Habían pasado varios días, exactamente dos semanas, durante ese tiempo, Misaki cada noche sin falta iba a la habitación de Sayuri, hablaban hasta la una o las dos de la mañana y dormían juntos, a la mañana Misaki se levantaba temprano para no ser descubierto y volvía a su habitación.
Misaki se encargaba de bajar las sabanas sucias de la habitación de Akihiko, iba bajando despacio los escalones para no tropezar, cuando sintió que alguien lo agarraba del brazo y lo empujaba a una esquina apartada.
- ¿sabes que día es hoy? - preguntó la voz cantarina y dulce de Mei
- diecinueve de octubre de mil ochocientos ochenta y siete – respondió Misaki
- es el aniversario del padre de Akihiko-sama y Haruhiko-sama – Mei estaba muy contenta
- ¿y que ocurre durante su aniversario para estar tan contenta? - Misaki dejo al suelo las sabanas mientras hablaban
- durante su aniversario, los hermanos Usami eligen a su sirviente favorito, durante el resto hasta el próximo aniversario del señor Fuyuhiko el sirviente elegido tendrá más privilegios que el resto del servicio es una especie de “premio” por el buen servicio prestado – le informó Mei
- ¿hay algún baile o alguna cosa por el estilo? - Misaki no estaba informado de todo eso y en cierta medida tenía cierta curiosidad
- mmm...bueno, depende del año, el año pasado los dos hermanos decidieron su elección en privado en el despacho de Haruhiko y le confesaron su elección a su padre en ese mismo despacho, pero hay veces que se organiza una gran fiesta – Mei casi daba saltos de alegria
- Hiroki fue el elegido durante cuatro veces consecutivas pero todos sabemos que es porque es el amante de Akihiko-sama – le respondió Mei
Misaki se le quito las ganas de participar en esa celebración, prefería quedarse encerrado en su habitación a ver como ese hombre fanfarronear por allí, seguro que se exhibiría sin pudor al lado de Akihiko.
- bueno...yo no quiero asistir – le dijo intentando ocultar sus sentimientos
- tienes asistir....es obligatorio – Mei se decepciono un poco
- de acuerdo, ahora...debemos seguir trabajando – Misaki tomo las sabanas del suelo y salio casi corriendo
El castaño estaba un poco preocupado, no quería asistir a esa dichosa fiesta, pero sabía que al final terminaría asistiendo.
Dejo las sabanas sucias como siempre en la lavandería y subió con otras limpias, entró en la habitación y allí encontró a Hiroki y Akihiko, pero no parecía un ambiente muy romántico.
- ¿que haces aquí mocoso? - preguntó con el entrecejo arrugado se notaba que estaba muy enojado
- solo vine a cambiar las sabanas – le respondió Misaki
- deja la ropa aquí, encima la cama, ya te llamare después, gracias – le pidió Akihiko pero su rostro parecía un poco más triste con un poco de culpabilidad
Misaki obedeció y se retiró, no quería causar problemas aunque justamente era por el que estaban discutiendo Akihiko y su amante.
- ¿piensas elegirlo a él? ¿cierto? - le preguntó Hiroki cuando estuvieron solos de nuevo
- no, no es cierto, pienso elegirte a ti ¿que te hace sospechar que yo quiero alguna cosa con ese muchacho? - Akihiko estaba preocupado, no le gustaba discutir con su amante
- últimamente lo miras distinto, más fijo, como si quieras atravesar con tu mirada su uniforme de sirviente, me he dado cuenta de esos pequeños detalles porque te conozco desde hace mucho tiempo, pero no puedes mentirme y mucho menos mentirte a ti – Hiroki se abrazo al cuerpo de su amante
Akihiko para olvidar el tema lo beso, ¿por que ahora todo el mundo lo acusaba de lo mismo? Ahora incluso su propio amante se había enojado por eso y se lo echaba en cara.
No era cierto, no sentía nada por Misaki, su corazón no latía más rápido ni diferente cuando veía a Misaki, pero aún así, le molestaba que todos lo acusaran de lo mismo, por esa misma razón debía evitar dar más motivos y razones para evitaran seguir pensando de ese modo.
Esa noche elegiría nuevamente a Hiroki, así alejaría esas absurdas sospechas, todo volvería a la normalidad, estaba seguro de eso.
Las horas pasaban lento para Misaki, quería que pronto se terminara ese día, pero no era así, las horas parecían eternas, su trabajo se acumulaba y ya había cometido varios errores, Tanaka incluso le había tenido que llamar la atención dos o tres veces.
Se sentía incomodo, quería encerrarse en su pequeña habitación.
A las ocho en punto de la tarde, todo el servicio fue reunido en el salón, Fuyuhiko-sama estaba presente pero sus hijos no, Misaki supuso que se estarían cambiando de ropa.
- bien, ha llegado la hora de celebrar mi aniversario, pronto mis hijos aparecerán, mientras yo me encargare de asignaros vuestros roles en un día tan especial – Fuyuhiko llamo primero a Misaki
El castaño dio un paso al frente haciendo una pequeña reverencia.
- encargate de servir la cena y Tanaka se encargara de servir el vino, los demás, tienen el resto del día libre, por el momento solo necesitaremos un camarero y Tanaka – dijo finalmente Fuyuhiko
Los sirvientes estaban felices, seguramente mañana por la mañana se enterarían del nuevo afortunado, hasta entonces podrían disfrutar de unas horas libres de trabajo.
Misaki estaba a punto de protestar, no entendía porque solo necesitaban un solo camarero, ahora tendría mucho más trabajo, pero no solo eso, sino que tendría que aguantar la velada familiar.
Hubiera sido mejor que hubieran hecho una gran fiesta en vez de hacer una cena tan intima a fin de cuentas así podrían ayudarlo más sirvientes.
Por suerte la cena ya había estado preparada con antelación, solo debía servirla en los platos.
A las nueve y media, Akihiko, Hiroki y Haruhiko hicieron su aparición, tomaron asiento en sus respectivos sitios y como era normal, Hiroki se sentó al lado de su amante.
Fuyuhiko se sentó al final de la mesa ocupando el sitio más visible de todos.
- ¿y bien? ¿lo dejamos por el principio o para el final? - pregunto Fuyuhiko refiriéndose a la elección del sirviente
- yo ya lo tengo decidido, mi ayuda de cámara sera y es Hiroki – contesto muy seguro Akihiko aunque por alguna extraña razón no se sintió muy bien al pronunciar el nombre de su amante
- ¿estás seguro? - preguntó su padre
- sí, muy seguro – volvió a afirmar Akihiko tomando la mano de Hiroki
- de acuerdo...debo respetar tu elección... ¿y tu Haruhiko? - pregunto su padre
- por Misaki Takahashi, lo quiero a él – fue su rápida respuesta, respuesta que por cierto molesto un poco a Akihiko pero se guardo de decir algo
- de acuerdo....entonces...a partir de mañana Misaki sera tu ayuda de cámara y eso que es raro, nunca has tenido uno fijo – bromeo Fuyuhiko
Misaki había podido escuchar todo, no sabía si alegrarse o no, pero como siempre, debía guardar su opinión para el mismo.
La cena transcurrió con total normalidad, como otra más, no hubo pastel ni fiesta de cumpleaños, todo fue muy normal y quizás incluso soso.
Después de la cena todos se retiraron, dejando a Misaki y Tanaka recoger los platos sucios y vacíos, por alguna razón que el castaño no pudo comprender, se le cayeron los platos al suelo rompiéndose en mil pedazos, sus ojos se nublaron, no entendía la razón, quizás estuviera enfermo, no lo comprendía.
Pero una pequeña vocesilla en su interior le daba la respuesta, en el fondo le había herido que Akihiko no lo escogiera a él, supo entonces que de verdad el peliplata amaba muchísimo a su amante, tanto que incluso en ese momento lo había vuelto a elegir para mantenerlo a su lado, eso fue lo que le había dolido. Escuchar las palabras de Akihiko había hecho que perdiera el control, que incluso rompiera los platos, pero esa era la verdad, la verdad que intentaba ocultar, se intentaba mentir pero ya casi no podía ocultarla.
Hasta ese momento había tenido una pequeña o incluso diminuta esperanza, una infinita ilusión de que el adulto recapacitara.
Se arrodillo al suelo, debía ser fuerte, debía demostrar fuerza y entereza, no debía deprimirse por eso, recogió los trozos de platos rotos, no le importo clavarse algún que otro trozo de la fina y cara porcelana en su pequeña mano.
Debía fingir que todo estaba bien. Cuando terminó de recoger todo, Tanaka se acercó, el ruido de los platos rotos lo había asustado.
- estas herido...debes curar esa mano, solo vete, yo me encargare del resto – le pidió el mayordomo pues en ese estado el castaño era más una molestia que una ayuda
Misaki obedeció, pero ya no tenía un rostro triste, en su rostro solo había reflejado la decisión, no iba a permitir que algo tan absurdo lo afectara, su vida iba a continuar, Akihiko podía seguir amando a aquel hombre, el seguiría con su vida, eso era todo lo que necesitaba, un techo y un poco de comida para poder seguir viviendo, para poder seguir adelante.