Después de una mañana agotadora, teniendo que cargar mercancías, atender a los pocos huéspedes que tenía el hotel y darle limpieza a la fachada principal retirando el hielo de esta, Aioros les dio la tarde libre a los dos menores, ambos no quisieron desperdiciar un minuto mas, entonces Aioria y Milo se apresuraron para ir al lago congelado y poder pasar el dia patinando en los hielos como lo hacían cuando apenas era unos niños, ambos corrían como niños, como lo hacían cuando la abuela de Milo los llevaba a patinar, antes de que se encaminaron al lago, ambos tuvieron que ir por sus patines, Aioria tuvo que adelantarse para lograr apartar un lugar en las cercanías, pero para su desgracia todos las bancas de madera que hacia sido colocadas a la orilla del lago estaban ocupadas por las familias que disfrutaban el ultimo momento en ese lugar, tuvo que esperar unos minutos a su camarada, llevándose la sorpresa de que Milo traía consigo una pequeña frazada y sus patines colgados en uno de sus hombros
-gato- dijo alegremente el peli índigo corriendo para quedar a un lado de él-mira traje este, supuse que ya debería estar ocupados todos los lugares así que te traje esto- mostrando la frazada, los ojos del castaño se iluminaron y tomándola haciendo que sus dedos rosaran ligeramente con los de Milo logrando sonrojar, sin que el gato se percatara pues estaba entretenido acomodándola sobre la nieve, procurando que no se fuera volando.
-sabes Milo eres un gran ángel-son una sonrisa ambos se quedaron descansando esperando a que la gente se fuera para poder patinar en privacidad, pues ambos tenían la manía de estar solos, es como si le gustaran patinar, asi que mientras esperaban estuvieron hablando de cosas triviales, hasta que se percataron que la gente se iba a sus casa.
-este lugar como lo adoro- mirando como los tonos azules del cielo se convertían a uno anaranjado-
-si Milo-
-me recuerda mucho a la abuela cuando nos llevaba aquí y me regalo mis primeros patines- con mucha nostalgia el ojiturquesa recordaba a su amada abuela cuando le contaba aquellos cuentos de grandes patinadores que creaban que creban hermosas figuras en el hielo que pisaban.
-sabes ilo cuando hablas asi, haces que me acuerde del pequeño niño que siempre se caia cuando por primera vez piso una pista de hielo-
-no digas tonterías Aioria- sonrojándolo- mejor vamos a la pista- levantándose y sacudiéndose un poco la nieve que se le había caído a su ropa
Ambos se colocaron sus patines, el castaño tuvo que ayudar a Milo pues hacia poco lograba mantenerse en equilibrio por un accidente que tuvo hacia unos meses que lo obligo a estar en reposo y lo le afecto en sus movimientos en el hielo, asi que con cada paso que daba para poder llegar a la pista, el castaño tenia cuidado que no soltarlo hasta llegar al frio hielo done con pasos lentos iban deslizándose sobre el, la escasa gente que se quedaba miraba a los dos jóvenes patinando, muchas se preguntaban que ya eran pareja pues a simple vista podían decir que eran la pareja perfecta, mas nunca lo sabrían pues siempre que hablan de ese tema con uno de los aludidos, estos niegan excusándose solamente con la bella amistad que tenían.
Los movimientos de Milo era con gracia, mientras que los aioria siempre trataba con gentileza cada vez que ambos cruzaban pasos, era como si estuvieran bailando un vals en el hielo, siempre Aioria lo tomaba de su cintura para que Milo pudiera hacer aquellos pasos con gracia, algo que lograba hipnotizar a cualquier persona que los estuviera viendo.
Asi los segundos se iban trasformando en minutos y estos en horasy ambos se iban divirtiendo
El castaño estaba muy entretenido viendo los pasos invidiviales que hacia Milo que no se percató que un copo de hielo cayo en la punta de su nariz y al momento que el peliindigo lo miro, solto una carcajada inocente por lo gracioso que se veía su amigo
-que!!-
-tu nariz Aioria-
-¿mi nariz? que tiene mi nariz- sin saber que decía, Milo con una sonrisa picara y con las manos atrás de su espalda patino hacia el hasta quedar al frente de él y teniendo cuidado que no maltrtar el copo se lo quito y mostrándose-
-mira tenias esto- mandándolo a volar nuevamente para que sea parte del contorno invernal, para sorpresa de los dos se dieron cuenta que nuevamente comenzaba a caer lo que significaba de que era algo tarde como para estar en el hielo a esas horas.
-sera mejor regresar gato- pero el castaño todavía no quería irse no después de lo que hacia mucho tiempo lo tenia en mente.
-espera Milo tengo que decirte algo- Miraba como su amigo estaba ya recogiendo la frazada, para irse de regreso al pueblo sacudiéndole la nieve que había caído sobre esta.
-si que tienes que…- no pudo continuar ablando pues los ojos verdes de su amigo estaban posados en su presencia, lentamente se fue acercando hasta quedar al frente de él-¿que esta sucediendo?-susurrando y apenándose por la cercanía que estada con él, provocando que sus mejillas se acaloraran mas de lo normal.
El castaño fue acariciando su mejilla mientras acercaba su rostro al de ojos turquesas hasta que ambas respiraciones chocaban.
Sus mejillas sonrojadas delataban como estaban sus sentimientos a flor de piel y hacia que a Aioria le causara simparía por lo apenado que estada su acompañante.
-Milo yo…-acercándose mas hasta quedar a un pequeño roce, tan solo a pocos centímetros de que sus labios se unieran- tengo que decirte algo- acariciando su otra mejilla- me gustas y mucho, no se lo que pasa, pero estos sentimientos que tengo son mas profundos que la sola amistad que llevamos y hace que te diga que te quiero-
-Ai…ori…a- susurraba antes de que sus ojos se cerraran mientras que los labios se unían con los de Aioria, transformándose en su primer beso, primero con un roce de sus labios hasta que lentamente se fue formando en un beso mucho mas
-me dejaras ser la única persona en tu corazón
-Aioria- con una bella sonrisa en sus labios- si mi gatito, acepto- abrazándolo, beso su mejilla pero el castaño nuevamente quería probar aquellos labios asi que nuevamente los volvió a capturar hasta que el aire les fue necesario-
-Aioria dime que estoy es un sueño-mirando sus ojos verdes que chocaban con sus turquesa que brillaban más de lo normal.
-no mi bichito, esto es la verdad-abrazándolo de la cintura pecando su cabeza a su pecho para que escuchara su corazón que solamente latía por él
A no muy lejos de ahí se escuchaba los cascos de unos caballos corriendo frenéticamente un grupo de cascabeles titiritaban, un látigo rompía con el sonido de los
Y ahí solo con la luz de la luna se podía ver la sombra de un trineo jalado por caballos escoltado por un caballo de grill tan blanco como la nieve que a cada paso de ambos transporte creaban una fina capa de hielo que congelaba al instante el suelo a sus pies, uno de ellos tenia la vista fijada en su camino, mientras su acompañante veía sin mucho interés hasta se podía decir que con desprecio el sencillo bosque que estaban recorriendo, uno de ellos levanto un poco su vista dejando que la luna reflejara unos ojos tan azules como el mas puro zafiro, pero que no mostraban ninguna calidez en estos es mas se podía decir que el solo verlos ya el frio te invadía.