Era la hora del recreo. Tenían media hora para hacer lo que quisiesen, algunos salieron al patio y otros tantos se quedaron sentados conversando con sus compañeros. Eran las diez y media de la mañana y Sasuke meditaba como resolver el problema de matemática en su pequeña libreta de ejercicios. Suigetsu detestaba ese lado del moreno, tan inteligente y despreocupado de la vida. Ladeó el rostro a la salida encontrando a sus fan femeninas acosándolo con la mirada.
—De verdad no lo entiendo-suspiró el chico de ojos lilas-En vez de estar con alguna chica o doncel en la hora libre, te la pasas estudiando.
—Ve tú, Suigetsu, y deja de fastidiarme. Cuando quiera pasarla bien con alguien, lo haré. Me estás distrayendo-respondió sin despegar la mirada de la actividad.
Un grupo de voces llenas de preocupación se aproximaban a su aula, Suigetsu sintió pasos rápidos. Un tumulto de chicos entró rodeando lo que parecía, a un compañero herido. Este se sentó en su lugar lamentándose y maldiciendo en voz alta.
—¿Qué te pasó?
—¿Quién te hizo eso, Kirai?
—Ese maldito… va a pagármelas muy cara. Bastardo-gruñó conteniendo la bronca.
Sasuke finalmente levantó la vista y observó al chico herido a solo pasos de su banco. Le goteaba sangre de la nariz y tenía un tajo en el labio inferior.
—Ven, debemos llevarte a la enfermería. Tu nariz no deja de sangrar.
—¡Voy a romperle la cara! ¡Lo juro!-gritó levantándose bruscamente y tapando su nariz con una de sus manos.
—¿Fue el chico rubio, verdad, Kirai?-interrumpió otro de sus compañeros.-He oído rumores. Solo pelea con aquellos que dañan a algún doncel de esta escuela. No me digas que tú…
—Sí, lo hice, ¿y qué? Era un estúpido, le dije que había sido una cosa de un día. Ese debilucho no paraba de seguirme a todos lados pidiendo que fuera su novio, le pegué y de la nada apareció ese imbécil de cabellos revueltos. Me dio justo en la cara, mal nacido.
—No debiste hacerlo, tú también te pasaste. Si la directora te hubiera visto haciéndole algo así a un doncel, puedes ser suspendido. ¿Eres consciente de eso?
—Lo soy. No había nadie en el pasillo cuando lo tiré al piso. Pero estaba él.
—Su nombre en Namikaze Naruto-habló otro-Es un chico bastante interesante, se ve tranquilo, pero si te metes con un doncel y le maltratas, veras la luz de sus puños-se burló-Tenlo en cuenta para la próxima vez, idiota-se acercó a la puerta para retirarse.
—¡¡¿Qué dijiste estúpido pelirrojo?!!!
—¡Kirai, cálmate!-entre tres lo retuvieron de que fuera a abalanzarse contra el otro chico.
—No insultes a mi amigo, tú empezaste primero-murmuró, y salió de ahí tranquilamente.
—Ese chico era…
—Sabaku no Gaara, ahora que lo noto, siempre está con el rubio. Es como su guardaespaldas.
—Kirai, vamos. Te acompañaré a la enfermería.
—Voy a vengarme de él, ya verán.-susurró saliendo del salón en compañía de dos amigos.
—¿Viste eso, Sasuke?-miró a su amigo.
—Sí, nada interesante.-siguió con su resolución.
—Tks… ¿En serio no te interesa? Hablan del chico de esta mañana. Al parecer pelea bastante bien, eh. Quisiera tener la oportunidad de hablar con él.
—Entonces hazlo y déjame en paz-murmuró.
—No parece tan fácil. Se ve un poco intimidante.
—Ja, ja, ja-rió el azabache-De verdad, Suigetsu, a veces me pregunto como pudimos ser amigos.
El nombrado frunció el seño.
—Tonto-se levantó y salió molesto del salón.
Así que… Naruto, ¿eh?
…
…
Y en la parte trasera del instituto, Naruto y Gaara estaban sentados en el césped mirando el cielo en profunda armonía., pero el pelirrojo no pudo callar más.
—Estaban hablando de ti en un aula.
—Que digan lo que quieran, Gaara, no me interesa-suspiró cerrando sus ojos.
—Debería interesarte, estas ganando mala fama. Podrían sacarte del colegio por abusar de tantos alumnos, cada semana golpeando a más de cinco. Debido al miedo que has infundado se quedan con la boca cerrada, pero no siempre será así.
—Recuerda con quien estás hablando, Gaara. Soy el nieto de la directora de esta escuela privada.
—¿Ella lo sabe? ¿Sabe lo que haces?
—Más o menos. Le oculto cosas-abrió sus ojos admirando los arboles rodearle.
—Aasf-suspira-El chico que golpeaste te la tiene jurada. Va a agarrarte un día de estos, estaba realmente enojado.
—Será lo mismo de hace instantes-se puso de pie sacudiendo sus pantalones-Volveré a partirle la cara.
—Tú de verdad…-se levantó sonriendo-No tienes remedio.
—No hay cura, Gaara, lo que siento no tiene manera de sanar-endureció la mirada.
—Lo sé-susurró, caminando a su lado de regreso al curso.
—Duele recodarlo, duele tener esas pesadillas una y otra vez en mis memorias.
…
…
Cuatro años atrás.
Eran medianoche, hacia mucho frio en aquel hospital. Ella esperaba impaciente y con los ojos hinchados por haber llorado tanto por su querido nieto de doce años de edad, esperando una respuesta del doctor que atendía a su tierno niño. Ese hiperactivo y revoltoso muchacho que irradiaba luz en su vida y del que se habían aprovechado tan cruelmente.
—Doc-doctor…-la mujer observó al mayor salir y cerrar la habitación.—¿Cómo está…?
—Él se recuperara poco a poco, señora. Sin embargo, las profundas heridas que presenta internamente tendrán repercusiones en el futuro.
—¿En q- qué sentido me lo dice?
—Él es doncel, ¿cierto?-vio a la mujer asentir-Señora, en el futuro él no podrá tener hijos. No tiene esperanza de formar una familia, lo siento.
—E-eso es…-sollozó llevando la mano a sus labios-Mi pequeño…
—Se quedará internado unas semanas. No se preocupe, cuidaremos atentamente de él. Y señora, le sugiero que busque un psicólogo. Necesitará mucha ayuda para salir adelante, apóyelo en todo.
—No hace… falta que me lo diga-lloró-Vendré todos los días a verlo…
…
…
—¡Naruto! ¡Naruto, háblame!
—Gaa-ra…
Sintió como lo sacudían de los hombros, estaba tan perdido en sus pensamientos que no había sido consciente el cómo sus ojos derramaban constantes lágrimas. Miró a su alrededor, sus compañeros le observaron extrañados pero guardaron silencio haciendo sus cosas.
—Lo siento-se disculpó secándose la cara.
—Mierda. No hagas eso, me da miedo cuando te alejas de la realidad, te encierras tanto que… eso va a lastimarte. Necesitamos estar activos, hagamos algo hasta que termine el recreo.
—De verdad, Gaara, no te preocupes. No volverá a pasar-moderó su voz.
—¿Hace cuanto volvieron las pesadillas?-preguntó preocupado.
—Hace dos semanas-respondió serio-Mi abuela me da pastillas para conciliar el sueño, pero últimamente no me están surtiendo efecto.
—Debe haber una forma de ayudarte, ¿y si vas al médico?
—Gaara, eso no hará ningún cambio. Solo queda superar mis miedos… pero no me siento listo.-apretó sus nudillos.
—Estoy seguro de que podrás superar tan terrible trauma. Eres fuerte, Naruto.
Superar… superar el dolor. Superar el día en el que cinco hombres me violaron…
(Continuará)