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Respuesta a una confesión por BlackHime13

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Notas del capitulo:

Bueeenooo.... siento haver tardadon tanto pero he estado de exámenes y con trabajos por hacer. Y todavía no permino *hace un puchero*

Hmmm.... pues espero que os guste el cap y nos vemos en las notas finales (=^w^=)

Capitulo 12

 

 

 

 

 

Abrió la puerta azotándola contra la pared para después introducir al rubio dentro del lugar y cerrar la puerta de la misma forma en la que la abrió.

 

-¿Sasuke?-preguntó el rubio algo asustado cuando este lo juntó contra la pared con algo de fuerza.- Itaee...-se quejó el rubio ante el dolor pero no pudo pronunciar palabra alguna por que unos labios estaban aprisionando los suyos en un apasionado y hambriento beso que el menor no tardó en corresponder, aunque por el ritmo salvaje y lujurioso le estaba costando bastante y al final el aire se hizo requerir por lo que tuvieron que separarse.

 

 

 

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-Sabes... debería castigarte rubio.-susurró maliciosa y lujuriosamente el azabache a solo unos milímetros de los labios contrarios. Tenían los cuerpos completamente juntos.

 

-¿Ca-castigarme... po-por qué?-preguntó entrecortado por la falta de aire.

 

-Mmm... por no decirme que vendrías... por ir vestido de esta manera tan sexy... por dejar que otros te miren de esa forma tan lasciva...-fue enumerando en susurros mientras lamía la oreja del rubio.

 

-Ah.-gimió el rubio al sentir las lamidas en el lóbulo de su oreja.- Sa-sasuke...-le llamó en un susurro.

 

-Así que... ¿cómo debería castigarte?-le preguntó pensativo.

 

-De-demo.... yo solo... que-quería animar a Gaa-chan y a Kiba....-murmuró el rubio con la voz entrecortada al sentir las manos del azabache acariciar su cintura y pegarle más contra la pared con su cuerpo. Su temperatura estaba subiendo a niveles completamente nuevos para él y todo, por culpa de ese azabache que le traía loco.

 

-Mm... no me vale esa excusa.-dijo malicioso mientras bajaba de su oído por el cuello, lamiendo, mordiendo y chupando.- Así que.... ¿empezamos?-susurró contra su cuello para después dejarle una gran marca de propiedad.

 

-Aah... Sa-Sasu...ke...-gimió el rubio ante aquellas acciones de su novio.

 

-Hmp. Dime...-susurró divertido. Le encantaba ser él el que provocara esas sensaciones en el ojiazul.

 

-¿De... de verdad.... estás enojado?-le preguntó tímido y con los ojos brillosos.

 

-Lo estoy...no soporto pensar que alguien te pueda alejar de mí.-susurró mientras le miraba a los ojos y le acariciaba tiernamente la mejilla derecha. Al sentir ese leve roce el rubio cerró los ojos y se mordió el labio. El ojinegro al ver aquello se fue acercando hasta estar a pocos milímetro de la boca ajena.

 

-Bésame...-susurró, sorprendiendo al mayor, mientras abría los ojos lentamente y le miraba, mientras leves lágrimas se deslizaban por sus mejillas.-Demuéstrame... que esto es real.-suplicó. El azabache sonrió dulcemente para eliminar la distancia que les separaba.

 

El beso no fue como el anterior. No fue apasionado y salvaje sino que fue lento, dulce y expresaba todo lo que sentían el uno por el otro. Fue un leve roce entre ambas bocas, sin necesidad de profundizarlo. La mano del azabache seguía en la mejilla del rubio y la otra estaba en su cintura pero, cuando el ojiazul le abrazó por el cuello acercándose más hacia él tuvo que colocar las dos en su cintura.

 

Después de unos minutos que a ellos les parecieron siglos, separaron sus bocas y se quedaron mirando el uno al otro a los ojos.

 

-Te amo Sasuke.-susurró el ojiazul mientras sonreía como solo él sabe hacer. Un calor se instaló en el pecho del mayor y suspiró para mirarle también sonriendo.

 

-Yo también te amo Naruto.-susurró mientras juntaba sus frentes. Ese momento era perfecto. Se sentían como si no hubiera nadie más que ellos en el mundo, solo ellos dos. Volvieron a besarse pero esta vez con más pasión, más sentimientos. El azabache juntó ambos cuerpos otra vez, tomándolo de la cintura mientras que el rubio pasaba sus brazos por el cuello ajeno. Mordió levemente el labio inferior del ojiazul pidiéndole permiso y este entendiendo abrió la boca dejándole total acceso. La lengua del mayor recorrió esa dulce cavidad a conciencia, no dejando ni un solo rincón sin explorar. Al poco rato comenzó a jugar con la de su compañero. Se rozaban y entrelazaban de manera pasional, mezclando ambas salivas a tal punto de que, se empezó a escurrir por la boca del ojiazul hacia su mentón. El menor correspondía lo mejor que podía. Aunque ya se habían besado anteriormente en algunas ocasiones, el azabache era demasiado bueno en ello y cada vez era, como si fuera nueva. Las sensaciones que le hacía sentir el mayor eran completamente nuevas para él y las sentía tan abrumadoras e intensas. Sus piernas comenzaron a fallar a causa de todo aquello pero el azabache se dio cuentas y bajó una de sus manos hacia uno de los muslos del rubio y tiró de él. Al principio este no entendió lo que quería pero después se dio cuenta y de un salto colocó ambas piernas alrededor de la cintura ajena. El azabache sonrió en medio del beso y con dificultad caminó hacia la pica del baño y allí sentó al rubio, para después acomodarse mejor entre sus piernas. Esa acción hizo gemir entre medio del beso al rubio al sentir los leves roces de ambas entrepiernas. El calor comenzó a aumentar en ambos cuerpos y ninguno sentía ganas de separarse pero el vital oxígeno comenzó a escasear por lo que lentamente fueron separando ambas bocas. Entonces el azabache aprovechó para volver a morder levemente el labio inferior del menor y finalmente se separó por completo de él.

 

-Sa...suke...-gimió entrecortado el menor mientras intentaba regularizar su respiración. El mayor mientras tanto, estaba maravillado por la imagen que le estaba dando el rubio. Ojos impregnados de deseo, mejillas ruborizadas en su totalidad, boca entre abierta con saliva escurriendo de ella hacia el mentón, los labios rojos he hinchados por el contacto salvaje anterior y sentado en la pica con las piernas abiertas. El azabache se lamió el labio y con toda la lujuria plasmada en su mirada ónix volvió a besar salvajemente esa dulce boquita de su rubio novio. Este volvió a gemir al sentir la intrusión de la lengua del mayor en su cavidad.

 

-Sas-... hmmm...-intentó hablar entre el beso pero el mayor no le daba tregua. Poco después se separaron otra vez pero el ojinegro no perdió tiempo y bajó besando, lamiendo y mordiendo el bronceado cuello del ojiazul.

 

-Estás.... tan condenadamente sexy...-murmuró contra su piel mientras dejaba varias marcas.

 

-Sasu... Aaah...-gimió el menor al sentir una leves mordidas en esa parte tan sensible. Su cuerpo temblaba ligeramente y de su boca no dejaban de salir gemir. Ante eso el menor intentó acallarlos con una de sus manos, cosa que le hizo algo de gracia al mayor.

 

-Déjalos salir.-le susurró mientras se alejaba de su cuello, le miraba y apartaba la mano del rubio de su boca.

 

-Pe-pero...-no pudo terminar la frase ya que el ojinegro le acalló con un dulce beso.

 

-Me excita mucho oirte y el que seas tan inocente es aún mejor.-le susurró al oído para después lamerle el lóbulo. Al oír aquello el menor se sonrojó de sobremanera pero aún así asintió. El azabache contento siguió con su tarea en el cuello ajeno pero esta vez, sus manos no se quedaron quietas y comenzaron a quitarle la camisa al menor. Este sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al sentir las manos frías de su novio acariciando desde su vientres hacia arriba. Cuando el mayor terminó de desabrochar completamente aquella aprenda sus manos pasaron a acariciar una zona muy sensible del cuerpo ajeno, sus pezones. El rubio gimió al sentir aquellas caricias y más cuando la boca del azabache pasó de su cuello a su botoncito derecho para comenzar a lamerlo y morderlo levemente, mientras que con su otra mano estimulaba el otro.

 

El rubio no sabía que hacer. Se sentía realmente bien pero, no quería que el mayor estuviese haciéndolo todo por lo que, armándose del poco valor que tenía y con las manos temblorosas, comenzó a quitarle la chaqueta al mayor y, una vez lo consiguió procedió a desabrocharle la camisa.

 

Debía de admitir que el mayor se veía condenadamente bien con esa camisa de color vino junto con la chaqueta negra, esos pantalones pitillos y el cinturón plateado. Antes no se había fijado bien en cómo lucía pero, ahora no podía evitar pensar que su novio era realmente un dios griego.

 

Tragó saliva y finalmente consiguió desabotonar la camisa completamente, teniendo en primera fila el escultural pecho de su novio delante. Sin poder evitarlo llevó sus manos hacia allí y comenzó a acariciar sus bien formados pectorales para después quitarle por completo la camisa, arrojarla al piso y acariciar los musculosos brazos del mayor.

 

Este sentía las caricias del menor en su cuerpo y le agradaban mucho. Sonrió y alzó la vista para ver como los orbes zafiro del menor estaban levemente oscurecidos e impregnados de lujuria, pasión y placer. Con solo eso sintió una punzada dentro de los pantalones y comenzó a cuestionarse si podría aguantar mucho más en poseer ese delicioso cuerpo que estaba a su disposición.

 

Tragó saliva y le miró con toda la perversión y lujuria que poseía en ese momento, para volver a besar con pasión al rubio que no tardó en corresponder.

 

Sus cuerpos estaban que ardían y al juntarse para besarse el mayor rozó ambas entrepiernas creando que un delicioso y tortuoso placer les recorriera todo el cuerpo. El rubio volvió a comenzar a gemir entre el beso pero esta vez él pasó sus brazos por la espalda del mayor y comenzó a acariciarla suavemente. El azabache sintió un escalofrío al notar las dulce caricias del menor en su espalda y puso más empeño en el beso, mientras que sus manos acariciaban la cintura y muslos ajenos.

 

-Sa... Sasu...ke...-gimió el menor al separarse mientras su cuerpo comenzaba a temblar ligeramente por el placer que le producían las manos del mayor en sus muslos. Con su mano izquierda apretó el brazo ajeno y el derecho lo acercó a su propio corazón mientras lo cerraba en un puño, además de mirarle con deseo y temblando.

 

-Po-por favor... no.. aguanto... más...-habló entrecortado mientras le miraba suplicante.

 

En ese momento lo que le quedaba de raciocinio al mayor se fue, cuando toda la sangre bajó hacia otra parte menos inteligente de su cuerpo. Otra punzada de dolor, aún más intensa, se instaló dentro de sus pantalones y se acercó para volver a besar al rubio pasionalmente.

 

Mientras el menor se agarraba con sus manos fuertemente en los brazos del azabache, este bajó sus manos a los glúteos del menor y lo levantó, obligándole a rodearle con las piernas, para así tener un contacto más directo entre ambas partes y así poder rozarse mejor. Entonces, sin dejar de besarse estampó la espalda del menor, otra vez, en la pared al lado de la puerta. Este gimió al sentir el golpe, pero no le importó al sentir como la boca del mayor devoraba la suya. Sus brazos seguían en el pecho del mayor mientras que las del moreno acariciaban y apretaban las nalgas del menor, sacándole muchos gemidos ahogados en el beso al rubio.

 

Estuvieron así un buen rato, calentándose mutuamente, sintiendo como si solo existieran ellos, haciendo que la temperatura de toda la estancia aumentara considerablemente pero, entonces oyeron como alguien aporreaba la puerta gritando que le dejasen entrar. El rubio se separó de la boca ajena y mirando hacia la puerta rió nervioso. Entonces toda la pasión y la calentura pasaron a segundo plano para dar paso a la vergüenza al recordar lo que habían estado a punto de hacer allí. Miró al azabache a los ojos, que miraba hacia la puerta y parecía bastante molesto por la interrupción y le dio leves golpecitos en el hombro para llamar si atención. Este volteó para mirarle y entonces pudo notar el gran sonrojo del rubio, lo cual significaba que la cosa no pasaría de allí.

 

Maldició por lo bajo al tipo que llamaba a la puerta y murmuró unos cuantos improperios que esperaba que el rubio no oyese, por el bien de su salud mental.

 

-Dime.-le dijo una vez comenzó a tranquilizarse, pero sin bajar al rubio en ningún momento.

 

-¿No deberíamos irnos?-le preguntó tímidamente. ¿Cómo alguien que hasta hace un momento estaba tan perdido en el deseo y la lujuria podía volverse tan tímido? “Genial. Ahora de seguro no lograré pasar de aquí. Estaba tan cerca. ”pensó el azabache desilusionado. Pero eso no significaba que no intentaría hacer que se olvidase de todo y continuar donde lo dejaron. Después de todo, su entrepierna todavía reclamaba atención urgente.

 

-¿Estás seguro de querer irte?-le preguntó con voz lasciva mientras le lamía el cuello. El rubio gimió al sentirlo, puesto que sus partes todavía estaban excitadas y, de hecho, al seguir en la misma posición la cosa iba en aumento. Pero aún así su parte racional le decía a gritos que parara, que no podía hacer eso en los baños públicos de una discoteca. Realmente no quería tener su primera vez en ese tipo de lugar por lo que con toda la pena del mundo, ganó su lado racional ante el deseo.

 

-Po-por favor... no quiero que....-susurró en una súplica mientras le miraba lastimero.

 

-Tsk. Está bien.-accedió el mayor. Le molestaba bastante el echo de tener que parar habiendo llegado tan lejos con su rubia adoración pero, su parte racional entendía que el menor no quisiese tener su primera vez en un lugar como aquel. Por que sí. Sabía que sería la primera vez de su novio y por eso quería que fuese especial.

 

Con un suspiro de resignación, bajo al rubio y ambos se separaron para recoger la poca ropa que se habían quitado. Ya una vez con las camisas puestas se dirigieron hacia la puerta para abrirla, pero antes de llegar a ella el mayor paró a su novio y le robó un beso.

 

-Ni creas que esto acaba aquí.- le susurró al oído.- ¿Te vienes a mi casa?-le preguntó. El rubio sabía que aquello iba con segundas intenciones y no pudo evitar sonrojarse de sobremanera.

 

-Pe-pero....-murmuró sin saber como librarse de aquello.

 

-¿Prefieres que sea en la tuya?-le paró el azabache antes de que diese una excusa. Por su hermano, sabía que el padre del rubio era muy sobreprotector, mucho más que su hermano, por lo que sabía que este no se atrevería a llevar a un chico a su casa. El rubio hizo un puchero ante el, claramente, chantaje del mayor. Y sintió un escalofrío al pensar en la escena que montaría su padre si le viese llegar con semejante chico a la casa.

 

-N-no... la tuya está bien...-dijo finalmente mientras le miraba sonrojado. El azabache sonrió de lado y dándole un tierno beso salieron del baño cogidos de la mano, viendo a un par de chicos que entraron con urgencia al cuarto.

 

Sin más se dirigieron hacia la mesa donde habían dejado a sus respectivos amigos y lo que encontraron les sorprendió bastante.

 

 

 

 

 

......Continuará......

Notas finales:

Jejejeje espero que os haya gustado el cap.

Bueno.... aquí van una preguntitas que espero que respondáis.

1) ¿Qué os pareció la reacción del azabache en el cap anterior?

2) ¿Demasiado cursi esa declaración?

3)¿Me odiáis por tardar tanto en actualizar?

4)Jajajaja ¿soy mala por interrumpir el lemon?

5)¿Qué creeis qué pasarás para que ambos se sorprendieran?

Dejad un review ¿si? Nos vemos en el próximo cap. (=^w^=)

Acordaoes de pasar po mi blog----> http://khr-love-yaoi.blogspot.com.es/


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