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De todo corazón por Tavita

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La lluvia se dejaba caer acompasadamente, a veces al vaivén del viento rociando con premura cada centímetro de calle y otras veces con delicadeza, apenas poniendo atención a la vida de los humanos que se desconcertaban ante tan caprichosa lluvia serena. Keiko se detuvo ante la la entrada principal que daba a la calle que tantas veces Kaede viera desde lejos, escondido en medio de la oscura noche para poder robar algunos minutos con Sendoh, en aquella esquina, ahora iluminada por la opaca luz del día lluvioso, había robado besos furtivos y se había quedado horas escuchando la voz pausada de Akira Sendoh quien, intentando siempre retenerlo, le contaba historias fantásticas.

Las palabras siempre fluían desde el entusiasmo de Sendoh al silencio de Kaede. Nunca habían sido pronunciadas por el jugador de Shohoku porque nunca se detuvo a preguntarse qué era el sentimiento que lo embargaba con tranquilidad en medio de aquellas prácticas privadas que se habían vuelto un ritual entre ambos.

Ahora que las evocaba, como lo había estado haciendo desde el momento en el cual se diera cuenta del dolor que le había causado a Sendoh, podía notar que estaban impregnadas del sentimiento del muchacho, siempre esperanzado, de que lo reconociera como una opción viable porque ¿Con quién más había podido llegar a tal nivel de confianza?

“con Touya”

Se dijo a sí mismo en medio de las palabras que rebotaban en su cabeza.

Sí, con su primo había logrado el nivel de confianza y  proyección que ahora quería tener con Sendoh. Compartían la pasión por el deporte y la necesidad de tenerse el uno al otro. Con Touya se había dejado llevar por la necesidad de explorar su propio cuerpo y por el deseo de la desnudez del otro antes de siquiera imaginarse que podía existir un Sendoh Akira que remeciera sus propios sentimientos.

Por mucho tiempo, sin embargo, esa proyección había evitado pensar en la existencia de Hajime, porque por mucho que quisiera a su prima, no la quería de la misma manera que quería a Touya. Y él tampoco lo quería a él.

SE había autoengañado al imaginarse que podía estar con ambos, que podía ocupar el amor que le profesaba Hajime para retener a Touya sin imaginar el daño que le estaba haciendo a ambos en aquel juego infantil que los acogió desde pequeños.

Sabía que ellos lo perdonarían, ¿Acaso no lo habían hecho antes? Después de todo, ambos eran su familia y lo necesitaban en la misma medida que él los necesitaba a ellos. ¿pero lo perdonaría Sendoh?

-buenas tardes- la voz de su madre saludando a la dueña de casa lo removió de sus pensamientos. En la entrada de la casa de Sendoh la madre de este miraba a su madre con interrogación en unos ojos azules y amigables que ya había visto antes- vengo a conversar con usted, si me lo permite- le habló con la mayor dulzura posible pero con la seguridad de una mujer de años de experiencia en negociación

la madre de Sendoh asintió intrigada ante las palabras de aquella fina dama que se presentaba segundos antes de que los relámpagos iluminaran el cielo. Kaede Rukawa tragó con dificultad ante la perspectiva de la conversación que venía, su madre no le había dicho nada ni estaba seguro de tener algún tipo de plan ante la posibilidad de conversar con el muchacho que se había filtrado lentamente en su corazón

-lamento no estar apropiada para recibirla, pero no sabíamos que vendrían- le comentó la señora Sendoh al tiempo que entraban al descanso de la casa familiar. Kaede iba a decir algo cuando escuchó los pasos retumbar en la escalera que daba al segundo piso al tiempo que la voz de Akira Sendoh preguntaba por su madre

-…mamá?- alcanzó a decir antes de quedarse congelado frente a las visitas que se encontraban en medio de su sala de estar. Su madre lo miró sonriendo amablemente al tiempo que esperaba alguna reacción de su hijo menor.

-han venido a visitarte, Akira-kun- comentó antes de contestar lo que Akira estaba preguntando- ¿puedo preguntar su nombre?

-Soy Keiko Rukawa- contestó la madre de Kaede al tiempo que se inclinaba delicadamente ante la madre de Akira- y vengo a conversar con usted en nombre de mi hijo para solicitarle que los deje conversar en privado… creo no equivocarme al pensar que está al tanto de lo sucedido en el último partido del equipo de basquetbol donde tanto su hijo como el mio se pelearon.

-claro que estoy al tanto- asintió la madre de Akira Sendoh ahora viendo lo importante de la visita. Miró a su hijo no para preguntarle si quería recibir a Rukawa sino que ordenándole a escucharlo ante la petición que hacía la mujer parada en frente.- Akira lo recibirá- asintió sonriendo amablemente- lleva a tu amigo a tu habitación al tiempo que yo converso con la señora Rukawa, Akira-kun

Sendoh asintió sabiendo que no podría decirle que no a la petición de su madre y también intrigado por aquella escena. Respiró hondo cuando asintió y se le aceleró el corazón cuando la mirada de Kaede volvía a posarse en él. Las semanas que había pasado lejos de la cancha de basquetbol, lejos de su presencia no habían ayudado a limpiar el sentimiento que se había forjado durante tanto tiempo y aunque ahora estuviera conciente del peligro que significaba el tener a Rukawa cerca y el daño que podría provocarle, no podía evitar sentir la misma necesidad dulce de él y el mismo bienestar acogedor que lo llevara a acercarse el año anterior.

La habitación de Akira Sendoh estaba ordenada y limpia. Al parecer los días de descanso después de la pelea en el último partido le habían servido para organizar todo nuevamente, sus padres habían tomado aquello como un aviso a lo que podría pasar si no lograban encarrilar los deseos de Sendoh por su futuro. Para ellos era un orgullo que fuese la estrella del equipo de Basquetbol de Ryonan, pero el deporte nunca había sido más que una ayuda para llegar a la universidad y la pasión que en un principio había sido vista como buena, ahora era un problema en el horizonte de la carrera de leyes.

-supongo que has tenido tiempo para pensar- habló Kaede al tiempo que veía como Akira se movía por la habitación moviendo algunos libros que había estado leyendo. El examen de admisión de algunas universidades era duro por lo cual la preparación era esencial.

-no mucho, en realidad- contestó secamente- debo estudiar para los exámenes de ingreso y para los finales de la preparatoria.

-entiendo- asintió Kaede al tiempo que tomaba asiendo en la cama acolchada estilo occidental- ¿Cómo has estado?

-¿Cómo crees que he estado?- preguntó, de forma violenta

-…no vine a pelear…- se defendió, no pensó que precisamente SEndoh le iría a hacer la vida más difícil- solo quería conversar…

-entonces es mejor que hables- le dijo, ahora que tenía a Kaede al frente, la rabia se le estaba acumulando y no podría evitar dejarla salir. Sí, el periodo de tristeza y dolor había pasado para dar paso a la rabia y la violencia por aquel muchacho que ahora, al igual que antes, no quería hablar más.

-no me lo estás haciendo fácil…

-tal vez no quiero hacértelo fácil- contestó con tono enojado. No iba a caer nuevamente en la necesidad de él, no iba a dejarse dañar

-sé que me lo merezco- se atrevió a decir antes que Akira se dejara llevar por la rabia- no podría merecerlo más… por eso mismo he venido hasta acá

Sendoh iba a arremeter pero se detuvo con las palabras de Rukawa

-¿Y tu madre sabe por qué viniste?- preguntó con algo de horror. Nadie, ni siquiera dentro de su familia, sabía sobre lo que sentía por Kaede Rukawa, salvo, tal vez, Koshino quien sospechaba algo, pues nunca se lo dijo abiertamente- ¿le has contado algo?

-no- negó mirándolo, sin entender del todo el terror que veía en los ojos de Sendoh- ella me dijo que debía venir a hablarte…

-…entonces lo sabe…

-siempre lo ha sabido- contestó Rukawa con la voz apagada.

 

Hajime sintió el calor conocido del pecho desnudo de Touya. Ella se mecía en el vaivén rítmico de su respiración al tiempo que la voz suave del muchacho la arrullaba con delicadeza en una melodía que sólo podía estar sonando dentro de su cabeza. La lluvia caía lentamente, rítmica y delicada en medio de un cielo oscuro de grandes nubes plomas que brillaban de vez en cuando con algún rayo que cruzaba el cielo con recelo.

Se removió confusa hasta que volviera completamente del sueño dándose cuenta que su piel respondía con intensidad a los roces con el cuerpo del muchacho que la acariciaba con deleite.

-Te has quedado dormida- le habló en voz baja tomando sus mejillas- ¿Te sientes bien?

-Algo cansada- dijo pestañeando con pereza. Una luz baja iluminaba el cuarto con un color cobrizo que llamaba más a quedarse en la cama que a despertarse- … no sé si esto…

-shh…- Touya le tapó los labios con sus dedos y sonrió. Hajime siempre había admirado esa capacidad de sonreír en momentos de tristeza, confusión o desesperanza- yo lo quería, Hajime- le dijo volviendo a repasar sus dedos por el perfil del rostro de la muchacha- volví a Japón para recuperarte, para ganarme tu amor… para volver a ser una familia…

-aunque no has olvidado a Rukawa- le reprochó con sus ojos azules muy abiertos.

-tú tampoco lo has hecho- le contestó con algo de picardía- y nunca lo haremos- admitió- la diferencia es que ahora estoy preparado para pelear por ti porque es a quien quiero tener en mi vida. Las empresas, mi lugar en el directorio de la corporación no es nada en comparación contigo, Haji-chan… fueron demasiados años separados y no podría volver a irme sin ti después de verte… pero debo saber si estás dispuesta a dejar ir a Kaede

-¿dejarlo ir?- el cabello azabache de la muchacha cayó a un lado tapando su hombro cuando se levantara para mirarlo directamente apoyada en su pecho- ¿A qué te refieres?

-al hecho de que no te ama más de lo que lo amo yo. Kaede siempre ha estado a la espera de un poco de cariño, pero no es a ninguno de nosotros dos a quien ama… ninguno de nosotros dos es quien debe estar a su lado por el resto de su vida

-Lo dices por Sendoh… ¿no es verdad?- habló la muchacha bajando su vista. ¿Era por eso que su primo no había ido a buscarla, porqué estaba decidido a recuperar a Sendoh?

-lo digo porque la madre de Rukawa quiere que sea feliz- le tomó el mentón y le obligó a que lo mirara a los ojos. La muchacha era hermosa, delicada y fuerte a la vez… siempre había pensado que ella y Kaede eran las dos caras de una moneda y ahora, incluso para él, parecía imposible separarlos de aquel destino que los había mantenido ligados durante su niñez. Pero debían crecer, tomar sus propias decisiones y dejar de hacerse daño entre ellos mismos- y quiere que nosotros también lo seamos… Haji-chan, yo no puedo ser feliz sin ti… pero si tú no me quieres, entonces, puedo aceptarlo y volver a empezar… lo que te digo no tiene que ver con Kaede, con SEndoh o con la familia, tiene que ver contigo y conmigo

Hajime se abrazó a Touya cerrando los ojos con fuerza con el mismo gesto que hiciera en sus años de niñez y los relámpagos de las tormentas la asustaban. De la misma forma se abrazaba a Touya y buscaba cobijo en ese brazo protector. ¿acaso no era cierto que siempre estaba él ahí, con amor incondicional, esperándola?

-no quiero que te vayas- alcanzó a decir luego de pensar por un tiempo. Pensar en una separación ahora no era posible. Podía dejar ir a Kaede, después de todo, una parte de su corazón siempre supo que sólo estaba ahí para el despecho del muchacho, nunca para ser su primera opción. Siempre sería la única mujer en la vida de Rukawa Kaede, pero no significaba más que eso, el residuo de una vida de confusión y autodescubrimiento al cual recurrir cuando todo saliera mal, como había sucedido hasta ahora.

 

Keiko Rukawa se sentó frente a la madre de Sendoh sonriendo con aquella máscara de dama fría y elegante que mantenía en cada negociación. Hacía unos minutos que ambos jugadores se habían ido a conversar a la habitación de Sendoh y ahora estaba planeando cómo decirle a la mujer lo que debía decirle

-hace un buen tiempo que debí venir a conversar con usted- comenzó hablando mientras terminaba su té verder dejándolo frente a su asiento- su familia y la mía han estado involucradas desde antes que los muchachos se conocieran y, a pesar de los años que se han sucedido, quiero que sepa que lo que quiero decirle es de suma importancia a pesar de todo el tiempo que he mantenido silencio.

La madre de Sendoh dejó su té sin beber por completo sobre el platillo de porcelana y asintió mientras ponía toda su atención. Al ver a Rukawa, quien antes había estado en la casa por invitación de su hijo, comprendió que la compañía de su madre era algo más importante que una visita de cortecía.

-mi hija mayor, Kaori, trabajó en sus empresas cuando recién salió de la preparatoria…

-así es- contestó mirándola fijamente- exactamente de esa época es que le quiero hablar- dijo con una sonrisa educada pero con la furia brillando en sus ojos

“la muchacha que conocí como ayudante de mi esposo era una mujer trabajadora. Ascendosa y enérgica, rápidamente comenzó a ganar responsabilidad en medio de una empresa que estaba en plena reestructuración. Comprenderá, si su memoria la acompaña, que eran tiempos complejos para el conglomerado Rukawa y los cambios que se hicieron se hicieron con rapidez. El tiempo no era nuestro fuerte y tuvimos que contar con toda nuestra gente y recursos para poder sacar adelante la herencia de mis suegros” –Keiko respiró hondo y se acomodó en el asiento- “Kaori se hizo indispensable, casi logra un lugar inmejorable en nuestra organización de no ser por un pequeño error que cometiera justo antes de la muerte de mi suegra, la madre de Shinishi-san”

-no recuerdo bien el por qué mi hija dejó de trabajar en su empresa, señora- contestó, la madre, intentando develar lo que la mujer quería decirle

-yo le conseguí una mejor oferta de trabajo en una productora televisiva local. Su hija había sido la amante de mi esposo y ante eso, decidí que lo mejor fue no hacer escándalo- contestó como si estuviese hablando del clima, como si aquella información no se tratara más que de la compra de comida o del cuidado de los muebles del hogar.

El rostro de la madre de Sendoh palideció ante las palabras de keiko quien, calmadamente, se acercó a la mesa para tomar la tetera con agua hervida y servirse más té. Repiró con cuidado al sentir lo incómodo del silencio y bebió antes de seguir.

-no vine a hacerle un escándalo, señora Sendoh- le comentó a lo que la señora pareció relajarse, aunque no lo suficiente- esa es historia pasada, más de cinco años han pasado de ello y no me arrepiento de la decisión de mantener silencio… ella se casó, yo seguí con mis asuntos y nuestras familias no se vieron involucradas en ningún escándalo

-…señora… no sé qué decir…- alcanzó a contestar la mujer que, luego de lo dicho por la madre de Rukawa, no sabía cómo reaccionar- si pudiese hacer algo…

-como le dije- habló con voz fría- esa es historia pasada. No me interesa renacer viejos rencores

-¿entonces, por qué me lo comenta?

-porque antes le dije que nuestras familias habían estado involucradas desde antes de que los muchachos se hicieran amigos. Y porque ahora sí necesito que haga algo para alejar a su hija de mi familia…

-¿Alejar a Kaori?

-la última fiesta en casa de su hija dejó a mi sobrina en el hospital y a los dos muchachos peleados entre ellos- había decidido que, luego de todo el tiempo pasado por la traición de Shinishi y Kaori, este sería un buen trato para sacar algo bueno de cosas que habían sucedido y que habían sido cosas malas

-¡En el hospital!- la madre de Sendoh se levantó horrorizada. Siempre había tenido algunos problemas con Kaori. Sabía que su hija era problemática y no precisamente la esposa ideal pero nunca había recibido este tipo de declaraciones

-sí- asintió sin dejar de mirarla, con la tranquilidad de una negociación y con la seguridad de una buena negociante- quiero que deje de tratar a su hija, que no la reciba en esta casa si es posible. Comprenderá que su presencia para nuestra familia es una tragedia por todos lados… y en virtud de la amistad de los muchachos, sería una tranquilidad para mi si supiera que mi hijo no se encontraría con su hija cada vez que venga  a visitar a su amigo ¿no?

La madre de Sendoh contuvo la respiración sin saber bien qué pensar de las palabras de Keiko. Algo en su pecho, sabía que lo que la mujer le estaba diciendo era verdad. El día de la fiesta los muchachos habán estado ahí, habían estado buscando a una muchacha, se habían arreglado y habían ido a la fiesta de su hija… en otras palabras, sabía que lo que Keiko le estaba pidiendo era alejar a la muchacha para salvar el destino de su otro hijo, tal como ella misma lo había hecho con el suyo al guardar en secreto la historia de infidelidad.

 

-¡MIS PADRES NO SABEN NADA DE ESTO!- Sendoh se abalanzó contra Kaede para tomarlo por el pecho y levantarlo. La rabia que había estado juntando se había escapado con un rugido que retumbó en la habitación con los truenos de la lluvia exterior.- ¡ESTÁS LOCO SI CREES QUE VAS A DECIRLES ALGO!

-no lo haré- contestó Kaede sin hacer fuerza para soltarse. Con el contacto de las manos de SEndoh parte del dolor que sentía en su pecho se tranquilizó y luego de semanas de dolor y confusión, pudo sentir el rítmico palpitar de su corazón como el clamor delicado de la esperanza renovada- por favor, escúchame…

Sendoh no pudo soltarlo. Con su cercanía recordó la necesidad que tenía de tocar su piel y el aroma del cuerpo trabajado del muchacho lo hipnotizó al punto de olvidar el porqué quería golpearlo. Lo miró como reconociéndolo y haciendo que su respiración relajara el dolor de las costillas que habían mantenido la respiración al verle sentado en su habitación con la expresión de socorro en esos ojos azules profundos

-…no quiero que me vuelvas a hacer daño…- alcanzó a decirle antes que las manos frías de Rukawa se posaran en sus puños pálidos que sujetaban con fuerza el cuello de la camisa de Rukawa

-no puedo prometerte eso- le dijo con tristeza, con ese tono que se acompaña al dolor de la realidad- es la única manera que tengo para amar. Pero quiero aprender… Sendoh… tú me puedes enseñar

Sendoh botó el aire que había estado guardando en su pecho y bajó la mirada sin soltar a Kaede. ¿Había escuchado bien lo que le estaba diciendo? Kaede le había dicho que lo amaba, que quería que le enseñara a amar a pesar de todo lo que había pasado las últimas semanas… su pecho se hinchó de esperanza, de calida emoción y negó al darse cuenta de lo fácil que había caído ante las palabras de Rukawa

-…Dios… que quieres de mi- se quejó con dolor y alegría, con ese sentimiento contradictorio que se tiene sólo con los grandes amores.

Kaede sólo atinó a apegarse a su cuerpo recordándole los momentos vividos en medio de los partidos, en los entrenamientos privados. En la necesidad constante de verse y desafiarse y luego, aquel primer beso bajo la lluvia que desatara el torbellino de aquel año tan caótico. Los brazoz fuertes de Kaede lo abrazaron con fuerza desmedida, tal vez intentando asegurarse que estaba ahí, junto a él, y respiró de su cuello mientras sentía cómo su cuerpo reaccionaba a aquel toque conocido. Rukawa levantó el rostro para buscar sus labios y, sin preguntarle, lo besó con ferocidad abriendo su boca e introduciendo su lengua ávida de sentir el sabor que durante las últimas semanas habían estado vetadas para ellos. Se mantuvieron así, abrazados, intentando fundirse en uno solo, recorriendo la boca del otro con flotonería y delicadez al tiempo que jadeaban como única manera de tomar aire.

Cuando otro trueno comenzó a sonar en medio de las caricias que les devolvieran la vida, Sendoh escuchó los pasos inconfundibles de su madre subiendo por la escalera. Rápidamente prendió la luz de la habitación alejándose, sin quererlo de verdad, del cuerpo de Rukawa. Abrió la puerta para preguntar si todo estaba bien a lo que su madre respondió que la señora Rukawa deseaba marcharse y saber si, finalmente, se habían arreglado las cosas entre ambos.


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