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Mi amado Brabucón por AnonimoHarui

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Notas del capitulo:

Hooola mis amado lectores!! :D No me tarde mucho, 10 dias!! xD jajaja soy genial

Les diria que respondi a todos sus comentarios, pero mentiria ya que me faltan 6 de Megumi Y me di cuanta que el comentario que le respondi a Gabriela no se publico O.O Maldita pagina!! ok no jajaja, pero me no gusto eso u.u

En fiin, Las votaciones quedaron congeladas, ya nadie vota TmT fruta vida, si esto sigue asi, en el proximo cap se dara finalizado las votaciones y dire su ganador. Ahora los puestos.

Historia 1: 1 Voto

Historia 2 y 3: 3 Votos

Historia 4: 4 Votos 

See!! Y es que una lectora con uso esta carita como alias =^°^= hizo el voto descenpatoso y ahora el 4 lleva ventaja jajaja. 

En el capitulo de hoy no me maten!! Que hasta yo llore, llore mucho! No se si ustedes lo haran, pero espero que se comprenda el sentimiento. 

Nos leemos abajo!!

Capítulo 47. Un Futuro para cada quien.

 

 

Caminaba de acá para allá en el pasillo, ya eran las 2 de la madrugada y no tenían noticias de lo que pasaba, fueron enseguida que tuvo el ataque, que era hacia 4 horas ¡¿Qué tanto podían estar haciendo?! ¡No era nada grave! ¿Verdad? Ya estaba hace tres horas con cuarenta y cinco minutos diciéndose eso, que no era nada, que estaba bien, que… ¡¿Dónde tenían a Kenta?!

- Sasuke, tranquilízate – Naru también era un manojo de nervios pero por lo menos se quedaba sentado y no parecía animal encerrado como Sasuke que caminaba de un lado a otro.

- No me pidas eso – Siseo conteniendo su frustración y su ira a la incertidumbre, no quería hablarle mal a Naruto, pero no estaba de humor. - ¿Por qué se tardan tanto? ¡Maldita sea!

- Ya cálmate, o nos sacaran – Perdiendo la paciencia.

- No me… - Se calmó a ver la mirada severa de Minato.

- Sasuke-kun, no debes tomarla con otros, también estoy preocupado pero no por eso actúo irracional. Ya pronto nos dirán que está pasando con Kenta – Hablo con razón Minato, cosa que Sasuke le cabreo.

- Usted… no sabe nada de Kenta

- ¿Cómo? – Miro perturbado el rostro frio y rabioso del moreno.

- Usted no sabe nada de él y no tiene por qué decirme que me calme, yo solo sé cuan mal o bien esta, y ahora me siento estúpido por no ver que algo le pasaba a el – Controlo las ganas de gritar. – No conoce absolutamente nada de Kenta, ni lo que vivió, nunca comprenderá como siento… - Con eso continuo caminando de un lado a otro inquieto, dejando perturbado a Minato y aún más a Naruto quien jamás vio esa expresión en el rostro de Sasuke, pero no entendía… el pensaba a qué se refería, su padre podría asustarse si lo que le pasaba a Kenta fuera con él o Deidara, pero como el no conocía mucho al pequeño no podría comprender al moreno…pero aun así, no escatima que sea el mismo sentimiento.

Naruto mas que enojado por como Sasuke le hablo a su padre, de cómo lo trato con ignorancia, de cómo no comprendía nada, de cómo jamás lo haría, se levantó y al acercarse le dio una fuerte bofetada. La mirada de los pocos que estaban ahí y su padre se posaron en ellos con asombro y en algunos, suspenso. Sasuke con el rostro ladeado y los ojos muy abiertos, fue posando la mirada poco a poco en el Uzumaki, quien tenía el ceño fruncido con ira y los ojos brillosos. Antes de que alguien dijese algo, el rubio tomo la muñeca del moreno y lo arrastro lejos de ese lugar para conversar sin que curiosos miren lo que pasaba. A paso acelerado, subiendo escaleras, llego a la azotea donde de un tiro lo empujo a la intemperie y cerró la puerta. Sasuke ya cansado por igual lo miro severo.

-  ¿Se puede saber, que mierda te pasa? – El Uzumaki conteniendo las ganas de volverlo a golpear, fue hasta él y lo agarró del cuello de su chaqueta.

- ¡¿A ti que carajos que te pasa?! – Más que evidente lo molesto que estaba – Tratar de esa manera a mi padre, diciéndole que no sabe nada… ¡Haciéndolo sentir menos!  - Apretando el agarre - ¡Debería romperte la cara solo por eso! – Enseñando los dientes los cuales apretaba con fuerza por la ira contenida.

- ¡Maldito estúpido! – Empujándolo - ¡Es obvio que él jamás entenderá lo que siento en este momento! Solo dice cosas sin saberlas ¡¿No puedo cabrearme por eso?! – Naruto se abalanzo hacía él para asentarle un golpe, cosa que el Uchiha lo esquivo - ¡¿Te piensas que soy un inútil?! – Comenzando es esquivar cada golpe que quería darle el rubio a él.

- ¡¡SAAASUUKEEEEE!! – Grito colérico Naruto para correr y tirarse sobre él. Sasuke y Naruto comenzaron a rodar por el piso queriéndose dar golpes y patadas para, uno descargarse y el otro para quitarse al otro de encima.

La pelea continuaba, nadie cedía, se golpeaban, se mordían y tironeaban los cabellos, se daban patadas, para que una vez que ambos quedaron exhaustos… quedarse quietos jadeando y algo lastimados. Naruto estaba sentado sobre el estómago de Sasuke y este estaba tirado en el piso con las muñecas a los lados, siendo apresadas por las manos del ojiazul, y las pernas levemente flexionadas. Se miraban molestos, cansados y muy disgustados. Sasuke iba a hacer el amago de quitarse al rubio hasta que sintió en una de sus mejillas una tibieza, seguido de otra y otra más ahora en la otra mejilla. Volvió a enfocar la mirada hacia arriba encontrándose con la expresión enojada, dolida y bañada en lágrimas de Naruto.

- Na-ruto… - Pasmado.

- … ¿Por qué? – Apretó la chaqueta del pelinegro cerca del pecho - ¿Por qué? – El moreno estaba expectante - ¡¿Por qué insiste en ponerte en un nivel superior a los demás?! – Agitando su cabeza y ocasionando que las lágrimas se desprendieran de su rostro – ¡Idiota, estúpido! ¡Maldito teme orgulloso! – Se tomó de la frente y trato de tranquilizarse – Yo… - Miro seriamente frio a Sasuke, al moreno se le helo la sangre – Yo he vivido una tortura en el pasado, siendo abusado, insultado, agredido tanto de forma física como psicología ¡Fue un infierno, un terrible infierno! – Lleno de furia. Para el Uchiha fue revivir los momentos anteriores en los cuales Naruto, lloraba sangre entre sus moretones, recogiendo lentamente sus cosas y tratando de ir a casa en ese estado. Fue revivir el infierno que le hizo pasar… que le hizo pasar él ¡Él!.

- Naruto…

- Mi padre… vivió casi una década en su infierno, solo, desolado en una isla varada, con miedo, frio y al borde de la locura… ¡¿Eso te parece algo que no puede comprender?! – Agarrándolo del cuello – Y luego de eso, fue prisionero de un enfermo el cual cada noche, óyeme bien, cada puto día y noche lo torturaba psicológicamente y también física ¡¿Crees que es alguien que no comprende el dolor de vivir en un sitio donde te marginan, donde sabes que estas solo, sabiendo que perdiste a una persona importante?!... ¡¡No tengo mama, Sasuke!! ¡Y él la vio por última vez y seguro no de una buena manera! ¡¡El sufrió tanto como yo y Kenta su propio infierno!! Todos nosotros caímos en un abismo… hasta tú…. Tú también tuviste tus propias tinieblas, pero estamos aquí ¿No? – Golpeo su pecho – Todos estamos aquí, ahora, bien ¡Tanto te cuesta ver eso! ¡Mi papá solo quería que te calmaras porque estando tan perturbable como ahora, Kenta se sentiría mal al despertar! ¡¿Tanto te costó entenderlo maldito infeliz?! – Se cubrió el rostro y comenzó a sollozar tan dolido, tan mal, aguantando más cosas que decir, pero… sin saber cómo decirlas.

Sasuke quedo mirando la escena que tenía ante sus ojos, y solo un pensamiento se le cruzo… “Soy un idiota… esto fue… solo culpa mía”. Miro entre culpable y conmovido a su rubio y se medió irguió para poder apreciarlo más de cerca. Naruto se mantenía quieto hipando un poco, con delicadeza tomo las muñecas del Uzumaki para apartarlas, como Naru hacia fuerza por impedirlo, tuvo que repartir besitos por las zonas donde sus manos no cubría su rostro, el menor se moviéndolas lentamente dejando ver esos preciosos ojos ahora brillosos por las lágrimas que aun salían pero en menos cantidad.

- Perdón – Lo abrazo – Perdón Naruto… estoy asustado… no quiero que nada le pase a Kenta… y… me desquite con ustedes, en verdad lo lamento – Acariciando sus cabellos. A Naruto se le escurrieron las últimas lágrimas antes de corresponder a su novio el abrazo con fuerza.  Se miraron al rostro y se besaron, entre beso y beso Sasuke repetía una y otra vez una disculpa. Seguidamente lo abrazo más fuerte y apoyo su frente en la clavícula del menor muy arrepentido. – Te amo Naruto…

-… Y yo a ti, aunque seas un maldito bastardo-ttebayo, jeje – Rodeando el cuello del moreno y apoyando su mejilla en la cabeza de este y acariciando sus cabellos.

Se tranquilizaron y decidieron ir donde estaba Minato junto a Kaoi, quien por suerte fue a buscar café para todos y no vio esa escena, aunque si noto el ambiente tenso y que los chicos no estaban. Al ver a Naruto y Sasuke suspiro aliviada al notar el aura que emanaban ambos, pero se preocupó al ver las leves heridas que tenían en sus rostros.

- ¡Naruto! – Minato fue el primero en reunirse con su hijo - ¿Qué paso? – Acariciando el rostro del menor.

- Nada… es solo, una riña de niños Oto-san – Algo avergonzado de mostrarse ante su padre así.

- Esto… yo… señor Minato, lo lamento no… - Antes de que terminara sintió la cachetada que le propino el rubio mayor ante la desconcertada mirada de Naruto y Kaoi. Sasuke no protesto, es más, sabía que lo merecía. Lentamente volvió a centrar la mirada en Minato – Lo siento – Y volvió a repetir.

- Deja de complicarte las cosas – Y sin que nadie lo esperara, abrazo a Sasuke con protección y confort – Está bien, lo entendiendo… en serio, lo entiendo – Sasuke quería llorar, era obvio que sí, ahora lo sabía.

- Lo sé. De verdad, ahora lo sé – Acepto el abrazo con una mano en la espalda de Minato, aún se sentía intimidado por su presencia como para abrazarlo completamente, o mejor dicho nervioso.

- Parientes de  Kenta Jiokoshi – Todos prestaron atención inmediatamente y se acercaron a él, Sasuke iba a decir que era su hermano, pero antes que dijera algo.

- Yo estoy a cargo de él – Sasuke fue el más veloz en acercarse - ¿Cómo está? – El doctor suspiro.

- No voy a mentirle… – Tensión ante el silencio. – Lo que sufrió el pequeño fue un colapso al, en resumen, presionar sus recuerdos – Aclaro.

- ¿Cómo…? – Naruto no comprendió bien.

- Bueno… Nos costó mucho saber lo que pudo producir el colapso, por eso me disculpo la tardanza, tuvimos que hacerle chequeos de varias zonas para hallar posibles enfermedades o traumas que algún órgano o sistema vital estuviera sufriendo, al tener todo negativo nos quedamos estudiando un poco más con otras posibilidades descartadas pero no por eso no pueda tenerlas, son esos casos de 3 en 6500. Por lo que al parecer no era algo físico lo que padecía sino psicológico, hicimos ultrasonidos, placas y  controles y llegamos a que Kenta, ha omitido, como en una amnesia, parte de su identidad, o mejor dicho, partes importantes de su vida y ahora su cerebro trata de recordar esas piezas pérdidas para reacomodarlas y ensamblarlas en sus sitios. El colapso se debió a eso, al sobreesfuerzo mental que padeció por una acumulación precipitada de sus… bueno, en resumen, se forzó con sus memorias y se desmayó. – Dijo el doctor revisando las hojas que tenía. Todos los que estaban ahí quedaron mudos.

- Pe… ¿Pero él está bien ahora? – Pregunto Kaoi preocupada.

- ¿Oh? Ah, claro que sí. Perdón, creí que tal vez intuían que debía estar bien y solo le dije las causa. Él ahora está descansando, despertara a la mañana, eso sí, solo uno puede verlo ahora – Todos miraron a Sasuke, este algo ido asintió – Okey, acompáñeme por favor.

Como un robot zombi, Sasuke siguió parsimonioso  al doctor por el pasillo, Naruto lo vio preocupado por su estado igual que los mayores, si, le dijeron que estaba bien, pero la causa por la que sufrió eso no se la pudo esperar nadie y mucho menos Sasuke, quien pensó que todo estaba bien.

Llegaron a la habitación. El doctor señalo la puerta 362

- Puede pasar, como ya es tarde le concederé media hora, luego tendrá que retirarse, si quiere uno de los mayores puede quedarse a vigilarlo, pero comprenderá porque usted no ¿Verdad? – El moreno asintió – Bien, adelante, iré a hacer otros controles – Con esto dicho retomo su camino, las pisadas parecían fuertes para el ojinegro quien se debatía entre entrar o no. Como recordó que no le quedaba mucho rato, entro.

Dentro era muy silencioso, ya había olvidado como era un hospital. Y sinceramente deseaba no volver a estar en uno, por lo menos en circunstancias malas. Se acercó a la cama del pequeño quien dormía plácidamente. Sus ojos llenos de cariño y a la vez opacos por miles de sensaciones que azotaban su corazón, se posaron en él. Acaricio su mejilla con extrema delicadeza y se permitió soltar un suspiro de alivio… tal vez. Eso si, la mueca que le siguió en sus labios no era muy aliviante.

- Kenta… - Agachando el rostro - … Así que es así ¿Eh? – Sonrió afligido - … Intentas… recordar…

************

- ¿Todo bien querido? – La pelinegro entre con una ligera sonrisa y una tacita de café para su marido quien estaba revisando algunas cosas en su despacho.

- Ah… si – Muy absorto. Mikoto frunció el ceño, dejo la taza en el escritorio y llego al lado de su esposo para pellizcarle una mejilla con fuerza - ¡Akk! ¿Qué te pasa? – Sobándose la zona muy adolorida.

- Fugaku ¿Qué dijimos de responder en monosílabos? – Con una sonrisa tétrica, al moreno se le escurrió una gota.

- Ah… si… Lo siento – Desviando la mirada. Mikoto le apareció una vena. – Estaba muy concentrando en esto, que es muy importante para nuestros hijos – La mujer prestó atención preocupada.

- ¿Qué paso con ellos? – Juntando sus manos.

- Nada grave en realidad, sino que… involucra al pequeño en su poder – Mostrando una foto.

- ¡Oh sí! Itachi me dijo que se llamaba Kenta – Sonrió al ver la foto que le mando Sasuke del niño yendo a sus clases sonriente. - ¿Qué pasa con él amor? – Ahora preocupada de nuevo.

- Bueno… - Apoyo sus codos en la mesa y entrelazo sus dedos para ocultar su rostro tras ellos (Pose Uchiha on xD) – Es sobre su… pasado – Más serio que lo normal, Mikoto comprendió que era algo serio.

- Preparare algo para comer, ahora vengo – Avisando de paso que se quedaría con él a escuchar todo lo que tuviera que decirle.

************

Miraba una y otra vez las hojas que tenía sobre la mesa, era mucho por analizar. No era simple que un chico de 18 años viera por una empresa de electrónica y varias sucursales con miles de empleados con la tarea de organizar, revisar, balancear las entradas y salidas y más, era un trabajo duro y se le explotaba el cerebro. Miro hacia atrás, donde estaba dormido su, secretamente, amor. Como le costaba mucho hacer eso le pidió ayuda a Kabuto quien no se negó y ahora se quedó dormido. Ya eran más de las dos de la mañana, la razón por la que no lo despertó aun… era porque adoraba verlo ahí tan tranquilo y dormido, sin mencionar que veía detenidamente esos mechones en su frente que se inclinaban a un lado de esta, podía apreciar su rostro relajado y sin lentes juntos con su respiración acompasada, Kabuto era apuesto, y solo el hecho que estuviera dormido en su cama le aceleraba como bomba el corazón.

“Seguro que cuando se despierte me regañara el no haberlo despertado. Si es así ¿Qué le podría decir? < ¿No quise levantarte porque me gustaba verte dormir?> Antes me remiendo la boca” Pensaba el moreno mientras trataba de concentrarse en sus libros de economía, con la mano en el cuello inclino su cabeza a un costado usando de apoyo su brazo reposado en el escritorio. “Estoy cansado… ” Miro de nuevo a su cama y se deleitó con los suspiros de Kabuto “¿Se enojara si me acuesto a su lado…? Después de todo es mi cama… ¡No, no, no y no! ¿Qué estoy pensando? Eso sería exponerme mucho” Quiso concentrarse en sus cosas pero era inútil, el sueño y la curiosidad lo confundían al punto de considerar solo dormir en el escritorio. Volvió a mirar a Kabuto, el tipo era muy apuesto, y además muy serio como atento, no era ni uno ni otro, era alguien amable y razonable, gente así no se ve mucho y Kabuto era muy maduro para su edad, parecía un adulto, pero era joven y lleno de vida. Es inteligente y sin mencionar que tenía muchos conocimientos de todo, pero más que nada en medicina, al parecer quiere estudiar esa carrera, era muy obvio que por eso no estudiaba en la preparatoria con Naruto, ya que en la que va él daba pequeñas desarrollos de lo que la medicina es y te inculcan sobre eso. El Yakushi será un gran médico, es amable, atento, listo, detallista, cuidadoso, preciso y muy observador, fuentes buenas para alguien que quiere vivir de un trabajo que requiere mucha precisión y observación. “En verdad quiero saber que se sentirá estar muy junto a él, sin necesidad de excusa, sin necesidad de que esté en peligro… sin necesidad de ocultar los dolorosos latidos que me oprimen” Con varios pensamientos era inevitable que soltara un largo y frustrado suspiro.

- ¿Y ahora qué te pasa? – Kabuto se posiciono a su lado.

- ¡Gyaaa! – Sai prácticamente se impulsó para atrás cayéndose en el acto.

- ¿Y ahora que rayos haces? – Sai tenía cara de inocente palomita mientras miraba la cara con la ceja arqueada de Kabuto.

- Me asustaste – Aclarando la obvia obviedad.

- ¿Tan feo soy? – Levantando la silla y sentándose en esta para ver los papeles que revisaba Sai. El moreno se fue incorporando para mirar al peliblanco con curiosidad ¿Cuánto tiempo habrá estado despierto? ¿Habrá notado como lo miraba? ¡¿Qué tal si se le escapo algún pensamiento?!

- ¡Nooooo! – Grito asustando a Kabuto quien casi tira el libro.

- ¡¿Y ahora qué pasa?! – Parándose de golpe.

- Esto… no… nada – Desviando la mirada con una sonrisita sintiéndose un idiota.

- Estás raro – Cruzándose de brazos – A propósito ¿Qué hora es? – La pregunta esperada hizo respingar a Sai. Cuando el chico se volvió a acercar a la mesa de noche y tomo sus lentes, no era que los necesitara mucho, miro el despertador y su cara palideció.

- ¡¿Qué?! – Mirando a Sai y este se hizo el desentendido - ¡¿Por qué no me despertaste?! – Alterado.

- ¡¡Iba a hacerlo!! – Defendiéndose – Acabo de levantarme también ¡¿Por qué me gritas?! – Ahora colérico.

- Joder, mierda, mi madre me va a matar ¡Eso me pasa por ayudarte, imbécil! ¡Maldita sea! – Sacando su celular y saliendo de la habitación y dejando solo a Sai.

El Shimura quedo tieso en su lugar, apretando los labios junto con los puños y temblando ligeramente. Las palabras de Kabuto, aunque no fueron tan fuertes, le habían afectado, nunca lo vio tan alterado y le daba miedo, seguro que ya estaría llegando a la salida mientras le explicaba a Kaoi lo que paso. Aun medio temblando apretó con sus manos el borde de su suéter, estaba muy triste y lastimado por su propia culpa, por ser egoísta le causó problemas a alguien y ese era alguien muy importante. Fue retrocediendo hasta llegar a la esquina de su habitación, fue deslizándose por la unión de las paredes hasta juntar sus rodillas y abrazarse a sí mismo ocultando su rostro. Temblaba y las lágrimas salían de a poco silenciosas.

Kabuto entro en la habitación pero no dijo nada a no ver a nadie, paso su vista por toda la habitación y al contemplarlo de manera hizo que su ser se estremeciera y su corazón se afligiera como imbécil. Se fue acercando cuidadosamente y cuando por fin estuvo frete a Sai le coloco una mano en su cabeza.  Sai respingo.

- Oye… - El moreno no le daba la cara, es más, se aferró más a sí mismo – Oye, no debes esconderte de mí – Queriendo separar los brazos de Sai para verlo. – Mira, lo lamento, me cabree, no quise tratarte…

- Pe…- Kabuto lo miro – Per-Perdón, Ka-Kabuto… E-En verdad lo… lo lamento mucho, yo… yo… - Y comenzó a sollozar atorándosele las palabras. Kabuto comprendió mejor, en verdad comprendió mejor.

- Lo siento Sai – Abrazo al moreno entre sus brazos de manera muy protectora y cálida. – No quería gritarte, solo, me altere un poco, en serio lamento haberte hecho sentir mal – Acariciando su espalda para confortarlo y quitarle el frio de la pared de paso.

- Pero… - Kabuto le sonrió ya que Sai por fin le dio la cara, una bañada en lágrimas y sonrojada.

- Sabes Sai – Con una mirada intensa, al pobre de Sai le latió mucho el corazón – Tú te has convertido para mi… - Acercándose.

- ¿Qué? – Al borde del infarto y más rojo que un tomate.

- … - Sonrió - ¡Como un hermanito menor! – El ambiente se quebró en mil pedazos definitivamente – Así que discúlpame por herir tus sentimientos – Sobando más su espalda como si Sai fuera un crio. – Bien, mi mama me dijo que ella le surgió algo y en poco también va a estar en casa, me dijo que fuera antes de que sea más tarde, jeje, así que no debes preocuparte – Ayudando a parar al mosqueado chico.

- … Ah…

- Bueno acabo también de llamar a un taxi así que… - Se oyó una bocina - ¡Oh! Ya está aquí, que rápido, jeje – Tomando su chaqueta y arrastrando a Sai con él a la entrada. – Bien, como dije lamento lo que hice, pídeme ayuda otra vez si la necesitas, pero avísame cuando es tarde si – Golpecito en el hombro – Bien, ya me voy. Hasta otro día, descansa – Y abriendo la puerta se fue. Se oyó como se cerró la puerta del auto y como este arranco.

Sai Shimura, 18 años, acaba de quedar en una zona peor que la friedzone, fue puesto… en la familyzone. Su cabeza se dejó caer derrotado.

 

Mientras en el taxi, Kabuto iba sonriente a su casa, tanto que a veces lanzaba pequeñas risitas. El taxista viéndolo por el retrovisor con una sonrisita le pregunto.

- ¿De buen humor? – Volviendo la vista al camino. Kabuto reacciono pero volvió a sonreír.

- Si, y de uno muy bueno – Apoyando su codo el apoyador (xD), y su cara en su mano.

- Oh ¿Acaso viene de ver a su novia? – Sonriendo. Kabuto le quedo mirando y volvió a sonreír con los ojos cerrados.

- Si, se puede decir que si – Y con eso se quedó mirando el camino de vez en cuando charlando con el taxista.

************

Tres de la mañana y ese lugar era una locura total. Gente bailando sin pudor y refregándose descaradamente, otros se comían las bocas con violencia y pasión, otros ya estaban tomados hasta las cejas y seguían bebiendo, cantando, gritando, riendo hasta que el equilibrio y la gravedad los hacían caer y devolver todo para volver a la carga o desmayarse por ahí. Algunos fumaban, otros bailaban en grupos saltando y otros, o solo él, como idiota caminando pidiendo permiso perdido en la multitud de gente ruidosa, el sonido ensordecedor y vibrante, olores a alcohol y cigarrillos de todo los tipos. Si no fuera porque perdió a Kakashi por ahí, ya se habría ido a casa, también está el hecho de que esta salida era para compensarlo, también que si se iba no solo el Hatake se pondría furioso, sino que le aplicaría la ley del hielo por quien sabe cuanto tiempo ya que el tipo es bien orgulloso y rencoroso, y esta el otro punto que él estaba perdidamente enamorado de ese infeliz, por eso no se iba a casa.

- Con permiso – Casi era inútil, la fuerte música y griterío no lo hacían oírse a los otros, a penas, sino fuese porque él sabía que decía, ni se oiría a sí mismo. – Por favor dejen… ¡Espera no empujen! Permiso – Abriéndose paso, o tratando, entre las personas. - ¡Por dios, me asfixio! No entiendo por qué Kakashi le gustan estos lugares, no lo comprendo. – Si, ya empezó a hablar solo, pero estaba consciente que nadie lo escucharía o prestaría atención.

Se metió en medio de espaldas muy juntas para poder pasar y así encontrar rápido a ese hombre y no separarse, porque aunque quisiera irse sabía que el no y lo que menos quería era arruinar su felicidad, así que se quedará hasta que él mismo diga que se vayan o lo peor, que la discoteca los echen.

- Oiga ¡No espera! – La gente comenzó a saltar y empujar de aquí y allá y el pobre Iruka perdió tanto el equilibrio que iba a caer al suelo y se imaginaba a el mismo siendo pisoteado hasta morir.

- Oh, cuidado pequeño, te pueden matar – Alguien lo agarro por detrás debajo de los antebrazos. Iruka abrió sus ojos ya que los había cerrado fuerte, y alzo el rostro hacia arriba y atrás para ver a su rescatista. – Oye ¿Estas bien? – Ayudándolo a ponerse de pie.

- Ah sí… - Medio ido mirando al joven.

- Eh, ¿Pasa algo? – Algo incómodo por la atenta mirada del Umino.

- ¿Eh? ¡Ah! No, no, no… es que… - Sintiéndose un tonto.

- ¿Qué? – Toda esta conversación fue a voz bastante alta, por lo que cuando Iruka se sintió avergonzado hablo bajo.

- ¡Lo lamento! No quise incomodarte – Alzo la voz haciendo de megáfono  sus manos.

- ¿Qué? – Volvió a repetir con una sonrisa.

- ¡Que lo siento! ¡No quise…!  (>.<) – Cerrando los ojos y alzando la voz, esto hizo que se agachara un poco y apretara los puños elevando los codos un poco.

- Jajaja – Estallo en risas – Perdón, fue para molestar ¡Ven! – Agarrándolo de la muñeca. Ese chico era simpático e interesante. Lo llevo al patio de afuera donde gente salía a respirar o fumar más tranquilos con buena y entendible conversación. – Uff, así está mejor. – Estirándose – Ahí adentro es un horno hormonado – Con las manos en su cadera y riendo. Volteo aun conservando la posición para ver a su nuevo acompañante quien se veía algo nervioso. – Jeje, oye tranquilo, no te voy a robar – Volteando del todo y sonriendo abiertamente.

- Bueno… yo…

- Mi nombre es Genma Shiranui – Extendiendo la mano – Mucho gusto, jeje – Iruka le resonó esa risa, tan simple y nostálgica… ¿Dónde la oyó? Aun así sonrió, el hombre era una buena persona y parecía alguien simple y cordial.

- Igualmente, me llamo Iruka Umino – Recibió amistosamente la mano. El castaño sonrió pero luego puso una expresión de confusión.

- Dime, Iruka-kun ¿Viniste solo? – El Umino recordó que estaba buscando al imbécil ese.

- Esto, no… vine con un amigo, que al parecer, se perdió felizmente por ahí – Con cara de molestia total.

- Jeje – El otro no pudo evitar reír con la cara del otro, aunque enojada, era animante. - ¿En serio vas a buscarlo en medio de ese desastre de humanidad drogados en alcohol y lujuria?  - Llevando sus manos a los bolsillos.

- Es eso, o recibir la ley del hielo – Mirando alrededor por si acaso Kakashi quiso tomar aire.

- Pues, quisiera ayudarte, pero mucho ayuda el que no estorba y en principal no conozco a tu amigo, así que…

- Está bien, lo comprendo. Fue un gusto – Comenzando a caminar para entrar, para su desgracia, al mar de hormonas que era adentro.

- Luego te veo, ten por seguro que te veré otra vez ahí adentro – Vio como el morocho volteo y le sonrió saludando con la mano para entrar – Ahm, es alguien muy inocente para este lugar, no quiero saber que estará haciendo su amigo cuando lo encuentro – Negando con la cabeza sonriendo y deseando que todo salga bien, el chico le cayó bien después de todo.

Otra vez ahí, perdido entre gente y gente sudorosa y que apestaba a varios olores que lo mareaban. Cuando encontrara a Kakashi lo golpearía por abandonarlo por ahí, no es un perro que volverá con su amo, ah, pero en cuando lo encuentre…

- Cuando lo encuentre, juro que no solo lo voy a golpear, juro que…  - Pudiendo salir de la pista llena de gente para mirar hacia un punto y quedarse en blanco - …que…

En blanco y totalmente anonadado vio como en uno de los sillones Kakashi, su Kakashi, su amigo y amor secreto desde hace años, se besaba pasionalmente con una mujer que para su pesar era muy bonita. Dolor, un dolor punzante y sofocante era lo que le atravesaba el pecho cada vez que intentaba respirar. Era mucho para él, demasiado para que su frágil corazón enamorado, que ya paso por mucho, tolere una vez más. Kakashi tuvo amores y el las soporto, le aconsejo, le dio apoyo y siempre vio por él, pero ya no podía más, esta era la gota que lleno su agonía, sabía que era posible que su galán amigo encontrara diversión esta noche, pero también tenía la esperanza que Kakashi cumpliera por primera vez aquella promesa que le hacía siempre al salir… “Solos tu y yo”… pero nuevamente… solo eran palabras al azar como siempre le dijeron.

Vio como Kakashi besaba el cuello de su amante por esa noche y le susurraba cosas al oído y esta reía con coquetería mientras le dedicaba una mirada lujuriosa. El peligris, aunque algo de espaldas, le dedico una sonrisa de galán y libidinosa que a Iruka destruyo por completo. Sin querer ver más, dio la vuelta dispuesto a irse de ahí aunque recibiera luego su odio, si el Hatake lo descubría ahora, sabía que otra vez tendría que fingir, sabía que otra vez tendría que sonreír cómplice, sabía que otra vez debía guardarse todo, por eso quería correr de ahí, pero ese intento quedo fallido al chocar con el pecho de alguien. Al levantar el rostro, descubrió al su reciente conocido mirando a la imagen que vio Iruka. Su mirada avellana se fijó en Iruka quien se le escurrió una lágrima sin aviso.

- …Comprendo – Y sin dejar que el Umino dijera algo se lo llevo de ahí para alejarlo.

- ¿Eh? – Pero Kakashi los divisó, vio como Iruka era jalado por ese tipo. - ¡Oe! – Grito, pero su voz se perdió entre los otros miles de sonidos fuertes que había en ese sitio – Perdón – Se excusó con brusquedad y salió disparado para donde vio que se perdieron los otros – Oe ¡Oye! ¡¡Espera cabrón!! – Noto las espaldas de ambos, los quiso alcanzar pero la gente no ayudaba y lo retrasaba aprisionándolo - ¡Maldición!

Sin importarle nada, empezó a empujar y empujar hasta que salió por fin de ese infierno de carne humana, divisó como estaban llegando a la salida del lugar luego de ir por el abrigo del castaño obscuro, ósea Iruka. Lleno de cólera corrió cuando ellos justo traspasaron esa puerta.

- ¡¡Iruka!! – Llegó en unos segundos después para abrir y salir de ese lugar para mirar a todas partes, no los veía, se estaba espantando cuando… sus ojos quedaron perplejos al ver como Iruka subía a un auto, quien le pertenecía a ese desgraciado que vio. Corrió para alcanzarlo, pero… el auto arranco dejándolo en medio del camino con la palabra en la boca y la ira y angustia llenándolo - ¡¡IIIIRUUUUKAAAAAA!!

************

Miraba las bolitas del escritorio moverse de un lado al otro, de un lado a otro, estaba aburrido y muy pensativo, eso hasta lo notaba Yahiko quien estaba más que harto de ver a Menma ahí como zombi admirando una pieza de decoración de escritorio.

- Menma… ¡Invítala a salir! – Ya más que harto de todo.

- ¿Sabes?... – Mirando a su amigo – Creo que tienes razón… - A Yahiko se le abrió la boca de que por fin, el idiota, orgulloso, burlesco y serio Menma, al fin admitiera que Ino Yamanaka lo traía loco.

- Ósea… ¿Te gusta Ino? – Emocionado de oír lo que siempre su amigo negaba.

- No – Y ahí cayó de nuevo la piedra ¡El imbécil sí que lo sacaba de quicio! – La… - Ruborizándose un poco – La amo – Dijo al fil. Al pobre chico le iba a doler mañana su mandíbula hasta el suelo, pero valía la pena ante tanto asombro.

- ¡Oh por Dios! – Comenzando a mover la manos como chica estudiantil emocionada - ¡Oh por Dios amigo! – Muy emocionado - ¡Dilo de nuevo para mí blog! – Sacando una cámara.

- ¡Jódete! – Lanzándole un cojín con fuerza que estrello fuertemente contra el muro.

- Ay, que enojón – Guardando la cámara. – Ya, ya, hablando en serio. Invítala ya a salir – Sonrió feliz por su amigo.

- El problema es que ella o te quiere a ti o quiere a otro tipo – Frunció el ceño.

- ¿Ino me quiere a mí? – Saliéndosele flores flotadoras conmovido.

- ¡No te pongas alegre imbécil! – Jalándole los cabellos.

- ¡Esta bien, está bien! ¡Duele, suelta! – Zafándose - ¡¿Quieres dejar de ser un maniático celoso y violento?! – Dándole un zape.

- ¡¿Qué quieres que haga?! ¡Es la primera vez que en verdad quiero estar con alguien así de fuerte y no sé qué hacer! – Apretando lo puños y abrillantándose los ojos. Yahiko quedo más que estupefacto, pero sonrió conmovido.

- Vaya amigo, veo que por fin ese tanque que tenías se llenó con todo el peso que acumulaste – Se recostó en el sillón y suspiro – Es obvio que no sabes que hacer, digo, es la primera vez que te enamoras en serio, sin contar a esa chica que me contaste que te gustaba pero esta estaba loca por Naruto y era una acosadora, jeje – Sonrió al ver el escalofrío del chico.

- No se qué me paso para fijarme en esa cosa – Recordando el horrible pasado.

- Pero si comparamos ese sentimiento y ahora, gana el de ahora ¿Cierto? – Menma asintió. – Que lindo es el amor – El pobre Yahiko no pudo evitar recordar a Deidara y lanzo un suspiro – Ojala yo encuentre el amor pronto. – Mirando al pelinegro quien le miraba a él sabiendo que pensaba en su primo.

- Oye… con respecto a lo que dije antes… lo retiro – El Takahashi no comprendió a que se refería – Eso de que no permitiría que seas pareja de Deidara, que no eras digno… lo retiro – El pelinaranja abrió los ojos – No hay nadie más digno que tu – Desviando la mirada. Yahiko abrazo a Menma con exageración - ¡Ey! ¡¿Qué te pasa?!

- Es lindo por fin oír tus verdaderos sentimientos (TuT) – Acariciando sus cabellos – Creí que serias un saco agrio el resto de tu vida – Esquivando el golpe. – Ya, ya,  bien…

- ¡Dime que hacer idiota! – Al borde de matar.

- Bien, te daré mi arma secreta de dos pasos para hablarle e invitarla a salir – Lo dijo con tanta seriedad que Menma presto atención.

- Hai…  - Asintió ansioso de ese saber.

- Paso uno… - Menma trago grueso - …Piensa lo que quieres decir y como decírselo – Menma asintió – Paso dos… - Menma se extrañó pero siguió serio - … Dilo. – Y sonrió como gato travieso.

- ¡Eres un hijo de p…!

- ¡Aquí están chicos! – Ino entro muy feliz a la sala y vio a los chicos a punto de matarse – Vengo en mal momento ¿Verdad? (-_-) -  Negando con la cabeza.

- ¡Ino, vienes en buen momento! – Llegando al lado de la rubia y meterla adentro para colocarla frente a un estupefacto Menma al saber las intenciones de su amigo – Menma quiere decirte algo, y mira que es importante, ya que si no te lo dice… bue… quien sabe, jeje, luego cuéntame cómo te ira con tu persona especial Ino – Saliendo del lugar cerrando.

- ¡Yahiko! – Reprendió Ino al ver que el naranjudo hablo de más. El pelinegro quedo en shock al oír eso de su mejor amigo y ver que Ino no lo negó y es más… se sonroso… sinceramente ahora menos que menos quería decirle sus sentimientos.

Paso un silencio un poco incómodo, ya al ver que el chico no iba a hablar empezó Ino.

- Oye Menma… - Mirando a un lado sonrosada – Veras… yo tengo que ir…

- ¿A ver a tu novio, verdad? – Soltó con simpleza, pero por dentro le dolía. Ino quedo muda y muy sorprendida.

- No le creas a ese bobo de…

- Pero tienes a alguien que te gusta… ¿Cierto? – Desvió la mirada serio. Ino otra vez quedo muda y sonrojada. – Tu silencio me lo dice todo – Queriendo irse de ahí. Cuando paso al lado de Ino para ir junto a la puerta…

- ¡Menma! – Volteo y vio a la chica muy confundida - ¿Qué te pasa? – Confundida – Te noto… extraño. – El ojinegro solo suspiro.

- No me pasa nada – Quiso irse pero las palabras que le dijo Yahiko se le acumularon en la cabeza “Invítala a salir” “Tratar no cuesta” “Si no lo haces, alguien se adelantara y tú no podrás hacer nada” “Cuanto más tardes, te arrepentirás” “Paso uno, piensa lo que quieres decir y como decírselo, paso dos, dilo.” Todos esos pensamientos lo atacaron sin anestesia y ahora estaba muy indeciso en lo que quería hacer y sentía.

- Menma – Ino se colocó al frente de él con expresión algo preocupada - ¿Estás seguro? – No queriendo ver si tenía fiebre porque creía que ese un acto muy… osado.

- Yo… - Con la mirada perdida en el suelo.

-… - Ahora más motivada puso su mano en la frente del chico, Menma quedo tieso ante el contacto – No pareces tener fiebre, pero ardes un poco – Pensando que debía ser estrés se preocupó. Lo que nunca espero fue que Menma tomara su mano con fuerza y rapidez, eso la dejo sorprendida y con sus ojos mirando atentamente a el Uzumaki. – Me…Menma…

- Tú… - Mirándola con intensidad. Ino parpadeo nerviosa – Dime… ¿Quién es esa persona que habla Yahiko? – La Yamanaka se sonrojo.

- A… ¿A qué viene eso de repente? – Frunciendo el ceño ante la pregunta tan íntima.

- Solo quiero saber un poco… ¿Lo conozco? – Paso a paso sabría quién era, para despellejarlo… o en el peor de los casos, ver si merecía más estar con la rubia que él.

- Bue-Bueno… - Ino aun con rostro algo incomoda y molesta se cruzó de brazos tratando de decidir si le decía o no a Menma eso. Vio a Menma un segundo y suspiro para calmarse – Bien… si, lo conoces… lo ves todos los días y lo conoces muy bien – Desviando la mirada.

Para Menma eso fue un tremendo bloque de hielo que le atravesó la espalda, una persona que ve todos los días, y además que lo conozco muy bien le afirmaba que era Yahiko, ya que era el único a quien conocía mejor que nadie, y el otro… pues, los demás eran algo mayores para Ino. Aun así… le invadió la depresión por dentro, quería irse y molerle la cara a Yahiko… pero… también debía ver qué consejo le daría este… ¿Aceptaría a Ino? ¿Le haría eso a él? No creía pero… si no era Yahiko… no sabía quién más.

- Bien – Con una voz cortante y molesta.

- ¿Eh? – Que obviamente Ino noto.

- Me debo ir – Volviendo a girar para abrir la puerta e irse.

-… - Ino apretó los labios y murmuro algo que paro en seco a Menma.

- ¿Qué? – Volteando perplejo - ¿Qué dijiste? – Aun no creyéndoselo.

- Eso… - No mirando a Menma por vergüenza – Esa persona es…

 

 

*--Kenta--*

Puedo escuchar voces, muchas que no conozco en su mayoría. Mi cabeza da vuelta, y me siento raro. Quiero saber de quienes son esas voces ¿Por qué parecen neutrales?… ¿Dónde me encontraba? Y ¿Por qué todo esta tan obscuro?  Las palabras no me salían, por lo menos no las que realmente quiero decir. Justo cuando comencé mirar a mi alrededor para ver de dónde venían aquellas voces, me di cuenta que estaba en un lugar que no conocía y al mismo tiempo se me hacía muy familiar.

- ¿Dónde…? – Me extrañe de mi voz, sonaba más suave y más aguda ¿Por qué?

Retire suavemente la sabana de color cobrizo, me invadió mucho frio.  Volví a mirar a mí alrededor. El lugar era tenebroso, casi sin luz, la habitación media vacía y sin mencionar algo descuidada pero entre todo limpia. Camino con suaves pacitos con miedo de ser oído y paso al lado de un espejo. Me detuve pasmado, volví a mirar mi reflejo, y ese… no era yo. Bueno si lo era… pero… más pequeño… como si hubiera regresado a ser un niño de 5 años. Aun viendo mi cara de horror frente al vidrio oí voces. No sé qué fue lo que paso, pero fue como si al oír esas voces mi consciencia de 9 años se fuera a un lugar muy al rincón de mi mente y ahora quien se manejaba automáticamente fuera la consciencia de 5, aunque yo veía todo como espectador.

- ¿Oka-san? ¿Oto-san? – Oí decir a mi pequeño yo muy bajo.

Mis piernas pequeñas comenzaron a caminar hasta llegar a la puerta. Como era muy pequeño, a penas y si llegaba a la manija. Logre girarla y abrí la puerta de manera lenta, como si quisiera no ser oído. Mi corazón se aceleraba ¿Por qué? Debía ser la emoción de por fin ver los rostros de mis padres. Mi pequeño yo asomo su cabecita para mirar a ambos lados, no se a donde quería mirar, era un pasillo y yo era la única puerta. Salí enteramente de ahí y comencé a caminar aun de puntitas. Me acercaba a unas escaleras… ¿Escaleras? ¿Acaso esto es el sótano? Comencé a subir escalón por escalón con dificultad, cada vez tenía más nervios, pero eso no impedía que la mente de mi yo de cinco años siguiera con lo suyo. Por fin llegue arriba y otra vez lo mismo, trato de girar la manilla como puedo y lo logro pero a duras penas. Suspiro, era difícil, aunque persevere y logramos abrir la puerta.

El lugar de arriba no era ni mejor ni peor, era casi igual. Al parecer no teníamos mucho, y por lo que veo no buscamos mejoras, por lo menos los que serían mis padres no las buscaban. Camine hasta llegar a lo que parecía la cocina, si, lo era, pero era muy vago para ser una cocina. Una pequeña pileta, una mesa y algunas sillas junto con la estufa de cocinar y dos alacenas. Ignore todo, ya que mi pequeño yo seguía caminando seguro acostumbrado por vivir aquí. Antes de llegar a la sala frenamos… ósea, mi cuerpo manejado por mí de pequeño, paró en seco. Algo temeroso se asomó por el muro, yo obviamente igual. Entonces… vi… vi a mis padres y quise llorar.

Mi madre parecía una mujer cansada, edad, no tengo idea, de cabello ondulado corto y color castaño fuerte, al parecer planchaba ropa, vestía ropa muy simple y un delantal. Luego… mi padre, él estaba en el sillón grande de una persona que parecía viejo, él era alto, tenía algo de brava, cabellos picudo y de color pardo al igual que ojos, estaba en musculosa blanca y pantalones de casa color gris. Tenía el control en manos y cambiaba sin interés de canales.

- Oye mujer ¿Cuándo estará listo el desayuno? – Gruño por lo bajo.

- En cuanto termine de planchar tus miserias – Contesto amargada, el hombre solo bufo y siguió en lo suyo. – Tú ¿No trabajabas hoy? – Volteándolo a ver, sin dejar de hacer su tarea, arqueando la ceja.

- Ah eso. Me despidieron – Como si nada.

- ¡¿Otra vez?! – Ahora si dejando de planchar - ¡¿Cómo es que consigues que te echen tan rápido?! ¡Por el amor de Kamisama! – Histérica lo encaro.

- ¡Cállate! ¡Me estas aturdiendo mujer! – Cubriéndose un oído.

- ¡¿Quieres que me calle?! ¡¿Por qué no me dices mejor como harás para traer dinero a esta casa?! – Con brazos en forma de jarra.

- De eso me encargo yo ¡Ahora cálmate o te abofeteo maldita sea! – Parándose para enfrentarla.

- ¡No sería la primera vez! A ver dime – Calmándose un poco - ¿Cómo pagaremos la renta y lo demás?... Ay por dios, la casera viene hoy – Ahora tomándose la frente con horror. – Ya debemos dos meses ¡¿Qué hacemos?! – Al borde de la desesperación. El hombre le dio una cachetada.

- ¡Te dije que te calmes! – Ahora histérico se rasco la cabeza - ¡Maldición! ¡No lo sé! Seguro que esta vez nos echa – Chasqueando la lengua.

- ¡No! – Con lágrimas y aterrada.

- ¡Que te calles! – Perdiendo la paciencia. – No me dejas pensar así – Masajeándose las sienes.

- No puede echarnos ¡No tenemos a donde ir! ¡¿Cómo vamos a salir de esta?! – Más que desesperada.

- ¿No se quema algo? – Sintiendo olor a quemado.

- ¡La ropa! – Corriendo a quitar la plancha de la prenda.

- ¡Mira lo que hiciste estúpida! – Tomando con brusquedad la prenda ahora con una gran quemadura - ¡Era mi mejor camiseta! – Agarrándola de los cabellos - ¡Hija de puta! ¡¿Ahora cómo me presentare a las entrevistas?! – La mujer gritaba ahogadamente.

-  ¡No fue mi culpa! ¡Maldito bastardo! ¡¡Si no fuera porque te dan una patada en el culo en cada trabajo no habría pasado esto!! – Mirándolo con odio.

- ¡¡Te voy a enseñar a respetarme!! – Arrojándola al piso y sacándose el cinturón.

- ¡No! ¡Por favor! ¡No! – Cubriéndose ante lo que pasaría.

- Ah, ahora si suplicas cabrona – Comenzando a golpearla con rudeza. La mujer solo gritaba y lloraba.

Vi con horror todo eso, solo deseaba ir a ayudar a mi madre, pero temía por mi pequeño yo tan débil, pero al parecer eso no impidió que el saliera. Grite un fuerte ¡No! Para que no fuera, pero era demasiado tarde, ya está ahí gritando para que dejara de lastimar a su mama.

- ¡No! ¡Kenta, vete de aquí! – Notando que su esposo ya no la golpeaba. Mi corazón latía rápido y con miedo.

- ¡Otro pendejo! – Con horror vi cómo me agarro de los pelos y me revoleaba por todas partes.

- ¡Hijo de puta! – Mi madre salto al ataque y empujó a querer alejar a mi padre de mí.

- ¡Apártate! – Empujo a mi madre y esta se fue a caer al piso - ¡A ti pendejo! ¡También te daré algo con lo que si gritar! – Y comenzó a golpearme. - ¡Toma la responsabilidad! ¡Sé un hombre grande maldito!

Yo gritaba para que parara, al igual que mi madre que ahora solo estaba arrodillada llorando. Solo oía como mi voz infantil lloraba y gritaba con miedo y dolor suplicando. Quería que todo acabara, que parara, que parara de una vez ¡¡QUE PARARA!!

 

Al abrir mis ojos note que ya ese cuadro se desvaneció. Ahora estaba otra vez en mi habitación. Mi madre estaba sentada en la cama y acariciaba mis bracitos amoreteados, al igual que otras partes de mi cuerpo. Su mirada era de culpa de vacía. Yo respiraba con hipidos, seguro producto de los golpes, el grito y los mocos en mi nariz de tanto llorar.

- Perdón, Kenta, perdón – Susurro afligida llorando un poco. Su mirada seguía sin brillo. Se tapaba la boca para no dejar salir esos gemidos lastimeros fuertemente. – Mamá ya no dejara que Papá te toque… tomara la responsabilidad. Ya no sufrirás, ya no.

Con cuidado vi como ella iba de a poco, despacito, despacito iba quitando mi almohada. Un sensación terrorífica me recorrió por toda la espalda ¡No te atrevas! Grite y quise pararla, pero era obvio que era imposible. Le rogaba, le suplicara que no hiciera lo que creía que estaba por hacer, pero era tarde. Vi con pavor como tapaba mi cara con esa almohada con fuerza contenida. Mi corazón latía y mis ojos lloraban a montones. Le seguía diciendo que basta, que era suficiente, que no lo hiciera, ella solo tomaba aire y exhalaba con fuerte mientras de sus ojos salían lágrimas al igual que las mías.

Note como el cuerpito comenzaba a moverse y ella aumentaba un poco la fuerza. Yo solo negaba y repetía no una y otra vez no creyéndomelo, tenía un nudo en la garganta. Mi yo comenzaba a moverme más y comenzaba a quejarse, claro que con la almohada casi ni se oía. Comencé a desesperarme y le comencé a gritar otra vez a la mujer, me tiraba sobre ella una y otra vez para alejarla, para empujarla, para que dejara de hacer eso, pero no servía. Mi yo comenzaba a retorcerse y mis piecitos a patalear desesperado ¡¡Yo también lo estaba!! ¡Yo mismo también sentía como me ahogaba! Agarrándome del cuello caí de rodillas al piso en busca de aire, de consuelo, de piedad, lloraba y tosía, no quería saber cómo estaba mi pequeño yo, seguro peor ya que seguro no tenía idea de que pasaba.

Caí completamente a piso continuando rogando, aquella señora, no era una madre, su mirada vacía ahora estaba puesta en la almohada que poco a poco perdía movimiento como si fuese lo más interesante del mundo. Contando y solo siseando para que me calme, como un monstruo. Solo con esos “Shhh”  ya sentía más que pánico, iba a morir. El cuerpo de mi yo dejo de moverse y ella como si hubiera reaccionado de un sueño aparto la almohada.

- ¡¡NOOO!! – Me tomo en brazos y me coloco en el piso - ¡¡No, por dios que hice!! – Eso me preguntaba ahí, tirado ahora sin vida pero aun como espectador. - ¡Kenta! ¡Respira! – Trato de reanimarme, junto sus labios con los míos, creo que dándome aire, y saltaba sus manos sobre mi pecho. Lo hizo muchos veces hasta que… reacciones y comencé a llorar. - ¡Sí! ¡Si, Kenta! Buen chico, si, respira – Mi llanto era fuerte y espantado. Aunque también afónico, seguro por los gritos de antes.

Me quede ahí, tendido en el piso con la imagen de mi “madre”, meciéndose conmigo disculpándose y rezando. Cerré los ojos por unos momentos y al abrirlos, otra vez cambio la escena. Al parecer… otro día.

Ahora estaba en la tina, estaba bañándome con poquita agua. Mi “madre lo hacía” pronto se oyó un sonido, seguro era el teléfono, me sonrió como pudo y dijo que volvería pronto. Yo solo me quede ahí jugando con un juguetito de bañera muy inocente. No quería ver, tenía un mal presentimiento. Vi mi cuerpito lleno de cardenales, sufrí, sufría antes y no me daba cuenta. De pronto, mi “padre”, ese horrible señor se hizo presente en el baño y me miro. Su rostro parcia estar entre el enojo y la melancolía ¿Sentía culpa? Tal vez no era tan malo, solo… tenía problemas. Eso es lo que pensaba.

- Campeón – Se acercó a mí con aura afligida. Yo lo mire - ¿Qué tienes ahí? ¿Juegas? – Yo asentí… en mi garganta volvía a estar ese nudo de suspenso y temor. – Ya veo… ¿Estas feliz? – Volví a asentir. Quise llorar, no sé porque… será porque era tan inocente que no me daba cuenta que podía ser una mala persona… ¿O no me daba cuenta del peligro? Obvio… soy un bebe.

Vi como acaricio mis cabellos con cuidado y cariño. Mi respiración se aceleraba, tenía miedo. Pero… tal vez estoy exagerando, no parecía nada malo ahora…

- Es lo importante… que todo termine en una feliz sonrisa – Me hizo un poco de cosquillas. Mis ojos lloraron… Porque… ¿Por qué tenía que ser así? – Te quiero hijo, en serio te quiero – De esos ojos pardos salieron lágrimas y después… con su mano aun en mis cabellos… me sumergió en el agua.

¡No! Volví a gritar y lo mismo volvió a pasar, de nada servía, pero ahora, mi yo pequeño estaba desesperado tratando de luchar en vano con su pequeña fuerza. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué hacían esto?! ¡¿No me amaban?! ¡¿No era bueno?! Vi como es hombre respiraba dándose ánimos de terminar lo que comenzó. Las fuerzas me volvían a abandonar y volví a caer de rodillas al suelo.

- ¡Cielo! – Se oyó la voz de la mujer y el hombre me soltó. Yo quedo ahí… de boca abajo en la tina. Llore al ver esa imagen de mi… más por el hecho de ser… tan pequeño – Ahí estas – Ese hombre salió al pasillo – Te llaman por teléfono, dicen que es para una entrevista – El sinvergüenza actuaba como si nada.

- Oh, esplendido ¿Ves? Te dije que lo solucionaría – La mujer esa sonrió débilmente – Acompáñame, así es como hablo con el tipo – Motivo queriéndosela llevar de ahí y por supuesto, a consciencia que yo me ahogaba en agua y moría.

- Claro, nomás déjame ver a Kenta – Quitándose de encima la mano del hombre, pero este la detuvo.

- Ya lo vi yo, está más que bien, vamos – Ahora llevándosela. Yo me desvanecía… otra vez… esta vez… ¿De verdad moriré?

Lo último que logre ver, es que la mujer se zafo del agarre del hombre y corrió al baño.

- ¡¡KEEEENTAAAAAAA!!

Y de ahí… todo negro. Volví otra vez a abrir los ojos. Esta vez me levante en el sillón de dos personas que estaba en la muy modesta y pobre sala. Me pare y me empecé a buscar asustado de cualquier cosa. Llegue a mi cuarto. Ahí mi madre me acunaba en brazos mientras yo, de lo más feliz, jugaba con bloques. Me derrumbe… era tan inocente, ni parecía no importarme el hecho que me quisieron matar en esa casa las personas que se suponen debían protegerme.

- ¡Cariño! – Llego de repente ese hombre.

- ¡¡Aléjate!! ¡Vete de aquí hijo de puta! ¡Vete! – Abrazándome.

- Mira… - Con voz pasible – Tengo algo que decirte, una buena noticia, nos solucionara los problemas a todos ¡Seremos todos felices! – La mujer tentada, me dejo de lado y salió de la habitación y yo solo seguía jugando.

Con curiosidad y preocupación seguí a los adultos. Por fin veo la habitación de ellos, no era diferente al resto de la casa, pero tenían una cama matrimonial. La mujer tenía los brazos cruzados esperando una respuesta. El hombre, por primera vez parecía feliz.

- Escúchame cielo – La hizo sentarse en el borde de la cama – Me llego una oferta ¡Una buena oferta! – La chica dudaba. – Mira… me ofrecieron, empleo, una casa nueva y buena, un auto y… dinero ¡Mucho dinero! – La mujer se impresiono y note como se emocionaba.

- ¡¿En serio?! ¡¿En serio te ofrecieron eso?! – Maravillada.

- Si, mira – Mostrándole hojas – Esta todo ahí – La mujer comenzó  leer y su sonrisa cada vez se engrandecía.

- ¡Oh, Por Kamisama mi amor! – Abrazo a ese tipo y este le correspondió - ¡¡Es maravilloso!! ¡Seremos por fin felices y viviremos bien! – Más que alegre.

-  ¡¡Sí!! Empezaremos de nuevo, los dos – La mujer asintió y miro la hoja.

- ¿Pero qué te piden por todo esto? – Llegando la una parte que pedía el requisito. El rostro de la mujer ensombreció, su sonrisa cambio a una de impacto y terror y sus ojos parecían puntos. – Dime que es una broma – Muy seria en voz.

- Escucha… cielo, es una buena oportunidad…

- ¡¡Lo sabias!! – Le miro con furia - ¡¡Sabias que esa era la condición!! – Aventándole los papeles en la cara.

- ¡Claro que lo sabía! – Levantándose al igual que la mujer. – Pero comprende, es una buena oportunidad. No nos piden nada y nos dan mucho – Tratando de que comprendieran.

- ¿Qué no piden nada? – Indignada y enojada - ¡¿Qué le demos a nuestro hijo no es nada?! – Furiosa. Me quede en shock.

- Mira, ya lo hable con el hombre. No es para él. Lo llevara a un orfanato muy bueno que es dirigido por ese famoso hombre, Minato Namikaze – La mujer se sorprendió un poco pero seguía molesta y para nada segura. – Mira, solo debemos darle al niño, ellos lo cuidaran en ese lugar, lo fui a ver, es un palacio infantil. Estará bien atendido sin mencionar que le buscaran a otra familia – Animándola a que accediera.

- Por supuesto que no – Aunque noto que duda. - ¿Para que querrían a nuestro hijo? ¡Él no es huérfano ni nada parecido! ¡Y me rehúso a “abandonarlo”! – Al borde de la histeria.

- ¡¿Y qué quieres hacer?! ¡¿Tenerlo aun viviendo en estas condiciones?! ¡¿Haciéndolo saco de nuestros problemas para que siga sufriendo y siendo sometido a intentos de homicidios?! – Toco una fibra dura. La mujer lloro desconsoladamente.

- Debe haber otra forma – Negando y abrazándose.

- Debo responderle al hombre en una hora… así que decide, esto tenemos que hacerlo juntos – Tonándola de los hombros – Aceptar, y comenzar una vida nueva para todos felices… o Rechazarlo y seguir viviendo en la miseria – La mujer se derrumbó sentándose en la cama y el hombre la acompaño junto a esas lágrimas.

Y yo… solo conecte todo… y sabía lo que iba a pasar después.

 

- ¡¡Allá!! – Dije emocionado apuntando a un tobogán - ¡Vamo allá! – Muy feliz.

- Ve tu… cariño… yo estaré aquí esperándote – Me abrazo fuertemente. – ¿Recuerdas ese oso que siempre quisiste? – El niño asintió – Te lo comprare si eres un niño bueno… - Al pequeño le brillaron los ojos.

- Anda campeón, ve  y juega – Me dijo el hombre con una sonrisa triste y ojos brillosos revolviendo mis cabellos.

- ¡¡Sí!! – Y salí corriendo con rapidez para jugar en la pequeña plaza con los niños de ese lugar. Mire a mis padres cuando subí a la sima de la construcción de juego, ellos me saludaron y con una gran sonrisa voltee y espere mi turno para bajar por el gran tubo rojo. Cuando llego ese momento reí fuertemente al deslizarme. Toque tierra y corrí feliz mirando otra vez el tobogán. Volteo para ver a mis padres… pero ellos ya no estaban.

Me vi como con miedo y desesperación comencé a buscar a mi padres, pero no los veía, solo sé que me llevaron a un lugar, ese… y luego… ya no estaban. Los llame, los llame con fuerza y miedo… pero… nunca vinieron.

- ¿Qué pasa pequeño? – Un señor de cabello oscuro y mirada comprensiva y preocupada me llamo.

- No eta Oka-san y Oto-san – Llore. El señor me abrazo

– Ya, ya… estas en un lugar mejor. Créeme, un amigo dirige este lugar, te cuidara y buscara… a Oka-san y Oto-san para ti – Sonrió. Yo no comprendía, pero ese señor se veía muy amable, muy cariñoso.

- ¿Qué pasa aquí? ¿Andamos asustando a los niños de nuevo Fugaku? – Llego para mi sorpresa…

- ¡Yo no hago eso Minato! – Me alzo en brazos - ¡Deja de decir eso, pensaran que soy un mal tipo! – Regañándolo.

- Jaja ¿Y me equivoco? – Juguetón, no pude evitar sonreír.

- Hijo de tu…

- No digas nada o te coseré la boca cariño – Llego una señora muy bonita de cabello negro. - ¡Oh, pero…! ¿Qué tenemos aquí? Eres un niño tan lindo – Picándome la naricita y sonriéndome - ¡Es precioso! Canallas aquellos que no te apreciaron.

- ¡Cállate! Él no debe oír eso – Aquel señor llamado Fugaku tapo mis oídos.

- Jaja, no creo que entienda, pero tienes razón – Llego una señora. Era un mujer hermosa también, de cabello rojo y gran sonrisa. Me miro y sonrió – Eres una cosita preciosa – Me dio mimos, aún estaba en brazos.

- Kushina. Al parecer él es de quien me hablo Orochimaru – La mujer puso cara mala.

- Ya te dije que no me cae ese tipo – Haciendo un puchero, eso me pareció muy familiar… ¿Será que…?

- Kushina tiene razón, tampoco me cae – El hombre que me tiene en brazos comenzó a jugar conmigo haciéndome saltar, yo reía, lo hacía tal vez para que no escuchara la plática. – Creo que deberías echarlo.

- ¡¿Cómo?! Pero él hizo este lugar posible y… - Mirándome, a mi pequeño yo – Ahora trajo a este pequeño que debe estar muy asustado – Me acaricio los cabellos. Note como me aferraba a ese tipo Fugaku –Oh, parece que alguien ya se encariño, jeje ¿No quieres adoptarlo? – Fugaku puso cara de “¿Qué?”… ¿Tan mal le parecía la idea? Aunque luego vi cómo me miro y yo lo mire y coloque mi pequeña manito en su cara. Él sonrió.

- Podría ser – Y me sonrió.

- ¡Querido, me fascina esa idea! Pero será cuando Sasuke cumpla los 11, así en ese tiempo le enseño a cocinar – Se oyó carcajadas de los cuatro adultos… ¿Eh? ¿Se referirá a Sasuke-nii?

- Suerte con eso amiga – La pelirroja abrazó a la morena y ella correspondió.

- Veras que lo logro – Me miro – Jeje, también… - Oí que susurro – Debemos esperar a que se dé cuenta… que… bueno… el… - Refiriéndose seguro a que me abandonaron.

- Entiendo – Dijo Fugaku.

- ¿En serio, entonces lo adoptaras? – Sonrió el señor Minato. Vi como el adulto Fugaku asintió.

- No se… es como… que… - Mirándome y sonrió – Que me gustaría que estuviera en mi familia, además… - Volviendo a cargarme bien – Mikoto y yo ya habíamos hablado de adoptar a uno de los niños, pero hasta ahora no sabíamos a quién – Me acaricio los cabellos – Ahora sabemos porque, lo esperábamos a él. – Y todos sonrieron. Yo sonreí, ambos yo sonreímos.

- Disculpe que interrumpa, pero… - De repente apareció una pesadilla que quería olvidar... Ese tipo… ese horrible monstruo. – Pero necesitamos hacer los papeles del niño. – Todos, a excepción del señor Minato, pusieron cara seria.

- Oh, Orochimaru – Se acercó cordial – Y dime ¿Cómo se llama? – Ese hombre horrible sonrió y me hizo recordar horribles cosas.

- Kenta Jiokoshi…

Luego de eso, todos fueron recuerdos rápidos, de como de repente esas cuatro personas con las quienes jugaba junto con los demás niños, en especial el señor al que llamaban Fugaku, dejaron de venir, como el orfanato decaía, como los niños y sus sonrisas se transformaban en llantos y rostros deplorables.

Todos esos recuerdos solo hizo que llorara y gritara pidiendo ayuda, que no quería más, que quería que todo parara… hasta que… llego un recuerdo que hizo que lo demás se callase. Sasuke-nii… sacándome de ese lugar, Kaoi-san y Hinata-san cuidándome. Naruto-nii y Deidara-nii jugando conmigo. Itachi-nii ayudándome en tareas y comprándome dulces siendo regañado por Sasuke-nii. Minato-san quien era muy amable conmigo, Kabuto… el siempre tan atento y jugando conmigo haciéndome acelerar el corazón. Tantos, vieron tantos recuerdos hermosos de repente, que mi acongojado corazón estaba dejando de doler. Juzo-san, Sai-kun, Kiba-kun, Akamaru, Neji-kun, Shikamaru-kun, Suigetsu-kun, Gaara-kun, Karin-san, Sasori-san, Obito-san, Menma-san, Yahiko-san, Ino-san, Iruka-san, Kakashi-san, Tsunade-san, Jiraiya-san, todos los que he conocido solo alegraron mi vida… como… Erizawa-kun y Mikanachi-chan… todos…

Absolutamente todos ahora… son mi felicidad…. Ya no importaba cual fuera mi pasado… sin están ellos, me es más que suficiente.

*--//--*

- Me… es… - Abriendo de a poco sus ojos. Miro a su alrededor. Todo muy cálido. Noto que estaba en su cuarto. - ¿Eh? – De pronto fue consciente de un peso, o dos. Miro su cama y noto que a cada lado estaba, Sasuke a su izquierda y Naruto a su derecha. Fue notando cada vez más gente. Kaoi dormida en un escritorio. Minato en una silla, Kabuto… sentado en la alfombra dormía también. Se movió un poco, pero solo logro despertar a Sasuke.

- ¡Kenta! – Dijo en alto despertado a todos quienes tuvieron la misma reacción y se fueron acercando. - ¿Cómo estás? – Sasuke le acaricio la cabeza preocupado y aliviado. El niño miro a su alrededor.

- ¿Te duele algo? – Dijo Minato.

- ¿Quieres que te prepare algo? – Le dijo Kaoi.

- ¿Necesitas algo? – Kabuto le siguió.

- ¿Te asustaste-ttebayo? – Le sonrió Naruto.

- Kenta… - Volvió con Sasuke quien le sonreía – Me alegra que estés bien – Juntando frentes  y riendo quedito se separó.

Ante todo esto, el pobre niño no pudo más que dejar que se le asomaran las lágrimas y llorar. Con dolor… con un hermoso dolor que era… amor… sentirse tan amado, dolía de buena manera.

-¡¿Kenta, qué…?!

- Yo… - El niño cubrió sus ojitos y seguía llorando – Los quiero… - Eso sorprendió a todos – Muchas gracias… - Y siguió llorando. Nadie comprendía bien, pero sonrieron y fueron abrazando al niño.  Lo consolaban con lindas palabras y correspondían sus sentimientos. Kenta… no podía ser más feliz… y agradecer a la vida, de darle esta familia.

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Buaaaaa!!!! Ya dijen no me maten!! Pobre mi Kenta!! Hijos de su madre aquellos padres!! Que se pudran!!!  

Al escribir esto, deje de lado un poco mi lado dulce y exagerado, sino que entre en una mas realista y obscuro y eso es algo que espero por ahora no volver a entrar, me concentre en el ambiente tenso y pobre y en personalidades que se ajusten y a un niño ignorante de todo mal. Es lo que mas me dolio, que la criatura jamas dudara de sus padres... confiara ciegamente aunque haya pasado por todo eso, lamento esta charla seria, pero ese es el sentimiento que casi plasmee.

Pasando a lo bueno. Wooooow!! Iruka se fue en plan damisela en peligro jajaja, a que extrañaban a Genma jajaja, yo si xD Ahora veremos que pasara con Kakashi malito :v

Ese Sasuke se pasa cuando no sabe controlar las emociones, pobre Minato, pero al menos Naru le hizo tragar otra vez su orgullo, a golpes xD, y se disculpo como se debe jajaja. 

Que habra pasado con Menma e Ino!! :D jejeje

Pasaron muchas cosas y al menos Kenta ahora esta bien, asi que Fugaku queria adoptar antes a kenta jejeje, que lindo. Kushina T^T fue lindo verte en un recuerdo.

Un gran abrazo espero sus hermosos comentarios!! Y nos leemos jajaja

Nos vemos n_n/


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