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Te necesito por Meri_tail

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Notas del capitulo:

Holaaa :)

Tenia este fanfic desde hace mucho tiempo, pero nunca se me habia ocurrido publicarlo. Un amigo me animo asi que aqui estoy.

Es solo un capitulo, pero si os gusta y quereis una continuacion, no dudeis en pedirmelo.

Un beso y espero sus reviews ansiosaa ^^

El eco de sus pasos se perdía por los oscuros pasillos de Hogwarts. Pasaban más de dos horas del toque de queda, y el profesor Snape estaba terminando con su ronda diaria. Le había sorprendido no encontrar a Potter en algún momento de su vigilancia, pero no perdía la esperanza de ver al de ojos verdes corriendo por algún pasillo para quitarle unos cuantos puntos a su casa.

Su mente se fue hacia el chico de pelo negro. Había estado muy raro después del fin de la guerra, no se juntaba con el resto del Trio Dorado, no hablaba con nadie, casi no comía… parecía un zombi más que una persona. Y eso era extraño. O por lo menos era lo que se decía a si mismo cuando su mirada se posaba en el cuerpo de Potter y le seguía por los pasillos, por el Gran comedor o por los jardines del Colegio. Pero claro, eso nunca lo admitiría en vz alta, ¿Snape preocupándose por Potter? ¿Por el hijo y ahijado de sus enemigos? Nunca. Así que ponía la excusa del agradecimiento. Como Potter le había salvado la vida cuando el Señor Oscuro cuando estuvo a punto de matarle, ahora le tocaba a él velar por el estúpido Gryffindor.

Cuando por fin termino su ronda y sus pasos le guiaron solos hacia las mazmorras donde su habitación le esperaba, se sorprendió al escuchar unos extraños ruidos unos pasos más adelante.

Según se iba acercando el causante del ruido fue desvelado. Un cabello negro desordenado, una bufanda roja y amarilla, una túnica negra y unos anteojos que reconocería en cualquier parte. Harry Potter estaba llorando a las puertas de sus habitaciones como si la vida le fuera en ello.

-¿Qué hace aquí Señor Potter?

-Yo... esto… profesor…- el de ojos verdes no terminó la frase y con los ojos anegados en lágrimas se lanzó al cuello de Snape. Como un náufrago a un salvavidas enroscó los brazos alrededor de la blanca piel y hundió la cabeza en el pecho de este.

-¡Potter! ¿Se puede saber que está haciendo?- Snape no cabía en sí de su asombro. Ni siquiera se había movido a separar el tibio cuerpo que se pegaba al suyo como una lapa. Tan solo fue capaz de quedarse completamente inmóvil y más pálido de lo normal.

-Todos… Sirius… Remus…. Dumbledore…. Todos están muertos profesor…- las lágrimas comenzaron a salir y Harry no tuvo fuerzas para retenerlas antes de que humedecieran la túnica del profesor.

-Señor Potter, ¿tiene usted algo que contarme que no sepa ya? Porque si no es así, no entiendo que es lo que hace a estas horas sentado a las puertas de mis habitaciones personales.- no pudo evitar que un poco de preocupación se vertiera en su normalmente agrio tono. Sus manos se colocaron sobre los hombros del más joven con la intención de empujar el cuerpo lejos de su espacio personal, pero no se movieron.

El otro ni siquiera se molestó en contestar. Los sollozos que le sacudían le impedían empergar dos palabras y menos aún que estas tuvieran algún sentido.

-Potter por Merlín. Va a convertir Hogwarts en una piscina. Venga aquí.- sabiendo que no sería buena idea meter a un desconsolado Potter en su cuarto, Snape no tuvo más opciones. Si dejaba solo a Potter cualquier otro profesor podría encontrarlo. Y un alumno llorando de la manera en que el de ojos verdes lo estaba haciendo a las puertas de las habitaciones de algún profesor no estaría muy bien visto. Y claro, si no lo encontraba un Slytherin antes.

El cuerpo de Potter le siguió sin ofrecer ninguna resistencia hacia el interior de la puerta.

-Suélteme Potter.- esta vez la orden no fue ignorada. Harry fue soltando su agarre lentamente hasta que su cuerpo perdió el contacto con el del profesor. -Iré a buscar una poción calmante. Usted siente ahí.- índico el mayor señalando una de las butacas gemelas que estaba en frente de la chimenea antes de desaparecer por una de las puertas laterales.

Regreso a los pocos minutos. Potter estaba en el lugar exacto que le había indicado con las rodillas apretadas contra su cuerpo y sus brazos envolviéndolo, como si se fuera a romper en miles de pedazos en cualquier momento.

-Tómese esto Potter.- el nombrado tardo un poco en responder, y cuando lo hizo no levanto la cabeza de su posición. Tan solo estiro el brazo y llevo el vaso a sus labios. Cuando el brebaje verde hubo desaparecido, Snape le quito el vaso que peligraba con ir al suelo y lo coloco sobre una mesita auxiliar. Luego tomo asiento en la otra butaca y se dispuso a mirar a su extraño visitante.

-Sabe profesor nunca imagine que acabaría viniendo aquí a buscar consuelo, y aún menos a usted.- el nombrado asintió dándole la razón a pesar de que Harry no podía verle.- Aunque ahora que lo pienso, no me sorprende.- la voz salía normal y os sollozos había desparecido a causa de la poción.- Usted siempre ha estado ahí. Cuidándome o vigilándome aunque yo no me diera cuenta. Desde el primer año usted ha sido como mi sombra. Cuando estuve muerto, antes de vencer a Voldemort.- Snape cerró los ojos con fuerza la oír el nombre y se rasco instintivamente el dorso de su brazo izquierdo.- Dumbledore hablo conmigo y me conto todo lo que usted hizo por mí. Nunca le di las gracias, ni a usted ni a él por todo lo que habían sacrificado por mi causa. Nunca me atreví.- los ojos verdes que antes habían estado clavados en las llamas que bailaban en la chimenea, se movieron hacia los negros del profesor.- sé que su trabajo termino hace ya medio año. El ultimo día de la Guerra. Pero no he podido evitar sentirme un poco egoísta esta noche. Necesitaba que alguien me cuidara y se preocupa por mí, al menos esta noche. Pensé en Remus, en Sirius o en Dumbledore. Pero todos están muertos, todos son víctimas de la estúpida Guerra. .- Los ojos se cerraron por un momento y cuando se abrieron de nuevo brillaban con más fuerza que nunca y de nuevo estaba anegados en lágrimas.- también me di cuenta de que no los necesitaba. No a ellos, y no para esto. ¿Por qué debería buscar protección de ellos cuando había una persona experta en eso unos pisos más abajo? Le necesitaba a usted, no a cualquier otro...- termino el muchacho en un suave murmullo.

-Potter…- decir que el profesor estaba asombrado era quedarse corto.

-Por favor Señor. No me eché, déjeme estar aquí un poco más.- Potter no sollozaba y se veía más tranquilo pero las lágrimas corrían por su cara como si de dos ríos se tratase. Su cuerpo temblaba ligeramente y el corazón de Snape se rompió. El también había perdido a muchos amigos en la guerra, a mucha gente que le importaba. El también merecía el consuelo que se había negado durante tanto tiempo.

-Venga aquí Potter.- el de ojos verdes lo miro sin comprender pero obedeció al momento.- Si alguien se entera de esto será niño dorado muerto, ¿Me entiende?-

-Si profesor.- contesto el menor con los ojos llenos de extrañeza, sin comprender aun a lo que el mayor se estaba refiriendo.

Aprovechado ese pequeño retazo de valentía que parecía haberle visitado durante unos minutos, agarro el brazo del de ojos verdes y lo arrastro hacia sí mismo, hasta que el cuerpo del menos quedó sentado en su regazo.

-¿Profesor?- Harry lo miraba como si estuviera viendo a Voldemort recién salido de la tumba, otra vez. Una sola mirada de Snape basto para que el de ojos verdes cerrara la boca y se refugiara en su cuerpo buscando calor y contacto. Las lágrimas seguían cayendo, inundando la túnica del mayor y Snape no pudo hacer nada más apretar sus brazos alrededor del chico y arroparlo de la mejor manera que sabía. Después de todo, no lo podía mandar con Filch para que él y su estúpida gata lo consolaran.

Cuando el chico pareció terminar de soltar lagrimas como un aspersor, levanto la mirada y los ojos de ambos se encontraron a unos pocos centímetros de distancia. Las manos de Snape que habían estado moviéndose por toda la espalada del Gryffindor dándole apoyo, se detuvieron abruptamente y todo el cuerpo del mayor se congeló.

Sus ojos estaban unidos por una cuerda invisible que los acercaba el uno al otro, poco a poco, milímetro a milímetro hasta que ya no hubo espacio entre ellos, ni una sola brisa de aire su hubiera podido colar entre sus labios.

Los labios temblorosos de Harry chocaron contra los de Severus, los alientos de ambos se entremezclaron y sus bocas se unieron como en un juego de niños pequeños. Al principio fue torpe, suave y abrupto, como si de un columpio se tratase, las emociones del primer contacto crearon un cosquilleo en sus estómagos.

Harry no lo podía evitar, no lo quería evitar. Su lengua escapo de su control y se encontró con los labios de Snape, acariciando, tentando. Y fue todo lo que ambos necesitaron para que sus bocas entraran con completo contacto. Las lenguas se movían una sobre la otra probando y tocándose con miedo al principio, con seguridad después.

Cuando la necesidad de aire se hizo presente, el primero en apartar su cabeza fue Harry, pero no se fue muy lejos. Con la frente apoyada en la de Snape, los ojos cerrados y los labios hinchados y rojos en Gryffindor era completamente incapaz de retroceder.

Los ojos esmeraldas se volvieron a abrir, cegados por el deseo y sin alejarse de los negros de Snape, volvió a inclinarse con la intención de retomar lo que estaban haciendo en el momento en que se habían separado.

En ese momento Snape se dio cuenta de lo que habían estado haciendo. De lo que había pasado entre ellos. Con un estremecimiento alzo las manos de la espalda de Harry y las coloco en sus hombros, frenando su acercamiento. Con más fuerza de la que imaginaba empujo al menor, sacándolo de su regazo y obligándole a ponerse de pie. Él mismo no tardo en seguirlo.

Los ojos verdes de Potter le miraban todavía inmersos en el deseo, pero la confusión reinaba en sus facciones.

-Potter yo… yo…- murmuro a la vez que retrocedía un paso.

-No. No se valla. Le necesito.- Los ojos se cerraron un segundo y luego pronuncio las únicas palabras que habrían hecho que el profesor le escuchara de verdad.- Te necesito.- las palabras rompieron la barrera que contenía los sentimientos de Snape. Todo lo que había estado escondiendo se desbordó y acabo con el poco control que aún le quedaba.

-Merlín Harry.- las palabras terminaron abruptamente cuando los labios de ambos se volvieron a encontrar. Eran de la misma altura, por lo que no necesitaban inclinarse para mantener el contacto. Los labios de Snape eran delgados, pero suaves y su aroma era asombroso, un olor almizclado a especias oscuras. Un escalofrío viajo directo a la entrepierna de Harry. La tibia lengua del profesor encontró la suya en un tiempo record, explorando la boca de arriba abajo. Su cuerpo tembló brevemente cuando la lengua de Severus suavemente se deslizó sobre sus labios. Ambos quedaron jadeando, recuperando su aliento cuando el beso terminó.

Esta vez fue Harry el que acercó sus labios y presionó su cuerpo contra el del mayor. Snape sintió su erección presionando contra su muslo y jadeo frotándose contra él a la vez que Harry se daba cuenta de que el profesor estaba en el mismo estado. Sin dudarlo ni un momento, los pasos de Severus los llevaron a ambos hacia el dormitorio.

Harry no se dio cuenta del desplazamiento hasta que la parte trasera de sus piernas choco contra el borde de una cama, en la que cayó de espaldas. Se movió hasta el centro de la cama y se dispuso a quitarse la túnica y las capas de ropa que llevaba debajo. Cuando quedó solo en ropa interior, miro a Severus, quien al igual que él ya se había desnudado y corría a esconderse entre las sabanas. Harry frunció el ceño, quería ver a Snape desnudo, pero pronto cambio a sonrisa cuando se giró para estar en los brazos de su profesor.

En vez de invadir inmediatamente su boca, comenzó a dejar besos por su mentón y quijada. Harry sonrió al ver los ojos de Severus cerrarse y como estiraba su cabeza hacia atrás, dejando más espacio para que pudiera explorar su cuello. Bajó sus manos hasta encontrar la erección dura como piedra de su amante. Se detuvo lo suficiente para quitarse su ropa interior, tirándola a un lado. Volvió a inclinarse sobre Severus, envolviendo sus brazos a su alrededor y girando a ambos, dejando a Severus encima.

-Hazme el amor Severus.- Era la primera vez que lo llamaba por su nombre y no pasó desapercibido por ninguno de ellos.

-Estas...-

-Sí. Por favor Severus.- el nombrado pestañeo un par de veces y luego se puso manos a la obra.

Severus se estiró hasta un lado de la cama y revolvió uno de los cajones, regresando con la poción correcta. Empujó las piernas de Harry hacia arriba y esparció la poción sobre el pequeño agujero fruncido, que pulsaba bajo sus dedos.  Lentamente insertó un dedo, sonriendo al ver como el de ojos verdes jadeaba con los ojos cerrados. Se tomó un momento para relajar la abertura de Harry antes de alinear su erección con el agujero que pedía a gritos ser llenado

-Harry, estás seguro de esto....- la voz estaba temblorosa.

-Merlín sí. Hazlo de una vez Severus, por favor.- rogo con la cabeza hundida en el cuello del mayor.

Gritó su nombre cuando por fin le embistió. Se quedaron por unos segundos abrazados, besándose lentamente con las bocas abiertas, con las lenguas jugando entre sus bocas. Harry movía la cadera suavemente sólo por sentir la polla de Severus  llenándole. Snape coloco sus manos a ambos lados de su cara y comenzó a moverse. Harry no podía dejar de jadear y gemir, con las manos clavadas en la espalda del otro, arañando, marcando.

Al principio Snape se movía lentamente y sus estocadas eran profundas.  Después comenzó a golpear en su interior como un animal en celo, velozmente y sin sentido alguno.  En un momento dado, las manos de Snape fueron hacia su culo, agarrando con fuerza y manteniéndolo quieto. Dos últimos empujones carentes de ritmo, y el semen de Snape corrió, llenado el interior de Harry con una tibieza que hizo que el de ojos verdes se viniera sobre su propio abdomen. Harry cerró los ojos gimiendo su nombre  a la vez que ledas y oleadas de semen salían de su miembro dejándolo agotado.

Sus ojos se cerraron solos sin que pudiera evitarlo y una sonrisa se extendió por sus rasgos.

-Potter, ¿no ira a dejar este desastre así?- a pesar de que había usado su apellido, las palabras sonaban con algo que solo se podía tachar de ternura.

-Mmmm… buenas noche Sev…- murmuro de nuevo antes de caer completamente dormido con el espléndido peso del profesor sobre su cuerpo.

0000

Cuando Harry abrió los ojos a la mañana siguiente tardo varios minutos en saber dónde se encontraba. Lanzo un brazo al otro de la cama, buscando el cuerpo caliente de Severus para envolverse entre sus brazo como la noche anterior. Se decepciono cuando noto que las sabanas estaban frías y ningún cuerpo descasaba sobre ellas.

Se giró hacia el lado donde el cuerpo de Snape tendría que haber estado con un nudo en su garganta. Ver que no estaba era peor que solo sentirlo. Una nota, descanso sobre la almohada le llamo la atención. Una sonrisa se extendió por su cara al darse cuenta de que el profesor no le había abandonado sin dar explicaciones. Con un suspiro feliz le cogió y la desdoblo cuidadosamente para empezar a leer.

La puerta se cerró momentos después con un terrible estruendo. La única prueba de la noche pasada descansaba sobre la cama, escrita con letra elegante desdibujada donde las lágrimas del de ojos verdes habían caído sin control.

 

Espero que, tal y como usted acepto la noche de ayer, esto no salga de aquí Señor Potter. Le pido por favor que se dirija a sus aposentos lo antes posible y se olvide de lo que ocurrió aquí.

Severus Snape.


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