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De todo corazón por Tavita

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza!

no hay excusa para dejar esto botado... ¡Mil perdones!

 

espero que lo disfruten ;)

Sendoh se levantó de su escritorio luego de releer por enésima vez el mail de Kaede sin saber bien qué demonios hacer. Desde la fiesta en la casa de Kaori cuando ambos se dejaron llevar de esa manera que no había podido hablar con él, y había desperdiciado dolorosamente la última oportunidad que tuvo en el último partido. Miró por la ventana hacia el maravilloso atardecer  y, sin controlarlo, su vista se desvió al uniforme deportivo de la preparatoria Ryonan, ahora lavado, que descansaba en su cama perfectamente planchado. -“maldición”-, se dijo al pensar en la suspensión por las próximas dos fechas, tiró el lápiz que tenía en las manos y rebotó en la pantalla del computador en donde aun se mostraba el mail de Kaede y se tomó la  cabeza, nada estaba saliendo como se suponía; debía tener asegurada la entrada a la Universidad, estar en mejores términos en su relación  con Kaede… pero luego de haber sido suspendido en el último partido todo se ponía cuesta arriba. Más ahora que hasta Kaori parecía darle la espalda porque a ella misma las cosas se le estaban complicando.

 

Mientras Touya se miraba las manos sentado en el pasillo de la clínica Komai, podía escuchar las noticias en la pantalla de la sala de espera que estaba a su espalda. Según los noticieros, una falsa alarma dentro de la mansión de la productora de Televisión, Kaori Sendoh (esposa del productor nacional Matsumoto Terada) había dado por terminada una de sus conocidas fiestas para captura de talentos, con la alarma de incendios se había generado una estampida de figuras televisivas que llenaron el barrio acomodado de Kanagawa. Nadie se enteró del ataque cardíaco de Hajime Rukawa ni que se encontraban ahí tres estrellas del baloncesto, para él era mejor así, sobre todo teniendo en cuenta la información del parte médico: Hajime había ingerido no sólo mucho alcohol, sino una alta dosis de éxtasis de alta pureza que había generado deshidratación y que le provocó un ataque cardíaco.

Pasos se escucharon en el pasillo y Touya no necesitó mirar para darse cuenta que era Mitsui. Desde que la muchacha llegara al hospital que se le veía seguido, algo que lo molestaba de sobremanera sabiendo las intenciones que tenía con su hermana.

-aun no despierta- contestó. Sin embargo, al no tener respuesta, se dignó a subir su mirada para encontrarse con un hombre al cual nunca había visto antes. Moreno de pelo largo y cara de no muy buenos amigos, Tetsuo se había presentado ante él para saber de Hajime intrigado más que nada por la actitud que había tenido Mitsui con la llegada de la muchacha-… perdón… te confundí con otra persona…

-me imagino- contestó asintiendo. Luego miró el canal estatal donde seguían hablando sobre la fiesta de Kaori y luego lo miró a Touya como sopesándolo- ¿Ustedes estaban ahí?

Touya lo evaluó y decidió no contestar. Podría ser, perfectamente, un periodista. Ya antes había tenido que lidiar con personas como él con la muerte de sus padres –empresarios conocidos del país- y sabía que los periodistas eran perfectas aves de rapiña.

-bueno, no contestes si no quieres- le dijo, sentándose a su lado. La espalda del muchacho se tensó- estoy buscando a Mitsui. No lo he visto y supuse que lo encontraría acá. ¿La muchacha es pariente tuya?- preguntó mientras indicaba la puerta cerrada de la habitación frente al pasillo donde descansaba Hajime.

-mi hermana- contestó escuetamente

-se lleva bien con Mitsui ¿No es así?- preguntó sin dejar de hacer evidente el dejo de tristeza que lo embargaba. Había visto a ambos juntos, Mitsui se veía feliz con la muchacha y aquello lo preocupó de una manera que lo intranquilizó. Aun así, decidió alejarse hasta que viera la noticia sobre la hija del matrimonio de empresarios que había muerto meses atrás, la reconoció y no pudo evitar la curiosidad que le había despertado-

-no es relevante en este momento- le contestó, bruscamente. No quería pensar que Hajime pudiera estar interesada en un muchacho como aquel… además ¿no era acaso decisión de su hermana elegir a quien quisiera? (¿o querer elegirlo a él?) Respiró desacompasadamente con rabia y pena al pensar en cómo había caído, nuevamente, en el maldito juego con Rukawa y que había decantado en que ella estuviera ahí, a la espera de que su enfermedad no se empeorara luego de la dosis de éxtasis recibida- él no está acá- contestó, finalmente. El silencio se hacía incómodo y él debía pensar en qué hacer para mejorar a la muchacha, en mejorar a su princesa y arreglar las cosas… no dejaría que otra persona amada muriera por sus malas decisiones tal como había pasado con Oma Sakura- tienen partido los de Shohoku contra Ryonan hoy. Deben estar allá.

Tetsuo asintió y le gruñó un escueto “lo lamento” para luego dejarlo solo en el hospital. Touya lo miró mientras escuchaba sus pasos y se preguntó a sí mismo si no significaba algo que lo hubiese confundido con Mitsui cuando, mirándolos bien, eran muy distintos.

 

La fiesta había sido el fin de semana. Su prima llevaba cuatro días hospitalizada y por más que se sintiera culpable, no dejaba de pensar en el encuentro que había tenido en la mansión con Sendoh. Nunca había estado con nadie más que con Touya y, por más que no le gustara aceptarlo, le había gustado el encuentro con Sendoh.

Terminó de colocarse el uniforme del equipo, la bracera en el brazo izquierdo y se amarró las zapatillas aun pensando en todo lo sucedido, notando cómo en su pecho, cada latido de corazón le indicaba el peso de una culpa que no sabía bien de dónde nacía. Cuando se levantó mostrando que estaba listo, la mirada de Mitsui desde el otro lado de los camarines lo incomodó “maldición” pensó al tiempo que se reunía con el equipo. Ryota Miyagi los juntó para darles las instrucciones mientras Mitsui preparaba la estrategia en conjunto con el profesor Ansai.

Decidió que no debía mirar. Ahora estaba jugando, el deporte que lo hacía olvidar todo el resto de problemas que tenía. Se concentró en las palabras del capitán, ignoró a Sakuragi –algo no difícil de hacer gracias a la costumbre de hacerlo cotidianamente - asintió a uno de los dos novatos que habían entrado aquel año y al golpear las manos antes de salir a la cancha casi pudo sentirse tranquilo luego de la fiesta en la mansión.

Sin embargo, Mitsui no se lo iba a hacer tan fácil. Lo tomó por el codo derecho justo antes de salir a la cancha, alejándolo del resto del equipo y del propio entrenador

-no quiero problemas- le advirtió con tono amenazante. Rukawa no le entendió del todo, pero se soltó con fuerza, no podía olvidar que él estaba detrás de Hajime, que, seguramente, querría quitársela y que por más que ahora estuvieran ad portas de un partido importante y que ambos eran del mismo equipo, no debía confiar en él.

-lo mismo digo- le respondió. El día anterior habían tenido un fuerte encuentro en el hospital cuando le reprochara que fuera a ver a su prima sabiendo que estaban juntos. Sin embargo, no alcanzó a mayores porque llegaba Shinishi y que él se enterara de todo, podía complicar más las cosas- ella no te pertenece…

-tampoco a ti- le advirtió-… o al menos eso entiendo por la manera en la que te comportas….

Rukawa sólo se alejó, soltándose de su fuerte agarre saliendo a la cancha sin hacerle caso. Si algo no quería en ese momento, era dejarse influenciar por Mitsui para perder la concentración que necesitaba para el partido.

Al otro lado se podía ver el equipo de Ryonan. Sendoh era el nuevo capitán y algunos nuevos jugadores que habían ingresado eran realmente buenos, Kaede no quiso mirar a propósito –después de todo, debía concentrarse en el juego- pero supo que Akira lo miraba de reojo al tiempo que el resto del equipo se reunía para conversar la estrategia. Nadie parecía saber lo que pasaba salvo Mitsui, algo que hizo más incómoda la invocación de imágenes que desde el fin de semana lo atacaba cuando estaba desprevenido. Ahora que veía al capitán de Ryonan conversando con su equipo, se dio cuenta cuán bien le quedaba el título que lo distinguía de los demás.

-Kaede, saltarás tú- se escuchó la voz de Ryota. Sakuragi comenzó a reclamar, pero sabía que no era tan bueno ni tenía tanta experiencia como lo tenía Kaede en el inicio del partido. Antes, aquella jugada era responsabilidad de Akagi, ahora que no estaba el antiguo capitán, debía dar su mejor performance para mejorar al equipo- Sendoh será quien salte por Ryonan… tú eres nuestra mejor chance

-no hay problema- contestó al tiempo que se maldecía. Por supuesto que debía saltar él… en comparación con el resto del equipo, era el único que tenía una chance de ganarle en el salto aunque, ahora se recordó, nunca le había ganado en un one/one… Si era sincero consigo mismo, la única ocasión en la cual había estado lo suficientemente cerca en ganarle a Sendoh fue en el partido del festival de verano que jugara en conjunto a Hajime… nuevamente las imágenes se le aparecieron en la memoria con el recuerdo del roce de la piel y los gemidos del encuentro del fin de semana. Se imaginó a Sendoh desnudo moviéndose, sinuoso y necesitado sobre las suaves sábanas de la cama.

Ambos se acercaron al centro de la cancha, Akira lo miró con un brillo de tristeza en sus ojos y Kaede decidió mirar a otro lado avergonzado de tener en su memoria el toque aun fresco de aquel muchacho, sin embargo no era momento de desconcentrarse. Sonó el silbato y el árbitro tiró el balón ahciendo que ambos jugadores saltaran casi al mismo tiempo

Sendoh había tomado la actitud de Rukawa como de completa indiferencia, algo que en un inicio le dolió pues para él, el encuentro del fin de semana había sido algo especial, un sueño cumplido que lo había mantenido en vilo durante todo el año pasado. Sin embargo, el que se cumpliera había hecho que se alejara de aquel muchacho que ahora lo miraba con indiferencia y que, justo en el momento del salto, desviaba la mirada para no hacerle frente. En su cabeza sólo atinó a darse consuelo, esperando que aquello no lo desconcentrara. Aun así, dicho consuelo llegó demasiado tarde y saltó después que lo hiciera en jugador de Shohoku de manera queera Kaede quien ahora tomaba la ventaja y robaba el balón dejándoselo al equipo de Shohoku. Ryota lo tomó y salió corriendo camino al aro del equipo de Ryonan. Por alguna razón, el resto del equipo de la preparatoria Ryonan no alcanzó a analizar lo sucedido, para ellos simpelmente era imposible que perdiera un salto como ese. El mismo Sendoh se dio cuenta de su error y decidió que era mejor dar todo lo que tenía; no se dio tiempo para pensar y salió corriendo para bloquear el tiro de uno de los novatos de Shohoku quien, asustado con la aparición tan rápida de Sendoh había tirado demasiado rápido perdiendo el equilibrio y haciendo que el balón pegara en el aro. Rápidamente Sakuragi se posicionó dentro del área de rebote al tiempo que Sendoh lo cubría, al otro lado, frente a él, estaba Kaede también en la disputa por el balón que ahora comenzaba el descenso.

Nuevamente se desconcentró. Kaede ni siquiera fue consciente de lo que estaba sucediendo cuando se dio cuenta que perdía el equilibrió, en vez de que Sendoh se quedara en frente (intentando bloquear a Sakuragi) éste se había acercado, posicionándose frente a él, de manera que no lo dejó saltar pues su cuerpo lo desequilibraba a tal punto, que se cayó. Al entender todo lo que había pasado en unos breves segundos, el pito del árbitro sonó dándole un tiro de penal a Shohoku por falta de Sendoh. Koshino abrió la boca, algo disgustado y en la banca de Ryonan se pudo ver el mal humor en el rostro del entrenador. Rukawa se levantó del suelo y agarró el balón que el árbitro le entregara posicionándose frente al aro de Ryonan. Al primer silbato se dispuso a tirar, sin embargo alcanzó a ver los ojos de Sendoh y en su pecho una punzada de dolor lo desconcentró haciéndolo perder el tiro. Le devolvieron el balón mientras Miyagi negaba con la cabeza, era mejor concentrarse o tendría graves problemas para el equipo. Rukawa respiró hondo y apenas sonara el segundo silbato, escuchó cómo el sonido del balón cruzando el aro le seguía.

Sendoh tomó el balón para sacar desde su lado, aun cuando sabía que no podía darse el lujo de fallar en aquel partido, era inevitable sentirse desplazado por Rukawa ahora que todo se había complicado. Sintió el peso de las decisiones que habían tomado y el maldito secreto que había aceptado mantener y que luego de la noche pasada en la mansión, ahora dependía de Mitsui. Por un breve segundo se dio permiso para dudar y sentir toda la ola de sentimientos que lo atacaba, en medio de aquel gimnasio lleno de gente, logró escuchar el latido de su propio corazón, doloroso y acelerado y cómo el aire entraba a sus pulmones con fuerza entregándole las energías que lo hacían moverse. Levantó la vista con determinación y levantó los brazos con el balón en alto. Sacó entregándoselo a Koshino quien dribleó hasta otro lado de la cancha, Sendoh salió corriendo para darle apoyo y a la espera de que le entregara el balón para un lanzamiento de tres puntos que, finalmente, marcó apenas su compañero se lo entregara.

-no te sigas desconcentrando.- escuchó que le dijera cuando pasara a su lado luego de la breve celebración- te necesitamos en la cancha, Akira

-no lo haré- le aseguró, aunque sabía que no podía darlo por hecho. Le sonrió con cariño pues Koshino era un amigo incondicional, en medio de esa sonrisa y otras palabras de apoyo mutuo, pudo ver cómo los ojos de Rukawa lo estudiaban con un gesto que no logró descifrar.

Sacó uno de los novatos de Shohoku quien le entregó el balón a Miyagi al tiempo que Rukawa y Sakuragi salían corriendo a cada lado de la cancha en una coordinación envidiable. Koshino y Sendoh se posicionaron para poder detenerlos, sin embargo, Miyagi entregó el balón a Rukawa en una finta que logró engañar a Koshino y a otro de los novatos de Ryonan. Rukawa tomó el balón y fue a lanzar, instintivamente Sendoh se acercó para bloquearlo sin darse cuenta que Koshino le advertía de aquel engaño y le advertía que no debía saltar pues el lanzamiento fue a dar a las manos de Sakuragi quien, luego de un muy buen entrenamiento, demostraba el dominio que había adquirido el último año clavando el balón en el aro de Ryonan.

Por unas milésimas de segundos, mientras Sendoh caía de su salto, sus ojos se encontraron con los de Rukawa y pudo ver un sentimiento lejano y sumergido en lo que parecía un mar de nostalgia. No eran los mismos ojos que había visto en su habitación de la lujosa mansión de Kaori. Aterrizó en sus pies y respiró con angustia en el pecho, angustia que no se disipó con la mirada que le devolvía Rukawa

-es mejor que te concentres en el partido- fue lo que escuchó de sus labios, los mismos que habían sido tan prodigiosos durante el fin de semana pero que ahora le hablaban con un tono metálico y duro que no le gustó.

-qué demonios…- alcanzó a decir antes de que dejara que su enojo lo controlara. La sangre le hirvió e, intentando calmarse, se adelantó para tomarlo por el codo. Más le valía a Rukawa que le diera una explicación luego de todo lo que había pasado, no sólo lo había esperado pacientemente, había estado ahí para escucharlo, aconsejarlo, para mimarlo si fuera necesario y ahora él parecía que no consideraba sus sentimientos. No le importó que estuvieran en medio de un partido, que en las gradas muchos de sus conocidos se encontraran mirando la escena sin comprender del todo lo que estaba sucediendo ni que ponía en evidencia que él no tenía tanto control sobre su corazón como parecía tenerlo el muchacho de Shohoku. La respuesta de Kaede ante tal gesto no se hizo esperar, con un brusco movimiento, se soltó de aquel agarre que, instintivamente, había asociado a la discusión que había tenido con Mitsui antes de salir a la cancha, en sus ojos la rabia se acentuó y maldiijo con los labios apenas abiertos.

-…más te vale que te controles- le advirtió y Sendoh se enfureció más.

-lo mismo puedo decir… bastardo- no alcanzó a decir más. Desde el centro de la cancha podía ver al árbitro que se adelantaba para preguntar si estaba todo ok, advirtiéndoles que no podían tratarse de esa manera en cancha. Los separó y siguió con el partido mientras un novato de Ryonan sacaba desde el aro.

Sendoh se fue descontrolando lentamente en el partido. Si bien el primer cuarto lo terminaron empatados, ya había acumulado dos faltas contra Rukawa por movimientos fallidos, principalmente por no lograr controlarse cuando estaba cerca sintiendo aquel aroma que, por momentos, le recordaba lo estúpidamente feliz que se había sentido junto a él. Koshino se había dado cuenta que en la medida que Rukawa jugara cerca de Sendoh más equivocaciones y más violento se ponía el capitán del equipo, una desventaja que, si no lograban evitar, sería la pérdida de la posibilidad de llegar al campeonato nacional.

-es mejor que te calmes- le dijo la misma frase que escuchara de su contrincante. Los ojos azules de Sendoh se nublaron con rabia y dolor, algo que puso a su amigo algo dudoso ¿Qué era lo que estaba sucediendo con Rukawa?- no puedes traer tus problemas personales a la cancha, Sendoh. Ahora más que nunca es cuando necesitamos al equipo concentrado

-eso intento, Koshino- le dijo esperando que no escalaran más las palabras. Miró al punto de reunión de Shohoku, al otro lado de la cancha, y se dio cuenta que Rukawa, sentado en la banca, sólo miraba al piso mientras el capitán, Ryota Miyagi hablaba, al parecer, a la estrella del equipo no le importaba que el resto viera la poca atención que ponía a las palabras del capitán. Era otra cosa lo que estaba molestando a Kaede Rukawa, que no sólo tenía que ver con los sentimientos que sentía hacia Akira Sendoh. El partido estaba reñido, sin embargo no era por el alto nivel de ambos equipos. Si era sincero con él mismo, como esperaba poder serlo a pesar de las palabras que Miyagi entregaba a los nuevos miembros del equipo de Shohoku, era porque tanto él como SEndoh no estaban rindiendo al 100%.

No podía ser de otra manera, después de todo se había negado a hablarle, a recibirlo, ni siquiera a responderle las palabras que le había enviado al email o al Smartphone. Rukawa negó para él, tomó más agua y se levantó en busca de una toalla para secarse la cara evitando responderse a sí mismo aquellas dudas que lo asaltaban en medio de un momento tan importante, para él, los partidos de Basketbol eran sagrados y aquel sentimiento se le estaba escapando de las manos en medio de una de las ocasiones más importantes para el campeonato estatal. Si quería ganar, como verdaderamente quería hacerlo, tendría que bloquear todos sus sentidos y emociones para poder terminar el partido.

-espero que pongas todo de tu parte- escuchó las palabras de Mitsui que resonaban en el resto del equipo, los novatos levantaron la mirada al notar las palabras de su superior que, inusualmente, habló con tono duro a quien consideraban la estrella del equipo- este partido es importante para el campeonato nacional

-todos los partidos lo son- le contestó en tono cortante. El profesor Ansai puso atención sin que el resto del equipo lo notara. Era obvio que algo le pasaba a la estrella de Shohoku.

Empezó el segundo cuarto con una ligera ventaja que logró aumentar el equipo de Ryonan. Sendoh, al ver la actitud de Rukawa, decidió que debía pelear de la misma manera que lo estaba haciendo el muchacho de Shohoku, no se dejaría aplastar a pesar de que sintiera todos sus sentimientos pisoteados. Miyagi tomó el balón de manera que él lo bloqueó rápidamente, obligándolo a pasarle el balón a Sakuragi puesto que Rukawa estaba marcado por Koshino. El colorín corrió al aro de Ryonan, sin embargo dos novatos del equipo defendieron lo suficiente como para quitarle el balón, Sendoh corrió para tomar el balón que habían robado y corrió hasta el otro extremo de la cancha, desmarcándose de Miyagi y Sakuragi para enfrentarse cara a cara a Rukawa quien, al ver que saltaba para una clavada, saltó para bloquear el tiro, a lo que Sendoh respondió con una clavada impecable aunque lo golpeara luego del salto. El árbitro marcó dos tiros libres para Shohoku advirtiéndole, nuevamente a Sendoh, que debía cuidar su “ímpetu”.

Rukawa tiró al aro, los dos tiros entraron sin problemas y luego miró a Sendoh con una mirada fría y dura, como advirtiéndole que no se metiera en un terreno peligroso. Éste no hizo caso, tomó el balón y sacó desde el aro de Ryonan para tirarle el balón a Koshino, rápidamente salió corriendo hasta el otro extremo de la cancha. En el camino dribleó con maestría pasando a dos novatos de Shohoku y finteando a Miyagi antes de saltar para hacer un tiro de tres puntos. La ventaja que había disminuido Rukawa, ahora se estaba agrandando gracias a Sendoh quien parecía jugar con todas sus fuerzas. Sacó Miyagi entregándole el balón a Rukawa, rápidamente Koshino llegó para marcarlo lo que lo obligó a devolverle el balón a Miyagi quien hizo un pase a uno de los novatos de Shohoku que se acomodó para tirar tres puntos, sin embargo, esto fue demasiado lento, Sendoh volvía a aparecer, bloqueaba el tiro robando el balón y corría cancha abajo para posicionarse en la zona de tres puntos y saltar mucho antes de que Rukawa saltara delante de él con la mano estirada para bloquearle la vista. Esfuerzo que fue insuficiente puesto que el balón entraba limpiamente para darle tres puntos más a Ryonan. “maldición” pensó Kaede al caer en sus pies y mirar a Sendoh quien no le dijo nada, sólo mostró el marcador en donde la diferencia aumentaba entre ambos equipos, marcador que quedó con dicha diferencia al término del segundo cuarto.

 

Tetsuo entró al gimnasio con cierta nostalgia al recordar los partidos en los que había acompañado a Mitsui. A estas alturas, cuando la nostalgia lo superaba en las energías que ponía en vivir, se recriminaba el ser tan cobarde como para aceptar el simple hecho de que Mitsui le gustaba, lo amaba desde que lo conociera como aquel novato de preparatoria que jugaba bien al basketbol, le gustó cuando lo conociera como niño problemas y ahora lo añoraba como el universitario responsable que era.

Para él, sin embargo, la vida sería diferente puesto que había desperdiciado todas sus oportunidades. Si lo pensaba bien, no se merecía tener a Mitsui en su vida, y Mitsui no debía pagar por los errores que él cometiera irresponsablemente en su juventud. Se sentó en las gradas cuando Sendoh anotara tres puntos más justo en el momento que sonara la chicharra que daba por terminado el segundo cuarto, en el tablero de anotaciones, Shohoku estaba debajo de Ryonan por mucho, algo que parecía complicar al equipo de la preparatoria. Desde las gradas, Tetsuo pudo ver el perfil de Mitsui quien, con el ceño fruncido, en ese gesto serio que a veces ponía cuando se dedicaba a aquello que le gustaba, miraba a sus compañeros, al parecer, enfadado. No lo culpaba, a Hisashi Mitsui no le gustaba perder.

 

Comenzando el tercer cuarto, Rukawa decidió que no podía darle la ventaja a Sendoh; si no era capaz de ganarle en un one/one, al menos debería ganarle con el equipo de la escuela. Sacó Sakuragi desde el aro luego del último punto anotado, esta vez por Koshino. Miyagi se la pasó a uno de los novatos quien, nervioso por el partido, le entregó el balón a Rukawa quien, decidido, se adelantó dispuesto a anotar para disminuir la diferencia a como diera lugar. Sendoh se interpuso para bloquear, sin embargo el hombro de Rukawa lo empujó hasta botarlo al suelo al tiempo que saltaba para anotar una canasta de dos puntos.

Esta vez el pitazo del árbitro marcó una falta para Rukawa dándole a Ryonan dos puntos para tirar. Miyagi le golpeó el hombro al tiempo que Koshino ayudaba a levantarse a Sendoh del suelo, esta vez no pudo esconder el enfado que sentía al notar el trato que le había dado su par de Shohoku. Sendoh se posicionó frente a la canasta y tiró sin problemas haciendo que el balón entrara de manera limpia en el aro entregándole a Ryonan más ventaja de la que tenía. Notó que Rukawa se movía incómodo en su puesto, al lado de la zona de tiro y se alegró, quería molestarlo para que sintiera un poco de lo que él mismo estaba sintiendo. Se preparó para el segundo tiro y apenas el balón se despegara de su mano entendió que no era un tiro perfecto; El balón cruzó el aire y pegó en el aro de Shohoku, de manera que rápidamente los jugadores que estaban a ambos lados de la zona de tiro se juntaron peleando el área del triángulo bajo el aro para asegurar el rebote. Sendoh no se quedó atrás, corrió para ganarse su lugar en una pelea que lo posicionó exactamente al lado de Rukawa, peleando el mismo punto frente al aro. Si había costado mantener la calma durante el partido, aquel momento fue el que desbordó todo, entre los cuerpos que se topaban en medio de la pelea por el rebote,  Sendoh sintió la violencia que los empujes de Rukawa le enviaban bajo las costillas; un dolor punzante y localizado gracias a la fuerza de los codos. Esto lo que lo enfureció al punto de querer golpearlo si seguía con los pequeños golpes.

Finalmente el rebote se lo llevó Sakuragi, lo que no evitó que Rukawa, en medio del forcejeo que hacía con Sendoh, terminara empujándolo de manera tal que caía al suelo, haciendo que en la caída Sendoh se doblara el pie y se torciera la rodilla, terminando con un golpe en la cabeza que, en un instante, se inflamó.

Sonó el silbato del árbitro marcando contra la jugada de Rukawa quien, molesto, se retiraba a la banca mientras se daba un minuto de descanso pedido por Shohoku al tiempo que entraban los asistentes médicos para revisar las posibles lesiones del muchacho.

 

Kaori se paseó por el salón de visitas de la clínica al tiempo que una de sus asistentes traía noticias desde la guardia de enfermería donde cuidaban a Hajime. Se tranquilizó cuando supo que la muchacha se estaba estabilizando, pero que no entregaban más información por miedo a los periodistas, estaba escuchando lo poco que le habían dicho cuando apareció tras la puerta el muchacho de piel trigueña que la encontrara en plena fiesta con su hermana desvaneciéndose en sus brazos.

-sabía que te aparecerías… - habló el muchacho al reconocer a la mujer. La que aparecía en las noticias luego de lo sucedido en la fiesta y que, bien sabía Touya, era la responsable de que no se supiera nada de su hermana en los medios de comunicación. Por eso mismo no sabía si agradecerle u odiarla

-nunca pensé que sería tan predecible- comentó con una semi sonrisa en su rostro.

-nunca pensé encontrar a Hajime como la encontré- la sonrisa de Kaori se desvaneció y Touya se le acercó aun con sus manos en el pantalón- ¿Qué hace acá? Es responsabilidad tuya que ella esté como está… ni siquiera deberías estar acá…

-pero acá estoy- contestó con ímpetu. Conocía bien a la familia Rukawa luego del amorío que había tenido con Shinishi, no la asustaban los tonos amenazantes que podía usar un  muchachito como él ante ella y era mejor dejárselo en claro desde un principio- además, quería hablar contigo…

Touya levantó el mentón para estudiarla, demostrando su porte y que haría lo que fuera por defender a su familia. Esperó un momento hasta que Kaori, finalmente, se decidió a hablar

-quiero a Hajime como Idol en mi estación televisiva. Sé que tiene talento, además de que es hermosa…

-no creas que entregaré a mi hermana como premio a una magnate como tú- le contestó, cortante. Kaori se calló y luego sonrió, eso era lo que necesitaba saber, el nivel de aprecio que el muchacho le tenía a su hermana

-es mejor que me trates con delicadeza, Touya- le advirtió con aquel tono que siempre había usado en los negocios- sé algunas cosas sobre tu familia que sería muy interesante que se supieran… a pesar del tiempo que ha pasado los Rukawa aun son reconocidos como empresarios…

El muchacho la miró notando a qué se refería. Si había sido capaz de drogar a su hermana, ¿no sería capaz de sacarle información sobre lo sucedido en la cabaña familiar? Iba a contestarle cuando desde la puerta contraria a donde estaban conversando, entraba Shinishi Rukawa seguido de Keiko Rukawa, su esposa.

-no sabía que estabas ocupado- escuchó la voz de la mujer quien, al ver quién estaba de visita, sólo levantó la mirada con calma y elegancia. Kaori se volteó lentamente para encontrarse de frente con la imagen de Keiko que, a pesar del tiempo que había pasado, casi no había cambiado. El mismo rostro tranquilo y bello, con un dejo de control y presencia que pocas veces había visto en otra persona, los ojos azules, si bien parecidos a los de Shinishi, mostraban un brillo más llamativo que los del hombre, estaba vestida con un elegante traje azul eléctrico de dos piezas y zapatos altos y cómodos que hacían juego con el cinturón de la falda perfectamente entallada a su cintura. Altiva y controlada, Keiko se presentaba como la perfecta esposa de un magnate japonés.

-no lo estoy- aseguró el muchacho sin hacer caso de Kaori- la señora ya se iba…

-así es- contestó la mujer, sonriendo con frialdad. Si bien a Shinishi sabía que podía controlarlo, a Keiko nunca había sido capaz de enfretarla- espero que Hajime-chan se recupere- se despidió con una venia y se marchó llevándose a su asistente por el camino que daba a la salida posterior de la clínica.

Keiko Rukawa tenía el mismo aire de Kaede. Con un caminar seguro y un gesto de tranquilidad que daba a entender que no demostraría ningún sentimiento, se le acercó al muchacho con el ceño liso pero tenso

-¿Conoces a esa mujer?- preguntó en lo que a Touya le pareció el tono más desesperado que le había escuchado a su tía en todos aquellos años. Aun así era una voz firme y clara, perfectamente controlada.

-es la productora del canal estatal, Kaori Sendoh. Es quien invitó a Hajime a la fiesta donde la drogaron- contestó el muchacho rápidamente. Shinishi lo miró como intentando callarlo, sin embargo, Touya sabía de aquellos movimientos que a veces tenía su tío para callar cosas que eran demasiado obvias y desde su llegada se había prometido que no iba a caer en los mismos juegos de antaño; si él iba a manejar su parte de la fortuna Rukawa, entonces comenzaría a desvelar cada uno de los secretos que se habían mantenido silenciados

-así que ella metió a Haji-chan en este problema- contestó Keiko con voz suave y sin levantar la voz, sólo su mirada daba indicios de que estaba pensando en dicha visita al perderse por el camino que había seguido la empresaria antes de irse- ¿Sabías de esto, Shinishi?

-así es- contestó sin mostrar vacilaciones. Keiko se volteó para mirarlo de frente y Touya pudo ver que todos los sentimientos que se guardaba para ella, ahora salían a flote, como una advertencia, para su esposo.

-voy a ver a Hajime- dijo, finalmente, para dejarlos solos.

Touya vio cómo su tía, con ese caminar elegante que la distinguía, salía de la habitación sin apresurarse, para darle un momento a ambos. El muchacho miró a su tío quien se disponía a hablarle

-tengo entendido que Hajime estaba en la fiesta de Kaori cuando tuvo el ataque ¿Es eso cierto?

-así es- contestó Touya- y también estábamos Kaede y yo- contestó sabiendo que, de alguna manera, su tío ya debería tener toda la información, aquella pregunta era parte del ritual que siempre hacía; mientras tenía toda la información, sólo los confrontaba para saber si mentían o no.

-se puede saber por qué estaban con ella?

-porque Hajime se había perdido- contestó, nuevamente, con demasiada sinceridad- se había molestado porque la noche anterior se había enterado que no éramos hermanos- habló con un peso sordo en la garganta, porque muy dentro de él aun lo culpaba por todo lo que habían vivido los últimos tres años

-y terminó en la casa de Kaori- asintió Shinishi mirando al techo de la sala de espera, como si ahí se encontrara la respuesta a todo aquel lío. Al parecer, no era coincidencia que Kaori hubiese aparecido en el momento preciso cuando se volvía a reunir la familia Rukawa.

-no pareces sorprendido- comentó Touya

-no lo estoy- contestó con el mismo tono que había usado el muchacho. Iba a agregar algo más a la conversación cuando un asistente entró a la sala de espera para entregarle un pequeño papel con un recado. Al leerlo dio la orden de que prepararan el auto

-¿Sucedió algo?- preguntó, Touya, interesado

-al parecer Kaede se ha metido en problemas. Debemos ir a la preparatoria Shohoku a buscarlo. Iré a buscar a tu tía- Shinishi se encaminó a la sala de cuidados cuando Touya se adelantó para hablarle, el hombre lo miró con gesto interrogante a lo que el muchacho respondió con toda la formalidad que tenía

-me gustaría acompañarlos- dijo esperando que los sentimientos y emociones no se le desbordaran frente a su tío. Shinishi sólo sonrió, confiado, y asintió

 

Sendoh se sentó en la banca para que los asistentes de enfermería le revisaran el pie. El entrenador decidió darle unos minutos de descanso antes de seguir en el juego a pesar de que Sendoh insistía en mantenerse dentro de la cancha

-espera a que sepamos qué sucede con tu pie- escuchó la voz de Koshino que le hablaba- no es necesario que lo des todo ahora, Akira- continuó su amigo mientras observaba cómo los asistentes médicos trabajaban. Sendoh lo miró con toda la rabia que había contenido para Rukawa, pero suavizó su  mirada al notar que no debía irse en contra de Koshino, después de todo no tenía la culpa de nada. Su amigo pudo notar un dejo de pena y le tomó un hombro para reconfortarlo pues aquella pena no pudo más que ligarla a la desesperación de perder en el partido- te necesitamos para el resto de las clasificatorias

-lo sé- contestó cuando se marcharan los asistentes- es sólo que me sacó de mis casillas…

Koshino asintió justo antes de que sonara el pito que llamaba a regresar a la cancha. Le sonrió a Akira para tranquilizarlo y entró a la cancha tomando del árbitro el balón que éste le ofrecía. Él sería quien tirara los penales por la falta de Kaede quien, molesto por la interacción que tenía Sendoh con Koshino, miró a la banca de Ryonan donde el primero intentaba calmarse y no se dio por enterado de lo que Kaede Rukawa estaba sintiendo.

Terminaron el tercer cuarto casi empatados -pero aun con una leve ventaja para Ryonan- gracias a las jugadas coordinadas que hacían Sakuragi y Rukawa. Sendoh estaba preparado para ingresar a la cancha…ahora que lo pensaba en retrospectiva, podía darse cuenta del error que había cometido, nunca debió volver a la cancha a pesar de que se sintiera mejor.

Sin embargo, lo hizo.

Al comenzar el cuarto final del partido, se dio cuenta que mucha de la energía que lo movía tenía relación con la rabia que sentía hacia Rukawa, principalmente por alejarlo de la manera que lo estaba haciendo luego de la fiesta en la mansión de su hermana. Miyagi le entregó el balón a Kaede quien, rápidamente, corrió al aro de Ryonan. Sin embargo, Sendoh lo alcanzó fácilmente y bloqueó el tiro que dio, finalmente, en el borde del aro. Koshino y Sakuragi se posicionaron debajo del aro para atrapar el rebote al tiempo que Sendoh bloqueaba a Rukawa quien, tan molesto como lo estaba el jugador de Ryonan, comenzó a empujarlo con dolorosos golpes de codo en sus costillas.

Akira se controló por un momento, principalmente porque una parte de su mente agradecía aquella cercanía al cuerpo de Rukawa de la cual había estado privado. Sin embargo, Kaede se enojó más al notar el autocontrol que Sendoh mostraba ante sus ataques, a tal punto que se le adelantó y lo empujó tan fuerte que lo botó al suelo. El pitido del árbitro indicó que se marcaba falta para Shohoku, sin embargo, eso no significó nada para el jugador afectado; Sendoh se levantó movido por la rabia que lo carcomía y empujó a Kaede con tal fuerza que este también cayó al suelo, ambos se miraron por una milésima de segundo que bastó para elevar la temperatura lo suficiente y comenzar una pelea que comenzó con un derechazo por parte de Kaede y una patada de respuesta por parte de Sendoh.

El primero bloqueó aquel ataque con sus antebrazos y luego de que Sendoh bajara su pierna, se agachó para reunir fuerzas suficientes y empujarlo con su hombro en el estómago para desestabilizarlo. Si bien aquel movimiento había sido rápido y había descompuesto el ataque que Sendoh estaba preparando, no fue suficiente para botarlo. Aun más enojado, Akira lo tomó por el cuello de la camisa mientras lo tomaba con todas sus fuerzas y lo acercaba para hablarle en un hilo de voz entre medio de los dientes apretados, algunos jugadores de ambos equipos intentaban separarlos, sin embargo la rabia que movía a Akira Sendoh era lo suficientemente fuerte como para que dicha separación fuese imposible

-…”qué es lo que te crees, niño mimado”- resonó en la cabeza de Rukawa las palabras de Sendoh con el sello inconfundible de los sentimientos pisoteados del muchacho- te lo has llevado todo y aun exiges más?

Quienes los rodeaban no entendieron a qué venían aquellas palabras. Koshino imaginó que tenían relación con la muchacha que habían conocido en el festival de verano, aunque no estaba del todo seguro que aquello le importara a Akira. Rukawa se soltó para golpearlo con un izquierdazo que Sendoh recibió en pleno rostro. Entonces fue que se diera cuenta de lo que estaba pasando por la cabeza de Sendoh; luego de aquel golpe, que le había roto el labio superior, la mirada que le devolviera estaba cargada de una pena espesa y punzante que le rompió el corazón… aquella situación, aquella rabia, sus propios sentimientos que lo estaban moviendo a golpear a lo que más quería en este mundo era culpa de él, sólo de él. Bajó la guardia mientras sentía en su espalda el empuje de las manos de Miyagi y Mitsui quienes intentaban detener la pelea que se había provocado, Sakuragi y uno de los novatos estaba peleando con Koshino y los novatos de Ryonan mientras Sendoh volvía a estabilizarse para irse, nuevamente, en contra de Rukawa quien al ver el puño en alto de su amante, cerró los ojos y aceptó aquel castigo sin poner mayores resistencias. El puño llegó a su ojo izquierdo haciéndolo regresar a la realidad donde el árbitro insistía con el silbato al tiempo que marcaba falta para ambos jugadores.

 

Shinishi hablaba con el director de la preparatoria al tiempo que en la sala, Kaede esperaba aun con el labio y la mejilla sangrando luego de la pelea. Respiró hondo al tiempo que miraba el reloj que marcaba pasada la hora de almuerzo, ahora que su padre estaba de vuelta a la ciudad, el trámite se demoraba mucho más que antes, cuando estaba solo.

A lo lejos se escucharon resonar, por el pasillo de aquel lugar, pasos de un hombre que llegaba de forma acelerada, cuando Kaede levantara la vista se dio cuenta que era Mitsui quien, enojado, lo iba a buscar.

-no voy a pelear…- dijo el mayor en cuanto viera el gesto del muchacho

-no te lo creo- contestó escuetamente

Mitsui lo miró y negó con la cabeza. Sería la estrella del equipo, pero Rukawa podía comportarse como un idiota inmaduro.

-sólo quería decirte un par de cosas- comentó mientras ponía las manos en los bolsillos de su pantalón de buzo. Al no tener respuesta, tomó aquello como una venia a que siguiera.- debes aprender a lidiar con las relaciones personales. No es posible que esto pase en otro partido… ¿entendido?

Rukawa miró a otro lado al tiempo que asentía con la cabeza sin ponerle mucha atención.

“ lo segundo que quiero decirte”- habló para que le tomara atención- Es que si de verdad quieres a Sendoh, es mejor que comiences a pelear por él.

-…no te he pedido consejo…

-pero sería bueno que lo tomaras- contestó, interrumpiéndolo- es mejor que ahora, cuando ambos están enamorados, que después, cuando ambos se rindan ante las convenciones que se imponen.

-suena a algo que te ha sucedido…

Mitsui iba a contestar cuando escuchó que se abría la puerta de la oficina del director  al tiempo que su padre se despedía de quien lo miraba de manera reprobatoria. Shinishi le indicó que lo siguiera mientras comenzaba a caminar por el largo pasillo que daba a la salida del edificio principal de la preparatoria mientras se despedía con una venia de Mitsui.

El mayor se quedó mirando cómo se alejaban padre e hijo y suspiró ante aquella situación, al voltearse se encontró de frente con Tetsuo quien, algo perplejo, se le acercó temerosamente.

-¿Has estado escuchando?- preguntó Mitsui, ya cansado como para seguir peleando

Tetsuo sólo asintió con la cabeza al tiempo que lo miraba de frente. Había regresado a Kanagawa para saber si tenía otra oportunidad con Mitsui pero al escucharlo, se dio cuenta que estaba pidiendo más de lo que en realidad estaba dispuesto a dar. Inevitablemente le sonrió, en una sonrisa triste de despedida y se aclaró la voz para preguntar.

-¿crees que eso nos pasó?... que nos ganaron las convenciones…

-sin duda alguna- contestó fuerte y sincero- además, considero que merezco más que sólo indecisiones.

Mitsui se alejó caminando rítmicamente al tiempo que el sol avanzaba por el cielo en una mañana del avanzado invierno. Aquella corta conversación más todo lo que había estado pensando durante el partido al ver cómo dos enamorados peleaban y se enojaban entre ellos al no poder sincerar posiciones le dio bastante en qué pensar; se vio reflejado en Rukawa y Sendoh y en aquellas ganas de llamar la atención del otro, la diferencia era que en este punto, luego de miles de despedidas y promesas de no volver a caer, él ya no tenía las fuerzas para seguir peleando con Tetsuo… si había sido ciego o si había tenido miedo era irrelevante. Por su propio bien era mejor dar la vuelta y comenzar una nueva vida.

 

Mientras caminaba, Kaede se preguntaba qué pasaría luego de que suspendieran el último cuarto del partido y que lo suspendieran por un par de fechas al igual que lo hicieran con Sendoh. Miró a su padre quien no le habló sino hasta que salieran a la luz del sol donde los esperaba el auto con Touya apoyado en la puerta mientras hablaba con una mujer que le pareció dolorosamente conocida.

-tu madre ha llegado esta mañana, Kaede- le dijo Shinishi al tiempo que Keiko se volteaba para dedicarle una sonrisa triste a su hijo. Estaba de la misma manera que la recordaba, hermosa y fría, lejana y altiva. En su pecho sintió el latido de un corazón que la reconocía como un lugar seguro. Keiko se le adelantó con los brazos estirados e instintivamente Rukawa se avalanzó para abrazarla con fuerza rodeando sus brazos en aquella cintura estrella y bien formada.

-cómo has crecido…- escuchó en su oído la suave voz de su madre mientras la acariciaba el cabello. Ahora Kaede la pasaba por casi una cabeza en altura y su cuerpo era mucho más fuerte que aquel cuerpo delicado, sin embargo, en aquel abrazo pudo dejarse cuidar y sentirse delicado y frágil - ¿Qué es lo que ha pasado?

-se ha peleado con un jugador del otro equipo- contestó Shinishi al tiempo que bordeaba el auto para sentarse al lado del chofer.

Keiko levantó la vista para mirar a su esposo y luego fijar la mirada en el rostro de su hijo mientras lo acariciaba.

-es mejor que vengas a la casa y me cuentes todo- le dijo, demostrando con aquella sonrisa que podía confiar en ella. Kaede asintió en el mismo mutismo en el que se había refugiado desde que lo dejaran en Kanagawa y ella se marchara sumida en su propio dolor. En el auto casi no hablaron, mientras miraba por la ventana, podía sentir la mirada de su padre desde el asiento del copiloto y la insistencia de Touya en la ventana opuesta a donde él estaba sentado. Si bien asentía o negaba a las preguntas protocolares de Keiko, en su mente aun rebotaban las palabras de Mitsui con respecto a Sendoh. Primero sin saber bien cómo tomarlo y luego dejando filtrarse por sus venas el dolor que sentía por la furia de Sendoh, principalmente, porque él mismo la había provocado.

Se bajaron en silencio para entrar a la casa familiar donde los esperaba la cena recién servida. Amablemente Shinishi se acercó a la silla de su derecha para acomodar a Keiko, sin embargo ésta fue más rápida y tomó ella misma la silla para sentarse. Apenas se marchara la sirvienta que había traído los platos, el jefe del clan se dispuso a escuchar toda la historia que iba a contar Rukawa.

-simplemente nos enojamos por el partido- terminó cuando explicara cómo habían aumentado los golpes y roces entre cada uno de los jugadores que habían decantado en aquel moretón cada vez más hinchado que mostraba en su rostro y el pequeño corte de su mejilla izquierda

-espero que el otro jugador no haya salido intacto- habló Shinishi a lo que Keiko reaccionó mirándolo desfavorablemente

-¿Tendrán alguna penalización?- preguntó Touya a lo que Kaede asintió mientras movía la comida en el plato sin prestar demasiado interés- ¿cuánto pasarás sin jugar?

-dos fechas- contestó molesto consigo mismo.

Touya asintió y siguió comiendo. En medio de aquel extraño silencio, Kaede se dio cuenta que aquello, el estar comiendo como una familia, no lo hacían desde hacía muchos años atrás

-¿Cómo está Hajime?- preguntó, finalmente. Touya levantó la vista a la pregunta al tiempo que Keiko ponía su mano sobre la mano de Rukawa

-está mejorando- contestó, sonriendo con timidez- se pondrá mejor en la medida que reciba atenciones. Hoy pude hablar con ella

-¿por eso has regresado?- preguntó el muchacho con la misma cara que Keiko le viera a los 5 años y le anunciaban sobre los viajes por las empresas

-y por el tratamiento- le contestó mientras asentía. Touya sonrió, relajado, al tiempo que Shinishi asentía. Kaede parecía no entender lo que estaba pasando

-¿Qué tratamiento?- preguntó, extrañado a lo que su madre contestó reclinándose hacia su silla con gesto contrariado. Retiró su mano de la de Rukawa, un gesto que el muchacho sintió fuerte, y se limpió la boca antes de volver a hablar

-el tratamiento para concebir un hijo- contestó de forma precisa y clara. El rostro de Kaede se deformó y pasó de la curiosidad a la indignación para terminar en la misma rabia asesina y egoísta que lo había tomado por asalto en medio del partido

-¿Un hijo?- preguntó, ahora alarmado-… estás, estás…

-embarazada- terminó la frase, Shinishi al otro extremo de la mesa.

Keiko lo miró extrañada y luego posó su mirada en el rostro de su esposo. Entonces se dio cuenta que Kaede reaccionaba de esa manera porque no le habían dicho lo que sucedía. No alcanzó a abrir la boca cuando el jugador se levantó de la mesa dejando con un golpe seco la servilleta que apenas si había usado y salió corriendo por la puerta principal de la casa.

Keiko no alcanzó a reaccionar puesto que, casi al mismo tiempo, Touya se levantaba para seguirlo con el rostro cansado pero determinado.

-¿dónde crees que vas?- preguntó Shinishi al notar que su sobrino se levantaba de la mesa. Touya se detuvo para mirarlo de reojo, con un dejo de desdén que no pasó desapercibido para el hombre

-al lugar que se me plazca, tío- le contestó de manera cortante- no manejarás esta familia como se te antoje, ya no- le advirtió. Se volteó para despedirse de su tía con una venia, y salir de la habitación en busca de su primo.

Por un breve segundo la habitación quedó en silencio mientras parecía que todo quedaba en suspenso. Lentamente Keiko terminó de beber de su vino y luego se recostó en su asiento mirando al otro lado de la mesa elegantemente servida en un mantel blanco pulcro, a su lado, Shinishi seguía comiendo como si nada hubiese pasado. La mujer conocía a su marido y sabía que en ocasiones como aquellas no hacían más que volverlo más autoritario, sin embargo le había llamado la atención las palabras de Touya, el muchacho que había vuelto para tomar el lugar de su padre en medio de una crisis familiar y no dejó de notar las diferencias que comenzaban a dibujarse; Shinishi no controlaría a Touya como había controlado a Aoshi.

-¿no dirás nada?- escuchó que la sacaban de sus pensamientos. Keiko levantó la vista haciendo que su cabellera lisa y negra se moviera de manera grácil

-no tengo nada que decir- le contestó escuetamente- claramente no has sido capaz de decirle nada a tu hijo.

Shinishi sonrió de manera fría mientras cortaba un trozo de carne y lo mordía con demasiado interés. Ahí notó que lo que esperaba Shinishi de ella era un sermón; pero ella estaba lo suficientemente cansada como para aquello y no tenía los mismos intereses que en otros tiempos como para poder darlos.

-estoy aquí para lograr ayudar a Hajime en su tratamiento- contestó mientras suspiraba profusamente- las empresas son de tu familia y en lo que se refiere a mi hijo, creo que está lo suficientemente grande como para tomar sus propias decisiones… si se fue enojado es porque no le dijiste la noticia como debías haberlo.

-¿no dirás nada sobre Kaori?- preguntó, Shinishi, ahora algo más serio que antes

-esa es historia antigua- contestó la mujer controlando su propia ira- no te daré el placer de romperme el corazón como lo hiciste hace un tiempo.

 

Kaede casi corría a su departamento mientras en su cabeza se repasaba todo el día vivido. A lo lejos, mientras el día se oscurecía gracias a las nubes que se arremolinaban en lo alto, se sintió la primera brisa helada que anunciaba una lluvia inclemente en medio del complicado clima invernal. Decidió que no quería pensar en eso, que necesitaba escapar de su sicótica familia y protegerse de la misma manera que lo había hecho cuando se fueran en medio del caos que había dejado la muerte de su abuela. Se detuvo para respirar hondo y se apoyó en una muralla alta que encerraba una hermosa casa, repentinamente el cansancio se le agolpó en las sienes haciéndole difícil el respirar.

-¿estás bien?- escuchó que le preguntaban desde algún punto cercano una voz que parecía ser conocida. No quiso levantar la vista, no quería mostrar la vergüenza que había sentido luego de la pelea con Sendoh ni las emociones que se despertaran luego de las palabras de Mitsui… además, Touya no sabía lo que había pasado en la mansión de Kaori ni el deseo que ahora lo despertaba en medio de la noche con una llama incandescente en medio de su pecho al soñar con Akira Sendoh entre sus labios.

-quiero ir a mi casa…- contestó rindiéndose al mar de sensaciones que lo embargaba. Touya le tomó el hombro y lo abrazó, no con el sentido sexual con el que lo tomó cuando le diera su primer beso, sino con un abrazo amistoso y reconfortante, con el mismo cariño que lo abrazaría un hermano.

-te llevaré- le dijo mientras lo reanimaba- vamos…

caminaron varias cuadras sintiendo cómo el viento se enredaba en el cabello de ambos. En silencio y con el rítmico golpeteo de sus pies en el pavimento, Kaede fue capaz de sentir su propio corazón volver a palpitar ante lo que estaba sucediendo.

-¿no quieres contarme por qué te peleaste con Sendoh?- Touya lo distrajo de sus pensamientos y el muchacho abrió sus ojos grandes sin querer mirarlo aunque ya era demasiado tarde.

-la verdad es que no…- contestó sin ánimos.

-Kaede, por favor…- le rogó con esa voz seductora- sabes que no podrás mentirme- le advirtió en tono de juego. Las luces parpadeaban en medio de la calle y a lo lejos se podía escuchar algunas risas de jóvenes que iban camino a la playa para prender fogatas y escabullirse en medio de una noche llena de movimiento-… incluso podría adivinar…- le susurró en el oído y aquella sensación que tenía cuando se encontraban en medio del bosque, en la cabaña de su abuela lo embargó

-no…- dijo mientras tragaba con dificultad- no tengo ánimos- contestó, triste

-lo sé- su primo siguió caminando, pero ahora encausándolo a la playa donde el viento se levantaba con más fuerza aunque no detenía el flujo de grupos de jóvenes de las distintas preparatorias que llegaban dispuestos a prender fogatas y pasar el tiempo al ritmo del sonido de las olas.- hoy fue Kaori a la clínica- le comentó mientras se alejaba y escondía sus manos en los bolsillos. La playa estaba fría y tétricamente iluminada por el resplandor tenue del invierno.

-Quería algo en especial?

-no lo sé…- lo miró, como estudiándolo y luego se pasó una mano por el cabello- creo que está interesada en Haji-chan. Me dijo que la quiere como Idol de sus programas- contestó sonriendo.

-Obviamente- asintió el menor y suspiró

-pero supongo que no es por eso que te has peleado con Sendoh, ¿no?

-no- Kaede comenzó a caminar lentamente en medio de pequeñas dunas que se habían juntado con el viento. Al fondo se veían las rocas donde la rompiente se alzaba con fuerza y energía. Touya se le adelantó para tomarlo del codo y lo detuvo

- necesito que entiendas lo importante que es para nosotros que tu madre esté acá- le habló sin tapujos. No podía esperar a que el ánimo de Kaede mejorara, todas las otras preguntas, si bien le importaban, no estaban relacionadas con más que hacerlo más accesible a sus palabras. Kaede se soltó, volviendo a su carácter enojado para alejarse de aquel lugar.

-¿vas a defenderla?- habló, a la defensiva

-no es defender a nadie… Kaede- esperó a que el muchacho se le acercara- Hajime volvió a Kanagawa porque está seriamente enferma. La única posibilidad de salvarla es una terapia con células madres compatibles, por eso tus padres han decidido tener otro hijo…

-¿Salvar a Hajime?- preguntó, confundido- ¿Enferma?... ¡Qué es lo que tiene!

-una malformación genética- le dijo escuetamente- la misma que mató a mi padre…

-¿es grave?- preguntó, ahora teniendo la respuesta que había solicitado a la pregunta que tanto lo carcomía. La razón por la que Hajime estaba ahí era por su enfermedad y la muerte de sus padres,

-no lo sé- contestó de forma sincera. Touya se le adelantó y le tomó el rostro aprovechando la oscuridad que reinaba en la playa, a pesar de aquella penumbra, Kaede pudo ver cómo le brillaban los ojos color miel en medio de su rostro- pero es importante que estés con nosotros en todo esto…

-mis padres estuvieron a punto de separarse- le comentó, intentando no caer en el embrujo de Touya- y ahora tendrán otro hijo…- había pensado “otro hijo que abandonarán” pero decidió guardar silencio

-aunque te moleste… yo estoy agradecido de ello…- se sinceró al tiempo que miraba hacia el mar donde las fogatas, pequeñas y juguetonas, comenzaban a aparecer en medio de la arena. Respiró hondo pensando en Hajime y luego miró a Rukawa quien se parecía tanto a ella deseando que en medio de sus cortos 18 años pudiera encontrar claridad y decisión.

Kaede intentó no pensar en aquella cercanía, decidió que, luego de un día tan malo como el que había tenido, el mejor refugio era los sentimientos que lo habían motivado en medio de un partido a pelearse con Sendoh… aquel muchacho que había dado todo lo humanamente posible por mantener su atención pero no sabía, porque él mismo no le había dicho, que su corazón nunca había sido entregado por completo. Y aquella era la muestra, en medio del infierno vivido caía en las manos de su primo que le devolvía la mirada luego de dejarse llevar por el vaivén de las olas y el viento congelado del invierno.

-has vuelto por ella, entonces- se decidió a hablar mientras se acercaba y apegaba su cuerpo. Si Touya no era capaz de tomar la decisión, podía obligarlo con el conocido tacto de su cercanía.

-sí- contestó aun con su mano en la mejilla respirando las bocanadas de vapor que soltaba el jugador de Shohoku. Sintió cómo sus músculos trabajados respondían a su tacto y finalmente se dejó llevar por la tentación de tocas sus labios- … y también por ti

Kaede asintió y abrió su boca mientras Touya entraba con su lengua sintiendo la calidad recepción de su lengua suave y flexible. No lo recordaba así cuando evocaba las imágenes de la cabaña, ni tampoco recordaba aquel deseo que ahora se despertaba ante la cercanía familiar del cuerpo de su primo. En medio del viento, ambos se abrazaron escondidos por la oscuridad y deslizaron las manos bajo la ropa para ampliar el placer que comenzaba a endurecerles la entrepierna.

-ven al departamento- le dijo, finalmente, Kaede

Touya sonrió, con aquella coquetería culposa que siempre mostraba cuando se escabullían de Hajime para poder besarse, con la misma naturalidad de su forma de ser, con el encanto de un hombre enamorado que sufre por el destino de un amor no correspondido. Corrieron al departamento del menor compariendo roces, besos, abrazos y cercanía en cada una de las esquinas que la oscuridad les permitía refugio; mientras Kaede evocaba y dejaba ir la imagen de Sendoh, Touya besaba el recuerdo de Hajime. Ambos terminaban, sin embargo, embriagados del sabor del otro y, mientras renovaban fuerzas en medio del camino de calles intrincadas, volvían al ataque con glotonería obstinencia apenas la noche se los permitía.

Apenas abrieran la puerta del departamento, sin prender la luz, se sacaron la polera para aprisionarse, rasguñarse, apretar y masajear el cuerpo del otro. Con la misma sustancia y tonificación que recordaban, se dejaban llevar por el deseo y las necesidades que habían descubierto durante una adolescencia que habían sido condenados a vivir por separado… en la cabeza de Rukawa se imaginaba retozar en esos brazos fuertes y bronceados, bajo ese cuerpo fuerte y trabajado. No fue raro comparar la forma seca que Touya tenía de moverse con los elegantes y bien estudiados movimientos de Sendoh ni la falta de calidez de su primo en comparación con la cercanía que el jugador de Ryonan siempre le demostraba. Se daba cuenta que la boca del moreno parecía descontrolada mientras subía y bajaba en su miembro mientras que Sendoh había estado dispuesto a usarla como herramienta para conocerlo, mientras gemía, un gemido gutural y grueso que le raspaba de a poco la garganta, se dio cuenta que él mismo se dejaba llevar como hoja en el vendaval sin poner a disposición los sentimientos que movían de un lado a otro aquellos confusos pensamientos.

Se sentó en el amplio sillón al tiempo que su primo lo tomaba de las caderas para hacer que su saliva llegara hasta aquella entrada que ya estaba sensible por todo el trabajo previo. Fue inevitable que ambas miradas se encontraran y, por una milésima de segundo, no fuesen capaces de reconocerse.

Repentinamente, en medio de aquella claridad que la lejanía les entregara, ambos se cuestionaron la escena como si se vieran a sí mismos desde otro ángulo. Kaede, asustado porque el hechizo no fuera más que eso, alcanzó a levantar su mano para abrir su boca de donde no salió ningún sonido, Touya iba a replicar lo que fuera que dijese, sin embargo, ninguno alcanzó a decir nada, puesto que sonó el timbre de la puerta del departamento.

-…estás esperando a alguien?

-¿estaríamos acá si así fuera?- contestó Kaede mientras buscaba los bóxer que no logró vislumbrar en medio de la penumbra. Touya levantó un hombro con resignación mientras se colocaba la polera y le tiraba a Rukawa la suya. El timbre volvió a sonar, ahora con un dejo de rabia que se pudo sentir cuando sonara por más tiempo del protocolarmente aceptable-… ya voy!...- contestó al tiempo que terminaba de ponerse su polera y tomaba el pomo de la puerta.

Cuando abriera, en medio de la penumbra que reinaba en el pasillo, el rostro pálido de Sendoh flotaba suspendido con un gesto adusto y amenazante. Sus ojos, siempre dulces y tranquilos, ahora parecían febriles y obstinados… estaba enojado y, cuando se diera cuenta que se encontraba Touya en la casa, el enojo pasó a indignación.

-…que mierda…- alcanzó a decir cuando viera que Touya se levantaba para saludar-… creí que estabas solo.

-deberías haber llamado para asegurarte- le contestó, molesto

-no creí que necesitara anunciarme antes de venir de visita- le dijo, Sendoh, molesto-… quería hablar sobre el partido de hoy.

-no hay mucho que decir, ¿no?

-¿Crees que no?- preguntó, levantando la voz- ¿Crees que es normal que luego de todo… de todo lo sucedido- por un momento dudó de hablar sobre la noche en la mansión de su hermana, pero se detuvo al ver a Touya- … ni siquiera sepa de ti, que llegues al partido, encabronado con el mundo, silencioso y termines golpeando a medio equipo?... ¿pensaste lo que significa para mi el perder las próximas dos fechas?

Touya se movió incómodo. Por lo que sucedía en medio de aquella sala de estar, Kaede volvía a cometer el mismo error al no hablar sobre sus sentimientos y ser incapaz de reconocer los sentimientos ajenos.

-¿y sabes lo que significa para mi?!- gritó Kaede, también enojado-… maldita sea… el basquetbol lo es todo!

-soy un idiota- Sendoh rió de forma amarga-… ¿Por qué creí que viniendo para acá, a conversar contigo, iba a tener algún tipo de respuesta?... ¿¡Alguna vez me has dado alguna!?

-… yo no te obligué a que me aguantaras- fue lo único que se le ocurrió decir a Rukawa y su primo abrió sus ojos, alarmado. Sabía que podría actuar de esa manera, pero después de todo, él era su familia, siempre le perdonaría una reacción así de obstusa- te has quedado porque has querido…

-¡¿Y CREES QUE HE QUERIDO ESTO?!- aquella frase que Rukawa había dicho tan tranquilamente, para Sendoh fue un insulto. -¡CLARO QUE ME QUEDÉ PORQUE QUERÍA!.... PERO PENSABA QUE TÚ QUERÍAS QUE ME QUEDARA… ¡Que pondrías de tu parte!... MALDICION! Que me querías a tu lado para todo esto… pero ¿Esto?, crees que este deporte es menos importante para mi de lo que es para ti??... ¿QUIÉN CREES QUE ERES?

-Por favor, Sendoh… no exageremos las palabras- Touya se interpuso entre ambos con las manos en alto dispuesto a separarlos si era necesario- es solo que Kaede está cansado…

-¿Cansado?- Ahora los ojos de Sendoh repararon en el muchacho que se movía con tanta confianza ante el hombre al que tanto le había costado llegar. Y lo odió por eso- ¿Crees que dice esto por “cansancio”?.... sé que es tu primo, pero ¿Qué tanto conoces a Kaede-kun?- le preguntó con amargura al tiempo que se acercaba al mayor imponiendo su porte- ¿Crees que acaso no imagino lo que estaban haciendo acá?... que estabas acá sólo por la enfermedad de Hajime?...- Sendoh tomó aire pues lo que diría le costaba si quiera imaginárselo, sin embargo, la rabia ardiente que le corría por las venas quería herir a Rukawa de la misma manera que él había sido herido. Si por un momento creyó que caminaba al departamento de la estrella de Shohoku para hacer las pases, fue una mentira para sí mismo pues era perfectamente conciente de lo que estaba haciendo, quería venganza, sentir que tenía, si bien no el poder de controlarlo, al menos el poder de dañarlo- … ¿Crees que no sé que están acá revolcándose de la misma manera que lo hice yo mientras buscábamos a tu hermana en la fiesta?... –Touya abrió los ojos, primero avergonzado y luego dolido. Miró a su primo son la boca abierta, sin saber bien qué es lo que tenía que decir y volvió al rostro de Sendoh que lo miraba pálido y con los ángulos perfilados, como una estátua esculpida con detalles siniestros especialmente hecha para anunciar malas noticias

-es mejor que los deje solos- contestó, finalmente, el mayor- es mejor que conversen…

-… Touya…- alcanzó a hablar Rukawa, moviéndose de manera tal que su cuerpo quedara suspendido en medio de la sala en gesto de querer detenerlo

-… ahora no, Kaede- negó al tiempo que abría la puerta para salir con los hombros bajos, avergonzado por las palabras de Sendoh y dolido por la actitud de Rukawa.


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