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¿El amor no lastima? 2 por shi san

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Notas del capitulo:

Hallo!!! Sí, yo actualizando para darles su dulce o truco para este Halloween n.n he estado ocupada, mi hermanita embarazada está en la capital hospitalizada y bueno, allá hay muchos doctores seisis XD hahahaha ¡de verdad! Bueno, pero mi hermana está bien aunque tiene que seguir allá. Espero disfruten este cap. (jajaja si hay el milagro de que me sigan leyendo  T.T) LEAN! Puede que haga un especial intercalado para Halloween n.n ¿les gustaría?

Capítulo 18

 

La temporada de baile, 
el polvo de nieve siempre nos pasa cerca 

Aunque perdidos en la multitud, 
Estamos mirando el mismo cielo 

El viento sopla en nosotros de una forma similar 

Probablemente todavía no lo sé todo de ti, 
fuera del millón de personas te encontré a ti 
Y pensé que no hay bases 
Realmente sentí eso 

Sin pelear por cosas triviales 
no podemos estar juntos 

Si fuéramos incapaces 
De ser honestos uno con el otro 
La felicidad y la tristeza serian peor 

Si el polvo de la nieve 
Esta tiñendo nuestros blancos corazones 
ah ah ah ah 

¿Podríamos compartir nuestra soledad? 

 

Azul

 

     Lunes. El tiempo, los días parecían una eternidad y la brisa enfriaba mis dedos. Solo ayer había vivido toda esa guerra de emociones y traiciones con Miserere, y el sujeto del club nocturno.

 

     Aunque algo era bueno. Le había dicho a Carlos que no asistiría a trabajar porque tenía  que ir al doctor ya que los mareos infernales y vómitos casi no me cesaban.

 

     Las 10 de la mañana y me había venido a las 7 y media de la mañana para la cita médica, yo era el último en fila para que el doctor Suki pudiera esta vez atenderme, desde luego que apenas había llegado, me hice los exámenes que tenía que hacerme.

 

     Ahora lo que me quedaba era esperar mi turno con el doctor.

 

     11:30 am

 

—Uy ¡Que fino! Hoy el doctor nos invitara a almorzar— Decía una enfermera trigueña delgada con cabello largo en una cola de caballo con sombra verde manzana en los ojos.

 

—Ay amiga, si tan solo no hubieran más personas en la fila…— Se quejó la enfermera rubia y algo robusta. Justo ambas enfermeras me miraban como culpándome de algo con odiosidad.

 

     Voltee mis ojos.

 

—Me importa poco

.

.

.

 

Miserere

 

      Era extraño, sentía como mi corazón latía pero con mucho dolor, también estaba el hecho que no soportaba que mi orgullo fuese tan maltratado. Solo pensar como Azul gemiría en los brazos de mi padrino me ponía de malas, con ganas de matar.

 

     Gruñí de nuevo y justo mi secretaria me lanzo una vista de “No importa su problema, lo que importa es terminar con el trabajo pronto”.

 

     Voltee mis ojos…

 

Azul

 

—Oh ¡Al fin te veo!— El doctor Suki sonreía al verme entrar en su consultorio con una extraña sonrisa de oreja a oreja, hasta parecía macabra.

 

—Buenos-nas tardes— Solté rectificando el horario.

 

     Me senté acomodándome porque una pequeña molestia me surgía de la parte de mi vientre.

 

—Mmm, ya veo que tu cuerpo sabe que hay un huésped

 

—¿Disculpe?— Abrí los ojos como flores de limón en plena temporada.

 

—Aquí…— Busco bajo su escritorio y subió una carpeta roja.

 

—Aquí están los resultados de los análisis, tu malestar se debe a que tienes lo que se llama Mpreg Shigatsu o sea estas gestando un bebe dentro de ti

 

     ¿Acaso haber estado tanto en la sala de espera me estaba afectando? ¿O solo me había dormido y esto era un extraño sueño?

 

—Oh, creo que estoy dormido… aun— Murmure viendo mis manos abiertas.

 

—Azul, estas esperando a un bebe. Contigo ya son 4 casos de embarazos masculinos que he llevado en toda mi carrera, se de la situación y sé que es difícil porque de los casos que lleve, las parejas de los que toleraban los embarazos fueron abandonados por sus parejas… Y dos fueron los que decidieron abortar

 

      ¿Qué me estaba diciendo?

 

—Siento ser tan crudo pero dime ¿Qué vas a hacer?— Me dijo el médico juntando sus manos.

 

     ¿Abortar? Eso sonaba lo más lógico en mi situación.

 

     Porque sí tuviera un bebe entonces ¿Qué haría? ¿Cómo lo criaría? ¿Qué le diría a mi padre? Pues, ni siquiera sabe que soy gay.

 

     Y… ¿Qué diría Miserere de un embarazo en mí?

 

     Ah, recordé aquellas líneas, él haría que yo abortara y ahora que habíamos terminado quizás hasta más rápido.

 

—Yo—  Trague grueso temblando ligeramente mientras mis puños se apoyaban fuertemente en la mesa del escritorio.

 

—Tienes nueve semanas de embarazo— Escuche.

 

—Ah… Do-dos— Tartamudee como nunca en mi vida sujetándome de los agarradores de la silla.

 

—Piensa bien las cosas y vente el lunes a las nueve de la mañana. Allí me dirás lo que planeas— El doctor sonrió muy amable p-pero me parecía borrosa la situación…

 

     Borroso porque mis ojos se habían empapado.

 

—Así estarás ya de deshidratado que ya…— Pude oír a lo lejos mientras una nube negra cubría mi visión.

 

      Desperté y mire a mi lado. Solo me acompañaba una vía endovenosa donde tenía un suero. Cerré fuerte mis ojos y lleve mi mano sin vía a mi frente mirando el techo blanco.

 

     Una, dos. Tres lágrimas se deslizaron por mis mejillas.

 

     Lo más lógico o la mejor solución era eso; abortas. Si, iba a abortar así no estuviera muy seguro.

 

     Busque mi bolsillo y tenía mi móvil, vi la pantalla y me di cuenta de que tenía varias llamadas perdidas de mi jefe, así que llame a Carlos.

 

—Azul ¿Por qué no me contestabas?— Suspire al oír aquello tras un par de repiques y pensé que tenía que decirle a alguien y ese alguien seria mi exótico jefe.

 

—Al parecer me desmalle en plena consulta y… ahora tengo un suero y ¡hip-hip!— Comencé a gimotear, estaba asustado y así la soledad se hacía presente dolorosamente en mi pecho.

 

—Azul, no llores… ¿En qué hospital te encuentras?

 

—En el Modulo-Hospital… hip

 

—Ok, voy para allá

.

.

.

 

—Azul— Dijo Carlos.

 

—¿Ya te sientes mejor?— Decía el doctor que venía tras el moreno quien traía ropa demasiado casual, unos blue jeans y una camisa gris de algodón.

 

     Mi cara se convierte en una mueca rara y así bajaron lágrimas de desorientación y miedo de todo el asunto que me estaba ocurriendo.

 

—¿Qué paso, amigo? Cuénteme doctor ¿Qué le pasa a mi amigo?— Dijo Carlos abrazándome hasta mas no poder, lo cual agradecía en demasía.

 

—Azul tiene nueve semanas de embarazos, Mpreg Shigatsu

 

     Me quede quieto, inmóvil porque simplemente mi angustia oscurecía y hacia pasar de inadvertido todo lo demás.

.

.

.

 

—¿Y eso es lo que has decidido?— Mi jefe pregunto viniendo de la cocina con una taza de té negro que humeaba esencia dulce de limón.

 

     Me cubrí con la manta azul oscura y asentí desde el sofá.

 

—¿Y en que te basas para llegar a tal extremo?

 

     Definitivamente una pregunta así, no la veía venir, o sea… ¿En qué me basaba para matar a un bebe al que yo podría amar más que a nadie?

 

—Miserere no le gustaría tener un bebe conmigo… ta-también está el hecho de que él y yo terminamos. Soy un chico y no… hip, hip— Y allí yo estaba llorando, quitándome la frazada de la cara.

 

     ¿Matar a un feto? ¿Matar a mí bebe de dos meses de gestación?

 

—¡No! Yo no quiero abortar al bebe— Lagrimas de tristeza y miedo aunque también de decisión rodaron por mi rostro.

 

—Entonces hazte el favor de tomar decisiones por ti y no por los demás, quien se va a joder en el embarazo y criando un niño vas a ser tú y no los demás. También si decides abortar quien va a llevar una carga de conciencia vas a ser tú y nadie más— Carlos decía todo eso al frente mío, sentado en un sillón pequeño.

 

     Él tenía razón. Mire los ojos de Carlos y le sonreí.

 

—Si ¡jajaja! Supongo que soy yo quien se va a fregar, más nadie— Me reí divertido ante una verdad.

 

—Ya deja de llorar, tus ojos están tan rojos e hinchados que opacan el azul de tu iris. No te preocupes, como amigo te apoyare en todo lo que pueda y ya por esa parte olvídate de la soledad

 

      Verdad, la soledad siempre me había asustado, por eso mi tema de estudiar mucho y trabajar mucho también.

 

—Gracias— Dije sinceramente.

.

.

.

 

     Salía del hospital tras mi consulta, camine sonriendo tontamente al releer mi tarjeta de embarazo donde claramente decía que tenía 12 semanas de gestación o sea, 3 meses. Justo vi una taxi blanco con amarillo y agite mi mano para llamarlo, se detuvo y me subí.

 

—Buenos días, ¿a dónde te llevo, chamo?— EL conductor moreno de edad joven me preguntaba y me miraba desde el retrovisor.

 

—A mi vaquita, el restaurante

 

—Se come bien allí

 

     Al cabo de un rato habíamos llegado, le pague la tarifa al taxista y fui directo a buscar una mesa en el restaurante, había mucha gente pero tuve la suerte de encontrar un lugar a donde sentarme. Era viernes y necesitaba comer ya que había faltado al trabajo por la consulta y a las 3 de la tarde entraría.

 

—Buenos días ¿Puedo tomar su orden?— Una chica baja y de cabellos negros que iban en súper espirales muy hidratados, ella me atendía amablemente.

 

—Sí, quiero dos pastelitos de papa con queso y un gran vaso de jugo de fruit ponch, por favor— Sonreí casi babeando de pensar en aquella comida suculenta.

 

      Cuando me trajeron la orden, tras la mesonera venia el señor Andybell. Me sorprendí mucho.

 

—Hola Azul, veo que estas abusando de la comida— Sonrió el señor y aunque sabía el significado de esas palabras y no me daba mucha gracia, no obstante su sonrisa hermosa me inspiro alivio, tranquilidad.

 

—¿Podría sentarme a comer contigo?

 

     Asentí. Luego, sin darme cuenta estaba pasando un momento agradable mientras sorbía de mi jugo.

 

—Disculpa por mi intromisión a tus asuntos personales pero… ¿No piensan tú y Miserere volver?

 

     Tosí un poco y me limpie con una servilleta.

 

—No, él tiene a Melanie y el trabajo. Y yo tengo…— Baje mi mirada a mi vientre.

 

—¿Qué tienes?— Escuche de rubio mayor que apoyaba las manos en sus mejillas y su gris parecía por primera vez algo cálido y curioso.

 

—Pues, estoy esperando un bebe— Dije acariciando sin darme cuenta la panza —¡Es decir, sufro de Mpreg Shigatsu y por eso yo…!— Me agite demasiado.

 

—Oye, ten calma. Azul, te felicito. Si el padre de Miserere estuviera vivo, de seguro te viese abrazado y se viese puesto a llorar contigo— Dijo y me di cuenta que mis ojos estaban aguados, me sonroje violentamente y seque las lágrimas para sonreírle.

 

—¿Por qué asume que mi hijo es de Miserere?

 

—Por qué lo preguntas acaso… ¿No es así?— El señor había arrugado su cara como confundido.

 

—Eso no es importante— Baje el rostro.

 

—Claro que es importante, ese bebe podría ser mi primer nieto— Wow, esa frialdad era repentina.

 

—Miserere aun no lo sabe— Baje el rostro.

 

—Pues díselo, él tiene el mismo derecho que tú con ese bebe— De nuevo esa parte cálida se asomaba en él.

 

—No— Musite, arrugando fuertemente la servilleta que tenía en las manos.

 

—¿Cómo?

 

—Lo escuche— Dije entre dientes.

 

—Escuche cuando dijo que si se enteraba de que si yo algún día tuviese un hijo suyo, de seguro me haría abortar, yo quisiera o no. Él no quiere que su historia se repita con él… aunque ahorita no importa mucho, no somos nada, ni siquiera amigos— Mis puños limpiaban arduamente las gotas que salían de mis ojos.

 

—Oh, lo siento. No obstante tienes que decírselo, él diría algo así solo por miedo a perderte y además tu ni Miserere son nosotros… me refiero sus padres

.

.

.

 

—Jajaja… señor le digo que aquí no, ah… no toque allí— Escuche una voz femenina que provenía detrás de unas plantas de un pasillo de la sala de juntas.

 

     Sí, yo había llegado muy temprano pero solo para aligerar mi trabajo. Quizás sería un ejecutivo jugando a las aventuras en el trabajo, fuera de las horas establecidas.

 

—Ya va…— Esa voz era familiar, me detuve en seco.

 

     Yo no quería ir a echar un vistazo, pero mis pies se movían solos. Apreté la carpeta con los papeles médicos que tenía en las manos y al fin me aproxime tras la plantas.

 

     Era Miserere tocando a la secretaria rubia del jefe de recursos humanos. Mi mente se detuvo y pensé que era una mala pasada pero no, era Miserere que seguía con esa labor sin saber que yo los miraba. Di un paso hacia atrás lentamente pero me vino un mareo, me tambalee e hice ruido con mi carpeta contra la pared.

 

—Dios, ¿Azul?— Si, era él. Lo mire asustado y salí a paso rápido hacia el taller.

 

      Era cierto, era cierto… lo que vi. Lo nuestro solo fue algo pasajero desde un principio ¡él no es el padre de mi hijo!

 

    Me senté y respire profundo, no quería llorar, no valía la pena. Coloque la carpeta azul sobre mi escritorio y prendí la computadora, necesitaba concentrarme en el trabajo, en el bendito artículo sobre Halloween.

 

—¡¿De quién es ese bebe?! ¡Maldita sea, contéstame!

 

     Grite y me levante del asiento muy asustado. Cuando me di cuenta de aquel reclamo y de que Miserere tenía una hoja de mi carpeta de embarazo, mi flecha hizo Click en mi ira.

 

—Dame eso— Me le acerque y le quite de manera ruda los papeles y los guarde.

 

—¡No haz respondido mi pregunta!

 

—Anda a hacer bebes con la secretaria de recursos humanos ¡y deja de preguntar estupideces! y si, ¡ese bebe es mío y de nadie más!— Me senté en la silla de mi escritorio.

 

—Es mío, vi cuantos meses tienes y coincide con las veces que habíamos tenido relaciones, ya debes guardar reposo…. Aunque lo más importante es que me hubieras contado esto

 

—¡No! lárguese señor

 

     Y así sus manos llegaron hasta mis hombros. Mis manos lo alejaron de inmediato.

 

—No vuelvas a tocarme, ya has estado tocando a alguien más, por favor no seas tan falta de respeto— Recalque mis palabras una a una cerrando mis ojos.

 

—Esto no se queda así, Miserere— Dijo colocando su mano en la cintura y apuntándome con el dedo índice de su otra mano. Al final dio un portazo.

 

     Estaba molesto pero yo lo estaba aún más.

 

—Bebe, no te preocupes. Cuando nazcas veras que no importa que tus papás estén separados porque los dos te vamos a amar…— Mi voz se cortó del llanto, porque la realidad era que seguía amando más que nunca a Miserere y no sabía si él iba a querer a bebe. Pero que sus actos hacían que cada vez hubiera una pared mucho más gruesa que hacía imposible la relación.

 

     Acaricie mi panza que había crecido un poco pero era imperceptible aunque mi peso había subido un poco.

.

.

.

 

     Los días pasaban, mi temor crecía más y navidad se acercaba mucho más. Miserere no se me acercaba ni siquiera ayudarme cuando yo cargaba el cerro de papeles para fotocopiar y así una música triste me rodeaba junto el clima que se tornaba frio mientras mi esperanza y mi risa eran sostenida por movimientos espontáneos que habían dentro de mí, si, pequeñas patadas y movimientos de cierta pequeña personita.

 

     Quizás Miserere se había arrepentido de tener algo conmigo y así simplemente se había olvidado del bebe y de mi…

 

Continuará…

 

Con mi oído presione cerca de tu corazón 
Quiero ir descendiendo despacio a las profundidades 
En donde tu voz me conduce 
Hay que conocernos ahí una vez más 

He deseado que nos entendiéramos el uno al otro 
rararai, rararai, rararai, 
Pero fui yo quien ha cepillado la superficie 

También pensé, solo agarrando firmemente 
Tu mano entumecida por el frio 
que estábamos conectados antes de la eternidad 

El polvo de nieve es muy frágil 
ah ah ah ah 
Tapa la superficie del grueso asfalto 

Polvo de nieve, tu sabes, 
A veces no soy confiable y mi corazón está encerrado 
ah ah ah ah 
Sin embargo quiero seguir protegiéndote ahh 

Si el polvo de nieve tiñe nuestros blancos corazones 
ah ah ah ah 
nuestra soledad será engullida y regresara al cielo

~Kona yuki / レミオロメン

 

 

Notas finales:

No hubo lemon, Miserere es un idiota peor que su padre Andybell pero apartando todo eso ¿Van a querer el especial de Halloween?


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