Capítulo 12
…
My tearful, painful love
As look at your tear-stained photos
My hurt heart in pain, the painful memories hurt
The sadness can’t stop
I am a man in pain, I am a man who is cast away but
You & I, we can’t grow apart
This isn’t right; I don’t want to let you go
~You & I / Monday Kiz
(Link del video por Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=0To-4jqYkk8)
Miserere
—Tengo miedo— Mi voz se tornaba lejana en aquella habitación de paredes verdes aguas junto con aquella silla frente a la peinadora que tenía la misma madera clara que la cama…
Jamás había visto una habitación igual.
Yo solo estaba sentado en aquella cama.
Era horrible sentir como todo se te va de las manos, ver a Franchesco en una situación peligrosa y no poder hacer algo útil. Realmente me sentía inútil.
—Está bien… solo no debes actuar precipitadamente— Alguien me abrazaba desde atrás y acariciaba mi pecho.
Aquel tacto se sentía tan bien, se sentía familiar.
—Gracias— Conteste sinceramente.
—Jajaja no te preocupes yo sé que él hará todo lo que pueda para que no te pasen cosas malas—
—¿Él?—
Pero todo se acabó como cuando pasas de canal bruscamente.
—¡Miserere! Andybell llamo y me dijo que me daría una entrevista de su experiencia como modelo en sus tiempos ¡Estoy muy emocionada mi amor! Yo creo que accedió al saber que yo era tu esposa—
Una mujer demasiado arregla y ahora con los cabellos cortos de rubio platino me abrazaba muy arreglada para ser tan solo las 7 de la mañana de un domingo.
—Aja… ¡Ya basta! Es muy temprano mujer— Refunfuñe es que ¡era domingo! Y este era el día en el que siempre me levantaba al mediodía.
Me zafe de ella y me levante restregándome la cara…
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—¿Te gusta el desayuno?—
Melanie me preguntaba aquello frente a mí en la mesa de la cocina. Ella había prepara sándwiches con relleno simple de queso amarillo y jamón o el jamón con menos grasa que había conseguido junto con manzanas cortadas, jugo de naranja y té negro porque ella odiaba el café ya que podía mancharle los dientes lo cual repetía tantas veces que ya ni me molestaba en escucharla.
—Está muy bien para ser tu quien lo hizo, muchas gracias Mel— Le sonreí por rutina y mire como se sonrojaba.
No pude evitar sentirme culpable pero qué demonios ¿ella no había entendido de un matrimonio de mutuo acuerdo sin amor?
Ella viajaba mucho por su trabajo pero debía reconocer que se preocupaba por mí.
Por otra parte estaba Azul. Me lleve un sorbo de té saboreando lentamente el toque de limón que siempre le echaba Melanie.
—¿Amor?—
—Sí, Melanie—
Vi duda en ella…
—Sabes que… en toda familia por muy ocupada que sea, siempre hay un niño—
¿Un hijo?
—Yo…— Me moví incómodo es decir; ni con Azul había tenido la idea de ni siquiera de adoptar.
—¡No! no tienes que aceptar o negarte ahora mismo, yo solo quiero que pensemos en la idea de tener un hijo—
—jamás pensé que quisieras embarazarte—
—Jajaja— Ella rio leve como con temor.
—No podría embarazarme, al inicio quería darte un hijo sin tu consentimiento pero me daba miedo de perder mi figura y… y a mitad de año me convencí pero no lo lograba y recientemente me hice unos exámenes. No puedo dar hijos, Miserere— Vaya que jamás la había visto con esa expresión de tristeza, ella que siempre andaba con una sonrisa de modelo algo presuntuosa.
Me levante y la abrace, sobando sus hombros.
—Está bien, pero démonos más tiempo para pensar ya que no estamos actos para cuidar de un niño—
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No había percibido nada másque el trabajo que tenía sobre el escritorio, tras firmas legales de la asociación de los Dominique, la familia de mi esposa. También sobre la verificación de las instalaciones e inspecciones inesperadas de la red de hoteles, casinos y bancos de la línea corporativa Klaus.
Aunque mi secretaria Nina, me ayudaba pues, era un trabajo agotador.
Tocaron la puerta y la de cabellos rojos cortos con lentes gruesos y atuendo gris demasiado tapado, abrió la puerta. Era Mel, venía con una sonrisa, una bolsa que de seguro seria sushi y una botella de alguna de sus bebidas energéticas.
—Nina, nos puedes dejar— Le sonreí pesadamente a mi secretaria que también necesitaba un descanso ya que eran las 3 de la tarde y no habíamos tenido tiempo ni de almorzar.
—Puedes dejar eso allí, aunque parezca imposible no tengo ni hambre— Me sobe la frente, me levante de la silla y me estire bostezando.
—Ok, pero al menos un sorbo te dará energía—
Tenía razón así que abrí la botella de líquido rojo y me hizo sentir refrescado aquel sabor salobre a frutos rojos. Deje la botella en el escritorio y la fui a abrazar.
—Gracias oh mágica adivina— Bromee con ella, a pesar que no nos la pasáramos juntos ella sabía cosas de mi que yo ni enterado.
—Jejeje ahora adivina lo que quiero— Fue como si su interruptor de voz sugestiva se encendiera.
—Pues, creo que un beso y un poco más ¡pero! Solo un poco porque tengo que trabajar—
—Ok, porque la adivina ya sabía— La calle con un beso y tomando sus caderas hacia mi y sus manos ya apretaban mis hombros…
Sin separarnos hale la silla hacia un lado del escritorio y me senté para posicionar a mi espesa encima de mí para tocar por debajo de esa falda que le llegaba a las rodillas de rayas horizontales amarillas y blanca junto con una blusa morada a la que podía colármele fácilmente.
…Click… Se había abierto una puerta, seguro era Nina.
—Mmm… Nina, mas ahora revisamos el trabajo, puedes retirarte—
—Oh, pero amor si no es Nina…— Dijo sofocada Melanie encima de mí.
Mi mirada se centró allí, en unos ojos azules que parecían que en cualquier momento iban a flaquear, unas manos que sujetaban tan fuerte aquella carpeta verde de plástico que parecía que se le iba a partir en cualquier momento.
¿En qué clase de juego me había metido?
—A-Azul…—
—¡Oh no! No se preocupe— Él desvió la mirada y dejo las carpeta encima del mueble beige al lado de la puerta.
—Cuando tenga tiempo, Carlos dijo que revisara esos papeles—
—Si nene, mi esposo lo hará pero ya retírate ¿Si?—
—Lo siento—
…Click… Puerta cerrada.
—Ahora ¿En que estábamos?—
—Ya ves, tengo mucho trabajo y es mejor que nos veamos en la casa—
La baje sobre mí y ella memiro como cuando sabes que esa persona tiene un aura de sospecha, algo así.
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—Te tienen en la mira, Franchesco—
Andybell le decía aquello a un Franchesco con barba, estábamos reunidos en la sala principal de la casa donde yo solía vivir con Amiel y Franchesco alguna vez, la que últimamente se la pasaba sola.
—Entonces ¿Debo de morirme de miedo?—
—No, a lo que me refiero es que la forma más sencilla de proceder seria acabando con la cabeza de la organización que quiere algo con tu corporación—
—Sabes que desde muy joven me he mantenido al margen en memoria de mi madre que murió por los sucios trabajos de mi padre—
¿Qué le diré a Azul?
—No sé cuál solución más buena tengas que el asesinar a tu pequeño hermano bastardo— Andy cruzo las piernas y encendió un cigarro dándole una calada.
—Estos casos son como esos incendios donde se debe poner a combatir fuego con fuego y lo sabes— Otra vez había hablado el rubio con barba bien cuidada y ojos grises.
¿Qué tal si no me quiere volver a ver?
—Tienes razón pero… también esta Amiel, no sé qué demonios se le metió en la cabeza para que se anduviera revolcando con un imbécil como ese, el imbécil me chantajeo de que si le dañaban, entonces Amiel sufriría el doble—
Ambos tomaron sus vasos de whisky sorbiendo un poco y mirándome.
—Sí, Amiel solo es una herramienta para él— Dijo el señor Vasiliev acomodándose en el sofá y al frente el de ojos verdes revisaba su plateado teléfono táctil.
—Andybell ¿Qué vieses hecho si Miserere te hubiera engañado y se empeñara a quedarse al lado un hombre que sabes que no es mejor que tú?— Franchesco no miraba al rubio mayor, pero rápidamente observe la escena.
El de ojos grises se rasco su barba y bufo.
—Simple Franchesco, los viese capturado a los dos, a Miserere lo viese encerrado en el que era nuestro cuarto y después hubiera torturado hasta la muerte a él inútil que se hubiera atrevido— Termino su frase para sorber de su vaso.
Sus palabras con esa cara tan sosegada me dieron escalofríos.
—¿Y qué viese pasado si con eso ya no te viera amado más nunca?—
—Lo viese chantajeado con cualquiera cosa para que siguiera a mi lado, él era una persona muy pacifica así que me lo viese ganado muy rápido— Había un gesto sincero que no era tan fuerte se asomaba en su rostro pero como la calada de su cigarro, se esfumo aquel gesto.
No pude evitar esconder mi gesto de estar desconcertado.
—¿Qué? jamás dije que viese sido el indicado de tu padre pero definitivamente lo amaba y viese hecho lo posible para no separarme de él con todos los altibajos que habían en nuestra relación tenia— Su tono era tan desinteresado que entendí por fin que aquello era lo que ocultaba su pesar.
—Él de seguro que fue alguien muy bueno…— Dije enviándole el mensaje número 58 en lo que iba desde que Azul me había encontradobesándome con Melanie.
“Te amo. Perdóname. También entiéndeme, por favor”
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Abrí la puerta del departamento que compartía la mayoría de mi tiempo con Azul, las luces estaban a pagadas. Me dirigí al cuarto y allí estaba la televisión encendida en un canal de caricaturas mientras en la cama se hallaba un Azul que se había quedado dormido de tanto llorar, eso me había dolido.
Al lado estaba un envase vacío de helado de vainilla y chocolate, si, así me había dicho Carlos que había dejado a Azul. Ya eran las 2 de la madrugada y tenía cientos de llamadas perdidas de Melanie y como ochenta y pico de mensajes de textos dirigidos a ese chico castaño dormido que no me contesto ni uno.
Agarre el envase, la cucharilla y varios pañuelos usados, los tire a la basura de la cocina.Volví a la habitación y me quede en la puerta, quizás Carlos tenía razón y lo que yo debía hacer, era darle tiempo a Azul para que se tranquilizara y también darme un tiempo a mí.
—¿Miserere?— Un susurro me asusto, el castaño se acomodaba muy lentamente para sentarse mientras se estrujaba los ojos.
—Sí, soy yo—
Un silencio incomodo iba creciendo…
—Hasta mañana, duerme bien— Solté aquellas palabras y salí de allí, primera vez en mi vida que huía de un problema de manera tan cobarde porque la hora o lo tarde que era nada de eso servía como excusa.
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Azul
Quizás era el fin así como cuando sales del jardín de niños donde tu inocencia sabía que no habían muchas probabilidades en que volvieras a ver a tu maestra o tus compañeros aunque en este caso, ya la inocencia este perdida y la realidad te abofetea tan fuerte que solo te quedas estático, esperando que un gesto de humillación salga de ti para retener el tiempo o quizás una relación sin remedio...
Quizás estuvo allí siempre y no lo vi por mi egoísmo o mi seguridad que siempre era reducida a los “te amo”, “besos”, “sexo” de Miserere.
¿Quién compite con una mujer tan hermosa? ¿Quién compite con una esposa que parece ser perfecta para su esposo?
¿Quién era yo?
Yo era alguien que solo se había dejado llevar por la desesperación de un “peor, es nada” ante la persona que se está perdidamente enamorado.
Miserere ¿Por qué me haces sentir tanto dolor y ni siquiera te esfuerzas?
¿Me estaré convirtiendo en alguien egoísta y sin vergüenza?
Ya que quiero que no te alejes de mí, aunque la tristeza no se detenga.
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You & I, we can’t grow apart
This isn’t right; I don’t want to let you go
~You & I / Monday Kiz