Cuando la cadena soltó su cuello, la sensación de humillación lo invadió por completo. No pudo dormir, solo miraba la oscuridad con sus apagados ojos. Quizá muchos sentimientos pasaban por su cabeza, muchos pensamientos acerca de su relación con Light o, más relevante, con Kira, su enemigo... pero no hizo caso a ninguna de esas ideas e intentó seguir con la mente en blanco.
A las 9 de la mañana la luz asomaba con intensidad por la ventana. Aún notaba la presión del metal apretando su garganta. Recordaba como no se había quejado en absoluto. El último contacto que había tenido con Yagami había sido una frase de disculpa. Parecía otro cuando habló esa vez. No es que sintiera miedo con la forma violenta del castaño, pero le hacía sentir que estaba perdiendo. En esos momentos sabía que Kira ganaba y él, el famoso y gran detective, no podía tolerarlo. No podía permitir que la injusticia y la maldad vencieran.
Mientras le daba vueltas a esto, Light despertó.
Este se incorporó rápidamente y tocó el cuello del moreno. Sentía la marca que le había dejado. Notó una punzada en el pecho.
-Ryuuzaki, ¿te duele?
-No.
-Vamos al baño, tienes que aliviarte eso.
No contestó.
-Dame las llaves de esto.
L sacó de su bolsillo un par de llaves y se las entregó.
El castaño le arrastraba hasta la bañera.
Desencadenó sus muñecas y preparó el baño.
-Desvístete, Ryuuzaki.
Este obedeció, y se metió en el agua.
No dejaba de mirar a Light, porque no se sentía seguro sin tenerlo atado. El castaño lo notó:
-Cerraré la puerta hasta que vuelvas a atarme.
-Bien.
Light se sentó frente al moreno y mojó una esponja. Comenzó a frotar la espalda del detective, y con más suavidad la nuca, donde estaba la señal.
-No sé qué me pasó anoche... Yo... no quería hacerte daño.- Tragaba saliva. Le dolía la cabeza por esa culpabilidad.
-No tiene importancia.- Su voz era seca, incluso algo triste.
-Gírate.
Frotando el pecho del moreno, recordó las veces que habían tenido sexo. Sus relaciones eran completamente distintas a las que había tenido con otras chicas. Sintió el deseo de acariciar sus pezones, pero simplemente los evitó.
Ryuuzaki se mantenía con la cabeza baja, viendo las esponja deslizarse por su abdomen.
El moreno tenía en su mente tantas cosas... tantos sentimientos incontrolables, tantas sensaciones que antes de Light habían sido completamente desconocidas... Sentía ganas de hacer cosas ilógicas, y eso no era propio de él.
Estaba completamente aturdido y eso no le gustaba. Quería controlar todas las situaciones, como siempre. Odiaba que algo se le escapara.
Optó por no darle tantas vueltas, y con un par de parpadeos, firmó consigo mismo el pacto de dejarse llevar.
La esponja frenó, y se escuchó el comienzo de una palabra del castaño:
-Etto...- No sabía qué decir. Sí sabía que tenía algo que decir.
Ryuuzaki levantó la cabeza hasta mirar directamente los ojos color miel. Estiró el cuello y dio un suave y rápido beso.
La esponja cayó.