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DULCE ATRACCIÓN por nyappy_neko

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Notas del capitulo:

Holas! ^w^

Espero que no se hayan olvidado de este fic QwQ aunq no les culpo ya q tarde mucho en actualizarlo u.u ...

 

Bueno ya! quitando eso...

en este cap la esperada respuestade la madre + un especial o un además dedicado a handoru que desde hace mucho me está pidiendo un especial de ellos (ya sabes a q me refiero? no >w<) y prometí hacercelo.

 

Bueno sin mas q decir.. Disfruntenlo!! ^o^/  

 

 

 

Grimmjow se encontraba parado frente a la puerta de la casa de los Cifer. No podía tocar el timbre por el simple hecho de no saber si estaba nervioso o ansioso. Llevaba ahí desde hace 10 minutos y aún no se decidía ha hacerlo. «Esto no me puede estar pasando, ¡No seas cobarde hombre, ten un poco de confianza que eso es lo único que te falta ahora!» Se decía a sí mismo «Por dios, eres Grimmjow Jeagerjaquez! No tendrías por qué tener miedo, no es le primera vez qué la vas a ver». Le llegó altamente que había llegado tarde y apretó fuerte el botón del timbre.

 

Se abrió la puerta y él se paró más firme ganando unos centímetros más de altura.

 

- Grimmjow, te estábamos esperando - era Muramasa quien le había abierto la puerta - Adelante pasa -

 

Le devolvió el saludo y entró. La casa era inmensamente grande y moderna, decorado con lo último de la moda en muebles y tecnología. Muramasa lo guió a la sala.

 

- Eh? Ese enano me dijo que llegará temprano y él no está aquí! - renegó - Oi, en dónde demonios se encuentran ah? Acaso tu hermano no sabe que es de mala educación hacer esperar a la visita? -

 

- Tú eres el que llegó tarde - le acusó con el dedo - Toma asiento y espera aquí. Voy a avisarles que ya llegaste - subió las escaleras casi corriendo.

 

Respiró hondo tranquilizándose más, estiró las piernas acomodándose más. El saber que Ulquiorra estaría con él en ese momento le daba más confianza para presentarse cómo su novio. No le importaba que la sociedad o demás personas no aceptaran su relación, lo que sí era importante era que su madre lo aceptara, ¿Tener su bendición?.

 

Escuchó el sonido de unos tacones bajar, otra vez se puso tenso, «Ya están aquí» se levantó.

 

- Grimmy llegaste!!!!! - a penas lo vio bajó corriendo las escaleras y fue a abrasarlo como si de un hijo suyo se tratase.

 

Detrás de ella bajaba Ulquiorra muy calmado. Grimmjow muy nervioso no sabía si aceptar el abrazo, lo miró y éste sonrió asintiendo, se dejó llevar y la abrazó fuertemente. Estaba feliz, ya se sentía parte de la familia.

 

- Buenas tardes señora Cifer - había estado practicado llamarla formalmente para ganarse algunos puntos, nunca antes había mostrado tanto respeto hacia a un adulto pero esta ocasión si la exigía - Ulquiorra... - saludó, aún seguía nervioso.

 

- Llegaste tarde... - le sonrió ligeramente.

 

Cuando vio su sonrisa le recorrió una corriente de escalofríos en la espalda. «... Está molesto... Maldición!... Es por la culpa del idiota de Ichigo, se demoró tanto y ni siquiera me llegó a enviar un miserable mensaje».

 

- B-Bueno yo... -

 

- Anda Grimmy! - le interrumpió - No me digas señora, me haces sentir vieja!... Mejor llámame oka-san, te parece? -

 

- ¿Oka-san? ¿¿Ulquiorra ya se lo constate?? -

 

- ¿Contarme qué? - preguntó de una manera muy inocente.

 

Grimmjow tragó saliva, ya había metido la pata.

 

- Madre tengo que decirte algo muy importante - dio tres pasos hacia delante para tomar la mano del peliceleste - Desde hace un mes que Grimmjow y yo estamos saliendo, somos novios - mostró a su madre que ambos tenían las manos con los dedos entrelazados.

 

- Eh? - fue la respuesta de Grimmjow. No creía que iba a ser tan rápida y directa su declaración.

 

- Desde hace un mes.... - quedó helada.

 

- P-Pero madre, de seguro que Ulquiorra ya te lo iba a contar antes. Quizás tuvo un percance, no es cierto hermano? - Muramasa quería tranquilizar a su madre, pensaba que le iba a dar un desmayo por la noticia. Además de que como ella no respondía nada pienso también que estaba molesta o algo así por el estilo - Madre...? -

 

- ... Yo creí que llevaban más tiempo - terminó de hablar.

 

- Eh? - repitió Grimmjow ante la reacción de la madre.

 

- No me lo esperaba - Ulquiorra también estaba sorprendido.

 

- Ya lo sabías? - Muramasa quedó incrédulo.

 

- ¿Qué? ¿Era un secreto? Vamos! Por todos los santos, soy su madre! Yo me doy cuenta cuando uno de mis hijos suspira por otra persona! - comenzó a reírse.

 

- Con que suspirando... - fastidió a su novio. En verdad le gustó saber el pelinegro suspiraba por él.

 

- Madre, por favor no diga cosas innecesarias - aunque no era del todo verdad, cierta parte en si sí sucedió y eso le era muy vergonzoso.

 

- Pero si les soy sincera... - tomó asiento en uno de los sillones - Cuando noté que era por ti Grimmjow quedé impresionada. Sé como es Ulquiorra y la verdad tú eres todo lo contrario a él. Pero sé que eres una buena persona... Y por eso soy feliz que tú seas el elegido - sonrió.

 

- Gracias... Yo también soy feliz - ahora se sentía más tranquilo, con confianza. También sonrió.

 

- Pero cuándo te enteraste de nuestra relación? - Ulquiorra se sentó al lado de su ahora oficial novio.

 

- Si, cuándo y por qué no nos lo dijiste antes? - Muramasa se sentó al costado de ella.

 

- Mmm cuándo? La verdad ya ni me acuerdo... - sonrió.

 

- Debe ser la edad.... Auchh! - gritó Muramasa ya que cierta personita le había pisado el pie.

 

- Ah! Por cierto.... Tengo una duda a cerca de su relación -

 

- Cuál? -

 

- Pues... Quién hace el papel de uke y quién hace el papel de seme entre ustedes? -

 

Ahora ambos se pusieron tensos. Estaban felices que ella aceptara contenta su relación pero contarles lo que sucedía en la cama era otra cosa.

 

- Bueno, si quiere saber eso.... - habló Grimmjow - Yo soy el... Achh!!! - gritó adolorido. Otra personita también le había pisado el pie.

 

- Esa información no es de su incumbencia -

 

- Jeje Pero soy tu madre y estoy en todo mi derecho de saberlo -

 

- Madre - intervino Muramasa - ... No es necesario que tenga que sabe... Auchh! - otra vez alguien le pisó.

 

- Vamos hijo, dímelo -

 

- No -

 

- .... - sonrió esperando alguna respuesta.

 

- .... - no habría la boca.

 

- .... - seguía sonriendo.

 

- .... - Grimmjow estaba incómodo. Estar en medio de dos fieras era difícil. Ambos, madre e hijo no dejaban de mirarse de manera desafiante. Una carrera, quién cedería primero? Ninguno. Era un hecho que son de la misma sangre.

 

- … - Muramasa solo le quedaba observar. Sabía que su madre tenía el mismo genio que su hermano por eso prefirió no meterse en su pelea silenciosa.

 

- Ya no aguanto!! - se paró de golpe sorprendiendo a todos - Si tanto quiere saberlo YO SOY EL SEME Y ÉL ES EL UKE! -

 

Los hermanos miraron incrédulos al boca floja. Su madre sonreía.

 

- Ya lo sospechaba - sonaba feliz - Mi Ulquiorra es muy sensible y delicado aunque no lo parezca…. Aaah, recuerdo que cuando era tan solo un pequeño niño siempre lo confundían con una niña, hasta hace poco algunos conocidos me decían «Oye tu hija tiene una voz muy gruesa y todavía no ha desarrollado muy bien su cuerpo, está bien? » y luego se asombraban cuando les decía que era un hombre jajajaja -

 

- Madre sigues hablando de más -

 

- …. Además, a ti Grimmy no te veo como el pasivo -

 

Esa oración chocó con el orgullo de su hijo.

 

- Pero esta noche todo cambiará - habló el ojiverde, ahora era los otros los sorprendidos - Cuando lo hagamos tomaré una foto a Grimmjow siendo el uke y te lo voy a mostrar - dijo muy seguro.

 

- Ulquiorra de qué estás hablando?? - su hermano se preocupó.

 

- Ulquiorra ya deja eso. Anoche ya te lo dejé muy en claro que no iba a dejar que fuera así. De seguro por tu estúpido ataque de azúcar no te acuerdas…. -

 

- Uh? El alocado de Ulquiorra - esa era la forma de llamar a el estado de su hijo bajo los efectos del azúcar - …te dijo eso en ese estado?? - 

 

- Si… -

 

- Y fuiste el uke?? -

 

- ¡No! -

 

- Qué raro…. -

 

- Qué? Qué es lo raro? -

 

- Ulqui no se lo contaste? -

 

- Ese dato no tiene mucha importancia -

 

- Qué cosa? - Muramasa también esta intrigado, tanto tiempo viviendo con su hermano y no había escuchado nada de ello. Un nuevo dato? Acaso lo que sabía no era la verdad?.

 

- Bueno… - ahora sonaba seria, el asunto era muy importante al parecer - …. Verás, cuando Ulquiorra sufrió su primer desorden de personalidad, su padre y yo nos preocupamos un montón. Lo llevamos con los mejores psicólogos y no sabían que es lo que tenía, no hallaban una solución. Así que tuvimos que llevarlo con un especialista en donde le hicieron algunas pruebas con los mejores doctores que tenían. Al final quedaron en la conclusión de que el comportamiento alocado o el repentino cambio de personalidad se debía a que él siempre mantiene reprimidos todos sus sentimientos, ideas y más que nada sus deseos que por el orgullo no quería o no le dejaban expresar y que al consumir algo dulce o con una gran cantidad de azúcar, todos esos deseos aguantados salen a flote…. En resumen, cuando mi Ulquiorra hace todo lo que en su estado normal se aguantaría y controlaría por más deseoso que esté… - concluyó.

 

- Entonces eres un aguantado? - se burló y recibió un codazo como merecido.

 

- Entonces aquella vez que fuimos al restaurante donde trabajaba Grimmjow… cuando se encerraron en el baño te diste cuenta… - su otro hijo comenzaba a comprender.

 

- No -

 

- Entonces?? -

 

- Ya lo dije. Como su madre, me doy cuenta cuando mis hijos empiezan a actuar extraño a causa de otra persona - les sonrió.

 

En verdad era una persona muy cariñosa y comprensiva. Ulquiorra rió para su adentro agradecido por tener a una madre así.

 

- Ya dijimos lo que teníamos que decirte, así que ya nos retiramos - se levantó.

 

- Oka-san - también se levantó del sillón y estiró los brazos - Tenemos que aprovechar todo el tiempo que nos queda juntos -

 

La noticia era triste pero lo dijo con una resignación digna de aplaudir pues no lo dijo triste, era una resignación con la que se aceptaba con la cabeza en alto luchando por hacer que suceda lo contrario o mejor dicho queriendo que ocurra otro final. Aun así era inevitable…  

 

- C-Cierto… - se sentía culpable. Ella era, después de todo, la de la idea de que sus hijos viajarán fuera del país para conseguir experiencia, pero no tuvo en cuenta de que separaría a su hijo del amor de su vida - … Diviértanse! -     

 

- No se preocupe que así será -

 

Ya más liberados, salieron de casa.

 

 

*                   *                  *

 

 

Por otra parte, Muramasa Cifer se fue a visitar a la única persona que podría considerar su amigo, a SzayelAporro Granz. Nunca le agradó, desde un comienzo hasta ahora, pero como toda persona insistente que fue Aporro, siempre terminas acostumbrándote a él. Muramasa no fue la excepción. Siempre se sintió incómodo con él, siempre coqueteaba y trataba de flirtear con él pero a pesar de haberlo rechazado millones de veces nunca se rendía, así era Aporro.

 

Al final, después de todo, se sintió con la obligación de ir a visitarlo para darle la noticia de que se tiene que ir del país para obtener experiencia laboral exigida por su madre. No tenía a nadie más a quien decírselo, nunca le fue fácil hacer amigos y ahora estaba sufriendo las consecuencias. Por eso el pelirrosa era lo que más cercano consideraría amigo.

 

Fue a su casa de sorpresa.

 

- Muramasa, qué te picó que decidiste visitarme? -

 

- Nada en especial - pasó adelante sin tener la invitación del dueño de la casa que lo observaba desconcertado - Estás solo? - preguntó por curiosidad.

 

- Si, mi padre está trabajando y mi hermano con mi madre salieron a visitar a la abuela - respondió cerrando la puerta y cruzando los brazos.

 

Tomó asiento en uno de los sillones rojos de terciopelo de la sala y cruzó las piernas. Fue seguido por el mejor amigo de su hermano quien se sentó en el sillón de al frente.

 

- No me ofreces nada de beber? Soy una visita, recuerda eso - dijo ofendido.

 

- Una visita que no avisa de su llegada - recalcó.

 

Ni medio minuto estuvo sentado pero igual se paró para ir a la cocina a traer dos copas con agua helada. Las dejó sobre la mesa de centro y se volvió a sentar.

 

- Y a qué se debe tu agradable visita? -

 

- Solamente vine porque quise avisarte de mi viaje - respondió secamente.

 

- De tu viaje?? - 

 

- Si, estaré fuera del país por unos meses, no creo que pase del año…. - tomó un sorbo de agua - Está fría -

 

Aporro dudó unos instantes, se le quedó observándolo, pensando. ¿De cuándo aquí mostró un interés en querer contarle algo? No importa, no desaprovecharía una oportunidad como esta.

 

- Y por qué me lo dices? - comenzó con su plan.

 

- Por qué? - repitió asombrado. Tenía razón. Es extraño que lo haga, ni él mismo lo sabía, solo recuerda ya estar caminando hacia su casa con la idea de contárselo - Eso no importa… -  

 

- Es porque te importo verdad?  -   

 

- Já! Ya quisieras - se burló.  

 

- Vamos no te hagas. Al final caíste bajo mis encantos - dijo muy seguro limpiando con un pañuelo sus lentes.

 

- No lo creo - no tartamudeó.

 

Eso molestó a Aporro, pero ya no podía hacer nada. No quería forzarlo a hacer algo que Muramasa no quisiera, podría obligarlo pero eso rompería toda la poca conexión que llevaban. Ya lo había hecho una vez, con su primer amor y no le fue nada bien, no cometería el mismo error de nuevo. Tan sólo atesoraría su amistad como su joya más preciada….

 

No. Ese no es el verdadero Aporro. Ya sabía que jamás podría tener su corazón pero por lo menos sacaría algo más de él antes que se vaya. Esta era su última oportunidad. Tiene que ser listo y rápido. Sacar provecho a todo esto. Sacarle todo el jugo a Muramasa. Se relamió los labios de tan solo pensarlo.

 

- Y cuándo te vas? -   

 

- Mi viaje será dentro de tres días - respondió, luego de tomar otro sorbo siguió - Ulquiorra se irá dentro de dos meses… -   

 

- ¡¿Tres días?! ¡¿Por qué tan rápido?! -   

 

- Mi hermano irá a Korea, en cambio yo iré a Inglaterra -      

 

El pelirrosa asintió.

 

- Bueno, entonces déjame darte un regalo de despedida…. - le levantó.

 

- Regalo? - 

 

- Si, es algo muy importante. Tendrás que usarlo toda tu vida - caminó alrededor suyo al igual que un tiburón - Mejor dicho, son consejitos que te serán muy útiles -   

 

Lo tomó por sorpresa de la muñeca y lo jaló corriendo hacia su cuarto. Llegando abrió la puerta rápidamente y lo tiró a su cama. Muramasa cayó encima en el mullido colchón lleno de suaves almohadas. Aporro cerro su cuarto con cerrojo y sonrió, tenía un plan macabro.

 

- Idiota, qué estás tramando hacerme?? - se sentía muy indignado.

 

Tuvo confianza con él pero a la primera oportunidad que tiene para hacerle algo la rompe. Debió irse a penas se enteró que no había nadie en casa.

 

- Vamos Muramasa, no creerás que dejaré que te vayas así como si nada no sin antes haberte tocado un poco al menos, verdad? - sacó de un cajón del mueble un frasco con lo que parecía jabón líquido.

 

- Con que eso es lo que quieres eh? - no había mucho que razonar viendo el frasco ese más con lo que dijo el otro.

 

- Por supuesto. Estuve esperando ya mucho tiempo…. Agradéceme - lo acorraló entre las frazadas estando él encima - Haré que tu primera experiencia sea placentera -  

 

- Ya sabes que no tiro para ese lado -   

 

- Lo sé - lo acomodó entre sus piernas - Pero tú también debes saber que eso a mí no me importa -

 

Se bajó los pantalones a la vez que sonreía. Muramasa trataba de no verlo, cerraba los ojos con fuerza arrepintiéndose de haber ido a la casa del lobo. Sintió que a él también le despojaban de su ropa, no puso resistencia alguna.

 

- Si va a ser así… no me queda de otra… - dijo ya cansado.

 

- No te preocupes… - se recostó estando casi cara a cara con su entrepierna - Primero Tengo que prepararte, empezando con este pequeño… - cogió su miembro flácido y comenzó a lamerlo.

 

- Cómo que pequeño?? - se quejó. Pero al instante se calló, esa sensación le era gustoso y prefirió seguir disfrutándolo. 

 

Se siguió dejando consentir, cada rasposa sensación de una lamida lo excitaba más hasta que llegó a un punto en el que ya no pudo aguantar más, Aporro se lo había tragado entero, sólo bastó cinco chupadas para que se corriera. Se limpió la esencia que le había chorreado al rostro y se lamió del dedo satisfactoriamente.

 

- Si que fuiste rápido…. -    

 

- Y eso es malo? -

 

- Sí que eres ingenuo… hasta tu hermano es mucho más listo que tú en esto -    

 

- Ulquiorra?? Ulquiorra ya hace este tipo de cosas???? - le fue impactante saber que su pequeño hermano ya estaba en ese bajo mundo de las relaciones.

 

- Es en serio?? Qué creías que hacían en sus tiempos libres?! Leer cuentos infantiles??!! -  

 

Se hartó y cogió el frasco, la destapó y vertió el espeso líquido en su miembro parado, Muramasa no entendía bien lo que sucedía pero no le importó, solo esperaría. Cuando acabó lo volteó y lo colocó en cuatro, separó sus nalgas,  se quejó pero fue ignorado, y hecho el resto del líquido en su ano. Estaba frío y baboso, desagradable. El líquido le chorreaba pero Aporro lo paró, y con la ayuda de un dedo metió un poco de ello dentro suyo.  Muramasa quiso detenerlo pero le explicó que era un paso importante, tenía que hacerlo para evitarle más dolor de lo que iba a sufrir. Se dejó hacer.

 

Disfrutaba mucho haciéndole eso, metía y sacaba su dedo, metió dos y comenzó a moverlos circularmente, continuó así hasta que llegó el momento de que sean tres.

 

- Tr…tres ded…os? Mmm…. Ya no es s-sufici…ente? ahhh~ - se quejó - o es q-que aca….so no basta con lo qu…. gghh~ tienes allí abajo? - lo fastidió.

 

- Jé, Con que me estás retando he? -

 

Sacó sus tres dedos ya húmedos, acarició su torso y besó su entrada.

 

- P-Pero qué crees que estás haciendo?!! - se estremeció.

 

- Así comienzo las cosas -  

 

No esperó mucho y metió la punta, el pasivo tembló, tan solo la punta y ya tenía miedo a lo que siguiese. Metió todo lo restante de una sola estacada.

 

- Ggggaaahh….~!!! -

 

-  Ya está dentro por completo - celebró.  

 

- Fe-Felicidades… - dijo con sarcasmo y dolor.

 

Comenzó a penetrarlo rápido, Muramasa era empujado hacia delante con brusquedad que no le incomodaba en nada, lo disfrutaba. Tanta era la excitación que en su mente se borraba cualquier otra idea, solo pensaba en lo bien que se sentía.

 

- Sabes lo divertido de hacerlo con un hombre? - preguntó aun follándolo, el otro no respondía, seguía distraído con el placer, aun así respondió - …qué puedes disfrutarlo tanto por delante como por detrás -   

 

Cogió su virilidad y lo masturbó. Muramasa ya no podía más, era mucho para él solo. A los 10 segundos se corrió en su mano.

 

- Ggggghhh…. Aaaahhhhh…~!!!!!! - llegó la clímax.     

       

Estaba a punto de salirse cuando el pelirrosa lo detiene agarrándole más fuerte de la cadera.

 

- Todavía no acabo yo - diciendo eso aceleró el movimiento de las estocadas. Siguió así hasta que él también llegó al clímax. Se corrió dentro de Muramasa.

 

Ya acabada la obra salió de su interior y se cubrió con las sábanas. Ya estaba satisfecho, consiguió lo que tanto quería por fin.

 

- Ulquiorra hace este tipo de cosas todo el tiempo con Grimmjow? - dijo asombrado mirando cansado el techo.

 

 

*                   *                   *

 

 

Cada uno tenía un lugar pensado a donde ir y el problema era que sus ideas era distintas… lo solucionaron con el juego de piedra-papel y tijeras. Ganó Grimmjow, así que fueron rumbo al zoológico.

 

Aun era muy temprano y hacía buen clima. Tomaron el autobús pues todavía ninguno tenía auto propio. Se divirtieron como nunca, ver tantos animales en un solo lugar era fantástico. Si, sonará absurdo e infantil pero así es la felicidad: simplemente absurda e infantil.

 

Atesoraron eso recuerdos tomando fotografías a cualquier sucedo, no importaba si salían bien o mal en las fotos, ahora importaba pasarla bien al lado de la persona amada.

 

Fueron a la sección llamada “La Granjita feliz”, un lugar especial del zoológico donde podías acariciar e interactuar con los indefensos animales de la granja.  

 

- Miren cuantos Chappys hay!!! – escucharon gritar a una chica.

 

- Oye Grimmjow, aquella mujer de allá… - le señaló con la mirada mientras dejaba en el suelo a un pequeño gato negro - …No es Kuchiki Rukia?

 

- Rukia?? - la buscó con los ojos.

 

Allí, en la sección “Conejitos” estaba aquella muchacha pequeña de ojos grandes color violeta intenso y cabellos cortado por encima de los hombros que saltaba de la alegría por ver tantos conejos en un solo lugar, su obsesión por ellos era incomparable.

 

Al lado de ella la acompañaban dos hombres altos. Los conocía bien, uno de ellos, el más alto, quien llevaba todos esos extraños tatuajes en el cuerpo de quién rayos sabrá su significado, cabello largo de rojo intenso recogidos con una coleta dándole un peinado parecido a una piña y de un físico envidiable, era su amigo Abarai Renji. Y  aquel otro sujeto de mirada fría, su cabello también era largo pero negro y suelto hasta la altura de los omóplatos, ojos  violáceos que destellaban superioridad y dueño de un semblante frío, orgulloso y serio… sin lugar a duda era un Kuchiki, una de las familias más importantes y poderosas del país, Kuchiki Byakuya. Y la joven que sonreía feliz abrazando a un conejo blanco era Kuchiki Rukia, la hermana menor de Byakuya, la luz de sus ojos.

 

- Debemos ir a saludarlo - preguntó Ulquiorra. Ya los conocía y sería de muy mala educación no ir a darles un saludo.

 

- No, mejor no… - cargó de nuevo al gato - Será mejor que… - giró para hablarle pero ya no estaba a su costado - Pero a dónde se metió?? - cuando se da cuenta, el pelinegro ya se estaba yendo a la sección “Conejitos” - Ese idiota no me hizo caso…. - dijo molesto pues fue ignorado por el otro que hizo lo que quiso.  

 

Aun después de ya haberse confesado y haberse aceptado tal cual son junto con sus sentimientos seguían diciéndose idiota, baka, tonto, imbécil, etc, eran insultos pero a la vez esa era su forma especial de mostrar su cariño.

 

Fue a su encuentro.

 

- Oh! Es Ulquiorra! - Rukia se dio cuenta primero de su presencia y fue hacia él.

 

- Mucho gusto - respondió como saludo.

 

- Qué haces por aquí? Ah! De seguro vienes con el TORPE de Grimmjow verdad? - habló muy fuerte esa palabra para que, Grimmjow quien recién llegaba, le escuchase.

 

- A quién le llamas torpe, chibi?? - a ella le salió unas venitas en la cabeza, si no fuera porque tuviese un conejo en manos ya le hubiese dado un golpe de las buenas.

 

- Pero miren quiénes están aquí…. Pero si es el famoso Ulquiorra! - llegó Renji abrazándolo del cuello con un brazo.

 

- Famoso? - no entendía el por qué del nuevo apelativo dado a él.

 

- No lo sabes?? - Renji tenía una sonrisa traviesa.

 

- Renji, ni se te ocurra abrir la boca… - le ordenó Grimmjow de manera intimidante.

 

- Jajaja Y de cuándo aquí yo te hago caso?? -

 

- Renji, no te metas en problemas ajenos - ordenó Byakuya quien vino por el mismo camino que el pelirrojo.

 

- Taichou… - dijo sorprendido por la intervención de éste.

 

- Taichou? - Grimmjow repitió de manera burlona.

 

- Ejem… verá… - el pelirrojo se jaló a la pareja hacia un lugar lejos de los hermanos Kuchiki para que éstos nos le escucharan.

 

- ¿Qué pasa? ¿Le tienes miedo a Byakuya-baka? -

 

- No idiota, cómo le voy a tener miedo a un estirado odioso como ese? -

 

- Renji, me ibas a decir el por qué… - Ulquiorra lo interrumpió curioso a lo que le iba a responder.

 

- Jejeje verdad - ignoró la mirada de muerte de su amigo - Verás mi pequeño, durante todo el día que fue la fiesta de graduación, a penas llegamos el gatito éste no paraba de buscarte, de pensar en ti, suspiraba en todo momento y a cada rato fastidiaba diciendo «¿En dónde estará?» -

 

- Es verdad eso? -

 

- Por supuesto que no! - renegó.

 

- Grimmjow… - dijo a manera de volver a preguntar.

 

El tercero sonreía plácidamente pues había puesto en aprietos a su amigo. 

 

Ulquiorra no dejaba de verlo, seguía esperando una respuesta honesta y Grimmjow seguía esperando a que se rindiese. Pero ya sabía que eso no sería posible, aun así ponía resistencia. Lo seguía observando, tener a alguien más bajo viéndote fijamente era realmente incómodo, lo estaba poniendo bajo presión. No, no iba a ceder por nada. Miró a otro lado. Seguía sintiéndose observado. Lo ponía nervioso. Al final ya no pudo aguantar más. Explotó.

 

- Pues ya! Si, si lo hice! Pero lo que dijo Renji es una exageración! No fue tanto! -

 

Le era vergonzoso aceptar que él actuó de esa manera tan melosa. Aceptémoslo, él no es para nada una persona pasional realmente. Y si lo era, era porque le salía espontáneamente. Solamente demostraría amor y cariño a quien en verdad aprecie, en especial a la única persona especial que encontró, Ulquiorra.

 

Desvió la mirada, más que nada la cabeza, a otra parte. No quería ver su rostro, de seguro se reiría de su ñoño comportamiento. No le daba la gana verlo en estos momentos. Podía escuchar la risa de Renji, más tarde lo mataría por haber contado eso.

 

- En verdad eres un gato tonto -  sus palabras eran suaves y para su sorpresa, tiernamente sintió que sus frías manos le cogía el rostro girándola gentilmente hacia él.

 

- Qué? No te vas a burlar? - tomó sus manos y las bajó, volvió su confianza. 

 

- Ves Grimmjow! Menudo cobarde me saliste!! - los interrumpió - En verdad que el amor cambia a las personas… - sonrió.

 

Ver tremendo cambio en su amigo le fastidiaba pero verlo feliz con otra persona lo recompensaba. Si, era chocante que su amigo resultara ser homosexual, nunca lo pensó de él, pero así fue. Él no era el único, también Ichigo, Hichigo e Ishida lo eran. Él, Renji, nunca creyó que sería el uno de los pocos hombres heterosexuales del grupo, contando a Chad. Todos ya para esa época habían encontrado a una persona singular en sus vidas, una persona con la que te gustaría pasar el resto de tu vida, todos excepto él. Era aburrido, pero eso no le importaba, tenía otras cosas en la cabeza que importaban más que el amor.

 

- Y tú pequeña piña roja, desde cuándo llamas al engreído Taichou? -    

 

- Ah?? Bueno… desde que empecé a trabajar con él… -  

 

- Será cierto?? No será por otro motivo?? - le molestó. Quería sacarlo del quicio como venganza.

 

- Renji recuerda que del odio al amor sólo hay un paso… - le aconsejó Ulquiorra de buena fe. Él mismo era testigo de la verdad de esa poderosa y misteriosa frase. Lo había vivido en carne propia.

 

- Tú también estás con él en esta joda?? - no le gustaba en nada esa broma. Él nunca había pedido trabajar a su lado. Kuchiki Byakuya era la persona que más odiaba en el mundo! Por qué lo fastidiaban con él??!!

 

Los tres rieron.

 

- Créeme, es un buen consejo -

 

- Puede ser… - se sobaba el cuello - Bueno, me voy. “Don Perfecto” y Rukia ya deben estar furiosos porque les estoy haciendo esperar bastante -

 

- Cierto… -

 

- Nos vemos Renji -

 

Se despidieron de él y de lejos también de los Kuchiki. Vieron como el pelirrojo iba apresurado hacia los hermanos. Se fueron y él, por alguna extraña razón no se despegaba de su querido Taichou, como si de un imán se trataran. Son extrañas las vueltas que da la vida, y será mucho más extraño para Renji que no sabe lo que le espera. Los hilos rojos de la vida que atan a las personas pronto serían visibles para él y también para otra persona;  pero eso ya es otra historia….

 

 

- Continuamos con nuestro paseo? - Gimmjow  tomó sus manos. Él aceptó de buena gana.

 

 

*                        *                            *

 

 

Siguieron con la ruta improvisada visitando a otros animales. Les fascinó bastante, que, a pesar de ya haberlos visto miles de veces de niños y de verlos innumerables veces en la televisión, nadie podía quitarles esa felicidad de ahora. Se sentían niños nuevamente. No se soltaban las manos por nada del mundo, era como si tuvieran el temor de perder al otro para siempre si lo hiciesen.

 

- Grimmjow, detente por favor. Hay que descansar un momento, sentémonos en esos bancos - señaló un de los asientos del zoológico para el público.

 

- Tan rápido te cansaste? - otra vez esa sonrisa arrogante.

 

- Acuérdate que tuve que levantarme más temprano que tú - 

 

Después de reflexionarlo durante un segundo, lo acompañó hasta el asiento.

 

- Siéntate y descansa entonces. Yo voy por unas bebidas -

 

Le ayudó a sentarse y éste a penas se acomodó automáticamente cerró los ojos. Realmente estaba agotado. Besó su frente y acarició su negra cabellera por unos momentos. Ya no quería ir, no quería dejarlo solo en ese lugar. El zoológico puede ser un lugar seguro pero eso no le quitaba la idea de que cualquier loco depravado vendría y lo raptaría para hacerle todo tipo de cosas. Ulquiorra es una persona muy hermosa tanto como para mujeres como para hombres y nadie dudaría en secuestrarlo para hacerlo suyo, hasta él también lo haría; por eso, mayor motivo de desconfianza, de querer protegerlo y más que nada de ponerse celoso ante cualquier contacto visual con otra persona. Su amor era egoísta.

 

Se olvidó de las sodas y se sentó a su lado, estiró su brazo alrededor de su cuello y acercó su cabeza hasta su hombro para que tuviera un lugar cómodo donde apoyar su cabeza. Miró el cielo, ya estaba oscureciendo. Preguntándose por la hora sacó su celular y miró la hora, marcaban las 6:41.

 

También tenía cuatro llamadas perdidas de alguien, como había apagado su celular para que nadie los molestara su cita con Ulquiorra no contestó a ninguna llamada. Observó de quiénes eran y cuando se da cuenta había uno que llamó su atención, a penas lo vio apretó el botón de llamar.

 

Se escuchó unos murmullos por parte del aparato, Grimmjow tembló, no podía creer lo que escuchaba, por primera vez después de tanto tiempo sus ojos lagrimeaban. Inconcientemente soltó su celular, éste rebotó en la madera del asiento y cayó al suelo ganando algunos rasguños.

 

- Grimmjow, me escuchas? Aló? Grimmjow?…. Grimmjow, Grimmjow! - sonaba desde el celular en el suelo.

 

- ….. -     

 

 

Notas finales:

chan chan chan... quien habrá llamdo a Grimmjow y q sucederá luego???

 

juijuijui puse un Aporro x Muramasa porq él es más experto en esto X3 

Gracias por leer y no olviden dejar algun review ºwº


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