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EL MAL CAMINO por Galev

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Notas del capitulo:

Hola!!! recién salido del horno el capítulo trece de la mala suerte :)

Espero que les guste, está cardiaco jeje.

 

Gracias akatuzabe y Jonhatan-lovec por sus coments :) gracias a ustedes chicos siento que no sería buena idea abandonar la historia! 

Capítulo XIII: En puerta cerrada no entran moscas

 

En la vida existen dos tipos de personas, las que quedan atrapadas tras una horrible cortina de baño de mal gusto, arrepintiéndose de haber pensado más con su pene que con su cerebro, y las que no están tan desesperadas.

 

Galen sabía que ya era demasiado tarde para arrepentimientos, aunque justo en ese momento, su pene estaba tan retraído que parecía estarle pidiendo perdón por sus impulsos.

 

-¿A que no esperabas que tu loción te fuera a delatar?-Escuchó aterrado aquel susurro malicioso.

 

Ahora captaba que no debió de haberse puesto tanta colonia, lo tendría en cuenta para futuras ocasiones, si es que llegaba a existir un futuro para él después de eso.

 

-Ven, acércate… No te voy a hacer daño-Juraría que El Mosca utilizó un tono travieso cuando dijo esto, como si fuera un gato jugando con su presa antes de matarla.

 

El muchacho tras la cortina de baño atirantó su cuerpo, estaba tan nervioso que pensó que El Mosca podía escuchar los latidos de su corazón retumbando atropelladamente en su caja torácica.

 

-¿No te animas a venir?...-Preguntó el tipo del otro lado –Entonces déjame ir contigo…

  

Esa oración sentenció su fin. El rostro de Galen se endureció tanto que parecía el de una figura de cera, y por un instante se olvidó de respirar.

Casi podía verlo en los periódicos: “Se encontró cadáver de chico desnudo dentro de lo que la policía asegura es el baño más hediondo de la ciudad”

Hasta su obituario sonaba patético, no podía permitirse morir ahí. Al menos lucharía, acababa de decidirlo.

 

Apretó fuertemente sus puños y tensó sus músculos, subiendo su defensa. Alistándose para lo que fuera; intentaba recordar todo lo que había aprendido en sus clases de autodefensa.

En cualquier momento El Mosca correría la cortina y lo primero que él haría sería abalanzarse contra él, aplicarle el “uno dos”, seguido por un gancho al hígado,  terminando con un uppercut al mentón. Aprovecharía la conmoción para salir corriendo, tomar sus pantalones y zapatos y desaparecer de ahí para siempre.

 

Sí, sólo tenía que esperar para entrar en acción. En esa posición permaneció expectante durante unos minutos, sin embargo, El Mosca no se acercaba.

Confundido, Galen agudizó su oído con la intención de poder predecir sus movimientos.

 

Era desesperante el hecho de que del otro lado no lograba percibir nada, todo permanecía en una inquietante calma aparente…

Hasta que de repente, el denso manto del silencio fue agujereado por un jadeo, seguido por una serie de gemidos y murmullos.

 

-“¿Pero qué está haciendo?”-Pensó impaciente, tentado a mirar por el pequeño espacio abierto entre la cortina y la pared.

 

No sabía lo que estaba sucediendo… El Mosca mascullaba cosas aunque no lograba entenderle.

Inquieto, se dispuso a finalmente terminar con toda la incertidumbre.

Así, completamente aterrado, y con el corazón casi saliéndose por su garganta decidió asomarse con cautela por la abertura… pero sólo logró ver las piernas morenas de este tipo con los pantalones abajo. Por el ángulo, le era imposible ver más.

Sin pensarlo mucho, estiró un poco más su cuello, completando la imagen.

 

Quedó ofuscado por la visión; El Mosca se estaba masturbando, acariciando frenéticamente su miembro viril.

 

-Oh, sí… Chúpamela un poco más-Los murmullos comenzaron a adquirir un sentido, uno muy perturbador… Ese tipo estaba masturbándose pensando en él. Aquello sin duda resultó peor que cuando sólo suponía que quería matarlo.

 

Galen relajó su posición, deshaciendo paulatinamente su defensa, dejando que un escalofrío repentino surcara por su espina. No sabía exactamente como sentirse al respecto por esto. Aparentemente El Mosca no pensaba que realmente hubiera alguien tras la cortina, y él sólo se había convertido en una más de sus fantasías eróticas, pero un asco tremendo comenzó a invadirlo.

 

Empezaba a sentirse sofocado. Dentro de ese baño había una combinación de hedores terrible… Su propia colonia mezclada con el aromatizante barato y la pestilencia inicial del inodoro… El tipo masturbándose no ayudaba en lo absoluto.

En contra de su voluntad, Galen sintió un arqueo nauseoso que le regresó el sabor de su café a la parte posterior de la lengua, pero contuvo el vómito como pudo.

 

Su frente y espalda se habían cubierto por una delgada capa de sudor frío, que le otorgaba una sensación enfermiza.

 

-“Por favor, Melissa haz algo, por favor, cualquier cosa”-Rogó en su mente.

Pensaba que probablemente ella no tenía ni idea de la clase de fichita que era su hermano, razón por la cual no experimentaba la misma urgencia que él por sacarlo de ahí.

 

-¿Así que te gusta que te dé por el culo?... ¿mghh?-Frunció el entrecejo al escuchar nuevamente sus murmullos obscenos-Eso te enseñará a no espiarme mientras voy al baño...-El sonido de su mano sacudiendo su pene retumbaba entre las cuatro paredes.

 

Un nuevo arqueo le llegó a Galen sin previo aviso. Desesperadamente, intentó cerrar su boca lo más rápido que pudo, pero no pudo evitar que un gemido ahogado escapara de su garganta.

 

-“¡¡¿Me escuchó?!!”-De su rostro pálido como papel, escurrieron dos gruesas gotas de sudor que se unieron pendiendo de su barbilla.   

 

Cuando la gota cayó al piso, los murmullos y jadeos cesaron abruptamente, como si alguien los hubiera cortado con un bisturí, dejando el cuarto en un frío y denso silencio.

 

-¿Hola?-El Mosca se incorporó de la taza, subiéndose los pantalones.

 

La sangre del rubio cayó hasta sus pies en tan sólo un segundo.

 

-Así que no eras sólo una fantasía después de todo-Dijo este tipo al tiempo que tiró de la cadena. Galen casi podía mirarlo relamerse los labios con ese asqueroso piercing suyo-Vamos a ver a quien tenemos aquí.

 

Apretó sus puños con fuerza, tensando la mandíbula. Los ojos abiertos como un par de platos hondos revelaban el horror que emanaba de su alma al ver como lentamente la cortina comenzaba a abrirse.

 

El joven escondido solamente replegó su cuerpo lo más posible a la helada pared contraria a la cortina que se abría, con una sola frase desesperada en mente: -“¡¡DIOS POR FAVOR AYUDAME!!”-  

 

En menos de un minuto estaría ahí, frente a ese repulsivo tipo, completamente desnudo y vulnerable. -“No Dios, no... Sólo un milagro… prometo ya no ser tan estúpido…”-Tenía los ojos vidriosos, completamente invadido por el pánico; inclusive olvidó que hacía unos momentos había considerado defenderse.

 

El Mosca estaba disfrutando cada segundo de su juego, llenando a Galen de agonía. Ya había abierto más de la mitad de la cortina, y se encontraba dispuesto a abrir la parte restante de tajo.

 

-Tercera llamada, tercera llamada-Imitó burlesco-¡Que comience la función!-Apretó la cortina con la mano izquierda, preparándose. Ya era hora de correr el telón.

 

-¡¡SAÚL!!-Un fuerte grito desde afuera del baño lo sobresaltó repentinamente, deteniéndolo.  A esto le continuaron varios golpes en la puerta –¡TE BUSCAN!

 

-¡¿QUIÉN ES?!-Preguntó frustrado El Mosca. ¿Pero quién rayos se atrevía a molestarlo en su casa a esa hora? Estaba demasiado ocupado con otros asuntos que si era alguien de la banda, no dudaría en...

 

-¡ES EL LOBO!-El rostro del vándalo cambió radicalmente-¡YA SAL DE AHÍ PEDAZO DE CACA!

 

Con la cortina casi abierta, Galen distinguió al Mosca a través del espejo sobre el lavabo. Vio a este alejarse de la regadera rápidamente. Se miró en el espejo detenidamente, abrió la llave del agua sólo para mojarse un poco las manos y pasárselas por el cabello. Entonces salió del baño apresurado.

 

 

Cerró la puerta tras de sí topándose con la figura esbelta del Lobo. El jovencito se encontraba sentado en uno de los sillones verdes de la sala.

Tenía el rostro serio y su mirada fría perdida en la nada. Inusualmente sólo llevaba puesta una camiseta interior blanca manchada de sangre; las partes visibles de su piel se cubrían por cardenales sangrantes y heridas. Melissa se encontraba a su lado, revolviéndole un poco el cabello.

 

Algo andaba muy mal con el muchacho; generalmente el Lobo se alejaba de ella, pero ahora ni siquiera parecía percatarse de su presencia. El Mosca le lanzó a su hermana una mirada amenazadora. Quizá el Lobo no la había alejado de sí, pero por suerte, ahí estaba él para quitarle a la maldita harpía de encima.

Lo emperraba la idea de que El Lobo muy probablemente aún seguía enamorado de Melissa, y que esta no desaprovechaba nunca cualquier oportunidad que surgía para acercarse a él.

 

-El Lobo y yo tenemos que hablar a solas, así que píntale cabrona-Le ordenó El Mosca a su hermana, jalándola del brazo, obligándola a levantarse del sillón. Ella simplemente se deshizo de su agarre bruscamente, mirándolo a los ojos con enojo.

 

-¿Pero qué no ves cómo viene? Alguien tiene que curarle sus heridas-Exclamó Melissa exaltada, renuente a separarse de él.

 

El Mosca irguió la espalda, dedicándole una faz aterradoramente maligna: -Creo que no me di a entender muy bien cuando te dije que El Lobo y yo tenemos que hablar a solas-La tomó de la muñeca fuertemente, apretando sin clemencia su delgada extremidad, importándole muy poco si El Lobo lo miraba o no- Eso significa: desaparécete a la chingada mientras yo y El Lobo estemos aquí en la sala-Ella soltó un gemido de dolor entremezclado con un sollozo.

 

-¡Déjala!-Gritó Rommel con el ceño fruncido, obligando al Mosca soltar a la muchacha que mantenía sus ojos vidriosos.

 

-¡Estás enfermo, maldito tarado!-Una vez libre, Melissa empujó fuertemente a su hermano con odio, echándole una última mirada herida a Rommel antes de encerrarse en su habitación.

 

Después de aquello, El Mosca suspiró fingiendo agotamiento, al sentarse en otro de los sillones. En realidad estaba muy complacido por ver ahí al Lobo, ya que eso significaba que éste de verdad lo necesitaba.

No hacía falta preguntarle al chico para saber quién le había hecho tan horribles golpes. Siempre era lo mismo con él, su padre cada vez quería más dinero, y eso al Mosca le encantaba, pues lo hacía depender más y más de él.

 

-Chale… mira nada más cómo te dejó ese desgraciado-Exclamó El Mosca en un tono de voz tan suave que casi sonó dulce-Bien te decía yo que había que hacerlo desaparecer.

 

Rommel no le contestó nada, intentaba enderezar su espalda, pero un dolor agudo en las vértebras lumbares no se lo permitía. Quizá El Mosca tenía razón y ya era tiempo de ponerle un hasta aquí a su padre. Sí, por un momento pensó que sería muy agradable no tener que lidiar con él, con su repugnante comida, ni sus malditas reuniones… Aunque entonces, después de matarlo ¿qué seguiría después? ¿Acaso ir a vivir con El Mosca? como ya le había propuesto éste…

Tal vez  estaba tan golpeado que le había dado fiebre, pensó, o a lo mejor tanto golpe ya le había dañado el cerebro, porque no era posible que en serio estuviera considerando aquello… Aunque en realidad si se sentía con fiebre y no estaba muy seguro de cómo le hizo para caminar desde su casa hasta ahí, sólo que debía de estar completamente desesperado para haber terminado en ese lugar.

 

-Pero bueno, veo que al final si te interesaste en el negocio –Volvió a hablar el otro, con una sonrisa pícara en los labios, observando a su invitado que solamente le devolvió una mirada que claramente expresaba: “¿acaso tengo otra opción?” -Ah, casi lo olvido-Se levantó apresuradamente del sillón-¿Ya cenaste?

 

-No…-Respondió Rommel con apatía.

 

-Pero tienes que comer, es más, ni para qué te pregunto, deja te traigo algo-Dijo el moreno de camino a la pequeña cocina frente a ellos.

 

Confundido, Rommel lo miró marchar. No entendía la mitad de las cosas que El Mosca hacía, a veces solía ser tan impredecible.

Lo vio regresar con desconfianza, traía un paquete de botellas de cerveza y un plato de vidrio. Colocó las cosas sobre la mesa y lo invitó a degustar.

 

Sobre el plato había un par de conchas de chocolate; El Mosca parecía saber muy bien lo que le gustaba a Rommel, pese a que este último no luciera tan entusiasmado.

El muchacho le dio una pequeña mordida al pan y con una expresión recelosa le preguntó:

-¿Entonces?

 

El moreno checó en los bolsillos de la chaqueta azul que llevaba puesta y, sin demora, arrojó una pequeña bolsita de plástico hermética con un polvo de color blanco muy fino la cual cayó sobre la mesa.

 

Rommel parpadeó un par de veces con asombro, entreabrió sus labios para decir algo, pero El Mosca, quien se acercó un poco a la mesa señalando la bolsa, lo interrumpió:

-Con esto, hago en una semana lo que toda la banda hace en un mes.

 

-No mames güey ¿eso es coca? -Murmuró el trigueño con el rostro desencajado.

 

El Mosca sonrió ante su ingenuidad-Nooo güey, es harina. El gran negocio ahora es que somos panaderos-Respondió riendo con sarcasmo-Claro que es coca, imbécil.

 

-¿Estás loco, pendejo? Esto es mucho peor que lo que habíamos estado haciendo. La única razón por la que accedí a lo del secuestro fue porque dijiste que lo íbamos a liberar en una hora.

 

-Ohhpss, tú tranquilo mi lobo-Sonriente, El Mosca destapó una cerveza con el borde de la mesa, para ofrecérsela al otro-No me metería en estos pedos si no tuviera un proveedor de confianza.  

 

No hubo dialogo por un momento. El del piercing destapó otra cerveza de la cual tragaba cual agua, mientras que Rommel mantenía la vista fija en la droga.

 

-No-el menor movió su cabeza de un lado al otro-¿De qué sirve tanta lana si sabes que tarde o temprano se los van a despachar?

 

El otro chasqueó la lengua, como restándole importancia.

-Lobo-Le llamó-En serio que parece que te encanta sufrir, güey-estiró su espalda contra el respaldo del sillón y continuó hablando sin esperar una respuesta-Pocas veces se tiene una oportunidad así, y qué haces güey? ¿Te echas pa’ atrás? Yo sólo digo que por fin tienes una chanza de mejorar y todo ese pedo y que si no la agarras, güey, en serio que estarías pero si bien pendejo.

 

-Tú mismo dijiste hace tiempo que no nos meteríamos en estas mamadas-Alegó Rommel con voz muy baja.

 

-Ya te lo dije Lobo, no me metería en estos rollos si no estuviera seguro de que todo está de poca madre-El Mosca, quien terminaba de acabar con su cerveza, se disponía a coger otra.

 

-¿Y cómo estás tan seguro que no nos va a llevar la chingada? ¿eh?-Inquirió Rommel, tomando por fin un trago a la cerveza que había permanecido ahí desde el principio de la plática.

 

El Mosca se aproximó un poco a él, susurrando, como si las paredes pudieran escucharlos.

-Pss porque el proveedor que tengo no es cualquier pendejo, güey. Tenemos protección.

 

-¿Pues quién es tu pinche proveedor que estás tan confiado?-El Lobo susurró al igual que el otro.

 

-Es alguien que sabe lo que hace, tú no te apures-Respondió el del piercing simplemente-Sólo pruébala si no me crees. Neta, pruébala-Señaló cómplice la bolsilla con la cabeza-Igual y te ayuda con lo madreado

 

Rommel miró la bolsa y luego al Mosca, no lo había notado antes, pero este tenía sangre seca en los orificios nasales, y las pupilas exageradamente dilatadas –No mames güey, tú ya la probaste.

 

-A huevo, pss si tengo que saber lo que estoy vendiendo, conocer la merca-Se notaba que ya la había probado varias veces, en realidad.

 

-No güey, a ti ya te empinaron -El jovencito se incorporó como pudo del asiento-Ni madres, yo no me voy a meter en esto-Dijo comenzando a dirigirse hacia la puerta de la casa.

 

-Espera-Lo detuvo el moreno-Lobo ¿Cuál es la diferencia entre lo que hacíamos y esto? ¿Tienes miedo de morirte?-Soltó una carcajada poco expresiva e incorporándose para caminar hacia él, continuó: -¿De verdad es esa la vida que te gusta llevar? –Preguntó mirando la quemadura de Rommel- ¿Por qué vivir atrapado en esa mierda siendo tan fácil de tener todo lo que deseas? ¿Qué no quieres ser feliz? Porque sabes algo ¿qué más da si nos morimos o no? A fin de cuentas, si no le llevas la lana, tu jefe te va a terminar matando, ¿no?

 

El otro permaneció quieto, aun dándole la espalda, parecía estar considerando las palabras del Mosca.

 

-No sé tú Lobo –El del piercing se aproximó aún más al chico que no movió ni un músculo, posando una mano sobre su hombro –Pero yo prefiero tener dinero un día que ser pobre toda mi vida.

 

Tanteando la actitud pensativa del Lobo, con algo de precaución colocó su otra mano sobre el hombro contrario.

 

-Déjame ayudarte-Susurró El Mosca muy cerca de la oreja del joven, motivado por la falta de rechazo ante su íntima proximidad-Necesitas que alguien te ayude-Se atrevió a acariciarle los hombros delicadamente-A alguien que se preocupe por ti-Exhaló suavemente sobre el ángulo de su cuello, excitándose por la inmediata reacción de su piel erizada-Alguien que te quiera-depositó un pequeño beso sobre la base de su cuello-Yo nunca te haría daño.

 

El joven frente a él ensanchó sus ojos, viendo hacia ningún lugar evidente, sumido en un recuerdo lejano.

 

“Shh… Shh… Tranquilo… No te voy a hacer daño” Revivió una áspera voz casi olvidada.

Unas manos toscas recorrían su cuerpo… “no… por favor, señor” y unos asquerosos labios besaban su delgado cuello.

“Shhh… silencio, sé un buen niño” podía respirar su aliento alcohólico, mientras una de las manos se escabullía rápidamente bajo la tela de su pantalón, aprisionando sus delicados genitales infantiles.

Los rollizos dedos jugueteaban con su pene, manoseaban su escroto, y recorrían todavía más atrás.

 

-¡¡NO!!-Exclamó repentinamente El Lobo, girando su cuerpo violentamente, saliendo de su estupor. Golpeó fuertemente la cara del Mosca para zafarse de su agarre, sin siquiera darle tiempo para reaccionar ante el ataque.

 

-¡¿Qué mier…?!-El del piercing se quedó con las palabras atoradas en la boca, asiéndose con una mano su labio sangrante por el impacto, viendo como Rommel corrió lejos de él, metiéndose al baño de la casa, cerrando la puerta con estrepito-¡¡Hey!!-Le gritó confundido, siguiéndolo hasta quedar afuera de ésta-¿¡Qué chingados te pasa!? ¡Pinche madre!

 

Al otro lado, Rommel, quien ignoraba olímpicamente el enojo del Mosca -el cual seguía gritando y maldiciendo- se apresuró a levantar la tapa del inodoro, hincándose frente a la taza. Y, como si se estuviera tomando un momento para reflexionar, por unos segundos no sucedió nada, sin embargo, en un súbito arqueo, devolvió lo poco que había comido, junto a un poco de sangre y bilis.   

 

Comenzó a temblar ligeramente, seguía experimentando arqueos infructuosos, pero aparentemente ya no había nada más dentro de él que pudiera vomitar.

Y entonces comenzó a escuchar dentro de su cabeza embotada, cómo cientos de voces hablaban al mismo tiempo diciendo millones de frases que se arremolinaban entre sí. Un montón de ideas dispersas como una maraña de pelo, donde era imposible distinguir en que momento comenzaba una y cuando terminaba la otra, aunque él era capaz de entender de entender todas y cada una de estas.

 

 “¡¡NO!! ¡¡DEJALO EN PAZ!! ES SÓLO UN NIÑO!!” “¡¡NO MIRES, HIJITO!! ¡¡NO MIRES!!” “¡¡ESTÁ BIEN QUE MIRE!! PARA QUE VEA CÓMO SE TRATAN A LAS PUTAS COMO TÚ!!” “Estoy embarazada, Rommel” “Shh… Shh… tranquilo, tranquilo, es sólo un juego” “¿Mi mamá se va a poner bien verdad?” “¿Por qué te extraña tanto que alguien te trate bien?” “Me agradas ¿Tiene que haber algo más?” “¡TU MADRE YA NO EXISTE! ¡BUM, SE MURIÓ! NADIE EXTRAÑA A UNA PUTA MUERTA, DEJA DE ESTAR CHILLOTEANDO” “Me pareció que eres chido, quería tratarte” “¿qué más da si nos morimos o no?”  “Te va a gustar” “¡¡Pero qué querías que hiciera!! ¡¡Era lo mejor para los dos!!”

 

-¡¡Cállense!!-Aulló Rommel-¡¡Déjenme en paz!!-Aferró su cabeza entre sus manos, tirándose sobre el piso helado, a un lado de la regadera.

 

De haber volteado hacia enfrente, por donde la cortina se corría casi a la mitad, habría visto a Galen, que también estaba tiritando de frio, sentado a ras del suelo.

 

Galen lo había visto entrar a través del espejo del lavabo. Lo estaba escuchando murmurar frases sin sentido para él. Estaba seguro de que algo terrible le había sucedido a su amigo, se había tirado en el piso, se sostenía fuertemente la cara con sus manos como si estuviera a punto de romper en llanto, olía mucho a sangre y sus heridas se veían terriblemente dolorosas.

Pero estaba consciente que salir de su escondite probablemente era una pésima idea, que de hecho, si Rommel no lo había visto, era por puro milagro.

 

Verlo ahí tirado le hizo olvidar que tenía frío y que se sentía solo, incómodo y muy aterrorizado por el tipo allá afuera que apenas había dejado de gritar. Sólo quería salir de ahí y ayudarlo, tranquilizarlo de alguna manera. Abrazarlo cálidamente, curar sus heridas. Y lo habría hecho, de no haber sido por el maldito antedicho que todavía podía escuchar merodeando cerca. 

 

Se sentía tan impotente, solamente atestiguando su sufrimiento sin poder hacer nada para ayudarlo. Ni siquiera sabía por qué Rommel había terminado ahí, por qué había ido a ver al Mosca o por qué se encontraba en ese precario estado. Nada de eso le importaba, sólo quería poder reconfortarlo y hacerle sentir que no estaba solo. ¡Si tan sólo no fuera tan cobarde! Al menos lo envolvería con su vulnerable cuerpo… O algo, cualquier cosa…

 

Rommel por su parte, un poco más tranquilo ya, descubrió su rostro compungido. Clavó su mirada en el techo descascarado, sobre una mancha amarillenta de humedad, intentando alejar todos sus tormentosos recuerdos. Temía cerrar sus ojos, porque sabía que de hacerlo, probablemente no despertaría hasta el día siguiente, con su sueño envuelto por un manto de pesadillas febriles…

 

Si había algo que lo reconfortaba, pese a que pareciera extraño, era un aroma en el aire; una colonia exquisita que le recordaba mucho a su amigo Galen. Que hablando de él, se preguntaba cómo le habría ido en su cita con la gordinflona. Asomó una sonrisa ligera. La idea le resultaba risible; que un chico tan pequeño y delicado como lo era Galen, le gustaran semejantes hipopótamos.

 

Galen no lo sabía, y Rommel jamás lo admitiría ni aun siendo flagelado, pero desde hacía tiempo que Galen se había convertido en la persona más importante para él.      

Ya no había día que no pensara aunque fuera un poco en él, principalmente cada que tenía hambre, y aquella vez, con los amigos de éste, cuando él lo presentó como su amigo. No habría podido expresar con palabras lo halagado que se sintió, y como en ese momento pensó que no quería defraudarlo o hacerlo sentir mal como todos los demás.

 

Tal vez y ahí se encontraba la respuesta que vendría a afectar su decisión con respecto a la propuesta del Mosca.

Se levantó arrebatadamente del piso con una expresión serena. Caminó hacia el lavabo para enjuagarse la boca y refrescarse un poco el rostro, y entonces, tomando un poco de aire, abrió la puerta.

Caminó fuera del baño, encontrándose con El Mosca que efectivamente nunca se había alejado de ahí.

 

Galen lo escuchó salir, y debido a que Rommel no cerró la puerta tras de sí, le fue posible oír lo siguiente:

 

-Pero qué pedo güey ¿Qué pasó?-El Mosca le gritó a su amigo, furioso

 

-Ya me voy-Distinguió esta vez la voz de Rommel.

 

-No, no, no, ¿cómo que ya te vas?-Exclamó el otro-¿Y luego qué pedo con el negocio?

 

-Puedes meterte tu negocio por la cola, conmigo no cuentes-Dijo Rommel con frialdad, seguido del sonido que produjo la puerta al abrirse, para después ser azotada violentamente

 

-¡¡Lobo!! ¡¡No mames güey!! ¡¡Regresa!! –Esos últimos gritos estuvieron proseguidos por el ruido de la puerta nuevamente abriéndose y cerrándose fuertemente.

 

Era obvio pensar en ese momento que El Mosca fue tras de Rommel, dándole una valiosa oportunidad para poder salir de ahí. No sabía cuánto tardaría ese tipo en regresar, por lo que no había tiempo que perder.

 

Con esto en mente, se incorporó inmediatamente, pese a sus piernas entumecidas, apresurándose en salir de la regadera. Se dirigió hacia la puerta entreabierta, mirando esperanzado la brillante luz que se colaba a través de esta. No podía esperar para tomar su ropa y salir de ahí.

 

Pero todas sus esperanzas se derrumbaron cuando la puerta frente a él se abrió de golpe, revelando la silueta del Mosca que lo miró con sorpresa.

 

“¡Mierda!”

 

  

 

Notas finales:

:O toque sorpresa añadido. Podremos comenzar a decirle Bad luck Galen jejeje xD

 

Gracias por leer. Si tienen un minuto me encantaría leer críticas y comentarios :) también acepto mentadas de madre, si les parece una mierda, por qué no, tienen derecho de explayarse jajaja why not?


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