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EL MAL CAMINO por Galev

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Notas del capitulo:

Ola k tal, decidí agregar de una vez este capítulo que me gustó mucho como quedó y espero que igual a ustedes.

Advertencia: groserias, un poco de violencia y tortura.

Capítulo IV: El bueno, el malo y el feo

Comenzaba a recuperar la consciencia, tenía un intenso dolor punzante en la nuca que le recorría hacia la mandíbula y al lado derecho de su cabeza. Estaba  sentado en una maciza silla de metal, amarrado de pies y manos a esta con unos mecates viejos y vendas, tenía algo en su boca, como una mordaza improvisada con un trapo. Sentía los miembros acalambrados, especialmente sus brazos, que estaban detrás de la silla, con unos nudos estrechos e incómodos.

Abrió sus ojos pesadamente, formándose ante estos, la imagen del interior de un horrible cuarto de paredes descascaradas que dejaban ver la construcción de adobe sucio. Tenía un techo alto, que parecía estarse cayendo a pedazos, apenas sostenido por unas bastantes deterioradas dalas de madera, en medio de este, había un viejo socket que albergaba un simple foco apagado. Casi a un lado, una ventana clausurada con aglomerado apenas si dejaba pasar unos débiles rayos de sol que iluminaban tenuemente la habitación y hacían posible distinguir el color amarillo de los azulejos del piso tan antiguos, como la fundación de la ciudad misma.

Recargado en la pared continua a donde él estaba, sobre el suelo, estaba un chico sentado… Esa chaqueta verde militar, ese cabello castaño oscuro, y esa cicatriz en la ceja derecha… Era él de nuevo… Comprendió entonces que había caído en las manos de esos vándalos.

¿Pero qué iban a hacer con él? ¿Iban a matarlo? ¿Torturarlo acaso?... ¿Violarlo? ¿Qué? ¡¿Qué?! La incertidumbre le taladró los nervios, y comenzó a moverse violentamente intentando infructuosamente de soltarse.

 

-Es inútil –Escuchó por vez primera la voz ronca de ese sujeto, quien ni siquiera lo miró, sólo estaba ahí fumándose un cigarrillo.

 

Galen intentó pensar en alguna manera de poder soltarse, trató de mover las muñecas, pero solamente consiguió hacerse daño con la cuerda. Descubrió para aumentar su desesperación que realmente estaban muy bien atadas. Entonces mirando a este tipo, comenzó a emitir sonidos desde su faringe. Su garganta se sentía muy seca, así como sus labios, tenía tanta sed.

No pasó mucho tiempo, para que este sujeto, hiciera una cara de fastidio y se levantara caminando en su dirección, una vez frente a él, lo miró como pensativo y luego dijo:

 

-Ni se te ocurra hacer alguna pendejada porque te rompo el hocico ¿entendiste? –Galen mirándolo asintió rápidamente.

El sujeto entonces le sacó bruscamente la mordaza de la boca, que resultó ser un calcetín, mirándolo de lleno, impaciente.

 

-¿Qué me van a hacer?-Preguntó Galen temeroso, observando como el otro tipo desvió los ojos un poco, y haciendo una mueca con los labios simplemente le dijo:

-No sé.

-… Por favor, déjame ir… A ti no te hice nada… -Le dijo Galen realmente nervioso, sin pensar mucho en lo que decía.

-Bueno, “güero” si eso era todo… –Comenzó a decir el otro sin importarle las suplicas, con la intención de volverle a meter el calcetín.

-No, no, no… Agua… Tengo mucha sed… por favor…-Exclamó desesperadamente, con esos ojos azules suyos mirándolo, buscando en el otro un poco de clemencia.

El vándalo pareció dudar un poco, pero luego actuó, forzándolo a abrir la boca, le volvió a colocar la mordaza, y abriendo la puerta del cuarto, se perdió tras esta.

Galen sospechó que realmente había ido por el agua, pero eso no lo hizo sentir más tranquilo.

Entonces se quedó ahí solo, por un buen rato, tratando de descifrar en donde estaba, mientras poco a poco los rayos de sol iban desapareciendo, dejándolo sumido en una creciente oscuridad. Suponía se trataba de una de las tantas casas abandonadas en el centro e intentando agudizar el oído, logró escuchar el sonido de unas campanillas de viento que producían un delicado tintineo al ser movidas por la suave brisa de afuera, pero no tráfico o ruido de gente que pasara. Ahí adentro, olía mucho a buhardilla, una extraña mezcla entre humedad, polvo y encerrado, también olía un poco a cigarrillo.

 

Pasó un buen rato, antes de que la estropeada puerta de la habitación se abriera de nuevo, dejando pasar a alguien, que encendió el foco de arriba.  Sin embargo, quien entró no era el chico de la cicatriz, sino el tipo del piercing, junto con otros dos sujetos que había visto antes ese mismo día.

 

-Vaya, vaya, vaya –Dijo el sujeto divertido, con su piercing moviéndose al son de sus labios partidos –Ya no te ves tan machito. – Aun tenía sus ojos rasgados bastante enrojecidos e hinchados, así como su nariz chata.

Los otros dos también se burlaron.

-Ahorita parece una morrita-Dijo uno de ellos, el que lo había amenazado con la navaja en la plaza. Ahora lo veía bien, tenía una cabeza chica, ojos redondos y pequeños, con un labio superior muy delgado. El tipo parecía un imbécil y eso le dio miedo.

-¿Qué? ¿Pensabas que te nos ibas a pelar? –Le preguntó el otro, que en su opinión, era el más feo de todos, con una nariz boluda y orificios nasales enormes, unos labios carnosos sin mucha forma y un rostro cubierto de acné.

 

-¿Dónde está El Lobo? –Preguntó de pronto el feo.

-Pinche imbécil, le dije que no se moviera de aquí, pero ‘orita va a ver-Dijo el jefe, que de pronto lo vio fijamente a los ojos, con maldad. -Que bonitos ojos tienes, morrita-Le dijo sonriente. Galen miró con temor que en una de sus manos, traía su propio gas pimienta, con el que los había rociado a ellos.

 

Le pareció divertido que Galen intentara sacudirse violentamente sin poder liberarse.

-Es inútil, yo mismo te amarré-Expresó mientras le acercaba la lata a la cara.

El muchacho apretó los ojos con fuerza, bajando la cabeza, como queriendo esconder su rostro. Pero los otros dos lo sujetaron, forzándolo a subir la cara, abriéndole los ojos en contra de su voluntad con sus dedos gruesos y sucios.

 

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MMMMNNNnnnnggggggghhhhh!!!!!!!!!!! –Gritaba frenéticamente a pesar de la mordaza al sentir el disparo de gas pimienta en sus ojos, era como una quemazón intensa, como si se le estuvieran cociendo los globos oculares.

Por si esto fuera poco, le disparó el gas en la nariz, directo en las narinas. Ahora Galen tosía y lloraba descontrolado, por el dolor.

 

-Jajajajajajajajaja –Solamente escuchaba como se reía el jefe y sacándole el calcetín les dijo a los otros –Ábranle la boca- De verdad… él era el peor de todos…

 

Por un momento, Galen no supo que era más doloroso, sus mucosas ardiéndole, como si le hubieran echado una explosión de ácido y chile. O los golpes que le estaban dando en ese momento, en esa golpiza había de todo, era como entrar en el infierno. Unos puños se estrellaron contra su adolorido rostro, uno de esos golpes, lo derribó con todo y silla, pegándose en la cabeza contra el piso. Una vez en el suelo, le propinaron una buena serie de fuertes patadas en las costillas, abdomen y riñones; de su labio abierto, salía una combinación de sangre y saliva. Tenía miedo, enojo y sobretodo mucho dolor…

No podía abrir los ojos, pero sentía como unas abundantes lágrimas salían de ellos… Por un momento pensó en su mamá enojada y su plato de comida frío, y comenzó a llorar con más fuerza, realmente desearía estar con ella aunque no lo quisiera tanto como a su hermano, y comer su comida pese a que no estaba tan buena como la de su tita… Sólo… Sólo quería salir de ahí con vida… Entre la oscuridad de sus ojos cegados, miraba la imagen de su casa, entre el dolor, recordaba a su familia, con la humillación, pensaba en su padre alejándose de ellos para siempre… como si fueran basura, como basura, así era como se sentía en ese momento… Y entonces quedó inconsciente nuevamente…

 

Cuando despertó, lo primero que notó fue que habían enderezado su silla, como estaba al principio. Su cara se sentía ardiendo, pero a la vez estaba mojada, y esa sensación lo aliviaba un poco. Alguien le estaba mojando la cara con agua fresca, intentando aliviarle el dolor, por un momento se sintió tan agradecido con esta persona, que pudo haberla abrazado. Dudó un poco en abrir los ojos, pues le dolían demasiado, pero finalmente lo hizo, topándose directamente con unos ojos castaños que pretendían ser estoicos pero que lo veían con un poco de compasión… Era… ¿El Lobo? Creía recordar que así lo habían llamado los otros.

Éste al verlo despertar se alejó un poco, para su mala suerte, pues realmente se sentía bien lo que estaba haciendo.

 

-N-no t-te vayas –le dijo con la voz muy ronca y entrecortada, su garganta estaba quemada por el spray. -…agua…

 

Este chico lo estaba viendo, como pensando en qué hacer. Traía una taza con agua en la mano, y a un lado suyo, había una tina con más. Galen sentía que su camiseta también estaba empapada, pues había gotas que caían de su rostro, por lo que supuso que ese muchacho llevaba cuidándolo ahí desde hacía rato.

Poco a poco comenzó a acercarse a él nuevamente, y poniéndole una orilla de la taza en los labios, la inclinó ligeramente, para que tomara unos cuantos sorbos de líquido, que al pasar por su garganta, la raspaban como si se estuviera tomando un montón de pequeñas navajas de afeitar.

 

Hizo una mueca de que ya no quería tomar, y el chico le retiró la taza de los labios.

Entonces Galen, pese al intenso dolor que sentía en su garganta y el resto de su cuerpo, preguntó: -… ¿C-cuándo m-me v-van a de-jar ir?

 

-… No lo sé… -Contestó el otro chico algo incómodo, con sinceridad.

-P-pero… ya s-se v-veng-garon… ¿Q-Qué más q-quieren de m-mí? –Preguntó intentando enderezarse, pero un dolor agudo en el hígado lo hizo desistir.

 

El muchacho de la chaqueta verde militar, solamente dio como un suspiro, poniéndose un cigarrillo en los labios, y prendiéndolo le dijo: -El jefe detesta que lo hagan batallar.

Galen tomó un poco de aire, intentando sofocar un poco el dolor del costado, para decirle: -S-sí… ya me di cu-enta.- Y de pronto se halló diciendo algo que pensó en voz alta –Pe-ro tú no t-te pa-reces a él.

El otro frente a él lo volteó a ver de repente con una cara tan extrañada, que pensó que iba a golpearlo también, pero no lo hizo. Simplemente le cuestionó: -¿De qué hablas?

 

-Tú… no t-te ves ma-lo…  -Le dijo con mucho esfuerzo, pues sentía que la garganta se le cerraba cada vez más.

Parecía como si hubiera contado un chiste, pues el otro se empezó a reír con una risa amarga y quizá algo triste, para luego decirle:

 

-Pero si lo soy… 

Notas finales:

Bueno, espero les haya gustado. Gracias por leer y por su paciencia, la buena noticia, es que ya a partir del proximo capítulo, las cosas van a empezar a salirse de control. :)

 

Muchas gracias también a quienes hasta ahora me han dejado sus reviews, no saben cuanto me animan !!!! comenzaba a sospechar que solo a mi me gustaba mi historia jajajaja xD

 

 


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