Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un comienzo distinto por TsukiNokuroUsagui

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Advertencia: Hay un "intento" de lemon. No se si deba cambiarlo a 18 años asi que esperare sus sugerencias =)...

Otro punto es que si bien Shuichi y Eiri hasta ahora sus personalidades lucen como siempre los hemos leido... poco a poco veran los cambios (o las diferencias) en ellos. 

Y bueno lo típico: Gravitation no me pertenece solo tomo prestados los personajes O.<

 

 

Un golpe seco hizo eco en el estacionamiento, al igual que unos pasos y quejidos quejumbrosos, mi espalda había chocado contra algo frío y metálico. El cambio de temperatura debió de hacerme reaccionar y alejar a ese hombre que devoraba mi boca mas por el contrario mi mano férrea no soltaba la solapa de su camisa, como temiendo que se escapase.


Nuestros lenguas bailaban juntas tan unísonamente como si fuese algo natural entre ellas, el sabor de sus labios y su olor, una mezcla de tabaco y perfume Chanel, me intoxicaban como una droga a la cual me había vuelto adicto en menos de unos minutos, nublándome todos los sentidos y necesitado de más.


Otra vez la sensación fría contra mi espalda. Una de sus manos abandono mi cintura y yo liberé un quejido involuntario que se escapó cuando él se separo de mi unos escasos centímetros para buscar algo entre sus bolsillos.


Sentía mi rostro arder, como si estuviese pasando por la fiebre más alta de mi vida. Con mis ojos entrecerrados por la excitación puede divisar su rostro cerca al mío y noté sus ojos color ámbar que me estremecieron por su profundidad. Un suspiro traicionero salió de mis labios rozando los suyos. Era como estar cerca del rostro más perfecto, con rasgos aguileños, pómulos firmes, labios finos y sexys...


Fueron segundos los cuales el se apartó para buscar no se qué pero yo lo hale hacia mí, estaba vez yo devorando sus labios en busca de aquello que parecía se me había vuelto vital. Su risita jactanciosa murió en mis labios, él sabía que yo era el que quería eso, o al menos eso daba a entrever.


Lo bese con más ahincó, mordiendo sus labios y lamiéndolos. El se puso tenso y se escuchó un bufido que precedió a sus fuertes manos que estaba vez se posicionaron en mis nalgas tomándolas con fuerza, elevándome un poco del asfalto.  Me comencé a elevar y sentí que rozaba el cielo.


Le sentí buscar algo tientas mientras un sonido tintineante cruzo mis oídos, el click de algo al zafarse me hizo respingar cuando ese algo se presiono con más fuerza contra mi espalda enfriándola solo por unos segundos para que luego volviera a la misma temperatura de mi cuerpo afiebrado.


Dejando mis labios y hablando casi sobre ellos me dijo que entrase. Yo lo mire dubitativo y desorbitado, ya había perdido el sentido total de la realidad. Estaba como ido, hasta me pregunté si quizá habían puesto alguna droga en mi Martini porque así me sentía, en el sentido más literal.


Su sonrisa sarcástica de niño mimado volvió a aparecer sobre su rostro cuando se dio cuenta que no reaccionaba hacia su invitación.


- ¿Acaso lo quieres hacer aquí? - me preguntó con una voz ronca que subliminalmente insinuaba algo lujurioso.


¿Hacer? ¿Qué cosa?


Su sonrisa se ensanchó ante mi mutismo y sobre mi mente solo pasaba su rostro y sus labios que aún seguían cerca de mi pero no lo suficiente como para probarlos. Tomando mi cintura con firmeza me puso de lado para abrir la puerta sin seguro de un mercedes negro. Entonces entendí que esa condenada puerta era la que me estaba enfriando desde hacía rato la espalda.


Quise burlarme de mi mismo por mis pensamientos fuera de lugar, pero no tuve tiempo porque el ya me había empujado dentro del auto en el que caí sentado. Lo siguiente que supe fue que él se encontraba gateando hacia la esquina del asiento que era donde me encontraba.


Mientras él se acercaba cual felino acorralando a su presa, mis ojos viajaron por un momento hacia la ventana donde pude apreciar a los otros pocos autos que también se encontraban en el estacionamiento. ¿El  mundo se movía o aquellos autos crepitaban como potrillos salvajes? 


Un chillido agudo se escapó de mi boca, que intente cubrir con mis manos, cuando él asió una de mis piernas, tumbando todo mi cuerpo, posicionándome debajo de él con la única posibilidad de verle a los ojos, mi gran perdición.  


Muy pronto supe la respuesta a mi pregunta cuando el comenzó a besar mi cuello, dejando un camino de besos cortos pero que dejaban huella, y olas de electricidad que discurrían por mi columna comenzaron a hacer vibrar mi cuerpo. Hundió su nariz en el cuenco de mi cuello y respiró profundo susurrándome que olía delicioso. Era quizá la única presa lo suficientemente estúpido para sentirme afortunado de haber caído en la garras de ese carnívoro.


Mis manos viajaban por su amplia espalda intentando infructuosamente quitarle la camisa que me impedía sentir su piel. Deteniendo sus caricias se quito la camisa de la forma más provocadora posible, haciéndome más difícil respirar. Su mirada cargada de pasión me advertían lo que se venía.


De un solo movimiento me abrió la camisa haciendo que varios botones saliesen disparados en el proceso, mi gabán hacia tiempo lo había perdido en alguna parte del camino. Atacó nuevamente mis labios dirigiendo una de sus manos a mi pecho, tocando mis pezones, rozándolos, haciendo que se pusieran duros y yo me preguntase desde cuando era tan sensible. Entonces tomó una de mis manos para dirigirla hacia su miembro que ya clamaba ser liberado de esos pantalones ajustados.


Mi lujuria volvía a salir. Ya en esas circunstancias no tenia que fingir inocencia, no era que tampoco fuese alguien con mucha experiencia en la materia pero aquel miembro reclamaba atención, y mientras lo tocaba y rozaba sobre la tela sentía que mi propio miembro también reaccionaba con él.


Gemidos míos comenzaron a inundar el pequeño espacio, mis pantalones habían volado hacia alguna parte del auto y me hallaba a total disposición de él. Con mis piernas agazapadas cual pinzas en su espalda, intentaba tener el mayor contacto posible con ese cuerpo. Las caricias habían subido a un nivel donde nuestras caderas se movían involuntariamente generando una fricción deliciosa.


Yo aún con mi ropa interior puesta y el con su pantalón semi abierto rozándome y desinhibiéndome de todos mis tapujos, me mostraba aquello que se había materializado en mi mente pero ahora quería que se materializara en mi boca.


Tomando le hebilla de su correa para terminar de quitarla, abrí sus pantalones mostrándome aquello que estaba atormentado mi parte trasera con simples roces que ya no aguantaba. Disponiéndome a ver aquello él me detuvo suavemente.


-¿Estás seguro? - me preguntó con un dejo de excitación pero también de sorpresa, como leyendo mis movimientos. Me creía incapaz de tomar la iniciativa hacia algo más. Lo miré con picardía mientras tomaba su miembro con mi mano y comenzaba a darle masajes certeros dando la presión precisa en la punta que sabia se sentía de lo mejor.


El cerró sus ojos acomodándose y yo me acerque relamiéndome los labios para engullir aquel prominente miembro en mi boca.


- ¡Oye!...


A lo lejos escuchaba a alguien llamarme pero yo me encontraba muy ocupado.


- ¡Oyee!


Rayos. Me estaban distrayendo y yo quería demostrarle lo bueno que era dando...


- ¡Oye despierta! ¡Pesas! ¿Hasta que ahora me vas a usar como almohada?


De repente abrí mis ojos y unos ojos ámbar con las cejas fruncidas me miraban inquisitivamente. ¿Qué demonios había pasado y donde me encontraba? Y más importante aún ¿Quien era él?


Intente moverme de la posición en que me encontraba pero un punzada en mi parte trasera y una sensación húmeda e incómoda escurriendo por la parte posterior de mis muslos me trajo aquellas imágenes que hasta unos instantes pensaba que era parte de un sueño húmedo... Sin embargo, eran parte de una aterradora y muy real pesadilla. ¡El chico existía! Y...


- ¡Ahhh!¡Estas desnudo! - No sabía dónde mirar. Estaba sentada a ahorcajadas sobre sus piernas con su pecho desnudo y su.. su miembro ahi...


- ¡¿No me digas genio?! Ya decía yo que no podía tener tanta suerte, ¿sigues drogado?- me hizo la pregunta retórica mientras me miraba desconfiado y cogía su ropa interior para ponérsela. Yo intentaba mirar por la ventana y hacerme el desentendido. Prefería que pensase que estaba drogado a que sufría un problema de personalidad múltiple o peor aún ¡era un fácil!


Imitándolo busque mi ropa e intente ponérmela lo mas rápido que pude pero mi cuerpo estaba adolorido como si me hubieran dado una paliza y ni que hablar de mi cintura hacia abajo, aquella era una zona que aún no tenía el valor de enfrentar.  Sin embargo el ya se había cambiado y sentía que sus ojos me miraban como devorándome, otra vez, así que de mala gana me puse la prenda aunque se sentía desagradable.


Su mirada lujuriosa paso a una de pesadumbre y aburrimiento.


-Bueno ya que la función se acabo -dijo mientras veía mi cuerpo con ropa como algo que ves en un escaparate y no te llama la atención para nada -  será momento de ponerme en marcha.


Intentando poner mis pensamientos en orden y también cavilando si lo más acertado seria abrir la puerta del carro y salir corriendo hacia no sé donde, entonces me percate que las lunas del auto estaban empañadas.


- ¿Cuánto tiempo dormí? -le pregunté curioso. La pregunta salió de mi boca sin pensarlo y por su mirada atónita, de quien no espera una pregunta tan lerda después de aquel acto, me di cuenta que mejor me hubiese quedado callado.


El me respondió con voz cansina mientras se acomodaba en la parte de adelante del auto y buscaba, por segunda de vez, sus llaves maldiciendo su mala suerte; no sé si por la llave infernal que se escondía o por tenerme a mi ahí atrás de su lujoso auto.


- ¿Dormir? Mhm, digamos que técnicamente te desmayaste por exceso de sexo por unos 30 minutos, supongo que sobreestime tus ansias con estamina en la cama... o en este caso en el carro - terminó diciendo aquello con una mirada pedante que me dedico a través del retrovisor.


¿Exceso de sexo? ¿Desmayarme? ¡Estamina! Ahora si no podía mirarlo, estaba muy avergonzado y estaba seguro que mi rostro se encontraba de mil colores. En total silencio, sin llamar su atención , que ya no la quería, a lo menos no en esa circunstancia tan incómoda, intenté acomodar lo mejor que pude mi camisa que ya no servía porque a las justas le quedaban dos o tres botones; los demás estaban no habidos.


 Con el silencio incomodo, encendió su ostentoso carro y lo hizo ronronear mientras nos poníamos en marcha hacia algún lugar. Saliendo del estacionamiento se enrumbó a la autopista que se encontraba prácticamente vacía por ser de madrugada. Mirándome por el retrovisor se dio cuenta lo que intentaba hacer y se comenzó a reír.


-Oye de verdad lo siento - lo decía con voz burlona - No quise romperte la camisa es solo que no tengo mucha paciencia con esos botones - se justificó dándome la excusa más boba y estúpida ¡Yo no había sido el único entusiasmado en que me la met...!


- Ya deja de hacer eso. Interrumpió mis cavilaciones, mientras aún mis dedos intentaban meter un botón que colgaba de un mísero  hilo, por uno de los agujeros de la camisa para que no se mostrara mi pecho.


- ¡Era una de mis mejores camisas!


- ¿En serio? Pues digamos que no tienes mucho sentido del gusto.


- Pues disculpa, pero no todos podemos vestir cashimier -le recriminé ¿Quién diablos se creía? Está bien que sea guapo pero de ahí a que actuase de manera petulante era todo un abismo que no estaba dispuesto a cruzar.


Entonces frenando ante la luz roja, volteó para encararme y acercar su rostro al mío.


-Es cierto, no todos pueden, y solo algunos pueden lucir tan bien en él como yo ¿no crees? - me preguntó mientras se acercaba más hasta estar a unos centímetros de distancia - ¿Qué te parece un beso de despedida? 


Sin esperar mi respuesta me besó, pero este beso fue dulce y suave. Yo solo le seguí el ritmo porque en mis oídos retumba su última frase. Se separo de mi y admiró mi rostro sonrojado y mis labios húmedos dedicándome una de sus sonrisas de lado, para regresar a tomar el timón del mercedes.


Yo me sentía como congelado, nunca era bueno en esas situaciones y no sabía que decir para crear una conversación. Y más aun si prácticamente el ya me había catalogado como alguien de solo una noche.


- ¿Dónde te dejo? -me pregunto lacónico, como quien quiere terminar una transacción incómoda.


Mi corazón había comenzado a latir muy fuerte, no sabía que decirle. Por una parte quería decirle déjame aquí, aquí me bajo. Pero por otra parte no quería bajarme de ese auto porqué sabía que si lo hacia...quizá nunca más lo vería. Y él se presentaba como un abismo... al cual ya me había lanzado.  

Notas finales:

A partir del siguiente capitulo apareceran más personajes como Hiro (yeyy!)

Espero le este gustando y si pueden dejenme reviews para leer sus opiniones =)

Pdt: si lo hacen comentenme sobre si debería cambiarlo a 18 años, no quisiera herir suceptibilidades...

Cuidense~  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).