Había pasado un mes, un largo y doloroso mes. Romano se encontraba en su habitación, aquella habitación de la que muy difícilmente lograba salir alguna tarde, y cuando lo hacía regresaba de inmediato y volvía a encerrarse rodeado por esas cuatro paredes blancas.
El día de hoy se llevaría a cabo la junta de las Naciones Unidas en la hermosa ciudad de Madrid. Romano se ponía la ropa mas como un proceso que una actividad que hacen las personas para lucir bien.
-Ve…n-nii-chan ya es hora de irnos- Romano ni siquiera contesto, abrió la puerta y bajó las escaleras. Veneciano se enteró de la situación de su hermano unos días después de su rompimiento con España, claro haciéndole prometer que ninguna otra nación ni persona se enteraría de la situación.
Ambos se fueron en silencio hasta el aeropuerto, donde un avión privado los llevaría al país de la pasión justo para llegar a la “importante” junta que como ya saben todos, esa reunión podía llamarse de muchas maneras excepto “una junta seria”.
Poco a poco todos los países iban llegando y tomaban sus habituales asientos. Cuando dio inicio no pasaron más de 10 minutos para que el estadounidense empezara a decir estúpidas ideas para poder ser el héroe del mundo, idea rechazada por Inglaterra por lo que Francia se metió donde no lo llamaban y el típico desorden se hizo presente en la sala de juntas.
-¡SILENCIO!- calló a todos con su grave voz Alemania, todos se calmaron y decidieron tomar un breve descanso para calmar los nervios de todos.
-¿Nii-chan?- Apenas habían dado aquella orden Romano había desaparecido de su lugar, tal vez se escondería en el baño hasta que lo obligaran a regresar a la sala.
Y se preguntarán si realmente nuestro italiano sureño iba directo al baño para esconderse y llorar como una adolescente en pleno ciclo menstrual, pues no. Estaba cansado, estaba cansado de extrañar a España, cansado de sollozar por alguien que ni siquiera sabía de su lamento, cansado de verse como una persona tan débil que necesitaba ser consolado por su hermano menor, cansado de su agonía del último mes.
-Oh! Romano cuento tiempo-dijo un poco nervioso España al ver al italiano acercarse. Tal vez había sido su decisión terminar la relación que mantenía con Romano, pero tenía que admitir que aquel mes sin él se había sentido un poco solo, además de que la última vez que habían hablado fue en aquella ocasión del rompimiento.
-Ven- Romano tomó de la muñeca al español, arrastrándolo a algún pasillo solitario, uno donde se podía tener la suficiente privacidad para hablar. Al diablo con el orgullo, quería regresar con España. Después de varios minutos lograron detenerse, ambos un poco agotados por la larga caminata-Yo necesito que regreses conmigo…-dijo en apenas un murmullo, mientras sus ojos eran tapados por su largo flequillo
-Romano….yo creí…bueno….no creo que podamos…- España intentaba articular una oración por la repentina petición del sureño, ¿Qué no se supone que habían llegado a un acuerdo justo entre los dos?
-Hare lo que sea…maldición…-Un nudo en la garganta se poso en su garganta, pero tenía que esforzarse, tenía que convencerlo para poder regresar junto a él.
He intentado casi todo para
convencerte
Mientras el mundo se
derrumba todo aquí a mis pies
-Romano…mis sentimientos….yo solo te quiero como mi niño especial- La mano de Antonio se posó en su cabeza, justo como la última vez, como si se tratará de un niño pequeño, un acto que más que amoroso, era fraternal.
-¡¡¡¡No puedo con un demonio!!!- quitó bruscamente la mano de Antonio y lo tomo del cuello de la camisa, forzándolo a mirarle al rostro- ¿Por que tus sentimientos cambiaron? ¡Con un carajo! Tú eras el tonto que siempre me decía un cursi “para siempre” ¿entonces por qué?!?-Romano no se preocupaba por ocultar sus lágrimas, la valía un bledo su orgullo, solo le importaba regresar con aquel que le había rebatado ríos de lágrimas durante el último mes
Mientras aprendo de esta
soledad que desconozco
Me vuelvo a preguntar quizás
si sobreviviré
-¡¡Tú no lo entiendes!! ¡¡Tú solo te fuiste!! Te fuiste y me dejaste, ¡¡justo como todos!! Veneciano, Veneciano…siempre preferían a Veneciano antes de mí, ¡las personas me dejaban y me quedaba solo!....Tu estúpida presencia los últimos siglos me hizo creer tu falso “para siempre”, ¡¡¡sólo jugaste conmigo bastardo!!!- Romano acorralaba a España hasta la pared, dejando a este boquiabierto por todas aquellas oraciones llenas de rencor, pero al mismo tiempo de desolación y tristeza.
-¡Romano tranquilo!... ¡Yo te ame! ¡¡¡Mi amor por ti fue verdad!! ,yo también pensé en ese “para siempre”, nunca pensé en mentirte…pero…
-Mentiroso…-Lo interrumpió, estaba enojado, enojado consigo mismo por haberle dado tanto a aquel español, enojado porque en aquellos momentos solo podía pensar en el supuesto engaño, en las supuestas mentiras, en las palabras bonitas que le dedicaba España durante su noviazgo y ahora solo se reducían a una farsa- ¡No puedo!....¡¡no puedo idiota!! ¿Por qué quieres olvidarme? ¿Por qué me quieres desplazar?
Porque sin ti me queda la
conciencia helada y vacía
Porque sin ti me he dado
cuenta amor que no renaceré
-¡¡¡Lovino!!!- Lo llamó por su nombre humano para hacerlo reaccionar. Lo tomo de los hombros intentando que el más bajo se tranquilizara y se diera cuenta de las cosas que estaba diciendo- Tu no me necesitas tanto…llegará alguien más, nosotros no estamos hechos el uno para el otro…tal vez tú lo creas así pero yo ya no aguantaba seguir mintiéndome más-El castaño mayor abrazo delicadamente al menor, dándole a entender que ese abrazo era el contacto más intimo que podrían tener
Porque yo he ido más allá del
limite de la desolación
Mi cuerpo, mi mente y mi
alma ya no tienen conexión
Y te juro que...
-¡No!... ¡¿eres un idiota?! ¡Lo que digo es verdad! ¡Te necesito a mi lado! ¡Maldito bastardo! ¡¡Estoy tirando mi orgullo solo para pedirte que regreses conmigo!! Mi mente me dice que no debería de rebajarme a esto, pero mi cuerpo se mueve solo cada vez que te veo…¡¡eres un idiota Antonio!... ¿quieres que sonría? Sonreiré, ¿quieres que te diga cosas estúpidas y cursis? también lo hare ¡¡¡con un carajo!!!- Romano deshizo el abrazo y se aferraba de los brazos de la camisa de España, no podía mirarlo a los ojos, no quería que siguiera viendo sus lágrimas lamentables, todo con tal de que no se alejara de su lado.
Lo dejaría todo porque
te quedaras
Mi credo mi pasado mi religión
Después de todo estás
rompiendo nuestros lazos
Y dejas en pedazos este
corazón
-¡Romano! ¡¡Yo no quiero nada de eso!!...no puedes pensar en cambiar solamente por una persona, Romano cuando te ame, te ame por tu actitud, por tu forma de ser…no cambies por alguien como yo-Aunque dolía un poco, Antonio sabía que, por personas que no corresponden los sentimientos de otro, las personas no tenía que cambiar, no era necesario cambiar solo para satisfacer a otra persona y para que se quede a tu lado, pero al parecer Romano estaba demasiado confundido en el momento para comprender lo que le intentaba explicar
Mi piel también la dejaría, mi
nombre, mi fuerza
Hasta mí propia vida
-¡¡¡Dejaré todo!!! Si quieres puedo ser otra vez colonia española… ¡puedo arrojar mi orgullo al carajo! Convenceré a Veneciano para cambiar la política del país, o la religión ¡¡¡o lo que tú quieras!!! Me da igual… ¡maldita sea! ¡¡¡¡Date cuenta lo que estoy haciendo!!!!
Y qué más da perder
Si te llevas del todo mi fe
Qué no dejaría
-¡Tú no eres así!.... ¿qué paso con el orgulloso y grosero Lovino? Aquel que no dejaría que ninguna persona o nación lo viera en estas condiciones, ¡ese eres tú!- Justo cuando Romano iba a responder ambos oyeron la voz de Alemania desde el altavoz, avisando a todos que regresaran a la sala principal-Tenemos que regresar…podremos hablar de esto con más calma después de la junta, cuando estés más tranquilo y luego…
-Maldita sea… ¿cómo sigues sin comprenderlo?- Murmuró para luego alejarse de ahí, casi corriendo. España tenía razón, ese chico que estaba rogándole su regreso no era como el acostumbraba ser, el Romano normal nunca dejaría que alguien lo viera rogando, mucho menos llorando por alguien, tontos sentimientos humanos, eran naciones con un demonio…si era así entonces ¿por qué habían nacido con los sentimientos y emociones de cualquier humano?
Romano salió del edificio, realmente no sabía ni siquiera a donde se dirigía pero eso no importaba por ahora, solo quería alejarse de España….de aquella persona que le había prometido cosas que nunca se cumplirían
Duelen más tus cosas buenas
cuando estás ausente
Yo sé que es demasiado tarde
para remediar
Recuerdos, aquel mundo en donde Romano había estado viviendo el último mes. Cosas divertidas, las malas, los problemas, las groserías y las rutinarias que vivió con Antonio durante muchos años. Aquella vez que Antonio se le declaro en medio de una junta internacional. Otra donde ambos cayeron de la góndola cuando el tonto de Antonio intento aprender a remarla. Aquella vez cuando, aun siendo pequeño, le enseñaba las estrellas en lo alto de las montañas. ¿O como olvidar la primera vez que tuvieron intimidades? Besos frenéticos, caricias placenteras y palabras de amor lanzadas entre suspiros.
No me queda bien valerme de
diez mil excusas
Cuando definitivamente sé que
ahora te vas
Al menos, algo bueno tenía que sacar de esa pequeña discusión con España, era cierto, aquel chico necesitado y rogando por su amor no era él. Y aunque siguiera amando a España solo quedaba la resignación. “Todo está bien”, si lo repetía varias veces tal vez se volvería verdad…solo quedaba rendirse, darse cuenta que en verdad España no regresaría, que sus sentimientos habían cambiado y que no volverían a compartir algo más que solo una relación de trabajo y, aun más doloroso, de amistad
Aunque te vuelva a repetir que
estoy muriendo día a día
Aunque también estés
muriendo tú no me perdonarás
-Soy patético…-Quería regresar a casa, quería guardarse a sí mismo en su propia habitación y vivir en su mundo de recuerdos. Era algo demasiado triste y patético, pero es que, ¿cómo se suponía que se debía vivir después de que tu corazón fue destrozado, tu mente ya no puede pensar en nada más que en aquella persona, y tu cuerpo no reacciona a la poca razón que te queda?
Al parecer España estaba llevándolo bien…el olvido era la solución al problema principal…olvidarse de España y seguir adelante, se oía bien al principio pero al mismo tiempo también era aterrador
Aunque sin ti haya llegado al
limite de la desolación
Romano giro levemente la mirada en un callejón oculto, tal vez demasiado solo para que las personas lograran encontrarlo. Miro los muros, y recordó, aquel primer beso que compartió con España, sintiendo el frio invernal, viendo aquel despejado y hermosa noche estrellada. Hace unos meses el tan solo recordar eso le daba vergüenza “hice algo tan cursi como eso”, pero ahora, que comprendía la soledad que el español le había dejado. Solo quería por un momento, que España estuviera a su lado, sosteniendo firmemente su mano para después volver a acariciar aquellos labios, que aunque los besó tantas veces, ahora ni siquiera podía recordar claramente como se sentía aquel roce.
-Si me ibas a dejar… ¿entonces por qué te me declaraste?…¿por qué me besaste?, ¿por qué me mentiste?
Mi cuerpo, mi mente y mi
alma ya no tienen conexión
Sigo muriéndome.
Lo dejaría todo...
Las naciones podían sentir lo que los humanos, el amor, el desconsuelo, la felicidad y también la tristeza, pero lo único diferente es que ellos tendrían que aprender a vivir con estos sentimientos más tiempo de lo que un humano pudiera vivir. Y aquí tenemos a nuestro protagonista, adentrándose en las vacías y solas calles de Madrid, viviendo en aquel mundo de recuerdos, donde él y Antonio aun vivían dentro de una felicidad que duraría “Para siempre”.