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De todo corazón por Tavita

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Notas del capitulo:

bueno, otro capítulo!

saludos

Escuchó que Hajime salía de la ducha cuando él mismo terminaba de limpiarse completo y se disponía a ponerse ropa. Con los jeans oscuros y una camisa blanca bastarían para ir a la fogata que daba cierre al festival de verano… eso y una chaqueta ligera, el viento podría ser fuerte en esa época del año.

-¿Te falta mucho?- preguntó desde la puerta cerrada. En menos de diez minutos supuestamente Sendoh llegaría para ir a buscarlos. Al otro lado de la puerta se escuchó la voz de Hajime diciendo algo parecido a un sí. Le tocaba esperar a la muchacha- no te apures mucho, Sendoh no es bueno para llegar temprano en todo caso…

Se sentó en el sofá frente al ventanal del living dejando que la brisa que llegaba desde el mar le refrescara el rostro. Había sido un día completamente perfecto, con parte de su familia y aquella amistad que comenzaba a ganarle el corazón. Respiró hondo y cerró los ojos hasta caer en un sueño delicado que lo hizo descansar mientras esperaba.

Finalmente la voz musical de Hajime lo despertó con su risa cantarina y llamándolo por su nombre, cuando abrió los ojos la encontró mirándolo por encima del sillón con su cabello cayendo como cascada en suaves ondulaciones y sus grandes ojos enmarcados en maquillaje que los hacía resaltar. Cuando por fin pudo verla por completo, se impresionó lo hermosa que estaba, llevaba un peto negro con un chaleco bordado semitrasparente del mismo color y pantalones cortos de tela brillante, como raso, color azul oscuros.

-no me mires así que me pones nerviosa- dijo coquetamente. Aunque sin disimular que le gustaba aquella forma de mirarla de Kaede

-te has esmerado- le dijo mientras le sonreía con afecto.

-¿Sendoh no ha llegado?- preguntó para cambiar el tema

-siempre se demora- dijo mientras iba a la cocina- ¿Todo bien con tu lesión?

-molesta un poco- dijo la muchacha mirando la bahía desde el balcón del departamento

-mañana, si quieres, puedo ver cómo anda… si te duele mucho…

 

-no te preocupes- dijo mientras lo miraba de frente- iré a la fogata aunque me esté muriendo

El timbre sonó en la puerta del departamento, Hajime sonrió a su primo con el brillo pícaro en sus ojos y fue a abrir. En la puerta, Sendoh se presentaba con una camisa de manga corta solor negro y unos jeans claros más bien gastados. Con el peinado que siempre usaba le daba una imagen de un chico con un innovador estilos, sin embargo la reacción de ver a la muchacha arreglada como estaba no se hizo esperar de la misma manera que había reaccionado Kaede.

-tienes mil caras- le dijo mientras entraba al departamento- ayer eras una princesa japonesa, hoy en la mañana una atleta y ahora toda una Idol?

Hajime sonrió haciendo ver que le gustaban los halagos. Tomó su chaquetilla de cuero y el bolso con el celular y documentos

-no te has demorado mucho- comentó Kaede adelantándose a la puerta- también te estás esmerando…

-no tanto como ella- dijo riendo por el comentario de Kaede

-…no tanto como ella- convino

-dejen de actuar como si tuviésemos mucho tiempo!- dijo la muchacha, algo nerviosa- Sendoh, te esforzaste, pero no mucho. ¡Ya vamos atrasados!

-¿Cuál es el afán?- preguntó interesado mientras salían por el pasillo

-he quedado de juntarme con Mitsui- dijo mirándolos de reojo. Como siempre se había adelantado para darle espacios a y comodidad a ambos

-te has hecho amiga de Mitsui- comentó Sendoh mientras bajaban las escaleras- pareciera que son bastante íntimos.

-es interesante- dijo mientras abría la reja exterior del edificio. Miró a Kaede quien la observaba sin saber bien cómo reaccionar- pero no sé si me interesa tanto como para tentarme…

-¡Tentarte!- Kaede no pudo más que reaccionar ante el último comentario.

-supongo que Hajime tiene las costumbres de Inglaterra. ¿No es así?

-no todas las mujeres se comportan así… pero sí una gran parte… además ¿Qué quieres que haga? ¿Esperar a mi príncipe azul?

La conversación quedó suspendida en eso mientras que Rukawa esperaba que el enfado que había acumulado se le bajara antes de llegar a la fogata donde, ahora podía preverlo, la muchacha desaparecería con Mitsui.

Cuando llegaron, las festividades de cierre comenzaban especialmente para los jóvenes, en la Playa, justo frente al parque, una gran fogata ardía de la misma manera que otras seis –mucho más pequeñas- la bordeaban. No fue muy difícil encontrarse con Mitsui puesto que la esperaba a la entrada principal de la fogata vestido con una polera negra ceñida y pantalones plomos de tela deportiva. Comparado con los dos acompañantes, parecía ser el chico  malo.

-él si se esforzó- dijo mientras se volteaba- nos encontramos acá en un par de horas?- dijo la muchacha con cara inocente- ustedes pueden perderse mientras yo lo hago-  y les guiñó el ojo izquierda.

Sendoh y Kaede se quedaron mirando cómo Mitsui los saludaba con una inclinación y luego le sonreía a la muchacha.

-es terrible- dijo Sendoh- consigue siempre lo que quiere?

-es imposible decirle que no… y lo sabe- contestó el menor. No tenía ánimos de seguir viendo el espectáculo de su prima con el superior Mitsui- vamos a caminar- lo invitó mostrando el camino que se alejaba de la playa.

El ruido lentamente se fue alejando mientras se acercaban a las olas. A su alrededor, algunas parejas, como ellos mismos, escapaban del bullicio y se escondían en la penumbra para poder tener algo de privacidad. La noche estaba clara iluminada por las fogatas y una hermosa luna que bailaba al vaivén de las olas, era una noche perfecta.

-supongo que estás feliz- dijo Ssendoh mientras se le acercaba con las manos en los bolsillos. La brisa refrescaba maravillosamente la noche

-Debería estarlo por algo en especial?

-me ganaste en un juego- sonrió Sendoh mientras volteaba la mirada. KAede le sostuvo la mirada, como intentando decirle que en realidad siempre supo que sería así

-Hajime es tan buena jugando como lo soy yo- contestó como para dejar claro el  punto- en la primaria jugábamos en conjunto, ambos éramos de ganarle a quien fuera… era obvio que te ganaríamos

-¡Oye! Tenme algo de fe…

-la tengo- dijo ahora volteándose para mirarlo de frente- pero a ella la conozco como a mí mismo. No me iba a defraudar.

Sendoh asintió y luego miró al mar. En conversaciones como aquella se daba cuenta de todo lo que le hacía falta por conocer de Kaede, de sus gustos de su forma de ser, con la llegada de Hajime no se había dado cuenta más de que lo que había visto hasta el momento, aquello que tanto lo había llamado como encantamiento apenas si era la punta del iceberg. El carácter de Kaede escondía algo mucho más complejo que el silencio.

-te molesta?- dijo Kaede notando el silencio del mayor

-es solo que cuando hablas así. Me doy cuenta de que te conozco muy poco…-

Ambos se quedaron meditando ante la luna dejando que la compañía en silencio los abrazara mientras dejaban de lado el ruido y las festividades. Kaede entendía aquel sentimiento, cuando veía a Touya se daba cuenta de lo poco que conocía al muchacho que tanto llamaba la atención… de la misma manera, cuando Touya miraba a Kaede sabía que había un lugar en el cual era imposible llegar… aquel abismo, aquel espacio que se le pasaba por alto en su carácter sólo Hajime lo había logrado saltar, era ella quien los unía porque los conocía a la perfección y porque ella misma era un libro abierto ante su familia.

Luego de aquel beso las cosas se habían vuelto más complejas. En el pecho de Kaede era como si un torbellino se hubiera desatado dejando su cabeza un poco confusa, lo único con lo que seguía contando era con el básquetbol. Aun así, era complejo poder concentrarse sin hacer notar sus sentimientos hacia su primo…

Caminaba por el colegio en los primeros días de la primavera, quedaba el último mes de clases y el colegio comenzaba a vaciarse por las preparaciones de los exámenes finales. Como siempre, él prefería estar practicando que estudiando, y ahora que no podía pensar con claridad, tampoco le gustaba mucho practicar con sus primos, de todas maneras, Touya estaba postulando a colegios de primaria que fueran mucho mejor que aquella academia y Hajime, preparada como siempre lo era, estaría en algún lugar estudiando todo para no bajar sus notas, por lo cual lo dejaban a él pasear por los pasillos.

Decidió que lo mejor era ir a los patios traseros, si bien habría algunos estudiantes escondidos leyendo los resúmenes, libros y apuntes de finalización de clases, el silencio le sentaría bien para poder pensar con calma. Se sentó ante la fuente de agua que resguardaba algunos peces Koi y se recostó para dejar que el sol que se escapaba de los árboles lo llenaran por completo.

 -¿Kaede-kun?- escuchó un sollozo que reconoció de inmediato. Cuando abrió los ojos los ojos azul profundo de su prima lo miraban con mucha pena y llenos de lágrimas. Al parecer, si bien tenía ganas de llorar se había aguantado hasta que ya no pudo más

-Haji-chan!- dijo preocupado mientras se sentaba a su lado. Cuando miró a su lado se dio cuenta que en el pequeño patio estaban completamente solos, los estudiantes de los cursos mayores se habían ido- ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?- preguntó preocupado. La niña negó con la cabeza

-¡Kaede-kun!- gimió finalmente y se echó a llorar aferrándose al pecho de su primo. Kaede no sabía bien qué sucedía pero no atinó más que a abrazarla. Hajime era una niña mimada, especialmente con él  y con Touya, pero no lloraba por cualquier cosa.

-¿Qué sucedió?- preguntó ahora que estaba más calmada. La muchacha lo miró con un puchero en su boca y el gesto asustadizo en sus ojos. Aquella imagen era simplemente maravillosa- sabes que puedes contar conmigo- le dijo para animarla

-vi a Touya besando a otra chica- dijo con tristeza. El muchacho sintió un golpe en el estómago, la verdad era que nunca se imaginó que luego del beso que se dieran entre ambos Touya llegar a considerar a otras muchachas- y era una de esas tontas niñas que le dejan cartas!- volvió a sollozar

-¿Eso es lo que te preocupa?

-ustedes me dijeron que el primer beso era algo importante- dijo la muchacha secándose sus lágrimas y mirando a su alrededor- y ha escogido a una de esas… de esas… tontas!

Kaede no pudo evitar sonreír a pesar de la pena que le había dado la noticia de Hajime. La muchacha lo quedó mirando, poniendo realmente atención y vio en los ojos de Kaede, tan azules como los de ella, que tenía pena

-también te entristece?- preguntó suspirando hondamente- además, nos debe un beso… lo ganamos

-Haji-chan- dijo Kaede mirándola con cariño- es posible que a Touya le agrade esa muchacha…

-¿Que le agrade más que tú o yo?- preguntó nuevamente con un puchero en su boca sonrojada por el llanto- nadie me agradaría más que tú, Kaede… o que Touya…

-Somos tu familia- contestó como si aquello lo respondiera todo

-lo sé- asintió la muchacha- pero aun así nadie me agradaría más que ustedes. Yo si quiero mi beso, lo querría contigo… no soporto pensar en cualquier otro hombre que no seas tú, Kaede-kun!

-yo no podría pensar en ninguna muchacha más que tú, Haji-chan- sonrió y la volvió a abrazar.

La niña se tranquilizó en aquel abrazo fraternal y suspiró en su pecho. El muchacho notó la presencia dulce de la muchacha y cómo afectaba a su corazón, notando que tarde o temprano ella crecería y lo dejaría solo tal cual lo estaba haciendo Touya.

-Haji-chan- le habló por lo bajo, aun abrazados

-dime Kaede-kun

-nunca me dejes solo- le habló mirándola a los ojos, con un sentimiento espeso ahondando por su pecho y avivando el torbellino. Era obvio que algo había pasado en lo profundo del muchacho con la noticia de la niña

-jamás lo haría, kaede-kun- contestó la muchacha y le sonrió con esa luz magnífica- siempre estarás en mi corazón.

 

Sendoh sonrió y lo volvió a mirar. Sabía que aquel comentario había calado profundo en Rukawa.

-entiendo que necesites tu tiempo…

-…es solo- lo interrumpió- que hay muchas cosas que debes saber, Akira-kun- rukawa le sonrió sabiendo que no era del todo claro con Sendoh, y aquello el muchacho no se lo merecía- mi relación con Hajime es especial, pero también debes saber qué pasó con Touya…

-¿tu primo?

-el hermano de Hajime- asintió- desde pequeños siempre fuimos unidos. Eso ya lo sabes… lo que no sabes es que siempre hubo una especie de competencia entre Haji-chan y yo por la atención de Touya. Con mis primos mayores no nos hablamos, para mí mi familia eran ellos dos y Oma- Sakura…

-tu abuela- asintió Sendoh

-así es- dijo Rukawa y miró a la fogata haciendo un esfuerzo por ver a Hajime entre la multitud que danzaba ante ruidos de tambores- ella murió mientras nosotros estábamos en la parcela de vacaciones… fue un paro cardíaco, no nos dimos cuenta sino mucho después…

-¡Lo lamento mucho!- Sendoh puso una de sus manos en el hombro. Kaede lo miró directo

-yo me pregunto constantemente si no habría sido mejor estar al pendiente de ella y si fuimos los culpables de lo sucedido.

La brisa nuevamente acarició nuevamente sus rostros. Sendoh sonrió con displicencia y lo abrazó en un abrazo que le supo deliciosamente seguro, tenía a Hajime, su familia y a Sendoh, alguien que lo protegía.

-no fue culpa tuya- dijo Sendoh mientras le hablaba al oído y se acercaba a sus labios. Kaede no dijo nada, aceptó aquel beso porque le hacía falta poder contar con alguien que lo cuidara, pero en su mente rondaba la culpa de haberse dejado llevar por unos sentimientos pueriles y que demarcaron el futuro de su abuela.

 

Hajime se volteó con una lata de cerveza en la mano bailando al son de la música. Mitsui sonreía mientras la veía moverse con soltura ante las sombras y luces de color cobrizo que reflejaba la fogata. Alrededor, nadie parecía poner atención a la pareja aunque la muchacha sonreía enigmáticamente mientras le bailaba con coquetería.

-veo que no perdiste el tiempo en Inglaterra- comentó el muchacho mientras se le acercaba al oído para poder hablar.

Hajime sonrió ampliamente, sabía que no se acercaría más puesto que el protocolo Japonés no permitía más contacto, pero estaban en una fiesta en la playa, entre medio de gente desconocida y cubiertos por oscuridad

-las costumbres son distintas- le contestó mientras se le acercaba al oído- pero no fui yo quien dijo que se quedaría con mi aroma por lo cerca que estábamos… ¿Ahora quieres separarte?- le dijo mientras se le apegaba al cuerpo.

Mitsui no dijo nada, tanto como la muchacha se dejó llevar por la música que llegaba del escenario principal bailando al ritmo del cuerpo de la muchacha.

-así esté mejor- asintió la muchacha nuevamente bailando con los ojos cerrados. Sabía que la deseaba, pero también sabía que era nada más que eso, cuando viera a Mitsui con  el hombre en la feria se dio cuenta de los sentimientos del muchacho hacia Tetsuo. Ambos estaban enamorados y no se dejarían en paz hasta volver a reencontrarse una y mil veces… siempre había estado en aquella posición, ahora cuando volviera a Japón su primo estaba con un nuevo hombre entrando lentamente en su corazón… no lo culpaba, Sendoh era guapo y muy buena persona. Y ahí estaba ella, nuevamente en medio de una pareja.

Recordaba que con Touya había sucedido lo mismo. No era necesario vigilar demasiado para darse cuenta de qué era lo que sucedía entre su hermano y su primo, aunque algunas señales le eran confusas –Kaede la miraba con un brillo maravillado y su propio hermano vigilando quién se le acercaba- ella misma sabía que amaba a Kaede desde siempre… aunque no podía evitar sonrojarse cuando Touya le preguntaba algo o la abrazaba con esos ataques de cariño que a veces le daban.

Cuando ganaron el partido contra Touya y se encontraron luego de las duchas, el silencio de Kaede y la reacción de Touya le dio a entender que algo había pasado entre ambos… luego recordó el beso que se habían prometido si ganaban el partido y no le cupo duda, entre el balbuceo complejo de Kaede y los movimientos equívocos de Touya, que ya había pasado. Para ella estaba bien, ambos eran su familia, su mundo, dos partes que la completaban maravillosamente, lo único que temía era que la dejaran de lado por mantener ese mundo entre ellos, apartándola y obligándola a no darse por enterada de lo que pasaba.

Al menos así había sido las últimas semanas, entre ambos no se miraban de frente y ella debía hacer como que no sabía nada, entonces vio a Touya con la otra muchacha –un año más grande que su hermano- ambos besándose y no pudo evitar sentirse traicionada… ¿Y lo que pasaba con Kaede?... peor aun ¿Qué significaría para ella que Touya haya dejado de lado a Kaede y a ella misma? No pudo evitar ponerse a llorar mientras caminaba buscando a su primo… aquel que siendo igual a ella ahora era igualmente traicionado por su hermano. Ahora que lo pensaba nunca entendió la razón de tanta rabia, se sentía desplazada y eso era algo inaceptable para la menor del clan y la que siempre había tenido la atención de todos.

-siempre estarás en mi corazón- le dijo mirándolo a los ojos. Nadie entendería jamás a Kaede como ella lo hacía, ni siquiera Touya o cualquier otra persona que llegara luego de su hermano.

-eres demasiado linda- le dijo su primo mientras le besaba la frente. El carmín fulminó sus mejillas mientras sentía los suaves labios de Kaede sobre su frente, cuando el muchacho volvió a mirarla a los ojos, no pudo contener la atracción que sentía ante la muchacha que lo miraba con los ojos vidriosos con las mejillas encendidas- supongo que dices eso porque nadie está en ese corazón…-Kaede estaba triste, y se sentía tan desplazada como ella de la vida de Touya.

-ya hay alguien- aseguró con la misma voz melodiosa y la seguridad que caracterizaba a la muchacha

-es afortunado… y tú más por haberlo encontrado tan pronto

Hajime asintió y le sonrió mientras pestañaba con coquetería. Desde pequeña aquellas actitudes se le daban bien, entonces se le acercó intoxicándolo con el aroma suave a violeta y menta que tenía la muchacha, le besó la mejilla y luego se levantó. Era momento de irse a casa.

La música se hizo más fuerte con un ritmo que parecía tambores tribales, de fondo se escuchaba la base de música tecno al tiempo de las voces pop de los últimos Idols en Japón. Era obvio que a la muchacha le gustaba disfrutar de la vida y eso era algo que le llamó inmediatamente la atención.

-eres demasiado peligrosa, Haji-chan- habló Mitsui con la voz ronca

-y tú dudas demasiado- dijo mientras se separaba- voy por más cerveza… si quieres puedes seguirme y vemos donde conversar.

Mitsui sonrió para sí al tiempo que miraba cómo la muchacha se alejaba hasta la barra al otro extremo de la fogata. Negó con la cabeza, a pesar de estar con ella, de desearla como la deseaba, de disfrutar con su presencia, aun tenía en la cabeza a Tetsuo y la noticia de su boda… por un tiempo habían estado juntos, nada como pareja, pero sí acompañándose mutuamente, su familia vivía en el campo y él se la pasaba de la preparatoria al trabajo, aun tenía mucho por hacer con su familia para recuperar la confianza que había perdido luego del accidente de su rodilla.

Como siempre, salieron de bar en bar una noche dentro de su último año. Quedaba poco para que terminara el campeonato nacional, y Tetsuo había sido el único que lo fuera a acompañar en el campeonato.

-eres un bruto- le dijo cuando viera cómo unos tipos se iban enojados por un desplante del hombre. Tetsuo le sonrió

-tú fuiste igual…

-lo fui- asintió, bebió su cerveza y sonrió con algo de nostalgia- pero ahora estoy reformado

-y celebro eso- dijo levantando la lata e invitándolo a brindar- por Hisashi Mitsui, el nuevo hombre

-por Tetsuo, el cabeza hueca que no cambiará…

Tetsuo lo miró con algo de reprimenda pero sonrió. Él ya había tenido sus oportunidades y las había dejado pasar todas, eso era algo recurrente en las conversaciones con Mitsui quien constantemente le decía que podía cambiar, si realmente quería hacerlo.

-a veces siento que te ganarás una buena paliza, brabucón- dijo sonriendo- es momento de irte, mañana tienen práctica temprano y no quiero ser el responsable porque una de las estrellas del equipo no rindió en el partido. Arriba!

-Tetsuo- dijo Mitsui antes de que el hombre se levantara de la mesa deteniéndolo por el brazo- gracias por venir

-es un honor, amigo- dijo mientras tomaba su mano derecha de Mitsui con la propia- siempre estaré a tu lado para lo que necesites. Lo sabes

-lo sé- asintió sonriéndole. Ambos se levantaron y se fueron a pasear a la ciudad. Si bien era de noche, aun faltaba para que fuese realmente tarde por lo cual lo aprovecharon para caminar por la ciudad y disfrutar del frescor nocturno. Fue entonces que Tetsuo comenzó a hablar de sus proyecciones, de lo importante que se había vuelto para él… después de todo era su mejor amigo… su único amigo

-he errado el rumbo muchas veces- dijo mientras miraba hacia la avenida principal iluminada- siempre supe cuál era el camino correcto, pero nunca lo tomé… fue mi decisión, pero ahora me arrepiento

-sabes que puedes enmendarlo… siempre puedes hacerlo

-Mitsui- dijo mientras se volteaba- tú lo lograste porque eres mucho más que yo, como persona, como amigo… yo no podría ser como tú. Ya forjé mi camino

Mitsui se lamentó escuchar eso de su mejor amigo. Se inclinó en la baranda y luego lo golpeó con el hombro derecho en el hombro izquierdo. Tetsuo sonrió. Se quedaron ahí durante largo tiempo disfrutando de la compañía del otro y sabiendo que bajo las palabras que se decían había algo más que no querían decir, pero ahí se encontraba.

-es mejor no perder el tiempo- se dijo mientras evitaba los recuerdos. Caminó hacia la barra siguiendo a Hajime, la muchacha que parecía sirena con canto que embrujaba, se dejaría llevar, por esa noche estaba dispuesto a olvidar a Tetsuo y sus miedos para probar suerte en otra relación.

Cuando vio a la muchacha apoyada en la barra, se le acercó tranquilamente y la abrazó por atrás mientras ponía su boca en el cuello. Hajime sonrió y lo miró de lado mientras sentía cómo las manos heladas del muchacho le tomaban la cintura estrecha. Mitsui sintió el aroma a violeta y menta de la muchacha y cerró los ojos extasiado, aquel era un juego peligroso que estaba dispuesto a jugar si le ayudaba a olvidar a Tetsuo. Recorrió su cuello y terminó besándole el hombro, la muchacha sonrió por las cosquillas, finalmente se volteó y le entregó un corto de una bebida más fuerte, aquella noche Hajime estaba dispuesta a emborracharse si hacía falta, después de todo, ella también quería olvidar.

 

-entonces- dijo Sendoh abrazándolo aun más fuerte, el aroma de Kaede era una mezcla entre menta y miel que lo hipnotizaba- sabes que no pudo haber sido culpa tuya

-de los tres- corrigió automáticamente. Miró a Sendoh y agradeció estar lejos de la luz, sabía que no sería capaz de esconder que realmente aquella historia no se la contaría aquella noche. Lo besó porque fue el impulso natural que tuvo ante la maravilla de su compañía. La confianza llegaría poco a poco, de eso estaba seguro.

Sendoh lo abrazó con más fuerza y lo atrajo con más necesidad, aquella noche no esperaba nada más que la compañía del muchacho, sin embargo, se daba cuenta de que la necesidad física de tocarlo, de abrazarlo era mucho más grande que sus pensamientos. Finalmente se alejó para quedar apegado frente con frente

-vamos a tu casa- le dijo mientras le acariciaba la espalda- acá hay mucha gente…

-está Hajime- comentó sin desechar del todo la idea

-vamos a decirle que nos vamos antes- dijo como una opción.

Kaede se soltó y volteó para acercarse a la fogata. Era obvio que aquella idea le gustaba y no la dejaría pasar, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, se dio cuenta que sería una verdadera odisea encontrarla entre el escenario, la barra y los grupos de personas que se acorralaban en la oscuridad escondidos del escrutinio público. Pero conocía a su prima y sabía que estaría cerca de la barra, después de todo, les había advertido que iba a beber.

Sin embargo, nada lo había preparado para encontrarse con aquella escena, Hajime sujetando a Mitsui por el cuello, caminando lentamente en un movimiento que sería comparable con el de un depredador experto, mientras lo besaba lo arrastraba lentamente a la oscuridad de la playa. Mitsui, por su parte, la tomaba de la cintura y se dejaba llevar sin miramientos.

-¡Hajime!- gritó Kaede, un grito que fue uno más dentro del ruido de la playa, pero que llegó fuerte a los oídos de la muchacha.

Mitsui se soltó rápidamente, notando que estaba realmente excitado ante la presencia de la muchacha. Hajime no dijo nada, solo lo miró con una sonrisa enigmática y luego posó su mirada en el rostro de Sendoh, este último quedó boquiabierto, la muchacha estaba con el cabello suelto, con los ojos cristalizados y los labios rojos, era la belleza personificada y tenía en su mirada el brillo narcótico del alcohol y la atracción fatal de un depredador. Sabía perfectamente lo que hacía.

-¿Ya se van?- dijo con la voz suave y un tono mucho más sensual del que siempre tenía- si quieren me quedo acá- tasó la propuesta en el rostro de Sendoh quien no parecía importarle, sin embargo Kaede parecía no estar de acuerdo

-nos vamos… y tú vienes con nosotros- dijo acercándosele. Miró a Mitsui y se inclinó en forma de despedida. La muchacha le sonrió con la comisura de sus labios y lo besó en la mejilla.

-nos encontraremos- le dijo guiñándole un ojo. Kaede la tomó por el codo izquierdo y la sacó de la playa.

Caminaron un momento en silencio, Sendoh iba al otro lado de Hajime quien, luego de beber todo lo que había bebido, recién ahora sentía los estragos del alcohol. Trastabillaba y perdía el equilibrio fácilmente, hasta el punto que terminó apoyada al hombro de Kaede mientras subían la cuesta camino al departamento, al parecer la muchacha se la había pasado de lo mejor en la fiesta. Sendoh se encargó de abrir la puerta y Kaede la ayudó a entrar, por mientras, Hajime los miraba intoxicada en algún sueño que la hacía sonreír y los miraba con aire perdido.

-no deberías preocuparte tanto por mí, Kaede- le habló mientras se encontraba apoyada en el marco de la puerta de entrada del departamento- deberías atender a Sendoh y haberme dejado en la playa- dijo mirando al mayor. Sendoh le sonrió y la muchacha se le abrazó al pecho, era obvio que ya no controlaba sus impulsos, Akira se quedó algo petrificado mientras sostenía el peso casi muerto del cuerpo de la muchacha, de a poco notó el calor de aquel cuerpo y el aroma a menta y violeta, parecido al de Kaede pero, a su vez, distinto

-la llevaré a su pieza- dijo en forma de disculpas- acomódate en el living- tomó a la muchacha en brazos y la encaminó por el pasillo dejando a Sendoh en la entrada.

No le costó mucho llegar a la pieza de Hajime, la dejó en su cama y cerró la puerta, se dio cuenta que la ventana estaba abierta de par en par dejando entrar la luz de la noche, Hajime se removió mirándolo directamente a los ojos, realmente se veía hermosa con el color blanquecino de la noche bañando su rostro.

-deberías haberme dejado con Mitsui… sé cuidarme- dijo sentándose en su cama pero sin lograr desamarrarse los zapatos. Kaede se agachó y le sacó uno a uno los zapatos. Luego la miró a los ojos desde el nivel del suelo, Hajime le sonrió

-no debiste beber tanto…

-¿Nunca lo haces?- le preguntó sin quitarle la vista de encima, ahí, arrodillado ante ella se veía realmente hermoso-… cómo crees que sobreviví todo este tiempo?- dijo inclinándose para apoyar su frente a la de él y hablándole en voz baja, como si fuese un secreto.

-es mejor que descanses- le dijo mientras tomaba su mentón. La muchacha instintivamente cerró los ojos y reposó su rostro en la mano de Kaede, en un gesto que hacía desde muy pequeña.

-te quedarás con Sendoh, ¿verdad?- le preguntó ahora desde muy cerca. A pesar de estar ebria como estaba, sabía bien lo que sucedía. Fue inevitable para Kaede sentir el tono de tristeza que había en la voz de la muchacha, ahora que lo pensaba, había sido un egoísta en traerla sabiendo que lo que sentía por él era lo mismo que había sido siempre… y que se daría cuenta de lo que pasaría en la habitación de al lado- si era así- siguió hablando y suspiró, al parecer no importaba que se quedaba en short y peto durmiendo en la cama- ¿por qué no me dejaste tener una noche para olvidarte, Kaede-kun?

-no lo sé- contestó con sinceridad

Hajime se separó de su primo y se recostó en la cama mientras intentaba sacarse el sobre-todo transparente luego de que Kaede le sacara los zapatos. El muchacho se adelantó y lo sacó por sobre la cabeza al tiempo que la muchacha se acurrucaba en la cama, le acarició el cabello y terminó de sacarle los calcetines, lentamente ella cerró los ojos para poder dormir

-moriré sin haber conocido un amor que sea sólo para mí- dijo como lamento

-no seas llorona- sonrió. El dramatismo de Hajime siempre había sido expresado con esas frases de película- te quedan años para vivir…

-no lo sé, Kaede… tu papá sabe el resultado y no lo ha dicho…- alcanzó a decir hasta que finalmente se durmió.

Cuando Salió de la pieza, Sendoh lo esperaba apoyado en el marco que daba al living y la cocina. Al parecer, lo había estado esperando.

-¿Se durmió?- preguntó acercándosele lentamente

-así es- dijo aun con las palabras de la muchacha en la mente. Sin embargo el brillo de los ojos de Sendoh ocuparon toda su atención, se volteó a la habitación principal que lo esperaba con la puerta abierta

-no conozco tu pieza- le dijo adivinando los pensamientos del menor. Kaede lo miró y luego caminó hacia ella dejando la puerta abierta- … así que él también tiene sus trucos- se habló en voz baja.

Lentamente Sendoh cerró la puerta mientras Kaede lo observaba desde el centro de la habitación, en el suelo el futón de la cama estaba desdoblado con una cómoda manta sobre él

-espero que sepas que no te obligo a nada- dijo el mayor al notar que Kaede no se movía

-lo sé- contestó para luego mirar hacia la ventana

Se desabrochó la camisa lentamente al tiempo que caminaba hacia Rukawa, la habitación, austera y con simples diseños japoneses estaba impregnada con el aroma a menta que lo enloqueció en la playa, en su ambiente, todo era mucho más fuerte. Cuando se acercó, el menor tocó su cuello y su pecho, respiró hondo sobre su hombro para que, finalmente, cubriera la semidesnudez de Sendoh con su cuerpo. Se besaron lentamente, el mayor tocando la espalda del menor hasta topar con los jeans, apegó su cintura a la cintura del muchacho y se dio cuenta que estaba tan excitado como él mismo, desabrochó la camisa y besó el cuello y el pecho del muchacho hasta volver a su boca y acariciarle la nuca mientras jugaba con su cabello.

-no sabía que fueras así- le dijo mientras Kaede lo empujaba, en un gesto sensual, a la cama con una naturalidad que no se imaginó.

-te sorprenderías- le dijo mientras se recostaba a su lado. Sendoh sonrió y le tocó el mentón. Kaede le acarició la barbilla y fue bajando hasta su abdomen, un abdomen trabajado, se dijo, y llegó hasta los pantalones donde la prominencia de su sexo se vislumbraba sin menores tapujos, le sonrió y, lentamente con un control exasperante, le desabrochó los pantalones para encontrarse con unos calzoncillos apretados color negro, el leve contacto de las manos de Kaede lo excitaron aun más, debía aceptar que odiaba aquella tranquilidad con que el muchacho se tomaba las cosas… era como si lo hiciera a propósito.

Lentamente, sus manos le recorrieron el miembro haciéndolo gemir mientras él mismo sentía cómo la temperatura subía. Abrió su boca más por instinto que por pensar, los ojos de Sendoh estaban cerrados, su cuerpo entero había quedado a su merced y la habitación, a oscuras, los cubría con ese hálito blanco de la luz lunar que se escapaba por las cortinas. Un gruñido ronco y los movimientos pélvicos le dieron a entender que, pronto, Sendoh estaría exhausto sobre su cama. El mayor agarró fuerte el plumón bajo su cuerpo, ahora ardiente, y se removió haciendo un esfuerzo por no hacer ruidos hasta que finalmente el golpe eléctrico del orgasmo lo removió por completo y el gemido silencioso lo sacudió con fuerza por todo su cuerpo. Sintió a Kaede por todo su cuerpo, tocando, reconociendo hasta que finalmente se recostó sobre su pecho para mirarlo desde cerca.

Unos minutos después, Sendoh abrió los ojos y lo quedó mirando para estudiarlo, Aun seguía con ropa y él estaba ahí, a merced del pequeño zorrito que muy bien lo había tratado

-no está mal para ser la primera vez- dijo con sorna. La verdad es que había sido mucho mejor que algunos encuentros casuales que tuviera con chicas.

Kaede sonrió. Técnicamente, Sendoh no era su primera vez.

El mayor se enderezó y lo besó en los labios, sintió el sabor agrio del sexo y el sabor a menta y miel. Una mezcla de las dos esencias, le sacó la camisa y nuevamente lo recorrió entero con las manos pero ahora con más confianza, cuando llegó a los jeans, no tuvo dudas y los desabrochó hasta llegar al miembro del muchacho, a diferencia de Kaede, él no tenía ni control ni paciencia, mientras lo desnudaba con premura, le mordía el lóbulo de la oreja, el cuello, lamía cada rincón de su pecho y lo apretaba como evaluando si era verdad que lo tenía bajo su cuerpo, finalmente lo tuvo en sus manos completamente desnudo y con su miembro erecto. Lentamente lo masajeó hasta que el muchacho cerrara los ojos dejándose llevar por la invitación explícita que le estaba haciendo, se movió con delicadeza hasta que su boca, al igual que lo hiciera Kaede con él, lo recibiera por completo. Cuando el orgasmo de Kaede le dejó su esencia en la boca, pudo tener nuevamente el gusto maravilloso, pero ahora entremezclados, con su cuerpo aun recuperándose, Sendoh se recostó al lado del muchacho y lo besó mientras sentía su corazón a mil.

En la mente de Kaede sentía la presencia de Sendoh, su sabor, su calor pero no dejó de pensar en Hajime al otro lado del muro y el brillo enigmático de sus ojos.

 

El día aun no se iniciaba aun cuando el cielo se mostraba de un celeste pálido que anunciaba la aurora. Sendoh se volteó a su lado para ir despertando lentamente. Kaede no pudo dormir aun con la satisfacción en el pecho pero el vacío de la soledad persistente en su corazón.

-Hace mucho que no dormía así de bien- comentó mientras abría uno de sus ojos. Kaede le sonrió al tiempo que el mayor se abrazaba al menor- tú pareces no haber dormido mucho

-no lo hice- asintió

-¿pasa algo?- preguntó. En la cabeza de Kaede, automáticamente pensó que muchas cosas

-Hajime estaba triste- dijo para luego suspirar- luego me dijo algo sobre un resultado, que lo traería mi padre…

-tu familia tiene muchos secretos…- Sendoh se levantó para ponerse parte de su ropa. Los primeros rayos del sol iluminaban la mañana- creo que iré a preparar algo de comer. Luego me marcharé a mi casa, se estarán preguntando con quién he pasado la noche…

-¿Ellos saben…

-no- contestó negando con la cabeza- asumen que si salgo, es con una chica.

-eres un libertino…- dijo sonriéndole, al mismo tiempo que él, se ponía pantalones de buzo y una polera ligera. Era mejor atender al invitado.

-¿piensas cambiarme, acaso?

-ni lo intentaría- dijo mirando la hora. Casi las seis de la mañana- supongo que hoy no practicaremos…

-déjame descansar un momento- sonrió el mayor- vamos por el desayuno.

Recordaba que mucha de las cosas que Oma Sakura hacía era por cariño. La mujer se desvelaba preparándoles a los tres menores del clan Rukawa la comida, la ropa, algún juguete y medicina tradicional, para él, aquello era sólo el recuerdo de la presencia constante de alguien que los vigilaba con cariño, no fue sino hasta ahora, que preparaba un desayuno ligero para su compañero, que pudo identificar el sentimiento que tenía su abuela cuando hacía sus cosas… o la misma Hajime quien había tomado aquel lugar cuando llegara al departamento.

Sirvió tazas con té verde y calentó un poco de arroz para poder compartir con fruta que cortó en trozos, Sendoh se sentó para observarlo mientras sonreía, se sentía como en el cielo.

Comieron en silencio, aunque algunas sonrisas se entregaban entre medio de la comida, como si su boca recordara algún sabor delicioso que despertaba con la fruta. Lentamente, el sol iluminó el living del departamento, la hora había avanzado rápidamente.

-es momento de irme- dijo el mayor mientras se levantaba

Kaede asintió y se levantó también.

-llámame- le dijo sin saber bien qué significaba ese impulso

-lo haré- le respondió y se acercó para besarlo como despedida- descansa

Kaede asintió mientras sentía el sabor dulce de la fruta en los labios de Sendoh. Por alguna razón estaba demasiado tranquilo luego de la noche de fogata. La puerta se cerró detrás de la mirada encendida de Sendoh y se dio cuenta que el silencio no lo atormentaba como lo hiciera en otras ocasiones. Respiró hondo y se sentó en el amplio sillón hasta que se quedó dormido.

Miró a Hajime quien intentó nuevamente en sobrepasar su defensa. Touya, que había añadido un par de cursos más a su horario para poder prepararse mejor en el ingreso a la secundaria,  ahora no llegaba a los entrenamientos sino después que terminaban, luego del encuentro con Hajime en el jardín de la fuente, el ambiente se había vuelto raro entre los tres, pero sólo cuando se encontraba el mayor por lo cual, era altamente posible que no llegara a este entrenamiento.

La muchacha boteó la pelota e intentó adelantarse, sin embargo la defensa de Kaede era demasiado buena. Le quitó el balón

-¡Kaede-kun!- chilló en un gritito reprendedor- estás haciendo faltas!

-no es así, Haji-chan- sonrió con alegría- estás haciéndolo mal. Por eso terminas golpeada, pero no es una falta…

-me estás contradiciendo?

-claro que sí- le dijo mientras le daba la mano para que se levantara. La muchacha le sonrió, después de todo estaba con su primo- vamos, hagámoslo nuevamente…

Volvió a botear el balón y se abalanzó para romper la defensa del muchacho. Sin embargo, había puesto mucha fuerza y cayó encima de él mientras el balón seguía su curso hasta el centro de la cancha… si bien sintió el golpe, la risa cantarina de la muchacha le dio a entender que estaba bien, Kaede abrió los ojos y miró a su pecho donde Hajime se reía a carcajadas

-¡Lo logré!- dijo sin contener la risa

-me has tirado al suelo!- sonrió también contagiándose del buen humor. Ambos se miraron y tácitamente decidieron que no era necesario levantarse-… supongo que hasta acá llega el entrenamiento

-está bien para mí- dijo la muchacha acomodándose sobre el pecho de su primo. Las clases llegarían a su final en unas semanas y volverían a la parcela de Oma Sakura- ¿Has estado bien?

-no me quejo- contestó el muchacho comenzando a peinar el cabello de la muchacha, una costumbre que había adquirido desde que se diera cuenta que era tan placentero para la muchacha como para él- ¿y tú?

-Touya no habla mucho- contestó mientras levantaba los hombros- supongo que no tiene nada que quiera contar…

-no estés triste- le dijo mientras le tomaba la barbilla y la obligaba a mirarlo- sabes que es imposible dejar de quererte…

-eso dices ahora, Kaede-kun- habló la muchacha suspirando profundamente- pero tú también me dejarás por otra persona… sé que también hay muchachas detrás de ti…- y lo miró con ese gesto desolado como gatito perdido. El corazón del muchacho se derritió de cariño

-tú siempre serás mi chica- dijo mientras se levantaba. Hajime se sentó con sus piernas a un lado y se apoyó en la mano que tenía sobre la cancha, sus ojos azules lo miraban con el mismo brillo de admiración que había sentido por él desde el primer momento, le acarició el cabello que se le escapaba de la cola que mantenía para entrenar y lo colocó detrás de la oreja izquierda y apoyó su mano en la mejilla de la muchacha, como siempre, Hajime cerró los ojos y levantó el hombro para descansar en la mano que la acariciaba con tanta pasión.

De esa manera, cuando la muchacha abrió los ojos fue inevitable acercársele, apoyando su frente a la de ella para besarle los labios con un beso casto, privado de las necesidades que el beso vehemente de Touya le había transmitido, aquella vez fue la primera vez que sintió el aroma a violeta y menta con el sabor dulce de los labios de la muchacha, su prima.

El ruido en la cocina lo despertó, lentamente abrió los ojos para tomar conciencia del lugar en donde se encontraba, el recuerdo de aquella tarde se había avivado con el constante pensamiento de Sendoh y la noche que habían pasado.

Se levantó algo turbado y se dio cuenta que la muchacha merodeaba por la casa aun con su top negro y con los short de color azul que había usado la noche anterior, cuando se sentó derecho en el sillón la vio de espaldas agachada a lo que parecía ser fruta picada.

-¿Qué hora es?- preguntó restregándose los ojos y enfocando bien la vista

-cerca de medio día- contestó la muchacha volteándose un poco.

Cuando la vio, los ojos de Kaede le devolvían la mirada con terror, como si un miedo se le incrustara en el pecho haciendo que ella misma se asustara

-¡Haji-chan!- dijo señalándole al estómago, la muchacha se miró y no entendió, luego se bajó de la silla y se miró al espejo donde pudo ver el moretón de un morado aun vivo, se volteó para estudiar las costillas, por el lado de la espalda y se dio cuenta que ahí el golpe se acusaba con un color carmín intenso. En un dos por tres, Kaede estaba a su lado mirando preocupado las costillas, el abdomen y buscando vestigios de cualquier otro golpe que tuviera la muchacha.

-debió haber sido la caída de ayer- le dijo mientras se mordía el labio inferior. No quería preocupar a su primo

-recibiste el peso completo de Sendoh en el lado derecho… puedo..

-hai!- asintió la muchacha mientras las manos tibias de Kaede tocaban las costillas derechas, ahí estaba el dolor que no sintiera cuando despertó, aunque delicado, era punzante

-es mejor que te revise. Buscaré el botiquín

La muchacha no fue capaz de responder cuando Kaede ya volvía con los implementos para poder aliviarle en algo el dolor

-no tengo dolor, Kaede-kun- le dijo mientras se sentaba en el sillón grande del living tal como se lo había señalado su primo

-debí haberte revisado ayer… fui un irresponsable

-no te preocupes… realmente es na.. ouch!- dijo mientras las manos de Kaede se apoyaban en la costilla derecha- eso lo hiciste a propósito- lo acusó mientras levantaba la cabeza.

Le aplicó un poco de crema antiinflamatoria con cuidado y comenzó a revisar hueso a hueso si sentía algún dolor del cual preocuparse, la muchacha respiró profundamente y levantó sus manos dejando que le revisara las magulladuras, lentamente Kaede revisó las costillas, la cadena hasta llegar a la rodilla y el tobillo –que según parecía también estaba algo dañado. De la misma manera que lo hiciera desde pequeña, Hajime se dejó inspeccionar mirando cómo Kaede le aplicaba cremas, vendajes y ungüentos que evitaran el dolor.

-con esto estarás mejor- dijo mientras guardaba las cosas y se sentaba a su lado. La muchacha lo observaba atenta a sus movimientos al mismo tiempo que sin moverse de su lugar- es mejor que no practiques por un par de días.

-descansaré- le contestó mientras sonreía- siempre hacías lo mismo cuando entrenábamos

-era el doctor del equipo- dijo sonriéndole. Sin embargo, recordó las palabras de la noche anterior y los recuerdos del beso que le diera en la cancha del instituto de primaria.

-Sendoh se quedó contigo, no es así?- le preguntó con los ojos llenos de una tristeza espesa.

-sí- contestó mientras levantaba la comisura derecha de sus labios

-tienes su aroma en el cuerpo- le dijo en voz baja y miró hacia el ventanal. Kaede le tomó el cabello y le colocó el mechón que se escapaba detrás de la oreja, como lo hiciera cuando pequeña- no… no hagas eso- le dijo mirándolo directamente a los ojos.

Kaede la miró respirando el mismo aroma a menta y dejó su mano descansar en el cuello de Hajime en donde pudo sentir el pulso de aquel corazón que corría a mil por horas. El tiempo había pasado y ahora no sólo estaban los sentimientos, también la respuesta corporal al toque eléctrico que siempre había estado presente en los juegos infantiles.

-es inevitable hacerlo, Haji-chan- le dijo mientras movía la mano hasta sus labios, haciendo que la boca se abra apenas rosando el grueso labio inferior que comenzaba a tornarse rojizo. La verdad es que el deseo por la muchacha estaba ahí incentivado –o contrastado- con el deseo que recordaba de la noche que había pasado con Sendoh.

Mientras Hajime cerraba los ojos Kaede se inclinaba ante ella para tomar el aroma de su cuerpo que llevaba una leve marca de alcohol y remedios además de la menta y las violetas. Era como si todo se mezclara deliciosamente, recorrió el cuello, el pecho y bajó por su esternón hasta detenerse en su abdomen donde, se pudo dar cuenta, la muchacha respiraba con dificultad, abrió su boca y le beso sobre el ombligo sintiendo en sus labios como la piel se erizaba, levantó su vista y se observó el cuello tenso de Hajime quien mantenía su cabeza apoyada hacia atrás, era como ver cómo una estatua de mármol blanco comenzaba a cobrar vida.

La mano de la muchacha bajó hasta tomarle una mejilla y se levantó, con sus ojos abiertos y su boca completamente roja.

-no…- dijo mientras intentaba calmarse- no vuelvas a hacer esto, Kaede- le dijo en un tono duro y lleno de tristeza- si vas a amar a alguien, debe hacerlo completamente, y ya escogiste a Sendoh.

Los ojos del basquetbolista se abrieron de par en par. Nunca imaginó que ella le dijera eso luego de todo lo que significaba él en su vida, estaba seguro que, igual que lo sería para él, tenerlo en sus brazos era como un sueño hecho realidad.

-pensé que esto era lo que querías- dijo mientras la tomaba por la cintura, la muchacha sonrió triste y apegó su frente a la de él negando con la cabeza

-no me mal interpretes- le dijo aun manteniendo el control- si vuelve a pasar, no te diré que te detengas –y se mordió el labio con un gesto tentador- pero Sendoh te quiere, y debes dejar de lado esa noción de ver a todos como un simple escudo… si vas a querer a alguien- repitió- que no sea como me quisiste a mí y a Touya, Kaede-kun, debes entregarte por completo y no a medias.

-… acaso crees que no los quise por completo- ahora la voz de Kaede reflejaba dolor y ofensa, como si Hajime trajera a colación un recuerdo que había querido mantener encerrado por mucho tiempo

-creo- contestó la muchacha levantándose del sillón y dejando a su primo con una furia recién despierta- que Sendoh, al igual que yo, no se merece ser tu segunda opción. No creas que nunca supe sobre Touya y tú, Kaede-kun… siempre te he querido, siempre te querré, probablemente… pero siempre fui la segunda opción entre tú y Touya… ambos obsesionados con el otro y dejándome de lado… si quieres de verdad a Sendoh, entonces concéntrate en quererlo como no lo hiciste con mi hermano, no intentes buscar un escape conmigo nuevamente.

Las lágrimas de la muchacha corrían por su mejilla y el estupor marcaban el rostro de Kaede quien no supo cómo reaccionar. En todos estos años, Hajime jamás le había dicho cómo se sentía ni mucho menos había hecho mención sobre todo lo que había pasado en aquel verano. La muchacha se levantó y se fue a su habitación dejando al jugador estrella de Shohoku sin palabras que decir.

Notas finales:

bueno, ahora estaré mas concentrada en esto, así que espero lo disfruten!

saludos


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