Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL MAL CAMINO por Galev

[Reviews - 365]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, ya entré a la escuela y está cañon escribir con tanto trabajo u.u pero aquí les dejo el tercer capítulo, que espero que les guste.

Si tengo que poner alguna advertencia sería que hay malas palabras.

Capítulo III: La magia no existe

A la mañana siguiente, apenas despertó se levantó apresurado, como un niño la mañana de navidad, corrió a la cocina saludando feliz a su tita que preparaba el desayuno y a su mamá que acababa de levantarse. Después de toda la locura de ese mal sueño, se sentía realmente agradecido de tener a su familia sana y salva, y que su hermano no fuera un asesino violador.

Aquel día, era domingo y su mamá no iba a trabajar, era el único día que podían desayunar, comer y cenar todos juntos, por eso le gustaban los domingos.

Su tía Adelita les preparó a todos un jugo de naranja, huevo revuelto y pan tostado con mantequilla. Seguro por el buen olor del desayuno, al poco rato Aarón también se unió a la mesa. Claro que sus ojeras y golpe en la mejilla no pasaron desapercibidos, volcando toda la atención de su mamá en él, que comenzó a cuestionarle por su deplorable estado.

 

-Me asaltaron anoche –Dijo él simplemente.

-¡¿Qué?! ¿Por qué no me despertaste? –Le cuestionó su madre muy preocupada, examinándole aquel mal golpe que tenía en la cara.

-Ya jefa, no la quería preocupar, es todo-Contestó su hermano.

 

-¿Y qué fue lo que te quitaron?-Le preguntó Galen a Aarón, dirigiéndole la palabra por primera vez en el día, ligeramente preocupado de que fuera el celular que su mamá le acababa de comprar, un Nokia 3210 al que su hermano le había cambiado la caratula original por una roja.

Obviamente su mamá primero le compró un celular a su hermano que a él… Pero, ese era ya un punto muy aparte.

 

-Nada, me les pelé –Contestó su hermano con una sonrisa de satisfacción.

 

-Pero mira nada más como te dejaron, te he dicho que no llegues tan tarde –Le dijo su mamá.

-Ajá-Respondió él.

-Sólo te lo digo por tu bien, hijo… Aquí no es como en la otra casa, que todo estaba muy seguro… Aquí hay mucho vándalo, mucho ratero.

-Sí-Contestó fastidiado.

-Y avisa donde andas, si vas a llegar tarde, ¿si no pues para qué te compré el celular, hijo?

-Pues ni saldo traigo-Dijo su hermano como si nada.

 

Por un momento Galen dejó de prestar atención a esa conversación para divagar, pensaba en que era cierto que vivían en una colonia algo peligrosa,  en la noche si había muchos asaltos, y su hermano al ser tan amante de llegar de madrugada, también estaba expuesto, tal vez por eso cargaba el arma, como una medida de protección extra. Al pensar esto, se sintió más tranquilo, aunque el temor no desapareció del todo.

 

Al terminar de desayunar, su mamá salió a comprarle una tarjeta de saldo a Aarón, su hermano también salió “que con unos cuates”, mientras que su tita fue a misa de nueve. Galen vio que era el momento preciso para irse él también. Esta vez, dejó una nota pegada al refrigerador que decía: “Voy con unos compas a la alameda, regreso al ratillo”

Sacó rápidamente la mesa de bajo su cama, así como todo los necesario para el negocio, ya se la sabía.  Pero además tomó el gas pimienta, llevándolo en la bolsa de su chamarra.

 

Afuera la temperatura estaba muy agradable, el cielo muy despejado, por lo que había mucho sol pero soplaba una brisita fresca. Al llegar a la plaza de armas, esta lucía especialmente llena de gente. Al poner en la mesa su mercancía, la gente comenzó a comprarle, como ya había dicho antes, era como magia. En especial eran los niños chiquitos los que arrastraban a sus papás a comprarle dulces, algunos jóvenes compraban papas, algunos pedían cigarros, realmente debía ir a comprar….

Ese era el lugar ideal para vender, todo mundo lo veía, estaba cerca del quiosco, y a un lado de las bancas, lejos de la peste de los basureros ¿Cómo es que a nadie se le había ocurrido poner un negocio ahí?

Todo parecía tan fantástico, pero pronto descubriría el por qué…

 

Fue casi a las tres, cuando un joven moreno con un piercing en el labio se acercó para preguntarle por cigarros, cuando él le dijo que no, entonces él contestó algo extraño: “pero me imagino que si traes tu moche ¿no?”

 

-¿Perdón?-Preguntó confundido.

 

-Ya sabes, tu moche, lo que nos toca–Exclamó este tipo en un tono que Galen percibió ligeramente agresivo.

 

-No te entiendo –Contestó Galen, notando que cuatro tipos más, bastante mal encarados, rodearon su puesto. Llevaban cadenas y navajas, en ese momento, sintiéndose bastante intimidado, entendió de qué se trataba todo eso.

 

-¿Ahora si me explico?-Le dijo este tipo acercándosele un poco al rostro, dirigiéndole una sonrisa sarcástica.

 

Volteó alrededor, intentando encontrar ayuda pero  se percató angustiado de que las personas pasaban de largo, fingiendo no ver nada. Eran muchos y sabía que no podría ganarles así que pensó en gritar por ayuda, pero en eso, sintió como alguien se le acercó por detrás y apoyó un objeto afilado, metálico en su espalda, casi a altura de sus riñones, esta sensación, lo hizo enderezar la columna vertebral.

 

-Aquí todos somos amigos, nadie tiene por qué gritar–Le dijo en un tono burlón el tipo del piercing, que parecía ser el jefe de la banda. Galen tragó saliva, asintiendo nerviosamente.

 

-Mira, te la voy a poner simple-Dijo- Eres nuevo por aquí, por lo que hay te va el teje y maneje. Este es lugar nuestro, si vienes a vender, nos das nuestra parte.

 

En ese momento, Galen, sintiéndose impotente, sólo con el movimiento de sus ojos, inspeccionó a los alrededores para ver si no había más vándalos. Para su alivio no vio a nadie más, también miró rápidamente a sus agresores, notando que uno de ellos era el chico de la cicatriz en la ceja…

“¿Qué estaba haciendo ahí?... Así que a esto se refería cuando me dijo <cuidado>”  Pensó.

 

-… Y… ¿Cuánto quieren? –Preguntó Galen  rendido.

 

-Pss como eres nuevo, mil –Declaró este sujeto, sin pensarlo ni un poco.

 

-¡¿Qué?! Pero entonces no me va a quedar nada –Exclamó Galen indignado.

 

-Pos ese no es mi problem, bato,  aquí aflojas o aflojas –Le informó este tipo descaradamente.

 

-Ahorita no traigo los mil, te puedo dar lo que he sacado, na’ más que quítame a este wey –Le dijo Galen en un tono de vencido, refiriéndose al tipo que tenía atrás.

A lo cual el jefe hizo un movimiento con la cabeza y el tipo se apartó uniéndose a los otros mirándolo con recelo.

 

Galen metió la mano en su bolsillo, para sacar el dinero, y sin pensarlo dos veces en vez de este, sacó el spray de pimienta y lo apuntó hacia la cara del jefe disparando. Luego, con la adrenalina fluyendo ardiente por sus arterias, apuntó al tipo que estaba detrás de él originalmente y presionó el spray. La expresión en la cara de ambos tipos, cambió radicalmente a una de dolor y desesperación, también tosían enérgicamente.

 

De inmediato, tomó la parte de debajo de la mesa donde estaban sus dulces, y con fuerza la arrojó hacia enfrente, golpeando a los tipos que estaban ahí, ganando valiosos segundos de tiempo, para escapar. Entonces corrió y corrió, como alma que llevaba el diablo. Sin importarle nada más, detrás de él escuchó una voz áspera que le gritaba: -¡¡Hijo de la chingada!! ¡¡¡Te las vas a ver negras!!!

No sabía si lo estaban o no siguiendo, pero no se detendría a averiguarlo, paró hasta que llegó a un supermercado, a unas buenas diez cuadras de ahí, y donde no había rastro de ellos.

 

Tardó mucho en recuperar el aliento, lo que acababa de suceder se le hacía tan abstracto como un cuadro de Salvador Dali, aún no se creía lo que había hecho.  

En ese momento supo que el negocio estaba acabado, había dejado en la plaza todas las cosas, incluido su cuchillo y tabla de picar, de lo cual de seguro le pedirían cuenta en su casa. Se sintió tan desdichado, y a la vez tan estúpido de haber pensado que las cosas eran tan fáciles, pero sobre todo muy enojado consigo mismo, por sentirse tan impotente.

Sentado en la acera de en frente del súper, apretó sus puños fuertemente, y dijo con voz encolerizada: -¡Hijos de puta!

 

Pasadas dos horas, sabía que no había llegado a comer, y que llegando a su casa, se toparía a su molesta madre y una comida fría. Algo positivo, ya no tendría que cargar la mesa, pensó con desanimo, y casi seguro de que las cosas se habían calmado ya por sus rumbos, decidió regresar.

 

Con la desgracia sobre sus hombros, las cuadras que en menos de diez minutos había avanzado corriendo, las sintió increíblemente largas. El sol no le parecía que estuviera tan brillante ya a esa hora, así como su suerte. Pero estando a menos de una cuadra para llegar a la vecindad, sintió repentinamente un fuertísimo golpe en la nuca, como si lo hubieran golpeado con un tubo de metal e inmediatamente sintió como su vista se cubrió con múltiples puntitos de colores, pero un segundo  antes de que estos se volvieran negros y cayera inconsciente, solamente escuchó detrás suyo una voz familiar que le decía: -Te dije que te las ibas a ver negras, “güerito”-

Notas finales:

Espero les haya intrigado, porque lo que viene se va a poner bastante bueno. Nos vemos! :)

PD: Reviews plis, comentarios, criticas, sugerencias, son bien recibidas! :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).