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El dolor nunca es eterno por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

Heyyyyyyyy!!!!

He vuelto después de casi un mes creo, o un poco menos, bueno por ahí. Por fin acabé el cap, y aquí estoy para colgarlo y para que lo lean.  He estado un tanto ocupada con mis tareas, pero me agradecerán con el cap. A leer, mis DevAngs!!!

 

POV SEUNG

 

Este era sin duda el mejor día de mi vida. JiYong me había aceptado y me correspondía. Después de tanto tiempo, separados, ahora estábamos abrazados, sin nadie que nos aleje. Su cálido  y confortante calor me abrigaba y hacía sentir muy feliz. Desearía quedarme así por más tiempo, pero el clima ya empieza a ser más frío y  no quiero que él enferme, ahora que está conmigo lo cuidaré mucho más que antes. Nadie se atreverá a lastimarlo de nuevo.

 

-Ji, regresemos  a los buses. – dije tranquilamente, pero sin dejar de abrazarlo, no quería soltarlo. Él se abrazó más a mí y negó.

-no me quiero alejar de ti. – contestó con voz baja. Sonreí, estábamos iguales.

-diré que me cambien a tu bus, de esa manera estaremos juntos, ¿está bien?

-¿lo harás? – levantó su rostro, mirándome a los ojos. 

 

¡Wao! Mi corazón se aceleró nuevamente.  Este chico tenía un ángel interno que jamás había conocido.  Una mirada anhelante de amor sin engaños. No me atrevería a jugar con él.  No le mentiría porque lo destrozaría. No apartaba sus ojos de los míos, esperando que respondiera, pero estaba tan encantado que olvidé como hablar, a cambio asentí  enérgicamente. Mi respuesta  fue premiada por una hermosa sonrisa celestial.

 

-entonces, vayamos. – apartó sus brazos de mí, y quise jalarlo para volver a la posición de antes, pero se anticipó y enroscó sus dedos con los míos, suavemente. Solté un suspiro y afirmé nuestra alianza, dándole la seguridad de que iría por donde él fuera.  

-vamos. –avancé.

 

Caminamos sin decirnos nada, no era necesario. Al igual como cuando lo seguí, observaba encandilado las luces brillantes. Cualquiera que lo viera ahora no creería que con ese aire que desbordaba, inocente y pacifico, había vivido tantas desgracias, tanto dolor. Admito que yo también formé parte de su agonía, por esa razón, cada vez que lo  veía con  cierta tristeza sentía parte de culpa, pero eso cambiaría.

 

-¡oh!… - exclamó sorprendido y se detuvo.

 

Soltó mi mano y se agachó a recoger algo que había pisado. Le quitó lo poco de nieve que lo cubría y lo levantó. Con tan sólo echarle un vistazo desinteresado, reconocí cual  era el objeto de su interés.

 

-un celular – dijo mirándome, esperando que le diese una respuesta. Al notar mi silencio continúo  inspeccionándolo. – está dañado, ¿A quién se le habrá caído? –lucía preocupado, siempre preocupándose por otros en vez de él. – seguro el dueño debe estar buscándolo, deberíamos  preguntar de quién es y devolvérselo,  ¿Te parece bien mi idea?

-¿Quieres devolverlo? –le pregunté sonriendo.

-sí.

-bueno, no tenemos que buscar a nadie, es mío. – extendí mis manos hacia las suyas.

-¿Tuyo? ¿Y por qué estaba tirado? –por su rostro sospechoso, supe que no me estaba creyendo.

-porque… se me cayó y  lo perdí. – no iba a decirle que fue por un arranque de furia tras la llamada de Bom.

-ah, pero no te servirá. – comentó mirándolo.

-no importa, lo cambiaré.  – tomé mi teléfono de sus manos y lo guardé en mi abrigo.  

 

Aproveché que  bajo la guardia  y en un movimiento rápido besé su mejilla. Se estremeció. Sus mejillas se tiñeron levemente, y llevó su mano a la zona donde posé mis labios.

 

-¿Por qué hiciste eso? – murmuró, con la mirada gacha y notablemente avergonzado.

-porque somos novios. – respondí con simpleza. Levanté su mentón y deslicé mis dedos por su rostro. Acorté la distancia que nos separaba, vi que por inercia cerró los ojos, pero desvié mi dirección y terminé rozando la cúspide de  su nariz. Sorprendido entreabrió los ojos. –tienes la nariz fría.  

 

“la,la,la,la…”

 

La música que expedía su teléfono terminó con nuestra hermosa escena romántica. Aunque para él pareció ser un alivio ya que sin esperar contestó y me dio la espalda. Exhalé resignado y lo dejé contestar.

 

-hyung… - dijo a la persona al otro lado del teléfono. Sólo a alguien llamaba así y era a Yunho. No es que me caiga mal, pero no me gusta que éste tan cerca de JiYong. Ahora que está conmigo tendrá que mantener su distancia porque Ji tiene quien lo defienda y no lo necesitará.  -¿El señor Min me está buscando? - ¿Y quién es el tal Min? Nunca había oído de él. – oh… es que fuimos a un festival de luces  a unos cuantos kilómetros. - ¿Por qué le da tantas explicaciones?  Escucharlo me estaba fastidiando. –Está bien hyung, diré que me regresen para poder volver a mi casa. Perdón  por haberte preocupado, no fue mi intención.

 

¿Soy yo o JiYong se está disculpando? No necesito estar parado frente a él para saber que se había puesto triste por “algo”.  ¡Ah…no! Yo dije que nadie lo iba a lastimar. Nadie. Y así sea Yunho su dichoso “hyung~” no tenía ningún derecho de hacerlo sentir mal, porque es obvio que eso es lo que ha causado. Tomé una profunda inspiración y le arrebaté el celular de las manos.

 

-cuando llegues a Petite me llamas, ¿entendido?- dijo con voz demandante y sobre -protectora.

-¡Yunho! –lo llamé enérgico. Ji me miraba entre sorprendido y asustado.

-¿Seung? –ya me reconoció, que bueno así todo será más rápido.

-sí, soy yo. – sonreí satisfecho.  

-yo estaba hablando con JiYong… ¿ustedes están…?

-sí, estoy con él.

-oh que bueno, entonces supongo que ya solucionaron sus problemas.

-claro,  nuestros “problemas” ya se arreglaron, felizmente.  – miré a JiYong, y él desvió la mirada ¡Ja! A mí no me engaña con que estaba mirando a otro lado. Novato.

-estoy más tranquilo, pero igual ¿puedes ir con él hasta Petit? Mañana tiene clases,  debe hacer sus tareas, debe cenar, tiene que bañarse y dormir. El tiempo no le va a alcanzar.

-tiene muchas responsabilidades, ¿no? – vaya que lo tiene muy controlado.

-sí, es por su bien.

-pues, lamento decirte que él no se irá.

-¡¿Qué?! – exclamaron,  Yunho y JiYong. Con una mirada castigadora callé a Ji.  

-así como te dije, él va a dormir aquí, yo lo cuidaré. –Mi  ahora novio intentó quitarme su teléfono, pero lo esquivé y me alejé.

-¡estás loco, Seung hyun! – gritó. Oí pequeños murmullos de fondo, desde el otro lado. – JiYong tiene que volver a SU casa.    

-Yunho… - me empezaba a cansar su actitud, estaba siendo muy posesivo. Y por otro lado, JiYong que no me dejaba de perseguir. 

-¡No! – pegó el grito. - Yo quiero qu… - algo sucedió que por unos segundos sólo el silencio se presentó.

-¿Aló?-  Ji frunció el ceño, parecía haberse enojado.

-¡¿Gordo, eres tú?! – esa voz.

-¿Hyomin? – pregunté confundido, y recibí la mirada descuadrada de mi pelirrosa.

-¡Quién más! – alejé mi oreja del aparato por el grito. Sí era ella, definitivamente.

-¿Por qué tú…? – mi pregunta quedó partida porque me interrumpió.

-tú no te preocupes de nada, quédate con JiYong y disfruten éste día, bueno, noche.  Seung ¡fighting! – sonaba muy animada. Quería saber porque  ella estaba con Yunho, pero después lo averiguaría. Hoy nada me distraería  de mi objetivo principal.

-está bien, nos vemos. Adiós. – con eso corté la llamada y apagué el teléfono. – te puedes quedar. – le informé con una sonrisa de satisfacción.  

-hyung debe estar molesto conmigo. – protestó y se volteó con los brazos cruzados sobre su pecho.  

-si está molesto no importa. – me acerqué  y lo abracé por la espalda. Se removió aun molesto, pero usé más fuerza para mantenerlo quieto.  Recargué mi cabeza de lado en su hombro, en cambio él volteó su rostro hacia el lado contrario. -  no te enojes conmigo. Hace poco tú me pediste que me quedara contigo, que te hiciera compañía, que no me alejara de ti. Únicamente quiero cumplirlo, ¿Ya no quieres estar aquí conmigo? – sentí como suspiró entre  mis brazos, y lentamente giró su rostro.

-quiero quedarme, pero tengo que estudiar. Si falto ya no recuperaré la clase y no entenderé el tema siguiente. – decía con tristeza.

-sólo será un día. Y no te preocupes por las clases, yo te ayudaré con ellas. Si no recuerdas estuve entre los diez primeros del salón. – le dije con orgullo.

-¡es verdad! – exclamó sonriendo.

-ahora ya no tienes que preocuparte, aquí estoy yo para ti.

-muchas gracias- se giró sin alejarse manteniendo la misma expresión de alegría. – valoro mucho que te preocupes por mí. Haces que  me sienta… especial. – mordió su labio.

-eres especial, siempre lo has sido.

-no es cierto. – niega.

-claro que sí. - Aparto mis brazos de él, y tomo una de sus manos para empezar a caminar.

-¿Tú crees? – pregunta con curiosidad.

-¡obvio que sí! – envuelvo mis brazos en su cintura y le doy vueltas. - ¡¿ahora lo crees?!

-¡te creo! -  exclama riendo-  ¡bájame Seung!

-te cargaré hasta los buses. – digo deteniendo de apoco  las vueltas.

-te vas a cansar, no podrás.

-¿Es un reto? -  le dedico una mirada juguetona.

-no~. –  responde con ironía mientras desliza  sus manos por mi cuello, abrazándose.

-si tú me abrigas caminaré por ti, ¿Ok?

-uhm… ok – asiente, y pasa sus piernas por mi cuerpo. Mis manos sostienen su espalda. – pero si te cansas me dices, ¿sí? – murmura.

-sí.- respondo enserio mientras caminamos perdiéndonos en este bello lugar.  Este lugar que conservará  el momento cuando aceptamos que nos queríamos y decidimos empezar una historia juntos. 

 

Nuestro lugar especial.

 

FIN POV SEUNG

      

**********************

 

HABITACION DE JIYONG

 

-¡¿Por qué me quitaste mi teléfono?! – preguntó iracundo, Yunho.

-oppa, no podías  arruinarnos el plan. – respondió Hyomin que se escondía tras Dong Wook, quien les había dado el alcance horas más tarde.

-Yo dije claramente que JiYong volvería ésta misma noche,  no mañana. Ustedes no entienden que él tiene que cumplir con sus responsabilidades.

-Yunho no te pongas así. – se pronunció Bom. -Hyomin tiene razón, nuestro objetivo de  reconciliar a JiYong y Seung hyun se logró ahora deben pasar un tiempo juntos para que se cuenten sus cosas.

-eso lo podían hacer mañana, después de las clases de JiYong. 

-ya recuperará sus clases, y no te preocupes por él. Seung cuidará a JiYong como si se tratase de él mismo y hasta más. – declaró Dong Wook.  Los que sabían del “tema” se miraron y sonrieron cómplices.

-yo no veo nada malo en que  JiYong y Seung  recuperen el tiempo que pasaron separados. Deberías relajarte Yunho hyung, JiYong ha de estar muy feliz, ¿no es eso lo que querías? – preguntó Young  Bae.

 

Yunho los miró seriamente a todos  y bufó. Claro que él quería que JiYong estuviese feliz, pero le preocupaba su salud. En los días anteriores no había querido comer, o comía muy poco, y le espantaba la idea de que pudiese enfermar en ese lugar de clima frío.

 

-por esta vez lo dejaré pasar, pero jamás volveré a confiar en la palabra de ustedes. -  los miró con desprecio, los demás rodaron los ojos restándole importancia. – ya que JiYong no vendrá volveré a mi casa, recomiendo que ustedes hagan lo mismo.

-sí, yo también quiero irme, estoy cansada. -  dijo Hyomin.

-¿y si nos preguntan por él? – intervino Bom, desperezando el cuerpo.

-yo hablaré con la señora Heo, ustedes pueden irse. – respondió Yunho.

-en ese caso  vayámonos. – habló Wook.

-¡hora de irnos! – exclamó Bae, que estaba aburrido de estar metido dentro de la casa de JiYong toda la tarde y parte de la noche.

-salgamos. – Yunho abrió la puerta y todos bajaron en grupo.

 

**********************

 

 

-hemos llegado a Petite France, pueden salir del bus. Buenas noches a todos. – habló la guía luego de que el bus se detuviera.

 

POV JIYONG

 

Siento que estoy en  mitad de un sueño tan bonito y perfecto porque me parece imposible creer que toda esta alegría que me embarga sea real. Quiero disfrutar cada instante y  vivir  como hace tanto no lo hacía. Deseo andar y que nadie detenga mis pasos, avanzar hasta donde me sea permitido y aprender a amar tan firmemente como la persona que toma mi mano en este preciso momento.  

 

-¿quieres que vayamos a cenar? – me pregunta con cariño a pesar que hace menos de una  hora me molesté con él por hacerme quedar, pero me convenció  y  estoy agradecido porque lo haya logrado.

-sí. -  afirmo y le sonrío. No sé si esta expresión vuelva a irse de mi faz ya que cada vez que lo miro automáticamente se curvan mis labios, aunque tampoco quiero que se vaya.

-entonces te guiaré al restaurant, sólo sígueme. -  responde alegre, y creo que es porque tiene hambre ya que nuestra caminata ligera se ha convertido en un trote parejo.- ¡allá hay una mesa! – señala con su mano libre cuando entramos. Varias mesas están ocupadas, por eso el mozo que esperaba para guiarnos se queda atrás  debido a las largas zancadas de las piernas de Seung hyun.  Lo único que hago es reírme y dejarme jalar. Desde que nos conocimos más, él siempre ha logrado hacerme reír por esa manera tan espontanea que tiene de ser.  –siéntate aquí. – llegamos a una mesa que está para el fondo al lado de una ventana, que nos permite observar el paisaje. Mueve la silla para mí  y lo obedezco. Él se sienta enfrente.

-éste es el menú, ¿Qué desean servirse? – nos pregunta el mozo al entregarnos la carta a cada uno.

-yo quiero guiso de pescado con  dos  broquetas de anguila. – pidió Seung.

-a mí  me trae jeotgal (mariscos fermentados salados) –pedí.

-¿no comerás nada más? – me preguntó.

-estaré bien con eso.- le dije para que no se preocupara.

-bueno. También tráiganos una botella de champagne, la mejor que tenga. – le dijo al mesero, éste asintió y se fue.  Minutos después varios platos ocuparon nuestra mesa. -¡A comer! – cogió  los cubiertos y comenzó a devorarse su plato. – ¡que delicia! Creo que pediré un plato más.

 

Con tan sólo verlo comer con gusto me hace sentir lleno, mi comida está casi intacta y la suya por acabarse. Supongo que tiene que comer mucho para mantener esa vitalidad y poder realizar los deportes que hace. No como yo que casi no hago nada, así que no necesito comer tanto.

 

-¡Ji! – su voz me exalta  un poco.  Lo veo sorprendido y otros comensales también nos ven, pero después vuelven  su atención a sus mesas.

-mmh… - espero que continúe hablando.

-tu cuchara se cayó. – me informa. Sus cejas están sutilmente elevadas y sus ojos observan el cubierto tendido sobre mi parte de la mesa.

-no me di cuenta. – digo en voz baja, y vuelvo a tomarlo.

-¿Por qué no estás comiendo?  ¿No te gusta?  - sus palabras denotan inquietud.

-no es eso… yo como poco. – intento sonreírle, pero sus ojos entrecerrados  no me permiten hacerlo. -¿Qué?  - cuestiono su mirada.

 

Se levanta de la silla y la mueve a un lado mío, y vuelve a tomar asiento. Coge el cuchillo y corta  una porción de anguila en varios trozos sobre un plato tendido.  Cuando termina toma el tenedor y lo incrusta en la carne.   

 

-di… ah – pronuncia con el cubierto cerca de mi cara.

-¿eh? – me alejo.

-no eh, sino ah – me muestra  lo que quiere que haga.  –come. – él y el cubierto me acechan.

-yo puedo comer solo. – le explico con tranquilidad.

-no, no puedes. – niega con su cabeza. – yo te daré de comer, comeremos juntos. Ahora abre la boca.

-Seung no. – lo rechazó avergonzado.

-hazlo por mí… tu novio. -  dice sonrojado, yo me pongo igual por su comentario, pero sonrío y lo acepto.

-bien… - con mis dientes desprendo el pedazo de carne del tenedor y lo como. No voy a negar que tiene  un buen sabor.

-¿Te gustó? -   espera con ansia que responda, pero antes debo decirle algo más.

-chantajista. –le digo sin verlo  y bebo  agua de mi copa.

-¿Cómo me llamaste? – su rostro descuadrado es divertido.  

-estoy seguro que me oíste. -  respondo vagamente mientras garabateo sobre el mantel.

-claro que te oí, pero no entiendo porqué me llamas así, si todo lo que quería era hacerte comer.

-porque si me pides hacer algo por ti, yo… - creo que voy a decir algo muy cursi, pero así es como lo siento. - …no me negaría.  -  su tristeza pasajera desaparece y reaparece esa línea perfecta de dientes blancos.

-¡Oh… eso es muy lindo! – desocupa sus manos y se “lanza” a apachurrarme con sus largos brazos. Y cuando menos lo espero, ahí están sus labios chocando con los míos para estremecerme hasta sentir que me congelo.

 

No es que me moleste que lo haga, sino que lo ha hecho tantas veces en un tiempo tan corto que me siento raro. No conocía esa sensación de compartir el mismo aire con otra persona, pero es muy agradable aunque a la vez muy bochornosa.  Mis ojos se cierran sin mi permiso y las vías que llevan aire a mis pulmones también. De seguro parezco un pez globo reteniendo el aire, pero no lo puedo evitar.  Mi experiencia besando es igual a nulo. No obstante, él se aleja  y mis vías se abren rápidamente permitiendo el paso del aire, antes que él se dé cuenta y yo muera de vergüenza.

 

-te amo. – susurra sobre  mis labios. Su vaho desaparece en cuestión de segundos, mas no  sus palabras. Mi corazón lo sabe y por eso brinca emocionado dentro de mí.  Sus bellos ojos también me lo confirman; están llenos de un brillo que no poseían  cuando nos reencontramos  aquí.

-yo… te amo – mi voz sale sola y me alegro porque mi cerebro está colapsando de tanto  júbilo.

-lo sé.  – cierra los ojos un momento y suspira sonriendo.  – después de todas estas muestras de amor no te negarás a comer en mi nombre ¿cierto? – no puedo contra su sonrisa satisfactoria, y asiento.

-comamos. – recojo mi cubierto y tomó un bocado de mi comida, estoy por llevarlo a mi boca, pero  los   ruidos provenientes   de la  garganta de Seung me detienen. Dirijo mi mirada a él. Tiene la boca abierta y uno de sus dedos apunta a ella. 

-dame  de comer. – declara despreocupado.   Sin pensar hice lo que me pidió. Saborea la comida y la pasa.- sabe muy bien. Ahora es mi turno. – repite la acción de antes. De nuevo tengo el tenedor frente  a mí. Creo que voy captando lo que quiere hacer. Recibo la carne y él vuelve a abrir la boca, yo también recojo otra cucharada de mi plato y se la doy.  Comemos de esa manera  entre risas, pequeñas pláticas y un par de atoramientos por mi parte   hasta que la comida se terminó.  – ves que de esa forma si comiste bien.  – dice entre regaño y broma.

-pero yo no tenía hambre. – me defiendo.

-tú no, pero déjame decirte que tu estomago sí y mucho.

-uhm… quizá. -  de soslayo veo que rueda los ojos lo que me causa un pequeña risita. – está bien. Acepto que tenía hambre, pero no tenía ánimos para comer.

-yo me encargaré de que comas todas tus comidas y no enfermes, pero  tú prométeme que pondrás de tu parte, ¿aceptas? – una de sus manos cubre la mía dándome confianza de que así será.

-lo prometo.

-gracias. – besa mi mano y luego la lleva a su mejilla frotándose suavemente sobre ella. Vuelve a dejar varios besitos sobre mi piel que me abochornan a la vez que me causan un temblor interno.  A pesar que me siento feliz estos pequeños gestos  ablandan las represas de mis ojos y sueltan el par de corrientes que me acompañan diariamente.  Es inevitable no soltar  pequeños jadeos que son escuchados prontamente.  – mi amor ¿Qué ocurre? ¿Te duele algo? – Sus manos tocan mi rostro y mis brazos buscando la causa de mi llanto.- Ji dime algo, por favor. -  me suplica desesperado.

-gracias por amarme…  - trago con dificultad. – te has convertido en la luz de mi vida  iff… mi luz  exi…iste y  iff… eres tú. – no tardo en aferrarme a él.  Hace muchos meses le pregunté si creía que había luz para mí, y él dijo que sí. Hoy he descubierto que es así.   

-llora cuanto quieras. – soba mi espalda. –Bota el dolor que guardas  para dejar espacio a la felicidad que te ahogará desde ahora. Espero que no te hastíe. – rió.

-nunca me ahogará, siempre querré más. – respondí sobre su abrigo, más calmado.

-hagamos un brindis. – me separa de su cuerpo y limpia mi rostro.  

 

Saca la botella de champagne de la cubeta de hielo y nos sirve en las copas vacías. Me entrega una y él carga lo otra.  Mete su mano en uno de los bolsillos de su abrigo y saca mi teléfono, lo prende. Curiosea,  después lo  reclina en la botella. La pantalla está grabando con la cámara delantera, nosotros nos mostramos en ella.

 

–Quiero que nunca olvides este día. – dejo de mirar el teléfono y lo veo a él. Cruza  su brazo con el mío y las copas, con su otra mano toma la mía, acercándonos. –  JiYong… eres mi angelito, una preciosa criatura que fue enviada a mí para cuidarte, para darte todo lo que se te ha arrebatado. Te curaré. Repararé tus alas y volarás, volarás tan alto que nadie podrá siquiera rozarte, y no importa si tampoco me permites tocarte, lo único que me importará… será saber que eres feliz.  El camino que escojas lo limpiaré y vigilaré, donde menos esperes yo estaré para protegerte y amarte.  Cuando creas que estés cayendo sólo deberás apoyarte en mí y te daré el impulso para que continúes tu camino, porque te amo y juro amarte… como nunca he amado. 

 

-No quiero volar solo, ya no, siempre te esperaré, y cuando estemos listos… partiremos. Viajaremos hasta donde queramos, exploraremos más allá de los límites y arribaremos contra todos. No temas que me aleje. Si tú  no lo permites yo no lo haré, y si lo permites, yo continuaré amándote. Porque tú eres a quien debo todo,  a quien quiero amar. Porque estoy seguro que tú eres… mi persona especial. 

 

El rostro de ambos estaba acongojado y bañado por lágrimas que demostraban que esas palabras eran nuestro juramento de amor, el primero,  el que protegeríamos de todos hasta de nosotros mismos. Su corazón y el mío sabían que sería de esa forma, esa calidez que me llenó, estaba seguro que él  también podía sentirlo.

 

-por nuestro amor.

-por nuestro amor.

 

No creo que sea fácil curar cada llaga que tengo, pero con paciencia éstas desaparecerán y seré alguien nuevo.  A partir de entonces poseeré la fortaleza para ayudarlo a sostenernos. Brindamos viéndonos a los ojos, no había mentiras en ellos  y eso me hacía creer que este amor no sería pasajero, lucharía porque no lo sea. Eché mi cabeza ligeramente hacia atrás dejando que el líquido transite por mi garganta hasta la última gota y con ella mi última lágrima.  Cierro los ojos. Ruego porque esta vez no se me arrebate a esta hermosa persona, yo también juro cuidarla y amarla tanto como pueda.

 

Oigo como los dos exhalamos a la vez. Sonrío calmado, abro los ojos y puedo percatarme que él también los está abriendo.  Sin quitarnos la vista nos juntamos, cortando el espacio que nos separa y sellamos nuestros juramentos con una pequeña y simple caricia que se otorgan nuestros labios.

 

FIN POV JIYONG

  

La joven pareja culmina el roce y se sonríen con sinceridad. Dejan sus copas sobre la mesa y mutuamente se limpian los rastros de sus llantos con mucho cuidado y ternura.  El mayor detiene la grabación. Ese registro es tan valioso como el primer beso que se dieron aquella noche de año nuevo. Su año. Guarda el teléfono en su bolsillo. De su billetera saca dinero y lo deja sobre la mesa.  Coge  la mano de su novio y se encaminan fuera del restaurante.   En el exterior la nieve ha empezado a caer.  El pelinegro usa su cuerpo como abrigo y cubre al pelirrosa, entrelazan sus dedos y se abrazan. Caminan así todo el trayecto hasta la habitación del menor, donde con pesar deben separarse.

 

-Hoy ha sido un día magnifico y también bastante largo, tienes que descansar para que recuperes tu energía.  –Seung acarició la cabeza del menor.

-tú también debes recuperar tu energía luego de cargarme hasta los buses. -  dijo JiYong un poco sonrojado tras acordarse como los demás visitantes los miraron extrañados cuando llegaron al paradero donde se reunieron todos para irse.

-no necesito recuperar energía, soy bastante fuerte.

-¡mentira! Cuando llegamos ya estabas todo agotado. Debiste soltarme cuando te lo dije, pero no me quisiste soltar.   – indicó, cruzando los brazos sobre su pecho.

-yo no estaba cansado, estaba fingiendo para que te preocuparas. – habló su ego.

-sí, claro.

-¡Es la verdad!

 

-jóvenes…  - una mucama  apareció delante de ellos.  –les pediría que bajen un poco el tono de sus voces.  Varios de nuestros clientes ya están descansando y son mayores, y no queremos que se incomoden. Si ustedes gustan pueden ir al salón a conversar con mayor comodidad.   

 

-oh… discúlpenos. – dijo Seung reverenciándose.

-sólo nos estábamos despidiendo. - Ji lo imitó.

-bueno, me retiraré, hasta mañana, que descansen. – la  mujer se marchó.

-nos vemos mañana. – el pelirrosa se despidió con la mano y estaba abriendo la puerta cuando fue detenido por Seung.

-falta mi beso de buenas noches.  – frunció los labios y se encorvó un poco para que el más bajo no tuviera que alzarse.

-¿b…beso? -  tartamudeó. Ya no se sentía en el ambiente del restaurant como para darle un beso así nomás.

-sí, aunque sea uno chiquito. – dijo sonriendo y cerró los ojos.

 

JiYong tragó rudamente y miró a los costados para verificar que no había nadie que pudiera observarlos,  al comprobarlo  miró al mayor y rió silenciosamente. Con pasos  suaves se acercó y  en un movimiento fugaz lo besó, pero no en los labios sino en la mejilla izquierda y como rayo se ocultó en la habitación y cerró la puerta tras de sí.

 

-¡Eres un tramposo! – se quejó Seung al escuchar el cerrar de la puerta.

-lo lamento. – se oyó su disculpa desde el otro lado.

-mañana te lo cobraré. – suspiró. -  si necesitas algo estoy en la casa 9, habitación 907.

-sí, duerme bien.

-tú también.  – fue lo último que dijo y se fue.

 

Dentro de la habitación, el menor estaba tendido sobre la cama rememorando cada minuto vivido al lado del pelinegro.  Cada escena le escarapelaba el cuerpo, pero era fascinante, no la cambiaría por otras. Miró el reloj de la pared y notó que ya era más de medianoche. Aunque no quería dormir sus ojos ya se cerraban, por lo que se quitó el abrigo y buscó en la cómoda, ropa para dormir. Al verlas vacías recordó que no trajo nada, así que sin más opciones se acostó con sus propias prendas. Ni bien apagó las luces y pegó la cabeza en la almohada, el sueño lo consumió. 

 

----------------------------

 

-Seung… no me dejes… Seung… no me dejes… no… no… ¡¡¡SEUNG!!! -  se levantó tras dar un fortísimo grito.

 

Su pecho subía y bajaba acelerado, llevó su mano en esa dirección intentando calmarse, pero notó que estaba temblando, y también sollozando. Cerró los ojos y trató de olvidar esa horrible pesadilla que  no lo dejaba en paz, en donde Seung se alejaba y lo abandonaba a su suerte. Varios minutos después logró tranquilizarse.  Limpió su rostro  y encendió la pequeña lámpara del buró a su lado. Se asustó un poco al no reconocer el lugar, pero después recordó donde estaba  y también lo ocurrido horas antes con Seung  hyun.  Con más tranquilidad, observó la hora en la pared, marcaban las 2:00 AM.  Sinceramente sentía miedo de volver a dormir, no quería soñar lo mismo otra vez, por eso se levantó de la cama y se colocó su abrigo y la chalina.  Sabía que tal vez estaba exagerando, pero recordaba perfectamente que antes de  despedirse del pelinegro, éste le dijo que si necesitaba algo lo fuera a buscar, y eso iba a hacer.

 

Salió de su habitación, y el viento frío lo atacó con voracidad provocándole enormes temblores en todo el cuerpo.  Con paso débil, recorrió la distancia que lo separaba del mayor hasta que pudo ubicar la casa y habitación indicada. Al estar parado frente a la puerta se arrepintió de haber salido. Seguramente el pelinegro estaba descansando como todos en la posada, porque cuando estuvo caminando no vio ni siquiera una sombra andar.  Retrocedió un paso y a la vez levantó la mano para tocar. Era una simple y complicada decisión, irse o tocar. Exhaló nervioso  y jugándosela decidió dar dos golpes suaves a la puerta.  Los segundos pasaron y nadie salió. Su rostro entristeció, pero se animó a intentarlo una vez más.  Iba a contara hasta diez, si no abría regresaría a su habitación en silencio.  Llevó su mano a la puerta y volvió a golpear un poco más fuerte.  Cerró los ojos con premura y juntó sus manos. Empezó a contar despacio, sus segundos tardaban cinco veces más de lo normal.  Ya estaba por acabar y sus oídos no percibieron ningún sonido. Rendido pronunció el último número de su conteo.

 

-Diez…

-¿JiYong?

 

Abrió los ojos de golpe y levantó la mirada encontrándose con los dos astros negros del mayor.

 

-Se…eung – tartamudeó.

 

El pelinegro vestía  un pijama, su cabello estaba revuelto  y  parecía recién levantado, además que sólo una lámpara estaba encendida en la habitación.

 

- ¿Ji, qué haces aquí?  Es tarde – dijo en un bostezo.

-ehm… - desvió sus ojos al piso, nervioso por la respuesta que debía darle. – bu…ueno, yo… este…

-entra. – Seung tomó su mano y lo metió en el cuarto, cerrando la puerta. – estás frío, ¿Qué haces despierto a esta hora?  - lo sentó en uno de los muebles y empezó a frotar sus manos.

-¿estabas durmiendo? – preguntó avergonzado.

-sí, pero no importa, ¿sucedió algo?

-uhm… no podía dormir.  

-¿Por qué?

-tuve una pesadilla.

-¿Era algo feo? – el menor asintió, con la mirada gacha. - ¿Qué era? – ayudado de sus dedos, índice y pulgar, levantó el mentón de Ji.

- soñé que…

-dímelo, JiYong.

-que… tú te ibas, y me dejabas solo. – exhaló.

-lamento que hasta en tus sueños creas que te dejo, pero eso no ocurrirá. No lo haré. – le sonrió.

-gracias, me siento mejor. – correspondió el gesto. – creo que ahora sí podré dormir, me iré para que también puedas descansar. – se levantó del mueble.

-oh no, no voy a dejar que salgas con tremendo frío afuera. – le habló con seriedad, poniéndose de pie.

-¿pero dónde dormiré si no es en mi habitación?

-pues aquí.  – contestó con obviedad.

-¿aquí? – levantó las cejas, sorprendido.

-sí, mi cama está calientita y quiero echarme de una vez. . – lo cogió de la mano y avanzó unos pasos, pero se detuvo. – no traes pijama. – afirmó al ver la vestimenta ajena.

-ah… es que no se suponía que durmiese aquí.

-espera un momento, estoy seguro que tengo algo que te puede servir. – fue a buscar entre las prendas de su ropa.

-no quiero incomodarte, puedo dormir con esta ropa por hoy.

-no estarás cómodo.- contestó  de espalda. Sacó una chompa y  un pantalón holgado del tocador y se los entregó al menor. – esto es lo mejor que puedo ofrecerte para dormir. Ahí está el baño, ve a cambiarte.  – lo guió y le dio el tiempo para prepararse. Mientras tanto, él ya estaba completamente despierto.  En realidad, no había estado durmiendo al cien por ciento, toda la emoción y adrenalina de los acontecimientos no dejaban que su cuerpo se relajase  por completo, es por eso que cuando sintió dos toques en su puerta creyó que era una  alucinación, pero cuando volvió a ocurrir se levantó y atendió el llamado.  

-ya me cambié. – avisó el pelirrosa. Seung sonrió  con un poco de burla contenida, era la segunda vez que JiYong usaba sus prendas, la primera cuando se emborrachó en el club y se quedó en su depa, y  ahora que iban a dormir. -¿Por qué me miras así? – su ceño se frunció por la mirada que recibía.  

-te estoy mirando normal. – su sonrisa se explayó, y notó como Ji se molestó por eso.

-te estás burlando de mí, mejor me pongo mi ropa. -  se volteó para meterse al baño, pero Seung  velozmente lo apresó entre sus brazos. – déjame. – se removió enfadado.

-no me burlo, sólo que te ves lindo  con mi ropa. – decía riendo por la lucha que mantenía con Ji.

-¡no te rías de mí! -  elevó la voz.  El pelinegro lo giró, y colocó un dedo sobre los labios forasteros.

-sshh… no grites, hay gente durmiendo. – murmuró.

-lo siento. -  esa advertencia  bajó su amargura.

-uhm… - se quedó mirándolo fijamente.

-¿Qué? – preguntó curioso.

-si mal no recuerdo.- lo acercó más, poniendo nervioso al pelirrosa. – tú me debes un beso. – juntó sus frentes.

-¿y…yo? – se estremeció por la cercanía del otro, y se mordió los labios.

-sí. – con su nariz acarició la de su novio, la mimó una y otra vez, logrando que las mejillas de éste enrojecieran.

-Seung~ - lo llamó blandamente, queriendo que detenga ese acto, que estaba de más decir que lo abochornaba. 

-déjame cobrártelo. – susurró sobre la boca contraria.

 

Posó sus labios en los del más bajo, sintiendo como éstos y su dueño se tensaban. Cuidadosamente entreabrió un ojo,  distinguiendo los ojos presionados con fuerza y las mejillas infladas de Ji. No había querido decírselo antes para no ofenderlo, pero de verdad que ya quería besarlo  como se debe, o por lo menos escalar al segundo nivel.  Tomando valentía se apartó unos milímetros y lo dijo.

 

–no retengas el aire, tontito… - Ji abrió los ojos sorprendido. – sólo respira. -  le dio un beso casto y corto, y sonrió. El pelirrosa después de meditarlo expulsó el aire retenido en sus pulmones, aliviándose. – ahora sí… te voy a besar. -  le informó para que se preparara.

 

JiYong sintió como el mayor volvía a situar sus labios contra los suyos. No podía engañarlo diciendo que mentía sobre que no respiraba, porque era verdad además su cuerpo lo manifestaba, pero tampoco quería atascarse. Deseaba demostrarle que podía hacerlo, que podía romper esa barrera de vergüenza, y también porque estaba al tanto del estilo de vida de Seung; éste estaba acostumbrado a las relaciones fugaces, sus parejas  por lo que deducía y por lo que el mismo Seung le había contado eran personas, por  decirlo, “abiertas”.  No quería que por su  timidez,  él se aburriera y lo dejara, porque siendo objetivo, uno no puede mandar sobre el corazón y si no cuidas algo valioso y no das de ti, ese sentimiento bonito termina por desaparecer, aunque  no quieras.  Reuniendo valentía desde el lugar más recóndito de su cuerpo, obligó a sus brazos  a moverse y con un movimiento casi robótico apoyó sus manos sobre los hombros del más alto.  Dejó que su nariz inhalara y exhalara  mesuradamente, y como plato de fondo, permitió a Seung  degustar  de sus labios como lo que eran ahora, novios. 

 

Seung tomó la batuta y besó al menor. Aunque al inicio lo sintió como en los besos anteriores, y estuvo por darse por vencido, segundos después el cuerpo de JiYong se relajó, sus manos suaves  se posaron sobre sus hombros y pudo sentir el aire que expulsaba su pequeña  nariz  chocar contra su piel.  Fue  inevitable no sonreír en el beso, y a pesar que  aun podía percibir su nerviosismo, Ji lo estaba intentando por él.  Con esa valiosa acción, él  afirmó  sus manos en la espalda media del pelirrosa y sin aprovecharse, porque tampoco quería espantarlo,  profundizó en algo los besos  que le brindaba.  Con el transcurso de  los segundos  JiYong entreabrió los labios, por la falta de aire, él no lo desperdició y encajó su boca entre esas almohadillas dulces,  permanecieron  un rato así y luego continuaron moviéndolos.  Logró catar ligeramente la saliva de su novio, guió una de sus manos al rostro de él  y con toda la ternura del mundo  repartió pequeños besos sobre su boca dando por culminado sus caricias.

 

-eres el mejor. – dijo Seung  hyun cuando alejaron sus rostros. -¿te gustó? – con su manos acomodó el cabello rosa tras la oreja, obteniendo una  mejor visión del menor.     

-s…sí – respondió con la respiración agitada y las mejillas tintadas.

-nos toca dormir.- sonrió. Liberó al pelirrosa y lo llevó hasta su cama. Se echaron y se cubrieron con los edredones.  

 

Recobrando su timidez pero luchando contra  ella, JiYong   buscó cobijo arrimándose más cerca  de Seung, éste  ni sonso ni perezoso le hizo espacio entre sus brazos, acogiéndolo.

 

-cuando volvamos… ¿Qué vamos a hacer? – cuestionó el menor, con los ojos cerrados por el cansancio.

-¿A qué te refieres? – preguntó, mientras peinaba el cabello rosado.

-respecto a tus padres. – dijo en voz baja.

-pues… -pensó unos segundos antes de contestar. – estaremos juntos.

-¿lo prometes?

-sí.

-¿con el corazón? – susurró con un hilillo de voz.

 

El pelinegro se asombro por la ternura que esas palabras causaron en su interior. Sonrió con emoción y depositando un suave beso sobre la frente descubierta de un JiYong dormido, respondió.

 

-con el corazón, mi amor.

   

CONTINÚA…

Notas finales:

Gracias por todos sus comentarios y sus lecturas, me emociona saber que hay nuevos lectores leyendo aun después de tanto tiempo que he iniciado el fic. Gracias por eso, y espero ver sus comentarios.


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