Los días pasaban y Near ya tenía un plan para pillar a Yagami-Light.
Había tenido algunos encuentros con Mello en los que sus cuerpos se habían rozado ligeramente, pero no habían tenido oportunidad de seguir con sus juegos.
El rubio le dedicaba algún guiño o sonrisa perversa y Near se giraba avergonzado.
Pero en verdad, el pequeño albino estaba tramando un malvado plan paralelo a su trabajo. Un plan que incumbía a Mello, y mucho.
Llegó el gran día de poner en marcha todo su preparativo.
Ya estaba esperando. Retorció un mechón de su pelo. Sonrió.
DING DONG.
-Adelante, Mello.- El albino fingió jugar.
-Buenas, Near.- Dió un muerdo a su chocolate. -¿Cómo conseguirás demostrar que Yagami es Kira?
-Estoy dando información a sus compañeros. Y ellos a mí. No les he dicho que sé que Light es Kira pero... ellos sospechaban y ahora más.- Giró una carta entre sus dedos.
-Pero Yagami tiene acceso a toda esa información.
-Y eso es lo que más nos va a ayudar.- Lo dijo como un susurro, como si fuera obvio.
-Comprendo.- El rubio se estiró.
Hubo unos minutos de silencio.
-Oh, Mello... lo olvidaba.- Hablaba sin expresión. -Hay chocolate líquido en la cocina. Lo trajeron de regalo esta mañana. ¿Quieres tomar?
-Eh... Sí.
Near fue hasta la cocina. Apenas podía contener la risa, pero se esforzó.
Desabotonó su camisa, inspiró y salió de nuevo con un gran bol de chocolate líquido.
Cuando estaba a un metro de distancia de Mello, aproximadamente, hizo que resbalaba, cayendo tumbado en el suelo y derramando el chocolate por todo su pecho.
El rubio se puso rojo de inmediato.
-¡¿Qué?! Near, ¿qué haces?- Estaba completamente avergonzado. Y al fijarse en el pecho del menor, se puso aun más rojo y sintió un escalofrío en su entrepierna.
-Es... bueno...- Se retorció un mechón, ahí en el suelo. Pretendía comportarse serio como siempre. Y después, fingió un sonrojo instantaneo. -Soy un torpe. He derramado todo el chocolate.- Near era un actor brillante.
-No... no pasa... nada.- Mello giró su cabeza tratando de ocultar su vergüenza.
-¿Podrías... ayudarme, Mello?- Los ojos del pequeño miraban inocente y sus brazos se pegaban al suelo a los lados de su cabeza.
El rubio se acercó lentamente, marcando el ritmo con el sonido de sus botas.
Al ver desde arriba al albino con el pecho al descubierto manchado de chocolate, se le pusieron los pelos de punta.
Se agachó y acercó su cabeza a la de Near. Este fingió sonrojarse y apartó la mirada.
-Mello... siento... siento que se me haya caído. He echado a perder todo el chocolate. Lo siento.- La faceta de nió bueno le sentaba tan bien como la de frío.
Ver un rosado pezón de Near entre manchas de chocolate hizo que Mello abriese mucho los ojos. Ahora su miembro empezaba a reaccionar.
Near rió para sus adentros.
"Esto empieza a funcionar."
"Maldito Near... ¿cómo puede haber pasado esto? No puedo soportarlo..."
-Bueno, blanquito, a mí me gusta mucho el chocolate y no puedo dejar que se desperdicie. Y aun podemos aprovecharlo, ¿verdad?- Su forma perversa estaba apareciendo.
-¿Qué quieres decir, Mello?- Lo observaba inocente.
El rubio se sentó sobre él y acercó su cabeza al pecho del pequeño.
Le lanzó una mirada y comenzó a lamer su inmaduro torso.
El contraste de la piel de Near con el chocolate lo volvía loco. Y su sabor conjunto era extremadamente excitante.
Cuando la lengua de Mello empezó a jugar con los pezones de Near, este gimió de forma incitante.
Empezó una impresionante actuación.
-Mello... eso... se siente muy bien...- Hablaba con un hilo de voz que volvería loco a cualquiera.
El rubio pasó un dedo por el pecho de Near, huntándolo en chocolate, y lo chupó.
Hizo lo mismo de nuevo, pero llevando el dedo a la boca de Near.
-Near... estás tan delicioso... Nunca podría dejar de comerte.- Y continuó con su lengua.
Los gemidos que escapaban de los labios del pequeño eran música para sus oídos. Se deleitaba con cada sonido pronunciado por ese maldito crío calculador.
Comenzó a mordisquearle.
Near enganchó su mano a los cabellos dorados y lo miró descaradamente.
-Mello... quiero que me lo hagas...- Soltó unas pequeñas lágrimas. -Quiero que entres ahora en mí.- El albino sabía que eso era lo que más excitaba al rubio. Con diferencia, que le suplicara sexo, era lo que más le hacía perder la cabeza.
Al oír eso, la respiración de Mello aumentó y, casi jadeando, se quitó el cinturón.
Se levantó para poder quitarse los pantalones más cómodamente y, en ese pequeño momento, Near se abrochó la camisa, se peinó con los dedos y se incorporó.
-¿Hugh...?- El rubio no entendía nada.
-Gracias por la visita, Mihael. Si no te importa, ahora tengo cosas que hacer.- Volvía a ser frío como un glaciar. Su mirada era tan inexpresiva que daba miedo.
-¡¿Qué cojones?! ¡¿Qué significa esto?!- Estaba irritado. Mucho.
-Venga, Mello. ¿No tienes trabajo que hacer?- Lo miró desafiante con media sonrisa, imitando con esa frase las palabras con las que la última vez él lo había torturado.
"Así que es eso, ¿eh? Vaya, vaya, Near, eres realmente... retorcido."
Por la mente del rubio pasaban muchas cosas, pero acabó acercándose a paso lento al albino y le dio un rápido beso.
Eso desconcertó por completo al pequeño.
El sonido de las botas de Mello iba hacia la puerta. Iba con los puños apretados, lleno de ira.
Near intentó comportarse con naturalidad. -Hasta pronto, Mello.
-Tsk...- Y cerró la puerta con fuerza.
Estaba completamente excitado y la erección le dolía fuertemente.
"Jodido Nate."