Cámara Gesell.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que le habían llevado ahí, le tenían en una prisión similar a la que suelen tener a los criminales en potencia, pero obviamente, sabía que estaba bajo la supervisión directa del sistema, aun cuando el sistema mismo, no pudiese leerlo. Sin embargo, por el contrario de cómo tratan a los criminales en potencia, él obviamente tenía un trato más preferencial, el sistema Sibyl anhelaba gozar de su simpatía para que finalmente accediese a la petición de unirse voluntariamente y formar parte del oráculo.
Llevaba puesta la ropa que le concedieron en el ministerio, una camisa y un pantalón que parecían una especie de pijama de hospital, se encontraba como siempre en su celda, sentado, leyendo algunos libros que le habían facilitado para su entretenimiento, sin embargo, estaba cansado de vivir de esa manera, cerró su libro y soltó un suspiro pesado, al instante sonó aquella horrible y conocida voz:
- Makishima Shougo, queremos recordarle que aun tiene la posibilidad de formar parte de esta comunidad que se encarga de comandar y guiar a los civiles de este país. ¿Qué ha pensado respecto a ello? –inquirió la voz robótica, que le hablaba desde la bocina.
- "A los animales a los que hemos hecho nuestros esclavos no nos gusta considerarlos nuestros iguales" ¿me equivoco? –citó a Charles Darwin un tanto distraído, observando por aquellos muros de cristal que le separaban del mundo, más allá de ellos, solo había un pasillo y todavía más allá otra pared que se veía como un espejo, posiblemente ese lugar era tan solo una enorme cámara Gesell.
- Me temo que posee un concepto un tanto errado de lo que pretendemos hacer, ¿por qué no acompaña a la comisario que nos representará esta tarde a tomar el té? Así podrá evitar malinterpretar el objetivo que poseemos los miembros de este consejo.
- No creo que haya cambio alguno, me estado reuniendo con ustedes casi a diario, y lo único que puedo decir de cada una de esas juntas es que "Hay quien cree contradecirnos cuando no hace más que repetir su opinión sin atender la nuestra." No veo porque esta ocasión habría de ser diferente- comentó recostándose y apoyando uno de sus brazos en su frente, estar en ese lugar era cansado y solitario, había pasado por su cabeza varias veces la idea de suicidarse, pero aun seguía algo aferrado a morir por mano de Kougami Shinya, sin embargo, desconocía si este seguía con vida, le había preguntado a los integrantes del parlamento de Sibyl, pero hasta el momento todos se habían negado a darle respuesta, probablemente para detener cualquier conducta cuestionable que pudiese surgir a raíz de una respuesta directa a ese punto.
- …- la fría voz guardó silencio unos segundos para finalmente hablar nuevamente- Le estaremos esperando para tomar el té –Dicho esto, no volvió a surgir la voz en un largo periodo de tiempo.
El albino, se quedó ahora con la vista fija en el techo, anhelando la libertad que le fue arrebatada, de pronto llegó una idea a su mente, quizá no era tan mal plan el asistir a la ridícula fiesta de té del oráculo, si pudiese arreglar el poder verse con aquella inspectora, era posible que pudiese obtener información sobre el paradero de Kougami Shinya, una vez que tuviese esa información, podría decidir qué haría de ahí en más.
Continuará...