El demonio, ese ser con el cual te intimidan en la iglesia. Lo pintan de bastardo, figura decorativa de lo malévolo. Watari creía fielmente en su existencia, así como también en la de un Dios Todopoderoso.
El demonio…
"El demonio no existe", solía decir Roger, "es una simple figura decorativa creada por el humano para exteriorizar los deseos frustrados de las personas, aquellos que no quieren reconocer, aquellos como la lujuria, la pereza, la avaricia, la vanidad…"
Oh, ¡la vanidad! El pecado capital llevado a cabo mayormente por todos.
Sí, eso era lo que solía repetir Roger. También solía decir que el diablo vivía en él, en Beyond, en Mello, en Near, en Matt, en básicamente todos los huérfanos de la Wammy´s House y en todas las personas del mundo.
Recuerdo que una vez lo escuché decir: "Si matas a alguien, irás al infierno". Pero si el diablo vive en mí ¿soy yo el asesino o es el diablo incitándome a hacerlo?
Tal como nos decía mamá a Beyond y a mí antes de morir: "Las voces de los demonios nos atormentan en las noches, quieren que hagamos cosas que nunca haríamos de estar en manos de Dios, debemos encomendarnos a él y ahuyentar todas aquellas palabras que nos incitan a pecar".
Y si soy yo el pecador, y el diablo es simplemente la figura que está ahí, recordándome todo el tiempo que no debo asesinar… Entonces, ¿cuánta culpa tendría exactamente la figura del "diablo" en las causas y consecuencias de mis acciones? Ninguna, ¿verdad?
Debo aceptarlo: soy genuinamente malvado. De no ser así no habría explicación para lo que me sucede. Y ahora que veo este desastre, ahora que logro comprender, ¡ahora que sé de lo que soy capaz! Reparo en que es cierto...
Siempre creí que la maldad existía en cada uno de nosotros, pero ahora me doy cuenta de que vive en mí más que en cualquier otro ser del planeta.