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EL MAL CAMINO por Galev

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Notas del capitulo:

Hola nuevamente! Por fin después de un mes el capítulo 14. Parece que ya se me está haciendo costumbre actualizar por mes. Les ruego me disculpen, pero la inspiración no viene tan fácil como antes, intento ponerle más calidad y eso cuesta algo de tiempo :S

Ya ni siquiera tengo un día en particular el cual actualizo... es horrible, lo sé, todo es un caos pero viendolo de otro punto de vista sería mucho peor que dejara todo abandonado así que... buuueeno... Tener el play station en casa tampoco ayuda mucho... lol

 

Ok ok, notas del capítulo::: El capítulo empieza más o menos el 7 de febrero, y viene a terminar casi entrado Marzo, osea si pasó tiempecillo entre un suceso y otro.... y bueno creo que ya.

 

 

Capítulo XIV: ¿Qué mosca te picó?

Escuchó de nuevo la puerta de la entrada azotándose y supo entonces que si existía un momento ideal para escapar, ese era aquel.

Dio un brinco fuera de la regadera, acercándose esperanzado a la entreabierta puerta del cuarto de baño, que dejaba pasar una tenue luz amarillenta a través de las rendijas.

Sin perder tiempo, sujetó la manilla, halando de esta para abrirla, contemplando como poco a poco la escasa luz que lograba penetrar comenzó a intensificarse, iluminando su níveo cuerpo helado, que clamaba a gritos por su ropa.  

Pero justo cuando pensó que el prolongado suspenso por fin terminaría, sintió con sobresalto que una fuerza ajena a él empujó la puerta con ímpetu, dejando entrar de tajo toda la luminiscencia externa, cegando sus ojos aun adaptados a la oscuridad.

 

Sin poder ver bien aún, pensó por un instante que sólo se trataba de Melissa, su ángel bondadoso que por fin lo había recordado. Lamentablemente para él, estaba equivocado. Cuando sus ojos por fin se adecuaron a la intensa luz, reconoció unos irises miel, como los de ella, con excepción de que no se trataba de ella. Esa mirada pertenecía a una temible silueta masculina, que al verlo, dibujó una mueca de sorpresa en los labios, acentuada por un brillo metálico sobre su piercing de acero.

 

“¡Mierda!” Fue esa la primera palabra que cruzó por su mente.

 

Acababa de ser descubierto, desnudo, por ese sujeto en su propia casa ¿Podría estar más vulnerable acaso? Parecía que solamente le faltó haber estado atado de pies y manos.

 

Después de su primer encuentro, en el que Galen se halló a sí mismo secuestrado, impotente ante cualquier agresión, víctima de su sadismo, podría decirse que prácticamente había desarrollado una fobia terrible hacia él. Esto se manifestaba en forma de pesadillas recurrentes, en las cuales aquel maldito volvía a capturarlo. En esos sueños Rommel permanecía estoico mientras él era torturado, disfrutando de su dolor al igual que los demás.

 

Ahora se sentía de nuevo entrando en otra de sus pesadillas, con la diferencia de que esto estaba muy lejos de ser un sueño del cual pudiera despertar. De hecho la realidad del momento mismo resultaba aterradora.

El Mosco no se notó tan sorprendido como podría esperarse, solamente lo miró como trazando sus movimientos, dibujando en su rostro una pequeña sonrisa perversa.

 

Galen ni siquiera quería imaginar que era lo que se le había ocurrido hacer al otro en ese momento, aunque cientos de ideas amedrentaron su cabeza. No había pasado mucho tiempo de que descubriera que el tipo era gay y que su fantasía sexual más reciente había sido violar al amante de su hermana, el cual por desgracia no era otro más que él.

 

-Vaya, sí que había alguien ahí adentro-Dijo el Mosca poco después, recorriéndolo con sus pupilas dilatadas, deleitado por la vista.

 

Tenía que salir de ahí, la mirada lujuriosa del Mosca no quedaría sólo en eso si lo llegaba a acorralar.

Corrió hacia él, con la intención de taclearlo y así poder escabullirse hacia la salida, pero el del piercing fue más rápido y de un fuerte empujón en el pecho, se deshizo de él en un abrir y cerrar de ojos, tirándolo contra el piso.

 

Galen comenzó a arrastrarse aterrorizado lejos de él, hasta que su espalda topó contra las baldosas frías de la pared.

Su respiración se tornó agitada, como la de un niño que está a punto de romper en llanto, al ver la manera firme en que el otro se aproximaba.

 

Éste no tardó en quedar frente a su tembloroso cuerpo. Soltó un resoplido burlesco al tiempo que desabotonaba lentamente su chaqueta-Con que te acostaste con mi hermana ¿mnh?-Espetó altivo-Que pequeño es el mundo ¿no?

 

-La última vez que nos vimos, las cosas no salieron tan bien como me hubiera gustado-Murmuró finalmente deshaciéndose de su chaqueta.

 

Al mirar esto, Galen enjutó su cuerpo, casi asumiendo en su posición una forma ovoide, temblaba incontrolablemente y apretó sus ojos con pavor. Lo mínimo que esperaba era una golpiza, aunque pensaba que seguramente eso era tener demasiado optimismo. Sin embargo, lo que sucedió después fue completamente inesperado; claramente sintió una prenda cálida que cayó sobre él.

 

Abrió sus ojos desconcertado, percatándose de que el Mosca sólo lo había cubierto con su chaqueta.

El rubio lo miró con asombro, no sabiendo a qué atenerse.

El otro lo confundió aún más al brindarle una sonrisa amable, y todavía más al ofrecerle una mano para ayudarlo a levantarse.

 

Sin entender la situación en lo absoluto, Galen lo atisbó con desconfianza. Si ese era un sueño, era el más raro y bizarro que el Mosca protagonizaba…

Pero se encontraba casi seguro de que no se trataba de un sueño, y lo peor era que sentía que estaba más que jodido.

 

No podía confiar en él, tal vez todo era parte de una trampa, pero qué más quedaba. Tomó la mano del Mosca, y este lo ayudó a incorporarse.

 

-¿Dónde está Melissa?-Inquirió el chico mortificado una vez de pie.

 

-Ni siquiera está en la casa-Respondió el otro-Sólo estamos tú y yo.

 

Decía la verdad, Melissa había salido corriendo tras de Rommel cuando este decidió largarse de ahí. Olvidó a Galen y cualquier otra cosa importante con tal de poder hablar con él nuevamente, habiendo dejado a su nuevo amante a la merced de su hermano mayor.

 

-Seguro piensas que soy un hijo de la chingada-Comenzó a hablar este último-Porque yo… sí era un hijo de la chingada…-Su mirada penetrante se clavó súbitamente sobre los ojos azules de su atónito acompañante, quien permaneció callado –Desde hace tiempo que ya no soy el mismo de aquella vez.

 

Las cosas comenzaban a ponerse demasiado extrañas ¿El Mosca estaba intentando dialogar con él? ¿Trataba de decirle que ya no era malo o algo así?

 

-Y todo gracias a tu hermano.

 

-¿Huh?-El jovencito estrechó sus ojos, ¿había escuchado bien? ¿Qué rayos tenía que ver Aarón con ese tipo? -¿Mi hermano?

 

-¿Qué tal si platicamos esto con una cerveza… y con un poco más de ropa?-Al escuchar esto último, un notorio sonrojo pigmentó las blancas mejillas de Galen.

El Mosca lo invitó a salir del cuarto de baño, siguiéndolo muy de cerca –Me imagino que dejaste tu ropa en su recamara, ¿no?-señaló la habitación, escoltándolo hasta ahí.

 

-…Sí-Respondió el chico aún en shock.

 

Definitivamente, esa no era la manera en la que planeaba volver por su ropa, aunque en su situación, podría considerarse afortunado.

 

Una vez en frente a la habitación, El Mosca lo invitó a pasar-No te tardes-Dijo cerrando la puerta tras el muchacho, permaneciendo afuera para esperarlo.

 

La luz de la pieza seguía encendida, permitiéndole vislumbrar la cama revuelta donde hacia aproximadamente una hora y media acababa de perder la virginidad.

Buscó su ropa entre las sábanas, encontrando su bóxer, uno de sus calcetines y su camiseta interior; tirados sobre el suelo se hallaban desordenadamente sus zapatos, camisa, pantalón y la otra calceta. No pudo evitar notar que la ropa de Melissa ya no estaba, ella debió vestirse para salir, lo más probable.

 

Sabía que no la conocía bien, pero desde el momento en que la vio, algo dentro de él se perdió. Ella era tan hermosa, con sus ojos grandes, bonitos y esa sonrisa brillante que expresaba tanto. Melissa era tan similar a él, viviendo con una madre que no le prestaba ni la más mínima atención, su padre que los abandonó, inclusive su hermano extraño… Y pese a todo, ella se las arreglaba para salir adelante y ser feliz…

Aunque eso no quitaba el hecho de que se sentía abandonado por ella.

 

Se sentó sobre el lecho, buscando con la mirada algún objeto que pudiera servirle de arma, en caso de que la situación con El Mosca se tornara peligrosa. Viró su cabeza hacia el buró aledaño, notando que sobre él había un hermoso portarretratos que no había notado antes, éste albergaba una fotografía de lo que aparentaba ser una feliz familia. Identificó rápidamente a la señora como su madre por el asombroso parecido que tenía con ella, sonriente abrazaba a dos niños al frente, de los cuales reconoció a una pequeña niña chimuela como Melissa, y a otro un poco mayor, serio e inocente, como quien se convertiría en El Mosca. Pero algo no encajaba en esa foto, obviamente ésta fue recortada en una esquina, lo único que había quedado de la parte perdida era una mano morena gruesa y varonil posada sobre el hombro del pequeño. Supuso que se trataba del padre de ambos.

 

Desvió sus ojos hacia el piso con un dejo de tristeza, preguntándose qué tuvo que sucederle a ese niño para convertirse en el tipo de afuera.

Prosiguió a vestirse, queriendo dejar de pensar en eso. Resignándose a salir sin haber encontrado nada con lo cual defenderse.

 

Abrió la puerta cuidadosamente. Tal como suponía, El Mosca había aguardado por él recargado en la pared.

Galen caminó lentamente hacia afuera con recelo. Tenía todavía aquella sensación de desnudez; escamado por la persona de sus pesadillas.

 

-Sí que venías elegante-Masculló el moreno como intentando romper el hielo, al tiempo que lo conducía a la cocina.

 

El menor no supo cómo contestar el comentario por lo que simplemente atendió al lenguaje no verbal del otro, que le indicaba tomar asiento sobre una de las sillas de madera, junto a la mesa de la pequeña mezcla entre cocina y comedor.

 

-¿Quieres una indio? ¿Tecate? –Preguntó el Mosca abriendo la nevera.

 

-… No… No gracias… -Respondió Galen cohibido, al Mosca quien venía ya hacia él con un paquete de cerveza. -Ya es algo tarde, creo que debería irme ya…-

 

Una sonrisa forzada se formó en sus labios perforados del moreno, sus irises color miel se contrajeron un poco, revelando unas pupilas que apuntaron directamente hacia las suyas cual rayo láser.  Soltó una impertinente carcajada, al tiempo que colocó una botella de cerveza sobre la mesa aparatosamente frente al chico.  

 

-Que gracioso-Dijo sonriente-De repente entendí que no querías tomar conmigo.

 

-… No… no dije eso-Galen sintió la amenaza palpable en sus palabras y echó la vista hacia la botella cerrada sin saber qué hacer.

 

-Oh, sí, casi lo olvido-El otro tomó de nuevo la cerveza, que abrió esta vez utilizando una navaja que sacó de su pantalón, ofreciéndosela de nueva cuenta –No puedes tomar si está cerrada, ¿verdad?-Rio un poco, abriendo una botella para él.

 

Galen recorrió la mesa con su mirada, finalmente decidiéndose a tomar un trago de su cerveza, saboreando un gusto inesperado, él había probado algunos otros tipos de bebidas alcohólicas, pero nunca una de sabor tan amargo y extraño; no le agrado, aunque tampoco le desagradó del todo.

 

-Se ve que nunca habías le habías entrado a la chela-Le dijo el moreno, agradado por la inocencia de su acompañante –La primera vez que la probé, tampoco se me hizo la mamada. Bueno, tenía seis años, y a raíz de ahí chupaba junto con mi papá. Mi jefe me enseñó a tomar, a fumar, él me enseñó a dar trancazos… -Se detuvo un momento, para tomar otro trago y subir una pierna sobre la mesa.

 

Tomando nuevamente de la botella, Galen enfocó sus ojos en El Mosca, se miraba serio como en aquel retrato. Pensó por un momento que el padre del Mosca y Melissa sonaba un poco como al suyo. Un hombre que le enseñó a fumar habano, degustar bebidas finas, comportarse como un caballero e inclusive hasta un poco de pugilismo.  

 

-Pero también me enseñó la otra cara de la vida… Me enseñó a coger con putas desde los nueve; cada sábado me llevaba a un burdel, estaba orgulloso de su hijo, y yo le decía que me gustaba… pero la verdad odiaba ir ahí… También me llevaba a ver las peleas de perros… Y a partir de los once me metió en su banda… Hacíamos cosas horribles ¿sabes? pero él era mi padre después de todo ¿no?

Mi mamá y Melissa no sabían lo que hacíamos… Según ellas mi padre era guardia de tiempo completo, así que si llegaba golpeado o algo no se les hacía raro, él siempre podía echarle la culpa a alguna pelea que había adentro… -Suspiró con melancolía-De hecho sí era guardia de un supermercado, pero sólo medio tiempo. Mi jefe me decía que si sólo se atuviera a ese salario, toda la familia estaría en la calle… Y no tiene sentido ¿verdad? Porque luego se fue… Y cuando lo hizo mi mamá y mi hermana quedaron destrozadas… Ellas no sabían quién era él en realidad, pero yo sí y me alegró saber que ya no tendría que soportar más esa vida, según yo…  Porque mira nada más donde fui a caer…

Al principio solamente éramos mis amigos de la escuela y yo intentando sacar dinero para nuestras casas y así, pero una cosa llevó a la otra, hasta que llegó el momento en que realmente pensé que esa era la única manera  de conseguir las cosas que valían la pena… pero estaba equivocado… fue tu hermano quien llegó a abrirme los ojos…

 

-¿Mi hermano? ¿Cómo es que conoces a mi hermano? -Inquirió Galen, intrigado ante la mención de éste.

 

-Pues… Porque él fue el que nos ayudó, a mí y a muchos de la banda.

 

-¿Ah? ¿Cómo que les ayudó? ¿De qué estás hablando?

 

-Ja –Exclamó el moreno –Cómo si no lo supieras.

 

-… No…-Murmuró el chico confundido-No lo sé

 

El Mosca lo miró incrédulo, arqueando una ceja, sonriente: -¿Cómo esperas que crea que no sabes que tu hermano es…? –Se detuvo abruptamente, estrechando un poco los ojos para mirarlo con cautela –Espera... –Murmuró-Ya sé lo que intentas hacer-Señaló varias veces a Galen con su dedo índice, como percatándose de algo obvio –Chico listo, por poco caigo...

 

Galen quedó entonces peor de confundido que antes, pensando en que todo eso de su hermano carecía completamente de cualquier pizca de sentido. ¿Qué tenía que estar haciendo Aarón ayudando a tipos como El Mosca o su banda?

¿Acaso conocía tan poco a su hermano que él podía ser la próxima madre Teresa de Calcuta ayudando a vándalos a enderezar su camino y él ni cuenta? ... ¿Qué había del tatuaje o la pistola?

 

Tal vez todo el tiempo su familia, él incluido lo habían satanizado, cuando Aarón lo único que estaba haciendo era intentar congeniar con vándalos para poder ganarse su confianza... Y hacer una obra tan noble como Jane Goodall, aquella naturalista inglesa que convivió con monos ayudándolos a subsistir. Obviamente la labor era tan peligrosa que si quería llevarla a cabo debería de ocultársela inclusive a su familia.

 

-El secreto está a salvo conmigo, tu calm down-Le informó el del piercing-Por cierto, soy Saúl-Agregó al notar a Galen un poco más relajado.

 

Éste sonrió todavía un tanto nervioso –Yo soy Galen.

 

-¿Neta?-Soltó en tono burlesco-Nahh, yo te seguiré diciendo güerito.

 

-Creo que estaba equivocado con respecto a ti…-Comentó el rubio.

 

-Seh, pero pss ya, borrón y cuenta nueva ¿no?-Le dedicó una media sonrisa-¿Y entonces?-dijo pícaramente-¿Mi carnala te quitó lo virgencito?

 

Un intenso sonrojo se instaló en el rostro del aludido ¿tan obvio era que jamás lo había hecho con nadie? -… S… Sí... supongo…-

 

-¿Sabías que un hombre nunca deja de ser virgen?-Comentó el moreno-Sólo hasta que otro hombre se la mete-Lo miró con complicidad.

 

Y cuando Galen lo atisbó trastornado, Saúl desvió los ojos bruscamente-Bueno, eso es lo que dice la gente-Rectificó, mientras que el menor sólo pensaba que él jamás había escuchado algo remotamente parecido-Por cierto ¿qué te pareció mi obra?-Cambió de tema sin dar más explicaciones.

 

-¿Cuál obra?-Preguntó el otro, no pudiendo evitar recordar al Mosca masturbándose en el baño.

 

-¡Ohpss! ¿Cómo que cuál? Si seguro la viste cuando llegaste-Le dijo éste levantándose aprisa de la silla-Ven, vamos pa’ fuera.

 

El más joven lo siguió y ambos cruzaron la puerta de la calle, quedando frente al grotesco grafiti de antes.

 

-¿En qué piensas cuando lo ves? –Preguntó el Mosca alzando el rostro, orgulloso de su trabajo.

 

-… Pienso… ¿en cerdos?-Contestó Galen inseguro, temeroso de responder que le parecía repulsivo.

 

-No güey eso no, sin miedo, ¿qué te hace sentir? Así neta-Exclamó el moreno con entusiasmo, mirando hacia el grafiti.

 

Ahí seguía esa cabeza de cerdo, estampada en la pared, sus ojos muertos semejaban estarse clavando en su alma, escudriñándola. La lengua viscosa protruida hacia afuera, como parte de un horrible reflejo postmortem. Todo cobraba sentido ahora, había tantas cosas que había pasado por alto la primera vez que lo miró; tal era aquella mano de mujer que se encontraba debajo de la cabeza como sosteniéndola, o más simbólico aún: un collar de perro destrozado justo a un lado del cerdo; decía algo en la placa, aunque no lograba distinguir las letras.

 

Llegó a una teoría con respecto a la pintura. Todo era parte de un simbolismo bizarro; una mujer parecía enaltecer al cerdo, y éste era repugnante por sí sólo, miraba fijamente a su observador como si estuviese intentando meterse dentro de él, hiriéndolo desde lo más profundo. La lengua lasciva daba la sensación de querer tocarte, ensuciarte. Y ese collar de perro, seguramente sólo era la prueba de la esclavitud abandonada, la libertad.

 

Miró a Saúl con asombro –Creo que me hace sentir miedo y tristeza por un lado… pero por el otro-Galen se tomó un momento para encontrar la palabra adecuada -…Me reconforta.

 

El Mosca sonrió ampliamente, y exclamó:-Sabía que lo entenderías güerito-asintió con la cabeza-Te ves listillo.

 

-… Gracias

 

-Si te fijas, no pinté moscas alrededor de la cabeza… Quise dar a notar que hay cosas tan repugnantes que ni las moscas podrían comerlas…

 

Ambos permanecieron pensativos un momento, contemplando la pared. El canto de los grillos al fondo en la oscuridad le otorgaba a la escena cierto dejo de serenidad.

Las estrellas resplandecían en el cielo, centelleando cuales ojos de la bóveda celeste y  la luna tenía la forma de una sonrisa traviesa.

 

-… Es brillante-Admitió el rubio, pensando en que él jamás habría podido realizar algo tan complejo.

 

- Pero esta obra no sólo se trata de mí. Cada vez que salgo de esta casa, veo eso y recuerdo que todavía hay alguien ahí afuera a quien tengo que ayudar…

 

“Ese era el significado literal del collar” pensó Galen, maquinando que quizá de acercarse más a la placa de éste, podría leer el nombre de esta persona.

 

-Nos estaremos viendo “güero”-Escuchar de nuevo la voz de Saúl lo sacó de sus conjeturas-No es bueno para alguien como tú estar a estas horas por aquí.

 

Serían cerca de las doce cuando el Mosca pronunció estas palabras que habían dejado abierto un candado de opresión dentro de su pecho. Casi no podía creerlo, Saúl lo había dejado ir intacto.

Giró su cabeza hacia su acompañante y asintió ansioso, no podía esperar para ponerse en marcha hacia la vecindad.

 

-Tengo muchas más obras en las paredes-Mencionó el moreno, que aun sostenía su botella por el cuello –Te aseguro que sabrás que son mías cuando las veas-Llevó su cabeza hacia atrás llevándose la cerveza a los labios con actitud despreocupada-Tal vez te asalten por aquí-Le dijo como si nada, dándole la espalda para entrar a su hogar nuevamente-Sólo diles que conoces al “Mosca”-Fue lo último que le dijo levantando perezosamente su brazo, moviendo la palma de su mano abierta a modo de despedida, para finalmente entrando a la morada, cerrar la puerta tras de sí.

 

Ese comentario no resultó en lo absoluto alentador, por lo cual decidió retirarse de ahí lo más rápido que sus piernas se lo permitieran, claro no sin antes saciar su curiosidad respecto a lo que estaba inscrito en el collar.

Se acercó rápidamente a la pared del grafiti, volteando hacia atrás, nervioso de que el Mosca decidiera retractarse, encontrándose aliviado de ver la puerta cerrada.

 

Entonces observó claramente que la placa del collar de perro tenía la forma de un corazón, y en su interior sólo llevaba escrita la palabra “S&R”. Supuso que la “S” por Saúl. Pero obviamente no tenía idea del nombre de la otra persona, así que sólo dejó morir el asunto, encarrilándose rumbo a su casa.    

 

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Saúl se recargó pesadamente sobre la puerta de su casa, dejando escapar un suspiro de entre sus labios tensos. Su rostro se contrajo en una mueca furibunda, clavando sus ojos como un par de cuchillos al fondo del pasillo angosto frente a él.

Tomó un trago de cerveza bruscamente, llevando su mano libre por sobre su abdomen, conduciéndola hasta su miembro duro, que comenzó a masturbar con urgencia.

Y entonces cerró sus ojos recordando la imagen del chico desnudo que acababa de retirarse.

 

Le fue tan difícil controlarse todo el tiempo que el “güerito” estuvo allí con él, lo único que pensaba era lo fácil que habría sido para él forzar su cuerpo, tirarlo contra el suelo y comenzar a violarlo, hacerlo pagar por habérsele escapado de las manos y por haber golpeado a Lobo.

Sólo que había un pequeño detalle que era lo suficientemente fuerte para detenerlo.

 

Con sus ojos aun cerrados revivió un hecho relativamente reciente. Había ocurrido no muy lejos de ahí, dentro de uno de los recovecos de la privada donde vivía.

Era un callejón sin salida, donde se disponía a desplegar sobre la pared del fondo una imagen recurrente en sus sueños. Tenía las latas de pintura regadas por el piso y con una en mano, comenzó a hacer unos trazos cuidadosos.

Relajado concentró toda su alma en la nueva creación de su subconsciente, sin percatarse del entorno a su alrededor.

 

Apenas terminó su obra, la observó orgulloso, deshaciéndose del sudor en su frente con la manga de su chaqueta.

 

Pero antes de que pudiera seguir admirándola, fue sobresaltado por el sonido de unos aplausos que provenían tras su espalda.

Violentamente viró su cuerpo en dirección a estos, encontrándose con un adolescente de su edad aproximadamente, alto y delgado, moreno claro de cabelló castaño que aplaudía lentamente, atisbándolo con unos ojos marrones penetrantes y una sonrisa cansina.

 

-Realmente impresionante-Le dijo con cierto tono desagradable, mirando la obra-¿Quién diría que una mierda seca como tú poseería este tipo de talentos?

 

-¡¿Y tú quién chingados eres?!-Exclamó molesto-¡¿Qué chingados te importa?! ¡No sabes a quién le estás hablando!

 

-Shhhhh ¿Por qué tan molesta, perra?-El otro intensificó su sonrisa y con un gesto adusto, tronó las vértebras de su cuello –Te llamas Héctor Saúl Callejas Torres y vives en el número quince de esta pocilga, tu padre los abandonó, tu madre lava ropa en La Merced y tu hermana trabaja en la zapatería junto al arcade de la Alameda, no hiciste la prepa, y a duras penas terminaste la secundaria con un promedio mediocre; no eres muy brillante realmente. Eres un simple líder de una banda de robacoches, al que le apodan “El Mosca”-Aspiró y soltó con fuerza el aire en sus pulmones- Creo que sé exactamente con quien estoy hablando. Me parece que eres tú el que no sabe con quién está tratando.

 

-¡¿Quién eres?! ¡¿Cómo es que sabes todo eso?!-Escuchar su vida de los labios de esta persona había sido suficiente para crisparle los nervios.

 

-No. ¿Cómo es qué tú conseguiste mi número? –Interrogó el otro sin cambiar su helado semblante-¿Y cómo sabías que él era mi hermano?

 

La última pregunta conmocionó al Mosca. A esas alturas era innegable de quien se trataba; era tal como siempre lo describían; atractivo, pero más intimidante que otra cosa.    

 

-¿Eres… el Chacal?-Balbuceó

 

-¡¡SHHHH!! ¡¡ESO NO FUE LO QUE TE PREGUNTÉ!!-Le gritó furioso, cohibiéndolo aún más -¡¡RESPONDEME!!-El rostro de este pareció desfigurarse por un instante.

 

Asustado, el vándalo dio un paso hacia atrás, moviendo su cabeza hacia los lados, sin parpadear: -¡S-¡Sólo conozco demasiada gente!! ¡¡Es todo!!

 

El Chacal afiló aún más su mirada, soltando una risa apagada –Vaya, ¿debería sentirme halagado de que hasta una caca como tú sepa de mí?

 

Saúl miró hacia la calle, notando no muy lejos una camioneta color plata de vidrios polarizados, estacionada frente a la cerrada.

Tragó saliva, temiendo que no tardarían en acabarlo.

 

Entonces, suponiendo que sus siguientes palabras probablemente serían las últimas, se armó de valor y dijo con fuerza: -Pues creo que no eres tan vergas entonces como crees.

 

Dicho esto, las cejas del Chacal se alzaron con fingido asombro –Tienes huevitos-Masculló-Me agrada-Saúl lució confundido –Por eso vine a traerte una propuesta.

 

Los ojos miel se abrieron sorprendidos. No supo cómo reaccionar siquiera, estaba seguro de que moriría.

 

-¿De qué se trata? –Preguntó receloso.

 

-Necesito a alguien que distribuya en esta zona, tú sabes, alguien de confianza-Dijo el Chacal sacando del bolsillo de su pantalón un paquetito sellado que arrojó hacia el otro joven, quien habiendo atrapado aquello, lo miró con asombro -No soy muy exigente-Espetó-Lo único que no soporto es la traición.

 

-Aunque algo me dice que tú no serás tan tonto-El Chacal miró hacia el suelo, a una bolsa negra de basura que yacía ahí desde el principio, finalmente pateándola con fuerza-Como él…

 

Horrorizado, Saúl contempló la bolsa caer como en cámara lenta, dejando al descubierto la palma de una mano mutilada, y un cauce de sangre que comenzó a correr lentamente hacia ellos….

 

El Mosca terminó de recordar aquello con un rostro abrumado, sintiendo como la erección entre sus manos desaparecía rápidamente.

 

-¡¡Pinche madre!!-Exclamó frustrado-¡¡Total, no me puedo venir!!

 

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Las nubes en el cielo se movían calmadamente, cubriendo con lentitud a la pequeña porción de luna que alumbraba una calle obscura, en la cual sólo un mísero arbotante había sobrevivido al vandalismo del barrio, centelleando una luz ambarina que se filtraba a través de la ventana de una casa ruinosa.

Adentro, del otro lado, una polilla café común y corriente intentaba llegar hacia el foco, infructuosamente una y otra vez, estampándose contra el mosquitero, produciendo un golpeteo ruidoso que se esparcía por todo el cuarto.

 

Este era un lugar caliente -algo lógico considerando que recibía los rayos del sol la mayor parte del día- también era pequeño, con poco espacio para caminar entre un montón de cacharros, como: botes de pintura, radios y muebles rotos, una vieja lavadora, pilas de periódico, las partes de una bicicleta, cajas de cartón, latas de aceite y muchas otras cosas.

 

Había un catre también, en el cual se encontraba un muchacho que dormía pesadamente. Estaba tan cansado que no escuchó ninguno de los cientos de timbrazos del celular a un lado suyo.  El aparato hacía vibrar la superficie de madera de aquel mueble podrido sobre el cual se hallaba, encendiendo intermitentemente su pantalla verde en la que se leía con letras grandes “Galen”.

 

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Del otro lado de la línea, resignado, Galen dejó de insistir en marcar, esperando que su amigo estuviera bien.

 

Eso pensó también al día siguiente, y al siguiente, cuando le llamó con la excusa de saber si éste planeaba volver a su casa para comer, solamente topándose con un maldito mensaje pregrabado que anunciaba que ya no existía más el número al cual marcaba.

 

Así, día tras día, no perdía la inútil costumbre de marcarle al menos una vez…

 

Pero la vida sigue, y Galen también continuó con la suya, volviendo a hacer lo que hacía antes de que todo lo diferente invadiera su vida, o en otras palabras, antes de conocer a Rommel.

Caminar solo por la Plaza de Armas, admirando la belleza de las bancas pintarrajeadas por los grafiteros, el sutil aroma del excremento de ave cerca de las estatuas del edificio de correo. La vieja y descuidada Alameda Central, con sus característicos vendedores ambulantes, que deambulaban por los senderos llevando sus galeras de elotes y fresas con crema.

 

Pero cierto viernes once, lo diferente comenzó a instalarse poco a poco en su vida nuevamente, cuando pensó que sería buena idea comprar un elote tatemado. Pues como salido de una película sobre el destino, volvió a encontrarse con la diosa de ojos miel que había poseído él aquella noche infame. 

 

Melissa no tardó ni diez minutos en volverlo a enganchar con sus dulces palabra y gestos, con sus caricias y besos. Y a partir de esa tarde en delante, terminó, sobre el piso de la sucia bodega de la zapatería donde ella trabajaba, haciendo lo que Galen suponía era hacer el amor.

 

Y cuando dos personas hacen el amor tanto tiempo, es lógico pensar que el día del amor y la amistad es como un aniversario. Por esa razón, casi inocentemente, el muchacho decidió convertirla en su novia aquel catorce de febrero. Con globos, rosas, poemas, palabras y cartas que suponía ella apreciaría.

 

Se le veía feliz al lado de ella. Reía mucho, o al menos fingía hacerlo. Galen había descubierto que la mejor manera de mantener a Melissa contenta era darle detalles de vez en cuando –bastante seguido-, en realidad diario… por lo que cuando por fin el gobierno autorizó su beca escolar y recibió el primer pago, no dudó en comenzar a gastar su dinero en ella.

 

Zapatos, bolsos, ropa, cenas románticas, todo lo que su amada Melissa deseara. Su sentido común le decía que debería de guardar ese dinero para su escuela, pero su sentido común seguro lo habría mantenido virgen hasta los cuarenta… Suponía que ya tendría tiempo para ahorrar después.

 

Ahora no estaba solo, tenía con quien hablar toda la tarde, o bueno, al menos escuchar. Melissa era todo lo que cualquier chico de su edad pudiera desear: ardiente, hermosa y terriblemente ninfómana, pese a que también muchas veces fuera demasiado creída, sofocante e intransigente.

 

Temía admitir que no era del todo feliz. Había ocasiones cuando salía con ella que pensaba que extrañaba a Rommel; y es que él siempre fue más divertido, comprensivo, noble, cálido, tolerante, discreto, agradable, fácil de entender y/o complacer… ¡Sólo tenía que darle una concha de chocolate y estaría contento todo el rato!... Ni siquiera tenía que ser una concha muy buena… La única diferencia era que Rommel no podía ser su novia, o tener sexo con él…

 

Si tan sólo existiera la versión femenina de Rommel, y obvio claro ésta le hiciera caso, podría decir que el mundo sería perfecto.

Pero para su mala suerte no existía la chica Rommel, y aparentemente el Rommel original había desaparecido… Tal vez había encontrado a otro tonto que le diera de comer, o tal vez algo de verdad malo le había sucedido, aunque conociéndolo, suponía que se trataba de lo primero…

 

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“Hola, dirás que cómo molesto, ¿no? Pero, ya van como 3 semanas que no sé nada de ti y bueno, al menos podrías decir “hola” o algo…” El muchacho comenzó a escribir el contenido de un mensaje en su celular; no se leía tan bien como lo había pensado en su mente, parecía un reclamo, y de verdad no quería que sonara así…

 

Borró el mensaje al tiempo que su tía se despedía de él para ir a su rosario. Dejándolo solo en casa, pensando en una mejor manera de escribir el texto.

 

-“Hola Rommel ¿Por qué ya no has venido? Te extraño…”- No, definitivamente no…

 

Volvió a borrarlo todo, dejando esta vez el celular sobre la mesa de la sala, donde se encontraba; suspiró frustrado. Había quedado de ver a Melissa a las siete y todavía ni siquiera se había cambiado el uniforme de la escuela; también tenía que hacer un trabajo de Literatura…

 

Sin entusiasmo alguno, acercó su mochila para sacar el libro, disponiéndose a empezar con sus obligaciones. Pero antes de que pudiera hacerlo escuchó el timbre de la casa sonar.

 

Se dirigió con pesadez hacia la puerta, pensando que se trataba de su tita a la cual se le habían olvidado las llaves adentro de la casa -no era extraño que sucediera-. Por eso mismo, esperando encontrarse con ella, ni siquiera se asomó por la mirilla cuando ya estaba abriendo… Sin embargo, para su sorpresa, no fue a su tía a quien se encontró afuera.

 

-Qué onda-

Notas finales:

Gracias por leer, me gustaría ver más comentarios porque si animan. Luego uno dice: nahh ni para que me apuro en escribir, nadie lo lee... o a nadie le gusta, etc...

 

Gracias a sus comentarios, mis unicos dos lectores :)  Akatuzabe y Johnatan-Lovec

 

En fin espero les guste. Gracias por la paciencia, verán que el proximo capítulo va a ponerse buenisimo.!!

 


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