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De todo corazón por Tavita

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Notas del capitulo:

lamento la tardanza! pero la vida real me tiene agobiada

espero que les guste y espero sus lindos comentarios que me inspiran tanto!

 

saludos

Mientras Sendoh abría la puerta, se preguntó en qué momento y por qué razón un grupo tan extraño de hombres podría reunirse, irónicamente, la respuesta era por una muchacha. Kaede saludó algo avergonzado –debería estarlo- se dijo con pesar puesto que, en realidad, no se sentía bien haciendo que el muchacho se sintiera mal. Touya observó en silencio mientras Mitsui no se daba por aludido ni por las palabras ni por los silencios.

-lamentamos molestarte- se le ocurrió decir a Touya quien se adelantaba para saludarlo con una reverencia profunda. Sendoh saludó igual y se dio cuenta de por qué era un tema de conversación entre los primos la presencia de aquel muchacho. Parecía el líder de la manada, era imposible no sentirse atraído, mucho menos irse contra de él.- pero Kaede-kun nos dijo que mi hermana podría estar acá

-…acá no- contestó Akira mirando a Kaede. Al parecer, el muchacho no le había dicho de qué trataba todo eso- pero sí en la casa de mi hermana. Hoy es la fiesta para quienes quieran postular como candidatos a artista dentro de la productora del canal estatal. Ella hace esta fiesta al menos una vez al año…

-¿Y Hajime ha sido invitada?- Touya estaba impresionado, no sabía que podía llegar a ser conocida o que le interesaba participar de esas cosas. En esos pensamientos estaba por lo cual no pudo ver cómo Sendoh arrugaba la frente mientras los hacía pasar, para él era obvio que Kaori quisiera invitarla, después de todo desde que la conociera que estaba detrás de ella

-Mi hermana cree que tendría un muy buen futuro como Idol

-…¡Idol!- dijo incrédulo, miró a su primo y al notar que Kaede no decía nada, simplemente lo dejó pasar. No se imaginaba a Hajime como una Idol. Mitsui también miró a su alrededor esperando algún tipo de indicación para saber a qué debían atenerse

-¿Entonces la iremos a buscar?- dijo en tono de pregunta

Kaede lo miró como a un intruso, sin embargo no dijo nada. Miró a Sendoh esperando a que él dijera algo

-yo puedo llevarlos, Kaori siempre deja que entre a cualquiera de sus fiestas, tengo un “pase libre”- dijo moviendo las manos, luego los miró en redondo y  negó con la cabeza- pero así no es como debiésemos llegar. Son fiestas formales

-¿Y tienes para prestarnos?- preguntó, Touya, entretenido- ¿Qué muchacho de preparatoria tendría vestimenta formal no solo para él, sino para tres más?

-cuando tengas una hermana como Kaori, entonces sabrás que es perfectamente posible.

 

Cuando Hajime se presentó ante ella, llevaba un vestido entallado con corte griego de un color azul profundo que resaltaban sus ojos. El cabello de la muchacha iba tomado en un moño alto con grandes bucles que se formaban sinuosos entre trenzas y arreglos que brillaban al mínimo de luz.

El maquillaje le encriptaba los ojos esfumados y los labios rojos. Además de lo alta que ya era, llevaba zapatos de tacos que mostraban un gran corte en la pierna, cuando bajó se le vieron las bragas.

-¡No lo había notado!- dijo la muchacha mientras se tapaba el muslo, avergonzada. Como el vestido estaba acinturado sobre la cadera, era obvio que al caminar no sólo mostraría la pierna completa, sino que mucho más

-no te preocupes- dijo sonriendo, Kaori. Tomó un prendedor que llevaba en la pechera de su blusa y se le acercó- esto lo tienes que poner sujetando el corte desde la cintura a tus bragas- dijo mientras con la mano izquierda rozaba la fina tela de gaza, tul, seda y lino que hacía del vestido un aura flotante, tocó el muslo de la muchacha y luego levantó la mano hasta tocar el borde del calzón que llevaba puesto, sonrió y en un rápido movimiento puso el prendedor sujetando el corte al borde de las bragas justo al lado de su cadera. La muchacha ni siquiera alcanzó a reaccionar- si te mueves, no mostrarás nada- aseguró Kaori mientras se retiraba rápidamente, de manera que sólo pareció que toda la escena fue parte de una jugarreta.

Hajime iba a contestar, pero finalmente no alcanzó a decir nada, uno de los sirvientes de Kaori tocó la puerta de la habitación de invitados para anunciar que llegaban los primeros invitados a su fiesta. La productora se volteó y le extendió la mano. Aquella noche la muchacha sería presentada en sociedad y caería en sus redes sin duda alguna.

 

Los cuatro muchachos estuvieron listos una hora después, cuando se dieron cuenta que más que un pantalón y un saco, se debía usar la camisa adecuada, un corbatín de seda que combinara y el chaleco –o chaquetilla interno- y los zapatos que complementara el atuendo. Sendoh, al parecer, se entendía bastante bien dentro de todo ese ámbito, mientras cerraba la faja de seda sobre la cintura de Rukawa, les explicaba que, en realidad, parte de su familia materna estaba dedicada a los temas diplomáticos, la razón por la cual Kaori conoció a su esposo y se dedicara a la producción de eventos y al negocio del espectáculo.

-entonces conoces las diferencias entre un frak, un terno y un ambo?- preguntó Mitsui entretenido luego de toda la explicación del muchacho

-parece raro ¿no?- dijo con una sonrisa ladeada- supongo que luego de toda esta perorata, te has dado cuenta- terminó de arreglar a Kaede quien llevaba uno de sus trajes preferidos y casi no pudo controlarse al verlo tan guapo, desvió la mirada para el resto- así nos podremos presentar en la mansión de mi hermana. Pedí un taxi para que nos dejara allá.

Touya asintió y se miró ante el espejo. Él iba vestido con un traje negro, casi a su medida –al parecer Sendoh era más menudo que él por lo que la chaqueta le apretaba un poco en los hombros- miró a su primo, quien le devolvió la mirada algo perplejo, nunca se habían visto tan formales, además que, debía reconocer, Touya se veía como un hombre ya crecido, el peso de la experiencia, se dijo, podía hacer mucho por las percepciones si se llevaba la ropa adecuada. El muchacho le devolvió la mirada con ese gesto que le insistía en que se mirara en el espejo, llevaba el mismo traje, un poco más recto y sin corbatín –un terno con cuello Mao, imitando los militares Chinos- de un color azul profundo, casi negro y una camisa de seda blanca que iluminaba su rostro.Al igual que Touya, parecía de más edad que la que tenía.

Mitsui y Sendoh llevaban un frak completo, desde la chaquetilla a la humita en el cuello de una tela liviana y delicada, que los protegería del frío de media tarde pero sin hacerlos transpirar.

-¿Y saben por qué se ha marchado, Hajime?- se atrevió a preguntar Sendoh al notar las miradas secretas entre los chicos Rukawa. Mitsui no contestó, al decir verdad, él prefirió no preguntarlo, aunque imaginaba que tenía relación con Rukawa.

-nos hemos peleado- dijo, finalmente, Touya. Miró a Mitsui y a Sendoh, evaluando su reacción, luego miró a Kaede y respiró hondo- supongo que no estábamos tan preparados como para volver a Kanagawa, eso es todo.

Kaede lo fulminó con la mirada. Desde que lo llamara temprano en la mañana que no le había querido decir qué  era lo que había pasado con Hajime, ni por qué razón su prima había escapando de aquel lugar. Touya, por su parte, no había querido contarle que los había escuchado, de que se había sentido traicionada cuando supo que él sabía de hacía mucho que no eran hermanos de sangre ni mucho menos le dijo sobre los resultados de la clínica ante la realidad de la enfermedad de la muchacha. Cuando el taxi llegara, los muchachos habían pasado mucho tiempo en un incómodo silencio que nadie había querido evitar.

 

Ahora que podía verla por sí misma, la vida de Kaori estaba llena de lujos y maravillas, sin embargo no dejó de pensar que era profundamente solitaria. Cuando alguien se le acercaba para presentar a una nueva estrella, a algún chico promesa, una gran cantante o excelente bailarín, la productora le decía al oído que seguramente había llegado ahí por algún favor, o que ella misma iba a cobrar algunos. Estaba en el ápice de todo aquel mundo y sabía muy bien como utilizar su poder.

Kaori sonrió coqueta mientras tomaba otro margarita y entregaba a la muchacha una copa de champaña, le había dicho que lo mejor era tomar sólo una cosa durante la noche y dado que no estaba acostumbrada al alcohol, era mejor mantenerse sólo con champaña. Luego de tres copas aun no sentía los efectos del alcohol, estando atenta a la música, los trajes, invitados y las conversaciones a las cuales Kaori le indicaba le ayudara para recibir a los invitados. Uno de los guardas de cámara que la ayudaron a vestirse se le acercó a la mujer y le dijo algo al oído, ella sonrió y asintió para mirar directamente a la muchacha

-creo que estoy cansada ¿Quieres acompañarme?- Los ojos profundos de Kaori le dijeron algo que no supo cómo tomar, aun así Hajime apuró su champaña, dejó el vaso en una mesa y sacó otra copa para luego acopañarla

-¿Dónde vamos?

-a disfrutar un poco de mi fiesta- le dijo rosándole el hombro mientras le sonreía. Mientras avanzaban entre la multitud, Kaori sonreía y saludaba a algunas personas mientras encaminaba a Hajime tomada de su mano, subieron la escalinata de mármol del gran salón y pasaron a un segundo salón menos iluminado y con telas livianas de tul que caían desde el techo. Inmediatamente dos muchachos, de unos veinte años se les acercaron para indicarles donde estaban sus puestos. Al centro había un gran bufete y muchachas con mallas de circo haciendo increíbles acrobacias, en rededor, entre lo que parecían pequeños nidos de cojines amplios y mullidos podía ver grupos de personas que se hablaban coquetamente, en uno de los más cercanos pudo reconocer a un tipo de mediana edad rodeado de muchachas que no serían tanto mayores que ella misma, lo conocía porque era uno de los animadores más prestigiosos del Estado.

Kaori le tomó el brazo derecho y la guió a lo que parecía un nido, igual que los otros, ubicado al centro de la gran muralla que contrastaba con la entrada, aquella estaba rodeada de grandes ventanales que mostraban luces de papel que iluminaban el patio, en el primer piso y las luces de las farolas que se reflejaban en la amplia piscina que estaba llena de globos de colores y algunos juegos de agua que subían y bajaban con un ritmo que no pudo identificar. Nuevamente Kaori apareció a su lado tendiéndole otra copa de champaña, pero ahora con una pequeña capa de lo que parecía ser azúcar bordeando el vaso

-esto te gustará- le dijo mientras ella bebía de la suya que tenía el mismo color de la bebida que le había entregado y con los ribetes de cristales coloridos que parecían de azúcar.

Fue entonces que bebió y el sabor empalagozo, como de miel de palma, se entremezcló con la sensación fantástica de las burbujas del champaña. Bebió e instantáneamente se sintió mejor, le sonrió mirando su copa mientras se acercaba al ventanal, Kaori también sonrió y la siguió con la mirada volteándose para mirarla mejor.

Tras el ventanal se veía, en la primera planta, una espléndida fiesta, al  parecer, todo había salido tal y como la mujer había planeado, aun así Hajime no podía dejar de pensar que había llegado ahí para evadirse y que, le gustara o no, debía pensar bien las cosas

-Estás callada

-sólo pensaba- dijo la muchacha volteándose para darle sólo un perfil que contrastaba perfectamente con la luz que entraba desde el ventanal. La muchacha volvió a beber- creo que debería comenzar a tomar decisiones…

-¿Sobre qué?- Kaori bebió de su copa y sonrió al ver que, nuevamente, HAjime bebía de la de ella- si es que quieres contármelo

-sobre mi familia- dijo la muchacha sin prestar mucha atención. Ahora podía sentir que el miedo hacia la mujer permanecía, sin embargo algo movía su corazón a contarle qué era lo que estaba sucediendo en el seno de la familia Rukawa. Desde que le anunciaran la muerte de sus padres, todo el equilibrio que le había costado construir se había estado desbaratando y ahora estaba ahí, escapando de su hermano y de su primo y, ante todo, de sus propios sentimiento- supongo que es algo aburrido- apuró su copa y no prestó atención al sabor amargo que dejó el bebérsela de una sola vez. Kaori se le acercó lentamente, también terminando su propia copa y apoyó su pecho en la espalda desnuda de la muchacha para poder hablarle al oído. A diferencia de lo que había pasado con el prendedor, éste había sido un movimiento más íntimo que le indicaba que efectivamente quería un acercamiento más sexual

-me gustaría escucharte- le dijo mientras acariciaba su columna, Hajime la miró con las mejillas sonrojadas y notó que se relajaba. Estiró su cuello y dejó que la mano de la mujer se deslizara a su cintura para coplarse más a ella.

-Es todo culpa de nosotros, digo, mío, de mi hermano y mi primo- dijo mientras tenía noción de que ahora, Kaori desviaba su mano al muslo donde tenía el prendedor y la acariciaba con necesidad, pero delicadeza, justo esa presión que sólo se logra conocer con la experiencia, la otra mano se deslizó por su lado hasta llegar al cuello y recorrer el pronunciado escote, volvió a apegársele al cuerpo. Kaori se apartó para mirarla mientras acercaba su mano a la entrepierna, era obvio, por cómo había subido el ritmo de la respiración y el pulso que se notaba en el cuello de la muchacha, que el efecto del éxtasis había comenzado.

-¿A qué te refieres?- preguntó la mujer mientras sonreía y le besaba el cuello. Bajo la falda vaporosa pudo notar que, efectivamente, la muchacha estaba excitada

-nuestra abuela- comentó mientras un suspiro se le escapaba al tiempo que Kaori la mordía en el cuello. Hajime, al notar que estaban aun de pie en medio de aquel nido de cojines y almohadones y que probablemente alguien más podía verlas, se dio cuenta que las telas, si bien delgadas y vaporosas que adornaban el lugar, no dejaban que se viera de uno de los espacios a otros.- ella murió por nuestra culpa.

Kaori ahora sonrió mirando por la ventana, al parecer la muchacha estaba ya bajo el efecto de la droga y suspiró al verla tan hermosa y sentir cómo su cuerpo reaccionaba ante sus caricias. Entonces era cierto lo que Shinishi, en medio de sus encuentros, le hablaba sobre las sospechas de los muchachos y lo que había pasado con la Matriarca Rukawa. Ahora aumentó el ritmo y comenzó no sólo a besarla en el cuello, sino que a descorrer lentamente las finas mangas del vestido para deslizarlas por sus hombros hasta destapar sus pechos, mientras con una mano la estimulaba en su entrepierna, con la otra masajeaba sus pechos para acorralarla más al ventanal en donde su piel, ahora tibia, contrastaba con el vidrio y el aluminio empotrado. Hajime nuevamente gimió y aquello sólo hizo que Kaori se excitara más y volviera a atacar, la volteó y la sentó sobre el pequeño espacio del ventanal ahora apretando sus muñecas, aquella noche Hajime sería de ella.

 

Cuando llegaron se dieron cuenta que Sendoh había tenido razón. Con sólo verlo a él los dejaron entrar sin hacer preguntas ni poner reparos. El jardín, en la primera planta, estaba lleno de muchachas y hombres excesivamente guapos, algunos conocidos de televisión y mucho champán que circulaba en grandes bandejas color dorado. Touya miró a todas partes esperando encontrar a su hermana pero se dio cuenta que aquello sería imposible, miró a su primo quien, a su vez, fijaba su mirada en Sendoh. Era obvio que ambos tenían algo, aunque no sabía bien qué.

Lentamente recordó el beso del día anterior, bajo aquella noche de luna y que había decantado en que Hajime se fuera. Resopló algo acongojado y volvió a su búsqueda. Aquel suspiró no pasó desapercibido para Kaede quien, instintivamente, lo miró dejando las palabras de Sendoh suspendidas. Ni Touya ni Kaede se dieron cuenta de aquel brillo de celo que invadió al muchacho

-estás bien?- preguntó Kaede a Touya intentando no demostrar sus sentimientos

-no- dijo con aquella sinceridad- me estoy empezando a asustar con todo esto- dijo mirando a Sendoh.

El muchacho miró a su alrededor, Mitsui, silencioso desde que salieran de la casa, se le acercó. Al parecer estaba también muy cansado

-es mejor que nos separemos si queremos encontrarla- sugirió, finalmente, cuando se dio cuenta que ninguno de los tres hablaba. Sendoh instintivamente miró a Kaede quien, a su vez miró a Touya. Finalmente éste decidió que lo mejor era que Sendoh buscara con Kaede y él con Mitsui.

-Así que Hajime es tu hermana- comentó Mitsui mientras caminaba por entre medio de las grandes mesas con brillantes candelabros que rodeaban la fuente central del jardín. Ellos buscarían por el sector norte y los otros dos por el sector sur de la gran mansión

-hace mucho que no nos vemos- contestó escuetamente, luego lo miró directamente- ¿Cuándo conociste a Hajime?

-cuando llegó- contestó Mitsui mirando en rededor. Al parecer la muchacha no estaría por ahí- ha sido duro para ella el estar con Rukawa-kun- comentó como si nada

Touya lo miró intentando saber si aquellas palabras no escondían alguna otra información, luego negó para sí ¿Acaso no era obvio que algo había pasado? Con la llegada de aquel extraño, con el viaje a la casa de Sendoh, con la información que, sabía él mismo no decía ni los demás querías decir, aquello no era más que simple deducción

-creo que lo mejor es que nos separemos- dijo, finalmente. No se sentía cómodo con aquel muchacho, y no quería seguir su camino con él- así la encontraremos más rápido

-yo me quedo en este sector- contestó Misui mirando hacia un lado, luego apuntó al gran salón que se abría dentro de la mansión- tú puedes buscar por allá

Touya asintió sin mostrar molestias. Un momento tranquilo le ayudaría para poder pensar mejor.

 

Sendoh caminaba a la par de Rukawa, mientras alrededor la fiesta se notaba con risas, conversaciones animadas por el alcohol y música rítmica. Si bien el muchacho había ido un par de veces a aquellas fiestas, realmente nunca podía sentirse completamente animado. En cierta forma, estaba convencido que era un reflejo más de la vida caprichosa de su hermana mayor.

Miró a Rukawa nuevamente y esa molestia en el estómago se le alojó nuevamente, claro que se veían continuamente, pero verlo así de arreglado y preocupado por otra persona lo hacía cuestionarse lo que estaba haciendo.

-no veo a nadie- dijo el jugador de Shohoku mientras paseaba su mirada. Sendoh imitó su gesto y volvió a esos ojos azules y profundos- supong que por este sector no está

-me imagino que no- asintió el mayor. Ambos guardaron silencio sin intentar moverse, después de todo, ambos sabían que quedaba una gran conversación pendiente, más luego de un mes en el cual Sendoh debió dejar todo el esfuerzo llevado a cabo por un año luego de la decisión de Rukawa- así que ese es Touya- comentó al aire. Sin embargo el efecto en Rukawa fue inmediato

-así es- contestó sabiendo que, si bien no le había entregado mucha información a Sendoh, éste sacaría cuentas pronto

-no sabía que fuera… así- dijo intentando dejar en claro aquello que no quería decir en voz alta. Rukawa decidió no tomarlo en cuenta. Siguió caminando hacia dentro de la mansión, Sendoh lo siguió- ¿por qué Hajime ha desaparecido?- preguntó, finalmente

-peleó anoche con Touya- contestó escuetamente, deteniéndose a medio camino en la gran escalera. Respiró hondo y lo miró de frente, tomándose un tiempo luego de todo lo que había pasado durante la noche- por culpa mía… posiblemente

-¿A qué te refieres con, “posiblemente”?- Sendoh también se detuvo en mitad de la escalera, sosteniéndole la mirada y no fue sino hasta que dijo la pregunta que se dio cuenta que no quería saber la respuesta

Rukawa tragó con dificultad. La verdad es que no quería quedarse solo con Sendoh porque debería explicar aquellos silencios y la lejanía, los sentimientos escondidos y las dudas que comenzaron a atacarlo con la llegada de Touya. Ni 24 horas llevaba en Kanagawa y todo se complicaba.

-Es mejor que conversemos… Sendoh

El corazón se le apretó y respiro profundo. Miró a todos lados, sabía que en el tercer piso estaría desocupado por lo cual sería un buen lugar para estar tranquilos. Le tomó la mano, en un gesto que, hasta ahora, jamás hubo hecho con él en público y lo arrastró hasta la habitación que su hermana siempre le ofrecía cada vez que iba de visita a la casa familiar.

 

El verano costó que volviera a la normalidad, sin embargo, la presencia siempre eterna de su abuela les entregó aquel espacio de reconocimiento en el cual siempre se habían criado. Aquel día si bien caluroso estaba húmedo y había amanecido nublado. Aun así organizaron una expedición a la cabaña que estaba camino al río, Hajime apareció vestida con el traje de expedición y su mochila de colores. A su lado, Rukawa llevaba su traje de entrenamiento y una mochila con agua y fruta para compartir, Touya, quien lideraba aquella idea, se les acercó con el buzo de la secundaria a la cual asistiría luego de los exámenes rendidos, como siempre, él llevaba los implementos de primeros auxilios, una radio para comunicarse con la casa de la parcela, una linterna y una luz de vengala que nunca utilizaban por estar en peligro, pero sí por entretención.

Caminaron tranquilamente entre los árboles que componían el bosque, mientras Touya los dejaba pasar adelante, se daba cuenta de cuánto había crecido Hajime y cómo la muchacha parecía estar ajena a sus propios sentimientos. En medio de eso, Kaede también se dedicaba a estudiar a su primo sabiendo en el fondo que, más que él, quien llenaba su corazón era la muchacha que ahora corría de un lado a otro, ajena a lo que estaba sucediendo bajo las capas de cada uno de los muchachos.

Llegaron al río a media mañana. Kaede se sentó y sacó fruta que repartió equitativamente entre los tres. Mientras Hajime comía su durazno mientras se paseaba a orillas del ría, Touya le advirtió que tuviese cuidado, que si se caía, la corriete, a causa de los deshielos típicos que sucedían en el verano, ella se podría caer, Kaede no hizo caso, no porque no le importara, sino porque estaba acostumbrado de aquellos cuidados, en ocasiones excesivos, por parte de su primo tanto con Hajime como con él. Siguieron el camino por el río hacia abajo, llegarían al claro donde, se supone, habían jugado la semana anterior, era un pequeño espacio a orillas del río que a la muchacha le gustó porque estaba rodeado de flores recién nacidas y de hierba tierna por el verano.

Nuevamente los tres se quedaron descansando, con la disminución del calor, pero la mantención de la humedad debido a las nubes en lo alto, el ambiente estaba caldeado, además, la extensa caminata había hecho que los muchachos se agotaran y terminaran tan transpirados como en los extenuantes entrenamientos de basketbal. Touya se recostó con la mochila bajo su cabeza, su hermana, aun cantando para sí o riendo por cualquier cosa, se había sacado los zapatos para ir a mojarse a una poza que se hacía a orillas de aquel claro, Kaede aprovechó para acercarse a su primo, como siempre lo hacía

-pareces cansado- le comentó sonriendo mientras se acomodaba a su lado. Touya abrió sus ojos bajo el pelo castaño claro y sonrió

-dormí poco- contestó enigmáticamente. A lo lejos se escucharon algunos truenos que los remecieron, sin embargo no le tomaron atención- Es un día maravilloso…

-está nublado- dijo Kaede, como si eso lo excluyera completamente de aquella posibilidad

-lo digo por la compañía- dijo y le tomó la mano apoyada en el suelo. Kaede se sonrojó maravillosamente y luego miró hacia donde estaba Hajime, la muchacha se volteó y se quedó mirándolos con algo de pesar en su corazón, a pesar de la distancia que los separaba, era obvio que algo había visto la muchacha, con aquella percepción que le envidiaban y que hacía que ahora ambos se sintieran mal

Otro trueno volvió a resonar en lo alto y ahora fue respondido por el repique de las gotas cayendo en medio del bosque de manera que pronto se empezó a escuchar en todas partes cómo el agua comenzaba a llenar el lugar. Hajime apareció corriendo, con los cabellos ya mojados y se colocó sus zapatillas lo más pronto posible, Touya, que la esperaba sonriendo, le tomó la mano y la arrastró, seguido de Rukawa a la cabaña que estaba de refugio en el bosque.

Bajo el cobertizo cerrado y protegido de aquel lugar, la muchacha comenzó a buscar implementos para poder secarse la ropa, la desnudez, luego de los años compartidos, jamás había sido tema para ella, por lo cual parecía natural que, después de mojarse sólo quisiera secarse. Touya se comunicó por radio a la casa mientras Kaede prendía la chimenea

-lo estás haciendo mal- le dijo el mayor sonriéndole, se agachó a su lado tomándole los fósforos de la mano, instintivamente Kaede volteó la cabeza quedando sus labios a la misma altura de los labios de Touya quien, ante la proximidad, tragó con dificultad- déjame ayudarte.

El menor asintió pero sin darle espacio, dejó que él prendiera la fogata, lentamente, el lugar se caldeó llenando todo el lugar con un aroma a tierra mojada, fuego y el perfume corporal de Touya. Ambos no se movieron, Kaede respiró hondo y apoyó su cabeza en el hombro de su primo quien, instintivamente le acarició la cabeza. Con aquella posición, Kaede se dio cuenta del paso acompasado, levemente acelerado del corazón de Touya quien respiraba rítmicamente sintiendo cómo las llamaradas de la chimenea lo temperaban

-estoy lista- escucharon a su espalda a Hajime quien los miraba algo entristecida. Se había sacado la ropa que estaba completamente mojada y se había quedado con una delicada enagua que le tapaba hasta la parte superior de sus muslos- ustedes debieran sacarse las ropas también- dijo en tono seco, acusándolos de haber ocupado el tiempo en el que ella no estaba –por estar en la otra habitación- para acercarse

Kaede se levantó y asintió. Mientras caminaba a la misma habitación donde su prima se había cambiado, Hajime se acercó a su hermano con sus ropas mojadas dispuestas a ser secadas ante el fuego, Touya la miró encantado, hipnotizado por el color cobre que se reflejaba en la piel pálida de Hajime, lentamente se desabrochó su camisa de excursión mientras la muchacha ordenaba la ropa y la comida que habían traído; por la lluvia que caía afuera, era obvio que deberían quedarse ahí por un buen tiempo antes de que la lluvia se acabara

-tendremos que esperar- dijo el mayor finalmente, cuando Kaede volvía en sus bóxer negros con la ropa mojada en sus manos, el brillo de los ojos de Hajime lo hirió, era obvio el deseo de la muchacha a pesar de su corta edad

Finalmente los tres se quedaron al frente de la chimenea en silencio, la muchacha al medio en una posición que, luego de tanto tiempo, comenzaba a sesr incómoda. Touya respiraba y suspiraba de vez en cuando mientras negaba o asentía en un diálogo confuso consigo mismo, Kaede, en su mundo de ensueños, se preguntaba si aquella chispa de sensualidad que comenzó a invadirlo a él cuando Touya se le acercó antes de prender el fuego, era sólo cosa de él o más bien era compartido

-no puedo seguir así- habló finalmente, Hajime. Su voz dulce y clara, ahora menos menuda que el tono que tenía cuando era pequeña, rompió los pensamientos de ambos muchachos- sé que no podré ser feliz si ustedes están separados…

-¿A qué te refieres?- preguntó Kaede con una extraña sensación de esperanza y tristeza

-sé cómo miras a Touya- le dijo con tono acusador y triste- y cómo te mira él

Touya la miró con el reflejo de las llamas bailando en su mirada enojado por cómo lo veía su hermana y el cómo KAede insistía en hacerla sufrir. Instintivamente se levantó y los miró desde el centro de la habitación, las dos personas que más amaba en el mundo, con la silueta recortada ante el crepitar constante de la chimenea

-Ustedes dos están juntos- dijo tragando con dificultad. Aun ahora le dolía decirlo- eso no cambiará nada

Hajime miró a su hermano con dolor y luego le devolvió la mirada a Kaede quien aun no dejaba de observarlo. Si solo una parte de aquel corazón le fuera fiel, si sólo una parte del amor que Kaede, sabía, sentía por Touya fuese para ella, ella sería feliz. Levantó su mano lentamente y la colocó en la mejilla de Kaede quien, lentamente, le devolvió la mirada. Le besó con ternura, primero, y luego con premura. Con la premura torpe de los primeros años de exploración adolescente y gimió al no saber cómo su cuerpo reaccionaría ahora.

Cuando abrió sus ojos, Touya los observaba hipnotizado y sufriendo, con su torso completamente desnudo y acelerado por la imagen que vio, entonces la muchacha no lo dudó y le extendió la mano en una invitación que sellaría para siempre las relaciones entre los tres.

 

La muchacha se había dejado llevar por aquel recuerdo, la habitación candente como la que ahora estaba, pero mucho más íntima y menos arreglada habían llegado a su memoria seguida por la maravillosa embriaguez del champán. En su entrepierna podía sentir a Kaori lamer y lamer mientras sus manos estaban inmovilizadas sobre su cabeza y el vestido apenas si la cubría en su pecho y sus piernas, nuevamente gimió y la imagen se hizo borrosa en medio de aquel lugar lleno de tul y brillo, nuevamente jadeó y sintió en su pecho los labios de Kaori que mordían, succionaban, gemían y luego le ordenaban, por alguna razón (posiblemente por el champán, se dijo en un pequeño segundo de lucidez) le hacía caso sin chistar.

Kaori la levantó y le susurró al oído que era mejor irse a un lugar mucho más íntimo a lo cual ella asintió, ahora el vestido vaporoso le desnudaba por completo los hombros, el escote estaba más pronunciado y el broche seguía en su pierna aferrado a sus calzones, lo que le dio la noción de que aun no había pasado nada.

 

Mitsui miró a su alrededor preguntándose qué demonios hacía en medio de toda esa gente, reconocía algunos de la estación estatal de televisión y, además, podía diferencias a apenas niñas que disfrazadas con trajes sensuales y extremadamente provocativos para su corta edad no eran más que aspirantes a artista. Miró a la dirección que tanto Rukawa como Sendoh habían tomado y decidió que era mejor estar con gente conocida, sin embargo, poco anduvo puesto que se daba cuenta como el jugador de Shohoku se detenía en medio de la escalera y luego de hablar algunas pocas cosas, Sendoh tomaba de la mano a  Kaede y lo arrastraba al tope de la escalera.

Por curiosidad caminó entre medio de la gente, la fiesta, la pista de baile hasta llegar a la parte de debajo de la escalera donde, sin embargo, un guardia privado le detuvo el paso

-necesito ver su identificador, señor- dijo mientras solicitaba la pulsera imantada con código que le habían entregado a la entrada, al ser invitado de SEndoh, tenía la posibilidad de ir a cualquier lado dentro de aquel evento. El hombre alto, vestido de negro asintió y lo dejó pasar.

Rápidamente Mitsui subió la escalera esperanzado de no perderles el paso ¿Habrían descubierto dónde estaba la muchacha? Si no era así ¿Desde cuándo que Kaede y Sendoh eran tán íntimos?

En medio del salón del primer piso se dio cuenta que habían tres entradas; la de la entrada principal, al centro, una desde los jardines, al lado izquierdo y donde él estaba, la entrada desde los jardines al lado derecho. Entre ambas entradas había una fuente que daba a los jardnes traseros bordeados de dos sendas galerías de invernaderos que ahora estaban completamente iluminadas por farolitos de papel. De la misma manera que sucedía en la fiesta externa, entre los rincones oscuros por la luz tenua, había parejas, incluso tríos de personas que se movían de forma sinuosa. Unos de los camareros se le acercó para ofrecerle bebida de la que tomó un whisky lo suficientemente fuerte como para animarlo, a decir verdad, comenzaba a creer que aquello no había sido una buena idea. Después de todo, y sólo se dijo esto en su mente por el brío que el alcohol le había entregado, estaba ahí siguiendo a una muchacha que jamás amaría como amaba, en aquel momento, al idiota de Tetsuo.

Miró en rededor con algo de depresión y bajó los hombros. Sacó otro trago de uno de los meseros que paseaban por ahí y lo bebió al seco, tal cual lo había estimado, no ardía la garganta de la misma manera que lo había hecho el primer trago, negó con la cabeza… al menos debía intentarlo, debía intentar, hacer el esfuerzo por olvidarlo y si la muchacha lo ayudaba, entonces debía encontrarla y explicarle.

Miró hacia el balcón del segundo piso, donde nuevamente luces tenues iluminaban el lugar y le pareció ver, entre medio de los invitados, los trajes oscuros de Sendoh y Rukawa que se encaminaban a la escalera del tercer piso. Se apuró a encontrarse con ellos, si alguien debía saber dónde estaba la muchacha, entonces eran ellos dos.

En el ala izquierda, luego de que Touya subiera la escalera, miró a su alrededor tan perdido como había llegado, aun no entendía cómo su hermana estaba en medio de aquel ambiente tan sórdido. Miró el reloj y se sorprendió que, a pesar d elo poco que parecía que llevaba ahí, en realidad el tiempo había pasado rápido; tal vez la preocupación, se dijo sin convicción, o simplemente el haber dejado que su mente se nublara de aquellas imágenes de las que había escapado –lo habían hecho escapar, se corrigió- donde podía, al fin, tocar la piel de Hajime.

Respiró hondo para controlarse, miró a todos lados y se dio cuenta que la línea de privados, en medio del pasillo del segundo piso y que estaba resguardada por dos grandes hombres vestido de perfecto traje negro, no había sido revisada. Se acercó con sigilo, dudoso si lo dejarían entrar hasta que uno le habló

-su identificación, por favor- dijo uno de los hombres. Touya levantó su mentóny arigió su columna para hacer notar su porte, poco más bajo que aquellos gigantes, sacó la mano del saco del traje y la extendió. Ambos comenzaron a verificar el número para verificar si tenía permiso de ingreso- espero, si es tan paciente

Asintió mientras miraba a todos lados, deseoso de ver a su hermana e intentando controlarse. El corazón el bombeada con fuerza, a lo lejos, pudo notar, una mujer que llevaba a una muchacha muy arreglada vestida con un hermoso vestido de seda azul marino que le llamó la atención, delante de él, los dos hombres terminaban de hacer los trámites y le devolvían la atención

-puede pasar, señor- dijo el que le había hablado. Touya lo miró a los ojos y asintió, luego volvió la vista a las dos mujeres, pero habían desaparecido, al parecer, por el camino a unas escaleras que iban al tercer piso

-¿A dónde va el lugar?- preguntó con interés

Ambos guardias se miraron entre sí y contestaron al unísono

-es el tercer piso, son habitaciones privadas- le dijeron en tono de advertencia

Touya asintió y caminó al privado que le había llamado la atención. Era posible que su hermana estuviera ahí.

 

Se despertó cuando la lluvia estaba en silencio, levantó la cabeza y se dio cuenta que, por el calor del lugar, tenía el cuerpo transpirado aunque algo en el sopor dulce que sentía le decía que, en realidad, algo más había sucedido. Fue entonces que reconoció el aroma dulce del cuerpo de Hajime, ahora recostado a su lado, desnudo y respirando acompasadamente. Al otro lado, Kaede dormía apoyado en el lado izquierdo, con la mano derecha en la cadera izquierda de su hermana tomando la mano de él mismo, la cabeza del muchacho descansaba en el huevo que se hacía entre los brazos de Hajime y su pecho, completamente desnudo, y su cuello que estaba estirado hacia arriba. La espalda de la muchacha descansaba en su propio pecho al tiempo que su cadera reposaba en la de él..

-…dios- se dijo a sí mismo entre hipnotizado por la visión o asustado por lo que significaba. La radio de emergencia sonó y se levantó rápidamente despertando a su hermana y a su primo

-…Touya… Tou…- sonidos de interferencia sonaron. El muchacho se dio cuenta que él no llevaba su ropa interior y su cuerpo se sentía invadido por roces de otras personas-contes… Tou…

Tomó el transmisor sin mirar a ambos muchachos y respondió

-respondo, cambio- habló apretando el botón- estamos bien, en el refugio

-terminó la lluvia- anunciaron al otro lado de la línea- los esperamos

Touya asintió y dejó la radio en su mochila. Cuando se volteó el par de ojos azules lo miraban extrañados y somnolientos

-debemos volver- contestó y el corazón se desvocó. ¡Qué demonios habían hecho! Cómo fue que aceptó la invitación de su hermana… su hermanita… y luego la vio levantarse con el cabello negro ondulado suelto sobre sus hombros, como un vestido de seda delicado y paseándose para buscar la ropa que ya estaba seca. Luego se sonrojó ¿Habría sido capaz de decirle que no a ella? ¿a su princesa?

Kaede vio el cambio en la mirada de Touya y un celo terrible creció en su pecho… él también había estado ahí ¡Él había disfrutado con ella también! ¿Acaso Hajime no era su pareja? ¿Acaso no hay reconocimiento para él, que sabiendo todo lo que significaba, aprobó aquel actuar? También se levantó del cobertizo enojado y se vistió rápidamente, ofendido por la preferencia de Touya y celoso por el deseo que vio reflejado en los ojos claros del mayor de los primos. Caminaron sin hablar de vuelta del sendero, si bien callados, la única que estaba tranquila era Hajime, el peso que tenía en su corazón se había desecho al haber estado con ambos muchachos, como si el mundo, aquel mundo que ahora se abría ante ella en una reverencia maravillosa le indicaba que aquello era la perfección, después de todo, se amaban, a su manera, con sus vicios, pero se amaban

En la casa no dijeron nada, después de todo, ninguno mostró nada de raro ante la abuela que los abrazó como siempre, notando, eso sí, cómo las mejillas se sonrojaban cuando se quedaban mirando entre ellos o el silencio se hacía parte de la habitación. Tuvo que pasar unas semanas más antes de que la tragedia se desatara.

Aquel día, sus padres se habían ido hacía poco luego de la visita que hacían de vez en cuando. Kaede había notado a sus padres algo extraños, sin embargo prefirió no mencionar nada a pesar de los silencios que se daban entre ambos, no fue sino hasta que los tres se quedaran solos que su prima se lo mencionara

-debes estar triste- le dijo medio sin pensar, medio para saber qué pensaba el muchacho

-¿Por qué debiera estarlo?- dijo algo brusco, sin quererlo la muchacha había revivido los celos del encuentro que habían tenido en la cabaña

-tus padres se van a separar, Kaede-kun- contestó sin darse cuenta, sino hasta que terminó de hablar, que el muchacho no sabía nada. Su primo abrió sus ojos azules de forma acusadora

-¿Cómo lo sabes?- preguntó dejando el trabajo en la cocina que habían estado haciendo en conjunto con la cocinera. Repentinamente ambos se silenciaron al notar que volvía de la bodega

-iremos a comprar al pueblo. Traeremos algunas cosas que hacen falta y remedios para la enfermera- les habló educadamente, desde la habitación del living entró la enfermera ya con su traje de salida y les sonrió

-su abuela está descansando en la habitación del primer pisos, no la despierten, nosotras nos haremos cargo cuando lleguemos

Ambas se despidieron y salieron dejándolos a ambos solos

-eso lo comentaron en silencio, cuando estaban acá- contestó Hajime algo asustada por la reacción de Kaede

-¡Me lo hubiesen dicho!

-te lo dirán cuando esté hecho- habló con la voz menuda y triste. ¿Era posible que sus propios padres le escondieran tales cosas?- no quieren hacerte daño…

-¡Entonces por qué me lo dices!- gritó, ahora enojado

Hajime lo miró con dolor y negó con la cabeza

-¡porque no quiero engañarte, Kaede-kun!

Su primo salió corriendo escalera arriba, a la habitación de juegos donde habían cambiado, hacía dos veranos, los juguetes para poner tatamis y cojines. No sabía que Touya estaba ahí, inclinado ante si mismo, con la mano izquierda apoyado en la muralla y la otra en sus pantalones al tiempo que un orgasmo lo arrebataba haciéndole temblar el cuerpo. Apenas pudo recuperarse cuando vio a Kaede entrar de golpe quien, ahora, lo miraba con odio, tras él, venía Hajime acongojada quien, al ver la mirada de Kaede pegada en la de su hermano, también lo miró

-¡Maldición!- gritó Touya algo apenado y con rabia- avisen cuando vayan a entrar

-podrías buscar un lugar más privado- le reprochó, Kaede

-eso intentaba mientras ustedes estaban abajo- se volteó hacia la muralla para limpiarse y acomodarse la ropa

-supongo que ahora podríamos compartir esto también ¿No es así?- habló Kaede mordazmente. Hajime lo miró ofendida y dio un paso hacia atrás

-¿qué quieres decir?- preguntó la niña con tono agudo

-¡tú has creado esto!- dijo apuntando a Touya- te insinuas, nos incitas… ¡ahora no puedo sacármelo de la cabeza!- gritó con una rabia que nada tenía que ver con lo de sus padres. Touya se adelantó, lo tomó del cuelo de la camisa y lo apretó a la muralla

-que yo sepa- le habló con las palabras marcadas y los dientes juntos, aguantando la rabia- nadie te obligó a nada…

-¡Touya!- lo detuvo y luego bajó la voz- por favor, que no escuche Oma-Sakura, por favor!- dijo, con vergüenza-¡suelta a Kaede-kun!

-Discúlpate- le dijo lentamente, con calma- ¡DISCULPATE!- insistió

-NO- dijo y adelantó sus manos para soltarse- la quieres a ella… ¡pero ella es mía!- le dijo con rabia y se soltó para empujarlo al otro extremo de la habitación, Hajime se adelantó para detenerlos, pero la apartaron- ¿Te tocabas pensando en tu hermana? ¿deseándola desnuda?- le preguntó con ironía y luego rió con dolor- eres patético…

Los tres se quedaron en silencio, Hajime abrió la boca con estupor y lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Las palabras las había dicho Kaede para hacerle daño a Touya, pero sin quererlo le había hecho daño a ella también

-¿yo, patético?- dijo y lo miró con cariño, como reprochándole a un niño mimado el acusar a otros lo mimado que eran- ¿Y tú, Kaede-kun? ¿Crees que no me doy cuenta que no amas a Haji-chan y que me deseas?- dijo como si lo entendiera completamente. Se adelantó y le tomó la cabeza por la nuca con fuerza, dándole a entender que no debiera negarse y acercó sus labios- ¿esto es lo que quieres, verdad?

Ambos se besaron lentamente ante la muchacha que los miraba hipnotizada sin saber bien qué hacer. Ella había creado este monstruo pensando que había solucionado las cosas, sin embargo no se había dado cuenta que, en realidad, no había solución para ellos, Kaede amaba a Touya, Touya la amaba a ella y ella amaba a Kaede. ¿Había alguna fórmula para poder solucionar aquel terrible sentimiento que comenzaba a carcomerlos por completo?

Cuando Touya se separó de Kaede, este último apenas si pudo respirar con calma, miró a su hermana y le sonrió con los ojos cristalinos, la amaba, ahora que lo sabía, no podría ser a pesar de que hacía tiempo que había escuchado a su tío Shinishi mencionar que era adoptado.

-estaré contigo- dijo mientras se sacaba la camisa mostrando sus abdominales- pero me dejarás estar con Hajime- miró a la muchacha mientras se apegaba al cuerpo de Kaede y lo sentaba sobre un mueble de libros en el extremo de la habitación- si tú quieres- dijo asintiendo y jadeando, imaginándose, nuevamente, estar con aquella muchacha entre sus brazos, una visión lo suficienciemente fuerte para exitarlo nuevamente. Hajime asintió, adelantándose y secando sus lágrimas que seguían cayendo sin freno, se sacó el vestido de tela liviana que llevaba puesto mientras su hermano desnudaba a Kaede quien, ante aquella visión cerró lo ojos. La muchacha se le acercó tomando el aroma desde el cuello del muchacho que, mientras las manos de Touya lo desnudaban se había dejado llevar ante la delicia del erotismo de otras manos sobra la piel, la  boca de la muchacha paseó de un lugar a otro por el abdomen mientras Touya seguí paseando hasta llegar a sus pantalos. El miembro de Kaede estaba erecto por lo cual Hajime lo tomó con delicadeza, Touya, en cambio se dedicó a buscar el orificio del trasero mientras gemía al ver a esas dos personas, sus personas favoritas, paseándose con la piel desnuda. Sobre el otro, cuando Kaede gimió el mismo se dio cuenta que estaba preparado para hacer aquello, su propio miembro lo introdujo lentamente, pero con fuerza y comenzó el baile insano del sexo recién aprendido.

Con el mismo ritmo, Hajime siguió masajeando al mismo tiempo que se movían ambos cuerpos, se agachó en el poco espacio que dejaban ambos y llevó a su boca la punta de su primo que comenzaba a tener una oscilación rítmica. Touya gimió en un gruñido grueso y casi al mismo tiempo Hajime sintió cómo el líquido caliente con fuerte aroma a Menta y Kaede llegaba a su lengua. Cuando se levantó, los ojos cristalinos de Kaede la miraban agradecido y los ojos de su hermano con deseo.

La tomó por la cintura, pasando su mano por cada uno de las curvas que comenzaban a formarse en su cuerpo, limpió con su lengua los rastos del líquido de Kaede que quedaba en las comisuras de sus labios y luego la besó con anhelo apoyando su espalda en la espalda de su primo. A diferencia de la necesidad que había mostrado con el muchacho, Touya sentía una necesidad salvaje de tenerla para él, un sentimiento más primitivo y, por lo tanto, más puro, le acarició el costado del cuerpo y la besó con furia, al tiempo que intentaba llegar a su entrada, Kaede masajeaba su entrepierna con algo de torpeza, pero con el ritmo necesario de hacerla perder el juicio. Cuando Touya entró en ella, el dolor dejó paso a un intenso sentimiento de placer que se le escapó en un gemido fuerte. Por alguna razón, en esos momentos pensó que su hermano estaba hecho para hacer aquello todo el tiempo, siempre moviéndose entre sus piernas, en un compás en que las caderas casi se movían solas.

Nuevamente gimió con placer, atrás suyo, ayudando a que la muchacha no se cayera, estaba Kaede satisfecho con haber sentido por completo a Touya quien, ahora, perdiéndose en sus propios pensamientos se movía acompasadamente con Hajime en sus brazos. Hajime gimió de placer, se retorció, hubo un momento que casi se escapa, sin embargo su primo la tomó con fuerza de manera que no tuvo más que quedarse quieta, recibiendo los embistes de Touya quien ya tenía su tercer orgasmo en menos de una hora. La muchacha sintió todo el miembro de él dentro suyo, cómo las ondas se expandieron a su pripia carne y mientras en sus pechos sentía la lengua del mayor también se sintió acorralada al orgasmo que la movió de aquel mundo.

Los tres retozaban desnudos. Touya de espalda, sintiendo en su lado derecho a Kaede quien podía tocar la espalda baja de Hajime dormida sobre el lado izquierdo del mayor. Los primeros ruidos que sintieron fue el auto llegando, la muchacha abrió rápidamente sus ojos de aquel sopor incesante al cual habían caído sin quedarse del todo dormidos y se levantó rápido al darse cuenta que ya habían vuelto del pueblo la enfermera y la cocinera. Se colocó rápidamente el peto de entrenamiento, sus calzones y el vestido ligero que llevaba y removió a los otros dos que aun no podían despertar del todo. Salió rápidamente de aquella habitación y, antes de llegar a la escalera, sus pasos se detuvieron.

Lo segundo que los removió fue el grito agudo de la muchacha que, dado el terror que escondían, los aceleró. Touya simplemente salió sin abrocharse su camisa, seguido de Kaede quien no se colocó los zapatos, en medio de la escalera, estaba el cuerpo de Oma Sakura y Hajime lloraba histéricamente mientras la cocinera intentaba sacarla al tiempo que la enfermera la estudiaba. La última llamó a Touya para indicarle que llamara al número de emergencias y la cocinera llamó a Kaede para que la ayudase a  sacar a Hajime quien, sabiendo ya aquello que no querían confirmar, seguía llorando sin control.

 

Kaede corrió la cortina para evitar que la luz se colara en la habitación, miró hacia la cama pulcramente hecha donde Sendoh lo observaba helado, pálido, sin duda alguna por la historia que había estado escuchando, ahora, como si de un sueño extraño se tratase, los sonido de la fiesta se escuchaban lejanos y extraños, como si no pertenecieran al mundo donde estaban ahí

-¿Fue culpa de ustedes?- preguntó luego de recuperar su respiración

-no sabemos- contestó, sinceramente- es posible- asintió.

Lo cierto era que si Oma Sakura había caído muerta en medio de la escalera, era porque los había estado llamando mientras ellos se dedicaban al sexo. Es posible que haya visto algo, o escuchado, pero ellos no escucharon, y de eso sí que eran responsables.

-entonces- volvió a tragar saliva, aquello le estaba costando bastante- tuviste sexo con Touya- dijo y su corazón se heló. El primer amor, la primera vez…. ¿Se podría competir contra eso?

-sí…- Kaede se volteó. Hermoso como estaba con aquel traje que parecía hecho a su medida, los ojos azules relucieron y Sendoh se lamentó que le gustara tanto el muchacho. A pesar de todo lo que le había contado, aun así, lo deseaba… lo deseaba más, incluso, al saber que había sentido a otra persona dentro de sí

-Por eso es que has estado tan distante- conjeturó  y se le acercó de a poco- dije que te esperaría, me has contado todo, pero ahora me toca pedirte algo a ti- habló, y se colocó al frente, intentando no sentir tanto miedo como el que sentía- dame una oportunidad- dijo, rogando, con el tono que, se dijo ante muchas muchachas, jamás usaría- por favor…

Kaede lo miró, con pena por tener que hacerle daño ¿No lo había entendido? No podría entregar por completo su corazón. Cuando lo hizo, algo había salido mal. Se le acercó, sopesando la situación y junto su frente con la del muchacho, debía decirle ahora un “lo siento” pero no pudo, simplemente lo besó, arriesgándose a lo que se venía

Sendoh le desabrochó el traje con premura, Kaede se dejó desnudar principalmente para olvidar lo que había evocado, tantos años había estado oculto y aun así, la culpa seguía intacta, presente, fría y punzante. Respondió a la insistencia de Sendoh con necesidad, él también lo desnudó y ahora lo besó con premura, quería acabar, sentirse lleno de algo más que su egoísmo  y aunque eso fuese ahora, Sendoh, debía intentarlo.

Se desnudaron con premura olvidando el por qué estaban ahí, por primera vez, en todo lo que llevaba de aquella historia, SEndoh sintió que Rukawa al fin lo estaba tomando en serio entregando más que sus silencios. Lo apoyó contra la muralla donde había estado mirando por la ventana, le besó el mentón y luego recorrió su rostro con la nariz, respiró hondo y lo acarició por completo. Se besaron en silencio y Sendoh lo llevó a la cama en donde Rukawa se recostó para recibirlo, tomó su miembro, lo lamió hasta hacerlo gemir y, finalmente, él se acercó a su entrada, en medio de aquello, que parecía el cielo, decidió preguntarle con la mirada si estaba bien, sin embargo la mirada demandante de Kaede sólo lo incentivaba a que siguiera, con fuerza, con descontrol, con completa entrega.

 

Mitsui llegó al segundo piso justo cuando Touya salía del privado donde pensó que podía estar Hajime sin rastros de ella

-acá no está- le advirtió cuando lo viera- acabo de revisar- dijo con mal humor ¿Dónde demonios estaba?

-Por donde vine, tampoco la vi- dijo levantando los hombros- aun nos queda el tercer piso

-me dijeron que era privado

-Sendoh y Kaede se fueron para alla- apuntó hacia donde él mismo había aparecido, Touya siguió el camino que el pulgar de Mitsui indicaba y respiró hondo… era mejor no pensar en eso

-ve por ese lado, entonces- contestó en tono decidido- yo seguiré por este lado

Ambos asintieron siguiendo lo que debiera ser algo fácil. Touya se adelantó a la escalera que llevaba al tercer piso, nadie estaba custodiándola, por lo cual fácilmente pasó las escaleras del ala izquierda para llegar al pasillo completamente oscuro de aquel lugar, fue pieza por pieza que parecía estar ocupada hasta que, finalmente, se quedó frente a una habitación de entrada de doble puerta pintada de blanco, dentro de escuchaba la voz de una mujer con tono sensual y, ante aquello, decidió escuchar con más atención. Mitsui, por su parte, sabía que Sendoh y Kaede estaban en algo, decidió seguir el camino que les había visto, algo incómodo por tener que pasar a una zona que, sabía estaba prohibida.

Cuando llegó a la puerta donde los había visto entrar, se detuvo en seco al escuchar los sonidos inconfundibles del sexo. Se paralizó… entonces ¿Sendoh y Kaede estaban juntos? Negó con la cabeza… primero por el shock, en segundo lugar porque habían llegado ahí para buscar a Hajime, no para tener encuentros con el otro, y aquel pensamiento moralista lo fastidió. Decidió acercarse más a la puerta, la abrió un poco y vio los dos cuerpos desnudos ante la luz tenue que llegaba del primer piso, nuevamente la rabia, la furia y un poco de envidia. Negó mirando a todos lados… ellos follando mientras Hajime seguía perdida. Miro al lado contrario del gran pasillo y vio la alarma de incendios, se adelantó corriendo, y sin sacar el martillo, con una sola patada, la activó.

Touya abrió, lentamente, la puerta y se encontró con la silueta de una mujer que sostenía a otra, más joven, afirmada a un pilar de la cama, se curvas sensuales, la mayor le hablaba juguetonamente, sin embargo cuando se corrió, reconoció la cabellera azabache de su hermana y el vestido azul de seda que anteriormente había divisado a lo lejos, el corazón se oprimió con horror, al darse cuenta que, al voltearla, la mujer apresaba los labios de Hajime, luego le bajaba más la ropa de la parte de arriba para lamer sus pezones y luego volvía por más. La muchacha, sin embargo, no se veía bien, pálida más de la cuenta y con pequeñas gotitas de sudor en su frente, parecía hablar incoherencias.

Touya, con valor sacado de no sabía donde, se le adelantó abriendo por ocmpleto la puerta, Kaori se volteó, con rabia –pensando que sería alguno de sus guardias- y luego con curiosidad

-¡Qué demonios…

-¡QUE HACES CON MI HERMANA!- gritó imponiendo todo su porte, Touya.

Hajime levantó la vista, como reconociéndolo desde algún trance del cual aun no podía salir y cayó a los pies de la cama en donde Kaori la mantenía amarrada con cintas de tela.

-¿Hermana?- lo miró, confundida- …eres Touya- Concluyó

-¿Qué le hiciste?- dijo el muchacho intentando desatarla, Hajime lo miró, con los ojos perdidos y los labios sonrojados, en su cuello se podía ver la presión arterial alterada y sus ojos comenzaban a mostrarse febriles.

-Tou…Tou- lo llamó entre medio de todo, Kaori la miró con la frente fruncida, la droga no tenía este efecto tan rápido, según sabía-no pued… no puedo… respi…respir..ar…

Hajime se puso pálida ante el inminente ataque cardiaco que estaba provocando. Touya se inclinó con rapidez para hacerle respiración boca a boca, Kaori, al notar lo que había hecho, rápidamente llamó a uno de los guardias y sacó el celular que había dejado en su habitación

-Dios… es un ataque- Touya volvía al ritmo de siempre, manteniendo los brazos con fuerza apretados para que el corazón no se detuviera, marcaba con ahínco y con fé. Si de él, verdaderamente, dependía que l a muchacha no muriera, entonces lo daría el todo por el todo. Volvió a dar respiración boca a boca

-Viene ayuda en camino- dijo rápidamente, se agachó ante Touya y miró con preocupación- dime que no le pasará nada

-no lo sé- contestó asustado. Levantó la vista para mirar a la mujer- ¿Le diste algo?

Kaori no contestó, miró al cuadro de la muchacha con la boca abierta y profundamente pálida. Cuando llegó el guardia a la habitación y vio la escena, al mismo tiempo que decidía en sacarla discretamente para que nadie se enterara lo que había pasado, sonó la alarma de incendios.

-Maldición!- Kaori se levantó y corrió a la salida de la habitación. Touya, desesperado, tomó a la muchacha en brazos decidido a bajarla lo antes posible.

 

Cuando Kaede y Sendoh salieron de la habitación, alertados, iban medio vestidos y con botones faltantes, desabrochados y piezas del traje desaparecidas. Mitsui los estaba esperando en la escalera. Primero Kaede reaccionó, mientras Sendoh no entendía bien lo que estaba pasando

-los estaba buscando- habló con la voz marcada, al mismo tiempo, desde los pisos inferiores llegaban gritos y reclamos, al mismo tiempo que se encendían las luces de emergencia de la mansión. Kaori apareció por el pasillo seguida de dos de sus guardias…

-¡Kaori!- gritó Sendoh, devolviéndose por el lugar que había comenzado a tomar. Alertados, Kaede y Mitsui se devolvieron, la mujer los miró extrañada, sin entender qué hacía su hermano y amigos ahí,

-ahora no, no tengo tiempo… es una emergencia

-¡Bajaré con ella!- se escuchó la voz desde la habitación que cruzó todo el pasillo. Kaede abrió sus ojos al notar que TOuya salía del mismo lugar donde había estado con Kaori llevando a Hajime envuelta en un vestido de seda azul-¡Que la ambulancia me espere abajo!- gritó a los dos hombres que asintieron mientras bajaban

-¿Qué pasó, Kaori?

-Ahora no, Akira- dijo la mujer mirando cómo, Touya, bajaba las escaleras con Hajime en andas. En su mente comenzaron a correr los diarios y revistas con las noticias de su fiesta y el escándalo

-¿Era Hajime?- preguntó Kaede. Mitsui se adelantó, siguiendo a Touya mientras Kaede no sabía qá hacer- ¿ERA HAJIME!

-así es- contestó la mujer- y es mejor que se apuren antes de que esto esté lleno de periodistas- dijo, sacando su celular y corriendo escalera abajo.

Notas finales:

espero les guste tanto como a mi, escribirlo!


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