Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Venciendo al orgullo por Julie_chawn

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí os traigo el siguiente capitulo. Al final las actualizaciones serán martes o miércoles, según me venga mejor, y el sábado ^w^ Espero que os guste ;3

Sanji despertó con la resaca más horrible que había sufrido en toda su vida. Se sentó lentamente en la cama, sintiendo una cierta incomodidad en cierta zona de su cuerpo. Aquello lo asustó lo suficiente para pararse a pensar unos segundos lo que había pasado la noche anterior.

Teniendo en cuenta que era su trasero lo que le dolía quería decir que no había ligado con una mujer… entonces el cuerpo que estaba a su lado tenía que ser…

Miró a su lado y allí estaba el hombre al que más amaba y que nunca pensó tener en su cama, Roronoa Zoro. En unos segundos todo volvió a su mente.

- Me lancé a él –pensó horrorizado.

¿Pero entonces por qué Zoro se lo había llevado a aquella habitación? Llegó a la conclusión de que el  peliverde estaba igual de borracho y necesitado que él en aquellos momentos. Pero, ¿qué pasaría ahora?

Zoro se despertó con el mejor humor del mundo, nada podía estropearle el día porque aquella noche se había unido a Sanji. Se estiró y miró donde estaba el rubio. Miraba la nada y estaba pensativo, muy pensativo. El peliverde se temió lo peor.

- ¿Sanji…? ¿Estás bien…?

La voz de Roronoa lo sobresalto, y lo más importante, lo había llamado por su nombre. Debía estar realmente preocupado. Sacudió la cabeza y lo miró con seriedad.

- Sí, estoy bien, tranquilo –dijo intentando sonar lo más calmado posible.

Zoro se sentó a su lado y lo abrazó, sorprendiendo al rubio. Sin embargo, no se separó de él, disfruto del cálido abrazo y cerró los ojos.

- Zoro… ¿y ahora qué? –preguntó con un hilo de voz. Aquella pregunta pilló desprevenido al peliverde. 

- No lo sé… ¿tú qué opinas? –Zoró miró a su amado buscando respuestas, deseando en lo más profundo de su alma que no dijera lo que pensaba que iba a decir. Sanji se separó de él para poder mirarlo a los ojos seriamente.

- Estaba borracho y necesitado, esto solo ha sido sexo… –bajo la mirada unos segundos y para después volver a mirarlo. – No ha estado nada mal lo de anoche… Podríamos repetir en otra ocasión.

El corazón de Zoro se rompió en mil pedazos, justo lo que no quería oír había salido de los labios de la persona que más amaba. Aun con todo eso no mostró ninguna debilidad y asintió.

- ¿Entonces si uno de los dos necesita… mmm… desfogarse, podrá buscar al otro para tener sexo sin compromiso? –no entendía como había conseguido sonar así de seguro, pero se sentía orgullo.

- Si, justo eso, ¿estás de acuerdo?

- De acuerdo.

Se dieron un corto beso para cerrar el trato. Zoro cada vez se sentía peor. ¿Por qué había aceptado aquel absurdo trato? Solo para sentir a Sanji cerca de él de vez en cuando. ¿Se podía ser más patético? Estaba claro que el gran Roronoa Zoro había tocado fondo.

Sanji se levantó despacio y se fue al cuarto de baño que poseía la habitación. Se dio una ducha de agua caliente para relajarse. ¿En que estaba pensando? ¿Por qué le había pedido eso? Su cabeza no dejaba de darle vueltas a todo el asunto.

- Maldito orgullo mío –maldecía una y otra vez el rubio.

¿Qué esperaba conseguir de aquella relación? Ni siquiera lo había pensado. Bueno, si había pensado, pero con el pene.

Solo quería volver a estar cerca de Zoro de aquella manera tan intima y la mejor idea que se le había ocurrido para seguir manteniendo su fama de mujeriego había sido esa. Su orgullo se había impuesto a sus sentimientos y estaba seguro de que aquello no podía salir bien.

Terminó de asearse y cuando salió Zoro ya estaba vestido esperándolo. Recogió su ropa completamente arrugada y se la puso. Se miró y miró al marimo, ambos con las ropas desarregladas y con cara de haber dormido poco. Suspiró. Lo único que podía hacer era esperar que sus nakamas no fueran tan inteligentes como para deducir que había pasado.

Con paso lento y en completo silencio ambos caminaron hacia el hotel en el que se hospedaban y donde desayunarían aquella mañana. Zoro miraba el suelo completamente derrotado, necesitaba beber y estar solo, pensar en todo lo que había pasado y aclararse. Sanji, por su parte, estaba en una situación similar a la de su compañero. Necesitaba estar solo, distraerse con algo y pensar sobre aquella absurda idea que había tenido.

 

Cuando llegaron al comedor del hotel todos sus nakamas ya se encontraban allí comiendo y armando un gran escándalo. Los demás clientes se habían alejado de ellos y algunos abandonaban la sala por miedo al peligro que corría su integridad física.

Nami los miró algo molesta. Había gastado parte de su apreciado dinero para pagar las habitaciones y ellos no se habían dignado ni a utilizarla. Usopp y Franky miraron a sus dos compañeros. Ropas desarregladas, ojeras y la noche anterior habían salido de fiesta. Solo llegaron a una conclusión. Esos dos habían ligado.

- ¿Cómo habéis pasado la noche? –preguntó Usopp con una sonrisa divertida.

-¡Esas chicas debieron ser SUPER para dejaros así! –añadió Franky haciendo una pose de las suyas.

El rubio y el peliverde se miraron unos segundos.

- Jajajaja, sí, sí, ha sido una gran noche para mí –dijo el rubio sentándose en la mesa y llenándose la boca de comida para no tener que decir nada más.

- Hai, hai, callaos ya, estoy cansado –añadió Zoro imitando al cocinero.

-Oh, venga, contadnos los detalles –pidieron.

-Eso no sería de caballeros –cortó Sanji dando por finalizada la conversación.

El resto de sus nakamas los miraron con poco interés. A excepción de cierta pelinegra que los miró con curiosidad. Para ella estaba más que clarísimo que esos dos mentían y por supuesto había pasado algo por la noche que no querían que saliera a la luz. Teniendo en cuenta que ella estaba al corriente de los sentimientos de ambos hombres estaba más que claro que había pasado, pero optó por no decir nada y seguir comiendo en silencio. Si veía que las cosas se ponían difíciles para ellos intervendría para ayudar.

 

Zoro optó por irse al barco, encargándose de vigilarlo. Era la excusa perfecta para quedarse solo, entrenar un poco, beber hasta hartarse y olvidar todo aquello.

Nada más llegar al barco se dirigió a la cocina y tras conseguir su preciado alcohol que Sanji tanto guardaba, subió a la torre de vigía y su sala de entrenamiento dispuesto a no parar hasta caer rendido.

Y eso hizo. Entrenó hasta que no pudo más y luego se puso a beber todas las botellas de sake que había subido.

Se sentía estúpido, muy estúpido. ¿De verdad había pensado que Sanji, completamente heterosexual, se había enamorado de él? Recordó de nuevo los maravillosos momentos que había compartido con el rubio aquella noche. Todo le había parecido tan perfecto, tan fácil. Cuando Sanji se le echo encima quiso pensar que de verdad había algo más entre ellos a parte de compañerismo y una gran rivalidad. Y lo peor de todo, se había creído su gran mentira.

Y cuando aquella mañana la realidad le había golpeado de lleno, no supo que hacer.  Había sentido como se le partía el corazón y se había negado a llorar, pero ahora que estaba solo se permitió aquella debilidad. Lloró y lloró, preguntándose en que momento dejarse utilizar por Sanji, para desahogarse sexualmente había sido una buena idea.

Finalmente, el cansancio sumado a la cantidad de sake que había ingerido hizo que callera dormido en un profundo sueño.

 

Sanji había decidido que ya que tenía el día libre lo pasaría solo. Aquello sorprendió bastante a sus nakamas, normalmente el rubio se arrastraba prácticamente para que sus damas le permitieran acompañarlas y usarlo para cargar las bolsas. Pero en aquellos momentos Sanji ni siquiera había recordado a Robin y Nami.

Paseó por las calles con paso tranquilo, admirando cada rincón y disfrutando de un cigarro. Pero realmente su cabeza era un lio de pensamientos. Al recordar la noche pasada con Zoro una sonrisa se instaló en su rostro, pero odio cada palabra que salió de su boca a la mañana siguiente. Había perdido la única oportunidad que tenía con el marimo y todo porque tenía miedo de reconocer que estaba enamorado de él.

¿Realmente amaba a Roronoa? Cada segundo que lo pensaba lo tenía más claro. Lo amaba, era el amor de su vida y lo había dejado ir. Seguir pensando en aquello lo frustró más. ¿Pero qué podía hacer ahora?

 

De lo que no se dio cuenta Sanji es que uno de sus nakamas decidió seguirlo. Y esta persona descubrió gracias a las caras que el rubio ponía todo lo que necesitaba para poder actuar. Lentamente se acercó al cocinero con una leve sonrisa en su rostro.

-¿Te encuentras bien, cocinero-san? –preguntó la morena sobresaltando a Sanji.

-¿Ah? Si, si, tranquila Robin, estoy perfectamente

La mujer lo miró seriamente a los ojos, Sanji confuso se quedó muy quieto esperando una respuesta por parte de su nakama.

-¿Qué pasó anoche con espadachín-san? –preguntó directamente sin cambiar su semblante. Aquello sorprendió demasiado a Sanji, que presa de su nerviosismo miró a todos lados buscando una salida.

-¿Qué? Jajajaja, nada, ¿qué va a pasar con ese cabeza de alga? Ni si quiera sé donde estuvo anoche.

Robin no creyó ninguna de sus palabras y cruzándose de brazos volvió a hablar.

-Sé muy bien lo que sientes por Zoro, tranquilo, solo yo me he dado cuenta –añadió al ver la expresión del rubio.

-¿Y qué más da…? –susurró con tristeza e impotencia Sanji.

-Creo que puedo ayudarte.

Sanji sonrió con esperanza al escuchar aquellas palabras.

Notas finales:

Bueno, ¿qué os ha parecido? Ya sabeis acepto críticas y opiniones, si tenéis alguna duda podéis preguntar ;3

Si queréis contactar conmigo aquí os dejo mi face: Julie Tatsumaki 

¿Reviews? :3

Besos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).