Era toda una escena de amor la que se podía vislumbrar, Hyoga no sabía qué hacer, ni siquiera como reaccionar, sentía que el cuerpo le pesaba, ¿por qué?, no es que le interesara del todo lo que hacían esos dos pero en su interior sentía una gran irritación. Frunció el ceño y dispuesto a ir y reclamar por mero impulso algo le detuvo manteniéndole en la sobra. Shun se había separado, miro fijamente a Mime y suspiró con los ojos llenos de ese cristalino líquido, no era la reacción que el pelirrojo esperaba, le tomo de la mano por si el otro intentaba escapar y lo abrazo.
-Lo siento Shun –susurró como si hubiera hecho algo que no se podría perdonar, aunque era un simple beso.
-No, está bien… solo me ha sorprendido –Murmuró limpiando de forma sucia sus lágrimas, sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, no podía decirle al pelirrojo que ese beso le pertenecía a alguien más, porque de una forma estúpida aun tenía esperanzas en Hyoga. –Deja que vaya al servicio –Dijo con la voz apagada, sintiendo que el corazón se le partía en mil pedazos.
Mime soltó al peli verde, le dejo irse, se sentó resignado esperando a que viviera, Hyoga salió de su escondite y dio pasos firmes en dirección del pelirrojo, dejo su comida en la mesa y le observó con cierto enfado. -¡Hyoga! –Exclamó Mime viéndole fijamente, retrocediendo un poco al verle así -¿Qué sucede? –preguntó al ver que el otro no le decía así y le veía de esa manera.
-¡¿Cómo es que eres tan descarado?! Abusando así de Shun, tendrá nuestra edad pero es un mocoso, es inclusive demasiado iluso y tu besándole, ¿sabes los traumas qué…?
-Espera Hyoga –Entre burlas se levanto el pelirrojo, aquello que decía eran puras incoherencias. No hacía falta preguntar si los había visto, eso era lo de menos -No sé qué bicho te ha picado, pero ¿qué te importa?, me gusta, digo tu rechazaste a Shun porque eres como dirían…-Rebusco las palabras de forma burlona –Ya sabes, homofóbico, el niño se te declaro, se te arrojo y tu lo hiciste pedazos. No me digas que ahora te gusta. –Soltó una carcajada y el rubio solo se quedó callado, no tenía los sentimientos tan claros. –Deja que alguien lo haga feliz, a mi él me gusta desde antes que tu llegaras, pero no había tenido la oportunidad y ahora te las quieres dar de héroe, ¿tú qué sabes Hyoga? –El pelirrojo estaba completamente descontrolado, sus puños se cerraban con fuerza y si no fuera porque era bastante orgulloso hubiera llorado ahí mismo.
-Yo… Yo…
-¡Yo, yo, yo, nada!, ¿es todo lo que tienes que decir? –Se burlo y le tomo del cuello de la camiseta –No sabes, tuviste tu oportunidad. ¿Sabes cuánto esperé para besarle, para expresar esto que hace años se anido en mí?, ¿has sentido acaso desesperación por tratar de reflejar tus sentimientos y que no solo los demás sino que esa persona los noté?... Apuesto a que no, tú no sabes que es amar con esta intensidad, verle diario sentir que está prohibido y que es mal visto, que debes enfrentarte a todos y a todo y cuando por fin reines el valor llegas un imbécil y le cautiva, no te ha hecho caso en todos estos años pero llega el desconocido y pone su mirada en él, tú te quedas como idiota esperando de nuevo y entonces ves que hay esperanza, que ese imbécil hizo trizas lo que más amas, ¿qué vas a hacer?, luchar… Luchar y hacer todo lo posible porque no vuelva a llorar, porque sí Hyoga… Shun te ha llorado día y noche pero eso tu querido rubio estúpido no lo ves. –La respiración de Mime al dejar las palabras con tal atropellamiento hicieron que perdiera el aliento, soltó a Hyoga al ver que no tenía palabra alguna que ofrecer y le dio la espalda a ir caminando. –No te metas… Ya desperdiciaste esa valiosa oportunidad, no me quites lo que más amo, porque yo si le haré feliz no permitiré que derrame más lágrimas.
El rubio se quedó ahí, en shock, sentado, sin saber que decir, la tarde bañaba la escena tan patetismo puro, ¿qué sentía por Shun?, ¿era amor, era solo un capricho?, quizás solo estaba confundido, pero es que cada vez que le veía no podía evitar sentir esos latidos intensos en su corazón, no podía borrar su sonrisa idiota cuando le veía cometer algo tan simple, creía que eso significaba algo, sin embargo Mime parecía tenerlo más claro y parecía ir mas enserio con ello. No se podía interponer entre ellos. ¿Shun, Shun amaba a Mime?, ¿se había olvidado tan rápido de él?, pensaba que no, incluso con ese beso el peli verde había derramado lagrimas y esa no era buena señal. Hyoga corrió a buscar a Shun pero cuando lo hizo vio que se iba con Mime, él se abrazaba de su cintura y su rostro le parecía tan hermoso con esa sonrisa.
-¿Tan rápido has terminado de comer Hyoga? –Murmuró Mino al verlo.
-¿Eh?
-Apúrate, no estés perdiendo tiempo, Mime y Shun se han ido temprano, ya sabes, Shun será tío y quiere comprar el primer juguete del bebé y Mime le ha acompañado, esta noche seremos tú y yo rubiecito.
-¿Toda la noche? –Enarcó una ceja y la desesperación se notaba en sus palabras. Quería ir cuanto antes a ver a Shun, quería buscarlo antes de que Mime diera el siguiente paso. Pero ahora todo le jugaba en contra.