faltará nada.

-entonces lo que quieres es que asuma el lugar de mi padre- dijo el mayor mientras comía algo del arroz que había solicitado- no estoy decidido a quedarme en Japón, aun

-sabes que eres bienvenido…

-…pero sé que no lo fui en su momento- dijo cortante.

La muchacha lo miró con los ojos muy abiertos y Kaede quedó estupefacto. Al parecer su primo, muy distintamente a lo que tanto él como Hajime habían demostrado, estaba realmente enojado por la separación. Por la forma en que se dieron las cosas y por cómo su tío estaba tomando las decisiones. El hombre no se inmutó y siguió comiendo tranquilamente mientras bebía de un buen vino blanco que mantenía servido, el mayor lo desafió sin tomar bocado, hasta que Shinishi Rukawa finalmente habló.

-siéntete libre de dejar esta mesa si lo quieres- dijo mirándolo a los ojos cuando pudo calmar su furia – pero te guste o no, eres parte de esta familia y deberás obedecer, no por ti, sino por el futuro de tu hermana, de tu primo- dijo mirando a cada lado. Hajime miró a su primo a los ojos dándole a entender que, al igual que él, no entendía absolutamente nada.

-lo tendré en mente… Oji-san- dijo mientras tiraba la servilleta de tela sobre el plato aun servido y frío por lo poco que había comido y se levantó despidiéndose con una profunda venia.

Cuando se fue un silencio incómodo quedó entre ambos, Shinishi siguió comiendo, Kaede se dio cuenta que era más que nada para mantener la compostura y porque en cada uno de las masticadas pensaba qué decir a los dos más jóvenes que no entendían del todo qué era lo que había sucedido. Finalmente el hombre los miró dejando notar el cansancio en sus ojos y la tristeza en su mirada, el mismo sentimiento que Hajime le viera cuando hablara de Aoshi, su hermano menor.

-sé que es difícil- dijo mirando a su hijo y su sobrina- pero deberán entender que debemos permanecer juntos. Más ahora…- aquella frase hizo que un escalofrío le recorriera la espalda a Hajime, un anuncio trágico con un deselace peor fue lo que vio en un futuro próximo, tomó un vaso servido con agua y bebió, puesto que repentinamente tenía la garganta seca- con la pérdida de mi hermano, de tus padres- dijo mirando a Hajime- todo cambia, y los necesito unidos.

Kaede lo miró aun con la duda en su mirada, comió algo más de su plato y se levantó, se había hecho de noche y el departamento no estaba muy lejos, aun así estaba cansado por el entrenamiento. Cuando su padre le ofreció el chofer, éste negó con la cabeza y se despidió de Hajime quien, por petición de su tío, se quedó en la mesa para poder terminar la cena.

Cuando salió de aquella casa, la brisa fresca que anunciaba el abandono del verano lo removió para indicarle que toda aquella extraña escena había terminado. Era momento de volver a casa. Caminó por el pequeño sendero de piedra que serpenteaba desde la entrada de la reja hasta la base de la puerta de la construcción cuando vio, en el segundo piso de la casa de al lado, a Touya acostado sobre el tejado de cerámica recientemente construido, cuando se venía a quedar de pequeño, a veces ambos se quedaban por horas ahí, en medio de la noche, conversando y mirando las estrellas, compartiendo una extraña camaradería. Instintivamente levantó la mano, Touya se acomodó apoyándose en sus codos y le sonrió invitándolo a que subiera por al lado, donde había puesto una escalera de aluminio.

-pensé que te irías a tu habitación- dijo Kaede cuando llegara a su lado.

-sabes que no sirvo para quedarme encerrado- dijo y volvió a recostarse. El cierlo estaba despejado, sin embargo la brisa traía una que otra mota de nubes desde el mar.

-no pareces contento de haber vuelto- comentó el menor intentando no dar a conocer todos sus sentimientos que, sin querer mentirse, parecían una explosión de fuegos artificiales

-tú no pareces contento de que lo hayamos hecho- dijo y lo miró de lado, tenía su cabeza apoyada en sus brazos bajo su nuca, por lo cual el cabello trigueño se movía delicado entre los pliegues de su polerón

-lo estoy- aseguró, con el tono que siempre usaba para sus sentencias, con aquel que le indicaba a Touya que era imposible hacer bromas de eso

-yo también- asintió  le sonrió- sólo que es difícil hacerlo….

-¿Volver?

-soportar, nuevamente, a tu padre- dijo con resentimiento.

Kaede sólo asintió sbaiendo a lo que se refería. Era el mayor, siempre se lo habían dicho una y mil veces, de las responsabilidades, de lo que debía o no debía hacer, de cómo actuar con su primo y su hermana. Fue por eso que fue al primero que enviaron lejos.

-te he extrañado también- dijo el manor mientras empuñaba sus manos, no quería mirarlo a los ojos, no sabiendo que, en realidad, sólo había sido en su cabeza que había estado siguiendo la conversación que comenzaran en el gimnasio, Touya sonrió y le acercó la mano derecha para tomar la mano empuñada de Kaede sobre el techo- supongo que no es extraño

-para mí no lo es- asintió, luego se volteó para mirarlo a los ojos, instintivamente, Kaede lo miró también- pero sigues teniendo ese corazón dividido de siempre, Kaede-chan- le dijo con un tono que no supon identificar- El muchacho que fue a verte después de la práctica…

-Sendoh

-Sendoh- se repitió para sí intentando saber si lo había escuchado en otro lugar. SI bien su memoria se removió, no pudo dar con el nombre- y Haji-chan, ¿No es así?

-no se te puede mentir- dijo más con dolor que con certeza. Kaede suspiró y Touya se removió a su lado

-¿Quieres decirme algo?- dijo luego de un largo silencio, en donde lasl brisas que movían las pequeñas motas de nubes que cubrían las estrellas delataban una inquietud que mantenía a Kaede tenso

-pero no sé si sentiré lo mismo con ellos si estás tú aquí… te extrañçe

-ya has dicho eso…- Touya se levantó para mirarlo ahora, desde un punto de vista más alto- he vuelto porque tu padre me lo ha pedido, porque Hajime lo necesita y por ti. Sin embargo no le haría daño a Haji-chan nuevamente, Kaede-chan- dijo con el tono de voz, como si de un secreto se tratase- no ahora

Fue como un balde helado lo que le dijera el mayor. Kaede Rukawa miró hacia la estrellas intentando controlarse y apenas lo logró, luego volvió a mirarle aun recostado desde el techo

-siempre la has preferido a ella…

-es mi hermana…

-no- dijo, porque las palabras de TOuya en realidad le habían dolido y quería que él también sintiera ese rechazo que sentía ahora- no lo es

-¿te lo ha contado?- dijo entre triste y curioso.

-así es

-¿Y qué más te ha contado?

-que eres huérfano- comentó secamente. Touya negó con la cabeza sonriendo, aquella sonrisa burlona y condescendiente que hacía ver que entendía que un niño como Kaede lo tratara así. Sin embargo ya no era un niño, ninguno de los dos lo era y su regreso no podía estar excento de las relaciones y necesidades que quedaron inconclusas cuando los separaron.

-es mejor que te vayas… mañana debo ir a las canchas del parque yamashita, tengo un duelo- dijo levantando la barbilla para darse ínfulas. Luego le sonrió, con la sonrisa prístina y seductora que tanto le gustaba para mirarlo de frente-  no debes estar celoso de Hajime, Kaede. Los tres hemos crecido, eso conlleva responsabilidades, pero también nos hemos dado cuenta de nuestros sentimientos. Y ella te ama, lo sé porque lo noto, lo veo en sus ojos por como te mira- lo dijo y una puntada se sintió en su estómago, no podía creer que estuviera diciendo aquello- ¿Crees que intervendría en eso?... haciéndola infeliz, haciéndote infeliz a ti de pasada...

-¿Tienes claros tus sentimientos?- Kaede, finalmente, se levantó para quedar a la par de su primo. El mayor primero asintió y luego negó con la cabeza- somos dos entonces.

 

Shinishi terminó de beber su copa y miró a su sobrina. Desde que la dejara en Inglaterra, hacía casi cinco años que se dio cuenta de lo bella que sería, como su madre, sin duda alguna, una belleza exótica y llamativa. Se levantó de la mesa para ir a buscar una carpeta donde había guardado los resultados de los exámenes.

La muchacha, quien no había hablado, supo de inmediato de qué se trataba cuando vio el sello de la clínica Komai de las serpientes enroscadas de brillo plateado en el sobre grande. Cuando le devolvió la mirada a su tio este le sonrió con la comisura de los labios, apenas levantándolas.

-no son buenas noticias- dijo ella sin que el hombre hablara. Shinishi tomó el sobre y se lo entregó para luego sentarse en la cabecera

-no- asintió- tienes el gen de la enfermedad al corazón, Haji-chan- dijo con la boca seca. Todos estos años, en silencio, el peor enemigo de su familia estaba ahí, incrustado en su propia sangre

-¿Hay cura?- preguntó sin querer tomar el sobre. Como si el hecho de hacerlo zanjara algo importante

-las investigaciones avanzan a una cura con células madre…

Hajime sonrió para sí bufando. ¿De dónde sacarían célular madres que fuesen para su extraña sangre? Su tío debe estar loco si pensaba que ese era un camino

-no debes perder la fe- dijo antes de seguir hablando. La muchacha no quería llorar, no nuevamente frente a él por lo cual lo miró, con la frente en alto y los ojos rojos- tu tía puede ser la solución

-¿Oba-san?- lo miró perpleja con el ceño fruncido, ¿Qué tenía que ver Keiko Rukawa en todo esto?

-este tiempo ha estado en la clínica de inseminación artificial, para tener un hijo que sea genéticamente compatible contigo, Haji-chan

 

Cuando saliera de la casa, con las manos congeladas aciendo el sobre de la clínica aun sentía en el pecho la opresión de lo que su tío le estaba diciendo. Kaiko Rukawa no llegaría sino dentro de un mes, tal vez menos con un hijo en su vientre, todos los recursos de las investigaciones llevadas a cabo con financiamiento de las industrias estaban destinados, ahora, en que el próximo hermano de Kaede fuese compatible con ella “y salvar la descendencia de mi hermano” como le había dicho Shinishi Rukawa hacía unos minutos más.

Luego miró el camino serpenteante de entrada y pensó en su enfermedad, en la muerte de sus padres y dudó, por un segundo, que tando esfuerzo valiera la pena.  Por un momento respiró hondo y se permitió autocompasión mientras recibía la brisa marina y se tranquilizaba, en medio de su pecho, con paso acompasado y acelerado, estaba su problema tanto físico como espiritual. Caminó lento por aquella entrada, salió a la calle y se dio vuelta para entrar a su propia casa, sin embargo la figura de su hermano y su primo la detuvo nuevamente hipnotizada, como había sucedido en otras ocasiones, de cómo ambos hacían tan maravilloso cuadro, su hermano se inclinó, besó su mejilla y luego se levantó de aquel altillo que daba a su habitación en el segundo piso, Kaede parecía mirarlo, pudo notar en la tensión de sus hombros cómo la frustración llenaba su pecho, lentamente se levantó y se despidió con una venia, dos gigantes sobre el altillo de la casa, instintivamente se escondió y decidió esperar hasta que ambos desaparecieran.

Primero Kaede bajó por la escalera de aluminio seguido por Touya, los dos volvieron a mirarse significativamente, Kaede se volteó sin decir nada hasta que su hermano lo detuvo con aquella voz profunda y fuerte, que sonaba a comandante en jefe sólo por su presencia.

-no me trates así- alcanzó a escuchar. Kaede se detuvo y lo miró por sobre el hombro. Hajime seguía escondida detrás de los cetos que separaban la casa de su tío de la propia

-ya has elegido, ¿no?

-pero dijiste que no estabas seguro- Touya se le acercó y le abrazó mientras golpeaba su espalda con esa fuerza bruta que sólo los hombres utilizaban entre sí. Kaede separó un poco su rostro para mirar a su primo de frente

-y tú tampoco lo estás- fue lo último que dijo mientras lo besaba en los labios. Hajime se tapó la boca y, aun cuando quiso cerrar los ojos, quedó quieta ante la escena. Por un momento Touya respondió, pero luego se soltó con la respiración acelerada y negando con la cabeza.

-te dije que no quiero volver a herir a Haji-chan- le dijo como reproche

-¿Y crees que ella sabe lo que quiere?- le habló con un tono que a la muchacha no le gustó- ¿Acaso no la viste con Mitsui, hoy en la tarde?

-¿Y acaso no fue a buscarte Akira Sendoh hoy en la tarde?- Touya se golpeó la palma de la mano izquierda con el puño derecho-… siempre terminaremos así ¿no?

-no sé a qué te refieres…

-a sin querer decidirnos por ninguno de los dos… es mejor que te vayas, Kaede, la noche ha sido larga, el viaje extenuante y debo descansar si quiero llegar mañana al Parque Yamashita.

El menor no dijo nada. Sólo se volteó y caminó dos pasos

-…sabes- dijo, nuevamente, el mayor- si tuvieras un hermano, lo entenderías

-si tuviera un hermano- dijo mientras abría la pequeña reja, al lado de donde Hajime seguía escondida, por lo que por un instante pensó que la iba a pillar- no lo querría como quieres a Haji-chan, Touya- le dijo entrecerrando los ojos, como acusándolo

-haré como que no entendí eso, Kaede- lo amenazó con un tono seco

-no deberías, porque sabes perfectamente bien a lo que me refiero… ¿o no recuerdas…

-…¡No te atrevas a recordarlo!... ni siquiera lo menciones- dijo acercándosele amenazadoramente. Hajime se volvió a quedar quieta, casi sin respirar- ese error arruinó a nuestra familia

-…es verdad- dijo mientras marcaba la voz, los cambios de estado de ánimos siempre habían sido un rasgo de Kaede- y también te delató con tus sentimientos- contestó- ¿Sabías en ese tiempo que no era tu hermana?... si antes no te importó, ¿Por qué te iría a importar ahora?

Touya no contestó, ni siquiera abrió la boca para poder contestar. Kaede se volteó, abriendo la reja y se marchó rápidamente para dejarlo solo en el antejardín. El mayor se volteó frustrado, fue entonces que salió Hajime, aun con el sobre en su mano y con el rostro pálido se apareció, Touya nuevamente se volteó, pensando que era su primo que venía por más peleas, desde siempre había estado pendiente para poder pelearse con el mayor, con los años no debía cambiar dicha afición.

Sin embargo, el gesto adusto y severo cambió cuando vio a la muchacha quien lo observaba con un gesto entre dolido y penetrante, entonces fue que el mayor se dio cuenta que había estado escuchando.

-Dime, hermano- dijo con la voz entrecortada- ¿Lo sabías entonces?

Touya abrió sus ojos, la observó dolido y luego asintió sin quererlo

-y no me lo dijiste

-Oji-san me dijo que no lo hiciera- le dijo mientras la miraba con un dolor profundo en sus ojos- lo siento- dijo finalmente. Hajime nuevamente se tragó sus lágrimas, intentó no llorar principalmente por lo decepcionada que se sentía.

Caminó lentamente hasta la entrada a la casa, aun con el sobre en la mano, sin embargo, al darse cuenta que su hermano no la miraba, se volteó para tirar el sobre de la clínica con los resultados al suelo, justo a sus pies.

-puede que te interese- dijo mientras lo miraba con rabia y dolor. Todos estos años pensándose tan profundamente culpable, cuando en realidad él lo sabía desde mucho antes, que cualquier cosa que estuvieran haciendo no era pecado ni ilegal ni era nada malo- no salieron bien los resultados.

 

Temprano por la mañana sonó el teléfono del departamento. Kaede se removió en su cama aun cansado por la discusión de la noche anterior, en medio de lo que parecía ser un sueño o una realidad se levantó y tomó el teléfono inalámbrico que aun estaba en el suelo, al lado de su cama

-¿Está Hajime allá?- escuchó la voz familiar de Touya. Esto lo hizo despertarse completamente al darse cuenta que la vuelta de su primo no había sido un sueño, tampoco había sido idea suya la conversación de anoche ni menos un mal sueño todo lo sucedido en la cena con su padre. - ¿Kaede, estás ahí?- volvió a escuchar en medio de su despertar

-claro que no- contestó escuetamente, en realidad tampoco es que lo supiera, la muchacha perfectamente podría haber entrado al departamento- déjame ver bien

Se levantó con el torso desnudo y fue a buscar por entre medio de su departamento, estaba tal cual lo encontrara cuando llegara en la noche

-no está- contestó finalmente- ¿Sucede algo?

-no despertó acá- contestó Touya algo opreocupado, luego de lo que escuchara de la discusión entre él y su primo y los resultados de los exámenes no pareciera que su hermana se encontrara en todos sus cabales- es posible que se haya ido a algún lugar

-en el parque Yamashita, siempre practicamos allá- parecía un recuerdo antiguo, algo que pasara hacía mucho tiempo, una vida placentera entre él, Akira y su prima- nos vemos allá en un momento, lo más seguro es que se haya ido para allá…

-espero que así sea- dijo mientras respiraba con dificultad. Al otro lado de la línea Kaede pudo sentir lo nervioso que estaba su primo- anoche nos escuchó, Kaede…

-¿A qué te refieres?

-A que te escuchó hablando de más- dijo con enfado. Luego respiró profundamente- olvídalo. Nos vemos en las canchas.

 

Mitsui pensaba practicar un poco antes de que llegara el muchacho nuevo que viera en el gimnasio, aun así le pareció raro encontrar a Kaede Rukawa con su buzo de entrenamiento sin el balón ni un equipo para poder entrenar, el muchacho lo vio y lo saludó, sin embargo no tuvo la misma respuesta.

-es temprano para entrenar- le comentó mientras dejaba su bolso sobre el suelo- ¿Vas a vernos jugar?

-no- contestó escuetamente.

-¿Entonces?

-espero a mi primo-

Mitsui asintió, al parecer algo no andaba bien pero tampoco quería preguntar. Se quedó un momento paseando por alrededor de la cancha, no quería molestar a KAede quien era reconocido por su mutismo, sin embargo todo cambió cuando llegó el muchacho nuevo, Touya Rukawa aparecía vestido con unos jeans oscuros y una polera blanca que contrastaba con su piel mate y cabello trigueño. Vio a Mitsui casi sin mirarlo y luego a Kaede.

-¿La has encontrado?- preguntó este último ignorando a Mitsui también

-no- contestó, Mitsui se le acercó al interesarse en que “ella” podría ser Hajime.

-¿Puedo ayudar en algo?- preguntó sin más remedio que meterse en la conversación. Ambos lo miraron sin querer hablar, sin embargo Touya respiró hondo y le contó lo sucedido

-Hajime desapareció- dijo sin anestesia- hoy en la mañana no estaba en la casa cuando desperté. Al parecer se había ido temprano

-¿Dejó alguna nota?

-no creo que sea por mucho tiempo- dijo mirando a su primo, luego evaluando si podía confiar en el muchacho que estaba al frente- no se llevó el equipo para entrenar y su celular no contesta. Al parecer salió de paseo

-Cómo es eso que “de paseo”?- Kaede lo miró extrañado.

-parecíe que desparramó su closet, buscó ropa, aunque no estoy seguro de que se llevara mucho… lo raro es que sea a esta hora de la mañana.

Mitsui los miró a los dos, de cerca no parecían ni parientes, aun así se concentró en el problema principal, Hajime había desaparecido sin avisarle a nadie. ¿Habría sido por algo en particular?... de seguro ninguno de los dos se lo diría, aun así, se decidió a que era mejor ayudarlos.

-puedo ayudarlos, si les interesa

-¿Conoces dónde podría estar?- preguntó Touya notablemente afectado.

-eso depende de lo que haya pasado- dejó deslizarr sus propias dudas, a ver si tenían algún efecto. Kaede se adelantó y miró a su primo significativamente, al parecer no quería que el muchacho se involucrara aunque sospechaba que más que por privacidad familiar, tenía relación con él mismo

-no es de tu incumbencia- contestó, finalmente- a veces Hajime hace esas cosas- se dijo recordando que, a veces, salía y desaparecía cuando tanto él como Touya la dejaban de lado.

-bien- Mitsui prefirió no insistir- yo iré a la playa y luego al sector donde comienza el parque, más allá de las rocas y la rompiente, por ese sector le gusta nadar- dijo recordando cuando la encontrara nadando

-bien- Touya asintió pensando que, tal vez, no era tan mala idea que el muchacho se involucrara- yo puedo ir al sector de la prepratoria, es posible que esté dando vueltas por allá

-yo buscaré ayuda- dijo Kaede mientras respiraba hondo. Touya estaba demasiado alterado como para tener que lidiar con aquello solo, sin embargo pensó inmediatamente en Sendoh, en que si él estuviera ahí, podría tener con quien apoyarse.

 

Kaori se colocó sus aros de diamantes sonriendo ante el espejo, por supuesto que se sentía realmente realizada luego de saber que todos los preparativos de la fiesta estaban listos y que, además, Hajime Rukawa finalmente se había animado a llamarla. Hacía ya dos horas que había mandado un auto para ir a buscarla a donde ella dispusiera, luego la tendría durante todo el día para ella hasta que llegara la fiesta. Miró su reloj, aun no daban las 11 de la mañana por lo cual el día prometía ser extremadamente movido.

Sonó el timbre de la lujosa casa ubicada en lo más alto del sector de la ciudad. Cuando no estaba en casa de sus padres, se encontraba en aquel palacete que, en esta ocasión, también serviría de lugar para una de las fiestas de la productora, como caza talentos no podía darse el lujo de dejar todo a la deriva, por lo cual constantemente hacía esas fiestas para mantenerse bien informada y para buscar nuevos contactos… sin embargo aquella noche sería para lograr capturar a una mariposa escurridiza como Hajime Rukawa. Sonó la campana principal lo que le indicó que la muchacha ya había llegado, los preparativos se estaban realizando en el patio trasero, en un amplio espacio rodeado de verdor y jardines de meditación que le daban un aire distinguido con las farolas de papel, telas livianas y pequeás luces de color amarillento. La sirvienta entró y anunció la llegada de la muchacha, ella asintió y terminó de cerrar los aretes.

-lamento el llegar tan temprano- habló Hajime quien había llegado vestiga con jeans, polera sin mangas y escotada de color melocotón, una chaquetilla sin manga de mezclilla y zapatillas para trotar, nada que pudiera indicar que iba a una fiesta de elegancia como lo era la de la productora de la televisión en Kanagawa- y sin nada que ponerme- agregó al ver la estrecha falta tubo vestido de satín rojo que lucía la mujer, llevaba, además, una blusa negra con vuelos pero que dejaban a la vista un gran escote coronado por un collar de diamantes y rubíes, Hajime se preguntó si eran verdaderos, pensamiento que, seguramente, Kaori adivinó puesto que, sonriendo le dio la bienvenida, precisamente indicando aquel collar.

-son verdaderos- dijo mientras le guiñaba el ojo izquierdo- tengo un esposo que hace maravillas por mantenerme interesada, magnífico, no?

-ya lo creo- dijo un poco fuera de lugar.- supongo que así no podré asistir a la fiesta, ¿No es así?

-no te preocupes- dijo mientras negaba con la cabeza- a las 5 de la tarde llegarán los primeros invitados, me encantaría que estuvieras a mi lado para dar la bienvenida, así que tenemos mucho tiempo para arreglar todo, incluyendo tu atuendo.

-mcuhas gracias- Hajime sonrió y decidió que era mejor dejar de lado esa insistencia que tenía Kaori por ella, con esa mirada que parecía acorralarla- me hará bien para despejarme un poco

-sabes que no tengo problema con eso, yo misma te di mi número personal para que, cuando lo necesitaras, simplemente llamaras.

 

Dos horas después, ninguno de los tres había encontrado rastros de Hajime ni de algún indicio de dónde podría estar. Touya comenzó a pasearse intentando pensar, con la misma angustia que mostraba cuando le pasaba algo a su hermana pequeña, finalmente Kaede se le acercó al notar que Mitsui se iba a comprar algo para comer mientras buscaban qué más hacer.

-¿Le has dicho a mi padre?- preguntó, sabiendo que era probable que su primo se quedara en silencio

-por supuesto que no- dijo, casi como ofendido- no quiero que después  nos mantenga escondidos bajo un ejército de guardaespaldas. Además, pensé que a estas horas ya deberíamos haberla encontrado…

Kaede asintió y lamentó que ahora ni Sendoh quisiera contestarle el teléfono. Uno de los lugares que se le ocurrió que la muchacha visitaría sería la casa de Akira, sobre todo teniendo en cuenta que los padres de él no sabían absolutamente nada de los gustos de su hijo. Sin embargo, algo en su instinto le decía que debía volver a intentar.

-vamos a mi departamento, pensemos con el estómago lleno- dijo mientras veía cómo Mitsui se devoraba un paquete de galletas sin esfuerzo. Tanto Mitsui como Touya estuvieron de acuerdo.

Caminando cuesta arriba, hacia el departamento de Kaede, los tres comenzaron a pensar sobre dónde podría haber ido la muchacha, con ese ejercicio, sin embargo, se dieron cuenta que no conocían muy bien ni los gustos ni los movimientos de ella, era como si en realidad fuese una conocida pues no sabían bien si prefería ir de compras o al cine, si le gustaba pasear en el parque o ir al museo, ¿Era asidua a los café, las librerías, la pintura o simplemente le gustaba caminar sin rumbo? Touya negó con la cabeza, lo cierto era que lo separaban cinco años desde que se vieran por última vez, la muchacha ya no era una niña, había crecido y, les gustara o no, estaban tan ensimismados en sus propio problemas que se habían alejado de ella, ahora que miraba a Kaede, se dio cuenta de lo básico que podían llegar a ser mientras la muchacha pasaba a ser un tumulto de increíbles complicaciones.

Se sentaron en el sillón mientras comían lo que habían logrado comprar en el camino, algunas sopas de tallarines, otras nimiedades y golosinas y bebidas energizantes. Si bien se acababa el verano, aquel día había amanecido especialmente caluroso.

-supongo que volverá sola- dijo finalmente Kaede al notar que nadie decía nada

-supones mal- le replicó su primo- ¿Es posible que no sepamos dónde se puede esconder una chica?

Mitsui sonrió al notar el sarcasmo de las palabras. Sobre todo sabiendo que, en realidad, Hajime no era “solo una chica”

Fue entonces que recordó la invitación a la fiesta, una fiesta en donde no necesitaría invitación “aunque sí ir muy bien vestido”

-me dijo que saliéramos hoy en la noche- dijo como recordando un diálogo antiguo- para no tener que decirle a su tío dónde estaba

Kaede y Touya lo miraron incrédulos. ¿Cómo era posible que no dijera eso antes?

-¡No me miren así!- habló casi como disculpándose- lo acabo de recordar. Era una fiesta formal… me dijo que no podía decirle a su tío, que jamás la dejaría ir ni acercarse a aquel lugar,

-¿No te dijo dónde era?

-nada, nos pondríamos de acuerdo hoy en la mañana.

Kaede lo quedó mirando ensimismado y luego entendió a donde iba. Claro que su tío jamás le dejaría ir donde Kaori Sendoh, unos días antes su prima le había dicho de lo raro que había actuado preguntándole sobre la hermana de Sendoh, y que le parecía extraño que lo preguntara tan abiertamente.

-no sé donde es- dijo agotado- pero sé quién nos puede ayudar- se paró para tomar su computadora y se sentó a redactar un escueto mail.

 

Ya casi era la hora de la llegada de los invitados, a diferencia de las fiestas menos producidas, aquellas tenían un estricto protocolo de etiqueta, además, como la misma Kaori le indicara mientras entraba el peluquero y la maquilladora, era imposible controlar a los cientos de debutantes que se agolpaban para poder entrar y conocerla

-es realmente aburrido- dijo mientras veía cómo el peluquero le tomaba algunos mechones y se los cortaba para darle mayor volumen al cabello ondulado de Hajime. La muchacha le sonrió agradecida, la verdad era que con tanta atención casi se había olvidado de todo lo sucedido en su casa, luego apareció un mozo que le entregó a Kaori una copa de champaña, ella tomó otra y, mirándola a través del espejo, se la pasó a la muchacha

-soy menor de edad, Kaori-san- dijo mientras sonreía

-acá, eres mi invitada y no podrán hacer nada para evitar que pruebes el elixir de los dioses.

La muchacha sonrió y finalmente tomó la copa, brindó con la mujer quien, nuevamente, dejaba entrever ese signo de deseo que tanto la abrumaba, instintivamente se sonrojó y desvió su vista mientras volvían a tomar otro mechón de cabello y lo cortaban suavemente para hacer suaves ondas.

-debo ir a atender unas cuantas cosas- dijo sonriendo luego de terminar su champaña- es posible que sea imposible entrar sin invitación, pero  uno nunca sabe

-¿Y entraré yo sin invitación?

-tú ya estás dentro, linda- dijo, nuevamente de muy buen humor- sólo tú y mi hermano podrían entrar sin permiso previo a esta fortaleza, después de todo, los siento como parte de mi familia- algo en la voz de Kaori la estremeció, aun así, prefirió no hacerle caso.

 

Se demoró uno cuantos minutos en ver la respuesta de SEndoh, el muchacho, como siempre, estaba ahí para él, para ayudarlo cuando fuera necesario y algo en el pecho de Kaede se puso más pesado, recordando esa puntada de egoísmo del cual no se sentía para nada orgulloso

-vamos a la casa de Sendoh- dijo mientras veía si llevaba las llaves y sopesando si era necesario cambiarse de ropa

-¿Por qué quieres ir a la casa de Sendoh?- preguntó Mitsui

-¿Quién?... ¿El muchacho de ayer?

-porque la fiesta a donde va Hajime es de la hermana de Sendoh. Kaori- contestó con tono cansino. Era obvio que aquello no terminaría bien.

Notas finales:

espero sus comentarios! ;)


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