Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestro deseo de crecer ni gakki por shanakamiya

[Reviews - 65]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lamento la tardanza. Aun que creo que ya habia avisado de ella, no me gusta retrasarme.

Bien, despues de un mes agitado y de arreglar algunos problemas con el sistema electrico de la casa (no podia ensender nada, sin que se fuera la luz en toda casa) pude terminar el capitulo del mes.

Espero que les guste, ya que es un poco largo.

Sin mas por el momento los dejo con el fic n.n

Capitulo dieciséis: En verdad ¿seremos unos pervertidos? 

 

—¡Cody!

—¿He? —exclamo el niño sorprendido —J-joe…

Llamo, pero su senpai no dijo nada, en lugar de eso lo miro fijo.

El hermoso niño, ruborizó avergonzado. Le habían visto así, vestido de esa manera.

El mayor comenzó a enrojecer de igual manera, su niño, su hermoso pequeño le era extremadamente apetitoso con lo que se habia puesto: un uniforme de gimnasia, sencillo y clásico.

Era de dos piezas, unos cortos, que decir, cortísimos pantaloncillos azules marino, que revelaban sus suaves y tiernos muslos; ajustando de manera encantadora las curvas de sus muslos y trasero.

La otra pieza era una playera blanca con las orillas de manga y cuello en azul, mientras en el pecho podía leerse: “ Hida Cody 6-1”

Ah, se veía tan inocente con esos calcetincitos blancos en sus pequeño pies.

Y si eso no fuese suficiente, coronando el delicioso plato a sus ojos; en la cabeza, entre los sedosos y achocolatados cabellos de sus niño, unas lindas orejitas de gatito se asomaban cándidamente. Y por supuesto en el Delgado cuello del niño, pendía un pequeño cascabel plateado, atado con un listón negro.

Cody desvío su mirada, y con la mano sobre su pecho apretó la tela de la playera.

Dijo avergonzado:

—Quería hacer algo para que no siguieras enojado conmigo.

Joe no contesto, dio un paso apresurado hacia atrás y cerro la puerta, quedando fuera de la habitación.

—“¡Dios mío!” —pensó ruborizado y llevándose la mano a la nariz— “es todo un encanto. Es pera un momento. Tranquilízate, Joe, no pierdas la compostura. Aun que admito que se adorablemente lindo. ¡Oh, dios mío ¿Que estoy pensando?! No importa. ¡¡¡Es tan lindo!!!” 

Le habia encantado era lo mas provocador que su niño se habia puesto para él, después de sus amados kimonos. Lo admitía incluso, le habia gustado y mucho. ¿eso no era bueno o si?. Eso no importaba en ese momento ¡suficiente! No era el momento para cuestionar sus gustos.

Bien, todo estaba bien. solo tenia que dejar que las cosas fueran naturales, deseaba que fuera de esa manera. Desde el momento que vio los zapatos de Cody en el recibidor tubo una especie de corazonada, las diosas del amor le decían que entrara y después… lo que tenia que pasar, pasaría.

Entonces por que la mano no dejaba de temblar al tomar la perilla de la puerta. Trago saliva y la abrió de par en par.

Pero…

Su lindo castaño no parecía feliz, ni enojado, si no mas bien triste. 

Se habia sentado en la orilla de la cama y limpiaba sus ojos con uno de sus nudillos, a la vez que apretaba fuertemente con sus mano la sabana de la cama.

Joe cerro la puerta tranquilamente y se acerco a Hida, sentándose a su lado:

—Cody no llores. 

—¡No estoy llorando! —contesto dándole la espalda ¡Ya no soy un niño para estar haciendo eso! —se quebró su voz y limpio avergonzado sus ojos.

—Lo siento —Kido coloco sus manos en los hombros del menor—. Hice algo que no te gusto ¿verdad?

El castaño bruscamente quito las manos de sus senpai y le dijo enojado:

—Déjame. No hiciste nada. Es tu culpa.

Intento levantarse pero Joe no lo dejo ir, lo abrazo fuertemente por la espalda y le pregunto firmemente…

—No lo haré. Dime ¿Qué ocurre? ¿Tienes algo? ¿Soy yo? Ultimamente estas actuando muy caprichoso y no es justo que me trates así.

—¡No quiero! ¿Suéltame! —protesto Hida intentando zafarse— ¡Quiero quitarme esto! ¡Estoy arto! ¡Eres un tonto!

—¡No! ¡No te iras de aquí hasta que hablemos —se negó a soltarlo y apretó mas su agarre.

—¡Gritare! ¡Gritare si no me sueltas! 

—¡Suficiente! —lo tumbo en la cama y se subió en cima de el pequeño, sujetándolo firmemente de las muñecas— Dime ¿que tienes? No te dejare ir hasta que hablemos.

Cody solo miro a su senpai, las lagrimas comenzaron a brotar abundantemente mientras temblaba.

—No sé —dijo simplemente—. No sé. No entiendo por que me siento de esta manera.

—¿He?

Joe soltó ligeramente a Cody, quien continuo confesando:

—Me siento raro. Ultimamente no sé porque me enfado tan fácilmente. Todo me molesta, siento que subestiman y que no esta bien lo que hago. ¿Por que? ¿por que me siento así? Ya no soy un niño para ponerme a llorar por estas cosas.

—Así es —afirmo el muchacho levantándose y atrayendo al menor hacia él y abrasándolo cálidamente—. Ya no eres un niño —dijo amable— solo estas creciendo.

—P-pero…

—Es normal que te sientas así. Yo también pase por eso cuando tenia tu edad. Es molesto, cansado, incomodo. No te gusta y solo quieres que termine. Es así ¿verdad? —el niño asintió levemente. El muchacho continuo— Tienes que perdonar al tonto de tu novio por no dares cuenta por lo que estas pasando.

—No. Soy yo el que tiene algo mal —afirmo el niño aferrándose a su senpai— porque pienso cosas malas.

Para Cody pasar por esta situación era complicado. El tener arranque de enojo, de capricho. Pensó que las habia superado hace mucho. por eso todos decían que era maduro. Pero ahora su carácter estaba cambiando y eso no le gustaba nada.

Sus pensamientos se mezclaban y se contrariaban:

Quería hacer lo correcto y al mismo tiempo estaba arto de mostrarse tan perfecto, quería ensuciarse y sentirse como los otros.  

—No. No eres tú —dijo Kido—. Bueno quizás si , pero no de la manera en la que piensas. Lo siento —forzó una sonrisa— estoy un poco nervioso y estoy diciendo disparates… Como decirlo. No esta mal que te sientas de esa manera.

—¿Por que?

—Todos tenemos momento así.

Hubo un momento de silencio. 

Cody solo abraza a su amado senpai fuerte, como si no quisiera despegarse, el calor de su pecho era muy confortable. 

En ese momento, solo Joe, pudo entenderlo y consolarlo con unas cuantas palabras. En ese momento mas que en otros, en verdad, daba gracias por que alguien tan amable y cariñoso estuviera con él.

Por su lado el mayor solo abrazaba al castaño, su querido y amado niño. crecía a pasos agigantados ante sus ojos. Le parecía que fue apenas ayer cuando ese lindo de ojos verdes le pidió que le ayudara con con sus estudios y ahora entre sus brazos ya hacia todo un adolescente, que no sabia como superar el peldaño de su niñez.

Sonrío. De una extraña manera, se estaba sintiendo viejo.

—Joe… —llamo el menor mas calmado.

—¿Que ocurre? —el mayor agacho la mirada para observarlo.

El niño agacho la suya sonrojado y susurro avergonzado:

—Lo siento. Por ser malo y pervertido contigo.

—¡¿Que dices?! ¡No tienes por que! ¡Esta bien! ¡Ya me di cuenta de que si tú no me dices las cosas, no haría nada! Es decir… si tu nunca me lo pidieras, tomaría mucho tiempo para que yo me de el valor para hacer cierto tipo de cosas, ni siquiera cuando fueras mayor… mas mayor… ¡Ha! —se toco la frente con su mano. Otra vez estaba diciendo cosas sin sentido. Obvio, estaba nervioso.

—Entonces ¿no me odias por ser así?

—No. Claro que no. Solo que aveces me tomas por sorpresa y… ya sabes como soy con eso. Pero no significa que te odie, o que odie eso. Todo lo contrario como es parte de ti, pienso que es un poco lindo —confeso Joe con un rubor asomándose.

—¿Lindo? se escucha bonito — sonrío tímido. Recordó que alguna vez  Ken le habia dicho que sabias que en verdad querías a alguien, cuando entendías, que todo su persona aun con defectos, era parte de su carácter, Entonces, Joe lo quería mucho en verdad. Aun que fuera serio, caprichoso o intransigente. Es cierto, él también quiere a su senpai a pesar de que este es tímido, indeciso y que se preocupa por todo. Ahora se sentia avergonzado, no estaba seguro del porqué, habia muchas cosas. Solo se sentia avergonzado. Dijo —. Pero no creo ser muy lindo ahora… Por que ya sabes…

—Te lo he dicho muchas veces. Eso no me importa. Me gustas como eres.

—No. Yo no me refería a eso. Es que. La ropa que traigo puesta es muy vergonzosa —dijo el pequeño—. Debo de verme extraño.

Para él esas prendas eran mal improvisadas, viejas y feas. Pero para Kido era lo mas lindo y sensual que habia visto en su vida, claro, después de un elegante kimono.

—Para nada —contesto el chico de cabello azulado—. Me… ¡Me gusta mucho!

—¿En serio?

—S-si. ¡Me encanta!. No importa lo que traigas puesto. O si eres mas alto, mas grande o mas delgado —ruborizo el mayor mirando a Cody a los ojos— tú siempre serás mi principito, mi conejito.

—He… pero —el niño agacha su mirada ruborizada y contesto con ingenuidad— ahora tengo orejas de gato. Mira —indico el menor tocando las mismas.

—Bueno —sonrío el chico de gafas— entonces por hoy también serás mi gatito— beso la frente de su niño, quien se sintió flotando.

Cayeron acostados en la cama uno al lado del otro. 

Cody se acurruco en el pecho de Joe, mientras este le acariciaba la espalda.

—Joe…

—¿Te sientes mejor?

—Si. Dime ¿tú también te sentías así a mi edad? —pregunto el castaño apretando la camisa azul del mayor.

—Ummm… algo así —respondió el muchacho mirando el techo —aun que yo no tenia con quien enojarme o descargarme. Al único que llegue a contestarle de mala forma fue a mi padre. En ese entonces yo pensaba que no me quería, por eso me dejaba tanto tiempo solo. Mis hermanos también llegaron a reclamarme por ello. Pero, a pesar de que mi padre es muy estricto con nosotros, recuerdo, que nunca me contesto igual o de mal manera o llego a gritarme. 

Si me castigo una vez, pero nunca me hizo sentir mal, supongo porque ya sabia que yo solo me sentia mal, por el cambio por el que estaba pasando.

—Entonces…. ¿se me quitara con el tiempo? ¿me dejar de sentir así?

—Eso no puedo asegurarlo. A mi también me falta mucho, pero…. En mi experiencia, con el tiempo aprenderás a controlarlo. Entenderás algunas cosas. Aun que también sentirás que algunas veces querrás gritar e iras para atrás y te enojaras. Pero todos pasamos por lo mismo. Así que todo esta bien.

Cuando te sientas así, tú puedes contarme todo lo que quieras, eso te ayudara. Te sentirás mejor. Me gustaría que tuvieras la suficiente confianza conmigo para hacerlo — se giro de lado abrazando al encantador niño que estaba consigo.

—Entiendo —contesto Cody acurrucándose—. En ese caso. Siento que mamá no me entiende. Hace cosas que no me gusta.

—Ya veo.  Creo que en este momento te parecerá algo molesto, pero, ella lo hace por que se preocupa por ti —Cody bajo la mirada, Joe tenia razón, eso le molestaba, pero sabia que tenia razón. Kido agrego —. No te preocupes. Ella también ira entendiendo que dejaste de ser un niño. Cuando eso pase, veras que todo mejorara.

Hida asintió despacio con la cabeza. De una manera lo entendía y de otra no del todo. En ese momento solo quería pensar en la calidez del cuerpo del mayor, adoraba cuando lo abrazaba de esa manera.

—Joe.

—Si ¿Quieres decirme otra cosa?

—Si. ¿puedo cambiarme ya? Me siento raro vestido de esta manera —dijo Hida frotando uno de sus piececitos contra el otro

El mayor  lo abrazo firmemente, juntando a uno mas sus cuerpos:

—Solo quédate un momento mas así. Te vez muy lindo con ello.

El castaño sonrío y le dijo picaresco:

—Si me dices cosas pervertidas, dejare que hagas algo más que mirarme con esas ropas.

Kido ruborizo:

—¡Yo no….! —se tranquilizo —¿P-porque quieres que te diga esas cosas?

—¿Por que? —el niño agacho la mirada ligeramente ruborizado —. Por que no si te gusta lo que hago, cuando estamos a solas.

—¿Ha?

—A las chicas de tus revistas les dicen cosas pervertidas cuando hacen bien las cosas. Pero tu no lo haces. Eso quiere decir que soy yo el que hace mal las cosas o algo así….  —ruborizo por completo— ¡No es cierto! ¡La verdad es… ! ¿Por que soy yo el que siempre tiene que decir ese tipo de cosas y verme como si yo fuera el malo! ¡Es muy vergonzoso ¿sabes?! —se hace bolita—. Me siento mal. Siento que te estoy obligando a hacer las cosas. 

—¿Porque?

—Porque se supone que sé que no esta bien.

—Con que se trataba de eso —contesto Joe con un suspiro de alivio. De haber sabido eso desde un principio no hubiera hecho tanto escándalo.

—¿No estas enojado por lo que te dije?

—No. No seas tonto, tú nunca me obligas a nada. A mi me gusta mucho. Aun que me siento raro diciendo esto —forzó una sonrisa.

—Entonces… esta bien que me guste, no esta mal ¿verdad?

—Te confieso que yo también llegue a pensar algo parecido, ¿me pregunto si otras personas también lo hacen? Pero creo, que decidir si algo esta bien o mal, solo por que las personas te dicen que esta bien o mal no es del todo correcto. ¿como decirlo? Es algo difícil...  

—Quieres decir que uno mismo debe decidirlo por su cuenta.

— Si eso es. —Kido sonrío— Pero, en este caso.  Si te sientes incomodo con eso, podemos dejar de lado esa parte por un tiempo.

—No señor eso no me parece —negó quisquilloso, Cody.

Kido sonrío soltando una pequeña sonrisa. Sabia que su niño le diría eso.

—¿Por que te ríes? No es gracioso.

—No. Por nada. Tú mismo ya te respondiste. Eso fue muy lindo —sonrío el muchacho mientras acariciaba juguetón la nuca del castaño.

El menor cerro los ojos sintiendo cosquillas por toda la espalda.

—Joe…

—Tú siempre luces tan lindo. Me encanta lo que te pusiste hoy para mi —contesto el mayor con voz baja y beso la frente  del pequeño.

A Cody le temblaron las rodillas y un millar de mariposas revolotearon desde sus garganta hasta sus vientre. 

—Te amo —Joe no dio mas explicación a sus actos.

A continuación. El muchacho de gafas lleno la cara de su niño con besos, suaves, ligeros y amorosos para tranquilizarlo. Lentamente se coloco arriba de él y por fin beso sus dulces labios de miel.

El castaño se sintió extrañamente indefenso. No, era otra cosa, que no podía identificar, entretenido jugando con la lengua de su senpai, dentro de su boca.

Se separaron.

—Dime. Este es uno de tus uniformes viejos ¿verdad? —pregunto Kido con voz suave acariciando el rostro de su principito, quien solo asintió ruborizado. El mayor añadió —Mira. Incluso escribiste tu nombre en el frente —toco una por una las letras, delineando con la punta de sus dedos. Sonriendo de una manera que Cody no habia visto antes, tan incitante. Provocando una estremecimiento en todo su cuerpo.

—Si no estuviera escrito en el frente —contesto el niño licioso —no seria un traje de gimnasia de verdad.

—Ya veo. Tienes razón. Y las orejas y el cascabel ¿de donde lo sacaste? —hizo sonar el cascabel con un toque de su dedo.

—Eso es secreto —sonrío tímido el menor —. Ya vez como si puedes. Como si puedes decirme cosas pervertidas.

—Pero si yo no he dicho nada como eso.

—Eso es lo que tú piensas. Pero si lo haces. Me gusta cuando lo haces, por eso dime mas cosas como esa mientras me demuestras cuento me amas —pidió casi como su fuera un ruego, sosteniendo la cálida mano de su senpai, frotándola contra el costado de su rostro.

—Si —beso el mayor sutilmente en sus mejillas—. Te vez tan lindo.

Recorrió el delgado cuerpo del menor con ambas manos, apretando la cintura que casi podía rodear sin mucho esfuerzo.

El castaño temblaba y su cuerpo comenzaba a calentarse, ladeo la cabeza al sentir el tacto f irme de su senpai.

—Joe. ¿de verdad te gusta? —subió las manos arriba de su cabeza, sonando el cascabel de su cuello —. No lo dices para hacerme sentir bien después de todo el escándalo que hice ¿verdad?

—En lo absoluto. Mira —tomo la mano del pequeño hasta su entrepierna hasta hacer que la tocara.

—Esta muy dura —exclamo, Cody avergonzado— esta caliente.

—Es que esta feliz de verte así.

—Pervertido.

—Tonto. Si fuiste tú el que me pidió en primer lugar que le digiera ese tipo de cosas. —Contesto Joe sonrojándose hasta las orejas. Le estaba costando un poco decir eso en voz alta sin que sonara vulgar, a su consideración.

El niño asintió con la cabeza y una sonrisa:

—Es que me da pena —confeso— siento que no se me ve bien.

—¿Por que?

—Ls chicas de tus revistas tenían ropa bonita y nueva. Ademas de orejas y cola. Pero, yo no supe por donde se podían la cola.

Joe se rió:

—¿Quieres que te diga en donde es que se ponen la cola?

Hida se quedo pensando un segundo:

—Ummm…. Si. Dime.

Kido se agacho y le susurró la respuesta al oído.

—¡¿En serio?! —exclamo el pequeño con los ojos bien abiertos.

—No confías en lo que te dice tu senpai —susurro un poco mas alto, Joe. Dando un pequeño mordisco en la pequeña oreja del castaño, a la vez que deslizaba su mano derecha por la cadera hasta el suave muslo del encantador niño, quien solo se limito a soltar un quejido al sentir como le apretaban con firmeza.

El chico de cabello azulado, descendió sus labios por el sensible cuello de Cody. Sus manos suben de nuevo apresurado, a comparación de su habitual costumbre de ir lento. Se olvido completamente de ello, así de un solo movimiento, subió  la camiseta del castaño hasta el cuello, a la vez, mas rápido que un suspiro bajo los pantaloncillos y la ropa interior del pequeño; revelando el hermoso cuerpo.

—Joe. Despacio. —pidió tímidamente el niño.

—Esta bien. Tranquilo. Recuerda que se supone que soy yo el que siempre se pone nervioso —sonrió—. Senpai se asegurara de hacerte sentir muy bien.

Y así. El  muchacho fijo sus labios a aquel encantador botón rosado el el pecho de sus pequeño gatito. Mientras que su otra mano masajeaba los deliciosos y redondos frutos del hermoso niño, quien solo gimió alto ante el feroz ataque.

—Senpai… ¡Ahhh!

A continuación. Kido dio una lengüetada larga desde el pecho del chiquillo, pasando por su hombro, su mejilla y culmino en su boca, hundiendo la lengua y saboreando todo lo que pudiera dentro de ella.

Se separaron embelesados.

El menor sonrojado y agitado dijo:

—Yo… yo también… quiero hacerte sentir bien…

—No. Quieto. Aun no acaba mi turno.. Aquí abajo me dice que siga un poco mas —contesto un poco malicioso, jugueteando con sus dedos en la entrepierna del niño —. Eres tan hermoso —se inclino ligero y beso en el pequeño pubis del chiquillo.

—¡Kyaaa! Ahhh…. —se escucha los placenteros gemidos de Hida, junto al sonar del cascabel.

El mayor procedió entonces. Hábilmente despojo a Cody de sus pantaloncillos y de la ropa interior. Dejando exclusivamente con la camisa, los calcetines, las orejas y el collar.

Se dedico primero a besar y a lamer toda la zona baja del delicado cuerpo de su pareja.

El  castaño solo suspiraba y se dejaba llevar por la sensación cálida y electrizante que sufría a cada beso, a cada mordida fingida.

Al poco tiempo, Joe provoco a Cody para que se sentara en la cama. El niño apenas con un poco de fuerza,  entre suspiros y ruborizado, obedeció sin decir nada. Le robaron un rico beso, cálido, húmedo y apasionado.

—Joe… —apenas podía pronunciar el nombre de sus amado senpai con el poco aliento dejado en su ser.

—Que buen chico eres. Vamos a sentarnos de manera especial, para que te pueda tocar mejor ¿esta bien?

Cody solo asintió con la cabeza.

Así el muchacho se sentó detrás del castaño con las piernas abiertas y el pequeño entre ellas. Lo recargo sutilmente contra su espalda, beso la parte detrás de su oreja y olió su cabello chocolate, como siempre era dulce, muy dulce.

—Me siento bien, ah —dijo Hida temblando y con todo el cuerpo caliente — tócame mas, por favor —tomo las grandes manos del mayor y las presionó sobre su cuerpo, acariciándose con ellas —. Están calientes.

Kido abrazo fuertemente  al menor, fue un apretón cálido, pasional pero a la vez resguardador.

Le dio un beso estremecedor en la nuca y continuo masajeando y pellizcando su pecho por sobre la playera.

—Ahhh… Joe no lo hagas…. ¡Aaahhhh! …. No lo hagas de esa forma…. Pervertido —dijo el chiquillo hundiéndose en su delirio.

Pero el mayor solo contesto:

—Eres tan lindo —descendió su mano derecha acariciando brevemente el vientre apenas descubierto de Cody y procedió a masturbarlo —. Mira nada mas como te has puesto por solo tocarte un poco. Tu eres el que es un chico muy pervertido

Cody solo abrió los ojos de sobremanera y soltó un grito de placer. Esas eran las mismas palabras con las que el habia estado fantaseando. Inmediatamente su cuerpo es presa de un increíble ardor.

Por su parte Kido, no se quedaba atrás, el calor y la agradable presión que ejercía el pequeño contra su cuerpo era muy excitante. Sentia los dedos húmedos y pegajosos por los fluidos que salían de su gatito. Su mente comenzaba a flotar, no aguantaba mas,  quería entrar en el calor de ese cuerpo tan frágil.

—Joe… —llamo Cody con voz entrecortada, bajando a este de su ensoñació. El castaño alzo su mirada verde y dijo tímido, ruborizado y temblando —ya… ya… No sé. Tengo muchas ganas de metérmela a la boca.

—¿Que?

El mayor pareció no entender, así que solo detuvo sus caricias.

Aprovechando esto, Cody se voltea abrasando fuertemente a Joe y se acurruco, aspirando su aroma, embelesado.

Tomo con ambas manos el rostro de su senpai y beso, entreabriendo sus labios para dejar escapar un suspiro.

Prendo sus dedos en la camisa del mayor y uno por una desabrocho los botones de la camisa del muchacho.

Presionó sus manitas  contra el amplio pecho del mayor, deslizándolas lentamente hacia abajo.

Un gemido ronco salió de la garganta de Kido, quien indico sin palabras que desabrochara el cinturón.

El pequeño obedeció. Tiro y tiro del cinturón hasta que salió. Cayendo de espaldas con las piernas abiertas, dándole una vista completa a su senpai.

—No me mires así. Es vergonzoso —dijo Cody bajando la la playera hacia abajo lo mas que podía, tratando de cubrirse inútilmente. Sus lindas partes suaves y rosadas se daban a destacar.

Ese niño era lindo, demasiado lindo. 

Kido no dijo nada. Se despojo de las prendas inferiores y tiro del brazo del chiquillo para poder acercarlo y arrebatarle un beso.

Solo fue un segundo. De un momento al otro inclinó al castaño entre sus piernas, incitando a la felación.

Cody feliz acepto, por fin su senpai habia entendido lo que quería.

Le encantaba empezar por la punta, moviéndola entre sus labios como si fuera paleta de dulce, antas de engullir su objetivo y comenzar a moverse.

Kido se sentia elevar, se niño sabia como hacer, para que se le erizarán todos los bellos del cuerpo, solo usando sus dotes.

—Ah… ah… que buen chico eres —comento como si estuviera adormilado. Acaricio el suave cabello de Cody —. Lo haces muy bien.

Sus labios son tan suaves como malvaviscos.

Escuchaba el cascabel sonar rítmicamente, cada vez mas rápido, hasta que solo hubo silencio. El niño se detuvo un momento a recuperar el aliento.

—Me estoy divirtiendo mucho, Joe.

—Que bueno.

—Pero —Cody desvía su mirada ruborizada y tímida —, me divertiría mas si… si…. Ya comienzas a pre… a prepararme.

—Ya veo. Pero si quieres eso. Tienes que seguir hacinado un buen trabajo.

—Si —contesto Hida con una pequeña sonrisa y volvió a hundirse en la entrepierna de su amado senpai.

El mayor por su lado cumplió con su parte. Después de untar rápidamente un poco de lubricante, comenzó a dilatar la delicada entrada del castaño, quien trataba de no olvidar el asunto que tenia entre sus manos y su boca, solo por el repentino vibrar de su cuerpo.

Cuanto tiempo habia pasado desde su jugueteó. Si, así es, a ellos no les gustaba comer su plato fuerte inmediato. No, a ellos les gustaba hacer travesuras con el cuerpo del otro. Una extraña ventaja que tenían por la inexperiencia de ambos.

Aveces, solo aveces, ese jugueteó, era su forma de hacer las cosas. Quizás por ello aveces sentían que lo que hacían no entraba en la categoría de lo que era normal, pero como saber ¿entonces que era lo normal?. Tal vez por eso también llegan a sentirse de esta forma rara, y haberse planteado todos esos cuestionamientos de hace apenas unos segundos. Definitivamente no eran como las otras parejas, ambos lo sabían. Pero esta, su forma de hacer las cosas, les era suficiente para mantenerse ambos satisfechos. Aun que aveces solo se acariciaran en completa desnudes. Eso  les era suficiente.

Pero esta vez. Es de esas otras veces, de esas en que sentían que el tiempo no les alcanza y quieren devorarse, apretarse y sentirse en lo mas hondo del otro. De esas en las que sentían como si algo fuera diferente, como si la sangre les hirviera. Si, aveces podían hacer cosas un poco particulares o por lo menos a la vista de ellos, su juego se volviese mas adulto…

Cody no dejaba de jadear agitado. Joe acababa de meter el tercer dedo dentro él, meneando de un lado al otro. Ya no podía pensar en nada, el placer podía mas. También habia dejado su labor de complacer al otro con su boca y sin embargo juraba que en cualquier momento su senpai le dispararía un chorro blanco en la cara. La punta del miembro del mayor no le mentía, lucia como una fresa grande, madura y roja, que por si fuera poco, no le dejaban de frotar en su mejilla y frente llenándolo de líquidos transparentes y pegajosos.

Su senpai podía ser malo aveces, haciendo soniditos de “splash splash” “plush plush” para hacerlo pensar que se correría pronto y hacerlo cerrar los ojos.

—¡Ahhh! —gimió fuerte, su senpai  retiro sus dedos —. No. Mas, quiero un poco mas —rogó delirando en placer.

—No, no, no. Vamos  hacerlo ya —fue la la única justificación que dijo Joe.

Tomo al niño y lo acomodo a su lado. A pesar de colocarlo boca arriba , Cody siempre se volteaba, recargando la cabeza en la almohada, poniéndose a gatas y levantando lo mas que podía las caderas. En completo ofrecimiento.

Joe no tenia mas quejas de esa atrevida posición que la sobre excitación que le provocaba.

No esperaría  mas, tomando firmemente las caderas del castaño le penetro de un solo movimiento, profundo hasta la empuñadura.

Se escucho el fuerte gemido de ambos y de un cascabel.

Comenzaron el movimiento con cierta desesperación.

Hida gimió aun mas fuerte formando una media sonrisa. Su senpai nunca le habia puesto la mano sobre la cabeza apoyándola con firmeza en completo demonio.

El cascabel en su cuello sonaba. 

La mano izquierda de Kido, no dejaba de tocar su cintura, cadera,muslos, espalda y vientre.

La camisa de gimnasia callo hasta el cuello dándole el suficiente permiso al mayor de pellizcar los pequeños pezones duros del niño.

—¡Ah! ¡Joe! —grito apretando las piernas. En cualquier momento terminaría.

El mayor solo apretó fuerte las caderas del niño y se detuvo de golpe, suspirando. El cuerpo de su niño se sentia bien, exageradamente bien… y por eso iba a disfrutar de el.

—Suficiente —indico el mayor saliendo del húmedo interior del castaño —. Anda. Levántate. —ordeno cariñoso, intentando poner derecho a Hida, quien parecía renuente —. Quiero que estés arriba de mi. Anda.

Ambos se tomaron una pequeña pausa. Kido aprovecho para acostarse boca arriba y convencer al pequeño para que se subiera encima de él.

—Anda. Quiero ver como lo mete tú mismo.

El menor no contesto. Monto a su senpai y hundió la dura erección de este  dentro de su cuerpo.

Se estremeció y pregunto ruborizado:

—¿Por que? ¿porque te gusta que este arriba?

Kido le recorrió con la mirada y dijo:

—Por que puedo verte todo —el niño bajo la mirada tímido. Prosiguió—. Así que comienza, Muévete tu sólo.

—Pero es que…

—Anda. No quiero excusas —movió la pelvis dando una pequeña sacudida electrizante a su gatito.

—Esta bien —contesto Hida como si se derritiera.

Comenzó a moverse lento y poco profundo, de un lado al otro, sin saber como apoyarse. Era su primera ves. La primera vez que el marcaba el ritmo, sin que el mayor pusiera una mano sobre él para ayudarlo. Le avergonzaba el no poder hacerlo bien.

Después de unos minutos encontró una posición cómoda, apoyando las manos a los lados de la cadera de Joe, inclinándose levemente hacia el frente.

—Lo siento —dijo con un hilo de voz— me estoy moviendo muy lento.

—No al contrario se siente muy bien— Kido soltó un gemido ronco.

Siguieron así, hasta que Hida se acostumbro. Viendo esto el mayor le dijo:

—Ah… recargarte hacia atrás y abre las piernas para que pueda verte muy bien.

Hida gimió embriagado. A esas alturas ya habia descubierto su punto y como estimularlo . Obedeció sin ningún reproche.

—Ah… Ahora ah… ah… alza tu playera para que pueda…. Ah… verte el pecho —la voz de Joe estaba cada vez mas agitada.

El niño por su lado, se alzo la camiseta hasta el cuello, sujetándola con la boca. Si escuchaba una palabra mas de su senpai definitivamente explotaría.

Kido no se quedaba atrás. Tenia la mejor vista que su niño jamas imagino darle:

Sus piernas como marfil, su lindo miembro brincando de arriba hacia abajo humedecido, como entraba y salía de él; su vientre agitado, blanco como leche; su pecho firme y lindo pezones erguidos.

El cascabel sonaba frenéticamente resonando en sus oídos. Sus lindas orejitas de gato le parecían tan reales, lo hacían verse lindo, suculento, hermoso.

No aguantaba. No aguantaba mas.

—To-ca-te… 

Fue lo ultimo que alcanzo a decirle a su pequeño, antes de ver como este se corría frente a él, liberando el grito mas fuerte que jamas habia escuchado de su garganta.

Su interior le apretó fuerte, caliente. Antes de que Cody perdiera todas sus fuerzas. Kido alcanzo a sentarse y abrazar el cuerpo de su pareja. Con tres movimientos profundos, Joe, termino en el interior de su gatito.

Ambos se acostaron agotados, tanto, que jurarían que los oídos se les habían tapado. Se cubrieron con la sabana y se quedaron en silencio unos minutos abrazados.

—Te estas volviendo de nuevo un pervertido —comento Cody acurrucándose en el pecho del muchacho.

—¿Será? —contesto Joe con los ojos cerrados y quitándole las orejas de la cabeza a Hida para acariciar correctamente su cabello.. El castaño soltó un suspiro de ensoñación. El mayor termino —Tratare de ya no pensar tanto las cosas. No quiero que se me endurezca el cerebro.

—¿He? —el pequeño alzo su mirada—. Entonces…. Yo dejare de ver tus revistas y pedirte cosas raras. Umm… te pediré permiso.

—Bueno, pero no son mías.

—Otra vez con eso. ¿Porque te da pena? Pensé que era algo normal —pregunto el castaño girando de lado.

—Por última vez. No son mías —dijo el mayor con calma y girando igualmente para ver a Cody hacerle un puchero. Agrego —Es la verdad. Son… ah… son de mis hermanos —confeso con un suspiro de vergüenza.

—¿Todas? ¿Todas?

—Si. Todas, todas.

—¿Hee? —expreso el niño con cierta ingenuidad. Habia algo que no terminaba de encajar —. Que extraño. Me pregunto si las películas también serán de ellos —pensó en voz alta— aun que la única que me gusto, fue esa en la que no habia chicas. Esa fue entretenida.

Cody solo pudo mirar como su senpai se ruborizaba hasta las orejas y se escondía, ocultándose debajo de las sabanas.

—Joe —llamo picando la sabana. No  se habia dado cuenta de lo que habia acabado de decir —Joe…

De repente la mano del mayor salió de entre ellas y lo jalo hacia él.

—Creo que esta vez voy a tener que castigarte —dijo el muchacho sin poder ocultar su vergüenza y su disgusto — ¡Te voy a a enseñar a no ver mis cosas sin mi permiso!

Así de un movimiento rápido cubrió a ambos con la cobija.

—¡Nyaa! Ja ja ja  ¡Espera me haces cosquillas!

A pesar de lo rápido que pueda pasar por sus faces o su crecimiento, Joe siempre pensara que Cody es un lindo chico.

A un que aveces, no esta mal que Joe sea un poco mas permisivo con lo que quiere y se tome la libertad de castigarlo de vez en cuando.

 

Continuara...

Notas finales:

Bien, eso es todo por ahora.

Creo que desde aqui, se bienen los capitulos largos, asi que pido  paciencia con la entrega de los mismos u.u

Les deso lo mejor, cuidense y nos leemos luego n.n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).