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De todo corazón por Tavita

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Notas del capitulo:

ok... me demoré mucho en este capítulo, pero es que me fui de viaje y he vuelto hace unos pocos días.

de todas maneras, espero que disfruten este capítulo!

La conversación con Hajime le había dado en qué pensar. No es que no reconociera que buscaba una salida para evitar sus sentimientos, sin embargo no le gustó que fuera su prima quien se lo dijera de manera tan directa, lo que sí llamó su atención fue la declaración velada de la muchacha… sabía que el cariño que le tenía era bastante fuerte, pero nunca se imaginó que se sintiera desplazada aun cuando en medio de todo estaba Touya.

Distraídamente saltó intentando encestar, sin embargo Sendoh saltó bloqueando el balón, finteando con destreza en menos de diez segundos tenía los dos puntos que le daban, nuevamente, la victoria.

-estás distraído- le llamó la atención. Kaede lo miró sin expresión en sus ojos y levantó los hombros.

-supongo que eso significa que tienes cena para comer esta noche- contestó con una sonrisa que no logró esconder su preocupación.

-si cocinas tú, no me parece muy buen panorama- sonrió Sendoh mientras caminaba hacia él ahora algo más compuesto- hace mucho que no sé de Hajime…

-está dedicada a ponerse al día en los temas de la preparatoria, no la veo más que cuando sale del departamento y vuelve.

El tono de resentimiento no fue escondido. Sendoh entendió que aquella actitud, en realidad, escondía algún desencuentro con la muchacha por lo cual no era bueno redundar en el tema

-eso implica que el departamento está para nosotros?- Sendoh sonrió por lo bajo

Kaede lo miró con un gesto inescrutable, la verdad no lo había pensado y Hajime llegaba muy tarde los últimos días, no le importaba en dónde se encontrara.

-deberíamos ir- asintió

Sendoh sonrió aliviado, por un momento creyó que el muchacho lo dejaría ahí y se despedirían como lo habían hecho la última semana. Caminaron por la calle principal para comprar algo de comida para preparar, era día martes y ya para el próximo lunes estarían nuevamente en clases por lo cual aquellos momentos se verían relegados a los fines de semana. Entraron al departamento y la brisa del mar los recibió con la cortina moviéndose suavemente, Sendoh sonrió al sentarse frente al gran televisor y acomodarse con el control remoto.

-espero la comida- dijo mientras lo encendía.

-bastardo- dijo Rukawa mientras se iba a la cocina a preparar algunos bocadillos.

Cuando estuvo listo –pequeños bocados de arroz, pescado, verduras cocidas y dulces de harina de arroz con té verde- sirvió todo para llevarlo a la pequeña mesa del living y dedicarse a ver televisión mientras comían. Cuando Rukawa se sentó en el sillón Sendoh le sonrió y lo abrazó atrayéndolo a su pecho, por alguna extraña razón momentos como esos lo hacían sentirse tranquilo con Rukawa al lado de él como si finalmente fuera completamente suyo. Respiró hondo tomando su aroma dulce y recordando su sabor en aquella noche luego de la fogata, esa sola evocación era necesaria para poder excitarlo lo suficiente y querer quedarse con él mucho más cerca que solo ese abrazo.

Sin embargo, también se preguntaba hasta qué punto estaría cerca del muchacho; sabía que tenía su atención, que estaba lo suficientemente cerca de aquel corazón helado como para ser considerado como parte de la rutina de Kaede, pero había momentos, pequeños momentos en donde los profundos ojos de Rukawa no lo reconocían y podía sentir que se iba alejando en una pena que no sabía cómo describir.

Aun cuando siempre volvía –porque aquellos alejamientos estaban ligados a recuerdos que eran uno de los tesoros que no había sido capaz de entrar- había ocasiones en las cuales no sabía bien qué podría pasar si se quedaba lejos de él, pensando en alguien o en algo en lo cual él no estaba contemplado

-¿Qué piensas?- preguntó Kaede mirándolo por el rabillo del ojo

-que me gusta estar así- dijo mientras lo apretaba contra su pecho.

-entonces deberías comer antes de que se enfríe- comentó acercándose a los platos de comida servidos en la mesa de centro. Luego le acercó el pescado para que comiera algo- luego no sabe tan bien

-ni aunque esté hirviendo quedaría muy bien!- dijo en broma. La verdad era que Sendoh no escondía su predilección por la mano de Hajime en la cocción, la verdad era que él también preferiría el sabor de la comida de Hajime que a la de él mismo, eran sabores parecidos a los de Oma Sakura.

 Se pasaron la tarde cambiando canales mientras se hacían cariño, la comida fue bajando hasta que Kaede se quedó dormido en sus brazos casi a media tarde, cuando el sol dejaba de entrar por la ventana del departamento y Sendoh se dio cuenta de todo lo que habían avanzado durante el verano en aquella relación, sonrió para sí aquietando las leves preocupaciones que se albergaban en su corazón y removió al muchacho que descansaba sobre su abdomen, ambos acostados en el amplio sillón.

-debo marcharme- le dijo en voz baja mientras lo removía.

-qué hora es?- preguntó Kaede al tiempo que se restregaba los ojos

-casi la hora de la cena. No quiero dejar esperando a mi familia nuevamente- lo reprendió

-supongo que tendría que dejarte ir- le comentó al tiempo que se desperezaba. Sendoh le sonrió viendo cuánto se parecía aquel muchacho al gatito que se subía para estar entre ambos y descansar con ellos en el sillón.

-supones bien- Kaede se levantó para besarlo en los labios delicadamente mientras suspiraba. Nuevamente ese aroma a menta que lo envolvía todo.

-nos vemos mañana?- preguntó al tiempo que se levantaba. Rukawa se quedó remoloneando con el gato mientras asentía, al parecer seguiría durmiendo durante el resto de su tarde.

Sendoh se fue con el corazón inquieto aunque con el aroma del muchacho revoloteando a su alrededor, no se dio cuenta que tomaba la calle principal en vez del camino más corto de camino a su casa. Al doblar por la esquina que llevaba a la biblioteca en la plaza central, se dio cuenta de la cantidad de gente que había llegado a Kanagawa y que, seguramente, llegaría más tarde de lo presupuestado por no haber tomado el camino correcto. Aun así levantó los brazos y siguió rumbo por la plaza central al tiempo que otros chicos de la preparatoria Ryonan lo saludaban alegremente. Sin duda alguna aquello significaba que terminaban las vacaciones. Bajó la vista para pensar en todo lo que había sucedido, ahora con el fin de las vacaciones el tiempo disponible con Kaede disminuiría de la misma manera que la posibilidad de afianzarse en su vida… porque ahora que estaba solo, caminando por la calle podía decirse a sí mismo que tenía miedo de perder a Kaede, una fibra leve en su cabeza le hacía pensar que aun no estaba por completo en medio de quel corazón inexpugnable. Suspiró ahora algo más calmado, pero también más asustado y pensativo. Dobló por la esquina de la biblioteca municipal sin darse cuenta que tropezaba con una muchacha quien, por el golpe, perdía el equilibrio y botaba los libros que traía en sus brazos.

 Hajime miró sus libros con una extraña mueca en sus labios y luego fijó su mirada en Sendoh. Con un gesto que el jugador de basket no supo definir bien.

-¡vaya!- exclamó el jugador de Ryonan- tiempo sin verte, Haji-chan- decidió hablarle con aquel carácter tan afable.

-Sendoh-kun- saludó la muchacha y se dio cuenta que su sonrisa no era la misma que tenía cuando la conociera. Al parecer había algo que no la hacía sonreír de la misma manera que antes- no nos hemos encontrado mucho…

-Kaede me ha dicho que no pasas mucho tiempo en el departamento…

-me estoy poniendo al día- dijo mostrando bajo su bolso de entrenamiento los libros y cuadernos que ahora se encontraban en el suelo- no quiero notar que no sé nada de lo que pasan acá…

Sendoh asintió y sonrió comprensivamente agachándose a recoger cada uno de los ejemplares que la muchacha había dejado caer por el golpe. De la misma manera se dio cuenta que era obvio que la muchacha tampoco le iba a decir nada acerca de lo que estaba sucediendo entre ella y Kaede menos en medio de la calle.

Hajime lo miró con sus ojos abiertos de par en par y sonrió de forma triste, la sonrisa cortés de Sendoh era la misma que usaba con aquellas muchachas que saludaban sin importancia, era obvio que se sentía dolido por su forma de saludar. Era obvio que Kaede no le dijera nada de lo que había pasado luego de la noche de fogata.

La muchacha suspiró devolviéndole la sonrisa con ese aire lejano que a veces adquiría y miró a sus lados esperando qué decir, sabía que no podía ser completamente sincera con el muchacho con el cual salía su primo, más cuando ella estaba involucrada y profundamente enamorada de él. Por una milésima de segundo, odió el haber tenido que volver a Japón y enfrentarse a los sentimientos que tan bien había ocultado durante los últimos años.

-no nos hemos entendido del todo bien con Kaede, Sendoh-kun- dijo la muchacha sin mirarlo a los ojos. En la plaza las luces de los juegos infantiles titilaban como cuando recién las prendían. Era la hora en la cual la temperatura comenzaba a descender lentamente, se iniciaban los paseos para recibir la brisa marina y la gente se retiraba a sus casas para descansar luego de un día ajetreado.

-me lo parecía- asintió mientras seguía caminando entregándole algunos de los libros que recogiera. Con una mano la invitó a seguirlo- él tampoco ha estado muy… receptivo

-¿te mandó a decírmelo?

-fue una coincidencia encontrarte- dijo ahora sonriendo amablemente y de verdad- no me mandó a nada…

-él jamás lo haría tampoco- asintió mientras caminaba lentamente- han estado bien, Sendoh-kun?

-sin problemas si es lo que te interesas saber- asintió

Hajime también asintió sabiendo que aquello no era una respuesta como la que esperaba, abiertamente le había preguntado si estaban bien, no si tenían algún tipo de problemas. Entonces no se le hizo difícil ver los problemas bajo los cuales estaba Sendoh en ese momento, seguramente el corazón de Kaede estaba dudando, con esa duda que a nadie le decía, que sólo él era capaz de dimensionar y que escondía para evitar cualquier tipo de presión. Su primo estaría pensando, evaluando sin dejar de disfrutar de la compañía de Sendoh. El panorama, para ella, fue lo suficientemente claro.

-tú lo conoces mejor que yo- admitió no sin dolor- pero a veces el silencio de Kaede me provoca…

-…angustia- dijo la muchacha completando la frase.

Siguieron caminando un rato hasta que se detuvieron en la esquina siguiente. Sendoh no quería mirarla a los ojos y admitir que algo lo molestaba, una relación con Kaede era lo único en lo que había pensado cuando se dio cuenta que el corazón lo traicionaba cuando lo veía, cuando deseaba encontrarlo en sus prácticas individuales los fines de semana. Había sido un viaje arduo, complejo ¡Por Dios!... había tenido que asumir que las muchachas realmente nunca le habían interesado como le interesaba aquel muchacho, que se había obsesionado en poder llegar a ese espacio escondido que mantenía los pensamientos del super loqui.

El silencio entre los dos, por alguna razón, no le provocó incomodidad ni nada por el estilo, para ella que alguien más sintiera lo que sentía por el rechazo de Kaede era un alivio, y para Sendoh, saber que Hajime comprendía el miedo que estaba ahí, pequeño e inquieto en medio de su pecho significaba que no era sólo paranoia suya.

-es complejo lidiar con él- dijo, finalmente, la muchacha- pero no es tan terrible cuando entiendes cuales son sus propios miedos.

-…Haji-chan- dijo Sendoh y le sonrió con agradecimiento.

Nuevamente un grupo grande de jóvenes pasaron a su alrededor, algunos ya conocían a Akira Sendoh de la preparatoria Ryonan, y otros sabían sobre la llegada de Hajime Rukawa, la prima del super loqui y la “amistad” que se había formado entre ambos desde el festival de verano. Sendoh ya había escuchado los rumores, lo que significaba que la muchacha ya estaría siendo esperada en la preparatoria de Shohoku y no faltaría alguna que otra admiradora que la odiaba por estar en medio de dos de las grandes estrellas de la liga de basketball de la ciudad. seguramente ya era la envidia de todas y el sueño de muchos muchachos que, al verla, la considerarían una belleza.

-¿Akira-kun?- escucharon una voz dulce y armoniosa. El primero en reaccionar fue Sendoh quien conocía perfectamente bien aquella voz que lo había acompañado durante toda su vida. Era su hermana mayor.

El muchacho volteó la vista al notar que se había detenido más de la cuenta mirando a Hajime. Ésta, al notarse como sorprendida en una travesura, no pudo evitar sonrojarse.

-Kaori- contestó sonriéndole abiertamente

-ya imaginaba yo que estarías llegando tarde a cenar en casa- dijo una muchacha de tez morena por el bronceado del verano y unos ojos color ámbar profundos y brillantes, al igual que Sendoh, tenía el cabello negro azabache y liso hasta la cintura. Miró a Hajime en forma de evaluación y sonrió ante la nueva conquista de su hermano.

-justo iba para allá- dijo mientras asentía y luego le devolvía la mirada a Hajime quien no había hablado, a la espera de la presentación correspondiente- ella es Hajime Rukawa. Es recién llegada a Kanagawa

-¿Rukawa?- preguntó la mujer amablemente- como tu amigo, el del otro día- dijo sin darle importancia

-no es mi compañero- corrigió pero asintió a la relación de parentesco entre Hajime y Kaede

-bueno, no debería molestarlos entonces- Kaori Sendoh sonrió a ambos en una extraña sonrisa de aprobación. Hajime pudo notar en el brillo de aquellos ojos ámbar cómo la historia se formaba dentro de la cabeza de la hermana mayor de Sendoh y, por un momento, deseó que el muchacho entendiera lo que dentro de la cabeza de aquella mujer se estaba formando. Sin embargo hubo otra señal, más cómplice y de la cual muchas veces ella misma vio en las muchachas del internado en Inglaterra… ¿Deseo?- nos vemos en la cena, Akira-kun

El corazón de Hajime palpitó con fuerza al notar nuevamente el brillo en los ojos de Kaori y fue inevitable el sonrojo en sus mejillas. Por alguna razón se sentía extremadamente vulnerable.

-es mi hermana mayor- explicó Sendoh sonriéndole al ver lo adorable que se veía la muchacha con aquel carmín en sus mejillas. En cierta manera le recordaba a Kaede aunque ella tuviera una imagen mucho más angelical y menos dura que la estrella de Shohoku- se ha casado con un extranjero, empresario de televisión o algo así, imagino que te has sentido intimidada…

Hajime lo miró con sus ojos grandes sin poder creer que él también notara aquel extraño brillo que la envolvía con tal ardor. Simplemente asintió

-es porque es una caza talentos… y seguramente te ha evaluado como una posible modelo, no sería raro…

-¿A qué te refieres?- dijo aun confundida

Sendoh sonrió coquetamente. Hubo un tiempo en el cual aquella sonrisa había hecho derretir a las muchachas que la presenciaban, era como su toque mágico, aquella manera en la cual era simplemente atrayente. Luego se inclinó para mirarla directamente a los ojos al notar que, a pesar de la personalidad tan extremadamente sincera de la muchacha, aun no sabía bien cómo la veían los demás.

-porque podrías ser una excelente modelo si quisieras, Haji-chan.

-no digas tonteras- dijo mirando a otro lado. Aquel encuentro había sido demasiado extraño y Sendoh, sólo con la aparición de su hermana se había transformado en el galán del cual todos hablaban

-Kaori trabaja en la televisora local. Es parte de su trabajo evaluar a quien encuentre interesante. Te lo aseguro, ha tenido excelente evaluación de unas cuantas candidatas y si te ha mirado como lo hizo es porque, sin duda, tienes potencial.

Hajime lo miró extrañada ¿Cómo era que habían pasado a aquella conversación luego de lo que se habían dicho (o mejor dicho, lo que se habían NO-dicho) sobre Kaede y los miedos del muchacho. Finalmente la muchacha decidió que, en realidad, Sendoh no dejaba que aquellos pensamientos profundos le echaran a perder el carácter… en eso era distinto a su primo, Kaede siempre se dejaba llevar por lo más profundo de sus sentimientos, sean estos buenos o malos, al final siempre terminaba inmerso en ellos, como le sucedía ahora luego de todo lo que habían pasado antes de la muerte de oma Sakura. Nuevamente suspiró, aun cuando no quería volver al departamento, debía hacerlo

-debo volver- dijo la muchacha dejando entrever que no le apetecía mucho aquello

-así de mal están las cosas, entonces- comentó Sendoh. Ahora que lo pensaba, llevaban mucho tiempo parados ahí, sin caminar, era obvio que la muchacha estuviese cansada- si quieres, vamos a mi casa, comes ahí y le pedimos a mi hermana que te vaya a dejar…

No era muy tentador volver a ver a la mujer, pero qué demonios, tampoco lo era volver a ver el rostro de Kaede mirándola con aquella rabia que no sabía bien a qué iba. Finalmente aceptó.

 

El díai se estaba marchando lentamente cuando el teléfono resonó en la sala de estar. Por alguna razón el sueño había sido completamente placentero en los brazos de Sendoh, pero cuando se marchara, lentamente los recuerdos de un pasado en común con sus primos, su familia y el deseo recién despertado por Hajime lo mantuvo en un sopor que cobraba vida en la medida que intentaba despertarse y lo llevaba nuevamente a encerrarlo en su imaginación, sintiendo el sabor de la piel de la muchacha, los gemidos de Sendoh, el beso en las duchas con Touya y un sinfín de sensaciones que no dejaban despertar.

Cuando, finalmente, abrió los ojos asustado al notar cómo su corazón galopaba inquieto entre aquellos sueños que removían las sensaciones bajo las cuales se había quedadoantes de caer en letargo. Miró la hora del reloj de la cocina y rebuscó hasta dar con el aparato inalámbrico.

-¡diga?- contestó aun somnoliento

-¿aun contestas de esa manera?- escuchó la voz grave de Touya. Nuevamente la sensación de dejarse llevar por aquella presencia maravillosa que siempre había sido su primo.

-Touya- habló secamente. Escuchar aquella voz lo hizo despertarse completamente y avergonzarse al saber que había estado invocándolo en medio del sopor del ensueño.

-¿he interrumpido?- preguntó de forma sarcástica. Hubo un tiempo en el cual el llamado de Touya significaba horas de conversación, era el reflejo de camaradería entre ambos, de sentimientos compartidos y poco conversados. Cuando Hajime se quedaba dormida, cuando nadie estaba despierto en ninguna de las dos casas, él y Kaede se la pasaban hablando de nimiedades por teléfono, mandándose mensajes por celular.

-estaba durmiendo- se limitó a decir

- quería saber si estaba Haji-chan- dijo con el mismo tono seco con el cual Kaede le había respondido

-no está- dijo, sabiendo que en realidad no lo sabía- llega algo más tarde.

-ya veo…- Touya no parecía querer cortar- ¿Cómo estás tú?

-ahora mismo, con sueño- no tenía ganas de hacerse el simpático, menos con su primo. Menos cuando se sentía tan mal consigo mismo

-bien… supongo que tendremos tiempo para hablar cuando llegue a Japón. En dos semanas más me entregan las últimas calificaciones, así que nos veremos allá

-¿Dos semanas?

-puede que tres, pero lo dudo- corrigió el mayor con voz de mando, la que siempre le había escuchado en los entrenamientos en el instituto, en primaria

-te quedarás acá- por un momento el pecho se le apretó. La verdad era que no sabía si quería que se quedara en el departamento o si prefería que se fuera a otro lados… y se odió al sentirse traicionado por el palpitar de su corazón que deseaba verlo otra vez.

-no lo creo- contestó con pesar- lo mejor será llegar a un departamento. Debo poner en orden algunas cosas de mis padres que dejaron en la casa de Kanagawa… además tu padre espera de mi algo más de… control

-¿Te ha hablado?

-poco- contestó, sucintamente

-bien- asintió con una extraña sensación en la garganta. Touya había sido como un hermano, su primer amor si dejaba de lado los sentimientos de Hajime, con quien esperaba compartir cosas importantes a sus cortos 16 años y le hablaba como si no lo reconociera.

-debe ser complicado… todo esto. Sobre todo luego de haberte adaptado como lo has hecho. Supe que eres una estrella del basquetbol en tu preparatoria…

-casi salimos campeones nacionales- fue inevitable contestarle

-sí lo supe- sonrió y el sonido se escuchó hasta el otro lado de la línea y le agradó escucharlo sonreír de la misma manera que lo hiciera cuando eran pequeños- pronto nos encontraremos para jugar un partido

-en Estados Unidos…

-o antes, si no te molesta

Kaede asintió hasta que escuchó el corte del teléfono al otro lado de la línea. Aunque no quisiera admitirlo, le había levantado el ánimo escuchar a Touya y saber que aun no olvidaba el último de sus

 

 -Hajime es prima de Kaede Rikawa, el que obsesionó a Akira en el último campeonato- anunció Kaori mientras bebía de su vino blanco. Al otro lado de la mesa, Hajime asentía prudentemente ante la mirada inquisidora de los padres de Sendoh que le sonreían congraciados con la educación de la muchacha y lo que parecía ser una increíble historia por parte de Kaori. Akira, como el menor de la familia, sólo miraba sonriendo amablemente.

-el que finalmente fue al campeonato nacional…

-eso no volverá a suceder- aseguró el muchacho mirando risueño a su padre. Era obvio que éste último sentía una admiración incalculable hacia su hijo.-en todo caso, Haji-chan también juega basquetbol

-interesante tu vida siendo tan joven- asintió la madre de Sendoh al notar la cercanía con la que le hablaba su hijo. Por alguna razón aquello le hacía ver una linda pareja y dejar de lado las habladurías, que sabía, habían por toda la ciudad de cuántas chicas su hijo veía al mismo tiempo. Hajime, sin embargo, era la primera que iba a la casa, lo que la hacía ser la primera que se veía especialmente formal.

-por temas familiares debí irme hace un tiempo- contestó con la voz dulce y suave que le habían enseñado en casa. Se notaba cómo la educación la había formado con un aura deliciosamente grata- mis padres y mis tíos se hicieron cargo de  la empresa familiar desde hace cinco años, yo he estado en Inglaterra el mismo tiempo…

-¡Y te han inscrito en Shohoku!- habló la mujer sabiendo que era una preparatoria estatal en donde, estaba segura, no podría ser desarrollado todo el potencial de la muchacha.

-es la preparatoria donde va mi primo- contestó sonriendo. No era necesario hacerles ver que Kaede debió quedarse acá puesto que el problema había sido mucho más complejo de lo que realmente quería asumir- prefiero estar en un lugar donde el regreso se me haya hecho más llevadero…

-¿Y cuál es la razón de tu regreso?- preguntó el padre de Akira. Por bajo de su copa, Kaori sonreía al notar cómo la muchacha, sin demostrarlo, se ponía algo incómoda

-¡Oh! Vamos!... luego reclaman porque no invito a amigos a la casa- se rió Sendoh mientras se apoyaba en la mesa donde descansaba su plato ya vacío. Luego de cenar, se habían quedado por mucho tiempo conversando, al punto que pasaban de las diez de la noche- déjenla respirar…

La madre de Sendoh sonrió aprobando la reacción de su hijo. El muchacho le sonrió y comenzó a levantar la mesa, Kaori –quien ya estaba casada- miró a su hermano haciéndole notar que era su responsabilidad ayudar a su madre en los quehaceres del hogar. El padre se quedó observando la escena mientras mimaba, como si de una pequeña se tratara, a la mayor de sus hijos.

-nos encantaría que volvieras- dijo finalmente. Cuando la mesa estuvo desocupada- Sendoh sólo trae al equipo de basquetbol de su preparatoria a comer, y comprenderás que no son muy hábiles en la conversación…

-… Hahaoya…

-no digo que no sean encantadores, lindo- dijo, corrigiendo sus palabras- sólo que a veces agradezco el toque femenino

Para Hajime fue inevitable reír de buena gana. Sendoh también sonrió y agradeció el haberla invitado, ahora se veía mucho mejor que cuando la encontrara, con aquella aura de magnificencia que le conociera. Se notaba que estaba mucho más tranquila.

-iré a dejar a Hajime a su casa. No quiero que me culpen por haberla dejado irse sola…

-si quieres te acompaño- habló Kaori saliendo de la biblioteca de su padre con un cigarro de tabaco a punto de ser encendido. Sendoh la miró con reprobación- ¡Por favor!... Akira!... en mi casa no puedo fumar, a mi esposo no le agrada- dijo mirando a la muchacha nuevamente con ese toque que la desestabilizaba, como si su sola mirada la envolviera- acá es el único espacio en el cual puedo descansar…

-pero fuma afuera- le advirtió su padre saliendo del despacho- y tú, jovencita. Vuelve cuando quieras. Ha sido muy grato poder cenar contigo.

-no te olvides de traerla, Akira-chan- dijo su madre mientras la saludaba con una profunda reverencia- y Kaori, no manejes en este estado, no sé cómo en el canal aun te permiten salir sin chofer…

-no me lo permiten- contestó sonriéndole- lo llamaré apenas dejemos a la pequeña Hajime sana y salva…

Salieron de la casa seguidos de Hajime quien, con los libros en el regazo y el bolso de entrenamiento a su espalda respiró hondo al sentirse extrañamente tranquila. Aquella cena le había recordado las cenas que tenían con su familia, cuando sus padres estaban vivos, cuando Oma Sakura estaba al tanto de todos los quehaceres familiares y, aun cuando sus tíos mayores no lo permitían, el padre de Kaede y el suyo propio, se hicieron cargo de la compañía. Así era como recordaba y creía debía ser una familia.

-lamento que te hayan molestado tanto- le habló, Sendoh, con una sonrisa enigmática en los labios- no traigo a mucha gente a la casa. Supongo que se han puesto algo curiosos…

-no gente, sino chicas- contestó Hajime, ahora que lo pensaba, Sendoh era mucho más relajado que Kaede en muchos aspectos, incluyendo en el qué dirán los demás. Atrás de ellos, a una distancia en la cual pudiesen hablar y tener algo de privacidad, Kaori los seguía aun fumando, y contestando el celular de vez en cuando éste sonara.

-jajajja- rio de buena gana- chicas, está bien… ahora ¿Me contarás qué sucede con KAede?

-¿Me contarás sobre el resto de las chicas?- contestó la muchacha con mirada cómplice. Sendoh no contestó, debía imaginar, luego de haber visto a su propia familia, lo complicada que sería su vida sin aquella imagen de galán- es sólo que es complicado vivir con él… con como es- se rindió, finalmente

-todos sabemos lo complicado que es Kaede- dijo sin querer dar a entender todo lo que aquello significaba. Pero Hajime supo a lo que se refería, a las dudas en el corazón de Sendoh y tuvo ganas de abrazarlo puesto que tendría que aprender a vivir sin poder tenerlo por completo. Así era Kaede, inexpugnable, sin la capacidad de entregarse por completo y encerrado en el mutismo de sí mismo.

La muchacha suspiró y asintió. Aquello le había costado entenderlo, ya hace tiempo, cuando el beso que le diera el muchacho en la cancha de práctica quedara como uno de los más vívidos recuerdos de su infancia.

Aun cuando uno de los deseos que más quería se había cumplido, se dio cuenta, en la medida que pasaban las noches en desvelo, que no parecía sentirse segura de poseer el corazón completo del muchacho. Sabía que seguía hablando con Touya, a escondidas, si no era por el teléfono de la casa por el computador o por el celular… a veces escuchaba a su hermano reír y sabía que al otro lado de la línea estaba Kaede, notaba en los suspiros de Touya, en su andar, en esa mirada perdida en las nubes que el muchacho en realidad estaba presente en la vida de su hermano aun cuando a ella era a quien buscaba para abrazar.

Llegó a la conclusión de que aquel corazón, nunca le sería propio y que para no sufrir, era mejor compartirlo. Aquel pensamiento le dolió, le dolió a tal punto porque no podría ser amada por el muchacho como en las películas que tanto le gustaban, pero tampoco podría exigirle que eligiera porque sabía, por todo lo que había visto, que la felicidad de Touya también dependía de su presencia. Y mirando las estrellas desde la terraza de su casa, la muchacha suspiró.

-¿todo bien, haji-chan?- escuchó la voz de Touya a sus espaldas. La muchacha, de apenas 11 años cumplidos se levantó rápidamente para enjugar sus lágrimas y mirarlo a los ojos con esos zafiros brillando a la luz de la luna. Intentó sonreírle, pero la verdad era que estaba triste.

Por primera vez vio en el rostro de Touya lo que significaba el cariño que le profesaba. Si bien siempre la molestaba, nunca se imaginó de todo lo que la quería el muchacho hasta que lo vio frente a ella, en menos de lo que pudo contar tres segundos para agacharse a su lado y limpiarle las mejillas, el muchacho parecía consternado, herido y, ante todo, culpable.

-¿Qué te sucede?- le preguntó mientras le besaba la frente. Hajime negó con la cabeza pero no pudo dejar de llorar cuando sintió el abrazo protector de su hermano mayor y lo miró desde su pecho, cada vez más desarrollado, que le entregaba un aroma a café y chocolate fuerte y dulce

-¿Quieres mucho a Kaede-kun, hermano?- se atrevió a preguntarle aun cuadno la respuesta, seguramente, le dolería. El muchacho suspiró y asintió con la cabeza. No era posible mentirle a la muchacha- ¿Qué hago si también lo quiero?

-Dios- habló en voz baja más para él que para la muchacha. Le acarició el rostro y la abrazó acurrucándola- no sabía todo el daño que te estábamos haciendo, Haji-chan, jamás lo habría hecho si hubiera sabido todo lo mal que te hace…

-pero es que ambos se ven tan felices…

-pero no podría ser completamente feliz si te hago daño… y estar con Kaede te hace daños ¿No es así?- la muchacha miró hacia el suelo, donde sus pies abrigados con apenas una pantuflas de algodón, se movían inquietos. El dilema estaba presente ahí, en saber si podía sentirse bien separando a Touya de Kaede, o dejándolos juntos… pero era como que le pidieran un pedazo de corazón, un trozo de su propio cuerpo, era como imaginarse sin un brazo o una pierna si los dejaba marcharse juntos y le dolió, de la misma manera que le dolía ahora, imaginarse separado de ambos, pero también ajena a la complicidad que comenzaban a generar.

-no quiero que me dejen sola, Touya-kun- le dijo con la voz de un pequeño animalito y el corazón se derritió. Touya sonrió para sí y la abrazó con fuerza impregnándose del aroma a menta de la muchacha, le besó la frente y las mejillas y la miró directo a los ojos, admirando la belleza y preguntándose hasta qué punto se volvería más bella. Hasta qué punto él mismo aguantaría estar sin ella, o verla en los brazos de cualquier otro… porque aquello pasaría, y cuando suceda, sería la perdición de sí mismo.

-nunca te dejaría sola, Haji-chan- le dijo mientras se le acercaba a los labios y besándola con cariño, sintiendo el choque eléctrico de la cercanía aun cuando no cumplían ni los doce años.

 

-lamentablemente, Kaede no es bueno para entregar su corazón- dijo la muchacha como si fuera algo elemental-

-no sé si eso es una sentencia, o simplemente es algo que dices al aire- dijo el muchacho, realmente asustado

A Hajime le hubiese gustado decirle que en realidad, debería prepararse para sufrir. Amar a Kaede Rukawa implicaba un gran sacrificio y mucho dolor… ella lo llevaba amando toda su vida y no podía evitar pensar todos los costos que tuvo que pagar por haberlo hecho. Y ahí estaba él, un muchacho cualquiera que, le gustara o no, era un buen muchacho y que debería verse involucrado en algo mucho más complejo de lo que se veía por fuera. Las apariencias, en este caso, engañaban, y el semblante sereno de Kaede le pasaría la cuenta.

-creo que ya llegamos- dijo la muchacha luego de caminar un par de cuadras sin hablar. Al parecer, se había quedado perdida en alguno de sus pensamientos- muchas gracias por todo

-de nada- contestó Sendoh sonriéndole. Kaori, sabiendo que llegaban a su final se le acercó sonriéndole a su hermano

-espero poder conversar más seriamente sobre tu posible futuro laboral- le dijo entregándole una tarjeta con su número de móvil y dirección electrónica.

Hajime asintió y luego se despidió con una reverencia. Nuevamente esa salto en el corazón que la incomodaba ante la mirada de KAori. Finalmente entró al departamento.

-una hermosa chica- dijo la muchacha mirando a su hermano. Kaori llevaba tiempo en la estación de televisión local, y sabía porque pagaba muy bien para saberlo, que su hermano se juntaba DEMASIADO con el muchacho de la preparatoria Shohoku. No había querido decir nada en su casa, más cuando ya estaba dispuesta a su matrimonio –uno de los altos ejecutivos de publicidad del diario de Kanagawa- pero el encuentro con Hajime le hizo ver una posibilidad de negocio y tener algo en qué entretenerse mientras su esposo estaba de viaje.

-no intentes meterte en mis asuntos, Kaori- le advirtió

-si yo no supiera lo que sé, Akira-chan- le dijo mientras se apoyaba en el marco de la puerta y mirándolo con una sonrisa algo amenazadora- te haría caso… pero no me puedes engañar a mí como engañas a mamá o a papá… sé de tus “gustos”- marcó la palabra mientras movía la boca hacia un lado. Sendoh se puso serio, sabía que su hermana no había llegado tan alto dentro del mundo de la televisión siendo joven como lo era por ser una buena persona, aquellas palabras no significaba más que quería algo de él.- no me mires así… no soy quién para juzgarte!- dijo mientras abría los brazos en forma de sinceridad… claro que no, él también sabía de la doble y hasta triple vida que la muchacha mantenía aun después de su matrimonio- sólo digo que si tanto te gusta el primo… yo feliz me quedaría con aquella delicia de chica.

-no intentes jugar con ella, Kaori- le advirtió. Por un momento los problemas con Kaede quedaron relegados a otro espacio y el instinto de protección hacia Hajime se hizo más fuerte- no es una muchacha como para jugar…

-todos cambian, Akira- le advirtió al tiempo que un auto doblaba la esquina- y ni tú sabes todos los secretos que alguien pueda guardar y auque tu “Haji-chan” se ve muy dulce, podría darte una sorpresa, no?

 

El departamento estaba en silencio en medio de aquella guerra fría que se había dado entre los dos. Era obvio que Kaede no la había esperado a pesar de lo tarde que era. Dejó su bolso en la entrada y miró en rededor como para tener una idea de lo que había pasado.

-llegas muy tarde- escuchó la voz de su primo desde el sofá. Como siempre, se había quedado dormido ahí

-lo siento- dijo sin ser sincera. Sabía que le daría lo mismo si lo sentía o no

-¿Dónde estuviste?- preguntó con el mismo tono neutro de siempre. En otro contexto aquel tono significaría posesión, incluso enojo, pero Kaede tenía el don de no darle entonación a las cosas, lo que hacía parecer que simplemente no le importaba nada en particular.

-me encontré con Sendoh-kun. Me ha invitado a cenar con su familia- contestó. Porque después de todo, no había hecho nada malo.

Kaede no respondió. Simplemente se levantó para mirarla de cerca y Hajime pudo notar que, en realidad, se había equivocado cuando pensara que el enojo que el muchacho hubo juntado durante los últimos cinco años ya estaba superado, ahora lo podía ver claramente reflejado en la gélida mirada que la escrutaba con desconfianza, sin duda pensando en la relación que habían mantenido con Touya y cómo ella había estado en medio… en el fondo, Kaede la culpaba por la separación?

En momentos de silencio y oscuridad, cuando el internado estaba en completa calma, aquella idea le revolvía el estómago. De la misma manera que ahora lo estaba haciendo.

-llamó tu hermano- dijo sin decir el nombre “a propósito” pensó la muchacha

-¿Hablaste con él?

-De qué otra manera sabría que ha llamado- contestó caminando hacia la cocina- dijo que llegaría en dos semanas más, que lo esperáramos.

-¿No dijo nada más? ¿Habló sobre tu padre?- preguntó la muchacha olvidando aquellos pensamientos que la atormentaban

-preguntó lo mismo que tú… tendría que saber yo algo sobre mi padre?

Hajime no habló. En una situación similar, era obvio que todo hijo debiera saber sobre su padre. Pero él era Kaede Rukawa, quien había quedado a la deriva por estricta instrucción de los dos hermanos que lideraban el clan. En ese entonces Oma Sakura no se encontraba para defender a su niño, mucho menos para evitar que lo dejaran tan solo como estaba… ahora que lo pensaba, qué culpa tenía él de que la odiara tanto, después de todo, había sido él quien asumiera las consecuencias de todo lo que había pasado.

-imagino que no debieras saber nada- asintió. Nuevamente tomó sus cosas y caminó a su pieza.

El muchacho la miró por el pasillo y se dejó llevar por la rabia acumulada. Había pasado la tarde con Sendoh, había conversado con Touya y la muchacha estaba ahí, aun mirándolo con los ojos llenos de afecto y cariños, presentando todas las necesidades que significaba el seguir amándolo… ¡Cómo explicarle que no quería ese cariño! Que le hacía daño… que si no lo aceptaba, de la misma manera que lo hiciera la otra mañana, luego de la noche de fogata, no lo resistiría. Su corazón se había curtido, se había hecho más huraño porque lo habían dejado ahí, en medio de la ciudad con los recuerdos y olvidado por quienes eran su otra mitad.

-estuve esperando todos estos años- dijo, finalmente- siempre esperando a que uno de los dos llamara, se comunicara… pero nunca pasó nada

Hajime no alcanzó a entrar a su habitación y lo miró horrorizada. Aquella era la razón por la cual no le hablaba, por la cual estaba enojado.

-Nunca dejé de quererte- contestó porque, en el fondo de su corazón, era así- pero estaba tan vigilada como Touya.

-para mí es como si hubiesen muerto, Hajime- volvió a hablar con rencor, pero odiándose porque la verdad le complacía escucharle decir eso, de la misma manera que lo dijera cuando fuera pequeña- y ahora, simplemente no me aceptas…

-…¡Ya no puede ser como antes!- dijo, asustada. Claro que era el olvido y la sensación de mantenerse alejado habían endurecido a Kaede. Pero antes era una relación de niños, una relación en la cual los celos y la necesidad de contacto físico estaba limitada a la inocencia de conocerse durante toda la vida… desde que se fuera que ella misma había vivido otras experiencias y él tenía a Sendoh- no podemos compartir como lo hicimos alguna vez.

Kaede se le acercó con enfado y le tomó la muñeca izquierda haciendo que cayeran algunos libros al suelo, la miró a los ojos y apegó su nariz a la de ella, Hajime respiró hondo intentando obviar el aroma a menta entremezclado con el sudor del muchacho luego de la ducha, era un aroma tentador, que conocía perfectamente bien pero que ahora mantenía un nivel de maduración que debió haber tenido en cuenta antes de haber vuelto. El corazón de Kaede siempre sería compartido, pensó mientras miraba los labios del muchacho acariciar sus mejillas mientras la olfateaba con deseo, un pensamiento que había tenido el mismo momento en el cual viera las dudas en los ojos de Sendoh… el mismo que le abriera las puertas de su casa y de quien sentía tanta admiración. Sin embargo, tal cual le dijera anteriormente, cuando sus labios se tocaron, la muchacha no puso objeciones y recibió el beso violento de su primo mientras la apretaba contra la muralla. En otra ocasión se habían besado, se habían acariciado pero esto era otro nivel de caricias y besos, estaba la ferocidad animal del muchacho y la necesidad de castigarla por algo que no alcanzaba a entender del todo.

Cuando se separaron tanto ella como él tenían la respiración acelerada y los labios rojos porque Kaede los había mordido hasta casi hacerlos sangrar. Por un momento, mientras desviaba la mirada para evitar que reconociera aquel sentimiento, Hajime tuvo lástima del muchacho de la misma manera que la tuvo de sí misma.

 

La última semana de clases pasó en un extraño vaivén de sentimientos. Si bien Kaede le había vuelto a hablar, la rutina se había entremezclado con oscuros pasajes de los cuales no estaba segura si eran realidad o ensueño.

Temprano en la mañana salía con Sendoh y con Kaede a practicar. En algunas ocasiones se encontraban con gente de las distintas preparatorias que los conocían y se enteraban de quién era la muchacha, de la misma manera, compartían la comida o la cena –ahora tanto ella como Kaede estaban invitados a cenar a la casa de Sendoh cuando sus padres estaban dispuestos- y luego se marchaban al departamento donde, bajo el hálito de la noche, Kaede exigía la atención de Hajime como si de un niño mimado se tratase. En aquella noche, del sábado antes de la vuelta a clases, Sendoh había decidido quedarse en el departamento mientras miraba cómo la muchacha terminaba de arreglar la cocina. Kaede reconoció aquel brillo por la admiración hacia la perfección de su prima, Touya en otra ocasión la había mirado igual y sintió, como lo había hecho anteriormente, los celos incrustarse en su pecho.

-me iré a dormir- dijo la muchacha mientras secaba la mesa de la cocina americana- creo que la práctica y las cosas de la casa me han dejado exhausta- dijo sonriendo amablemente. Sendoh le respondió con una sonrisa también mientras el monstruo recién despertado en el pecho de Kaede volvía a arremeter.

-descansa, Haji-chan- dijo Sendoh acomodándose en el largo sillón

La muchacha se inclinó mirando significativamente a Kaede. Luego negó para sí y sonrió de forma triste para luego marcharse.

El silencio los inundó poco a poco hasta que el letargo retomó todo el cuerpo de Sendoh. Al parecer el cansancio del día le estaba pasando la cuenta por lo cual decidió cerrar los ojos para descansar un momento mientras sentía el cuerpo de Kaede descansar en su pecho y la respiración del muchacho.

-¿Encuentras agradable a Hajime?- escuchó que le preguntaban de algún lugar lejano. Lentamente, Sendoh tuvo que despertar para poder responder la pregunta

-¿A qué te refieres?- dijo desperezándose

-crees que es una buena chica, no es así?- dijo mirándolo fijamente

Sendoh sonrió sin saber bien qué contestar.

-¿Acaso no lo es?- preguntó sonriéndole

-si te contara lo que nos hizo separarnos… me dirías qué es lo que sentirías por ella y por mí?- Kaede lo miró seriamente, dispuesto a hablar y contar todo lo que fuese necesario- ¿Es posible que entiendas todo si te cuento lo que pasó con Oma Sakura?

Su corazón comenzó a latir con fuerza al notar la significante mirada de Kaede y a sentir que, bajo la pregunta, había una propuesta solapada, y recordando las palabras que Kaori le había dicho acerca de su relación con Kaede y la presencia de Hajime.

Notas finales:

espero sus comentarios!


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