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5 estrellas por muad_did

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Disclamer: Relato completamente original, si lo ves en otras paginas bajo otro nick avisame. Gracias ^^



Nota:
Este capitulo no habria salido tan rápido sin la inestimable ayuda deAs Black, Leviq y Neu (que incluso corrigio el texto), ayudandome con critica y correcciones. ^_^ gracias chicas!



Capitulo 7:


Kalí se estiró la chaqueta en un rápido gesto ante el espejo ornamental, una vez aprobado su aspecto continuó caminando entonando una pegadiza rima. Tenía que admitirlo, se sentía bien consigo mismo, la relación con su cliente era agradable e incluso debía que admitir, amistosa. Sacudió la cabeza en reproche al sentirse sonrojarse por esto. Pero no podía negar que la presencia de Maikel, aunque fuese en condición de su cliente, le hacía sentir bien.

Se había duchado y cambiado en su habitación sin desperdiciar tiempo. Miró el reloj e imaginó que Maikel debía aún estar en pleno masaje. Aún tendría tiempo para organizar la salida que le había pedido, sólo tenía que comprobar que ningún otro cliente fuese hacer alguna actividad especial en el exterior del hotel. Kalí sonrió ante la idea de lo que opinaría Maikel sobre el pasatiempo de varios políticos consistente en cazar mujeres desnudas con pistolas de pintura.

Arrastrando el carrito de toallas, la joven se detuvo a su lado, para golpearlo con el carro un instante, sacándolo de sus ensoñación. Nadiuska le miró con reproche.

-“¿Donde está tu apuesto cliente?”- preguntó en signos -

-A esta hora debe haber empezado el masaje…. ya sabes como de dedicada es Clarisa, seguro que no terminan hasta dentro de una hora- dijo resignado-

-“!Eso es imposible!” -contestó sorprendida, gesticulando frenéticamente-

-¿Por qué? -Kalí se vio obligado acercarse a un paso de ella y tomar sus rápidas manos un instante entre las suyas- Tranquila Nadiuska… sabes que si vas tan rápido no puedo entenderte..-

La joven retiró las manos e inspiró profundamente antes de continuar.

-“Ahora mismo, cuando estaba en el cuarto del servicio bebiendo una limonada -precisó- vi a Clarisa entrar acompañada de dos chicos de mantenimiento, apenas podía mantenerse en pie, la acostaron en la cama de la sala de descanso mientras buscaban al médico… creo que se quejaba de dolor de estómago…” -informó- “!Me parece imposible que pudiese recuperarse tan rápido para dar un masaje casi inmediatamente!”-

Kalí comprendió las palabras y reflexionó un instante sobre ellas, una chispa brotó dentro de su mente.

-¿Había alguien más allí? -preguntó-

-“¿Te refieres a cuando enfermó Clarisa?”-

-Sí, creo que es importante… - aseguró.

-“Realmente no recuerdo a nadie más en la sala, sólo los chicos de mantenimiento y… ¡ah sí!, vi a Arthur, creo que se ofreció a avisar él mismo a la dirección del incidente” - la mirada de Kalí hizo que la propia Nadiuska entendiera- “¿Crees que él… ?”

Kalí no necesitó oír mas. Se despidió de la joven y la mandó a interesarse sobre la salud de Clarisa, él se dirigió veloz hacia la sala de masajes a través de los pasillos de servicio, llegando casi a arrollar a un sirviente que cargaba bandejas sucias en un carrito, tras una rápida disculpa continuo su camino hasta llegar a la puerta. El pomo no cedió a su mano; sacó del bolsillo su tarjeta llave y la deslizó por la ranura, la puerta continuaba cerrada, lo intentó de nuevo para confirmarse de que lo habían bloqueado desde dentro.

Se detuvo para pensar… no podía derribar la puerta de servicio, eran muy resistentes por ser contra incendios.

“Y si me equivoco y todo se trataba de un error… “- pensó-

Pero algo en su interior rechazaba esta idea… algo estaba pasando y tenía la certeza de que Arthur estaba implicado. Finalmente decidió salir a la sala del jacuzi e intentar probar la entrada desde ahí. La encontró cerrada también, pero recordó que esta puerta ornamental sólo tenía un pequeño seguro, apoyó el hombro en ella y empujó, al cabo de uno instante oyó el astillado de la madera allá donde el seguro había saltado. La puerta se abrió y le permitió entrar.

Sobre la camilla, boca abajo Stephan parecía ajeno a su entrada, con los ojos cerrados parecía absorto en el masaje que recibía por parte de Arthur. Durante un momento Kalí se detuvo pensando que se había extralimitado en sus conclusiones, que todo había sido un error. Entonces se percató de que Arthur llevaba la bata semiabierta, sin nada debajo. La toalla que en otro momento había cubierto la baja espalda de Stephan se encontraba ahora al borde de la camilla. La mano del Arthur se perdía entre las piernas del otro, arrancando suspiros ahogados del hombre al retirarla.

Sin prisa Arthur se giró hacia Kalí, ajustándose la bata con soberbia. Su mirada felina parecía tranquila y calculada.

-¿A qué se debe tu estruendosa entrada Kalí? -preguntó sin importancia, tomando un bote de aceite con aire distraído- Estamos en mitad de un servicio…. es una falta de educación por tu parte entras así… -

El color del rostro del mayordomo subió algunos grados, pero se controló para replicar.

- Me puedes decir que esta pasando aquí… encerrándote en el cuarto, bloqueando el sistema de seguridad, y además con mi huésped…- sus últimas palabras salieron con una fuerte entonación- por no hablar de la oportuna indisposición de Clarisa… ¿qué pretendes?-

-¿Yo?- dijo ofendido, golpeándose el pecho con la palma de la mano- No me seas paranoico… lo único que ha pasado es que el huésped esperaba un masaje y como vez no ha rechazado a que se lo de yo…- musitó pícaro- Así que vete ya para que pueda continuar - le despidió con la mano mientras se volvía hacia el hombre tendido- ¿o es qué vas a contradecir los deseos de un huésped?- preguntó mirándole sobre el hombro- márchate ya y no transmitiré una queja a dirección por tu molesta intromisión-

Apretando sus puños Kalí tuvo que admitir que él tenía razón, los deseos del huésped tenían prioridad, si él había aceptado el masaje de Arthur no había nada más que discutir. Estuvo a punto de retirarse cuando se percató de la situación, había estado tan furioso con Arthur que no se había dado cuenta de que Stephan no había dicho ni una palabra como respuesta a su presencia. Giro alrededor de la camilla arrodillándose junto a la cara del hombre, cuya agitada respiración daba fe de que seguía despierto.

-¿Señor..? -Pronunció junto a él, el hombre abrió los ojos y le miró- ¿está todo a su gusto?-

El hombre sonrió y su vista se deslizo por su cuerpo antes de girar hacia el techo y volver a él.

-O siii… mi querido amigo, va todo estupendamente… tu amigo me esta dando un masaje de ensueño… realmente me estaba realmente poniendo caliente… -miro hacia atrás un instante y una risa tonta se le escapo entre los labios- ¿he dicho yo eso?… ji ji ji-

Tras percatarse además de la mirada perdida y errática de Maikel. Kalí se alzó en su estatura y se dirigió hacia Arthur, que dio unos pasos hacia atrás, buscando con su mano el picaporte de la puerta de servicio que el mismo había bloqueado.

-Puedo explicártelo Kalí…- farfulló- fue él quien me pidió algo más….-

Cuando estuvo frente a él, el mayordomo sencillamente alzó la mano y agarrándole por las solapas de la bata acercó su rostro al suyo mientras le presionaba contra la puerta.

-¿Qué le has dado..? -pregunto fríamente- o me lo dices todo ahora o te aseguro que el despido va a ser tu ultima preocupación-

-Sólo era un poco de aceite de YLang- admitió- ¡Es inofensivo!… lo he utilizado muchas veces… ¡te lo aseguro! -

Kalí no aflojo ni un ápice la presión sobre el cuerpo del otro.

-¿Cuánto dura el efecto y que querías hacer con él?-

-¡Unas horas apenas! normalmente se ponen muy cachondos y se quedan dormidos… ¡cuando despiertan no recuerdan nada!…- farfullo tratando de alejarse de él-

-¿Y que ganas tú con ello?- con el zarandeo que acompaño al movimiento un pequeño objeto cayó al suelo. La pequeña cámara digital apenas hizo ruido al caer.

Kalí lo soltó tras comprender su juego y le retiró la mirada.

-Márchate…- susurró Kalí-

Tras la desaparición del rubio por la puerta, Kalí se acercó nuevamente a Stephan, este se había incorporado y se sentaba con los codos sobre las rodillas mientras se masajeaba el rostro.

-Me siento un poco mareado Kalí…- musitó el castaño en un instante de lucidez-

-Lo sé Stephan… -contestó el mayordomo tomando del armario un bata blanca y poniéndola sobre los hombros del hombre- Vayamos a la habitación, allí podrás descansar…-

Recorrieron juntos a lo largo de los pasillos, como era norma en el hotel no se encontraron con nadie en el camino. Stephan debía apoyarse en Kalí pues parecía caminar como un noctámbulo dejándose guiar sin rechistar, Kalí sentía bien el calor que recorría la piel de su cliente y su jadeo entrecortado. Finalmente atravesaron las puertas y el cuerpo del castaño cayo como una roca sobre la blanca cama.

Kalí reflexionó sobre su siguiente movimiento, decidió que debía hacer algo por bajar su temperatura; entró en su habitación y tomó una escudilla con agua y un paño. Regresó junto a su huésped y lo colocó boca arriba para refrescarle el rostro, que en ese momento casi parecía propio de un durmiente.

El húmedo paño refrescaba la piel del cuello antes de descender hacia el pecho desnudo. Sin dudas ni titubeos refresco la ardiente piel. En un momento en que llevaba el paño hacía el brazo del hombre este entrecerró los ojos y alzó el pecho. Kalí pensó que se había despertado pero su siguiente movimiento fue levantar las manos y agarrarle arrastrándole sobre él. Segundos después quedaron ladeados sobre la cama, los fuertes brazos de Maikel abrazaban contra su pecho al mayordomo.

El joven no reaccionó, verse entre los brazos del hombre, le había de alguna forma sorprendido, no sabía que hacer, pero no trato de rechazar sus brazos, aunque dudaba que pudiese ganarlo en fuerza. Maikel se limitaba a abrazarlo, haciendo que su rostro quedara sobre el pecho del hombre, apoyado bajo la quijada.

Ninguno se movió, el tiempo pareció detenerse para Kalí que fue consciente de la sensación de protección que le inundaba. Su cuerpo temblaba contra su voluntad y de forma insconsciente se apretó contra la ardiente piel. Las manos de Maikel tomaron vida y recorrieron el cuerpo del joven sin pudor. Bajo la tela de su ropa, toda su piel fue acariciada por las enormes y firmes manos, estas llegaron a su baja espalda y tomaron sus nalgas un instante dubitativo.

Con un brusco gesto las manos se retiraron y Maikel le dio la espalda completamente mientras recogía sus rodillas hacia su cuerpo y murmuraba. Una vez recuperado el aliento tras el asalto sensorial de esas manos, Kalí se inclinó sobre el cuerpo de Maikel par aprestar atención a sus murmuros… escucharlos le paralizo…

-No, no, no así, no puedo no puedo, yo no soy así… no soy así…-musitaba entre las ensoñaciones de la droga- no con él…-

Brillantes y fugaces, dos lágrimas cruzaron el rostro de Maikel. Kalí entendió la lucha que se libraba en su interior, entre el deseo artificial y sus propios sentimientos. Retiró las manos que tendía hacia el y las mantuvo sobre su regazo mientras simplemente le observaba.

Tras varios minutos la respiración antes agitada se había relajado notablemente e incluso instantes después era evidente que Maikel había quedado dormido. Kalí dudó en levantarse, pero tras una pequeña inspección concluyó que tenía que cambiarse de ropa o sería evidente lo que habida ocurrido si alguien observaba las mangas descosidas y su camisa arrugada.

Antes de retirarse, cubrió al otro con una suave sábana y para su propia sorpresa se descubrió a sí mismo depositando un fugaz beso en los labios dormidos.

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